Microrrelato Nubes de Cristal

Hoy he perdido una vez más. Nuevamente, no he estado a la altura. Con ganas de abandonarlo, le vuelvo a decir a mi interior que solo es un golpe más. Pensándolo bien, de tantos que llevo encima, podría pasarme cualquier cosa y no me inmutaría en lo más mínimo.
Llevo varios meses pensándolo y hoy, finalmente frente al espejo veo la rabia en lo profundo de mis ojos, sin poder contenerse. Dentro de poco terminara de nuevo, pero ahora dudo si sabre comenzar una vez más. Creo que mi subconsciente no se ha dado cuenta de que estamos fuera del camino, alguien debe decirle como regresar.
Curiosamente, ella se da cuenta de lo que necesito. No creí que alguien lo comprendiera, pero sus respuestas son concisas y realmente sabe decir lo que necesito oír. Sé que otra vez intentara que no me lastime, pero es que lo único que me calma es hacerme daño. Lo único que me ayuda a no pensar es sufrir. Ella es mi amiga imaginaria, aunque tan real, y lucha cada día contra mis fantasmas. Procura protegerme, intenta con todas sus fuerzas rescatar mi cuerpo aplastado por los escombros que conforman mis sueños rotos. Su plan es reconstruirlos, no sé si lo lograra, no conozco los límites de su voluntad.
Mientras existo diariamente en la estructura de una vida tóxica, sufro una vez más por el esfuerzo que implica levantarme y mover mi alma anestesiada por todo mi mundo. Siempre digo que jamás me rendiré, sin embargo, me derrota otra vez la ansiedad. El desorden aprovecha para burlarse de mí, los sonidos de afuera ingresan sin ser escuchados. Los vicios que profeso me estafan de nuevo, premiándome con mi propia falta de talento, con mi impaciencia, con mis ilusiones.
Afuera todo es perfecto, en mi exterior el mundo se ve bien. Muy dentro me domina mi incompetencia, mi inseguridad, mi inconformidad. Sufro una vida contaminada por mi mismo. Mi mente me engaña, quitando la confianza y reemplazándola con la esquizofrenia que sufre mi corazón, dentro de un ataúd viviente al que llamo solemnemente "mi cuerpo".
Aún estando rodeado por todos ellos, no se donde comenzar a buscar y se que no viviré mucho tiempo más. Sin embargo, ella suelta mis fantasmas una vez más. Aunque le cueste lágrimas de cristal, vale la pena ver correr la sangre. Vale la pena ver que alguien se interesa por mi.