Suspenso No y no

Tema en 'Relatos' iniciado por Ruki V, 25 Octubre 2021.

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    Ruki V

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    No y no
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    Para todas las edades
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    Misterio/Suspenso
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    1
     
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    Aloh (?) Yo solo quería decir que aborrezco las ouijas y que espero que quien lea esto nunca nunca nunca NUNCA intente utilizar uno de estos tableros, esté hecho del material que sea, porque no son juguetes.


    Las hermanitas Margarita y Rosa tenían tirados en el suelo de su habitación una hoja de papel en blanco, plumones, una caja de cartón desarmada que sus padres planeaban tirar, unas tijeras y un pequeño vaso de plástico vacío.

    Margarita se recostó en el suelo, tomando uno de los plumones y la hoja de máquina para, primero, escribir todo el abecedario, desde la A hasta la Z, en dos filas levemente arqueadas.

    Debajo del abecedario, escribió después los números del 1 al 0, estos escritos en línea recta.

    Luego, escribió “Sí” en la esquina superior izquierda, y “No” en la esquina superior derecha.

    Finalmente, también escribió la palabra “Adiós” en la parte inferior central de aquella hoja.

    —¿No debería decir “Ouija”?— preguntó Rosa. —Arriba.

    —No, no es muy importante— respondió Margarita.

    Rosa se sentó junto a su hermana en el suelo, tomando otro de los plumones y usando el fondo del vaso de plástico para dibujar un círculo en una de las caras de la cajita de cartón.

    Alrededor de ese círculo, hizo su mejor esfuerzo para dibujar el puntero para usar la Ouija.

    En lo que lo recortaba, Margarita se acordó de algo y salió de la habitación por un momento.

    Cuando volvió, tenía una vela de plástico cuya luz se encendía gracias a una batería AAA.

    —Menos peligroso que una real— dijo Margarita. —Servirá.

    —Ni siquiera encontré los cerillos— se encogió de hombros Rosa.

    Una vez que finalizaron sus manualidades, las niñas se pusieron una a cada lado de la Ouija y colocaron sus dedos sobre el puntero, que a su vez colocaron casi al centro del “tablero”, sin que quedara sobre ninguna letra o número.

    —Espíritu presente en este cuarto— entonaron las hermanitas al unísono, como habían acordado antes que lo harían —¿nos darías por favor permiso de hablar un rato contigo?

    Pasaron apenas un par de segundos antes de que el puntero lentamente empezara a moverse hacia el “Sí”, cuando se oyeron zapatos de tacón dirigiéndose hacia la habitación.

    —¡¡Niñas!!— gritó su madre, haciendo que las pequeñas apartaran las manos del puntero.

    Entonces, la madre se tiró al suelo, tomó las tijeras, cortó el puntero de cartón a la mitad, lo dejó en el suelo para luego cortar la hoja de papel en siete tiras, sacó una botellita de agua bendita de su bolso, la vació encima del papel y el cartón, y finalmente encendió un cerillo que dejó caer encima del destrozado “tablero”, prendiéndolo en llamas azules que consumieron la Ouija sin quemar el suelo del cuarto, ni tampoco dañó a sus preciadas hijas.

    —¿Qué creen que hacían con eso? ¡Tienen ocho y seis años, niñas! No están listas.

    —Pero mamá— se quejó Rosa —Perla cumpliría 16 años el día de hoy.

    —Creímos que podría visitarnos como espíritu, porque era su cuarto— dijo Margarita.

    —Mis brujitas…— la madre suspiró. —Sé que extrañan a su hermana, pero ustedes son brujitas novatas e intentar hacer su propia Ouija ha sido extremadamente peligroso. No se atrevan a volver a intentarlo, ¿ha quedado claro?

    —Sí, mamá— dijo Rosa, cabizbaja.

    —... ¿El año que viene?— preguntó Margarita.

    La madre negó con la cabeza y mandó a sus hijas a estudiar los libros de hechicería que les correspondía de acuerdo a su edad, quedándose un momento a solas en la habitación. No dijo nada, pero había corrido hacia el cuarto porque escuchó a las niñas pedir permiso al espíritu para conversar, y al momento de hacerlas soltar el puntero se dio cuenta de lo cerca que estaba del “Sí”. No pudo evitar suspirar con tristeza ante la idea de que su hija Perla podría haber hablado con sus hermanas poco más de un año después de haber fallecido. Pero sabía que lo mejor había sido detenerlas, por si acaso se trataba de algún otro espíritu.

    “Perdóname, Perla” pensó la bruja. “Yo… no me he permitido ni pensar en hacerlo, y no puedo dejar que tus hermanas lo hagan… o, al menos, no aún. Tienen mucho por aprender.”

    Se fue de la habitación deseando que aquella segunda Ouija fuera la última que tuviera que destruir.


     
    Última edición: 8 Noviembre 2021
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    Firwe

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    El cuento comienza muy bien pero cae un poco cuando llegan estos diálogos que me parecen poco naturales, muy de anime que intenta contarte cosas mediante palabras y no mediante acciones. Me refiero a cuando llega la madre, me molesta que la información importante de esa secuencia nos llegue mediante sus diálogos; a saber: la edad de las niñas, la muerte de Perla y que la extrañan. El narrador podría contarnos esa información así no queda como un diálogo forzado y leemos a la madre de manera más natural, regañando y ya. Hacia el final el cuento vuelve a repuntar y cierra bien, aunque creo que a la última oración le falta una palabra.

    "Se fue de la habitación ¿esperando? que aquella segunda Ouija fuera la última que tuviera que destruir."

    De nuevo con el principio, describir la manualidad es lo que atrapa al lector, así que muchos puntos por eso.
     
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