CAPITULO 1 A pesar de tener los audífonos a todo volumen, aun escuchaba el ruido que generaba el motor del bus. Me observe las uñas, ya sin esmalte y suspire agotada. Eran las 5:53 AM y aun no estaba a mitad de camino, estaba completamente claro que llegaría tarde. Me estremecí. Probablemente le vería, tendría de nuevo los nervios a flor de piel y estaría estresada. Algo que se había transformado en costumbre desde la primera vez que le vi. Aunque ahora mantenía el control más fácilmente que la primera vez que le había visto. Suspire en el asiento y recordé mi primer encuentro con el tipo que me quitaba el sueño, aunque no mereciese siquiera soñar con él. Mi mejor amiga me comento que había un curso de francés presencial al que ella quiera inscribirse. Yo, que aun no estaba estudiando nada y no quería seguir en casa aburrida, creí que era una buena idea. Mi tía dejaría de hostigarme con preguntas y tendría algo en que ocupar la mente. A los dos días fuimos juntas a la sede a averiguar el costo del curso y los horarios. Mientras la recepcionista nos explicaba el modo de pago, yo evaluaba el lugar. Estaba sonriendo, pues Jesica había logrado contagiarme las ganas de estudiar con su infantil entusiasmo. María, la recepcionista, estaba anotándonos el número de cuenta del banco en donde podíamos depositar el dinero del primer modulo y fue en ese momento cuando él bajo por las escaleras. Sentí como Jesica me pisaba suavemente el pie bajo la mesa, para que lo viera. Cosa que no era necesaria pues yo ya estaba atrapada admirándole. Su cabello era negro y estaba casualmente despeinado. Cejas oscuras ligeramente arqueadas al final. Sus ojos azul cielo bordeados de espesas y largas pestañas oscuras, eran lo más hermoso que yo había visto. Su nariz tenía un pequeño quiebre al inicio que le hacía más masculino. Sus mejillas y mentón tenían una barba incipiente. A pesar de que era alto y de constitución delgada, no se veía desgarbado. Tenía pantalón negro, camisa manga larga azul, arremangada hasta los codos, los primeros botones de la camisa estaban abiertos, algo que muy probablemente era deliberado ya que se veía más sexy de esa manera. ¿Quién era él? Seguramente se sintió observado, ya que concentro su atención en nosotras. Yo, casi de manera inmediata puse de nuevo mi atención en María, pero ella había dejado de hablar al darse cuenta de que ninguna de nosotras le estábamos escuchando. Sentí mis mejillas enrojecer ¡Qué vergüenza! Jesica trato de disminuir nuestra incomodidad. -¿entonces iniciamos clase el próximo martes? Yo la mire agradecida, los nervios no me habían permitido decir nada. María había sonreído levemente, consciente del causante de nuestra distracción. -sí, este martes inician clases, en el folleto están los horarios, después de que paguen el modulo, tráiganme el recibo junto con dos fotografías para inscribirlas y darles los libros, ¿de acuerdo? Me miro expectante, obviamente esperando que yo respondiese. Yo asentí. Tenía la impresión de que él seguía allí. Levante ligeramente la vista del escritorio para buscarle, entonces se me acelero el corazón. Pues él seguía de pie a tan solo unos pasos de nosotras mirándonos. Al notar que le observaba se concentro en mí e inclino un poco la cabeza. -¿María ya te explico cuando finaliza el modulo y cuáles son los exámenes que se van realizar? Sentí mi pulso enloquecer, ¿Por qué tenía que preguntarme a mí? -No aun no me lo ha dicho, ¿Cuándo es que finaliza? Mire a María rogando porque ella me contestase, pero sonó el teléfono y ignorándome totalmente contesto. Maldita sea. Volví a mirarle y él me sonrió amablemente. Se sentó en un escritorio libre y me indico la silla al frente. Rígidamente me puse en pie, ¿era recepcionista? -¿Tienes en que apuntar? Yo apreté la correa de mi mochila. -Sí. Cuando tome asiento respire. Con lo torpe que yo era, había sido un milagro no caerme al suelo. Acomode la mochila en mi regazo y entonces me puse a pensar. No tenía ninguna razón para querer impresionarlo, cosa obviamente imposible porque, ¿que podía un hombre de probablemente unos 27 años ver interesante en una niña de 17? Tal vez tendría novia o algún rollo con alguien. Me estaba cohibiendo por nada. Sonríe para mis adentros, los nervios menguaron un poco. Saque un cuaderno de mi mochila junto con una pluma. Pero cuando abrí el cuaderno sentí que me cortaban la respiración de un golpe. En la hoja estaba el retrato de uno de mis actores favoritos, Robert Downey Jr. en lápiz. ¿Por qué había traído el cuaderno de bocetos? ¿No lo había perdido? Pase las hojas rápidamente y apoye mi pluma en el cuaderno como esperando que el dictara algo y le observe. El sonrío y miro el cuaderno interesado. Yo solo quería tirar el cuaderno a la basura. -¿Tu los hiciste? Yo le mire sin entender. -Los dibujos… ¿tú los hiciste? Al escuchar su profunda voz, note lo extraño de su acento, definitivamente era extranjero, ¿de qué país vendría? La voz de la razón me reprendió ¡Concéntrate! -sí, yo los hice. Respondí desconfiada. Jesica me hacia caras tratando de saber que era lo que él me estaba diciendo. Yo solo fruncí el ceño. -¿Puedo verlos? Si no es molestia. Lo frustrante era que yo no quería, pero no podía decir no. ¿Por qué tenía que estar en mi bolso? Con desesperación y la vista baja, regrese algunas hojas hasta donde estaban algunos dibujos y deslice el cuaderno hasta donde sus manos reposaban suavemente. Sentí bajar mi temperatura. El tomo el cuaderno y yo deje caer mis manos cerradas en puños bajo la mesa. Él deslizo sus largos dedos por las líneas de lápiz que conformaban el cabello. Entrecerró un poco los ojos y levanto la vista hacia mí. Extrañamente se me hizo un nudo en la garganta. -Dibujas hermoso, disculpa que me aleje un poco del tema, pero, ¿puedo ver otros retratos? Distraída por su halago, asentí tontamente. El paso hoja por hoja, retrato por retrato totalmente concentrado. Pasaron las caras de Jim Sturgess, Ralph Fiennes, Edward Norton, Jared Leto, Eric Bana, Ian Somerhalder y Leonardo DiCaprio. Actores, cantantes, todos ellos hermosos. Y entonces llego a la mitad del cuaderno donde había un retrato mío sin terminar. Había olvidado por completo ese dibujo, el me miro y luego miro mi retrato, se me apretó el pecho y le arrebate el cuaderno precipitadamente. El se sobresalto. -Es igual a ti y esta tan bien dibujado que parece una fotografía, ¿por qué no lo terminaste? ¿por qué no había arrancado esa hoja? sentía la humedad en mis ojos, estaba a punto de llorar ¿Por qué? ¿Por qué ahora?, entonces le mire y entendí. Tuve la repugnante sensación de ser cubierta por la misma suciedad y podredumbre de mi niñez. Veía lo hermoso que él era y yo, que de niña había vivido la depravación más sucia que había, había crecido tratando de ignorar el sentimiento de ser una persona que estaba podrida. Había actuado alegre, nunca había exigido nada a nadie, había mantenido mi fachada; gracias a que podía dibujar, porque cuando retrataba gente hermosa me sentía un poco más bella, más limpia. Pero cuando me había dibujado, mi mascara se había roto, recordé quien era y lo indigna que era de pensar que valía la pena. No había podido enterrar los recuerdos de lo que él me había hecho, de lo que ese hombre me había hecho. Al final había logrado quebrarme el espíritu, entendí que tal vez, estaba tan podrida como él. Aunque él ya no podía lastimarme, no pude volver a dibujar. Levante la viste hasta él, que al ver mi expresión se había levantado un poco del asiento preocupado, estirando tímidamente su mano hacia mí. Incline mi rostro a otra parte, no controlé lo que dije. -yo… es solo que…vera, no es que olvidara terminarlo, es que yo dibujaba gente hermosa, me dibuje solo… pues usted podría llamarlo curiosidad, el hecho es que cuando complete mi rostro me di cuenta que. Me sentí tonta, ¿qué estaba haciendo?, el pobre tipo debía estar pensando que tenia a una chica desequilibrada emocionalmente frente a él. –olvídelo, no tiene importancia, discúlpeme de verdad, regresando a lo que es importante ¿Cuándo es que finaliza el modulo? Él, desubicado volvió a sentarse, mientras yo sobaba las palmas de mis manos contra el jean, intentando calentarlas, como había podido permitirme recordar. Sentí la tibia mano de Jesica en mi brazo, la vi acuclillada a mi lado. -¿Qué pasa? Me miro preocupada. Luego lo miro a él de cierta manera, recriminatoria. Creía que el causante de mi repentina expresión aterrada había sido él. Lo cierto era que ella no podía saber que había ocurrido. Jamás le había explicado a Jesica, porque no la llevaba a mi casa, porque no conocía a mi madre y porque sentía tanto terror de quedarme sola con hombres. Yo no le decía nada y ella no preguntaba. Tal vez pensaba que algún día yo tomaría el valor, confiaría en ella y se lo diría. Eso nunca iba a ocurrir. -no pasa nada, tranquila, tonterías mías. Concentre mi atención en él de nuevo. - disculpe, me imagino que le asuste, es que no me gusta que la gente vea mis dibujos. Finalice mirándole apenada. Él, que me miraba preocupado no parecía tragarse lo que le había dicho, pero Jesica si, entonces se puso de pie. -bueno, entonces cuando salgamos ¿vamos por helado?, María me está dando el cronograma, no se demora, ¿vale? Mire a María, que gracias a dios no había visto la escena que había representado al lado. Le sonreí a Jesica. -Me parece genial, chocolate para mí. Ella se sentó de nuevo con María y yo me concentre en el. Sabía que él no creía que había sido una reacción cualquiera, eso no había sido una reacción normal. El corrió su silla más cerca de la mía y me miro totalmente serio. -Tus manos. Deslizo sus muñecas por el escritorio. ¿Qué pasaba con mis manos?, iba a preguntarle pero quede completamente helada cuando sentí la calidez de sus palmas en mi mano derecha. -Estas temblando. Dijo suavemente. Yo trague fuerte, pues el aguijonazo de repulsión a su contacto me asusto. Entendí que, incluso si el hombre que me tocaba era hermoso y me atraía, el pánico que sentía hacia su género seguía siendo el mismo. Quite mi helada mano de las suyas tibias y amables. Él me miro fijo tratando de descubrir que era lo que sucedía. -estoy bien, no es nada. Apreté mis manos. ¿Por qué no podía dejar de sentir miedo? El procuro cambiar el tema. -Bueno entremos en la información, ¿está bien? Yo asentí y el continuo. –mi nombre es vincent LeBlanc y soy el director de la academia, por lo que, si más adelante tienes alguna inquietud, puedes preguntarme tranquilamente. De seguro vio mi expresión de sorpresa al escuchar que él era el director. Pues una suave carcajada se le escapo, yo enrojecí. No era posible. Se veía demasiado joven. -entonces… mmm director? Él me miro interrogativo aun con la sonrisa en el rostro al escuchar mi duda, trate de sonar mas convencida. - perdón, director, ¿qué examen es el que se aplica? -en la última semana del modulo, se hace un examen tipo DELF, para clasificar que tanto sabes de lo que deberías, consta de 4 exámenes que son: producción oral, producción escrita, comprensión oral y comprensión escrita. Me relaje un poco, la tensión abandono mis hombros, y me concentre en el término que él había usado, me era desconocido, incline un poco mi cabeza. -¿Qué es el DELF? Vincent no me pidió que escribiera, tomo una hoja de su escritorio y con letra cursiva escribió fluidamente “diplôme d'études en langue française” -el DELF es un certificado que expide el Ministerio de Educación francés y que acredita el nivel en la lengua francesa de candidatos extranjeros de países no francófonos, por el grado de importancia que este examen tiene y que se realiza solo 2 veces al año, para que se familiaricen con el DELF, a la hora de evaluar los módulos aplicamos la misma metodología de evaluación de este examen. Anoto en la hoja las fechas en que se presentaba los exámenes DELF. -entonces 4 exámenes en 1. Suspire, ¿quién diría que esto sería un poco más complejo de lo pensado? El siguió explicándome mientras escribía rápidamente sobre el papel. -el modulo termina el 12 de marzo con el examen y el 13 se hace una corrección general y se entregan los resultados; se confirma quienes avanzan al siguiente modulo y se les entrega la fecha de inscripción, también a lo largo del año, esta academia ofrece actividades gratuitas, para que los estudiantes interactúen con la cultura francesa. Abrió un cajón y saco un folleto a color. -¿Qué tipo de actividades? El me ofreció el folleto. Era una exposición de arte que se realizaría en la sede en dos semanas. Esto era genial. Los trazos y las delicadas terminaciones en el cabello y los rostros eran perfectos. -¿supongo con que cuento con tu asistencia? Estaba sonriendo. ¡Él sabía que yo estaría interesada en esto! Por eso me lo había dado. Vincent definitivamente era alguien que notaba los pequeños detalles, con solo 10 minutos de conversación había sacado en conclusión mi gusto por el arte. Tal vez simplemente quería suavizar el ánimo. Pero esto era algo verdaderamente considerado. Sonreí, completamente tranquila ahora, era una buena persona, de seguro tendría que recordarme que él no era ninguna amenaza para mí. Pero podía confiar. -sí, de seguro que estaré ahí. Me puse de pie dando por finalizada la conversación. Extendí mi mano a modo de despedida y el también se puso en pie, sobrepasándome en estatura. -entonces, espero que si viene, disfrute de la exposición, que tenga un buen día, ¿señorita…? Extendió su mano hacia y me apretó con suavidad la mano. -ah! Perdón, soy Anna, fue un placer conocerlo director. Agite su mano un poco y le solté. -hasta luego Anna. Me embargo el alivio, su contacto justo en ese momento, no me produjo temor, solo una placida sensación de seguridad. Sonreí de nuevo y me dirigí a la salida. Agite mi mano a modo de despedida a María, ella sonrió. Jesica ya se había puesto en pie y había bajado las escaleras de la entrada, le alcance y recupere mi energía con el helado de chocolate pactado.
Wow! definitivamente wow, me has soprendio me gusto muchisimo. En un principio de la lectura me sentí muy comprometida con la historia ya que los sentimientos que expresaba Anna son muy parecidos a los que hoy en día yo ando sintiendo. Por lo mismo y por tu talento con la escritura debo confesar que me mastubiste expectante todo el tiempo con tu historia y la forma en que escribes...como fluye tu historia me encanto al igual que la delicadeza al escoger las palabras a utilizar. Lo único que puedo criticar es esta parte: El ya había visto sus gusto por dibujar y por consiguiente lo lógico seria pensar que alguien que guste de tal hobbie le guste también el arte o la pintura. Eso seria lo único que me molesto un poco, pero todo lo demás es excelente. Te felicito, bye y cuéntame cuando escribas algo mas, por favor!
¡hola! :) mirado la frase ahora, tienes toda la razón, es bastante obvio en el transcurso del capitulo, que, ella ama dibujar. tanto releerlo y borrar y volver a escribir me hizo pasar por alto esa parte. gracias por la critica, espero en los próximos capítulos que, aquellas cosas no se repitan y la historia continúe sin ningún "bache" por así decirlo ;) cuidate.
CAPITULO 2 Ahora me encontraba inscrita en algo que, a pesar de llevar poco tiempo asistiendo, me encantaba. Aun faltaba 4 días para la exposición, increíblemente ansiaba ver a Vincent entrar a la sede, pero el director tenía otras prioridades o tal vez no madrugaba. Mis clases eran solo de martes a jueves y de 6:00AM a 8:00AM. El madrugar era torturador, pero me daba la excusa perfecta para regresar hasta el mediodía a casa. Después de que salía de clases, cuando Jesica tenía algún compromiso que atender y me dejaba sola, iba al parque a observar discretamente a los ancianos alimentar a las palomas. No lo hacía por ninguna razón en especial, no sentía algo distinto al verles, simplemente me quedaba allí sentada en el césped durante 2 horas bebiendo te a la sombra de un árbol joven. Cuando la gran mayoría se marchaba, me levantaba del suelo, me limpiaba el pantalón y me iba a una librería pequeña que quedaba cruzando la calle en un local viejo y de repisas polvorientas. Leía sobre todo, desde historia del mundo, hasta novelas de todos los géneros; una que otra vez me gustaba tanto el libro que me lo llevaba a casa, cuando llegaba, sin dar un saludo de bienvenida de parte de nadie, ni recibir ninguno, entraba a mi habitación cerraba la puerta con llave y releía hasta que me daba hambre o me quedaba dormida. El médico ya me había regañado, este hábito de no tener hábito me dejaba en los huesos. Leía o escuchaba música sin parar y olvidaba comer. No era ningún tipo de anoréxica, para ser sincera nunca había estado obsesionada con mi figura. En general, no reparaba mucho en mi aspecto. Era verdad que no llegaba al punto de no bañarme o no usar un humectante de labios, que era una necesidad, la boca se me resecaba fácil y el dolor cuando se me partía la boca no me dejaba olvidar ese pequeñito brillo labial medicado. Pero jamás me había aplicado un rubor o algún polvo compacto. Todo mi dinero iba a esa pila de libros en mi habitación. Y eso estaba perfecto para mí, aunque Jesica se quejaba de que yo podría verme más linda si usase alguna vez sombras, después de que se daba cuenta de que yo solo sonreía y asentía sin opinar la mas mínima cosa a todas las razones que daba para el uso de maquillaje, se rendía y me llevaba a comer churros o galguerías. Detuve el bus y baje a la acera. Jesica ya estaba en la esquina de a tienda esperándome, su rostro mostraba el humor que tenia, me quite los audífonos y pare la reproducción de música. Suspire, Jesica espero hasta que estuve frente a ella. Aquí viene. -como puedes dejarme esperando aquí parada. Tenía las mejillas arreboladas. Me toque el borde de la camisa blanca holgada. -me acosté a dormir tarde y no coloque alarma, ¿por qué estas tan molesta si de todas formas vine? Ella me dio una palmada en el brazo. -llevo 30 minutos frente a esta tienda, con frio de mierda esperándote, imaginándome que no vendrías, sabes que por aquí no hay minutos, ¿Cómo iba a llamarte a confirmar que asistirías a clases, porque no me llamaste al menos a decirme que venias en camino? Puse cara de estar miserablemente arrepentida y Jesica solo se enojo más. -vamos jessi, perdón, sabes que no lo hago intencionadamente, jamás te dejaría soportando frio cruelmente, lo siento, ¿podemos ir caminando que ambas sabemos lo tarde que es, mientras buscamos algo de comer, no tuve tiempo de mirar en la nevera? Ella se giro sin decirme nada y comenzó a caminar, sonreí mientras daba una pequeña carrera alcanzándola. Llegamos a las 6:47 Am a clase. En la entrada me retire los mechones desordenados de cabello del rostro y me aplique mi labial humectante. Jesica simplemente entro a la sede. Mientras caminaba detrás de ella tratado de no hacer ruido choque ligeramente con la espalda de jessi. -porque te detienes, no podemos perder más tiempo, vamos tardísimo. Y entonces sentí vergüenza, el director estaba al final de las escaleras mirándonos serio. Trague fuerte. Vincent miro su reloj y elevo agraciadamente una de sus cejas. -estoy totalmente de acuerdo contigo, es “tardísimo”. Se acomodo las mangas de su camisa y continuo.- podrías decirme Anna, ¿porque están entrando a estas horas? -mi despertador se desprogramo, si ya no podemos entrar, le agradecería que excusara a Jesica, ella solo se quedo esperándome en el lugar de siempre para caminar juntas hasta aquí, no fue su culpa, por favor déjela entrar, yo me marchare. Jesica me miro arrepentida por su mal humor. -no tienes porque, ambas llegamos tarde juntas, las dos nos vamos, a menos que haya una sanción, ¿qué castigo debemos cumplir por esto director? Vincent paseo su mirada de Jesica a mí. -la verdad es que no hay ninguna sanción por llegar tarde, este curso es libre, claramente se le recomienda a un estudiante llegar temprano, son horas de su clase las que pierde, por favor pasen a su salón, Henry está explicando la actividad que van a realizar, cuando la clase termine necesito que no se vallan de inmediato, ustedes no escucharon lo que explique acerca de la exposición de este fin de semana ¿d’accord? Jesica y yo nos miramos aliviadas, Vincent sonrió. Todo había asido una broma. -oui Directeur. Dijimos al unísono. -pasen a su salón. Jesica se encamino de inmediato, yo me demore un poco y tímidamente me gire a verle. El me estaba mirando. -pardon par assister à la clase tard. Yo no quería decir eso, lo que realmente quería era saber si él iba a asistir a la exposición. -trata de que no se repita. Hablo dulcemente y me sentí tonta; asentí y entre a clase. La actividad fue fácil, el profesor Henry nos dio una rápida explicación de lo que nos habíamos perdido, lo que teníamos que hacer era leer el poema que él nos diera en francés, así vería como estamos con respecto a la pronunciación. Cuando me toco a mi sentí nervios de repente. Odiaba que la gente pusiera su atención en mí. -comienza Anna. El profesor me invito a ponerme de pie. Tome aire y dije: tu ne sais pas qu'il fait mal, que tu me tends la main, que tu veuilles m'aider pour ce, que tu désires me protéger, que tu veux être mon ami, parce que je n'ai pas de salut, parce que je n'ai pas de coeur , ne te préoccupe pas de moi, je suis déjà brisée. (no sabes que duele, que me tiendas la mano, que quieras ayudarme, que desees protegerme, que quieras ser mi amigo, porque yo no tengo salvación, porque no tengo corazón, no te preocupes por mí, yo ya estoy rota) Había apretado el pequeño librito, el poema me tenia fría, ¿así que era eso, yo ya estaba rota? Entonces note que el salón estaba en completo silencio y el pánico me entro. ¿Tan mal había leído? Cerré el librito y evalué la sala. Todos me miraban embelesados y el profesor sonrió a alguien tras de mí con orgullo. Mi gire un poco asustada. Vincent era una mezcla de sorpresa y de tristeza. ¿Qué había hecho? El profesor aplaudió y el resto de compañeros lo acompaño. -esa fue una muy buena lectura, ¿antes habías estudiado francés? Yo no podía dejar de mirar a Vincent. -nunca, pero se me facilitan los idiomas ¿Por qué? Vincent quito su mirada de mí y entonces verdaderamente me preocupe. -porque leíste perfectamente y con un sentimiento devastador, a todos se nos puso la piel de gallina. Vincent salió del salón dejando a todos confundidos, incluyéndome. -¿leí bien? El profesor asintió sonriente y me señalo mi puesto. La clase paso demasiado lento para mi, Jesica no paraba de felicitarme y yo solo quería salir de allí para ver si podía hablar con el director. Cuando dieron las 8:00 Am fui la primera en salir. Vincent estaba en su escritorio, concentrado en su portátil. Me senté incomoda, en lasilla del frente, tal vez estaba muy ocupado. Enfoco su mirada en mí. Me puse nerviosa. Pero me sentía eufórica, el miedo constante desaparecía cuando estaba en su presencia. Era tan refrescante. -disculpa, ya he acabado con este documento, con respecto a la exposición, se debe ir de traje, es a las 8:30 Pm, y se realizara aquí, yo junto con otras 4 personas seremos los encargados del evento, y pues…eso es todo, bueno, eso es lo que iba a informarles, yo…no ce muy bien…olvídalo. ¿Qué tanto piensas? -no, continúe director, ¿Qué iba a decir? Quiero saber, ¿Qué había pasado en el salón que lo tenía tan extraño, que había hecho? El miro el suelo. Entonces Niní, una de mis compañeras de clase, la única que no me agradaba se acerco al escritorio. -disculpe director pero necesito que me aclare una duda, ¿ya terminaron? Me miro despectivamente, wow la manera en que me observaba era amenazante, ¿Qué le pasaba a esta tonta? La miradita no paso desapercibida por Vincent. -no, aun no hemos terminado, te agradecería que te retiraras, hasta que finalice este asunto, es importante y por favor, no mires así a la gente da una muy mala impresión. La cara que Niní puso no tenia precio ojala Jesica estuviera viendo, apostaría lo que fuera a que debía estar partiéndose de la risa. Una risita sonó al fondo de la sala. Jesica se la estaba gozando. Me concentre de nuevo en Vincent, el tenia el entrecejo fruncido, ¿le había molestado lo que Niní había hecho? No, no debía empezar a darme ideas sola. Me estaba imaginando cosas. -¿director? El suavizo la expresión. -lo siento, bien, sé que no tiene nada que ver conmigo, pero el poema ¿sabías lo que estabas diciendo? ¡Ah! El poema. Eso era. Y ¿ahora qué? -sí, ya lo había leído antes, ¿Por qué hay algún problema con el poema? El entrecruzo las manos. -no es tanto el poema, ni la pronunciación del mismo, porque lo que hiciste fue perfecto, lo que quiero decir es que, cuando lo leíste, en verdad sentí que lo que decías, no era lo que estaba en el papel, parecía que lo decías tu misma de tu autoría, que lo que estabas diciendo era lo que sentías, tu…simplemente no sé, ¿Por qué nunca sé lo que está pasando contigo? No sé si te agrada estar aquí. Se recostó en la silla con el rostro cansado. El estaba preocupado por mí. Pero si eramos prácticamente indiferentes. Y aún así me sentía feliz porque se preocupaba por mi y triste porque solo estaba perdiendo el tiempo preocupándose innecesariamente. ¿Qué podía hacer? Mas importante aun ¿que podía responder?
CAPITULO 3 -yo…de verdad estoy feliz de estar aquí, me encanta el idioma y el profesor es bueno, disculpe si le eh causado problemas, no era realmente mi intención. -no causas problemas, eres básicamente la mejor estudiante que Henry a tenido, a lo que me refiero es… no tengo la menor idea de cómo decirlo, hay varias cosas que quiero saber, pero no sé cómo darme a entender. Suspiro y se paso las manos por el rostro. La mayoría de estudiantes se había marchado, solo quedaba Jesica que había decidido dejarme hablar a solas con Vincent y el profesor que calificaba exámenes de su otra clase. -¿Qué es lo que no entiende acerca de mi? Solo soy otra estudiante, todo el mundo tiene problemas, usted ha de tener también los suyos y yo no me quedo atrás. Entonces Vincent me miro completamente serio. -es cierto, todo el mundo tiene problemas, pero nunca he visto a nadie con tu mirada. La respiración se me quedo atrapada en el pecho. -¿Qué tiene mi mirada? Sus ojos azules parecieron oscurecerse. -se ve tan triste y vacía, cuando te miro a los ojos solo veo desesperanza, ¿Por qué alguien de tu edad tiene esa clase de mirada? Me puse en pie, no podía decirle, porque él no debía saber, ¿Qué podría hacer?, no podía borrarme la memoria y yo no quería su lastima. -no sé de que está hablando, pero ya es tarde y tengo asuntos que atender, muchas gracias por su tiempo, que tenga un buen día Director. Me coloque la mochila en el hombro. -si sabes de qué estoy hablando, no quiero ser entrometido y tampoco quiero quitarte tiempo, pero… -eso es exactamente lo que está haciendo, me tengo que ir. El corazón se me fue al piso ¿Cómo pude decir eso? La manera en que me miro en ese momento hizo que se me hiciera un nudo en la garganta. -si es así, lo lamento mucho, no la retendré mas, que tenga una buena tarde. Vincent se giro y subió por las escaleras sin dirigirme la mirada. Las lagrimas se desbordaron por mi rostro, ¿Por qué había hecho eso? El no había sido grosero, solo estaba preocupado. Probablemente jamás volvería a dirigirme la palabra. Cuando salí de la sede y vi a Jesica se me escaparon los hipidos ahogados. ¿Cómo podía darle la cara después de lo que le había dicho? Aunque sabía que jamás seriamos amigos, ya ni siquiera tendría sus buenos días o su saludo de bienvenida en la exposición. -¿pero que te paso, que sucede Anna? Tenía el pecho tan oprimido que no era capaz de hablar, me sentía terriblemente ahogada.-tranquila, respira, vamos trata de respirar, llora lo que quieras pero trata de respirar. Otros 3 compañeros se pararon alrededor. Todos ellos hombres. -¿Qué le paso? No miraba a nadie, las lágrimas me habían nublado la visión. Me encogí aterrada cuando sentí la mano de uno de ellos en mi espalda y me abrase más a Jesica. -apártense, déjenla respirar, no es nada grave yo me la voy llevando, nos vemos en la exposición, ¿vale? Entonces Jesica me susurro. -cálmate, ellos ya se alejaron, vamos caminando, no quieres que Vincent te vea, esto tiene que ver con él, ¿cierto? Asentí mientras volvía a llorar con fuerza. Después de caminar 2 cuadras con llanto y con la gente mirándonos preocupados, las lágrimas pararon. Seguí hipando durante unos minutos más. Jesica me detuvo. -ahora dime ¿Qué fue lo que paso? No podía decirle la verdad completa. De nuevo tenía que mentirle a ella. -metí la pata y hasta el fondo, no sé porque pero fui muy grosera, básicamente le dije metido ¿puedes creer que le dije metido al director? Jesica tenía la boca abierta. -¿al director? Tenía los ojos desorbitados. -sí. Dije como si fuese una sentencia de muerte. -¿pero porque? tú no eres agresiva sin razón. Apreté mis manos en puños, lo siento mucho jessi, por verte la cara cada que te miento. -nada, solo me estaba felicitando por el poema y yo simplemente le trate mal, no sé qué es lo que me esta pasado jessi, yo no soy así, tal vez sea estrés, pero eso no me da el derecho de ofender a la gente. -está bien, todo el mundo se equivoca, ¿pero le pediste disculpas, porque saliste llorando? -no tuve ocasión, el solo se disculpo por ser según lo que yo dije, un entrometido y se marcho, no sabes la manera en que me miro jessi, se veía tan triste y decepcionado, que me sentí miserable, no creo que me vuelva a dirigir la palabra. Jesica suspiro pensativa. -no creo que sea tan grave, tu lo ves irreversible porque eres una niña, los adultos no toman rencor tan fácilmente, el va a estar en la exposición y tu vas a disculparte allí, ¿vale? Era una idea genial y funcionaria, si yo no fuera tan cobarde. Escasamente era capaz de hablarle, ahora sabiendo que estaba descontento conmigo, no me saldrían las palabras cuando le viera. Aun así asentí al plan de jessi. -tienes razón, en la exposición me disculpare con él. Ese día Jesica y yo acordamos encontrarnos a la mañana siguiente en el centro comercial, necesitábamos ropa adecuada para la exposición. Jesica logro convencerme de que usara algo de maquillaje, todo porque Vincent volviera a ser amable. Al llegar a casa aun tenia los audífonos a todo volumen, por lo que, cuando me tomaron del brazo con fuerza casi se me sale el corazón. Me giraron con violencia. Era samantha, mi prima. La veía gesticular, pero solo cuando me quite los audífonos deliberadamente lento supe que era lo que me decía. -…esta no es tu casa, solo te veo entrar y salir a vagabundear, no me interesa que mierdas haces, por mi bien puedes estar durmiendo con la ciudad entera, pero aquí, por lo menos ayudaras a ordenar la casa, nunca te veo hacer nada en agradecimiento de que te demos de comer y un techo bajo el que dormir… -samatha ¡cállate! Mi tía Sofía miraba roja de ira a mi prima, ella no obedeció. -¿Por qué no puedo decirle lo que pienso, decirle que es un estorbo, que no sé quién diablos se cree que es para que no haga nada… la bofetada resonó en la sala de estar. Asustada vi a mi tío Carlos bajar el brazo después del impacto. -no puedes decirle lo que piensas a una persona si no la conoces, ni sabes su historia, acabas de demostrarme lo inmadura y irrespetuosa que eres Samantha, ya has hecho lo suficiente, puedes subir a tu habitación. Samantha miro con ojos llenos de lágrimas a sus padres para luego mirarme con odio a mí. Subió las escaleras corriendo. Mi tía se giro con pena hacía mi. -de verdad lamento todo esto Anna, ella no sabe lo que dice. Mi tío suspiro. -aun así, desde cuando se volvo tan ofensiva, ella siempre ha sido una niña muy dulce. Estaban siendo muy duros con ella. -yo creo que samantha tiene razón, usted cuidan de mí y yo no aporto nada, en verdad siento que las cosas se hallan transformado en esto, lo mejor será que regrese con la abuela. Mi tía me tomo del brazo. -Anna, tu abuela ya no puede cuidar de ti, ella necesita que la cuiden y nosotros no queremos que te vayas, Samantha está en la adolescencia sabes que en esa etapa todo les disgusta, y para aclarar una cosa nosotros no te mantenemos, tus padres pagan tu manutención, lo sabes. Lentamente me embargo el resentimiento, si, era completamente cierto, ellos pagaban todo lo que me ponía y lo que me comía, pero los que en verdad se preocupaban por mi eran esas dos personas paradas frente a mi avergonzadas. La culpabilidad que mi madre tenia no la dejaba verme a la cara y mi padre no soportaba recordar lo ocurrido, por lo que la manera en me veían y me trataban me convenció de alejarme, no podía vivir con ninguno de los dos. Fue en ese momento en que encontré a mis protectores, el hermano de mi padre y su esposa me habían dado lo más parecido a un hogar. Samantha aunque no me tratase, era para mí como mi hermana menor. Porque casi no veía a mis verdaderos hermanos, Sebastián quien vivía en el exterior y era el que llamaba regularmente a preguntar por mi era al que yo mas quería; Liam que era el mayor de los tres vivía en otra ciudad y casi no trataba conmigo, sabía que el tenia hijas pero nunca me había dejado visitarlas. Yo sabía que era lo que ponía a Samantha tan agresiva, ella sentía que le quitaba la atención de sus padres y aunque esa jamás había sido mi intención, tenía razones suficientes para detestarme. -sí, ellos me mantienen, ¿pero dime en donde están?, es casi como si estuviesen muertos tía, jamás los veo, ¿de que me sirve este dinero si no siento aprecio por quienes me lo dan? Ustedes son mi familia y Samantha es la persona más importante, ella ahora necesita de su atención y protección, ustedes ya no tienen de que protegerme, lo peor que podría pasarme ya lo viví, yo no importo, su hija es quien debe ser lo más importante, con que me dejen vivir aquí es más que suficiente para mí. Tía Sofía empezó a llorar y la tristeza en los ojos de mi tío Carlos me hizo entender el porqué me dejaban vivir aquí. Ellos sentían pena por lo que me habían hecho, les dolía mi miedo diario a la gente y creían que si vivía aquí lo deshecho de mi alma se redimiría. Esperaban algo imposible y me sentí culpable de sus esperanzas, porque sabía que algún día entenderían que eran vanas. -siento mucho todo esto, en verdad lo siento, mañana tratare de explicarle las cosas a Samantha, ¿de acuerdo? Mi tío se irguió aterrado. -no tienes porque hacerlo, sabemos lo que significa para ti hablar de lo ocurrido, déjala estar ella abandonara su enojo pronto. Me sentí agradecida. -no, ella no dejara su enojo amenos que le explique las cosas o me marche, la situación puede empeorar, las personas pueden guardar mucho tiempo el rencor y eso solo cansa, yo lo sé de primera mano, que tengan buena noche, mañana saldré de compras, la exposición de las que les hable es dentro de poco, hasta mañana. Mi tía se dejo caer al suelo entre hipidos, mientras que el tío Carlos me deseaba buenos sueños. Cosa que funciono, no tuve ninguna pesadilla.
CAPITULO 4 Suspire completa y avasalladoramente agotada, Jesica me había arrastrado por todo el centro comercial, para al final, comprar el primer vestido que habíamos visto. -¿entiendes que hemos desperdiciado dos horas de vida buscando ropa? Jesica me miro como si acabase de profanar la tumba de su familia. -¿por qué diablos eres tan poco femenina? Y ahí venia toda la cháchara acerca del arreglo personal, puse cara de pocos amigos y Jesica detuvo su perorata. Aun así, sonrió dulcemente y con suficiencia. -no hemos perdido el tiempo, mientras visitábamos todos los almacenes, vi el vestido perfecto para ti, junto con unos tacones de muerte. Me reí. -si son de más de 5Cm si van a ser de muerte… para mis pies. Jesica no se rio del chiste y puso sus brazos en jarras. -no son muy altos, y tú con tacones te has de ver espectacular, ven conmigo, se que incluso para tu monótono estilo va a ser hechizante este vestido. Y así fue, llevaba 10 minutos en el vestidor y aun no podía dejar de mirarme. El insistente toque en la puerta me obligo a abrirle a jessi. -deja de molestar, me tienes de los nervios. Pero jessi no respondió nada, una sonrisa radiante se extendió por su rostro. -si fuera un chico caería rendido a tus pies, definitivamente soy la mejor, ¿vas a negarlo? Entorne los ojos con sarcasmo mientras Jesica seguía caminando a mi alrededor. -si eres la mejor, ¿ya me puedo cambiar? -no, aun falta ver cómo queda con los tacones. Jesica pidió a la encargada algo y la señora se fue rápidamente al mostrador. Las zapatillas eran una obra de arte. A pesar de ser aterradoramente altos, eran cerrados, se podría decir que era un diseño bastante sencillo, pero la manera en que unos hilillos rojo oscuro en forma de enredadera trepaban por la punta del tacón hasta el talón del zapato, haciendo intrincadas formas le daba un toque elegante y vanguardista. Eran perfectos. Y congeniaban con el vestido. El vestido de color borgoña llegaba hasta la 4 dedos arriba de la rodilla. El escote estilo corazón no era muy pronunciado, para ser exactos era discreto. Y las mangas eran de 3 cm de ancho. Tenía una faja delicada de tela más oscura que enmarcaba mis pechos, desde donde el vestido caía libremente, no tenía muchos volantes. Me encantaba. La dependienta sonreí igual de deslumbrada que Jesica, quien era felicitada por una de las empleadas del local. -entonces ¿nos lo llevamos? ¿Acaso se había vuelto loca? Eso era obvio. -definitivamente eres la mejor, por supuesto que nos lo llevamos. Jessi salto encantada. Cuando entre de nuevo en el vistiere, sonreí emocionada, nunca me había visto tan bella. Era una lástima que tuviera que esperar hasta el domingo para ponérmelo. Cuando Sali de nuevo con mi pantalón negro de vestir y mi blusa blanca, Jesica me dio las bolsas con las compras. Las empleadas nos despidieron sonrientes. -no puedo creer lo increíblemente guapa que te veías y ¡ni siquiera tenias maquillaje ni el cabello arreglado! Si el director no acepta tus disculpas por el simple hecho de que estas arrepentida, contigo vestida así no vas a tener que decir nada para que te perdone. Bufe. -no exageres, incluso si descrestara a todo el mundo en la exposición, el director es francés, ya te puedes imaginar la cantidad de bellezas aterradoramente superiores a mí que abra visto, es mayor que yo como por 10 años y aunque él se vea de 21, yo solo soy una niñita a comparación con las novias que habrá tenido, si es que se es suertuda y a un no sé a casado, no me hagas ilusiones, hay que ser realistas, no tengo oportunidad y… ¿Quién carajos te ha dicho que yo aspiro a algo con el director? Jesica empezó a reírse. -con lo que acabo de escuchar me lo has confirmado, deja de ser pesimista, te veías hermosa vestida así, él de una o de otra manera lo ha de notar, puedes ser considerablemente joven en comparación con él, pero no eres una niña Anna. -bueno ya, dejémonos de tonterías, dijiste que mi cabello necesitaba ayuda urgentemente, a mi me parece que no está mal. Jessi me miro como si fuera ridícula. -no está mal, para ser sincera tu cabello es bellísimo, es brillante, es abundante y esa variedad de castaños es increíble, pero tu corte es muy común, no le da forma a tu cabello, hay que cambiar eso. -bien, bien, como sea maestra. -¿Aun dudas de mi buen gusto? -sabes que jamás lo haría. Recibí un golpe en el brazo a cambio de mi sarcasmo. El sábado paso rápidamente, y no pude encontrar el momento adecuado para hablar con Samantha, ni el valor. Mis tíos se sorprendieron al ver mi cabello más corto que la última vez, siempre lo había llevado en los hombros, ahora me quedaba al final de la nuca y con capas cortas desde la altura de las cejas. El corte había sido decisión mía, en contra de todo pronóstico dictado por Jesica, que no estaba de acuerdo con el estilo de corte, me había quedado genial. Incluso ella había querido cortárselo de esa manera, pero el estilista le había dicho que a su rostro tan fino le iba mejor el cabello largo. El domingo me había despertado con el estomago lleno de nervios, no pude comer por temor a devolverlo todo. ¿Qué si el director no aceptaba mis disculpas, o si yo no era capaz de decirle nada y hacia algo estúpido como desmallarme? A las 6:30 PM tome un taxi con la ropa de la exposición y otras cosas hacia la casa de Jesica. A las 8:27 PM Jesica se daba sus últimos toques de labial frente al espejo. Me había arreglado a mí primero y al final se había jactado de nuevo de ser la mejor asesora de imagen del mundo. Con mi cabello recogido de manera casual, dejando un poco sueltos algunos mechones, me sentía fantástica. Eso me daba algo de valor. Valor que se esfumo en cuanto puse el tacón en el remodelado salón de la recepción. No se parecía a la sede a la que asistía en las mañanas. La mayoría de las miradas se posaron en nosotras, pero al cabo de unos segundos quedaron centradas en mí. Trague el nudo de pánico, cuando Lucas, uno de mis compañeros del curso, se acerco a saludar. Cuando dijo hola vi la obvia intención que el tenia de dar el común beso en la mejilla, por lo que antes de que se acercara demasiado extendí la mano lo más despreocupadamente posible. El sin rendirse en el intento de ser encantador, se inclino y beso mi mano. El asco, casi me hace arrebatarle mi mano. Sentía que me estaba poniendo verde. Por lo que lo despedí rápidamente y entre a ver algunas pinturas en la pared del fondo. Mientras caminaba escuchaba los cuchicheos de las mujeres, y los piropos susurrados de algunos chicos, asentí a una que otra sonrisa y al llegar al solitario salón respire tranquila. Jesica se había separado de mi, seguramente a ver en donde se encontraba Vincent. La misión de disculpa se había convertido en un tema de gran importancia para ella y yo no sabía si reírme de la tontería o preocuparme de los extremos que podía llegar a tomar jessi, porque en verdad era aterrador cuando ella se metía algo entre ceja y ceja. Deje de divagar cuando vislumbre a Vincent al otro lado del salón en traje observándome. Se veía asfixiantemente hermoso. ¿En verdad estaba mirándome? Resistí el impulso de mirar alrededor para cerciorarme. Entonces llego Niní tratando de reclamar algo de atención. Me sentí frustrada. ¿En dónde demonios iba a pedirle disculpas? No podía hacerlo frente a todos los invitados, que ascendían a la suma de 200, sería demasiado vergonzoso. Entonces me reprendí de nuevo. ¿Acaso no había planeado venir aquí principalmente por la exposición? Eso era lo que iba a hacer, ver la vía de expresión más bella que había en el mundo. La cantidad delirante de pinturas de paisajes y retratos era abrumadora. Tantos sentimientos a conglomerados en una habitación era algo sorprendente. Me detuve frente a la pintura de un niño en una canoa mirando al rio. Se veía tan extasiado allí, que casi podía sentir el agua humedeciendo mis dedos. La artista que había hecho todo esto era increíble. Había cuadros abstractos. Cubismo y surrealismo. Entonces entendí que no eran de la misma mujer, las firmas en el extremo inferior derecho variaban. Me sentía volar, siempre había querido asistir a una exposición de arte y ahora que estaba en una, no podía de la emoción. Cada cuadro me inundaba de sensaciones y sentimientos, todos ellos la representación del alma de cada artista. Era sublime. -un poco aburrido ¿cierto? Me crispe de terror mientras me giraba a ver a un tipo completamente desconocido para mí. -¿disculpe? El tipo sonrió, pero eso solo me hizo entrar en pánico, este hombre no tenía buenas intenciones o solo lo estaba juzgando mal por tener los mismos ojos asquerosos de John. -no creí encontrar nada interesante que ver aquí, pero por lo que noto me equivoque, me alegro de haber venido, mi nombre es Alex, te importaría si te invito a una copa, yo pago obviamente. Me aleje de su proximidad. -no, gracias, no le conozco. El tipo sonrió. -eso, dulzura, se puede arreglar. Me tomo del brazo de manera agresiva. -eh dicho que no, suélteme por favor. No sabía si gritar pidiendo ayuda, ¿de verdad necesitaba ayuda o solo iba a causar un revuelo innecesario? Mientras trataba de soltarme, deje de escuchar lo que ese tipo me decía y sentí que era transportada de nuevo al oscuro sótano de mi casa, atrapada en el colchón rodeado de su rancio olor a cerveza y sudor, tratando de quitarme sus manos de encima. Llore pidiendo Auxilio: por favor alguien que me ayude, ¡mama ayúdame! Por favor sácame de aquí. De pronto sentí que la presión en mi brazo disminuía y me sentí desvanecer en un lugar tranquilo y cómodo. No supe cuanto estuve desmayada, pero fue la suavidad con que me pasaban un pañuelo por la frente lo que me despertó. ¿Dónde estaba y porque me sentía tan tranquila, de verdad estaba a salvo? -hey calma, no te levantes aun, puedes caerte. Abrí los ojos desorbitados de miedo cuando escuche la voz de un hombre. Cuando enfoque mi vista en el, me sentí caer al suelo, las piernas no habían soportado mi peso. Vincent me atrapo a medio camino contra el piso. -cálmate, te juro que no te hare daño, te dije que no te pusieras en pie aun, estas débil, la fiebre que tienes aun no a disminuido, por favor para de temblar, no te hare nada. La suplica me hizo reaccionar, cuando me mire las manos comprobé que lo que había dicho era cierto, temblaban sin control y no tenían color. Entonces entendí, que él me había ayudado. El me había traído de vuelta de esa cueva oscura bajo tierra en la que había soportado cosas que había jurado no volver a recordar. -no llores por favor. No controle lo que hice después, me abrase a él tan desesperadamente que el correspondió el abrazo y me cubrió con su calor y tranquilidad mientras yo seguía llorando y él seguía diciéndome que parara de hacerlo, que estaba a salvo. No recuerdo cuanto tiempo estuve acurrucada entre sus brazos. Cuando los hipidos se detuvieron, tomo mi mentón y elevo mi rostro, que probablemente era un desastre, a la altura del suyo y me limpio las lágrimas restantes. -¿mejor? Asentí, mientras mi sentido común regresaba. Aunque era una situación extraña tenía que disculparme. Carraspee sentía la garganta apretada. -yo…quería decirle que lo siento mucho. El me miro confundido y entonces sus enormes ojos azules se opacaron con tristeza. -está bien, no importa. -no tengo muy claro, pero me desmalle y… ¿tú me ayudaste? El suspiro agotado. -vi el rostro que tenias cuando ese tipo se acerco a ti, estabas aterrada antes siquiera de que te tocara, pensé que tal vez sería algún conocido desagradable y cuando iba hacia ti y ese hombre te apretó el brazo en verdad me asuste. Sentí que un temblor me sacudió el cuerpo, si él no me hubiese visto ¿Qué habría pasado? -ese tipo, cuando yo… bueno ¿Qué hizo? -pues el salón se lleno de gente y a él lo sacaron de la exposición, dijo que no iba a hacerte nada, que solo te estaba invitando unas copas, tu amiga Jesica, dijo que solo era que no habías comido nada y que había sido anemia la razón de tu desmallo, yo te traje aquí al salón de enfermería. Me sentí enrojecer. -¿tú me cargaste hasta aquí, cuánto tiempo llevo dormida? El sonrió y el corazón se me acelero. Arrastro una silla hasta la camilla y se sentó frente a mí. -tranquila, agradece que tu vestido no era como el de la mayoría de las chicas aquí, porque habría sido un verdadero problema, la exposición continuo, abajo solo quedan algunos artistas, son las 3 de la madrugada, aun puedes ver algunas pinturas si te apetece. Aun roja de vergüenza sonreí, si definitivamente bajaría a mirar las pinturas que no había podido apreciar. - me encantaría, hay por aquí algún par de tenis, tiemblo de pensar en ponerme esos zapatos. Dije aburrida. Vincent soltó una carcajada. -me temo que no, no creo que importe si bajas descalza. Cuando iba a bajarme de la camilla el me detuvo. Estaba completamente serio. ¿Cómo lograba transmitirme tanta tranquilidad? -Anna, puedes confiar en mí, podrías explicarme que es lo que pasa, en verdad me importa que es lo que sucede ¿alguien te hace daño? Porque Si es así, me hare cargo del asunto sin que nadie se entere si tu lo deseas. Me entraron ganas de lanzar todo y de gritar ¿Por qué quieres saber? no puedes ayudarme. Ayuda fue lo que necesite tiempo atrás. Ahora no hay nada que salvar. El me miro totalmente embargado por la tristeza y supe que iba a decirle todo, aunque fuera algo innecesario. -no quiero tu lastima, de verdad que no la quiero, si tu manera de tratarme cambia, no volveré a dirigirte la palabra y por último, Jesica no se debe enterar. El me miro preocupado. -¿Jesica no sabe? Creí que…la manera en que ella manejo tu desmallo, estaba terriblemente preocupada, pero hizo que todos te dieran espacio. Me sentí miserable. -supongo que algo se imaginara, pero yo no le digo nada y ella no pregunta, es algo que le agradezco, ¿puedes cerrar la puerta? El se puso de pie y con suavidad aseguro la entrada, volvió hasta mí y se sentó. -bien, fue hace unos años, es solo que aun no lo olvido, no creo poder olvidarlo para ser sincera, mis padres discutían demasiado, se separaron cuando yo tenía 10 años y yo me fui a vivir con mi madre, tengo dos hermanos mayores, Liam se quedo con papa, Sebastián y yo fuimos con mama, al año mi madre conoció a alguien, el era amable conmigo y con mi hermano, invitaba todo el tiempo a cenar a mi madre y se gano el cariño de los tres, las cosas fueron bien el se mudo a vivir con nosotros, ayudaba a sostenernos. Apreté la sabana de la camilla en mis manos, ya no estaba encerrada en el sótano, tenía que recodármelo. Vincent tomo una de mis manos y la apretó con suavidad. Sonreí triste.-cuando cumplí 13 años, John perdió su trabajo, se volvió amargado y empezó a beber, no golpeaba a mi mama, pero a veces reñía con mi hermano, que en ese momento tenía 20 y quería independizarse, fue un viernes en la noche, mama aun trabajaba y mi hermano había salido con algunas chicas sin pedirle permiso a mi mama. Sentí opresión en el pecho y volví asentir sus manos quitándome mis jeans rosa.-el de nuevo estaba borracho, irrumpió en mi habitación y me tomo de los brazos, recuerdo que dijo: te voy a enseñar algo divertido, ven con papi John, el te enseñara. Después todo fue borroso, me arrastro escaleras abajo al primer piso, yo no sabía que en la casa había un sótano, seguro mama no había querido que jugara ahí, me lanzo a algo que parecía un colchón, pero que olía a humedad y entonces vi junto al colchón una caja con muchas fotografías mías, ropa que yo creí haber lanzado a la basura, sentí más miedo que al principio…él se bajo el pantalón y luego… -para…no hables mas, está bien no sigas. Vincet se puso de pie y lanzo la silla contra la pared, brinque ante el ruido sordo de la silla impactar. Le vi caminar de un lado a otro mientras se pasaba los dedos por el cabello con violencia. Me baje de la camilla y camine hasta el. Detuvo su vaivén cuando sintió mis manos en sus hombros. -detente, está bien eso ya paso, lo único que me molesta ahora es el terror que le tengo a tu genero. El mi miro deshecho. Y entonces se me estrecho el corazón cuando le vi llorar. -¿Cómo pudo hacerlo? Eras una niña, ¿ese malnacido infeliz esta muerto? dime que esta muerto. Me asuste, su rostro estaba lleno de ira, pero las lagrimas seguían bajando. ¿Por qué lloraba? no fue su culpa lo que ocurrió. -no, esta tras las rejas, mi hermano fue detenido también, cuando llego a casa y me encontró sola en el sótano se volvió loco, encontró a John bebiendo en una tienda, lo golpeo tanto que dejo su rostro irreconocible, lo liberaron unos días después al saberse lo que había ocurrido. Sonreí restándole importancia. -no tienes que sonreír, no es necesario. Me atrapo entre sus brazos y sentí que era el lugar más seguro en la tierra. Pero sorpresivamente puso distancia.-lo lamento, olvide lo que dijiste, ¿te asuste? Me sentí incompleta con su lejanía. -eso es lo curioso mon Directeur, usted no me asusta. El me miro confundido, el deslizar de las lágrimas por sus mejillas se detuvo. -¿no te asusto? Me encogí de hombros. -no, por el contrario su presencia me tranquiliza. -¿Por qué crees que es? Sonreí. Se estaba sintiendo menospreciado como hombre. Yo era la que me sentía menospreciada como mujer. -tal vez porque creo que no me ves como mujer o porque el aire a tu alrededor no es agresivo, eres alguien que expulsa protección, creo. El entrecerró los ojos y me miro de pies a cabeza. Sentí mariposas en el estomago. -no es que no te vea como mujer, se lo bella e interesante que eres, pero también sé que eres una de mis estudiantes, me alegra saber que no te causo temor, me encantaría que de ahora en adelante me tengas en cuenta si necesitas alguien con quien hablar o necesitas ayuda con algún imbécil pesado, ¿está bien? ¿Porque sentía que se había distanciado de mi? -está bien, muchas gracias por todo, perdone las molestias. El negó con la cabeza. -perdóname por hacerte recordar cosas tan horribles. Se giro y comenzó su camino hacia la puerta. Yo en un impulso le alcance y le jale hacia mí. -¿Qué sucede? Yo me estire en la punta de los pies y le di un beso en la mejilla. -no pasa nada, muchas gracias. Me incline y tome mis tacones acomodados al lado de la puerta y baje rápidamente las escaleras. ¡qué vergüenza! Pero no me arrepentía. Si no estaba equivocada, probablemente me estaba enamorando de él.