Título: No me dejaste morirForo: Fanfics sobre Harry PotterFandom: Harry PotterTipo: Long-fic Resumen: El caos y la destrucción de familias está a flor de piel con el régimen del más malvado: Voldemort. Varios alumnos de Hogwarts han perdido a algún familiar pero una persona lo está pasando peor que las demás y decide hacer una locura.Clasificación: Fiction Rated T (13+) Pareja: Draco Malfoy/ Hermione Granger y otros... Cantidad de palabras: 875 + título Advertencias: Spoilers de varios libros (sobre todo del sexto) Género: Drama / Tragedia / AmorNo me dejaste morirCapítulo 1: Poner fin a mi tortura Voldemort había regresado y ya nadie podía negarlo. Los días cada vez eran más oscuros y siniestros. Para muchos alumnos en Hogwarts, esos días eran de desesperación, de anhelo porque llegara el correo y saber que sus familiares estaban sanos y salvos. Algunos días, El Profeta daba la mala noticia a algún alumno y estos regresaban a Hogwarts después del funeral de su familiar o simplemente no regresaba. El trío de oro era consciente de la situación, pero uno de sus miembros fue más consciente que los otros dos un día de Noviembre. El viento y el agua nieve, azotaba el castillo ferozmente; los terrenos eran una trampa mortal para aquel que pisara la tierra; los pasillos eran refrigeradores gigantes y todos los alumnos tenían que vestir muchas prendas de abrigo, y aun así, seguían tiritando como hierba al antojo del viento. La noticia llegó como un jarro de agua fría y el destinatario fue Hermione Granger. Voldemort había dado caza a sus padres, aunque no lo sabía en un principio, hasta que Bellatrix lo informó llena de júbilo. Hermione fue informada por el director Dumbledore y gracia a la red flu privada del despacho del director, los dos se encaminaron al lugar del fallecimiento y para preparar el funeral. Ella estaba destrozada y se recriminaba no haberlos podido ayudar. Cuando volvió a los tres días, Ron y Harry corrieron a consolarla, pero Hermione parecía relativamente confortada. Había sido un duro golpe en su vida pero intentaba ser fuerte, superar la adversidad y sobretodo, ayudar a Harry en todo lo que pudiera para derrotar al Señor Oscuro << Eso es lo que más importa ahora, Harry>> repetía una y otra ver Hermione cada vez que Harry preguntaba si se encontraba bien con esa situación. Lo que ni Ron ni Harry podrían imaginarse es que, detrás de esa fachada de determinación, se encontraba una Hermione débil, llena de dudas y malos pensamientos. Recriminación por no haber hecho nada de ayuda. Aunque ella no quería suponer un obstáculo para sus amigos, su subconsciente traicionero le espetaba que no llegaría muy lejos, que lo mejor era dejar este mundo y encontrar a sus padres para disculparse. Ese subconsciente era peor que el mismísimo Voldemort y hacía que Hermione se consumiera más y más. La desesperación y la tristeza la comían por dentro, hasta que llegó el punto en que pensó de verdad lo que su subconsciente le gritaba.Esa noche, a altas horas de la madrugada, entró furtivamente en el dormitorio de los chicos, robó la capa de invisibilidad de Harry y se encaminó sollozando hacia el baño de los prefectos.Llegó al baño y entró sigilosamente. Echó varias ojeadas para comprobar que se encontraba sola. Las tripas se le revolvieron al pensar en esa “soledad”. Se quitó la capa y se acurrucó en una esquina del baño. No se percató de que una persona la espiaba escondido en un armario cercano, una persona que se encontraba en ese mismo baño momentos antes, y que maldecía su suerte por no poder culminar la misión que Voldemort le había encomendado. Esa persona era Draco Mafloy. Se asustó mucho cuando oyó el ruido que hacía la puerta al abrirse, por eso se escondió, pero nunca imaginó que se alegraría tanto de ver a la sangre sucia tan hundida. Ella se encontraba encogida en un rincón muy visible desde su posición. Hermione se frotaba con las manos los ojos hinchados de tanto llorar empeorando su situación. Temblaba de arriba abajo. La visión de Draco era placentera, una sonrisa se dibujaba poco a poco en su rostro, pero de un plumazo se borró: Hermione había conjurado un cuchillo. Colocó temblorosamente el cuchillo sobre su muñeca izquierda. Draco por una vez en su vida sintió cómo el estómago se le encogía. Él siempre había deseado ver sufrir a Granger, pero ahora que era su oportunidad se arrepentía de sus pensamientos. ¿Dejaría morir a la sangre sucia de esa manera?Hermione presionó el cuchillo y lo deslizó a trompicones por sus venas. La sangre no tardó en hacer acto de presencia, impregnando su cuerpo, su ropa y el suelo con su color rojo oscuro y el aire con ese olor a óxido. Comenzó a marearse a perder el conocimiento. El dolor que ella sentía ahora era casi placentero porque sabía que dentro de poco se encontraría al lado de sus padres, pidiéndoles perdón. Apremió a deslizar el cuchillo por la otra muñeca. Ahora sí que su cuerpo se convulsionaba y se encogía aún más, hasta que el único movimiento visible fue el correr de un río de sangre. Draco no podía apartar sus ojos de esa bola humana, esa carne encogida en el rincón manchado de sangre. Salió a toda prisa y corrió, corrió con todas sus fueras sin saber qué hacer. ¿La dejaba morir? ¿La tenía que ayudar? ¿Debía alegrarse de que dejara de existir?***Una media hora después, Hermione era llevada al hospital San Mungo en estado crítico, pero recuperable. Severus Snape había sellado sus heridas con un hechizo sanador. —Creí que odiabas a la sabelotodo —afirmó más que preguntó Snape a Draco con su voz profunda.—Yo también lo creía.Fueron las últimas palabras de Draco ese día tan horrible.
WOWOWOWOWOWOWOWOW conti contii! Dime que hay un segundo capítulo secuela de este, por dios xD me encanto, hay tensión a cada paso que se va leyendo, y que Hermione se quisiera suicidar y que justo Draco, alguien impensable, estuviera ahí y por un segundo se compadeciera, fue espectacular. <3 igual creo que a Draco le falto un poco más de escena previa de ver a Hermione.
Cortarse las venas no permite una muerte tan rápida realmente, la cantidad de sangre que sale no es tanta como para que de un momento a otro te sientas así. Si las cortas de la manera adecuada, o sea: para que funcioné, tu fuerza no es suficiente para cortar la siguiente después de un tiempo. En eso existe un error de creencia, por lo tanto, de idea. Por otra parte existen unos errores de dedo: "gracia a la red flu", que sería gracias y otros dos que no anoté. Te recomendaría separar los párrafos, por cierto. Sobre la historia, me parece buena. Lograste darnos a entender el cómo se sentía Hermione para que decidiera acabar con su vida y un vistazo rápido a Draco, pero siento que le faltó más. Tratar un suicidio, de todas formas, siempre es difícil. Yo no quiero dar muchos datos de cómo así que no las hago =P
¡Hola! y primero ante todo, gracias por comentar. Si os digo la verdad, no me informé mucho sobre un suicidio cortándose las venas (un fallo muy gordo por mi parte) por eso lo imaginé de esa manera, algo muy trágico, porque sinceramente, lo es. Y ahora os dejo con el segundo capítulo. Capítulo 2: Días después... La noche que pasó Hermione en San Mungo, el hospital mágico de Londres, fue inquieta. No dejó de soñar con sangre derramada por el suelo, visiones borrosas de un cuarto de baño y una cabellera rubia que huía hacia lo que parecía una salida. Despertó sobresaltada y adolorida. Sus muñecas estaban vendadas y sentía un escozor fuera de lo normal. Comenzó a recordar el día anterior — o por lo menos eso creía ella —-, y el temblor se apoderó de su cuerpo. A los pocos segundos, tres medimagos la estaban sujetando en brazos y piernas y otro de ellos le inyectaba un tranquilizante potente. Hermione recobraba el control de su cuerpo, pero se sentía ida. —¿Dónde estoy?—preguntó embobada observando su alrededor—. Esto no es Hogwarts. —Recuerda el colegio. Es buena señal. Oyó esas palabras pero no sabía quien las había pronunciado. Uno e ellos volvió a preguntar. —Señorita Granger, ¿sabe usted lo que ocurrió? Ahora, gracias al efecto del tranquilizante, pudo contestar sin que el miedo la invadiera. —Recuerdo… —se miró las muñecas—, a mis padres… —hizo otra pausa— muertos. Unas pequeñas lágrimas furtivas comenzaron a derramarse por las comisuras de sus ojos chocolateados. Una medimaga palmeó su mano en señal de apoyo. Era muy joven, casi tendría unos pocos años más que Hermione. Conocía el historial de su paciente y comprendía perfectamente por lo que estaba pasando: Voldemort también había destrozado a su familia. Sus abuelos murieron a manos de los secuaces del Señor Oscuro. Hermione clavó su mirada llorosa en los ojos verdes profundos de la medimaga. Ésta apretó fuerte su mano contra la de la castaña. —Luego, mi vida… no sé… quiero terminar con él —todos los presentes sabían a quién se refería—, pero… no tengo fuerzas. Quiero reunirme con mis padres. La voz de Hermione sonaba estrangulada por el llanto que intentaba controlar. Un nudo en la garganta le impedía seguir hablando. —¿Quieres algo de comer? —preguntó la de los ojos verdes. —Por ahora, sólo quiero evadirme de la realidad. Hermione cerró los ojos quedándose profundamente dormida al instante. La medimaga sonrió dulcemente y salió de la estancia. Mientras, en Hogwarts… Un chico rubio no lograba conciliar el sueño ni una noche. Se recriminaba el preocuparse por la sangre sucia. Grabado en sus retinas se encontraba una Granger destrozada, una chica bañada en sangre. El ojigris no podía apartar de su mente esa escena tan brutal, tan repugnante. Cada día la odiaba más, con más profundidad, porque había logrado que él, el gran Draco Malfoy, se preocupara por una impura. Muchas veces estuvo tentado de preguntarle a Snape por su salud, pero quedaría expuesto a la burla y la vergüenza. Intentaba acercarse disimuladamente a la comadreja y el cara rajada para conseguir información pero, inevitablemente, comenzaban una disputa, donde Granger siempre era el tema de burla. Luego, la imagen de ella destrozada hacía que la garganta de Draco se estrujara con tal dolor que tenía que agarrarla para no terminar gritando. Dos días después, caminaba cabizbajo sumido en sus pensamientos mientras se dirigía hacia en Gran Comendor. Un gran alboroto llegó a sus oídos. Aumentó la velocidad por la curiosidad y vislumbró las sonrisas radiantes de los Gryffindors. Inmediatamente, frunció el ceño y gruñó dirigiéndose a su mesa. Un Slytherin no podía ser feliz al ver a un Gryffindor alegre. Logró escuchar algo como "recuperada" y "Ha abierto los ojos". Draco, mientras se sentaba en su mesa, puso más atención a la conversación: la comadreja gritaba feliz que Granger había despertado y se iba recuperando poco a poco. Draco sintió como un gran peso se alejaba de su estómago y el embotamiento del cerebro desaparecía. Una pequeña sonrisa asomó a sus labios y fue advertida por Pansy. —¿De qué te ríes? ¿Acaso te gusta que la sangre sucia esté mejor? —preguntó Pansy recelosa ya que Draco no la atendía como antes. Ahora pasaba olímpicamente de ella. —¿Cómo crees que me puedo alegrar de eso? —contestó el rubio volviendo a la Tierra—. Sólo me alegro de que falte poco para que vuelva. Así volveré a torturarla. Sonrió fríamente, dándole a entender a Pansy que deseaba hundirla, aunque, interiormente, Draco se arrepentía de sus palabras. —Dentro de una semana, Hermione estará aquí con nosotros. Gritó eufórico Ron Weasley alegrándose por la pronta recuperación de su amiga, amiga… y algo más, aunque él, no lo admitiera.
D: asdf corto demasiado corto! Te vi una errata de dedo donde en vez de "de" te comiste la d. Por lo demás espectacular, pero me hubiera gustado más larguito xD... Mira, pese a que fue un fallo el tema de cortarse las venas, tampoco una persona no va buscando por la vida informarse de esas cosas, tu error lo veo común y bastante humano... No se puede el bashing pero odio a Pansy xD *guiño*, creo que este fic se va a traer algo bueno tipo un enamoramiento que no va a suceder de un día para el otro sino que va a evolucionar gradualmente, espero :D
Es normal, no todos están tan tocados como yo. Lo digo no por experiencia propia, nunca me corté las venas, pero necesitaba saber cómo se hacía correctamente. Claro que para este tipo de temática siempre debes de tocarla cuidadosamente e investigar para no errarle. Vi un par de cosas: No es del todo correcto usarlo, queda a tu decisión pero la palabra 'ojigris' no existe. Y aparte de eso, los guiones: Me alegro que los sepas usar casi correctamente, pero te falta algo: La separación entre palabras ;). En el foro de Herramientas para escritores vienen más ejemplos. Me gustó el capítulo, sobre todo la parte de Draco. Pansy me cae bien~, depende mucho del escritor el cómo la maneje, dado lo poco que conocemos realmente de ella, pero me cae muchísimo mejor que Ginny.
Debería de permitirse el bashin con Ginny, se lo merece. Yo nunca me corte las venas tampoco, pero si me he intentado matar por otro medio, creo que cuando lo use le daré mi guía si la erra en esa también xD.
Muchas gracias por las correciones. Cuando encuentre ese "de" al que le fgalta la d lo cambio. Gracias Pami, porque lo de los guiones nunca me ha quedado claro y ha sido muy útil leer ese post ^^ Este capítulo ha sido cortito pero el que os traigo es más larguito. Es uno de los que más me gusta porque ahí va una OC. Okita ¿Estás diciendo que piensas cortarte las venas? No sé que te pasó para llegar a intentar quitarte la vida, pero te digo una cosa: nada ¡nada! en el mundo puede más que tú. Y después de mi positividad innata, os traigo el nuevo capítulo. Espero que lo disfrutéis. Capítulo 3: Cheryl Hermione despertó una vez más en esa habitación blanca y bonita. Las livianas cortinas dejaban entrar la cálida luz anaranjada del atardecer. Se mecían lentamente con la suave brisa del viento. La habitación estaba iluminada levemente pero la castaña pudo observar que había alguien a su lado. Sentada en una mullida y cómoda butaca estaba la medimaga de ojos verdes que recordaba de hacía unas horas. Se encontraba profundamente dormida. Su lacio pelo, recogido en un moño con una pluma, caía desordenado en sus hombros y en su cara. Tenía la boca entreabierta y de ella salía un pequeña silbido susurrante. Hermione no quería despertarla pero un sonoro gruñido de su estómago hizo que la de ojos verdes se despertara sobresaltada. —No me he dormido… Le dijo a no se sabe quién porque miraba de un lado a otro. Su pecho subir y bajaba aceleradamente al ritmo de su respiración hasta que se controló observando que sólo estaba ellas dos en la habitación. — Perdone, señorita Granger. ¿Hace mucho que está despierta? A Hermione le sonaba extraño que la trataran de usted y menos una persona tan joven. Ya se había percatado de que estaba en el hospital. La chica debía tener sólo unos cuantos años más que la castaña, pero dedujo que, por culpa de la guerra, muchos estudiantes de Medimagia debían ayudar en San Mungo. El estrés acumulado a su espalda se había notado cuando había despertado de esa manera. La tenían bajo presión. —Me acabo de despertar. No le diré a nadie que estabas dormida si me llamas Hermione. Por favor. La morena la observó con una sonrisa tímida en los labios. Gracias, susurró. — Supongo que estoy en San Mungo. No era una pregunta, era una afirmación. Parecía que ya era más consciente de la barbaridad que había hecho hacía unos días. — Sí—contestó la medimaga— Llegaste muy mal, te faltaba mucha sangre pero pudimos recuperarte pronto. Desde ese día, soy la encargada de tus cuidados, cualquier cosa que necesites sólo tienes que pedírmela. Hermione se sentía incomoda con esa situación. Le recordaba aquella chica a un elfo doméstico. Ella podía valerse por sí sola, pero tenía una pewgunta más. — ¿Cómo te llamas?— preguntó con voz débil aún recostada en la cama. —Perdón, que torpe no haberme presentado aún—. Se dio una palmada en la frente—. Mi nombre es Bennett Cheryl, pero aquí todo el mundo me llama Cherry. Parecía que no le gustaba el mote que sus compañeros de trabajo le había impuesto. La verdad es que la cara de Cheryl parecía una pequeña cereza cuando se recogía un moño. Y su sonrojo, el cual a Hermione no se le había pasado por alto, le daba tonalidad de cereza. —Cheryl está bien. Hermione y Cheryl sonrieron dulcemente. La castaña se incorporó poco a poco y logró sentarse con éxito en la cama. —Ahora, Cheryl, si eres tan amable, ¿podrías decirme dónde está el comedor del hospital?— comentó Hermione como quien no quiere la cosa levantándose de la cama. —Ah no,no,no. Yo soy tu cuidadora— Cheryl se levantó corriendo y le metió los pies de nuevo en la cama—. No puedes salir de ésta habitación. Hermione había tratado de evitar esa situación pero no lo había logrado. No le gustaba que hicieran nada por ella, era muy independiente, aunque le reconfortaba que alguien se preocupara por ella en ese lugar tan solitario. —Si no quieres que me despidan — dijo Cheryl sarcásticamente haciendo sonreír a la castaña—, quédate aquí leyendo las cartas que te han enviado un tal Ronald Weasley y el gran Harry Potter mientras yo voy a por algo de comer. Cheryl se acercó a un mueblecito situado debajo de la ventana, abrió un cajón y sacó un montón de cartas unidas con una cuerdecita. Se las entregó a Hermione y salió por la puerta no sin advertirle que descansara. Cuando la medimaga dejó el lugar, la de ojos chocolateados comenzó a leer las cartas con anhelo. Necesitaba saber sobre la única familia que le quedaba. Ese pensamiento hizo que el corazón se le estrujara como un papel en la mano de una persona furiosa. Abrió la primera carta, era de Harry. Hola Hermione: Hace dos días que te fuiste y todavía no has despertado. Dumbledore nos tiene informados de tu situación todos los días, pero no nos deja ir a visitarte. Siempre nos dice que estarás pronto aquí con nosotros, metidos en alguna aventura nueva. Y de verdad espero que vengas pronto porque hay una cosa… y Ron me está volviendo loco… no me cree y creo que tú si lo harías. No quiero comentártelo por carta, cualquiera podría leerla y sería un desastre. Sé que pronto estarás con nosotros y podré contártelo todo, pero de momento, descansa y cuidate. Harry Hermione quedó pensativa con esa carta tan misteriosa. Seguro que Harry tenía algo entre manos pero debía ser muy importante para que no se lo contara. Pensó si Cheryl habría leído la carta, pero se la había dado cerrada, así que era imposible. Cogió una nueva carta, esta vez era de Ron. La carta estaba escrita en un pergamino muy sucio y parecía que había vertido agua en él, como queriendo borrar algunas palabras o párrafos. Hermione: Espero que cuando leas esta carta ya estés bien y lista para venir a Hogwarts. No sabes lo —aquí había un borrón de tinta enorme— difícil que se me está haciendo no tener tus apuntes para copiarme. McGonagall me amenaza con suspenderme y Snape… bueno de él ni te hablo. Harry y yo siempre estamos hablando de cuando volverás y Dumbledore nos dice que pronto pero que sabrá este chif —otro borron—. Vuelve pronto Ron Hermione había arrugado los bordes de la carta por el enfado. Ron sólo quería que estuviera allí para que le dejara copiarse sus apuntes. No le importa si llegaba hecha un vegetal o le importaría mucho si cuando llegara no supiera nada, hubiera perdido la memoria por el shock. Tiró la carta hacia un lado con fuerza y se cruzó de brazos. Él la ponía histérica. Ya sabía que Ron le gustaba, pero era tan infantil, tan idiota. Cheryl entró con una bandeja llena de comida y bebida. Podrían comer ellas dos o incluso dos personas más si querían con todo lo que traía. —Hermione —dijo poniéndose colorada por la cercanía que obtenía diciendo ese nombre—, no te enfades ni hagas fuerzas con las manos o los puntos se abrirán. La medimaga se había percatado del papel tirado en el suelo y de que la castaña estaba enfadada. —Ron es idiota. No le importa si muero o no. —No digas eso. A todo el mundo le afecta cuando un ser querido le falta. ¿Puedo?— preguntó extendiendo su mano para coger la carta. Hermione asitió y Cheryl comenzó a leer. —Bueno, no parece tan grave, se ve que te echa de menos, pero le cuesta reconocerlo. La castaña la miró asombrada ¿Cómo podía averiguar eso en una carta tan pequeña? Por lo que se veía, Cheryl era muy observadora. — Esta mañana llegó esta—sacó una carta muy pequeña de su bolsillo y se la entregó a Hermione— Casi la tiran los de correos porque no sabían exactamente para quien era. En el pequeño sobre sólo ponía un H.G. Cheryl había averiguado que era para ella. Lo abrió y encontró una carta con una única palabra escrita. Recupérate — ¿Y bien? ¿Es de alguien que conozcas? —Ni idea—contestó Hermione confusa. Un nuevo gruñido de estómago, hizo que olvidaran la carta y comieran las dos hasta la saciedad.