Autora: LacrymosA Título: No más Fandom: Hakuouki Hekketsuroku Personajes principales: Sanosuke Harada & Shiranui Kyou Nota: Lo publiqué en otro foro. No más Shiranui miró con suma seriedad a Sanosuke, a esas alturas no sabía si la tregua que habían hecho seguía rigiendo, no sabía si volvían a ser enemigos y no podía decidir con rapidez si debía acabar con el sufrimiento del otro o simplemente marcharse y dejarlo así. Tras meditarlo un poco más decidió quedarse. Si bien él era un demonio, sabía que no podía abandonarlo y dejarlo morir solo como un perro. Así que se sentó a su lado. Sanosuke no se percataba de la presencia de Shiranui, estaba muy débil como para notarlo. Su cuerpo recostado a espaldas de un gran árbol temblaba, comenzaba a sentir frío y sus ojos iban perdiendo poco a poco la visibilidad. Sentía un punzante dolor en la zona derecha de su abdomen. Su mano ensangrentada trataba de detener la hemorragia de la herida, pero era imposible. La noche había llegado a su punto máximo, la brisa nocturna mecía sus cabellos y acariciaba sus rostros. El silencio los inundaba, solo la respiración forzada y entrecortada del miembro del Shinsengumi se escuchaba, algunos gemidos de dolor acompañados de susurros casi inaudibles. El frío cada vez se hacía más pronunciado. Sanosuke, como pudo, giró lentamente su rostro encontrándose con el de Shiranui, quien mantenía su vista al frente, inexpresivo. No lo comprendía, ¿qué hacía él ahí? Sus únicos encuentros siempre eran violentos, no hacían más que luchar a muerte para imponer su fuerza y dejar en claro quién era el mejor. Además, él se quería llevar a Chizuru junto con el cruel de Kazama. —Ya pagué mi deuda… por Koufu… Shiranui no respondió de inmediato, estiró sus brazos hacia atrás y se apoyó en ellos. Mirando al cielo sonrió fingiendo indignación por lo escuchado. —Hmp, eres bastante insolente para ser un humano de baja clase. —Todo se acabó… —Cierto… ¿Qué harás ahora? Sanosuke volvió a bajar la mirada, su rostro fue cubierto por su cabello. ¿Qué haría? En esas condiciones, no mucho. Sabía perfectamente que de esa no saldría, en esa circunstancia no tendría escapatoria. ¡Qué triste final! Morir ahí, lejos de sus seres queridos, sin poder verlos por última vez, le destrozaba el corazón. No volvería a ver el angelical rostro de Chizuru. No volvería a escuchar las carcajadas de Heisuke, los regaños de Hijikata y las extrañas bromas de Souji. No volvería a apreciar la seriedad de Saito, la amabilidad de Kondo. No volverá a… —Es verdad —recordó—. Necesito ir rápidamente a Aizu… Sh-Shinpachi debe estar… esperándome. … no volverá a ver a Shinpachi. Su fiel compañero Shinpachi, con quien compartió grandes momentos. Jamás olvidaría sus idas con él a Shimabara, sus quejas, sus carcajadas, las grandes peleas que se armaban en las calles junto con Heisuke también. Pensar que ya no estarían su lado. Sin embargo, hizo lo que tenía que hacer. Protegió a los suyos y eso era lo más importante. Shiranui lo miró de reojo. No sabía si sentía pena por él o qué pero, sus ojos no expresaban enemistad. Es decir, ¿qué podía hacer por Sanosuke? Nada, aunque quisiera. O quizá, hablarle hasta que no recibiera respuestas de su parte. —Bien, será mejor que te apures, así sentado no lograrás nada. Habló Shiranui, mientras se ponía de pie, dándole la espalda. Esperó contestación, pero no la recibió. —Harada. ¡Oi, Harada! Se volteó para verlo: su cuerpo había dejado de temblar, la mano que estaba sobre la herida yacía en el suelo y no escuchaba su respiración. No recibiría una respuesta, no más. Fin--------------
Erika. Me has matado. Este es uno de los más bellos que has escrito. Dicen que cuando estás al borde de la muerte pasa yu vida por tus ojos... Esto es lo que le estaba pasando a Sanosuke. Ahí, desagrandose y muriendo, aún pensaba en rescatar a los suyos. En protegerlos. Y también pensaba en lo mucho que los extrañaría y lo mucho que estaban perdiendo. Asffd. Es hermoso.