Saint Seiya No Estas Solo Esta Navidad (GyomeiXSanemi)

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por AMMU TEIKOKU YUDAINA, 5 Noviembre 2025 a las 1:43 PM.

Cargando...
  1.  
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    469
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    No Estas Solo Esta Navidad (GyomeiXSanemi)
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    1474
    A veces, las persona tienden a odiar cierta festividades.

    Prefiriendo no festejarlas.

    Ignorando que existen.

    ¿Los motivos?

    Pero, ¿Por que juzgarlos?

    Si no conoces que ocurrió, para que decidieran encerrarse y evitar algo que para los demás es normal y feliz.

    Solo, tal vez para comprenderlos y entenderlos, necesites no juzgarlos en primer lugar.

    Un especial de navidad, para todos aquellos que se sienten solos en estas fechas.

    Los personaje de Kimetsu No Yaiba, le pertenecen a su respectiva creadora Koyoharu Gotouge, lo mío es la historia.

    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Capítulo 1 (Guarda Silencio)​

    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    -Entonces, ya está todo listo-

    -Sí, ya se confirmaron las asistencias de todos-

    -¡¡¡¿DE VERDAD?!!! ¡¡¡QUE EMOCIÓN!!!- En ese momento la joven mujer de cabellos rosas con puntas verdes, se fija en la lista que sostiene su compañera de moño de mariposa –Oh, pero aquí faltan Sanemi y Gyomei- Su tono de preocupación y decepción no se hizo esperar –No me digan, ¿Qué no les avisaron?- Se dirige hacia los demás integrantes del equipo.

    -Tránquela Mitsuri, claro que les dijimos sobre la fiesta- Un hombre con mascarilla blanca, la cual cubre su boca, habla para calmarla –Pero respondieron que no podrían asistir- Ante aquellas palabras, la peli rosa se queda sorprendida, llevando sus manos en forma de puño delante de su pecho, reflejando una enorme angustia en sus acciones -¿Qué? Pero, ¿Por qué?- Claro que necesita saber por qué esos compañeros no quieren ir a la reunión navideña que tendrán.

    Es allí que otro hombre de cabellos plateados y tatuajes llamativos en el rostro, se hace integra a la conversación –Gyomei, me dijo que su religión no le permite celebrar navidad- Habla despreocupando, dándose la vuelta estando aun sentado en su silla, mientras mostrando una enorme sonrisa de confianza.

    Es allí que la mujer de cabellos morados, asiente –Si, igual me lo dijo. Se disculpó por no poder participar- Mientras habla termina esbozando una linda y dulce sonrisa -Pero nos podio que la pasáramos bien-

    Esto tranquiliza a la mujer de trenzas –Entiendo…- Aun así eso no evita que baje un poco la mirada -No será lo mismo sin él. Pero…- Es allí que vuelve a retomar su preocupación inicial y se gira para ver a los demás -¿Y Sanemi que dijo?- Espera paciente por la respuesta.

    Es allí que un hombre de cabellos cual fuego y una sonrisa muy expresiva, llevando los brazos cruzados delante de su pecho, para hablar fuerte y claro –¡¡¡ÉL NO LO DIJO!!!-

    Aquello deja aún más desconcertada a la peli rosa -¿Qué?- Casi parece lloriquear.

    -Yo intenté preguntarle, pero me termino gritando y casi me clava un lápiz en el ojo- Otro joven hombre de cabellos azabaches y de coleta baja, poseyendo una apariencia bastante distante, contribuyo a la conversación.

    -Eso es porque te odia- La peli morada no tardo en aprovechar la oportunidad.

    -A mí nadie me odia, Shinobu- Su contestación monótona deja en evidencia su desinterés al asunto, casi como si fuera parte de una costumbre entre ambos.

    Mitsuri, solo termina suspirando, para poner una cara larga y triste –Pero… ¿Por qué no querría ir? ¿Acaso no le agradamos?- Su preocupación es evidente –Organice esta fiesta navideña para que todos nos divirtiéramos y celebráramos bonito- Se termina decepcionando al ver que dos de sus compañeros se vuelvan a apartar.

    Comprende por completo el tema de Gyomei, pues por sus creencias no podía participar y se respeta, pero el peliblanco no ha dado explicación alguna, y eso la decepciona.

    Claro que el hombre con cubre bocas, no le agrada verla así de triste, aunque sea un asunto de poca importancia, cualquier cosa que la haga sentir aunque fuera un poquito mal, le provoca querer regresarle su sonrisa lo antes posible.

    Con cuidado y de forma discreta le pide con la mirada que lo sigua lejos del bullicio y risas de sus compañeros, los cuales claramente son ajenos a muchas cosas que el pelinegro y bajo hombre conoce.

    En cuanto lograron estar fuera de la oficina.

    -Mitsuri, no te lo tomes a mal. Es solo que a Sanemi no le gustan estas fechas- Le termina confesando un poco de lo que ya sabe.

    Claro que esto deja más desconcertada a la peli rosa -¿Qué? Pero…- Esto la hace parpadear varias por la confusión -¿Por qué no le gustarían celebrarlas?- Simplemente la joven no lo entiende -Si estas fechas son las más lindas y hermosas de todas- Claro que se nota, que ella ha sido una mujer muy amada y querida por su familia, sus padres siempre le han dado mucho amor y cariño tanto ella como a su hermanito. Así que no conoce otra forma de ver el mundo –Pasar tiempo con tus amigos, tu familia, la persona que amas- Se sonroja con cada palabra que menciona, sonriendo emocionada, con los ojos brillantes -Comer deliciosos postres, comprar regalos, pensar en esas personas para dárselos y envolverlos, escuchar música festiva y…- Está más que evidente que este es su sueño cumplido de cada año, a lo que está acostumbrada.

    Desde luego, que verla así de entusiasmada y feliz, hace que su corazón lata y suspire de felicidad por verla siendo ella misma. Sin embargo, debe detenerla y explicarle algunos motivos –No para todos es así, Mitsuri- Niega con la cabeza, pues también esta época lo hace recordar a su propia familia, la cual lo hizo odia tanto la vida.

    Escuchar aquellas palabras, la hace reaccionar rápidamente –Iguro… Eso lo… Sé- Termina bajando la cabeza, dándose cuenta que compartir algo de su vida hermosa familia, puede traerle dolor a otros –Lo siento…- Se disculpa, pensando que ha tocado una fibra sensible en él.

    Sin embargo, este rápido niega con la cabeza, para acercarse a ella, tocando su hombro para llamar su atención –No, no te disculpes. Yo no he pensado en eso- En ese momento, se da cuenta de que la está tocando, y rápido desvía la mirada, verla y tenerla tan cerca siempre lo hace sentirse nervioso y sonrojado –Pero, también es en cierta forma el caso de Sanemi- Su tono de voz se vuelve suave y un tanto triste.

    Esto deja más impactada a la peli rosa -¿A él también…?- Piensa que tiene una familia igual de abusiva que el pelinegro.

    Iguro, simplemente suspira, para mirarla de nueva cuenta, con seriedad y comprensión –No te puedo decir más, solo que… A Sanemi, estas fechas no le hacen para nada feliz- Es todo lo que logra compartirle.

    Después de todo, y aunque la ama con todo su corazón, la información que tiene es una muy sensible, y que solo pudo saber por la confianza y cercanía que posee con el hombre de cabellos blancos. Ambos son mejores amigos, que han pasado por terribles situaciones bastantes similares, aunque cada uno lo ha sobrellevado de la mejor manera posible.

    Claro que la peli rosa quiere saber más, y pensar en alguna manera de animar a Sanemi, pero entiende que debe rendirse ante ello. Ya que su compañero siempre se ha comportado distante con ellos; bien podría ser su manera de protegerse, todos los hacemos de alguna manera.

    Suspira y asiente con una sonrisa de derrota –Bien, pero creo que de igual forma…- Se queda pensativa, y rápido cambia sus ideas -Podría darle un regalo cuando regresemos de vacaciones, para animarlo- Ella siempre viéndole el lado positivo de las cosas, mostrándose amable y cariñosa con sus compañeros de manera indiscriminada.

    Aunque claro, esto provoca una enorme alerta de celos al pelinegro, ya que no le gusta mucho esa idea. Claro que no se siente por completo amenazado por su mejor amigo, pues Sanemi jamás le haría una traición así, sin embargo le hace sentir un poco inseguro que la mujer que ama, nunca deja de demostrar el cariño que le tiene a sus amigos del trabajo y alumnos, y el que sea tan hermosa no ayuda a que sus admiradores se mantengan alejados de ella. Así que Iguro tiene bastante competencia, aunque ni él mismo se ha dado cuenta que la peli rosa también lo considera muy especial, más que los demás.

    Al final, ambos regresan a la oficial, la joven mujer con un mejor semblante, y el pelinegro con un semblante algo insatisfecho por la propuesta de la chica.

    Sin embargo, ninguno se percató que mientras que estaban hablando afuera, alguien los estuvo escuchando, y no lo hizo porque fuera chismoso, solo es que tiene un muy buen sentido auditivo.

    Se había quedado callado, quieto, con ambas manos colocadas al frente de su pecho, palma con palma, y aunque no se vea por completo su rostro, deja que algunas lágrimas escapen de sus ojos, murmurando algo apenas audible a pesar de su ronca voz –Sanemi…-
     
  2. Threadmarks: Capítulo 2 (Enfrentamiento)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    469
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    No Estas Solo Esta Navidad (GyomeiXSanemi)
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    2674
    ---Noche Buena (Departamento de Sanemi)---

    Aquel hombre de cabellos blancos, al fin esta de vacacione invernales, así que se siente realmente tranquilo, no tiene que ir a ver la cara de sus fastidios alumnos, ni de sus compañeros que apenas y si tolera, de hecho… Es su enorme deseo de estar solo para estas fechas festivas, que las propuestas de salir con su mejor amigo las rechaza, alegándole que solo quiere estar en su departamento y no ver a nadie.

    Así pues lo está cumpliendo, se ha quedado en su solitario hogar, haciendo algunas actividades por el día, digamos que le gusta que todo esté limpio y ordenado, aprovechando la luz solar, ya que en la noche, cuando el frio más se siente, se queda sentado en silencio, mirando la nada en si pesando en aquellos recuerdos ruines que no lo abandonan.

    Y claro que esta noche no será la excepción.

    Todos los hogares cercanos, las calles, las personas, todo está envuelto en un ambiente festivo, alegre y luminoso, pero él no, no lo está, se mantiene en la oscuridad, en su hogar ni siquiera ha encendido las luces, las cortinas cerradas, deseando con todas sus fuerzas que estas fechas acaben ya.

    Se siente en extremo enojado, porque de verdad odia esta maldita fiesta, el consumismo sin razón, la hipocresía de las personas, desprecia todo lo que representa la navidad. Claro que esa es su manera de enfrentarlo, restándole importancia a todo, haciéndolo ver como algo realmente inútil.

    Por mucho tiempo, se había quedado parado en medio de la oscuridad, mirando hacia la mesa que tiene enfrente, ya no entiende por qué su mente se ha quedado en blanco, solo existe en este momento de la vida, pero es sacado de su miseria con brusquedad cuando escucha el timbre de la entrada.

    -¿Eh?- Se sorprende con enfado y fastidio, frunciendo el ceño -¿Quién demonios es?- Se pregunta para sí mismo, negando con la cabeza, pensando en si de verdad debe abrir la puerta o gritarle desde adentro que se largue.

    Pero por alguna razón, su enfado no llega en este momento a tanto, y solo suspira desganado, apretando sus puños y dirigiéndose hacia la entrada para abrir la puerta, aunque antes escucha otro tintineo del timbre -¡¡¡YA VOY!!! ¡¡¡NO ESTÉN JODIENDO OTRA VEZ!!!- La paciencia se le acabo.

    Y es allí que al abrir la puerta con brusquedad, se topa con alguien ya conocido, lo cual deja a Sanemi bastante impactado como desconcertado al verlo -¿Qué estás haciendo aquí?- Pregunta inquieto.

    Aquel hombre corpulento y alto, de cabellos negros, rapado de los laterales bajos, con una cicatriz que atraviesa su frente de forma horizontal, el cual viste un suéter de gatitos y unos pantalones térmicos marrones, como botas gruesas negras. Se encuentra parado en el portal de ese departamento, tranquilo y sereno, pareciendo tan pacifico como aterrador, en ese instante su boca se abre para hablar –Buenas noches, Sanemi-

    Frunce el ceño fastidiado -Gyomei, ¿Qué quieres aquí?- Se cruza de brazos, bufando.

    Al ver al peliblanco delante suyo, un muy leve sonrojo se le muestra en la cara, pero podría ser por el frio invernal que yace afuera -¿Puedo pasar?- Rápido pregunta.

    Usualmente, Sanemi es descortés con vistas no deseadas, los correría con toscas palabras, sin embargo siempre existen algunas excepciones, y sin contar a Iguro, Shinobu o justamente el hombre de su delante, ya le habría cerrado la puerta en la cara, simplemente bufa fastidiado, rascándose la cabeza –Sí, si, como quieras- Se aparta de la puerta para regresar a la sala, dejando el portal abierto.

    -Gracias- Solo responde eso, mientras de igual forma entra en el departamento, para cerrar la puerta detrás de él.

    Claramente Sanemi, no perderá el tiempo con preguntas casuales, pues no han pasado más de dos días desde que las vacaciones iniciaron, por ende no tienen mucho tiempo de a verse dejado de ver -¿Qué haces por aquí? ¿Qué no vives a las afuera de la ciudad?- Pregunta bastante inquisidor.

    Este enorme hombre solo lo mira con aquellos curiosos ojos, al igual que mira al alrededor de ese departamento y logra notar la soledad y tristeza de ese lugar. Muy similar al corazón del peliblanco que siempre se notaba enfadado –Aquí está muy oscuro- Solo dice esto, mientras su rostro se transforma en uno más sentimental y pacífico.

    Aquellas palabras no las toma de buena forma, pero igual no dará mayores explicaciones –Así me gusta-

    -¿Por qué?- Le interroga con mayor insistencia.

    Frunce el ceño en un acto de sorpresa y disgusto -Porque si- Responde más tajantemente, con una sonrisa forzada, ya que este tipo lo está colmando la poca paciencia que posee.

    -Eso no es verdad- Gyomei, rápidamente niega la respuesta del peliblanco, de una manera sentenciante.

    Pareciera que casi le va a dar un tic nervios en su ojo izquierdo, y las venas de la frente se comienzan a notar palpitantes -¿Qué vas a saber, Gyomei?- Le dice desafiante –¿A qué mierda has venido a mi casa? Sí no tienes nada que decirme, solo lárgate- Ya su paciente se ha agotado y a pesar de no querer ser irrespetuoso con este sujeto, claro que ya no lo está soportando, pues le está haciendo preguntas que no le corresponden.

    El grandulón, se queda quieto, siente una mezcla de sentimientos, tristeza, lastima, y compasión, todo dirigido hacia ese hombre que siempre se muestra impulsivo y enfadado, pero el pelinegro puede ver más allá que solo eso, ya que él… Lo entiende.

    Medita un segundo más su siguiente movimiento. En realidad el venir aquí también fue un impulso que se ha estado cuestionando, ya que fue en el último segundo que decidió venir, pues sin pensarlo había caminado un rato desde temprano, pero cuando menos lo noto, sus pies lo estaban dirigiendo a esta parte de la ciudad.

    -Sanemi… Tengo mucho que decirte, pero… ¿Estás dispuesto a escucharme?- Le dice esto con suma tranquilad, bajando un poco su cabeza, para intentar estar al nivel del peliblanco, a la vez que deja escapar algunas lágrimas.

    El dueño del departamento, conoce lo sentimental que podía llegar a ser el más alto, que por cualquier cosa deja que las lágrimas expresen su “Verdadero” sentir, si se trataba de una buena noticia, algo triste, o que lo enfadara, las dejaba escapar, pero eso no evita que se muestre intimidante como aterrador, si no lo conoces bien.

    Sin embargo, no le interesa saber nada. En realidad, ya está pensando que a Iguro se le ha escapado algo de información, de aquella confesión que le hizo en un momento de suma vulnerabilidad –No, si es sobre mí, no quiero saber nada- Le advierte claramente, con los ojos grises inyectados en vena rojas.

    Pero el mayor solo niega lentamente con la cabeza –Es sobre mí- Lo dice sin mayor preocupación.

    Esas palabras lo impactan inicialmente, parpadeando varias veces y dando un paso hacia atrás -¿Sobre ti?- Esto confunde aún más al peliblanco, el cual lo miro extrañado y sin poder entender al mayor.

    Asiente solemnemente, para después mirar el solitario sofá, y con su semblante triste -¿Puedo sentarme?- Pregunta con calma.

    Para este punto, Sanemi solo bufa fastidiado, volviendo a su actitud enfada y mezquina -Pues ya que- Gira sus ojos.

    Así pues, ambos toman asiento, y se puede notar que Sanemi como anfitrión deja mucho que desear por su falta de modales, pues ni siquiera le ha ofrecido nada para beber, aunque en realidad no piensa mucho en eso, pues poco le importa.

    El silencio reina entre ambos hombres, los cuales ya se conocen desde hace algunos años por el trabajo en aquella academia, aunque en realidad muy poco han interactuado más allá de las actividades y reuniones escolares. En realidad esta es la primera vez que están los dos solos en una habitación, intentando hablar sobre algo más allá de la escuela o las pequeñas reuniones sociales.

    El dueño del departamento está bastante incomodo, desea demasiado que se vaya de una vez, para volverse a hundir en su miseria.

    Pero cuando estaba a nada de decirle que se vaya de una vez, comienza a hablar...

    -A mí tampoco me gustan estas fechas- Lo dice sin más.

    A lo cual, Sanemi rápido se queda callado sin poder decirle que se marche, aunque eso rápido se le pasa, ya que el enojo lo vuelve a envolver y se levanta de golpe para comenzar a gritar-¡¡¡MALDITA SEA!!! ¡¡¡MATARE A IGURO!!! ¡¡¡LE DIJE QUE NO LE DIGIERA A NADIE!!!- Se siente traicionado y muy ofendido por lo que su mejor amigo no ha hecho.

    Cree que no le ha guardado su secreto, sin embargo esa molestia vuelve a ser ignorada para rápido voltea a ver al pelinegro -¡¡¡LO QUE QUIERAS DECIRME GYOMEI, NO ME IMPORTA!!! ¡¡¡¿CREES QUE ME INTERESA QUE ME TENGAN LÁSTIMA O HACERME SENTIR COMPRENDIDO?!!! Ja, ja, ja, ja- Se hecha a reír de manera irónica –¡¡¡CUALQUIER MIERDA QUE ME VAYAS A DECIR, NO ME IMPORTA!!!- Su completo odio y descontento se refleja rápidamente en el rostro.

    Sin embargo, Gyomei se queda tranquilo y paciente, sentado en aquel sofá –No vengo a verte con lastima, solo compartir lo que también me ocurrió-

    -¡¡¡ME IMPORTA UNA CARAJO LO QUE TE PASO!!! ¡¡¡QUE COMPARTAS LO QUE TE OCURRIERA, CONMIGO!!! ¡¡¡NO QUIERO ESCUCHAR TUS JODIDOS LAMENTOS!!!- Le habla sin medir palabra alguna.

    A lo cual, el mayor se levanta suavemente de su asiento y lo encara con un rostro serio, sin dejar que las lágrimas se detengan –No es para compartir nada más, sino para que sepas que no estás solo- Sin pensarlo mucho, lo tomo de los hombros con delicadeza.

    Hay se da cuenta de algo más, sus manos son sumamente grandes, que pueden rodear y cubrir los fuertes hombros de Sanemi, el cual que es delgado a pesar de ser algo robusto y tener un buen cuerpo fornido.

    Puede notar la fragilidad de ese cuerpo marcado por varias cicatrices.

    Sin embargo y rápidamente, el peliblanco con su arrebatado carácter quita ambas manos que lo sujetan con brusquedad, y su enojo se vuelve en una terrible ira -¡¡¡¿QUE NO ESTOY SOLO?!!! JA, ¡¡¡COMO SI ME IMPORTARÁ ESTAR SOLO!!!- Frunce el ceño enfurecido, dejando ver las venas saltadas de su rostro, con una sonrisa forzada -¡¡¡EN REALIDAD ME GUSTA Y QUIERO QUE TE LARGUES!!!- Sus brazos acentúan su coraje, tensándolos al igual que sus puños.

    -Sanemi…- Lo llama, le lastima demasiado verlo reaccionar así, pero cualquier palabra podía hacerlo enfadar aún más y tal vez odiarlo, así que… Lo mejor sería solo continuar con cuidado –Sabes… ¿Por qué lloro a veces por cualquier cosa?- Le pregunta, aun sabiendo que este hombre está envuelto en ira pura.

    -¡¡¡NO ME IMPORTA TUS ESTUPIDECES QUE TENGAS QUE DECIRME!!! ¡¡¡LÁRGATE!!!- Le reclama con desesperación, deseando ocultar lo que en realidad le ocurre.

    Pero el mayor, no le toma mayor importancia a sus reclamos y sigue hablando –Es… Mi manera de protegerme…- Su rostro sereno y calmo se mantiene a pesar de tocar un tema muy sensible para él.

    Aquello toma desprevenido al enfadado peliblanco, el cual sigue observando a Gyomei con descontento y desagrado -¿De proteger?- No lo entiende en absoluto.

    -Si, al igual que tú con tu enojo- Le responde de inmediato de manera tajante.

    Y es allí que de nuevo se pone a la defensiva, pero esta vez siente que los puños le arden y se deja ir contra el grandulón, dándole un fuerte puñetazo en la cara, ya le fue imposible contener su rabia, por algo que no le debería importar.

    Y si, aquel puñetazo conecta con el pacifico rostro del contrario.

    -¡¡¡TÚ QUE PUEDES SABER DE MÍ!!! ¡¡¡TÚ NO ME CONOCES NO LO MAS MÍNIMO!!! ¡¡¡Y NO QUIERO SABER NADA DE TI!!!- Lo dice con esa rabia que aún está apoderándose de su cuerpo.

    Sin embargo, aquel puñetazo que recibió, no ha surtido ningún efecto, más allá de tener roja la mejilla y también terminar por sujetar las muñecas del peliblanco con fuerza, para detenerlo –Pero yo si quiero saber de ti y que dejes ir ese enojo que no te trae nada bueno- Sabe que tiene mucha fuerza física y aun así, solo lo detiene para ser escuchado.

    -¡¡¡NO ME INTERESA NADA Y NO TENGO POR QUÉ DECIRTE NADA, DE SEGURO YA LOS SABES!!!- Le grita con todas sus fuerzas, intentando zafarse de ese fuerte agarre.

    -No sé nada- A pesar de todo, habla con una clama y paz inconfundible –No sé nada de lo que pudo a verte pasado-

    -Entonces… ¡¡¡¿POR QUÉ TE INTERESARÍA DECIRME ALGO SOBRO TI O SABER DE MÍ?!!! ¡¡¡NOSOTROS NI SIQUIERA SOMOS AMIGOS, ES MÁS YO NO TENGO NINGUNA AMIGO EN ESTE MUNDO!!!- Su rostro se inyecta en rabia, temblando del coraje, dejando alejar a este hombre de su vida.

    -Sanemi, somos iguales en eso…- Le declara sin más, para bajar su mirada ahora con un semblante desolador.

    Para el peliblanco aquellas palabras no lo hacen bajar la guardia, pero si mantener su enojo al marguen de la situación actual -¿Iguales? ¿Iguales en qué?- Vuelve a fruncir el ceño.

    -Yo perdí la ilusión de este día, porque se me arrebato lo que más quería…- Lo dice con un tono triste y melancólico, mientras baja levemente su cabeza -No lo pude proteger- Lo dice con suavidad ante una mirada confundida. Gyomei demuestra que el dolor aún sigue, persiste en su corazón, pero aun así… A pesar de ello, quiere vivir.

    Aquellas palabras resuenan más que nunca en su mente, reconoce que de igual forma aquello intensifica algo que había olvidado –¿No… Pudiste proteger?- Su voz salió casi en un susurro.

    Aquel hombre de complexión grande y tosca, deja escapar un suspiro y su mirada se vuelve en la nostalgia misma, sin embargo y a pesar de ese aire triste, desea tanto trasmitir lo que ocurre en su interior –A mi familia…- Murmuro muy apenas.

    -¿Tus padres?- Le pregunta, entrecerrando sus ojos.

    -No- Niega con la cabeza, para suavemente continuar su hablar –Yo fui un niño huérfano, no sé nada sobre mi primera familia y estoy bien con eso- Sonríe nostálgicamente, admirando el rostro aun fruncido, pero más relajado del peliblanco –Me crie en el orfanato del este, allí pase gran parte de mi vida y eso fue muy bueno…- Su mirada parece volver a ser la misma de siempre, con una chispa de alegría -Me sentía feliz, en paz y tranquilo. Pude conocer a muchos y ayudarlos cuando sentían miedo o pesar- Aquella manera de hablar, tratando de trasmitir lo que en ese momento vivió.

    Se puede sentir la felicidad, nostalgia y dolor que trasmiten esas palabras.

    Sin embargo, Sanemi está a la defensiva, por ende aquel discurso del contrario no es del todo bien aceptado -¿Por qué me cuentas eso?- Lo mira con el ceño fruncido, molesto -¿Qué me importa?- Al parecer, ya no le tiene mucha simpatía a este hombre.

    -Porque…- Parece dudar unos segundos en continuar, pero ya no puede echarse para atrás -A pesar de vivir en un lugar así, encuentre un motivo para seguir adelante, para creer y sentir que estas fechas eran impotentes, pero…- Su semblante se entristece -Se me fue arrebatado- No se vuelve a sentar, decide permanecer de pie –Fue en una noche como esta, víspera de navidad… A pesar de que yo no creía en eso, los más pequeños querían pensar que llegaría alguien a dejarles regalos- Sonríe levemente, dejando escapar una torrencial cascada de lágrimas –Tal vez no serían grandes cosas, pero tendrían algo pequeño… Ellos merecían sentir esa alegría que tanto añoraban- Las perlas de sal no dejan de escapar.

    Y es como si en su mente, se volviera a repetir esa noche.
     
  3. Threadmarks: Capítulo 3 (Un Bello Recuerdo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    469
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    No Estas Solo Esta Navidad (GyomeiXSanemi)
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    2154
    ---Flash Back---

    Sería mi última navidad con ellos, pues pronto dejaría el orfanato, ya que cumpliría dieciocho el próximo año, así que ayude tanto como pude, para que ese día los niños fueran felices.

    Preparamos una cena muy deliciosa, ellos sonreían, cantaban, reían, estaban completamente ilusionados… Logramos poner un pequeño arbolito con algunas luces y algunas esferas, era poco, pero bonito…

    Era una linda noche…

    Encendimos velas, y se imaginaban como serían sus regalos al día siguiente, preguntando si tendrían dulces… Cosa de cualquier niño.

    Yo me quede a cargo de ellos, al ser el mayor los vigilaría hasta que fuera la hora de dormir, que solo por ese día se daría más tiempo…

    -Gyomei, la estrella es muy bonita-

    -Hermano mayor, ¿Crees que nos traigan muchas cosas?

    -Quiero un monto de galletas-

    -Yo pedí una pelota

    -Yo quiero una muñeca, ¿Me la traerá?-

    Solo eran niños, niños que querían juguetes, que se emocionaban, que aun creían, aunque los adolescentes sabían la realidad, no rompieron esas ilusiones.

    -¿Qué fue lo que tú pediste, hermano?- Una niña pequeña me lo pregunto.

    -Nada- Fue lo que respondí, mientras le sonreía.

    -¿Por qué no?- Ella me pregunto con tanta curiosidad.

    -Por qué no necesito nada más, tengo todo lo que siempre he querido- Le dije tranquilamente, pues eso era verdad, lo único que quería era lo que estaba delante de mí… Sus sonrisas, sus alegrías, que tuvieran esperanza a algo que por primera vez llegaría a ellos.

    -Pero, puedes pedir lo que quieras y santa te lo atraerá, ya lo veras- Ella insistió, y en realidad no sabía cómo decirle que ya lo tenía.

    Sonreí y asentí –Entonces, pido que todos seamos felices juntos, poder aunque sea por este día olvidar cualquier cosa que nos ponga tristes- Eso era lo que más deseaba, lo que en realidad quería y pensaba que solo por esa noche sucedería.

    Esa pequeña, sonrió y me abrazo, dándome un papel y lápiz -Debes escribirlo para que se haga realidad, santa lo leerá y te lo concederá-

    ¿Cómo podía negarme a algo así?

    Pasó un poco de tiempo después de eso, y fue el momento de dormir.

    -Es hora de que apaguemos todo-

    -Nooo, aún me quiero quedar más tiempo-

    -Ya es hora de dormir-

    -Pero, si apagamos las luces del arbolito no lo encontrara y no nos traerá nada-

    -Aunque sea dejemos las velas encendidas-

    -No, eso es muy peligroso-

    -Pero, debemos dejar algo de luz, para que nos encuentre-

    -No podemos dejar encendido nada, puede ser peligroso- Dije eso, pero…

    -Por favor, hermanito mayor… Deja que dejemos aunque sea esta velita encendida, por favor- Fue un pedido al que no pude negarme.

    Creí que estaría todo bien, que nada malo ocurrirá, que… Al día siguiente todo estaría bien y ellos seguirían riendo, pero… No fue así…

    Desperté por el olor a humo, cuando abrí la puerta de nuestro dormitorio, sentí el calor y vi las enormes llamas… Desperté a los chicos, todos estaban asustados…

    Yo… Intente guiarlos a una salida, todo estaba envuelto en llamas. Las niñas estaban del otro lado del edificio, el cual ya estaba consumido por el fuego.

    Los demás adultos intentaron sacar a todos los que pudieron, pero… No fue suficiente, no lo logramos…

    No todos pudieron salir a tiempo… Y a pesar de que intente llegar con ellas, a pesar de querer salvarlas… No lo pude hacer…

    No logre rescatarlas a todas, y las que lograron salir con vida, quedaron con terribles quemaduras en todo su cuerpo… Todas murieron en el camino al hospital…

    Yo también resulte con quemaduras de segundo grado, pero no me dolía nada en mi cuerpo, solo mi corazón al verla a ella… A esa pequeñita de apenas cuatro años, que en la noche anterior me hizo tan feliz con su risa y alegría, deseando que se cumpliera lo que yo más quería, lo único que se me fue arrebatado al final…

    Murió en mis brazos, y yo no supe que más hacer…

    ---Fin Flash Back---

    -Fui culpado, por no obedecer, por un descuido… Y aunque se supo que fue un accidente, el recuerdo de ese hecho siempre me ha perseguido y sé que fue mi culpa…- Aquellas lágrimas no dejan de presentarse, aprieta su labio inferior, temblando y con una respiración agitada y dolorosa.

    Le acaba de contar su historia su peor memoria, que a pesar del tiempo trascurrido aún está gravado en su corazón.

    El peliblanco, claramente no conocía esta información, ya que no se habían acercado tanto para tener una conversación tan profunda e íntima como esa. Sin embargo es como si pudiera comprender su dolor, ese pesar que también lleva cargando en su ser –No fue tu culpa- Dijo en un débil hilo de voz, con la cabeza baja, ocultando su aflicción.

    Gyomei, deja que sus lágrimas se escarpen de sus orbes. Desde hace trece años se ha ocultado, viviendo estas fechas en soledad y tranquilidad, como si fuera el luto perfecto para los niños fallecidos por su culpa.

    Sabe que a pesar de a ver sido un accidente, aun se siente tan culpable como si lo hubiera él mismo provocado.

    Pero a la vez, una parte del pelinegro, no quiere ver a alguien igual que él, aislándose, envidando este momento, odiándose… Despreciándose y culpándose como él lo ha hecho.

    Tal vez, Gyomei cree que es momento de perdonarse…

    -Tampoco fue la tuya- Habla con una tono suave y compadecido, intentando transmitir una paz que Sanemi ha perdido.

    Aquello desconcierta al albino -¿De qué estás hablando?- Ese tono de voz lleno de tristeza e incomodidad no se hace esperar.

    Un leve suspiro se deja escapar, mientras cierra sus ojos lentamente -Sabes Sanemi… A veces ocultamos lo que en realidad sentimos detrás de un sentimiento vano…- Aquellas palabras parecen un matiz de diferentes significados, que en realidad no parecen querer revelar más –Mi llanto constante, el hecho de que cualquier cosa me haga derramar lágrimas, no siempre significa que este triste o angustiado, sino que…- Abre sus ojos, para “mirar” el confuso rostro del contario -Oculto lo que siento en realidad- Claramente al notar que sus palabras son algo confusas, intenta ir más despacio en su explicación -Si, pueden ser de felicidad en ocasiones, pero también… A veces… Esas lágrimas, son de impotencia, enojo, odio, es lo que siempre siento… En mí- Traga saliva, apretando levemente su labio inferior -Una culpa, un castigo, que trato de ocultar detrás de las lágrimas que se escapan- Al fin pudo encontrar las palabras correctas para expresar su pensar, lo había intentado decir antes, pero le era difícil decirlo.

    Ha escuchado aquella triste historia que claramente movió algo en su corazón y aunque se encuentra a la defensiva, siente una enorme curiosidad.

    Decide sentarse en el sofá, con la cabeza baja, al parecer Gyomei ha logrado algo en ese hermético corazón, que aquellos escudos bajaran -¿Qué tiene que ver eso conmigo?- Entrecierra sus ojos incrédulo.

    Al ver esta reacción, puede notar una calma y docilidad más conveniente –Tu enfado, tu enojo, tu manera impulsiva de actuar y de ser… Es por que ocultas algo más… ¿No?- Aun le da el beneficio de la duda

    Pero los mecanismos de defensas del peliblanco están atentos y esta no será la excepción –Ja, y dime, ¿Según tú que puedo estar ocultando?- Esta vez muestra más una mueca de burla ante las palabras del mayor.

    -Dolor, tristeza, impotencia, quieres cambiar algo que ya no puede ser, ¿Verdad?- Se sienta en aquel sofá junto a él, para mirarlo por completo, atento a cualquier reacción que llegue a tener, a pesar de que Sanemi oculte su rostro con el cabello.

    -El pasado no se cambia ¿Sabes…? Y por eso es mejor olvidarlo- Habla en un tono lastimero.

    Gyomei, suspira nuevamente y siente con la cabeza -Entonces, ¿Por qué no lo olvidas?-

    -No es tan fácil- Alza su mirada, negando con la cabeza, respirando profusamente, para girarse a ver al pelinegro -¿Cierto?- Lo mira con una sonrisa retadora y una mirada afilada,

    -Tal vez, si lo intentaras de verdad, te sirva…- Fue interrumpido bruscamente.

    -Es solo una historia triste- Responde tajantemente, aun manteniendo la calma -Algo que quisiera olvidar- Frunce de nuevo el ceño, apretando sus dientes y puños con fuerza.

    -Pero… Puede que al intentar olvidarlo, no puedas superarlo, no puedas continuar y por eso yo…- Quiere que sus palabras lleguen a ser de verdad escuchada por este hombre, pero al momento es inútil.

    -¡¡¡GYOMEI, LA NAVIDAD ES UNA MIERDA!!! ¡¡¡LA NAVIDAD ES UN SINSENTIDO!!! ¡¡¡QUE EN REALIDAD NO TRAE NADA BUENO…!!! Y eso… Es lo peor…- Se está mordiendo los labios, habla con un tono enfadado, pero esta vez sus orbes grises se comienzan a llenar de lágrimas y furiosa –Es la peor época del año, es cuando… Cuando…- Ya no parece estar soportando más y termina rompiendo en llanto, dejando escapar un fuerte grito -¡¡¡MALDITA SEA!!! ¡¡¡CUANDO EL INFELIZ DE MI PADRE, ASESINO A TODOS!!! ¡¡¡MATO A TODA MI FAMILIA!!!- Se termina quebrando, aprieta tanto los puños, que se termina clavando sus uñas en las palmas, las venas en su frente se sobresaltan, su cuerpo se tensa demasiado, la respiración se comienza a agitar, las lágrimas gruesas resbalan de sus mejillas y aun así intenta mirar al compasivo hombre que tiene a su lado.

    Gyomei lo miro atento, no se atreve a hablar… Ya que es el momento de que Sanemi, deje salir lo que atormenta su alma.

    Mira ese rostro tranquilo que a pesar de lo vivido aún posee un carácter suave, relajado, amable y dulce, a pesar de llorar constantemente.

    Verlo así, lo hace cerrar sus ojos, para contener las lágrimas que solo quieren escarpar de sus ojos, respira profundamente, pero su instinto e impulso parecen abrirse paso en algo que no quiere hacer –Fue un desgraciado como padre, no traía dinero a casa, el malnacido le quitaba lo poco que mi mamá obtenía lavando ajeno y haciendo trabajos pesados…- Traga saliva, sintiendo como la rabia recorre su cuerpo -La golpeaba, la lastimaba, la humillaba…- Su rabia solo aumenta -Y cuando la intentaba defender me hacía lo mismo ja, ja, ja,-Se ríe pues recuerda esos instantes de dolor y miseria que vivió –Solo tenía cinco años, cuando intentaba protegerlos a todos y aun así nos golpeaba…- Sus ojos grises se abren de par en par, casi como si se salieran de sus cuencas, por recordar aquellos terribles momentos –Todas estas cicatrices en mi cara, me las hizo él con el pasar de los años. Crecía pero no era rival para él… No dejaría que la lastimará, ni a ella ni a mis hermanitos…- Vuelve a clavarse las uñas en las palmas de sus manos, incluso ese dolor que brota con algunas gotas de sangre, ya no le significan nada.

    El mayor solo lo mira, en silencio sabe que debe estar, no puede interrumpir al peliblanco, entiende que puede ayudarlo mucho mas solo acompañándolo, aunque quiere demasiado poder abrazarlo, refugiarlo en sus brazos es un gran anhelo en su corazón, pero termina reprimiendo ese deseo.

    Ni el mismo sabe del todo porque lo quiere hacer, pero… Se había fijado como meta desde el primer momento en que lo vio llegar a la escuela como maestro, que quería ser cercano a él, sin embargo su manera tímida de ser y que siempre era tratado como alguien intimidante, lo hacía pensar que jamás lograría ser su amigo…

    Pero aquí esta, intentando ayudarlo, con un deseo de solo curar ese dolor que no provoco, cuando ni siquiera Gyomei había sanado por completo.

    -Bien, si quieres saber por qué desprecio y odio la navidad y todo lo que significa… Te lo diré… Pero jamás deberás decírselo a nadie- Aun amenaza a pesar de la marca de sal en sus mejillas y pestañas, esa mirada retadora aún sigue en él.

    El pelinegro solo asiente –No diré nada, Sanemi… Te lo juro- Le promete en una suave voz.

    Un suspiro se plantó en medio de ambos, el silencio parece reinar una vez más, pero es allí que el peliblanco comienza su relato, recodando ese fatídico día.

    Su mirada baja, observa sus manos heridas que descansan sobre su regazo, resignado a hablar.

    -Ese bastardo…- Siseo en ese instante, sus ojos aun muestran el odio contenido –Había desparecido unos meses antes de navidad… Realmente solo lo recuerdo por que fue el tiempo más feliz para nosotros- En el instante que trae de nuevo esas viejas memoria de una breve alegría, sonríe tenuemente, aunque… No durara mucho.
     
  4. Threadmarks: Capítulo 4 (Una Terrible Noche)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    469
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    No Estas Solo Esta Navidad (GyomeiXSanemi)
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    1457
    ---Flash Back---

    Aunque en un inicio, mi madre estuvo preocupada por él, le dijimos que eso era lo mejor… Que no lo buscáramos, que nosotros ocho podíamos ser más felices… Claro que ella creía que debía darnos un padre, por ese motivo soportaba los golpes… Pero en realidad, lo único que necesitábamos era que ella estuviera bien y lo entendió con el tiempo.

    Poco a poco, nadie se asustaba al anochecer, nadie temía el ruido de la puerta al abrirse, el dinero que mi madre ganaba al fin alcanzaba para comer, para que mis hermanitos pudieran llevar sus materiales a la escuela, incluso para mí también…

    Yo le ayudaba, hacia mandados a los vecinos junto a mi hermanito Genya, hacíamos pequeños trabajos que nos daba algo de dinero, y se lo dábamos todo a mamá. Ya no había nadie que nos quitara lo que ganábamos.

    No era mucho, tal vez aún faltaba, pero teníamos para lo básico y un poco más…

    Así que esa navidad, ese día que nunca habíamos disfrutado en verdad… Que solo soñábamos despiertos de como seria vivir una rica cena, dulces, regalos…

    Solo era un sueño que logramos hacer realidad… Una “Feliz Navidad”.

    Mamá y yo, preparamos una cena sencilla, en sí, eran más vegetales y arroz, pero pudimos comprar un poco de carne, y a todos nos tocaría suficientes alimentos, que antes no lográbamos comer…

    La felicidad de esos rostros, de mis hermanitos… Las llevo grabadas aun en mi corazón… Sus risas, su asombro, la alegría por el sabor de la cena, toda esa felicidad, hizo llorar mi madre… pidiéndonos perdón por no a ver hecho nada antes, para detener los abusos de ese hombre.

    Pero, ¿Cómo hubiera podido hacer algo? Si ese desgraciado era más fuerte y grande que ella… Mi madre, era una mujer pequeña y delgada, que nunca entendí como soportó tantos maltratos con ese frágil cuerpo…

    Pero sabes algo… No le guardábamos rencor, ella hacia lo mejor posible, sin familia, estudios, o trabajo, soporto todo y nunca nos abandonó…

    Después de esa cena, apagamos las luces de la casa, fuimos hacia la ventana para ver las luces de afuera, todo estaba tan bonito iluminaba, era algo mágico y precioso, era un privilegio ver ese esplendor.

    Unos pequeños dulces de miel, fueron los que les dimos a mis hermanitos, yo obtuve uno también... Y los regalos… Solo alcanzo para pequeños cuentos infantiles, y todos tuvieron uno… No eran los preciosos y magnifico presentes que todos tenían, pero era lo mejor que nunca habíamos tenido.

    Todo eran risas, era felicidad, era un momento tan bello y hermoso… Que toda esa luz y alegría, se nos fue arrebata en un solo instante…

    La puerta se abrió de golpe, casi fue destruida… Todos nos giramos hacia esa dirección, y lo vimos… Era ese malnacido, estaba ebrio, sucio, golpeado…

    No sabíamos que le paso, pero poco nos importaba en si… Mamá nos puso detrás de ella, pero yo no permitiría que la lastimara… Me creí más fuerte que nunca esa vez.

    Él estaba aún bebiendo de una botella y apestaba tanto.

    -Así que en vez de hip… Buscarme, estuvieron festejando mi ausencia- Balbuceo con ese apestoso aroma a ebrio –¡¡¡SON UNOS BASTARDOS MAL AGRADECIDOS!!!-

    Mis hermanitos estaban temblando sumamente aterrados por él.

    -E-Escucha… Es navidad. Los…Los niños querían festejarla, y… Y-Y pensaba que te habías ido…- A mamá le temblaba la voz.

    Pero esas palabras solo lo hicieron enfurecer más -¡¡¡CLARO QUE ME FUI, PORQUE YA ESTABA HARTO DE VERTE A TI Y A ESTAS MALDITOS MOCOSOS QUE DESGRACIARON MI VIDA!!!- Nos miraba con un profundo odio.

    Igualmente, yo lo odia tanto o más que él a nosotros -¡¡¡ENTONCES!!! ¡¡¡¿POR QUÉ NO TE LARGASTE PARA SIEMPRE?!!!- Grite con todas mis fuerzas, enfrentándome a él.

    -Sanemi… Cállate hijo, por favor- Mamá me sostuvo por el brazo, queriendo detenerme y ponerme detrás de ella. Pero yo ya no quería ser débil, deseaba protegerlos a todos.

    -¡¡¡¿QUÉ DIJISTE?!!!- Su mirada inyectada en rabia, me miro de una manera despiadada, como si quiera asesinarme de una vez.

    Claro que sentí terror, pero ya estaba harto… -¡¡¡QUE TE LARGUES!!! ¡¡¡NADIE TE QUIERE AQUÍ!!!- Se lo dije, encarándolo lo más firme posible a pesar de sentir mi cuerpo tembloroso.

    Solo sonrió, y rio a carcajadas, no actuaba como siempre, era más extraño… En redilad, no sé si ya había empezado a consumir drogas, o no sé qué mierda… Pero después de eso… No recuerdo más que un fuerte golpe en mi cabeza con el que perdí el conocimiento…

    Cuando despertar… Estaba contra la pared, sintiendo mi cabeza adolorida y sangre escurriendo de ella… Vi todo oscuro… Y… Poco a poco me acostumbre a la penumbra… Vi los cuerpos de mi mamá y mis hermanos, todos con heridas en sus caras, cuellos y abdómenes, golpes por todas partes… Era una escena horrible…

    Los cuento que les dimos a mis hermanitos, manchados de su sangre…

    No sabía qué hacer, estaba en shock, mirando a todos… Y escuche como Genya gritaba aun, estaba siendo golpeado por ese maldito…

    Y no sé cómo, no entiendo como hice algo así, pero… Solo recuerdo mis manos manchas de sangre y un cuchillo clavado en su espalda…

    Sostuve a Genya entre mis brazos, pero… Cuando ya no lo escuche quejarse, cuando ya no me respondió, lo supe…

    Había perdido a toda mi familia, en una navidad tan hermosa que pronto se volvió una pesadilla…

    ---Fin Flash Back---

    -Y cada año es lo mismo…- Respira profundamente, para aspirar los fluido nasales y limpiar las lágrimas que se terminaron escapando. -Cada que estas fechas se acercan, cada que veo esos estúpidos árboles, esa luces ridículas, me recuerda a la única navidad hermosa que tuve, y que todo se me fue arrebatado en la misma noche…- Comienza a llorar libremente, dejando que sus lágrimas al fin inunden sus mejillas, limpiándoselas con fuerza con sus manos y antebrazos, era tal su furia con la que se restregaba la cara, que ya se estaba tornando rojiza.

    -Sanemi…- Gyomei, lo llamo con cuidado, deseando detener los brazos del peliblanco, pero se detuvo al escucharlo hablar.

    -Solo quiero olvidar, quiero que esta navidad y las que siguen desaparezcan, que no existan más, no quiero recordar lo único bueno que tuve y que perdí, por no ser fuerte, por no cuidarlos…- Traga saliva, y se queda quieto de inmediato, bastante pensativo de repente, dándose cuenta que aquellas palabras del mayor son ciertas -¡¡¡MIERDA!!! ¡¡¡ES VERDAD!!! ¡¡¡SIENTO CULPA, SIENTO TANTO ODIO HACIA MÍ MISMO, POR NO PODER A VERLOS DEFENDIDO!!! ¡¡¡POR NO SER FUERTE!!! ¡¡¡POR NO A VER HECHO ALGO PARA DETENERLO!!! ¡¡¡SI LO HUBIERA ENFRENTADO CON LA FUERZA QUE TENGO AHORA!!! PRIMERO… ¡¡¡YO LO HUBIERA MATADO ANTES DE QUE LES TOCARA UN SOLO CABELLO!!! ¡¡¡PERO ERA TAN DÉBIL, QUE NO PUDE SALVAROS!!! ¡¡¡A NINGUNO!!!- Para este momento ya se ha derrumbado por completo, deja que sus lágrimas caigan a mares, ya no le importa, mientras sus cuerpo comenzaba a temblar, se lleva las manos hacia la cabeza, sujetándose tan fuerte sus cabellos, que parecía ya ser dolorosos.

    Sanemi, ha colapsado mentalmente. Había pasado reprimiendo sus emociones y recuerdos en silencio por quince años, que el dolor ha terminado por salir de manera abrumadora.

    Himejima, no quiere verlo de esta manera, a pesar de a verle insistido en sacar su pesar, para que se desahogue y pueda comenzar a sanar, entiende que ha abierto una herida que necesita su apoyo para calmarse.

    -Sanemi… No fue tu culpa… Eras un niño- Lleva sus manos hacia las del peliblanco, quiere evitar que se haga daño.

    No escucha razón alguna, se nota distante a la realidad ahora -¡¡¡SI NO LO HUBIERA SIDO!!! ¡¡¡YO LO HUBIERA MATADO ANTES!!! ¡¡¡LOS HUBIERA SALVADO A TODOS!!!- Se odia tanto, ese es el desprecio que ha guardado para sí mismo, su apatía, su manera de siempre comportarse como un lobo solitario que perdió a su manada, que perdió todo lo que amaba, encontrándose solo.

    Gyomei, siente que debe hacer algo… Pero no sabe si es apropiado abrazarlo, hacer algo que lo calme. Siempre lo había visto fuerte e implacable, pero lograba ver, que detrás de esa mascara, es un joven hombre triste, frágil y delicado. Y gracias a eso, un enorme deseo de cuidar de él ha nacido en su corazón.

    -Sanemi, ellos no querrían que odiaras la navidad…- Lo dijo sin pensarlo, pocas eran las veces cuando no meditaba sus palabras.
     
  5. Threadmarks: Capítulo 5 (Una Vez Más En Navidad)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    469
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    No Estas Solo Esta Navidad (GyomeiXSanemi)
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    1074
    Fue allí que esa voz, provoco que respirará profundamente, y el temblor en ese cuerpo cesara –Pero la odio tanto y me odio a mí mismo… ¿Por qué festejaría algo tan hermosos yo solo?- No deja de sujetar sus cabellos con fuerza, al igual que aprieta sus labios y muestra sus dientes en señal de desesperación.

    Le parte tanto el corazón verlo así, derrumbando que esas enormes ganas de protegerlo con sus brazos se incrementan, pero solo sus manos se permiten tocarlo con prudencia -Por qué no estarás solo, ya no más…- Lo dijo sin meditarlo antes, siente la necesidad de hacerle ver al contrario que está allí, allí para él.

    La fuerza que infringe en su cabello se va desvaneciendo poco a poco… Las fuertes manos del mayor bajan las propias, para llevarlas al nivel de su pecho -¿Por-Por qué… Dices eso?- Entrecierra sus ojos, aun su respiración es irregular y desesperada, con el rostro empapado en perlas liquidas.

    -Porque yo… También la odiaba antes, no me gustaba, por los motivos que ahora sabes- El pelinegro también está haciendo un esfuerzo por mantenerse estoico, a pesar de dejar que sus lágrimas caigan -Pero… Quiero creer, que ellos quisieran que la disfrutáramos en su honor…-

    Desvía su mirada, se siente avergonzado por llorar así, sin embargo no aleja sus manos de ese fuerte agarré –Pero no se puede, es tan difícil no recordarlos… Y pensar que ellos lo merecen más que nosotros- Cierra los ojos para suspirar y negar con la cabeza con pesadez –Que yo-

    -Lo sé… Pero, se puede intentar… Se puede hacer algo… No quiero que vuelvas a estar solo Sanemi… No en estas fechas- Su corazón late fuertemente, ver a ese joven profesor que llamo su atención en el instante que lo vio por primera vez, mas nunca se atrevió hablarle por lo tímido que es, ya que se sentía nervioso y sonrojado en su presencia, por esa razón, esas palabras que quería decirle antes nunca lograron llegar a sus oídos.

    -Aun no entiendo, ¿Cómo supiste que sentía todo esto?- Al bajar la guardia, se da el permiso de hacer preguntas más calmadas y algo suaves, no cuestiona mucho las razones, solo las evidentes.

    Sujeta con mayor fuerza esas manos, claro que decirle lo que en su corazón está viviendo, no es para nada oportuno –Solo lo presentí…- Dedica una suave sonrisa –Pensé que tampoco querías estar solo en realidad. Prefieres alejar a los demás para protegerte, pero Sanemi…- Su voz tan suave se volvió, trasmitiendo una calma y tranquilidad destinada al peliblanco -Déjame a mí cuidarte, ayudarte a sanar, así tú igual me apoyaras a superar el dolor que aun siento- Posee una enorme necesidad de ver esa carita nuevamente fuerte, aunque fuera de enojo, no puede evitar el derramar lágrimas, contemplar ese rostro confundido, que ahora lo observar atento.

    Entrecierra sus ojos levemente, mostrándose pensativo -¿Cómo podría yo ayudarte?- Sonríe de manera burlesca, para negar con la cabeza –Yo no puedo ayudar a nadie- Lo dice derrotado.

    -Me ayudaste mucho al escucharme, hiciste eso por mí… Y yo quiero hacer lo mismo por ti…- Lo mira con cierta ternura en ese instante.

    Claro que la atmosfera se vuelve realmente bella, pero… ¿Sería correcto atreverse a más?

    Sanemi, lo piensa unos segundos, y aparta sus manos de aquel agarre, dejando escapar un sonoro suspiro, para mirar al frente, como si quisiera ignorar al gigante hombre que está a su lado. Parece como si estuviera meditando muy seriamente lo hablado, frunciendo el ceño de nuevo y limpia las últimas lágrimas con rapidez –Pues… También me hiciste sentir mejor…- Vuelve a sonreír a medias -Primero como una mierda, y luego lloriqueando, para después… Pensar cosas extrañas…- Entrecierra sus ojos, para elevar su rostro y observar unos instantes el techo.

    Gyomei, puede ver que ha vuelto ese Sanemi arisco e indiferente de siempre, pero esta vez luce más pacífico en cierta forma.

    -¿Cómo que cosas has pensado?- Siente que debe preguntarle y estar atentos a lo que sigue, aunque extraña esas pequeñas manos sostener, el verlo actuar como siempre le tranquiliza bastante.

    Le voltea la cara, para ver a la ventana cubierta. Posa su codo izquierdo en su pierna del mismo lado, para descansar su mentón sobre ella –En que tal vez… Tengas algo de razón…- Se siente enfadado de nuevo y malhumorado, pero algo lo impulsa a comunicar lo que siente por primera vez.

    Se levanta de aquel sofá, dejando de nuevo a Gyomei solo, el cual se le queda mirando con suma atención por su recorrido, hasta que llega a la ventana.

    Y aunque, Sanemi, duda y piensa que no es buena idea abrir aquellas cortinas, deja pasar un poco de la luz del centro, al igual que el resplandor de los fuegos artificiales que comienzan a iluminar el cielo.

    Ya es navidad, han pasado tanto tiempo charlando, que la media noche llego sin darse cuenta…

    Sanemi, siente que vuelve a ver esas luces como cuando era un niño, rodeado de sus hermanitos y su madre, en aquella época podía sonreír genuinamente, aunque ahora solo observa en silencio con un poco de dolor y una mueca bastante indiferente.

    Al ver la espalda de Sanemi, Gyomei, también parece revivir aquellos recuerdos, de cuando sus hermanitos del orfanato miraban la nueve caer, hablando de ello, riendo, y ver a alguien en la ventana, es bastante lindo, piensa en aquellas pequeñas sonrisas.

    -Por esta navidad, no estaremos solos, ¿Verdad?- Lo dijo casi en un susurro, pero Gyomei lo alcanza a escuchar.

    Se sorprende pero termina esbozando una débil sonrisa, al mismos tiempo, deja escapar una lágrima –No, ya no estarás solo en navidad, Sanemi- Se lo dijo también en tono bajo de voz, dejando que el tiempo fluya.

    Aunque estén físicamente alejados por unos cuantos pasos, dejando que al fin una navidad llegue a sus corazones de una manera cálida, permitiendo que esa emoción y felicidad que perdieron se vuelva a presentar en su ser una vez más.

    Tal vez sea muy pronto para confesar sus sentimientos y que en uno nazca esa emoción, pero están a tiempo de sentir que las navidades ya no son solo tiempo de luto, sino de… Recodar a aquellos que ya no están, seguir viviendo por ellos y por los que ahora tienen a su lado.

    -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Gracias por leer.
     
Cargando...
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso