Long-fic de Pokémon - New Western Pokémon

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por ScarSteban, 27 Enero 2019.

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  1. Threadmarks: A de Amnesia
     
    ScarSteban

    ScarSteban Entusiasta

    Aries
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    A de Amnesia


    Simplemente le era imposible recordar lo ocurrido.

    Por más que trataba de forzar su mente, las últimas horas de su vida eran una laguna borrosa. Lo último claro en su cabeza era haber entrado al bar para refrescar su garganta.

    Desorientación, molestia en sus ojos por la irritante luz y un tremendo dolor de cabeza; síntomas ya conocidos que lo aquejaban siempre que bebía demasiado. Pero la amnesia por alcohol era algo nuevo que jamás experimentó hasta ese día.

    Impotencia, frustración y vergüenza se apoderaban de su ser, todo por no poder encontrar una respuesta a las dudas que le provocaba ver aquella ropa de mujer esparcida por el suelo.

    Un hombre acababa de despertar con la luz del nuevo día, recostado en una cama dentro de una habitación desconocida, no tenía la más mínima idea de como llego ahí la noche anterior, ni de lo que paso con su ropa, él no era de los que disfrutaban dormir desnudo. En especial en el mundo despiadado donde vivía, un mundo donde si no mantenías tu revolver a la mano acabarías muerto. Inmediatamente tanteó bajo la almohada y pudo sentir el frio tacto de su fiel arma, que contenía a su fiel amigo Charizard; le alegró saber que no bajaba la guardia ni se olvidaba de sus responsabilidades aún durante una noche de borrachera. Moviéndose torpemente, ignorando el reclamo de molestia y dolor en su cabeza y cuerpo, se sentó y comenzó a observar su entorno; sus cosas se encontraban tiradas por todo el suelo, pero lo extraño…

    Lo extraño eran las prendas femeninas entremezcladas con las suyas.

    Durante un segundo, aquel hombre, solo carcajeó y negó vehementemente tratando de alejar la idea, tratando de encontrar una respuesta, tratando de convencerse que jamás cometiera semejante estupidez. Un suave y delicado suspiro a sus espaldas provocó que se le erizara la piel.

    Los músculos se le tensaron de pavor, con gran esfuerzo logró girar la cabeza solo para descubrir que si fue tan estúpido, a solo unos centímetros, compartía aquella cama desconocida con una escultural y bien proporcionada figura femenina, desconocida, recostada de espaldas y apenas cubierta por la sabana sobre el lecho que compartían.

    Los recuerdos continuaban negándose a regresar a su conciencia, durante un segundo pensó acerca de lo decepcionante que resultaba no recordar la apasionante noche que “quizás” tuvo con aquella esplendida mujer; pero de inmediato reaccionó y se puso a analizar la situación con mente fría. El color castaño de aquel largo cabello no le dejó duda, se trataba de la mujer sospechosa que se le acercó en el bar la noche anterior, sonriente, hermosa, y sin duda nada intimidada por un desconocido.

    Entonces la idea que “quizás” esto se tratara de una trampa para inculparlo y tener ventaja sobre él, una treta deshonesta para conseguir su dinero, comenzó a aflorar en su mente. Estaba claro que eso fue lo que sucedió, ninguna mujer se acercaba por cuenta propia a un extraño sin tener un objetivo oculto.

    Con sumo cuidado levantó la sabana que los cubría a ambos para observar con detalle, deseando, rogando, que el alcohol ingerido, y que lo llevó a ese dilema, lo hubiera entorpecido lo suficiente para no consumar la acción. Pero con un total ataque de pánico, aquel hombre observó la evidencia contundente de una noche divertida. Aquello lo dejaba en un predicamento, pero él también podía jugar ese juego; después de todo era un Ranger de Kanto, recientemente asignado a Pueblo Paleta. Esa mujer no tenia forma de saber quien era, después de todo mantuvo su identidad oculta y no avisó a las autoridades locales acerca de su llegada anticipada, ante ella era un simple viajero.

    Entonces comenzó a recuperarse de la amnesia que lo aquejaba.

    “Delia”, fue el nombre con el que ella se presentó ante él, lo extraño que le pareció aquella situación, le siguió el juego debido a que deseaba conocer detalles turbios del pueblo bajo la sombra del anonimato, ya que las personas se negaban a revelar esos detalles ante la ley. Para poner las cosas más divertidas propuso un concurso de bebidas, haciendo alarde de su gran resistencia, en el cual el perdedor respondería las preguntas del ganador. En fin, todo fue su culpa.

    Así comenzó, salió victorioso en las dos primeras rondas y preguntó cosas sin importancia, pero de interés para un viajero; entonces perdió a propósito las tres siguientes y respondió con sinceridad a las preguntas de “Delia” para no levantar sospechas.

    A partir de ese momento las cosas comenzaban a ponerse borrosas y más intensas en sus recuerdos. Pero estaba seguro que logró mantener el control de la situación. Lo último claro en su mente era responder negativamente a si estaba casado y preguntar porque una mujer tan hermosa no tenía novio y acariciarle la mejilla… O eso creía recordar. Algunos de sus recuerdos continuaban borrosos.

    El esfuerzo de recordar le dio un tremendo dolor de cabeza que lo obligó a llevar la mano a la cabeza para controlarse. Pero su súbito movimiento desencadeno que su acompañante también despertara, se moviera aturdida y le clavara los confundidos ojos color chocolate que poseía sobre su persona.

    Aquella mirada sorprendida y afligida que recibió hecho por los suelos la teoría que había formulado, quedo claro que ella estaba igual de sorprendida por lo ocurrido, pero no pudo admirarla indefensa demasiado tiempo, en un instante una gran furia e indignación se reflejaban como cuchillas en aquellos orbes femeninos. Fue entonces que finalmente notó la mano de “Delia” dirigiéndose a la mesa de noche para sujetar el revolver que reposaba ahí.

    Él era un Ranger entrenado, preparado para afrontar situaciones difíciles, incluso contra Pokémon, pero le sorprendió la agilidad y determinación de la mujer frente suyo, quien no se avergonzó de su desnudez al erguirse sobre la cama y no le dio oportunidad de reaccionar mientras le apuntaba directamente al rostro.

    En otras circunstancias no se habría sonrojado por el espectáculo delante suyo, pero había algo en la ferocidad de aquella mujer y la belleza de su cuerpo que lo estaba hipnotizando. Deseaba dialogar, pero estaba claro que si decía una sola palabra terminaría muerto.

    Afortunadamente, “Delia” se distrajo un segundo debido al dolor de la resaca y el hombre no dudo en aprovechar la oportunidad; extrajo su revolver, salto de la cama, rodo por el suelo, recogió sus pantalones junto a toda la ropa que pudo y se aventó contra la primera puerta que vio. Desafortunadamente resultó ser el baño. Pero no tuvo tiempo de quejarse, los disparos comenzaron a resonar y lo obligaron a tirarse contra el suelo.

    “Delia” vació completamente la recamara el arma y continuaba oprimiendo el gatillo sin importarle la falta de munición, el hombre se fascinaba cada vez más por la ferocidad de su atacante y aquello lo desconcertaba. Respiró hondo, rodó, se sentó para colocarse los pantalones, y se concentró en buscar una solución, si jugaba bien sus cartas y demostraba su arrepentimiento podría solucionar el problema más apremiante y evitar recibir nuevamente seis disparos…

    — ¡¿Seis?!— exclamó apremiante Red Ketchum tras recontar en su mente. Todos los revólveres estaban diseñados para dar cinco disparos, sin excepción, era el límite de la tecnología en su precario mundo; sin embargo, existían armas que podían dar seis disparos, los más poderosos y difíciles de conseguir, sin mencionar ilegales para ciudadanos comunes, debido a que eran alimentados por la energía del Pokémon que mantenía prisionero en su interior y lo liberaban con aquel sexto disparo. Red rápidamente alzó la vista y confirmó aterrado que uno de los agujeros de la puerta de su escondite era mucho más grande que los demás, sin mencionar el más fuerte debido a que traspaso el muro de ladrillos de la otra pared— ¡Maldición!— gritó desesperado, terminando de vestirse con su única prenda y saltó por la diminuta ventana del baño con gran agilidad instantes antes que el muro de ladrillo fuera destrozado completamente por un Sneasel.

    — ¡Atrápalo Sneeze!— Red no pudo evitar sentir un excitante estremecimiento al oír el grito iracundo de “Delia”. Esta era la primera vez que se sentía de aquella manera, ni siquiera con su difunta ex esposa logró sentir aquella electricidad.


    La gente del pueblo se asomaba al exterior de sus casas para conocer el origen del alboroto, Pueblo Paleta era un lugar rustico y pacifico, creciendo a orillas de un rio en medio de un inmenso desierto, sobreviviendo en aquel mundo donde la ley del más fuerte era absoluta. Pero eso no les impedía disfrutar del espectáculo que ofrecían las parejas en las habitaciones del bar tras una noche de borrachera.

    Red armaba tremendo espectáculo al estar casi desnudo, sosteniendo un revolver en una mano y una blusa junto a un brasier rosa en la otra.

    Esta era la peor forma de presentarse ante el pueblo que protegería de ahora en adelante y estaba más que seguro que todavía le faltaba exhibir una batalla Pokémon en plena calle.
     
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    Maze

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    Aries
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    Oh, lol. Qué bueno que al final decidieras volverlo longfic.

    Fue bastante divertido tbh. Me sacó una buena risa el escape de Red, y la explicación a las pokéguns del relato anterior. La verdad pinta interesante y es fácil de leer.

    Me mindfuckea un poco que Red KETCHUM tenga un episodio sexual con Delia... pero imagino que acá podría ser el padre de Ash en lugar de su hermano.
     
  3. Threadmarks: B de Buscado
     
    ScarSteban

    ScarSteban Entusiasta

    Aries
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    B de Buscado


    Delia intentaba sobreponerse a la resaca que la agobiaba, ignorar el martilleo incesante en el interior de su cabeza, controlar la vergüenza y humillación que hervía en su sangre y concentrarse en usar las escazas fuerza restantes en su cuerpo desnudo para recargar su revolver y darle una lección al sujeto que se escondía de manera cobarde en el baño, luego de haberse aprovechado de ella; aunque ella misma supiera que no era del todo cierto.

    Sin embargo, su cuerpo jugaba en su contra, le resultaba muy difícil mantenerse en pie; el resplandor del sol le lastimaba los ojos; la desnudez de su cuerpo permitía a la brisa matutina acariciarla a su antojo provocándole un escalofrío; y poco a poco el sentido común, la moral y la compostura comenzaban a despertar en su mente, y sin duda la incitarían a pensar en las consecuencias del escandalo que estaba provocando.

    Después de todo ella era la Sheriff del pueblo, la oficial encargada de hacer cumplir la ley, no la mujer con autoridad para asesinar a alguien, no debía dar aquellos malos ejemplos. Pero, justamente debido a que su conciencia se encontraba aturdida, Delia estaba decidida a aprovechar la oportunidad de utilizar la fuerza para desenmascarar a aquel sujeto de una buena vez por todas; por eso envió a su compañera Sneasel, porque ahora estaba más segura que nunca que ese sujeto tendría un cartel de buscado, con una fotografía y una recompensa impresas, circulando por todo Kanto. Y de no ser así, ella misma se encargaría de publicarla.

    Delia tuvo que detener sus pensamientos y se vio obligada a sentarse en la orilla de la cama debido al súbito vértigo que la aquejó, pero en ningún momento dejó de apuntar a la puerta donde se escondía aquel hombre, ni de presionar el gatillo de su arma a pesar de no tener munición o a su compañero Pokémon dentro.

    — ¡¿Seis?!— Delia escuchó la exclamación de “Red”, el supuesto nombre de aquel sujeto; la sorpresa y el temor en la voz masculina la hicieron sonreír de satisfacción, ya podía escuchar las suplicas de aquel hombre al darse cuenta que estaba perdido; una renovada onda de energía le permitió sobreponerse a sus malestares y proceder a buscar su ropa en el suelo. Suspiró con alivio al encontrar sus botas y su falda, ya que escondía munición en los pliegues del calzado y a su segundo compañero Pokémon en la hebilla del cinturón, pero únicamente esas prendas era todo lo que quedaba de su vestimenta, el resto era la camisa y botas del hombre; se colocó sus prendas con rapidez, deduciendo que el resto de su ropa seguramente fue tomada como premio por aquel patán— ¡Maldición!— la voz desesperada de Red junto al sonido de cristales justo antes del estruendo de un muro al ser destrozado resonaron en el baño.

    La sonrisa de Delia se ensanchó con malicia, las persecuciones eran su deporte favorito, y se encargaría de disfrutar este al máximo.

    — ¡Atrápalo Snezee!— ordenó Delia mientras a regañadientes procedía a colocarse la camisa de Red, apretando los dientes con disgusto ante la calidez y placer que aquella prenda masculina la obligaron a recordar de la noche anterior mientras la abotonaba. Era una maldición para Delia recordarlo todo, cada segundo se repetía en su mente; desde el momento exacto cuando el alcohol tomo el control de su ser y ella quedó como una simple espectadora, poco a poco encontrando más atractiva aquella marcha en forma de llama sobre la mejilla de aquel rostro apuesto, jugueteando sin miramientos con el cabello color azabache ante la menor oportunidad, y quedando hipnotizada por aquellos ojos color verde jade; hasta el momento en que correspondió al súbito beso de aquel hombre.

    Luego de eso se escabulleron a la primera habitación libre que hallaron, riendo y pidiendo disculpas al par de parejas que interrumpieron en plena acción durante su trayecto.

    Delia bufó, furiosa y avergonzada, por los recuerdos de aquella noche de pasión que pasaron frente a sus ojos. Pateó la puerta con fuerza para liberar su frustración y para concentrarse en la cacería.

    En cuanto salió de la habitación se encontró con el rostro sumamente enfadado de Tom, el tabernero, pero en cuanto la reconoció, el rostro del hombre mayor adquirió un semblante de pasmada sorpresa que lo dejó con la boca abierta.

    — Te pagaré todos los daños, Thomas. Es… Esta es una investigación, nada más— Delia no pudo evitar que su rostro se encendiera violentamente por el rubor mientras intentaba justificarse y pasaba de largo con rapidez. A pesar que fuera cierto en parte, Red le pareció sospechoso e intento obtener una confesión de incognito entre copas, pero todo se salió de control. ¿Cuantas veces había compartido bromas con Tom acerca de las parejas alborotadoras pasadas de copas? Y ahora ella pasaría a formar parte de aquellos comentarios burlones. Quizás nunca más podría poner un pie en la taberna.

    Todos los espectadores quedaron impactados al ver el estado de la Sheriff al salir de la taberna, con el cabello enmarañado, la ropa puesta con apuro, y una expresión de arrepentimiento y vergüenza grabados en el rostro junto a los claros síntomas de resaca. Aquella escena, y la obvia deducción del significado de esos síntomas, pudieron distraer a los pobladores que hasta hace poco se deleitaban con las acrobacias del hombre que salió antes, y que ahora evadía los intentos de captura del Sneasel de la Sheriff.

    Los susurros y las exclamaciones de asombro no se hicieron esperar.

    Delia respiró hondo varias veces para concentrarse e ignorar al resto del pueblo; Red traía un revolver en la mano, pero las armas humanas eran inútiles contra las defensas naturales de los Pokémon, la única que podría resultar herida por un disparo era ella.

    La Sheriff recargó su revolver con cinco balas normales y extrajo la sexta, totalmente de color negro, de la hebilla de su cinturón para colocarla junto al resto dentro del revolver.

    — ¡Manos en alto!— gritó Delia con voz autoritaria e imponente apuntando su revolver contra el sospechoso. Sneasel dejó a su presa y saltó al lado de su compañera lista para la batalla.

    A pesar del espectáculo que estaba generando y el bochorno que la perseguiría por siempre, debía actuar con autoridad y cumplir su deber, sin importar las circunstancias o que ella fuera parte del problema.

    Después de todo, Delia juró proteger a Pueblo Paleta de vándalos y buscapleitos.

    Ese era su orgullo.

    La agente de la ley… Delia…

    Delia Oak.
     
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