Explícito Never learned to raise my hand, was too busy raising hell [Gakkou | Joey x Alisha | AU | One-shot]

n/a: para quienes no lo sepan, mi nueva adicción se llama Zodiac Academy y istg i just had to do this. mientras iba leyendo los libros, lo único que pensaba era lo mucho que mi prota favorita me recordaba a ali y lo bien que se lo pasaría el jolisha, porque encima compartirían casa so of course, ahora que andaba esperando que una amiga acabase los exámenes y estaba con el mono, se me fue la pinza y aquí estamos: un zodiac academy!jolisha que solo es una excusa barata para aventarme otro pwp de ellos (?)

Contenido oculto

he intentado hacerlo lo más sencillo de seguir posible, pero voy a dar un poco de contexto para que sea más fácil de entender a la hora de leer aunque solo belu se lo vaya a leer seguramente (?)

So la trama ocurre en Solaria, un mundo espejo de la Tierra donde viven los Fae, personas mágicas, en resumen. Las personas y la magia de este mundo está influenciada por las estrellas y, como cabe esperar, el signo del zodiaco de cada uno. Hay cuatro magias elementales (agua, aire, fuego y tierra) y por regla general cada uno tiene la magia de su signo, aunque no es extraño que Fae relativamente poderosos tengan dos elementos en su poder (tres es extraño y cuatro solo tienen las protas (?). Hay mucho lío de poder y política en el libro, pero yo no voy a mencionar nada de eso, así que no hace falta decirlo por aquí.

Aparte de eso, cada Fae tiene también una orden, que son prácticamente todos los seres sobrenaturales que conocemos (vampiros, hombre lobos, sirenas, dragones... y un largo etc), yo solo voy a mencionar las dos que les he elegido al jolisha y, aclarar antes de nada, que los he escogido así porque me apetecía para la trama y ya, no me he fijado en que les pegase específicamente ni nada (? además de que tampoco tengo mucha info de todas las ordenes, así que voy a lo seguro (???

Y con eso creo que cubro toda la info que hace falta al respecto... pero cualquier otra duda pues estoy aquí para responderlas uwu

Gigi Blanche heyo, vengo con más guarrerías porque apparently it's never enough (?) y, idk, regalo de san valentín atrasadísimo (?)

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I might, just might kick your butt
Go run amok then paint my nails
Never learned to raise my hand
Was too busy raising hell

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| Alisha Welsh |
| Joey Wickham |

***​

Para ser un viernes por la tarde, la casa de Ignis estaba estúpidamente concurrida, aunque quizás no fuese un hecho tan extraño considerando el tiempo tan terrible que hacía fuera. Y si ni siquiera yo, que tenía cierta fama de tenderme a gustar demasiado la fiesta, había decidido abandonar la calidez de la academia, era obvio que la mayoría de los alumnos decidirían seguir el mismo destino.

Me hubiese gustado que no hubiese sido el caso, a decir verdad, porque había bajado a la Sala Común con la esperanza de tener un poco de tranquilidad mientras aprovechaba el calorcito de la chimenea, y en su lugar me encontré el lugar prácticamente lleno de alumnos que parecían haber tenido la misma idea que yo. Nada que hacerle, sin embargo, ya había salido de mi cuarto así que al menos podría quedarme un rato por ahí.

Encontré un sillón libre, bastante alejado de todo el tumulto principal, y aproveché la velocidad que mi orden me daba para pillarlo antes de que alguien más tuviese la misma brillante idea. Me acomodé en el asiento y saqué mi Atlas, con claras intenciones de distraerme al revisar las redes sociales.

Digamos que hice mi mayor esfuerzo por centrarme en mis propios asuntos, pero era prácticamente imposible no querer poner la oreja cuando había alumnos cotilleando por todos lados y, más veces de las que iba a admitir alguna vez, aproveché mi poder para escuchar con más claridad lo que estaban diciendo.

Que si habían visto a la enana de Hiradaira saliendo para dirigirse a la casa de Aqua o que cierto par de Géminis había acabado montándose un trío en una sala de estudio de la biblioteca… vaya escuela de salidos. Pero quién era yo para quejarme, en realidad, cuando parte de los rumores sexuales que circulaban por ahí me habían tenido de protagonista.

Ups~

Sea como fuere, en algún momento las historias dejaron de llamar mi atención y me dispuse a centrarme de verdad en el Atlas, pero me fue imposible una vez más, pues escuché los pasos de una persona en particular acercándose a mi posición. Me hice la interesante, eso sí, y no aparté la mirada de la pantalla hasta mucho después, cuando ya el chico se había arrastrado otro sillón para sentarse enfrente.

—Qué extraño verte tan apartada y tan sola, Ali~

Solté una risilla ligera, encogiéndome de hombros mientras bloqueaba el aparato entre mis manos y levantaba la vista. Me maldije a mí misma al hacerlo, sin embargo, porque mis ojos fueron a parar directamente a su cuello, y no importó lo mucho que intenté apartarla, estaba demasiado necesitada de poder como para poder tan siquiera disimular.

>>¿Todo bien, linda? —preguntó, con un tono inocente claramente impostado y ladeando la cabeza, dejando la piel de su cuello aún más al descubierto.

Solté un suspiro pesado, forzándome a levantar la vista hasta dar con la suya, y bufé ligeramente, justo un segundo antes de que usase sus poderes para hacerme soltar la lengua. Siempre lo hacía para joderme, y por regla general lo dejaba hacer porque sí, pero en aquella ocasión ni siquiera tenía las fuerzas necesarias para pretender expulsarlo, así que no tuve más remedio que dejarme llevar por la liviandad que me hacía sentir.

—Estoy cansada…

—¿Por qué?

—La semana que viene tenemos partido de Pitball y las animadoras estamos haciendo prácticas extras para ello, las clases se están volviendo cada vez más exigentes y no me queda mucha magia porque solo me gusta alimentarme de ti, pero no hemos coincidido esta semana. ¿Acaso me estás evitando?

Fue terminar de hablar e, inmediatamente después, notar como los efectos de sus poderes desaparecían de mi cuerpo. Fruncí el ceño al recibir la chispa divertida de sus ojos y chasqueé la lengua, apartando la mirada con un claro gesto de frustración.

Malditas sirenas.

—No te estaba evitando, preciosa, es que se te notaba el estrés desde kilómetros y no tenía muchas ganas de comérmelo.

—Eso suena exactamente como si me hubieses estado evitando —me quejé, con cierto tono infantil que, de igual manera, no escondió el reproche que pretendía echarle.

Lo escuché reírse y, al volver a girar la cabeza para mirarlo, vi que estaba extendiendo el brazo para ofrecerme su mano. La acepté, un poco a regañadientes, y dejé que me guiase hasta hacer que me sentase sobre su regazo.

—Vale, te estaba evitando —reconoció finalmente, y noté como me pasaba algo de pelo detrás de la oreja para acercarse y dejarme un beso en el lóbulo de la misma—. Pero no por el motivo que tú crees.

Notar su aliento rebotando contra mi piel me lanzó un escalofrío a lo largo de la espalda y supe, sin necesidad de mirarlo, que estaba encantado con los sentimientos que tenía que estar recibiendo de mí en esos momentos. Pero eso no me distrajo lo suficiente de sus propias palabras y giré el rostro, mirándolo con el ceño ligeramente fruncido.

En pocas palabras, los dos éramos unos parásitos, y aunque ninguno teníamos especial problema en encontrar a gente dispuesta a ayudarnos con nuestras necesidades, siempre acabábamos recurriendo el uno al otro. Y con todo el estrés que había pasado, mentiría si dijese que no me había atormentado el pensamiento intrusivo de que ya no tendríamos ese beneficio entre los dos.

Por supuesto que Joey tenía que haber pillado todas mis preocupaciones al vuelo, esa era su jodida especialidad, y noté como me acariciaba el dorso de la mano con el pulgar en lo que inclinaba la cabeza hacia un lado, dejando a plena vista su cuello.

>>Muérdeme, Alisha.

No me estaba dando su permiso, me lo estaba pidiendo, prácticamente me lo estaba ordenando, y yo no lo pensé ni un maldito segundo antes colocarme a horcajadas sobre él e inclinarme para clavarle los colmillos en la piel.

Estaba necesitada de poder, pero mierda, sentí como me clavaba los dedos en los muslos en reacción al dolor inicial de la mordedura y se me mezclaron un montón de mierdas dentro. Y puede que sus poderes no tuviesen que ver en eso, que fuese todo yo, pero desde luego no iba a quitarle culpa por ser el que me estaba ocasionando sentir así de todos modos.

Moví las caderas en respuesta, chocando contra su entrepierna en el proceso, y por el gruñido que dejó salir al notarlo, supe que había hecho bien en quedarme en la academia aquella tarde.

Tuve que hacer un esfuerzo enorme para poder separarme de su cuello, soltando una especie de quejido al hacerlo, y le dejé un beso en la zona antes de rozarle la piel con los dedos, curándole la marca de los colmillos.

Irguió la cabeza para encontrar mi mirada, haciendo que me mordiese el labio inferior al recibir la intensidad de la misma, y deslicé la mano a su nuca, afianzándola inmediatamente después en su melena. ¿Cuánto hacía que no echábamos un polvo? Unos cuantos días ya, no lo recordaba con exactitud, pero el cosquilleo de mi entrepierna me indicaba que había sido demasiado tiempo para mi gusto.

Me acerqué a su boca con un movimiento precipitado, asumiendo que él tenía tantas ganas de besarme como las tenía yo, y grande fue mi sorpresa al notar cómo giraba el rostro y mis labios daban de lleno con su mejilla, haciéndome pestañear un par de veces con incredulidad.

—¿Estás segura, Ali? ¿Aquí, delante de todo el mundo? —me preguntó en un susurro, aunque era obvio que poco o nada le importaba lo del público teniendo en cuenta que aprovechó la cercanía para mordisquearme el lóbulo de la oreja.

Solo pretendía tocarme los huevos, era plenamente consciente de ello, y por regla general hubiese respondido algo para molestarle también. La cuestión era que, claro, estaba más caliente de lo que me hubiese gustado admitir y las neuronas no me regaron lo suficiente como para devolverle la broma.

Dejé caer la cabeza hacia delante, apoyando la frente sobre su hombro, y el suspiro que se me escapó logró sacarle una carcajada ronca al chico. Sentí como su mano se colaba por debajo de mi camiseta, trazando un camino de fuego hasta el broche del sujetador, y también me reí antes de separarme de su cuerpo.

Me miró con la curiosidad plasmada en todo su rostro, como si supiese con seguridad que se me había ocurrido alguna idea solo con mirarme a los ojos, y le sonreí de una manera que dejaba bastante claro que estaba en lo correcto.

Me quité la camiseta de un movimiento rápido, con la práctica de quien había hecho eso mismo millones de veces antes, y la lancé a algún lado de la sala, sin fijarme demasiado donde iba a parar.

Sabía perfectamente que era una chica atractiva, también sabía que el sujetador que llevaba estaba poniendo en bandeja mi ya de por sí prominente pecho, y sabía, joder si lo sabía, que había llamado la atención de la mitad de los alumnos que seguía habiendo en la sala común.

Ladeé la cabeza, claramente divertida, y alcé las cejas con aire inquisitivo, porque lo último que podía saber con seguridad era que Joey estaría notando con intensidad la lujuria que había llenado la habitación y que le estaría costando horrores mantener la sonrisa inocentona de su rostro.

—Eres una jodida zorra, Ali —me susurró contra el oído, habiéndose erguido lo suficiente para que sus labios me alcanzasen.

El comentario podía parecer un poco brusco, pero nada más lejos de la realidad. Joey me conocía bien y sabía con certeza absoluta que había conseguido exactamente lo que quería: ponerme aun más cachonda de lo que ya estaba.

Me bajé de su regazo con movimientos rápidos y lo agarré de la muñeca para llevármelo hacia las escaleras que daban a mi habitación, ignorando por completo los silbidos y Atlas de la gente que seguía pendiente de nuestros movimientos.

La existencia del resto de alumnos desapareció completamente de mi mente cuando cerré la puerta a nuestro paso y Joey me acorraló contra la misma, buscando mis labios con necesidad. Le correspondí al beso con la misma intensidad, llevando mis manos a sus mejillas, y solo nos separamos después de unos minutos, en busca de aire.

Dejé salir una risa ligera, deslizando después una mano a lo largo de su cuello, y lo empujé hacia la cama, dejándolo caer sobre el borde de la misma y permitiéndome volver a sentarme sobre su regazo. Comencé a repartir besos por su cuello, sin poder resistirme a morderle otra vez durante unos segundos, y sentí como me acariciaba la mejilla con el pulgar una vez me erguí para mirarlo de nuevo.

—Esto sí que lo había echado en falta~

Solté una risa ligera ante el comentario, asintiendo de manera distraída con la cabeza, y sentí como se impulsaba para buscar de nuevo mis labios. Colé la lengua en su boca apenas un segundo después de la unión y, prácticamente al mismo tiempo, noté como sus manos viajaban por mis muslos hasta alcanzar el límite de la ropa interior.

Me sonreí en mitad del beso, satisfecha con su decisión, y tuve que interrumpir el mismo cuando sentía que sus dedos me presionaban el clítoris por encima de la tela, todo para poder soltar un gemido ahogado contra sus labios.

Joey sabía perfectamente cómo y dónde tocarme para volverme loca, y desde luego eso era exactamente lo que estaba haciendo, llegando a colar la mano dentro de la ropa interior para tentarme con un dedo. Busqué acallar mis gemidos contra su boca, pero el cabrón me evitó aposta, y al final la habitación se llenó de mi voz.

Estaba bastante segura de que alguno de nosotros había invocado una burbuja de silencio nada más entrar en la habitación, pero si tenía que ser completamente sincera, a aquellas alturas tampoco me importaba mucho si nos escuchaba toda la casa.

No sería ninguna novedad tampoco~

La mano que se le había quedado desocupada viajó hasta mi mejilla, anclándose ahí para poder llevar su pulgar hacia mis labios, y tan siquiera lo pensé un segundo antes de llevármelo a la boca. Podía ser que, completamente sin querer, hubiese vuelto a sacar los colmillos con el gesto, pero logré controlarme antes de quitarle aún más poder al pobre chico.

Sentí como salía de mi interior después de haberme tentado lo suficiente, y entreabrí apenas los ojos para dar de lleno con el brillo oscurecido de su propia mirada. No había que ser ningún genio para darse cuenta, pero sí que había que ser bastante cabrona para presionarse contra su dura entrepierna sin ningún intención de hacer algo más.

Eso fue lo que hice y noté como la estupidez le endureció la expresión, pasando entonces a enredar su mano en mi melena para tirar de ella con cierta brusquedad. Qué va, la mierda me sacó un gemido más fuerte que los anteriores, y Joey lo había supuesto perfectamente.

Hundió los labios en la curvatura de mi cuello y sentí un estremecimiento recorriéndome la espalda ante el húmedo contacto, demasiado ida en el placer que estaba sintiendo como para darme cuenta de que se había hecho con mis manos y había usado su magia de tierra para unírmelas con unas vides.

No era la primera vez que lo hacíamos, y a decir verdad ni siquiera éramos los únicos que se aprovechaban de su magia a la hora de tener relaciones, pero si tenía que ser sincera, podíamos presumir de ser lo más creativos con ello. Entre su magia de tierra, la mía de agua y todo el poder de fuego que compartíamos entre los dos, las posibilidades eran bastante extensas.

Para cuando me quise dar cuenta, Joey me había tumbado sobre la cama y hasta se había desecho de mi sujetador, y una vez más tuve la certeza que ni siquiera tenía que esforzarse para notar el deseo que me rodeaba.

—Un regalo por haberte tenido a dos velas~ —canturreó cuando vio que lo repasaba con la vista, y ladeé la cabeza sobre el colchón, con la expectativa plasmada por todo mi rostro.

De alguna manera, toda la ropa del chico había sobrevivido hasta ese momento y supe, desde el primer segundo que cruzamos miradas, cuál iba a ser mi regalo prometido. Me sonreí satisfecha ante la suposición, y la misma sonrisa solo se ensanchó más cuando la teoría se confirmó.

Joey se quitó la ropa delante de mis ojos, sin necesidad de ningún acompañamiento para lograr el objetivo de excitarme, y lo hizo con movimientos tan lentos que me fue imposible tener la paciencia para no removerme sobre la cama, buscando algo de fricción en mi entrepierna con el movimiento.

Noté después su lengua deslizándose a lo largo de mi abdomen, sus manos subiéndome la falda aún más y la tela de la braga bajando por mis piernas. Me penetró sin ninguna clase de aviso, y a pesar de que había esperado que lo hiciese, el aire se me atoró en la garganta por la sorpresa.

Esperó un par de segundos, deleitándose con mi reacción, y solo necesitó que pasase las manos por encima de su cabeza, enganchándome de su cuello, para entender que podía seguir moviéndose.

Follar con Joey siempre había sido mi actividad favorita, porque lograba ponerme la mente en blanco con una facilidad absurda y alcanzaba los orgasmos con tanta intensidad que, cada vez, me hacía cuestionarme si alguien sería capaz de tan siquiera igualarlo.

Aquella no fue la excepción, por supuesto, y mientras me acurrucaba en sus brazos, agotada después de tres o cuatro rondas de polvos, pensé que definitivamente había hecho muy bien en quedarme dentro de la Academia aquella tarde.

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en este mundo existe un hechizo anticonceptivo que se conjura cada mes y he asumido que canónicamente ambos lo tendrían al día, y que seguramente ni se preguntarían por ello al saber que ese sería el caso, de ahí que no haya mencionado nada en el fic; pero usen protección siempre, mis niños