Aichi Nagoya

Kuroki Fusatada

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Ahora toy solito... Menudo caos, menuda suerte, me odio xD ya sé que no hice yo la tirada pero esperaba cualquier caos menos esto jaja me encanta...

Comenzamos a partir de Iga para dirigirnos a Nagoya, la capital de Aichi. Todo fue en perfecto órden, conversábamos en momentos y nada había estado interfiriendo, lo mejor es que parecía que esta vez los Taira no tenían ni la menor idea de que estaríamos por ahí rondando, todo va viento a popa.

Pero como algunos dicen, la vida es una telenovela de desgracias y lo que pasamos esos dos días fue solo un comercial de felicidad. Porque cuando estuvimos por alcanzar la meta, el río se desbordó y nos tomó como una fiera consiguiendo derrumbar a su presa con una fuerza que era simplemente imposible de eludir... Santo cielo.

No evité gritar mas para intentar llamar la atención de mis compañeros, sumado al miedo y agobio. Pero las vueltas, el agua y el propio río eran poderosos. Cuando menos me di cuenta una mano me sujetó, era Matsuda quien a duras penas consiguió aferrarse a mi por el cuello de mi kimono, mientras intentaba ordenar mis ideas, pues realmente esto lo conocía ya que se me da nadar. Vi que la mitad del equipo estaba lejos de mi alcance, solo pude sujetarme con fuerza de Matsuda para fortalecer la unión de ambos, aunque una roca se atravesó, el cual si bien el golpe no fue grave, eso bastó para separarnos y poco más de la mitad quedamos separados.

—¡¡Dios!! ¡¡¿Porqué burlarse de nosotros?!!—fue lo que pude exclamar antes de escuchar a Matsuda gritar "Fuji". No entendía muy bien esa intención pues seguimos siendo arrastrados, yo solo pude seguirme sujetando de Matsuda hasta que más temprano que tarde conseguimos ir desviándonos poco a poco a la par que las aguas iban calmándose, de a poco conseguimos arrastrarnos por los suelos como viles indigentes sin ni una pizca de comida encima. Hasta que no podía dejar de toser y me quedé en el suelo, inclusive vomité un poco debido a la cantidad de agua, pero nada grave, respiré agitado hasta que momentos después con gran trabajo me levanté sobre mis brazos y piernas, Matsuda se levantó y me revisó, hasta que técnicamente hicimos el proceso para desnudarnos y secar todo, sumado a nuestras armas.

Pasado el tiempo, me senté en el suelo, para escuchar su comentario, claramente desanimado. Por lo que le dediqué una mirada triste, para poco después acercarme a gatas hacia él y abrazarle. Sin importarme si eso le incomodaría.
—H-Hey... No es tu culpa, sé que esto es grave pero la naturaleza nos ha jugado una broma de muy mal gusto, no estaba en tu poder preveer eso—. Dije claramente triste.
>>Eres un gran líder Matsuda. Recuerda que los mejores guerreros pasan por las pruebas más duras, y yo digo que este viaje es uno de ellos. Vamos, no decaigas. Hay que permanecer juntos de ahora en adelante, podremos lograrlo. Vamos, sabes que cuando quiero algo lucharé por conseguirlo aunque se me vaya la vida en ello. No me dirás que no—. Reí refiriéndome a los constantes intentos para ingresar al Dojo, tratando de animarle.

Aún agobiado, tenso y ciertamente triste y preocupado por el bienestar del resto pues el arrastre fue muy agresivo. Fue momento de revisar las vestimentas y las armas, todo parecía estar en órden, por lo que nos vestimos con normalidad, aún adolorido por el tremendo esfuerzo que requirió soportar ese viajecito, regresamos. Minutos mas tarde llegamos a Nagoya, sin mayor drama de por medio.

El tamaño de la capital era mucho más enorme de lo que imaginábamos, tanto que nos sentíamos ridículamente pequeños, más aún solo siendo nosotros dos. Tuvimos que pagar para ingresar, fue muy incómodo sentir los empujones ya que todos ahí parecían tener metas en concreto, menos nosotros que claro, estábamos más para explorar que otra cosa. Por lo que ver tremendo sitio admito hasta yo mismo me quedé anonadado, sin saber qué hacer hasta que un guardia se nos acercó y nos dió indicaciones para ir al Shukusa. Bueno, creo que puede ser un buen sitio para comenzar.

Así, al comenzar a avanzar volteaba de forma casual a los locales, casas y todo tipo de edificación que estuviese cerca. Por lo que en determinado momento le dije a Matsuda.
—Bueno, Matsuda—. Dije, en realidad quería decirle maestro pero con lo recientemente ocurrido no sabría si podría empeorar sus ánimos debido a que el líder aquí es él.
>>Vayamos al Shukusa, creo que convendrá saber qué nos puede esperar un sitio como ese cuando sea necesario, sumado a que podría ser un buen primer punto para preguntar qué nos puede ofrecer este sitio. ¿Qué dices?—. Añadí, sonriente a Matsuda dándole toda la vibra positiva que pudiese, ¿estaba preocupado? Claro que lo estaba. Desde que nos separamos en Tsu lo he estado por todos.

—Solo no hay que separarnos nunca, eso será lo importante... ¡Seremos como padre e hijo!

 

Kuroki Fusatada

Sonreí ampliamente por el reaccionar de Matsuda, me llenaba de dicha verlo con los ánimos repuestos sin dudas, por lo que seguimos avanzando mientras escuchaba su comentario sobre ser padre.
—¿De verdad? Mi papá siempre me decía que era algo bello, pero... Bueno, también me decía que aún soy muy pequeño para entender muchas cosas—. Reí apenado —¡Pero no pasa nada! Estoy seguro que lo serás algún día Matsuda, eres una gran persona—. Dije conmovido mientras escuchaba lo otro, por lo que asentí.
>>Hay que estar juntos sin duda alguna, además, no hay prisa. Temo que en nuestro estado debemos ir con cautela, si lo hacemos bien, no sucederá nada malo como mínimo—. Expresé mientras arribábamos al edificio e ingresamos.

Al entrar, no tuvimos la mejor bienvenida, al parecer los sitios estaban llenos y eso me hizo musitar triste, vaya. Esto iba a ser incómodo. Dormir en la enterpérie de nuevo.
—Entiendo, no se preocupe—. Dije de forma comprensiva mientras agudizaba el oído, escuchando los rumores de alrededor, hubieron un par de detalles los que captaron poderosamente mi atención.
Bueno... Aquí agradezco ser yo el que pudiese estar con Matsuda en una capital tan enorme, los comentarios daban una buena base.

El señor de Aichi... ¿Eh?
—Disculpe, tengo una pregunta, venimos de visita pero ahora que usted lo ha mencionado... ¿Qué es el Día del Señor? ¿Es una especie de celebración que llevan a cabo aquí?—. Pregunté, indudablemente curioso y con calma.

 

Kuroki Fusatada

Me mantuve calmado por el gesto del señor para con Matsuda, no era mi intención pero ciertamente era un dato que me interesaba.
Escuché su explicación con atención para asentir al final, así que son formas de llamar los días, curioso.
Luego sentí el agarre de Matsuda para desviar un poco mi cabeza hacia él y escucharle, por lo que no evité reír.
—Empezamos con el pie derecho, ya nos vamos entendiendo—. Dije entre risas mientras me quedaba parado con calma, como con quién no quiere la cosa para hacer un poco más discreto el detalle del susurro. Por lo que al llegar al final no evité carcajear, vaya. Creo que Takano esta más... extremista de lo que creí, digo. Para ser el estratega eso le daba un toque ciertamente irónico.
—Un buen descanso se disfruta cuando ni te das cuenta en dónde estás—volví a añadir mientras empezábamos a salir para seguir escuchándole, por lo que no evité tensarme un poco.

—¿Destruírnos? Uy no, Matsuda. Es más probable que me des un golpe de mala manera tu antes que yo empiece a hacerte daño, digo. Ya lo he vito con Takano—volví a reír divertido, aunque ciertamente por un momento creí que me lo contó de forma literal para hacerlo después.
Después le observé curioso ante su última pregunta, elevando una ceja.
>>¿Que no implique dolor? ¿Estoy escuchando un desafío acaso?—volví a bromear mientras miraba alrededor un instante.

—¿Porqué no vamos a la Casa de Armamento? Podríamos ver que hay en ese lugar. Podría servirnos como una buena forma de ver qué tanto nos puede ofrecer Nagoya, como los comercios pero... Creo que eso mejor para después. Dudo que nos encontremos con algo negativo solo por dar una visita—. Dije mientras comenzaba a avanzar con calma.
>>Lo que sí es que quisiera preguntarte... ¿Qué es lo que sabes acerca de Masamune y Kyuzo? Sabía que eran herreros muy, pero que muy importantes y famosos, talento en todo su esplendor. Aunque... Bueno... Por ahí escuché que han desaparecido, y yo honestamente no tuve ni la menor idea—. Comenté mientras caminaba.

 

Kuroki Fusatada

Reí de forma divertida por el comentario de Takano, la verdad es que no dudaba de aquello, es una persona demasiada fría, me intrigaba el porqué resultaba ser alguien tan frío, y ciertamente temía por eso.
Luego miré a Matsuda sobre el detalle del entrenamiento, por lo que asentí sonriente.
—No te preocupes, Takano ya me ha hecho sentir lo que es ser golpeado con su gran fuerza, así que como mínimo ya sé lo que me espera—volví a reír.

Luego escuché todo su relato acerca de los herreros, por lo que no evité musitar realmente sorprendido. ¿Pero cómo ha pasado? ¿Porqué es que han desaparecido sin más?
—La parte de Masamune me intriga mucho solo por el detalle de que su sello aún sigue por ahí, pero Kyuzo... Suena a que definitivamente desapareció de toda existencia. Es cuanto menos extraño. ¿Pero qué les pudo haber sucedido?—. Pregunté aunque de manera más general y para mí mismo que para Matsuda, no tenía la menor idea acerca de todo esto.

Así, llegamos al destino y no tardamos en ver todo a detalle, ciertamente era increíble y más que hubiesen dos guardias presentes junto con el gran herrero, era de esperarse tener seguridad, después de la gran reputación que tiene encima.
Al escuchar su bienvenida y ver su accionar, reverencié un momento y hablé:
—¿Es usted el famoso Yamamoto? Es un honor conocerlo—. Dije, sonriente. Para echar un vistazo alrededor, era idílico el gran arsenal que tenía para mostrar, aunque maldecía no poder cargar con mucho dinero.
>>La verdad he venido por dos cosas señor. La primera es ver si puede analizar mi arma—. Dije mientras desenfundaba mi arma y se lo extendía con calma.

>>Lo otro era si usted podría limpiarla. La verdad es que jamás creí tener la oportunidad de conocerlo un día, y me gustaría que como mínimo mi sable se vea como nueva gracias a usted.—sonreí ampliamente mientras me quedaba reflexivo un momento, quería saber si podía averiguar algo más acerca de él.

—Mientras tanto... Dígame señor Yamamoto. ¿Porqué todo mundo le llama el mejor herrero de todo Japón? La verdad es que me apena decir que no conocía de usted hasta mucho tiempo después

 

Kuroki Fusatada

Me paralicé para cuando Yamamoto miró a Matsuda en forma de sentencia pues, nuevamente. No era mi intención, a estas alturas empezaba a considerar que tal vez deba medir mejor mis preguntas. Sin en cambio, solo una estruendosa carcajada vino de aquél hombre, lo cual me hizo soltar el aire tenso que había comprimido sin querer.

Al escucharlo, no evité sonreír, aunque más preguntas me invadían... ¿Tosco y pesado? ¿Extraños y estéticos? ¿Pero qué clase de armas crean cada uno de ellos?
Quisiera indagar más, se notaba claramente que daba esos comentarios porque eran su competencia. Pero por eso mismo no podría insistir, aunque como lo escuché de fondo, puede y ni él mismo sepa qué fue lo que pasó... Tal vez...

Cuando Yamamoto tomó mi katana, lo hizo con un gran cuidado y respeto, tanto que de verdad sentí que lo trataba como si fuese una reliquia, lo cual me hizo sonreír. Yo también lo veía de la misma manera.
Yamamoto se fue y yo solo asentí, miré un momento a Matsuda, no dudaba que extrañara a Fuji en estos momentos.
—Hey, Matsu... Nos reuniremos pronto, confía en ello. ¿Sí?—nuevamente le sonreí mientras Yamamoto salió de nuevo, por lo que volví a girarme hacia él, escuchar que era una simple katana, sin mayor cualidad era desalentador, ciertamente... Pero no evité sonreír ampliamente al ver mi arma como nueva, reflejando toda luz que se posara encima, la admiré un momento mientras escuchaba mi nombre y asentí conmovido, a la par de mirar el grabado, por lo que acto seguido la guardé.
—Será simple, pero es una gran extensión para mí—. Dije orgulloso mientras ahora veía el intercambio de Matsuda con Yamamoto, así que Fuji fue entrenada por Masamune... interesante.

Al final parecía que iba a ser todo, no sabía porqué por alguna razón presentía que faltaba algo importante, y muy probablemente la respuesta iba a venir antes de tiempo pues... Yamamoto habló y le miré, primero confuso por el primer comentario pero... La pregunta me heló mientras me quedaba mudo a la par que poco a poco mi rostro mostraba verídica sorpresa...

—¿S-Satou Fusatada?—repetí ese nombre mientras mi mente se perdía en un festival de sorpresa, nervios y miedo. ¿P-Pero cómo el sabía ese nombre? ¿Donde lo había escuchado? ¿Habrá visto a mi padre?

Para cuando me dí cuenta, estaba hablando con mi mente, y parpadeé varias veces mientras intentaba difuminar el shock, no puedo creerlo... ¡¡No puedo creerlo!! ¿Acaso... Acaso estoy cerca de encontrarme con él de nuevo?

—E-Esto... Lo siento, sepan disculparme—. Dije mientras me tocaba la frente, inhalé y exalé con ritmo para ir calmándome, tenía que ordenar mis ideas.
>>Disculpen es que... Ese es el nombre de mi padre, verá. Hace mucho, mucho tiempo que le perdí la pista y... Bueno, me intriga bastante el que usted sepa de ese nombre. ¿Porqué nos pregunta acerca de eso?—. Añadí mientras seguía impresionado, creí que escucharía ese nombre por ahí, de alguna persona, un mercado. Donde fuese pero... No de alguien como Yamamoto.

 

Kuroki Fusatada

El ambiente se puso incómodo, en cierta medida. Yamamoto siguió hablando y al final, tenía todo el sentido que mencionase mi nombre cuando limpió la katana. No supe cómo reaccionar, solamente me quedé atónito, miré a un lado mientras suspiraba en silencio... El apellido, el cabello.

Dos katanas llenas de sangre y barro... Pero, mi padre se supone que fue a involucrarse con los Minamoto y los Taira en su conflicto, al menos... cuando dijo que dos clanes tuvieron un severo conflicto por un trono, estaba claro. ¿O es que acaso me estoy equivocando? ¿Nuevamente actué impulsivamente?

Volví a mirar al herrero cuando habló, dándome las diez monedas. ¿Nervioso? Mi padre es alguien muy tranquilo, yo heredé la energía de mi madre, pero el era todo un polo opuesto y... Escuchar eso me inquietaba.
Miré a Yamamoto, se le notaba apenado, guardé el dinero y me acerqué un poco más.

—No se apene, señor Yamamoto. La verdad es que... Lo he estado buscando desde hace mucho tiempo ya, he viajado para intentar encontrar alguna pista sobre él pero... nada. Al menos, nada hasta ahora. No hizo nada malo, todo lo contrario, me ha hecho un enorme favor—. Sonreí ampliamente, aunque aún seguía en shock.
>>Le agradezco profundamente la información, como el que limpiase mi katana, en serio. Solo... Quisiera saber. ¿A dónde fueron? Yo solo soy un viajero junto con el caballero de aquí, y al parecer el destino al fin ha decidido reunirnos una vez más, solo... Si le soy honesto. Temo lo que pueda ver pero, me alegra profundamente que siga con vida—. Dije mientras mi voz flaqueaba un poco por la sorpresa y los nervios, sollocé un momento para pronto secarme las lágrimas que tenía encima.

No... Aún no debía llorar.

—Disculpe, la katana fue un regalo de mi madre, una sorpresa cuando mi padre ya empezaba a ver el potencial en mí. Así que... Tengo un cúmulo de emociones—reí torpemente mientras bajaba un momento la mirada.

Padre... Tu solo me dijiste que tenías que ver el conflicto y hacer algo, que pronto volverías. Te fuiste con prisa, tanta que apenas si recuerdo tus palabras. Tenía miedo, mucho miedo. Te esperé, por días inclusive, pero nunca volviste... ¿qué pasó?
Me quedé sólo, y recordé tu enseñanza de siempre mantener la cabeza en alto y estar firme, para poder ver las cosas que uno no podría por estar deprimido. La única noticia referente a lo que me dijiste era esta guerra entre los Taira y los Minamoto. Di muchas vueltas y esperé mucho en nuestro hogar, pero nada...
Yamamoto dice que viniste agobiado, con prisa. ¿Qué pudo haberte perturbado? ¿Que tanto viajaste? ¿Cómo te encontrarías ahora? Si me vieses... ¿Podrás reaccionar sin miedo ante mi presencia? ¿O acaso me enteraré de algo muy turbio y no podrás sincerarte conmigo?

Literalmente no sé cómo tomarme esto, eres un hombre de palabra, prometiste volver, y no lo hiciste. Y eso solo quiere decir que una fuerza mucho mayor a ti te lo impidió. ¿Debería emocionarme? ¿Entristecerme? No lo sé... Pero admito que esto ha sido muy rápido. Ni siquiera he terminado de formarme como guerrero y parece que tendré un reencuentro contigo. ¿Qué debo hacer? N-No lo sé...

Pero... después de todo, realicé este viaje por ti. Y me propuse hallarte, así que eso haré.

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Honestamente no me esperé esto xD creí que tocarías este tema hasta mas adelante. Así que indudablemente me has tomado por sorpresa!

 

Kuroki Fusatada

—Entiendo...—. Dije un poco triste por la aclaración de Yamamoto, tenía sentido, después de todo.

Después, al sentir el toque de Matsuda me giré para escucharle, en el momento en que dijo que ambos sabíamos hacer algo en concreto y señaló al techo, lo comprendí al instante, por lo que sonreí discretamente, pero lo suficiente para que él lo notase.
Volví hacia Yamamoto y reverencié de igual manera, para poco después salir.

Afuera, escuché a Matsuda con suma atención, por lo que al final reí un poco y asentí, vaya, no me había equivocado, ¿eh?
Me giré hacia él para susurrarle de igual forma:
—Te dije que por algo estamos juntos ahora, mira que mejor compañía no pude tener—. Sonreí ampliamente hacia Matsuda, agradecido mientras miraba alrededor un momento.

—Vamos, papá. Hay que buscar—. Dije con entusiasmo mientras avancé un poco para ver en qué punto sería bueno empezar a escalar, hasta que más temprano que tarde dimos con uno, cada quien, técnicamente sin ayuda de por medio conseguimos llegar al techo de la Casa de armamento y empecé a mirar alrededor, cuando nos reunimos le dije:
—Es albino, exactamente, es alguien ya relativamente mayor pero no mucho. Mira, hagamos esto, tan pronto veas a alguien me haces una seña y yo miraré, lo mismo pasará si yo encuentro algo. ¿Esta bien? Vaya, sonará extraño pero, adoro hacer esto, no por nada he entrenado mucho para saber ser sigiloso y escalar—. Sonreí conmovido mientras después de pasado un momento, me concentré y empecé a buscar con atención para después correr e ir saltando con un gran sigilo y cuidado que nadie me viese.

La vista en las alturas para con Nagoya era idílico, podían verse decenas de metros de extensión hacia el mar y de la capital propia, sus murallas daban una sensación curiosa de extensión y a la vez de encierro, pero ver el Castillo de lejos en la segunda muralla sin dudas era magistral, podía contemplar la belleza entera del sitio.

Así, pues. Mientras buscaba a una persona que fuese lo más parecido a mi padre, también presté mucha atención en los tejados y cualquier sitio peculiar o con alguna cosa interesante que pudiera ofrecerme, como alguna zona oculta o algo que tal vez, pudiera hallar algo abandonado por ahí. No es que sea el mejor buscador o quiera robar, pero estoy seguro que los tejados puede otorgar cosas interesantes.

 

Kuroki Fusatada

No encontrar nada solo me hizo musitar decepcionado y frustrado. Confundiendo a unas personas, pero no hubo éxito.
Suspiré, mientras Matsuda regresaba conmigo y me hablaba, me senté junto a él mientras veía el paisaje, asintiendo, la verdad es que en parte era de esperarse.

—Bueno, no te preocupes, al menos ahora sé que sigue con vida, aunque tenga muchas interrogantes conmigo ahora—. Expresé mientras veía caminar a la gente a lo lejos.
Luego volví a mirar a Matsuda, sonriendole.
>>Pero vamos, que esto no sea un final, hay muchos lugares que visitar aún. Por ejemplo, escuché que un pequeño clan ingresó a Nagoya, y se fueron a la Herbolaria. Lo escuché en el Shukusa ¿porqué no vamos a echar un vistazo? Aunque de ser así, creo que convendrá ir sigilosamente, podemos hacer esto. Vamos como ahora para no perder mucho tiempo, o bajamos y en el camino preguntamos si alguien ha visto a una persona con rasgos albinos, sé que sonará raro pero soy fiel creyente del destino, tal vez y aún no sea hora de encontrarnos con mi padre, pero aún así, si sea hoy cuando lo vea. Solo que aún no es el momento... ¿Qué dices?—sonreí ampliamente, aunque en el fondo estaba muy frustrado y en cierta medida tenso, seguía picándome constantemente la parte que mi padre llegase apurado con Yamamoto.

 

Kuroki Fusatada

Reverencié un instante en forma de agradecimiento por el detalle de mi oído, para escucharlo. Asentí ante lo que me dijo, sonaba a una buena idea, sin duda alguna. Por lo que reí al ver su gesto para con el sol.
—Bueno, vamos. Que aún tenemos que sentir el dolor en el Dojo—. Bromeé mientras también le sonreía agradecido por su gesto con el hombro, definitivamente deberíamos abrirnos un poco más, también serviría para distraernos.

Tiempo más tarde, conseguimos llegar sin mayor drama a la Herbolaria, lo cual nos llevó su rato pues tuvimos que técnicamente rodear toda Nagoya para alcanzarlo, menos mal que sabíamos escalar o nos habría tomado demasiado tiempo.
Al llegar, empezamos a revisar y a escuchar pero... parecía un sitio fantasma, eso me preocupó un poco. Aunque un sujeto albino se paró en la entrada aparentemente haciendo guardia, por un momento mi respiración se cortó y sentí mi corazón saltar, pero verlo más a detalle... no era él.

¿Soy el único que esta empezando a ver extraño que justo una segunda persona albina se aparezca? Que yo sepa, la condición es bastante rara.

Matsuda me susurró y yo asentí, por lo que descendimos y actuamos como que recién llegábamos, aunque fue algo estricto la entrada, Matsuda supo decir lo correcto para ingresar, él nos acompañó, cosa comprensible pero que a la vez decía que no habían muchos guardias.

Al ingresar, la escena ahí dentro fue cuanto menos curiosa y explicaba porqué no habían sonidos, todo estaba en un fino silencio, un sujeto tapaba sus ojos con una tela, dos estaban sentados en unas mesas, mirando a varias sanguijuelas devorar la carne y seguramente extrayendo la sangre... Pero... Ahí estaba...

Un sujeto más de pelo blanco, y este parecía empezar a hacerme conectar cosas por sí solo en mi mente...

Mi corazón nuevamente palpitó con fuerza, mientras miraba con gran atención y nerviosismo... ¿Era... Era él?

—D-Disculpen... ¿Aquí... Hay un tal Satou Fusatada?—. Pregunté sin saber realmente cómo iniciar la conversación, en parte estaba nervioso, en parte estaba claro...

No podía equivocarme.

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xDDD perdona, es que mencionas a un pequeño clan, veo lo de Yamamoto, me das el plotwist. Creo que solo era cuestión de hacer 2+2 Jajajajajaja