~Fauna~ No otra vez. No el mundo rojo y negro. ¿Dónde...? ¿Dónde estaban los colores? Me llevé las manos a la cabeza haciendo atrás la capucha y hundiendo mis dedos entre los mechones verdes. Dolía. El solo hecho de hacerle frente a esas emociones era físicamente doloroso. No escuchaba a los demás. No oí cuando Erin reveló la identidad de Aura ni cuando Jazz le respondió con actitud indolente la verdadera naturaleza del Fénix. Mi mente había caído en espiral, había ignorado todas las murallas y ahora ni siquiera sentía estar pisando suelo seguro. Imágenes de Alma desangrándose se mezclaban con imágenes de Flora y de un momento a otro era mi hermana quién estaba en el suelo rodeada de un charco de sangre. Cid. Calum. Biggs y Wedge. El tacto sobre mi brazo me sobresaltó ligeramente y alcé la cabeza. Se trataba del hombre de robusto aspecto. A pesar de esto nunca había juzgado a nadie por las apariencias y no fue la excepción entonces. Como con Brigid, pronto comprobé que se trataba alma noble. A medida que escuchaba la conversación mi cuerpo pareció destensarse y las punzadas en mi cabeza se amortiguaron ligeramente. La presión pasó de amenazar con estallar mi cráneo a una punzada ligera y regular. El Fénix era realmente la profeta de Baobab convertida en un monstruo y se hallaba fuera de control y Aura estaba allí por ella. Para absorber su poder como había hecho con Zénit y Alma. Racionalicé esa idea y la cuadré con la imagen que tenía de la Profeta. Una criatura movida por la ambición con una luz corrupta, pragmática y metódica. El Starlight y su gente no entraba en su plan siempre y cuando no se interpusieran en su camino. No tenía necesidad de dar rodeos cuando su objetivo se encontraba justo en frente. Fue un alivio momentáneo. Si bien el Starlight estaba fuera de peligro la situación no era mi mucho menos crítica. Le agradecí en voz baja al hombre por todo lo que había hecho por mí y cuando se marchó deslicé lentamente los dedos de mi cabello y me volví hacia el resto. Aún seguía algo tensa. —Aura ya ha absorbido a dos profetas—dije con seriedad—. Con el poder de un tercero será imparable. No podemos permitir que suceda. >>No nos conocemos y en otras circunstancias tal vez jamás colaboraríamos, no lo sé—cerré los ojos y en un movimiento ligero eché mi capucha hacia atrás y mostré mis cuernos. Seguía siendo un gesto de confianza—. Pero en momentos donde hay vidas en juego no sirve de nada hacer distinciones. Estamos juntos en esto. Mi nombre es Fauna. Ahora todas las presentaciones estaban hechas. >>Vamos, no hay tiempo que perder.
Void La conversación se había estancado tras las presentaciones, y la presión por el jefe moguri de que nos fuésemos no ayudaba demasiado. Además, uno de ellos se las había dado de importante, restándole importancia a nuestras necesidades. Tsk, qué imbéciles eran los adultos. Tras ello aparecieron Kein y Tiger, por suerte vivos y en buen estado, y resultó que Kein incluso conocía a los nuevos. Aunque no es que nos ayudase mucho en las negociaciones. Sin embargo, el estancamiento se destrabó cuando volvió a salir a relucir Skye. Aquella chica que me había dado escalofríos cuando la encontramos, pero que preferí olvidar en cuanto pude. Tal y como nos comentó, había venido a hablar con los moguris, pero cuando el jefe comenzó a describirla, el otro grupo se puso pálido de pronto, y la chica de Aúrea comenzó a tener un ataque de pánico. Aunque no entendía nada de lo que estaba pasando, sentí el mal augurio que se cernía en el aire. La chica caballero fue la que nos contó todo sobre Skye, o más bien, Aura. Aquella profeta de la que Claire nos había platicado antes, y que se había salido de control. Había causado ya una masacre en el pasado, y al parecer quería absorber el poder de todos los profetas para volverse imparable. Y ahora tenía dos a su alcance. Miré a Kein de reojo, sabiendo que nuestra prioridad era mantenerlo a salvo. Pero contra una profeta, probablemente no podríamos mantener su identidad oculta mucho tiempo. Tiempo. Parecía que ahora mismo no disponíamos de mucho de este recurso. Había que salir hacía la localización de Claire lo antes posible, antes de que Aura la interceptase. De alguna manera conseguimos el apoyo del jefe Moguri después de que escuchase toda la historia, así que ahora lo más importante era partir. Tiger consiguió tranquilizar a la chica, mientras mis ojos se quedaron clavados en ella. ¿Tan brutal era ella? No era capaz de concebirlo si quiera, pero debía ser mucho pero incluso que la Soberana o el principito de Fayar. Y mucho más poderosa que Claire, y ahora teníamos que enfrentarla. —Estoy de acuerdo —respondí a las palabras de la chica—, no sabemos ni siquiera dónde cayó Claire exactamente, así que entre más rápido salgamos, mejor.
Kein Fue extraño encontrar a todas esas personas reunidas en un mismo lugar. El ambiente se sentía enrarecido. A pesar de que en ese momento no alcanzase a comprender la gravedad de la situación, podía sentir el miedo de todos, de alguna forma, arremolinarse en mi propio pecho. Erin se adelantó y me explicó que el barco con el que habíamos chocado y había hecho que nos separásemos era suyo. Lentamente las piezas de la historia fueron encajando con cada aporte, y observé con preocupación a la chica de cabello verde encogerse sobre sí misma en determinado momento. Su terror lo sentía con especial intensidad. Entonces lo entendí. Aquella chica de la que hablaban no era si no una Profeta que buscaba eliminar al resto para poder subir al Cielo. Era... la misma misión que tenía yo, pero sus métodos eran totalmente opuestos a los míos. Un escalofrío me recorrió la espalda al ser consciente del peligro en el que me encontraba. Si iba a por la malherida Claire y ya contaba con el poder de otros profetas, yo no tendría ninguna oportunidad contra ella. Sería parte del río de sangre que dejaba a su paso. Apreté los puños. No podía caer ahora. No cuando estaba tan cerca. Levanté la mirada, saliendo de mis pensamientos cuando Tiger me pidió que visualizase si podía sentir a aquellas personas importantes para la chica de la capucha. Intenté concentrarme, y aunque en un principio resultó difícil escuchar algo más allá de los moguri, logré sentir varias presencias reunidas en la distancia. Aliviado, asentí hacia el hombre. Estaban bien. Los grupos resolvieron, gracias al grandullón, que lo mejor sería comenzar a movernos de inmediato. Él se encargaría de ir a por los compañeros del otro grupo y vigilar que se encontrasen bien. El resto quedaba en nosotros. —Creo que lo mejor será dividirnos —Intervine, motivado finalmente por el empujón de Tiger. Le despedí con la mirada y me volví hacia el resto de los presentes. Parecía haber desconfianza entre ambos grupos, pero yo contaba con la ventaja de que había convivido al menos un poco con la mayoría de ellos. Me señalé el pecho con el pulgar, volviéndome hacia Erin y las desconocidas—. Dejad que vaya con vosotras. Vamos a tener que unir fuerzas después de todo, y apenas nos conocemos. Me gustaría arreglar eso.
Cuando Evan dijo que se marcharía junto a los demás, una aturdida y asustada Myura no pudo evitar sonreír. Asintió, con decisión. En su mente seguía planeando la misma idea de siempre, aquello que probablemente el niño no quería pensar, pero que se sabía inevitable: Myura desaparecería para siempre si Claire lo hacía. A ella, realmente, no le importaba tanto; era por el enano por el que sentía preocupación. De algún modo, la morfomante se había adaptado tanto a acompañarlo, protegerlo y guiarlo que sentía que él la necesitaba. Pese a que fuese infinitamente más poderoso que ella, no podía evitar sentir que estaba indefenso sin ella. Cosas de hermanos mayores, probablemente. —Sí, vamos —dijo ante las palabras de Fauna, Kein y Evan. Cuando la primera se presentó de nuevo más formalmente, ella dijo, en voz algo baja—. Y yo... soy Myura, por cierto. Lo de "Dientes de sable" es solo un mote. Se alejaron todos, y Myura quedó a la cola del grupo. Sin embargo, se giró cuando vio que Roxy y Jazz estaban aún atrás, apartados de Montblanc y más atrás aún que el resto. Se acercó a ellos, y preguntó, con un tono algo triste: —¿Qué... pensáis hacer vosotros? Antes os dije lo del barco porque... supongo que quería buscar una excusa para que nos ayudaseis. Sé que no os debe importar demasiado todo esto, y siento que en parte es mi culpa que hayáis acabado aquí. Vinisteis a la Floresta porque yo estaba allí, después de todo, y nos subimos a Claire porque yo dije que debíamos hacerlo. Siento que os he arrastrado a todas nuestras cosas. Por eso quizá es egoísta decir esto, pero... >> ¿Vendríais con nosotros, por favor? —se acarició la nuca con una mano, desviando la mirada, algo avergonzada—. No os voy siquiera a prometer nada, solo... os lo pido. Claire le tenía pánico a Roxy, y nunca entendí bien del todo por qué, pero igual esa otra Profeta, Aura, también se amedrenta si está con nosotros, y... si el Fénix nos atacase o intentase huir de nuevo, la única forma que tendremos de poder atraparlo será por ti, Jazz. Se giró, dándoles la espalda. —... b-bueno, ¡tampoco os voy a suplicar, que conste! Yo también digo todo el rato que es por el bien de Kholod y porque es lo correcto y blablabla, pero en el fondo... lo único que quiero es proteger a Evan, ya está. Y ayudarle en todo lo que pueda. Pero sola, y contra unas enemigas como esas dos... no sé si serviré de mucho. Pero quizá con un extra de ayuda, yo... >> O-Olvidadlo. ¡Eh! —gritó, empezando a correr detrás de los demás, para alcanzarlos—. ¡Esperad, no me dejéis atrás! Cuando lo deseéis, podéis postear en la Algaba (empezaréis en Mogusenda norte). En un momento voy a editar las zonas de allí, pues habrá notorias diferencias en los monstruos presentes en este momento... una vez lo haga podréis avanzar sin problemas, todos juntos o por separado, y si tenéis que pelear, podéis elegir quiénes lo hacen en base a lo ya dicho anteriormente.
Jackson "Jazz" Bullseye Una sensación de apremio generalizado permeó el ambiente conforme se tomaban decisiones. Nuestro objetivo seguía siendo el mismo y, suponía, aún demandaba la prisa original, sólo que ahora la vida había condimentado la misión con un ingrediente bastante particular: otra profeta loca. Bufé, cansado. Apenas caímos del puto cielo y de casualidad no me rompí la espalda pedí que dejaran de pasar cosas por cinco minutos. Claramente no había sido literal, joder. Myura se nos acercó al rato, con una actitud muy distinta a la inicial. Mi expresión se mantuvo bastante seria e infranqueable conforme hablaba pero acabé por suspirar. La niña lo estaba llevando considerablemente bien, dada la situación. Claire la había transmutado y ella fue la primera en pedirme sin titubear que la detuviera, sabiendo lo que la muerte del angelito implicaba. Ahora... ahora era una cuenta regresiva y ya. Bastante cruel, si me preguntaban. Y por otro lado estaba el enano. El mocoso no nos tragaba demasiado, ni a mí ni a Roxy, y si Myura desaparecía... ¿le quedaba algo? Precisamente por esto no atendía a sentimentalismos. Al final no me dio tiempo a responder nada. La vi marcharse y volví a suspirar, rascándome la nuca. Despegué la espalda de la pared y giré el rostro hacia Roxy, con una sonrisa mezcla de disculpa, solicitud e intento de convencimiento. —Venga, ¿la belleza de quién podré apreciar si te vas~? Cualquier cosa me echas la culpa a mí. Finalmente abandonamos la casa del jefecito y bajamos, bajamos y seguimos bajando. En el camino me había distraído echándole más de un vistazo al otro grupo, por cotilla más que nada, y fue así que noté dos cosas: primero, que la tal Erin usaba escudo (y el que yo llevaba encima pesaba demasiado). Segundo, y bastante más importante... Deslicé la mirada por una de las armas que llevaba encima, las espadas gemelas, y una sensación extraña e invasiva se me enredó en la garganta. ¿No era, acaso, el arma del rayito? ¿Por qué demonios la tenía ella? ¿Acaso...? Solté el aire por la nariz, disimulando la tensión, y una vez alcanzamos el final de las escaleras me acerqué a ella. Le dediqué una sonrisa encantadora, como si nada. —¿Qué les parece una muestra de paz? —Saqué el escudo que tenía encima desde Laahr y se lo mostré, dándole unos golpecitos a la superficie—. No prometo que sea mejor que el tuyo, pero ¿a que un repuesto siempre viene bien? Una vez me deshice del escudo, me remojé los labios y seguí con el teatro. El corazón me martilleaba el pecho y era jodidamente molesto. —Bonita colección tienes ahí, por cierto —agregué, inclinándome para señalar sus armas—. ¿Esa no es la espada del relampaguito eleano? No me digas que la palmó, o tendré que ir a reírme a su tumba~ Contenido oculto Le paso a Pau mi escudo Timón de navío. Ya edité las fichas and stuff
Erin Elroy La otra parte de la historia fue completada por el hombre, el que había hecho el comentario que hizo hablar a Fauna y soltó lo de Claire, lo de la base eleana y todo lo demás. Era posible que muchas cosas de las que estábamos diciendo ambos grupos ameritaran más reacciones de todos sus integrantes (menos Fauna, que era la única que parecía haber reaccionado con la intensidad que todo implicaba), pero no teníamos tiempo para detenernos en esas cosas. Aura seguía moviéndose, como siempre, y teníamos que seguirla. El hombre había conseguido calmar a Fauna, ya de paso, y aunque no lo había manifestado algo de mi propia preocupación se sosegó con esas palabras. Fue un ligero tirón hacia el centro, de esos que todos necesitábamos y pude centrarme en el hecho de que Montblanc al menos ya había entrado en razón, ahora que tenía los fragmentos esenciales de las historias. Añadiduras más, añadiduras menos cuando quise darme cuenta Kein se volvió hacia mí y las demás, dijo que quería ir con nosotras para solucionar eso de que éramos un grupo de desconocidos en resumidas cuentas y asentí con la cabeza. Imaginaba que avanzaríamos de la forma que pudiéramos abarcar más terreno, así que saber con quiénes apiñarnos en caso de ser necesario, al menos en esta primera salida, era lo más prudente. —Claro, acompáñanos. Entre todo eso Dientes de Sable se coló para, bueno, aclarar que su nombre era Myura. Rozaba lo evidente, pero digamos que agradecí el gesto de la muchacha ahora viendo que nuestros rumbos estaban unidos indefinidamente. Ya que ellos tenían nuestros nombres, lo sano era que nosotros tuviéramos los suyos, al menos los de la mayoría. De cualquier manera, me giré hacia Brigid, Fauna y Kein luego de esa intervención nos vimos en la tarea de descender. Cuando llegamos abajo iba a seguir avanzando, pero noté la silueta del tal Jazz acercándose y me detuve, estoica. Su sonrisa no cambió mi expresión, la verdad fuese dicha, y le sostuve la mirada en lo que explicaba el acercamiento. Apenas lo vi sacar el escudo bajé la mirada al objeto, observándolo, y atendí a sus palabras al mismo tiempo. Ofrenda de paz decía, a mí no me parecía del todo necesaria, pero sabía que el escudo podría serme de utilidad en cualquier otro momento, así que extendí la mano y lo recibí. —Podemos decir que iniciamos con mejor pie entonces —concedí, serena, dando a entender que los intercambios de arriba dejaban de importar. Quise pensar que con eso bastaría, pero no fue el caso y se inclinó para señalar las espadas gemelas de Aidan luego de decir lo de la colección. Sentí el impulso de poner distancia, vete a saber por qué, pero no me moví de mi lugar y contuve el impulso de comprimir los gestos cuando insinuó que yo cargaba la Zweilhander porque él había muerto. Alcé las manos para reposarlas en las empuñaduras, con la seriedad bien pegada a la cara todavía. —Está vivo —corregí con cierta firmeza y lo rodeé para seguir andando—, así que tendrás que guardarte la risa para otra tumba. Vamos, tenemos un par de problemas que atender según recuerdo. Contenido oculto post absolutamente necesario cuz insinuar que mi marido se murió? NO EN MI GUARDIA Also gracias por el escudo uwu extra: el que quiera/pueda postear en la algaba lo wa querer muchito