Fantasía Misterios De Midnatshul

Tema en 'Novelas' iniciado por zaptersz, 17 Agosto 2024.

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    zaptersz

    zaptersz (I_X!...

    Capricornio
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    Escritor
    Título:
    Misterios De Midnatshul
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3029
    Buenas.
    —————————————
    A modo de intro, quisiera mencionar que esta historia está basada en una partida de Dungeons & Dragons que estoy jugando actualmente. por lo que no se la frecuencia en la que subiré más capítulos o si alcance a actualizar antes de que expire este tema, de todas formas, lo estoy publicando también en la plataforma naranja con este mismo nombre xD.
    —————————————

    Capítulo 0 - La cárcel

    Despertaste. Todo estaba oscuro y hacía frío; el ambiente se sentía gélido. Intentaste levantarte, pero escuchaste unos pasos a lo lejos, así que te hiciste el dormido. Por lo que pudiste ver, te encontrabas en una celda y no estabas solo. Sentías unas cadenas en la pierna, lo que te hizo asumir que estabas amarrado.

    Después de un rato, aquellos pequeños pasos sospechosos dejaron de escucharse. Te relajaste un poco e intentaste recordar cómo habías llegado allí, pero no podías. Lo último que recordabas era caminar por el sendero hacia la Ciudad de Midnatshul.

    - Oh, ¿otra vez despierto en una cárcel? - dijo una voz femenina.- Al menos esta vez llevo ropa.

    - Ok, eso es raro.- dijiste mientras te sentabas.

    Junto a ti, había 4 personas sentadas.

    - Oh, despertaste… Sucio Humano.- Dijo una Elfa.- Pensé que estabas muerto.

    - ¿Alguien sabe cómo llegamos aquí? – preguntaste, ignorando el comentario de la elfa.

    Te presentaste como Maiky, un humano, la elfa que te había insultado se llamaba Jun, una elfa de los bosques druida. Al lado de ella se encontraba Maurice, un tiefling artífice. Había otra druida entre ustedes, una semielfa llamada Kai. Junto a ti había un cambiaformas llamado Mor.

    Todos se encontraban amarrados por cadenas que los unían a cada uno por las piernas y estaban ancladas a la pared por los extremos. Pero ese no era el único problema.

    - Kai, no te vayas a asustar.- Dijo Maurice.- La persona con la que estás amarrada está muerta.

    - ¡¿Qué?!

    Rápidamente tapaste la boca de kai, comentando que hace poco habías escuchado pasos fuera de la celda.

    - Deben ser nuestros captores.- Dijo Mor.

    - Es lo más probable.- Dijiste.- Eran unos pasos de una criatura no muy grande.

    Junto a ustedes cinco, había otros cuatro cadáveres amarrados. Un punto a vuestro favor era que los muertos estaban en los extremos. Lo primero que hicieron como equipo fue intentar quitarse las cadenas, pero estas estaban soldadas entre sí y eran de un material muy resistente. Al final, fue más fácil romper las piernas de los muertos de los extremos para liberarse al menos de la pared.

    - OK, necesitamos un plan.- Dijo Maurice.

    - Entendido, “Mauré”. – Dijiste.

    - Me llamo Maurice.

    - Oh, disculpa. Tengo mala memoria para los nombres.

    - Yo propongo romper esta puerta con magia o un golpe bien contundente.- Dijo Mor.

    La idea de magia explosiva en un lugar tan reducido no te convencía mucho y no tenían nada con que golpear la puerta.

    - ¿Qué tal si uno grita por ayuda para que abran la puerta y Mor trata de noquear a lo que sea que venga a abrir la celda? – propuso Kai.

    Te ofreciste para ser el que alzara la voz, ya que te encontrabas encadenado al lado de Mor; así tú distraías y él golpeaba. Iniciaste el plan gritando por ayuda y, en unos segundos, se escucharon unos pequeños pasos acercarse. De pronto, la puerta se abrió de golpe. Desde el exterior, se asomó una criatura pequeña, con cabeza de reptil. Un kobold, según recordabas.

    - Hola, ¿Qué pasa? – Dijo la. Criatura.

    - Esto. Desperté aquí. Necesito ayuda.

    Algo le pasó a Mor y no estaba reaccionando. Le hacías gestos con las manos desde tu espalda pero este tipo quedó inmóvil.

    - ¡ Alerta roja! – Dijo el tipo mientras se alejaba.

    - ¡Mor, por la chucha! ¿qué paso?

    - Culpa mía, la verdad no pensé que fuera tan pequeño.

    - ¡Pero si dije que había escuchado pasos pequeños!

    - Bueno, ahora prepárense, que se acercan varios de esos tipos feos.- Grito Jun.

    Llegaron cinco kobolds a la batalla. La única arma que poseían era media pierna de uno de los cadáveres, así que te tocó pelear a puño limpio contra uno de esos kobolds. Jun usó un hechizo peculiar: sacó una liana con espinas y la usó como un lazo, golpeando y derribando a uno de ellos con unos cuantos golpes. Kai no esquivó bien un golpe y cayó al piso, maldiciendo en su idioma.

    Maurice fue a ayudar a Kai, pese a que aún estaba en medio de su propio enfrentamiento. Eso provocó que el pobre tipo recibiera unos buenos cortes. Dos contra uno ya era difícil, más todavía porque estaba combatiendo a puño limpio, mientras ellos atacaban con estoques. Jun derrotó a su contrincante y fue a apoyar a Maurice.

    De una patada bien colocada en la cara, lograste derribar a un kobold. Rápidamente tomaste su espada, que para ti era una daga, y se la clavaste en el ojo izquierdo, matándolo. Fue muy desagradable; salpicó mucho líquido.

    - ¡Que asco! - Dijo Jun, viéndote.

    - ¡Oye! ¡Cuidado!

    Jun se distrajo con lo que estabas haciendo, así que no se percató de que uno de los kobolds que estaba combatiendo con Maurice le insertó su estoque en el estómago. La elfa soltó un gran grito, tan fuerte que los aturdió a todos. Los kobolds cayeron derrotados, pero Maurice, Mor y tú también.

    No sabes cuanto tiempo pasaste inconsciente, Jun te estaba despertando con unas palmaditas en la cara.

    - Lo-lo siento.- Dijo Jun.- Creo que me pasé de la raya.

    - ¿Qué fue eso? . Preguntaste.

    - Un Hechizo, se llama “Ola Atronadora”.

    - Buen nombre.- Dijo Maurice.- Solo no lo uses en un espacio cerrado.

    Jun y kai trataron las heridas de todos con magia, Luego, se aseguraron de que los Kobolds estaban muertos.

    Antes de salir de la celda, encontraste una especie de llave. Pensaste que podría ser de las cadenas de los pies, pero recordaste que Maurice y Mor dijeron que las cadenas estaban fundidas entre sí. Así que solo la guardaste en un bolsillo.

    Fuera de la celda, había un pasillo extenso y oscuro. Solo se podía ver un haz de luz al fondo a la derecha. Todos menos tú podían ver en la oscuridad, lo que te hacía sentir inútil. Mor dijo que aquel haz de luz se trataba de la antorcha que sostenía un guardia kobold.

    - Ok, entonces hay que ir hacia la izquierda.- Dijeron todos.

    Tenían que coordinarse bien para no hacer mucho ruido y poder avanzar sin tropezarse por culpa de las cadenas. Apenas habían avanzado unos metros y tropezaste bien feo. No ver en la oscuridad fue la causa. Mor no alcanzó a atraparte, por lo que caíste ruidosamente al suelo.

    - ¡Estúpido humano! - Dijo Jun.

    - No es mi culpa, casi no veo y Mor no es un buen guía.

    - Shhh, que el guardia nos puede ver.- Dijo Maurice.

    Jun te ayudó a levantarte, pese a que seguía insultándote. Te preocupó que el guardia hubiera escuchado algo, pero seguías viendo la antorcha a lo lejos. Mor ahora sí empezó a guiarlos, alertando de las rocas y hundimientos que había en el pasillo, los cuales eran muchos.

    - ¿logras ver algún otro pasillo o algo? – Quiso saber kai.

    - Logro ver unas escaleras al final.

    - Espero que sea una salid… ¡Aah!

    Kai se tropezó, jalando la cadena y provocando que todos se cayeran con ella.

    - ¿Es que la de ir sigiloso no se la saben? – Gruñó por lo bajo Jun.

    - Lo siento, me desconcentré.

    - ¡Tenemos que evitar que el guardia nos detecte! O si no…

    - ¿o si no? – Dijo una voz desconocida.

    Todos giraron para toparse con el guardia Kobold junto a ustedes.

    - Ehhh… hola.- Dijiste. Por impulso.

    - Hola.- Respondió.- ¿Qué hacen acá?

    - Estamos buscando la salida.- Dijo Maurice.

    - ¿Por qué?

    Notaron que aquel guardia no era tan inteligente, por lo que (se pusieron de acuerdo con la mirada) decidieron engañarlo.

    - Porque en la salida dejamos nuestra comida.- Dijiste.- Si nos guías a ella, te podemos dar una porción.

    - Me parece bien. Síganme.

    El guardia los condujo por la escalera que estaba al final del pasillo, escalera que tuvieron que subir dos veces porque se tropezaron, otra vez. Esas cadenas estaban haciendo el camino complicado. El siguiente piso era más bajo que el lugar donde se encontraban las celdas. En este nuevo piso, lograbas ver cuartos de oficina. Te dio curiosidad ver si aquella llave abría las puertas de esas oficinas.

    - ¿Y esa llave? – Preguntó el guardia.

    Mierda, pensaste. Estabas confiado en que Mor te estaba tapando y que el guardia no vería que te acercabas a una de las puertas.

    - Ehh, la encontré aquí en el suelo.

    - Oh, perfecto, entonces vayamos donde mi Jefe a devolverla.

    - No te preocupes, yo la devuelve después de comer.

    - No, insisto, su oficina está antes de la salida.

    - ¡Estúpido humano! Solo tenías que caminar sin hacer nada.- alcanzaste a escuchar desde atrás.

    El guardia los dejó frente a una puerta grande, grande para el kobold, pero para ustedes era una puerta de tamaño normal. Golpeó unas veces y desde adentro dieron la orden de abrir. Dentro, había un gran salón, con un escritorio extenso. Frente a él, se encontraba un kobold más grande junto a unos tres escoltas.

    - Señor, encontré a estos tipos y esta llave.

    - Sí, sí, déjalo por ahí.- Dijo sin verlos.

    - Entonces nos vamos.

    - Sí, sí.

    Se estaban marchando, pero Kai volvió a tropezarse, alertando a todos en el lugar.

    - ¿Ustedes quiénes son y que hacen aquí? - El jefe se pronunció, ahora sí viéndolos.

    - Ehhh. ¿Mantenimiento? – Fue lo único que se te ocurrió.

    - Oh, ya veo…

    Por alguna cosa del destino (un D20 natural), el Jefe les creyó sin cuestionar nada.

    - Señor.- Dijo uno de los Escoltas.- Se supone que los de mantenimiento vendrían desde mañana.

    Hubo un silencio incomodo que duró unos segundos, pero se sintió una eternidad. Tus compañeros no tenían pinta de que se les ocurriera algo.

    - Eso es verdad, es por ello por lo que hoy solo veníamos a hacer logística. Ahora nos íbamos.

    - Entendido. Muchas gracias. Oh, esperen un segundo. ¿por qué están amarrados?

    - Ehhh.- ¿para no perdernos en la oscuridad? – Trataste de engañar.

    - Tiene sentido, pueden retirarse

    Otra vez, con ayuda del destino (Otro D20 natural), lograste engañar al jefe. Al voltearte, lograste ver tu arco, junto a varios bolsos y armas. Ibas a comentárselo con Mor, quien estaba cerca de ti, pero de pronto, el Jefe Kobold te interrumpió.

    - Oh, ¿dónde quedaron mis modales? No les ofrecí nada.- Dijo tomando un recipiente grande de madera.- Sírvanse cuanto gusten.

    El jefe kobold les ofreció ojos, trozos de dedos y otras partes, aparentemente humanas. Se te revolvió el estómago, pero lograste mantener la compostura. Todos amablemente aceptaron unos cuantos; tenían que seguir el juego y no provocar nada. Ni por si acaso ibas a comer eso. Hiciste un pequeño truco de magia y simulaste haberlo comido. Maurice captó tu truco y lo replicó. Jun y Kai, pese a haberlo visto, decidieron comer aquellos ojos. Jun vomitó enseguida. Con una disculpa, se retiraron.

    - ¿Por qué te comiste el ojo? – Le dijiste en señas

    - ¡Déjame, estúpido humano! – Te contestó del mismo modo.

    El guardia continuó guiándolos, hasta que se escuchó un gran gruñido. Provenía del guardia.

    - Tengo hambre.- Dijo.- Denme comida.

    - Cuando lleguemos a la salida. Ahí está nuestra comida.- Dijo Mor.

    - Huelo comida aquí y ahora.

    - ¿Te refieres a esto? – Mencionaste el par de ojos que habías simulado comer.

    Jun y Kai casi vomitaron de nuevo cuando vieron los ojos. A Maurice se le escapó una risa. Procediste, junto a Mor, a darle aquellos snacks. El guardia se los zampó de un bocado y, una vez satisfecho, se giró y partió en dirección contraria.

    - ¡Oye! ¿Para dónde vas? – Se quejó Jun.

    - Ya comí, estoy satisfecho.

    - El trato era llevarnos a la salida.

    - No gracias.

    Jun trató de alcanzarlo, pero por culpa de las cadenas, se cayó al suelo.

    - ¡Estúpidas cadenas! ¡Estúpido humano!

    - Ni que fuera mi culpa.- Dijiste mientras ayudabas a levarla junto a Kai, que también se había caído.

    Como grupo, decidieron entrar en una de las oficinas, en busca de alguna arma para poder romper las cadenas. La habitación a la que entraron solo tenía un escritorio en el centro, un estante con algunos libros y en las paredes estaban decoradas con unas extrañas pinturas. Te llamó la atención una pintura de un gran elfo con un gran arco. Estabas pensando en lo bien detallado que estaba pintado aquel arco, cuando recordaste lo de tus cosas en la oficina del jefe kobold.

    - ¡Nuestras cosas, carajo!

    - ¿Qué paso?

    Les comentaste que habías visto vuestras cosas, pero que por el impacto de los restos humanos como snacks se te había borrado del todo.

    - ¡Estúpido humano!

    - Lo siento, pero es primera vez que toco un ojo humano, el impacto fue muy grande. Además, dudo mucho que hubiéramos podido luchar muy bien contra esos tipos con esta maldita cadena molestando.

    - Bueno, tienes un punto.- Dijo Mor.

    Los insultos de aquella elfa no te afectaban en lo más mínimo; por ella que dijera lo que quisiera. Lo que era más importante ahora era el hecho de que no podían irse; había que recuperar sus cosas, pero ¿cómo? Con más insistencia, buscaron algo que pudiera ayudarles en esa oficina, pero solo había papeles, libros y esas pinturas.

    Se te ocurrió que podría haber algo detrás de esos cuadros, pues se veían sospechosos. Tomaste el que estaba más cerca de ti y, de pronto, un gran “clic” se escuchó. A eso le siguió una fuerte alarma.

    - …Ta’ madre, era una trampa.

    Mor y tú se pusieron cerca de la puerta, ya que eran los únicos que tenían armas, aunque fueran dagas gastadas. Los enemigos no tardaron en llegar; se trataba de los soldados que estaban junto al jefe kobold.

    - Son muchos y nosotros solo con dagas.

    - Un duelo entretenido.- Dijo Mor.

    El combate comenzó. Entre tú y Mor tapaban la puerta, pero poco a poco iban retrocediendo. No tardarían mucho en quedar acorralados. De pronto, desde atrás se escuchó un “muévanse”. Al voltear, vieron cómo el escritorio se acercaba a máxima velocidad. No alcanzaron a esquivarlo del todo, recibiendo ambos algo de daño.

    El escritorio logró bloquear la puerta y evitar que los kobolds entraran todos a la vez, por lo que pudieron ir derrotándolos a medida que iban entrando. Cuando aniquilaron al último kobold, el escritorio explotó de repente, lanzándolos a todos hacia atrás. A la habitación entraron unos kobolds más grandes, con alas; se veían más aterradores y violentos que los enemigos que habían derrotado antes.

    Sin esperar nada, los enemigos atacaron con sus espadas, haciéndoles unos buenos cortes. Por cada ataque, iban retrocediendo más y más, hasta llegar a la pared. La situación estaba complicada. Pese a los hechizos de curación que les lanzaban Kai y Jun, esas dagas gastadas no estaban haciendo mucho daño, pero tú y Mor sí estaban recibiendo mucho más. Las heridas se curaban, pero la energía gastada en batalla no. Así que era cuestión de tiempo.

    Los kobolds alados se dieron cuenta de los hechizos de curación de las elfas y se enfocaron en atacarlas a ellas. Jun se defendió muy bien con sus lianas mágicas. Kai invocaba unas ramas que usaba como arma contundente, las cuales se rompían y no parecían provocar mucho daño.

    - Lo siento, me estoy quedando con poca magia… y paciencia.- Dijo Jun.

    Sabías a lo que se refería. Trataste de alejarte lo más que pudiste de Jun, pero era imposible no ser afectado por su ola atronadora. Otra vez todos fueron aturdidos y desmayados.

    Al despertar, te encontrabas junto a Kai, quien te estaba curando las heridas, mientras se reía.

    - Estos seres tan débiles.

    - Fuiste la primera en caer desmayada.

    - E-eso no es cierto, tonto.

    Entre los enemigos derrotados, se encontraba el jefe. Fueron de inmediato a buscar sus pertenencias y aprovecharon que ahora estaba vacía para investigar la habitación. En el escritorio del jefe, había 2 mapas, uno de ellos indicaba una gran ciudad a unas horas en carreta.

    Entre los cajones del escritorio, encontraste la llave que habías devuelto. Ahora que estabas más relajado, te sentaste en el suelo para ver el grillete de tu pierna. De un costado, había una especie de tapa. Al forcejearla, esta se abrió, revelando un cerrojo. La llave entró a la perfección.

    - Clonk.- Dijo el grillete al soltarse.

    - Chicos.- Gritaste.- Encontré la llave de los grilletes.

    Por fin estaban separados, ahora solo bastaba encontrar la salida. Tomaste el otro mapa que había en el escritorio del jefe, el cual, era un mapa de la cárcel y lideraste al grupo hacia la salida. El pasillo era estrecho y oscuro, pero la luz de las antorchas de los pasillos les ayudaba a no tropezar.

    De repente, dos kobolds aparecieron, bloqueando el camino. Sin dudarlo, preparaste tu arco y disparaste una flecha, alcanzando a uno de los kobolds en el pecho y logrando que retrocediera. Mor, a tu lado, se lanzó al ataque con su daga. Los kobolds eran ágiles, esquivando y contraatacando con sus espadas. Lograste disparar otra flecha, hiriendo al segundo kobold en la pierna. Mor, con su fuerza bruta, derribó al primer kobold con un golpe contundente. Kai y Jun, desde atrás, lanzaron hechizos de apoyo, debilitando a los enemigos.

    En un último esfuerzo, ambos kobolds cayeron, permitiendo que el grupo avanzara. Con el camino despejado, corrieron hacia la luz, saliendo finalmente de la prisión y respirando el aire fresco de la libertad.
     
    • Gracioso Gracioso x 1

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