Ciudad Central Naosuke

Novena

Excelente, estaba en un pueblito

—Al menos estoy en un lugar "civilizado"

El lugar era un poco mas que desagradable para mi, no gustaba mucho de lugares alejados de centros urbanos, pero antes de poder quejarme mas...

—Algo se acerca

Sentí algo de miedo, no mucho para aterrarme, pero si para lograr paralizarme

Necesitaba hacer algo pero ya, no podía hacer mucho, la opción mas viable era huir, pero no quería parecer alguien que se asustaba tal vez de la brisa moviendo ramas secas

—Respira... Cálmate... —comencé a hiperventilar, pero me tomé unos momentos para calmarme—

Lo mejor era usar el ingenio y pensar en que hacer

 

Al hacerte paso de un fuerte empujón que hizo reaccionar la clavija atascada de la puerta, notaste que precisamente fue aquel el lugar más saqueado de todos. La nevera estaba totalmente destrozada, y caminar por el suelo se hacía realmente complicado. Sin embargo, y mientras te disponías a rebuscar cualquier objeto que sobreviviese a aquel destrozo (Acierto) algo te llamó la atención por un momento.

Detrás de la puerta, un cepillo para barrer se encontraba partido a la mitad. Justamente, este estaba en la parte trasera de la puerta, como si hubiese sido empleada para cerrarla... desde dentro.

¿Crees necesario preocuparse por este dato? (Sentir el peligro).

¡+1 Acción realizada con éxito!

Mierda, ¡allí no había nada más que lograses encontrar! Nervioso, analizas tus vías de escape por si lo creías necesario, y encuentras tres acciones para hacer: puedes tratar de noquear a tu acompañante durante el tiempo justo para salir de allí (Arma improvisada), puedes huir por la puerta a toda prisa (Huida) o... Aguardar.

Quizás no quería hacerte nada. Quizás.

Permanecéis por unos segundos en silencio, tratando de pensar con calma. Sin embargo, sabíais que si guardabais silencio aquella persona que os acechaba sospecharía que la habéis notado, y ya no podréis fingir normalmente. Así que habláis como hasta ahora, mientras que por lo bajo se os ocurre el plan perfecto: dado que erais dos, y una tenía arma, podríais rodearle si sabías jugar bien vuestras cartas. Uno de los dos podría hacer de señuelo, aguardando en el centro de la tienda para dejarse ver y de paso, tratar de encontrar al enemigo, mientras que otro espera escondido para atacar.

Sin embargo, era algo arriesgado, dado que si el vigía fallaba no podrías ver al enemigo llegar. Y si el ataque falla... Mejor tener en mente un plan B.

Para esconderse (constructor), para atacar (arma improvisada), para tratar de hallar al enemigo (Vista lince).

¡+1 Acción realizada con éxito!

Logras pensar rápido en un plan para aquella posible amenaza, y es cuando te fijas mejor en lo que tu alrededor te puede ofrecer. Puedes tratar de huir (Huida) hacia las calles del pueblo, lo más alejado posible del bosque, la razón te dice que eso es lo más acertado. Sin embargo, siempre puedes escoger aguardar allí, continuado por el camino del bosque, o quizás podrías buscar algo útil (Acierto)

¡+1 Acción realizada con éxito!

 

Quinto

Estaba tan cerca al fin, tan cerca de librarme del peso que cargaba del hospital y de la presión que suponía vigilar todo a mi alrededor, ya podía verme a mí mismo tomando pequeña siesta para reponer energía cuando lo oí. Habían personas hablando más adelante.

Me asomé con cuidado, pero por las distancias no conseguía distinguir quiénes eran o comprender qué es lo que decían. Aunque... Bueno, no podía estar seguro de ello, pero dudaba que se trataran de mis contrincantes. ¿Serían más réplicas? De ser así, se estaban tomando su trabajo de un modo muy relajado. ¿Gente normal del pueblo? Aún si lo eran, no podría acercármeles llevando una espada. Y no estaba ebrio como para deshacerme de ella.

Miré en la dirección en la que había venido. Seguía despejada. ¿Me aventuraba a buscar otro camino? Pero estaba tan cerca y bajar todas esas escaleras me habían dejado agotado. No estaba de ánimos para andar dando vueltas por toda la cuadra.

—Qué remedio, si voy con cuidado puede que ni me noten. Y si lo hacen, tengo un arma para defenderme.

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Sigilo 1 + Tirada 3 = 4.

 

Octavo

Tras mucho caminar, llegué a una zona comercial. Habían muchos locales y negocios de distintas índoles, pero la mayoría estaban cerrados, como era de esperar. De hecho, todas estaban cerradas, salvo una: el centro comercial.

—¿Creen que soy tonto? Si me están dejando una única elección, es porque definitivamente es una trampa. Aunque en realidad, decir que es mi única elección está en sí mismo errado.

Miré en dirección de las demás tiendas; sí, estaban cerradas, pero no había nadie cerca y la ciudad, por lo que había notado, estaba desierta. ¿El motivo? Ni idea, probablemente Deus. El punto era que, con algo de fuerza, podría hacerme paso.

¡Ah, la fuerza! ¿Cuán incivilizado me estaba volviendo? Probablemente, más de lo que me hubiese gustado, pero menos de lo que necesitaba. Retrocedí unos pasos para coger impulso, y me lancé con todo.

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Destreza: 2+2= 4

 

Décimo

Ante la paciencia del muchacho, yo debía debía darme prisa: eran segundos para ser aprovechados. Seguí dando pasos, despacio, hacia la puerta. Tal vez si lograba abrirla rápido... podría huir.

—De acuerdo, cabellos de nieve, espero tengas cuidado con eso. Ahora, si me disculpas, iré a inspeccionar el resto de la universidad—dije, pronunciando cada palabra con sumo cuidado y con el tono grave de siempre. Para ser un poseedor de diario, la mirada que tenía al frente parecía sobre todo indecisa. Tal vez no quería hacerme daño. Después de todo, era solo un chico—. Ah, y una cosa más: Quizás no me creas pero realmente no tengo intención de hacerte daño de inmediato. Estoy tan asustado como tú puedes estarlo. A ver si me sigues el camino, chico. Nos estaremos viendo.

Dicho esto, abrí la puerta de golpe y escapé.

Una vez afuera, con la misma velocidad, vi hacia mis alrededores. ¿Qué otras opciones tenía? La universidad era un lugar bastante grande, algo tendría que encontrar.

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Dados (5) + Habilidad (1) = 6

 

Sexta

Parecía que la mejor opción que tenía en ese momento era irle a hablar a la chica ésa... Quizás ser tan sanguinaria no ayudaría en estos momentos... ¿Qué tal y venía acompañada? Eso me dejaría en desventaja: 2 contra 1. Ya que me asegurara de que no era así, reconsideraría el asesinarla lo más rápido que pudiese. Seguro encontraría algún objeto que pudiera usar de arma.

Al analizarla un poco, me di cuenta que estaba buscando algo... ¿Me servirá a mí lo que sea que esté buscando? Bien, eso haría: me acercaría para poder hablar con ella.

 

— ¡¿Qué es eso?!

Cuando un extraño olor llegó a mi, me alarme, pues ese olor era nada más ni nada menos que pólvora, y eso no era bueno. Sea lo que sea que esté aquí, tengo que encontrarlo antes de que las cosas se me compliquen.

Así, comienzo a buscar mi objetivo con detenimiento para no equivocarme... ¿Qué le sucede a mi pergamino?

 

Vaya, al parecer la cocina era el lugar que más destrozos presentaba... ¿habría sido que alguien había sido muy mal atendido por la gente de aquí? No, que estupidez... si hubiese sido allí, habría sangre del cocinero por todas partes. Bueno, eso habría hecho yo de todas formas. Pero quizás no todo el mundo pensaba así... bah, que decía, por supuesto que era la reacción más natural.

Había una especie de escoba partida a la mitad detrás de la puerta. ¿Había sido usada para mantener la puerta cerrada? Si así había sido, ¿por quién? Hmm... pero antes de dedicarme a ello, algo me llamó inmediatamente la atención...

 

Novena

—Bien, puedo huir, o buscar algo útil —musité, viendo mis alrededores—

Por lo menos podía mantenerme en calma y pensar con mas claridad

Lo mejor era buscar algo con que pudiera defenderme o por lo menos mantenerme a salvo

—No huiré, por ahora —susurré y empecé a ver mis alrededores—

Necesitaba tener algo a la mano, buscar algo de utilidad, un arma o lo que fuese, mientras pudiera ser útil

 

Al asomarte con cuidado, atendiendo a la conversación que se estaba dando frente a tu casa, logras distinguir a un grupo de unas cinco personas, adultos, que probablemente vivan en tu mismo bloque de apartamentos, hablando sobre algo que estaban observando en la pared del piso. Te sorprende ver por primera vez personas actuando tan normal, y te alivias de ver algo de humanidad al fin, cuando tu mirada se centra en una sexta presencia que no habías visto hasta ahora...

Una niña pequeña, de cabello blanco y piel bronceada, se encontraba charlando con ellos tranquilamente. Sabes perfectamente quién es, pero antes de poder dar media vuelta, la niña se gira en tu dirección y te ve. Comienza a alzar su mano, sonriente, y te invita a acercarte.

—¡Ey, Quinto, estás aquí! —te saluda, mientras te acercas a ellos inevitablemente. Las personas no te prestan demasiada atención, continuan hablando de algo que no alcanzaste a oir mientras miraban hacia la pared. Sin embargo, recibes algún que otro escueto saludo. Murumuru vuelve a llamar tu atención—. Llegas en el momento perfecto. Justo estamos planeando iniciar la Patrulla de Salvación de Naosuke... ¡Los ciudadanos iniciarán el contraataque contra la gente mala!

>>Y justo estamos preguntando a los supervivientes si han visto a algunas de estas personas. ¿Te suena alguna, Quinto? ¡Cualquier ayuda es bienvenida!

Resoplas, frustrado porque te interrumpan de esta forma, y decides acercarte a ver para callar a la niña de una vez. Eran trece los panfletos colgados en la pared, todos con el "Se busca" inscrito en cada uno de ellos. La mayoría no te suena, y te sorprende ver a un niño pequeño entre ellos. Pero entonces, tus ojos se abren al reconocer a uno de ellos. Hit Ahro. El segundo al que habías eliminado. O al menos, a su réplica.

Y no solo eso... Ahí estabas tú. Aterrorizado, intentas buscar la mirada de Murumuru, y cuando esta se gira hacia ti, una mueca ladina se forma en sus labios; pudiste percibir cómo se divertía con el terror en tus ojos.

—Oh... ¿Habéis visto esto, chicos? No me había dado cuenta hasta ahora... —Murumuru se gira hacia los carteles, específicamente hacia el tuyo, y sonríe. Una mueca psicótica, la niña inocente y parlanchina desapareció por unos segundos. Todos los presentes se giraron hacia ti, aturdidos, y pronto la alerta cundió en todo el lugar—. ...Tenemos a uno de los malos con nosotros.

>>El mundo es un pañuelo, ¿no es así?

Las personas empiezan a rodearte, comprendiendo la gravedad de la situación en la que se encontraban. Debías pensar rápido, ¡estás en peligro! ¿Correrás hacia tu casa o hacia otro lugar? (Huida) ¿Empujarás a los presentes para tomar ventaja en tu próximo movimiento? (Destreza) ¿Intentarás hablar con ellos?

¡+1 Acción realizada con éxito!

Y con toda la fuerza de la que disponías, te abriste paso a través del cristal, rompiéndolo en el acto, y acabaste rodando por el suelo entre cristales derribados. Esto te hizo un par de rasguños (dos), pero no parecía ser nada grave. Al levantarte del suelo y limpiar tu ropa, te percatas de que has ido a parar a una tienda de electrónica. Todo está oscuro, eso sí, así que si preferías ir a tientas y dejárselo todo a la suerte (Suerte), podrías intentar encontrar el interruptor (Acierto).

También puedes marcharte en cualquier momento.

¡+1 Acción realizada con éxito!

Diste la vuelta entonces, dejando atrás a aquel jugador por el momento, y te volviste hacia lo que podía ofrecerte aquel enorme campus. Tenías tantas facultades donde poder inspeccionar, así como podías acercarte al área de cafeterías y restauración, según tu vista te indicaba.

Cuando te dirijas a una de estas opciones, haz una tirada de (suerte) para ver si te encuentras o no las puertas abiertas

¡+1 Acción realizada con éxito!

Te acercas entonces a la joven que estaba pasando, quien parecía estar registrando algo en su teléfono móvil que no llegaste a ver, un nombre quizás, y casi se le cae el objeto al verte. Dio un gritito, echándose hacia atrás dispuesta a salir corriendo, mientras que intenta calmar su respiración agitada. Tu presencia parece aterrorizarla por alguna razón que desconoces.

—¿Q-Q-Quién eres tú? ¿V-Vas a hacerme daño? Y-yo no... ¡Por favor, ten piedad! ¡No me hagas nada!

Puedes tratar de hablar con ella, tranquilizarla (Psicoanálisis), atacarla (Arma improvisada), o marcharte.

¡+1 Acción realizada con éxito!

Gracias a tu buena vista, te percatas de una pequeña cuerda que se mantiene oculta entre los estantes del supermercado. Empiezas a seguirla con cuidado, y ves que esta acaba su recorrido en lo que parece ser el conducto de ventilación. Al parecer, la supuesta bomba no se encontraba allí, si no que estaba metida en todos los conductos. Si no se desactivaba... Todo saldría por los aires.

Pero... ¿¡Dónde se encontraba!? ¿Cómo podrías desactivarla?

—¿Buscas esto?

Una voz de mujer te llama la atención, y te giras para ver a una joven de cabello corto azabache sonreirte amenazadoramente. En sus manos se hallaban múltiples interruptores, y no te costó comprender que ella era la causante de todo. Te hace un gesto con la mano para que te acerques, mas cuando estás a punto de hacerlo, pulsa uno de los interruptores y parte del supermercado estalló en mil pedazos, dejándote aturdido y levemente herido. Por suerte la explosión no fue demasiado cercana.

¿Qué harás? Huir (huida) o enfrentarte a ella (Arma improvisada).

¡+1 Acción realizada con éxito!

Y en efecto, al prestar más atención a los restos de la cocina, más concretamente entre los cajones del servicio, encontraste un cuchillo de cocina. Al fin algo de utilidad. Sin embargo, el tiempo empleado en buscar entre los restos fue suficiente para que, sea quien sea que estuviese allí, saliese de la cocina a todo correr... Cerrando la puerta tras de sí.

Pudiste oír una risilla de niña pequeña; parece que aquella persona no estaba sola.

—Tsk, Tsk. Mala elección, Onceava. ¿No crees que primero deberías asegurarte de que el lugar es seguro? —y la niña volvió a reír, mientras ambos pasos se alejaban del lugar, lanzando algo por debajo de la puerta.

Eso era... ¿Una colilla sin apagar? Los papeles y comida a su alrededor prendió demasiado rápido. La situación empieza a volverse peligrosa. ¿Qué harás?

Para cualquier acción (Acierto), para observar mejor el lugar en busca de alguna salida (Vista Lince), para empujar la puerta con todas tus fuerzas (Destreza).

¡+1 Acción realizada con éxito!

Empezaste a observar la zona, la pequeña plaza en la que te encontrabas en busca de algo de utilidad, cuando te sorprende encontrar tirada en el suelo una botella de cristal rota... Quizás... ¿Podrías servir de arma provisional mientras tanto?

Cuando tomaste aquella botella aún dudando, el sonido de un gruñido tras los arbustos te sorprende. Apaareció dando un salto feroz, un perro con muy malas pulgas... Escuchaste una risa hacer eco entre los árboles, cortada por el gruñido del canino.

¡Corre, rápido, es hora de huir! (Huida). ¡O ponte a salvo! (Destreza) ¡Pero aprisa!

¡+1 Acción realizada con éxito!

 

Décimo

No pasaría mucho tiempo en lo que ese niño saldría de la caseta y, aún así no me encontrara en peligro, era preferible llevar la delantera, por una cuestión personal.

Frente a mí el campus universitario. Sin ningún estudiante rondando por ahí, era un lugar un tanto diferente y me costaba admitirlo. ¿De quiénes o de qué huía la gente? Me pareció, y solo me pareció, que solo yo aún no me enteraba. Pronto sería hora de hacerle una visita a Deus Ex Machina.

Ajusté mis lentes de sol y ubiqué enseguida la cafetería principal, con suerte estaría abierta todavía.

 

Novena

—¡Maldita sea! —tomé la botella rápidamente, para luego darme cuenta de lo que pasaba—

Era un perro, pero al parecer, el can no estaba complacido con mi presencia, estaba muy molesto

—Debo hacer algo rápido ya, no voy a pelear con un saco de pulgas rabioso —resoplé y analicé mis opciones—

Si huía, lo mas seguro era que ese perro me siguiera, se veía enojadísimo, así que alborotar mas el avispero no era una buena idea

—Mejor... Me pongo a salvo

 

Octavo

Había logrado atravesar el cristal, si bien me había hecho un par de heridas, cosa lógica si considerábamos la situación. El lugar en donde había entrado resultó ser una tienda de electrónica. ¿Qué podría encontrar allí que me resultase útil? No lo sabía. Menos si todo estaba oscuro, claro.

Comencé a caminar a ciegas por el lugar, tratando de adaptar mis ojos a la oscuridad, pero, siendo sincero, era algo demasiado complicado.

Y las posibilidades de que encontrase algo como un interruptor eran escasas; jamás había visto alguno a la mano en ninguna tienda antes... aunque, ¿Quién sabe? Igual y sí que encontraba uno.

 

— ¿¡Qué ca...!?

La explosión me hizo estremecer, además de que un agudo sumbido se hizo resonar en mi cabeza. La agitó un poco y trato de reincorporarme y salir de ese trance, fácilmente ese era la segunda explicación de la que más eh estado cerca.

Mi mirada se centra en la chica y mis pupilas se dilatan un poco. Lentamente saca mis manos de mis bolsillos y aprieto mis puños, ella pagaría...

— No hay huida de la muerte...

 

¡Por fin! Al fin había logrado localizar un arma que me sirviera para cargarme a mis objetivos de una buena vez... tomé el cuchillo de cocina entre mis manos. Definitivamente le daría un buen uso, y esperaba que pronto...

Pero la dicha de hallar aquello no duró mucho. En ese instante, aquella sensación de que no me encontraba sola se confirmó ante la vocecilla de niña que llenó aquella fría cocina. Esa voz... sí, ¿quedaban dudas acaso? Incluso me había llamado Onceava, era evidente de quien se trataba...

—MuruMuru... —musité serenamente—. Ya veo...

Ugh, ¿por qué cuando hablaba siempre lo hacía con tanta calma? ¡Estaba en una habitación que se prendía fuego! ¿Cuánto tardaba una persona en morir en un incendio? Hm, nunca le había tomado el tiempo, pero si mal no recordaba no era demasiado... sí, quizás lo mejor era salir cuanto antes de aquí. Para ello, me dirigí hacia la puerta por la que había entrado y me determiné a abrirla con todas mis fuerzas; ya la había forzado una vez, podría hacerlo dos veces, ¿verdad?

 

Séptimo ​

El plan estaba en marcha y mi cuerpo no podía sentirse más ansioso de lo que hubiera imaginado. Sería por fin el primer enfrentamiento con algo en general, Tercera había aceptado ser la que me indicaría el lugar donde nuestro pequeño fanático se escondía y yo me encargaría del trabajo un poco más... sucio: atacar.

No me molestaba realmente, era casi como si fuera un premio el que ahora sostuviera un arma en mis manos y mi cometido fuera ir a destrozarle la cabeza a alguien.

"Vamos... sal pequeño amigo, entiende que tu muerte será por una buena causa, mi diversión."

Solo quedaba esperar la señal, una sola señal y nos desharíamos de nuestro intruso.

Contenido oculto

3 + 2 = 5 :D

 

Sexta

Un diario. Pensé. Hm... Veamos qué tipo de información podría sacarle antes de matarla de una vez. Una vez me acerqué, la chica saltó del susto, lo cual me hizo soltar una risa pequeña. Lo que le esperaba... ¿Tanto terror causaba? Ja.

Di pasitos lentos hacia ella para intentar tranquilizarle, tocándole los hombros con mis manos suavemente.

—Tranquila, oye...

 

No tardas mucho en encontrar el área donde se ubica la cafetería, y donde realizan las prácticas los estudiantes de restauración. Claro que esta vez, no hay ningún estudiante allí, o eso es lo que parecía desde fuera. Al abrir la puerta (que por suerte estaba abierta), encuentras allí a un chico mucho más joven que tú tomando un café, como si el estropicio a su alrededor fuera inexistente.

Al entrar por la puerta dirige su atención hacia ti, enarcando una sonrisa que creiste un tanto presumida. ¿Te apetece hablar con él?

En cambio, puedes explorar la cafetería por completo (Vista Lince).

¡+1 Acción realizada con éxito!

Y el plan inició exitósamente: Tercera se ubicó en medio de la tienda, fingiendo estar buscando entre los estantes, aguardando por algún movimiento en falso que le ubicase la posición de su enemigo. Por unos instantes, el silencio invadió la estancia en su totalidad. Mas, de un momento a otro, creiste ver a alguien deslizándose por el pasillo derecho. Continuaste observando de reojo, hasta que sentiste los pasos demasiado cercanos... ¡Sí, aquella persona venía por la derecha!

Séptimo comprendió al instante la dirección, y a escasos segundos de la alarma, un joven de más o menos su edad corrió por su lado, dispuesto a golpear a Tercera con una curiosa espada, una Ninjato. Rápidamente le asestaste un fuerte golpe en la espalda, logrando hacerlo caer, y que a la chica le diese tiempo a escapar. El momento de tensión pareció acabar por fin cuando aquel muchacho, de cabello castaño claro, parecía haber sido derribado por completo. ¿Estaría acaso...?

...Y desapareció.

—¡Estupendo trabajo en equipo, parejita! —y ante vuestra sorpresa, ahora quien sustituía a la persona de hacía unos instantes era Murumuru, quién si no. La niña se balanceaba de atrás hacia delante con sus manos enlazadas tras la espalda, curioseándoos desde su posición. Parecía sumamente divertida con la actuación—. Parece que la tercera réplica eliminada ha sido Johan Parry, o para vosotros: Quinto. Este solo fue una simulación, ya sabéis: para que os vayáis entrenando en el arte de la matanza y esas cosas.

La niña sonreí tan contenta, a pesar de vuestras caras de incredulidad. Entonces, Murumuru se percató en Séptimo y el arma que llevaba, y tomó la vara del suelo para hacer un rápido cambio: depositó en las manos de Tercera la tubería, y a Séptimo, la espada.

—Listo, ahora cada uno tenéis un arma. Nada de discutir, ¿eh? —y antes de alejarse, lográsteis escuchar como murmuraba algo entre dientes—. Qué curioso, juraría que eran dos las réplicas que se enfrentarían a la parejita. ¿Dónde se habrá metido esa estúpida?

Y así, desapareció junto a la réplica. Creo que ya no quedaba más por hacer allí.

¡+2 acciones realizadas con éxito!

Y tan rápido como vistes aparecer al perro, echaste a correr hacia el primer lugar alto que te encontraste. Por suerte, en una de las casas cercanas a ti, hallaste una escalera de mano trasera para emergencias, algo vieja pero podría aguantar tu peso. Corriste con todas tus fuerzas y lograste ponerte a salvo, subiendo hasta su tejado mientras el perro ladraba furioso desde el suelo.

Uf... Por qué poco. Habrá que tener cuidado para avanzar ahora. Puedes tratar de pensar en algo para apartar al perro de allí y poder escapar (Ingenio), avanzar entre los tejados hasta alejarte de la zona (Destreza), o permanecer allí y descansar (Descanso).

Pero espera un momento... ¡Tu diario estaba reaccionando!

¡+4 Acciones realizadas con éxito!

Vaya... Parece que no hubo demasiada suerte, y tendrás que seguir a tientas por el momento.

Segundo se abalanza contra la chica, que no duda en esquivar el golpe con gran agilidad, y vuelve a pulsar otro de sus botones. Este logra derribar los pocos suministros que quedaban, pero logras salir ileso de aquel segundo estallido dado que fue en la trastienda. Quizás se equivocó de bomba, y ese fallo fue el que te otorgó la oportunidad de abalanzarte hacia ella y acabar de... ¿Acaso tras golpearla había desaparecido?

—¡Ding ding ding! ¡Y el ganador es... Segundo! —exclamó Murumuru, apareciendo a tu lado de repente. Depositó en tus manos unos Nunchakus, ante tu sorpresa—. Al haber derrotado a mi réplica de Sekai Ankoku, aka Onceava, es mi deber darte esta arma. ¡Úsala sabiamente, asesino!

Y así como vino, desapareció.

¡+1 réplica eliminada con éxito!

 

Pero esta vez, la puerta había sido obstruida fuertemente, y no parecía ceder ante tus golpes. En el tiempo invertido en esta acción el fuego ha comenzado a crecer más de lo esperado, y ahora ya no sería posible apagarlo con un poco de agua del grifo.

Deberías probar con otras de las opciones cuanto antes, el fuego está empeorando...

La joven pareció tranquilizarse un poco ante tu presencia, y bajó los brazos lentamente. Quizás... ¿Sería otra buena chica como la joven que había conocido antes?

-Disculpa... No puedo fiarme de nada ni de nadie con todo lo que está sucediendo allá fuera... -suspiró, algo avergonzada-. S-soy Sofía, estaba buscando algunos recursos que rescatar de aquí mientras que mi compañera está fuera. ¿Te gustaría unirte? No creo... que quiera una jovencita como tú ir sola en un mundo como este.

¡+1 Acción realizada con éxito!