Milagro de Navidad [Un regalo de Amor para Navidad]

Milagro de Navidad​

Ya había amanecido en la pequeña ciudad de Bath, Inglaterra. Estaban pacíficas las calles; no duró mucho en ese estado al salir del todo el sol, pues era 24 de diciembre, noche buena. Y cómo siempre pasa, compras de última hora. Los centros comerciales se llenaban de gente, mientras unos grupos de gente se peleaban por varios objetos. La policía tratando de calmar a ésta. En fin, como siempre, un desastre.

En una casa, una casa acogedora, despertaba una señora. A lado de su cama, tenía un buro de madera en el cual posaba una fotografía enmarcada en la que se hacía mostrar una chica que aparentaba la edad de una muchacha de 26 años. Cabello color chocolate, muy fino. Tenía una tez blanca, se veía que su piel estaba bien cuidada a simple vista. Era perteneciente de unos ojos color miel con una mirada profunda que hacía caer en ella a cualquiera. Con un muchacho de buen físico, con el cabello un poco largo de color rubio cenizo, con ojos verdes un tanto grandes. Portaba el uniforme de un militar. Los dos abrazados sonrientemente, se veían felices, con la mirada hacia la cámara, haciendo parecer que a uno lo estuviesen viendo.

En cuánto sonó el teléfono, esta señora se hacía mostrar, era aquella joven de la fotografía. Se dispuso a responder. En cuanto contesto, una sonrisa formó con sus labios rojizos, aunque esa bella curva no duró mucho ¿qué pudo ocasionar ese cambio tan drástico en sus labios? Al parecer una mala noticia, ya que se vio rodar una diminuta gota de agua por su mejilla. Colgó y se dirigió a la cocina, limpiándose las pocas lágrimas ya salidas, tratando de sonreír. Encendió la estufa y puso a calentar agua. Ya con esa agua, sirvió en una taza, haciéndose un café caliente, a la vez meneando la cuchara iba caminando a la sala y se sentó en su sillón. Observando otra fotografía, ésta colgada en la pared y con tan sólo el joven posando. Volteó a ver al pino ya adornado, pero sin su bella joya: La estrella.

Recordó aquellas palabras

“No podré llegar a esta navidad. Hubo unos cambios de última hora y me tendré que quedar a hacer vigila. Lo lamento, pero en año nuevo aseguro estar ahí, contigo a tu lado.
Te amo.”

Dos lágrimas volvieron a brotar de sus bellos ojos, y no pudo evitar que salieran. Tomó de su café.
Ya iba atardeciendo y amigos tocaron a la puerta, preguntando por el joven marido. Ella simplemente bajo la mirada, ocultándola. Ellos ya sabían que era lo que pasaba: no llegaría.
Horas después, estaban compartiendo sonrisas. Aunque este momento bello no duraría más, cada quien tenía familia y planes con ella, puesto que se despidieron.

La hermosa esposa, sacó un pollo sentado, uno que había preparado ya en la mañana. Algo sencillo y pequeño, pues sólo estaría ella. La mesa que tenía la pareja era pequeña, para cuatro personas. Ahí dejó la comida, sentándose en una silla de las que estaban en frente. Y ahí se quedo unas cuentas horas, mandando mensajes a los amigos, deseando una feliz noche buena. Hasta que dieron las 9:00 de la noche. Se dispuso a comer satisfactoriamente, a un paso algo lento. Al terminar, se paró y se fijó en la hora, tan rápido ya habían dado 11:46. Faltaba poco para que empezara navidad y que todo se cerrara.

Esta mujer, se introdujo dentro del cuarto, al parecer buscaba algo. Al asomarse por debajo de la cama, sacó una cajita plateada con un listón azulado, al parecer era un regalo. Obviamente tenía que ser para su amado, se lo llevo a la sala y lo abrió con cuidado sin romperle. Observo un regalo al estilo antiguo, una brújula, y en la parte inferior de la tapa traía una foto de la bella pareja. Volvió a meter tal regalo y a cerrar la cajita. Se quedó mucho tiempo viendo el objeto, que pensó que ya eran más de las 12:00, así que vio nuevamente al reloj de la pared. Al parecer ya faltaba poco, poniéndose un abrigo, pues estaba de ropa algo ligera, salió a la entrada y se encontró con lo que esperaba, sus vecinos parados en la puerta, contando en cuenta regresiva, ella se les unió.

Sonó una campanada, el primer segundo de navidad

─Feliz navidad, feliz navidad.

Decían todos alegremente volteando a ver sus parejas, hijos, primos, padres y de más, para así decirle a cada uno feliz navidad.

─ Feliz navidad… Jason… desde dónde estás, feliz navidad…

Dijo la joven en un tono suave y se oía decepcionada. Volvió a meterse a su casa tan cálida.

Paso por el pasillo, hasta llegar a su cuarto, giró la perilla y entró a acostarse. Se fue recostando delicadamente. Y lentamente cayó en sueño.

Horas más tarde, sus ojos se abrieron lentamente.

“Elizabeth, Elizabeth despierta.”

Escuchaba a lo lejos, pues aún no lograba despertarse del todo. Mientras, aquel poseedor de esa voz empezó a sacudirla cuidadosamente.

“¿Ja… Jason?”

Preguntó la hermosa mujer tratando de reconocer la figura. Éste asintió con la cabeza, la de cabellos chocolate enseguida se despertó del todo y se aventó a abrazarle.
Se levantó de golpe, era un simple sueño. A lo cual, prefirió levantarse. Sus delicados pies rozaban el frío piso, recorría su casa sin propósito alguno, sintiéndose a la fiel amiga soledad. Tan solo se sentía, más de lo usual. No se detuvo hasta llegar a la sala. Sobresaltada, miró fijamente la chimenea que estaba al lado del pino, estaba prendida y había un pedazo de hoja posando encima de ésta.

“¿Crees en los milagros de la navidad?
Voltea hacia atrás.”
Ella se dispuso a voltear a donde se le indicaba.

Agua salada en porciones diminutas brotaron de dos bellas estrellas.

Se encontró con su amor, sosteniendo en mano un ramo de flores y una estrella un tanto sencilla. La joven se acercó a él, mirándolo de arriba abajo, no lo podía creer, quería que ese no fuera otro sueño que la destruyera al descubrir que así era. El hombre, quien al parecer se llama Jason, le ofreció esos objetos que traía en manos, ella los tomó con un tanto de duda sin dejar de verlos. Segundos después, lo miro a los ojos, buscando su mirada que le volvía loca, tiró el ramo y la estrella sencilla para abrazarlo de inmediato.

─ ¿Cómo?

Pregunto la joven aún sin deshacer el abrazo cálido que formaron aquellos dos individuos.

─ Igual por el que no iba a venir, hubo más cambios, aunque estos fue gracias a un amigo que quiso que en esta navidad estuviera contigo.

La separó de él, tomándola de los hombros mientras le veía su rostro que parecía y copo de nieve. Elizabeth apoyó su rostro en el hombro de Jason, cerrando los ojos con una sonrisa en sus labios. Segundos después de esta posición, Jason le tomo del mentón delicadamente a su amada acercando sus rostros, al sentir la respiración del otro, Elizabeth sólo pronuncio el nombre de su pareja con suavidad. Así, este muchacho entrelazó sus labios con los rojizos que tenía frente a los suyos minutos antes, ambos cerraron sus ojos, la hermosa señorita sintió nuevamente aquella calidez que sentía recorrer su cuerpo del tan sólo el sentir rozar sus labios con los de la persona a quien amaba, en quien sólo podía pensar día y noche, quien era dueño de su mente y corazón. Aquel dulce beso dio fin, separándose los labios lentamente al igual que los ojos de esta pareja, buscando la mirada del otro.

─ Te amo…

Abrió Jason los labios para pronunciar éstas bellas palabras que estremecieron a su esposa. Viéndolo de reojo, trago saliva con dificultad.

─ Yo también te amo.

Lo pronunció con un tanto de sonrojo, le apenaba decírselo, aún siendo ya marido y mujer. Esto le fascinaba a su esposo

─ Me encantas, Elizabeth. Feliz navidad.

Le abrazó posesivamente, Elizabeth se sonrojo más y se quedo sin palabras, sólo pudo corresponder el abrazo delicadamente con sus brazos alrededor de él. Acercando sus labios a su oído, susurrándole al fin

─ Igualmente. Feliz navidad, amor…