Migas de pan.

Tema en 'Relatos' iniciado por gatón, 7 Junio 2009.

  1.  
    gatón

    gatón Usuario común

    Leo
    Miembro desde:
    8 Diciembre 2006
    Mensajes:
    208
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Migas de pan.
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2039
    Migas de pan.

    A ver, em... Necesito la opinión de todos uds, para saber si es que este cuento con el cual voy a concursar tiene alguna posibilidad para ganar :washu:. Me gustaría que fueran lo más sinceros posible y no sé, eso xd.

    Migas de pan.
    Supe en cuanto le vi, que habría problemas. Su rostro de incomodidad lo decía todo, o mejor dicho, me lo decía todo. No tuve que esperar mucho a que abriera la boca y pronunciara las palabras que temía que dijera, pero las dijo. Le miré a los ojos y me arrepentí, cielos, no había rastro de resignación, parecía demasiado seguro en lo que decía, parecía como si yo tuviera la culpa de todo, parecía como si hoy fuera un domingo por la noche y yo estuviera discutiendo nuevamente con él por teléfono, mientras veía por la televisión los resúmenes de toda la semana de mi novela favorita y ciertamente, es una rutina a la cual me terminé acostumbrando.

    Se quedó en silencio al terminar y esperó a que yo le respondiera, pero no quise hacerlo y no lo hice.

    Me descuidé un momento y me perdí medio segundo de palabrerías que me soltaba rápidamente, como si yo fuera una máquina que procesaba todo lo que él me decía y que no podía tener ningún tipo de sentimiento sobre la información que me entregaba. Entonces, cuando ya parecía que yo entendía todo, frunció el seño y se cruzó de brazos, mientras su polerón de color azul marino se volvía más oscuro al caer de manera leve la noche.

    - ¿No tienes nada que decirme? – Me preguntó. Parecía ofendido por mi silencio.
    - No – Le mentí, puesto que tenía tantas cosas que decirle que no sabía como terminaría esto después. Y de verdad eso me aterraba, era suficiente castigo de que quisiera dejar todo esto por otra persona y peor aún, era suficiente castigo que me quisiera dejar a mí, sin después no tener ningún tipo de relación.

    Cuando noté su reacción ante mi cortante respuesta, se le abrieron los ojos como platos, mientras su iris de color verdoso parecía mostrarme indirectamente un poco de rencor, cosa que no descartaría en estos momentos, sobre todo para alguien de sentimientos frágiles como los de él.

    Me miró feo, se rascó la cabeza, dio media vuelta y se fue sin decirme nada. Y entonces, yo también me fui.

    Cuando llegué a casa, pude notar cómo la expresión de mi queridísima nana cambiaba de una risueña sonrisa a una indudable sorpresa llena de preocupación.

    - Hola – le saludé, mientras daba torpes pasos para llegar a la sala de estar, mientras luego, patéticamente caía sobre un sofá color beige y me hundía hondo, como hace un rato.
    - Cariño – Me llamó con la ternura de todos los días - ¿Estás bien? – Y cuando oí la pregunta, sólo quise volver a mentir y decirle que “sí”. Entonces, cuando alcé un poco la cabeza para ver su mirada azulada que expresaba tan claramente su inquietud, sentí ahora de verdad, en no mentir y responder con el silencio, que de todas maneras, hace sumisamente notar la verdad.

    Coloqué mi mano sobre mi sien, tratando de analizar toda la situación en la que estoy y evitar cualquier tipo de pregunta indirectamente problemática para mi estado de ánimo.

    - ¿Tienes hambre? – Me interrumpió la voz de mi nana, Maggie.
    - ¿Qué? – Parecí dar un respingo, pero no quise mostrarme tan obvia delante de ella.
    - ¿Quieres que te prepare alguna cosita?, ¿Un pan, por ejemplo…? – Sus buenas intenciones en cada una de las preguntas que me hizo me hacían sentir culpable de lo que estaba a punto de decir, pero me arrepentí y asentí con la cabeza su ofrecimiento.
    - No me tardo – Me sonrió como siempre y desapareció en camino a la cocina.

    Ya cuando volvió, di el primer mordisco al pan que me entregó (que dentro contenía queso y jamón) y miré de reojo a Maggie, para tratar de adivinar en lo que estaba pensando, cosa que me causaba mucha intriga, puesto que obviamente estaba relacionado hacia mí.

    - ¿Qué piensas? – Pregunté.
    - Oh – Musitó – En nada en especial, sólo... – Hizo un silencio inesperado, pero luego lo rompió – sólo… No me gusta verte así – Sentí que me mentían.
    - Oh – Fue luego mi respuesta, pero con voz mas baja – No te preocupes, hay cosas peores – Le aseguré, puesto que siempre he tenido la sospecha de que puede suceder algo peor. Entonces, noté como sonreía de medio lado y luego sus penetrantes ojos azules parecían mirar mi regazo, cosa que rápidamente, yo también miré.
    - Ay, que no sepas comer – Me dijo medio en broma, pero a la vez reprochándome – Estás llena de migas.
    - ¡Ah! – Me levanté con la vista en mis piernas y las migas de pan caían sutilmente al suelo, dejándolo sucio al estar dispersas alrededor de mis pies. Luego, sacudí con mi mano libre los restos que habían quedado pegados a mis jeans y miré con una sonrisa inocente a mi nana.
    - Ahora lo limpio – Se ordenó a si misma y me quedé quieta dudando en si contradecirle y hacerlo yo, pero las palabras no me salían, mi flojera era tal que… ¿Siempre dejaré que Maggie haga las cosas por mí?, pero fue demasiado tarde y ya tenía una escoba y una pala en cada mano para limpiar mi desastre.
    - Perdón – Traté se sentirme bien conmigo misma.
    - No te preocupes, es algo que debo hacer y ahora que puedo, lo haré.

    Sus palabras me hacían sospechar indirectamente de algo, pero no me quise perseguir y me callé para luego no arrepentirme.

    Y miré cómo las migas se recogían hacia la pala de color azul y luego tomaban un color medio oscuro por el polvo. Seguí quieta, pero luego me volví a sentar y seguí mordisqueando mi pan, que de cierta forma, me llenaba el extraño vacío que llevo dentro.

    Maggie dejó la pala a un lado, sonrió y me miró hasta que terminé de comerme el pan.

    Al rato, abrí la boca tan grande como pude, puesto que no puedo evitar bostezar exageradamente y alcé los brazos para acompañar a la flojera que llevaba dentro. Nunca hago nada y bostezo como si corriera una maratón de 100mts y llegara primera a la meta.

    Eché un vistazo al redondo reloj que estaba muy quieto a en la pared y al ver la hora sólo quise ir a mi habitación y dormir. Miré a Maggie también, pero estaba muy ocupada limpiando una pequeña mesa marrón, aunque pensé en ese momento verle un rostro lleno de inquietud y fue cuando llegó mi mamá y noté cómo Maggie en voz sutilmente baja me mandaba a acostar para que no me retaran a mí, ni a ella.

    Subí rápida pero silenciosamente las escaleras y me encerré en mi habitación. Me cambié, fui al baño, me lavé los dientes y volví para dormir, mientras luego podía escuchar levemente las típicas quejas de mi madre hacia Maggie y una que otra remienda.

    Cerré los ojos y el cansancio me consumió hasta que me dormí. Y entonces, fue cuando descubrí a la mañana siguiente que mis palabras eran ciertas y claramente, podía pasar algo peor.

    Bajé las escaleras con sumo cuidado de no caerme, casi a las doce del día, cuando sentí la puerta cerrarse y la confusión me subió a la cabeza. Corrí como pude hacia la ventana y corrí la cortina hacia un lado, noté un auto más o menos pequeño, pero no pude evitar abrir los ojos como platos y poder sentirme lo suficientemente mal como para no poder moverme y bloquear cada uno de mis sentidos presentes.

    Seguí mirando a través del vidrio aquel auto donde Maggie subió con una notable maleta café y luego corrí hacia la ventana de la sala de estar para no perderle de vista y cuando desapareció en la lejanía, noté una pequeña nota sobre la mesita marrón. Era de Maggie, estaba claro. Y al segundo después desvié mi mirada hacia la pala, que aún seguía intacta ahí, mientras contenía las mismas migas de pan de ayer. Y entonces fue cuando me percaté de dos cosas muy importantes. Y lloré.

    Me senté en el sofá beige, que me hundía y no pude contener el calido líquido que recorría mis mejillas.

    Ayer lo perdí a él y hoy, perdí a Maggie.

    Mi propio pensamiento me consumió en una fría y desolada desesperación, que luego, se volvió en arrepentimiento y después, se transformaba en lágrimas de tristeza.

    Siempre lo supe y hoy lo comprobé. Todo esto sucedió por… Hacer nada.

    ...

    Eso sería, el concurso tiene un límite de palabras y quizá por eso no le encuentren demasiados detalles, cuidenceeeeeeee (: .
     
  2.  
    Quelconque

    Quelconque Usuario popular

    Virgo
    Miembro desde:
    8 Febrero 2004
    Mensajes:
    790
    Pluma de
    Escritor
    Re: Migas de pan.

    Hola,

    A grandes rasgos...

    Primero, la fastidiosa parte técnica:

    Checa bien el uso de guiones y de mayúsculas y minúsculas después de éstos, puedes ayudarte consultando esta discusión.

    Checa la redacción de lo que está subrayado y en negritas, suena raro.

    Checa tus tiempos verbales para que concuerden: cuando cuentas algo que ya sucedió, todo debe estar en pasado.

    * (...) conmigo.

    Lo que me gustó del escrito es que la chica no se toma demasiado en serio ni describe en realidad cómo se sentía, pero la nana sabe qué algo le pasa (incluso creo que lo sabe mejor que la protagonista) y también que puede preocuparse por la nana.

    Queda bien claro el punto de que se preocupa por muchas situaciones y personas aunque no se ocupa en ellas. Pero siento que falta algo, algo como que demuestre más extensamente lo inútil que se siente por no haber hecho algo por esas personas y situaciones que le importaban o explicar por qué no lo hizo (aunque la flojera ya estuvo presente).

    Ahora, más importante: ¿sobre qué es el concurso? ¿Tiene alguna temática, género, tipo en particular?
    Podría darte algunas recomendaciones sobre eso de los concursos porque yo misma he participado en algunos (reales, no en CemZoo, claro está).
    Si te interesa, contáctame por mensaje privado.

    Saludos.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso