Mi realidad... [one-shot]

Mi realidad... [one-shot]

Mi realidad... ​

Hola, me llamo Sakuno Ryuzaki y tengo 25años de edad. Quiero compartir con ustedes mi historia, una historia tan real que nunca se lo había contado a nadie. Es una historia triste, pero que refleja una realidad que se vive día a día…
Yo era una persona feliz y siempre mostraba una sonrisa, pero después que dije “sí quiero ser tu esposa” mi vida cambió para siempre…

Espero que esta historia sirva de reflexión para todas aquellas personas que piensan que la vida es muy sencilla, color de rosa y sin preocupaciones; pero la vida no es tan fácil como ustedes la pintan, es algo más complicado que decirlo…
Así comienza mi infierno y el infierno de mis hijas. Sólo recuerden que después de la oscuridad está la luz, esa luz que siempre creemos que nunca aparecerá, pero que siempre estará al final del túnel…
En el parque central de la hermosa ciudad de Tokio se encontraban unos jóvenes recostados de un árbol besándose, cualquiera que los viera supondría que sería el comienzo de una bella relación para ambos.
Ellos estaban muy radiantes, se conocían perfectamente y querían estar juntos, ser felices y tenían planeado ser algo más que dos simples novios…

-Te amo Ryoga, te amo como nunca amé a nadie – le dije, aquí tenía aproximadamente 18años de edad, me encontraba muy feliz a su lado, de verdad lo amaba y daría todo por estar junto a él
-Yo también te amo y quiero decirte algo que lo he pensado desde hace un tiempo – me dijo Ryoga mientras me besaba dulcemente, sus labios eran dulces como la miel y cada vez que me besaba provocaba en mí una calidez y hacía que mi cuerpo temblara por sus besos y caricias… Él es un joven de 23años de edad, cuerpo bien formado gracias a su deporte que es tenis, ojos color miel tan intensos y sensuales que hace que cualquier mujer se derrita a sus pies, pero él sabía que yo era la única dueña en su corazón
-Si tienes algo que decir sólo dilo – le respondí mirándolo fijamente a los ojos, esos ojos que hacía que me estremeciera. Él me miraba fijamente y tenía un brillo como ninguna vez había visto
-Bueno, he estado pensando en todo lo que hemos vivido juntos y que hemos sido novios desde hace 4años y medio. Nos conocemos a la perfección, te amo y sé que tú me amas, conoces a mi familia y yo conozco a la tuya… El punto es… - me decía sacando una cajita de regalo muy hermosa -. Quería preguntarte si querías casarte conmigo – terminó de decirme, yo no lo podía creer. Sentía cómo mis lágrimas se avecinaban, en ese momento lo empecé a besar; lo amaba y no tenía que pensarlo dos veces para decirle que quería compartir mi vida junto a él.
-Te amo, te amo y sí quiero ser tu esposa. No tengo que pensarlo dos veces para responderte porque sé lo que quiero en mi vida, y eso es casarme contigo – le decía con mis lágrimas a flote, empecé a besarlo y él me correspondía dulcemente -. Sólo quiero decirte algo, yo no voy a dejar mis estudios de medicina estando aún casada contigo, espero que lo entiendas – le dije muy segura, si él no lo aceptaba no me casaría con él, porque para mí mis estudios son mi vida
-Yo también te amo y quiero gritarlo para que todos se enteren…. Mmm, no te preocupes por eso, yo no quiero que dejes tus estudios; al contrario, quiero que te gradúes y seas la mejor médico de este país. Te amo – me decía y me repetía miles de veces besándome.

Después de esto pasó una semana y les dijimos a nuestros padres en una reunión que hicimos con toda la familia…. Mi abuela estaba muy feliz, sabía que a su lado yo era feliz; la familia de mi prometido también lo estaba, pero él, el chico que una vez creí amar me miraba con recelo. En su mirada veía como si me quisiera decir algo, yo pensé que era producto de mi imaginación, pero después se acercó a mí y me susurró algo al oído que no comprendí muy bien, que hasta ahora lo vengo entendiendo.

-Mmm… deja que pase el tiempo – fue lo que me dijo el chico de mí misma edad, su nombre era Ryoma Echizen, el gran príncipe del tenis. Es el menor de los Echizen, es frío, solitario, de pocas palabras. Un cuerpo bien formado también gracias al famoso tenis, ojos ámbares intensos y muy intimidantes, cabello negro con reflejos verdes; se parecía mucho a su hermano mayor, pero la única diferencia era sin duda su personalidad. Yo no comprendía lo que me quiso decir, hasta hoy. A la final no le di importancia a lo que me dijo, porque pensé que era por su arrogancia. Él era un chico que estaba con las mujeres que se le antoje, muy mujeriego como lo pintaban; así era él -. ¡Felicidades Ryoga! Te casaras con una excelente mujer – le musitó yéndose del lugar
-¿Y cuándo se casan? – preguntó la señora Rinko
-Mmm…. Dentro de un mes, señora – le contesté, después de esto seguían pasando los días hasta llegar al día de nuestro casamiento

Llegó el gran día, ahí me encontraba yo a un paso del altar. El señor Nanjiroh me llevaba hacia él, hacia el hombre que amaba. Me encontraba vestida con un vestido de novia hermoso, en la mano tenía unas rosas color carmín intensos, ¿Por qué rosas?, porque eran mis favoritas y las rosas de ese color me recordaban a mi amor con él, tan delicado, suave y muy hermoso como las rosas. Ahí se encontraba mi familia, la familia de mi futuro esposo, mis amigos y obvio mi mejor amiga Tomoka; la que siempre me apoyaba en todo.

Ya me encontraba al lado de mi prometido, me dijo que estaba hermosa y que me amaba. Yo lo amo y lo seguiré amando… Me encontraba muy feliz, Ryoma me seguía viendo con recelo, parecía decepcionado de mí. No le di mucha importancia, a la final él nunca decía nada con las palabras y menos con sus miradas, así que me dispuse a olvidar eso y ser feliz…
La ceremonia dio inicio, después de una hora me encontraba besando a mí ya esposo, él me decía entre besos que me amaba y que me haría la mujer más feliz del mundo, pero yo ya era feliz estando a su lado y lo seguiré estando.
En la fiesta nos recibieron con arroz y pétalos de rosas por todas partes.

La fiesta seguía tranquila, besándonos y diciéndonos que nos amábamos. Me alejé un rato de él dejándolo con sus padres, fui un momento al jardín trasero, quería estar sola para pensar y asimilar que me había casado, que ahora era la esposa de Ryoga Echizen. Sin darme cuenta alguien me seguía… yo solamente miraba las rosas carmesí en la fuente, estaba feliz y quería llorar y gritar que lo amaba.

-¡Hola! – me dijo alguien agarrándome por la cintura desde atrás, por un momento pensé que era Ryoga y me volteé, pero me di cuenta que no era así. Quien estaba detrás de mí se trataba nada más y nada menos que Ryoma Echizen, qué quería, no lo sabía. Por un momento sentí miedo de que me hiciera algo, yo le tenía temor después que me besó a la fuerza, para ese entonces yo ya sabía que no lo amaba y que solamente había sido un capricho que tenía desde que lo conocí
-¿Qué quieres? ¡Suéltame! – forcejé, la verdad es que sus brazos y su voz me atemorizaba, él hacía que sintiera inquietud.
-Mmm… Te casaste con mi hermano, me demostraste que ya no sentías nada por mí o por lo menos eso me has hecho creer. Pero sé que aún en tu corazón estoy yo, sé que hice muy mal al besarte y que después de que eso casi ocurriera entre nosotros sentiste miedo de mí, pero no fue mi intensión y estoy arrepentido de eso. Espero que seas feliz con mi hermano, tanto como yo te hubiese hecho feliz. Aunque si yo fuera tú no estaría tan despreocupada. Me decepcionaste y pronto te arrepentirás de todo esto, pero recuerda que aquí estaré yo para ayudarte – me seguía diciendo, la verdad no entendía sus palabras, pero sabía que tarde o temprano tendría que descifrarlo.
-No te entiendo, qué me quieres decir. ¡Y suéltame! Tú no estás en mi corazón y nunca lo estuviste, lo que casi pasaba esa noche entre tú y yo nunca pasó, así que no tengo por qué estarte escuchando, ¡te tengo miedo! ¿Acaso aún no lo comprendes?– seguía forcejando y ya me estaba atemorizando más, él me seguía viendo, pero esta vez era con dulzura. Por primera vez vi los ojos de Ryoma mirando a alguien con suma dulzura, por un momento me sentí protegida a su lado, pero eso cambió al instante en que me acordaba de lo que casi pasó entre nosotros esa vez…

-------------------à Flash Back ß-------------------​

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En las oscuras calles de una noche sin luna en Tokio, se encontraban un par de jóvenes divirtiéndose como solían hacerlo desde hace tiempo. Una joven estaba un poco alejada, no estaba con su novio y se preguntaba en dónde estaría él. Quería verlo, pero sabía que siempre salía con sus amigos los viernes por la noche. Un chico se le acercó y la abrazó por detrás, ella obvio se asustó y enseguida se volteó para ver de quién se trataba. Su sorpresa fue que era Ryoma Echizen, él ya se le había insinuado muchas veces de esa forma…

-¿Qué… qué sucede? ¿Por qué… por qué todo esto? – le dije nerviosa, él hacía que me sintiera así. Empecé a tartamudear y no sabía el por qué, si yo había perdido eso desde que me di cuenta que no lo amaba.
-No sucede nada o sí sucede algo. Lo que sucede es que quiero probar tus labios y no me importa que seas novia de mi hermano, me encantas y desde que cambiaste me fascinas. Te deseo y lamento no haberme fijado antes en ti – en ese momento empezó a besarme y yo tenía miedo, quería gritar, pero él lo evitó con sus besos. Nadie nos veía, ellos se encontraban muy alejados de nosotros; me llevó a un árbol de cerezos, ahí me recostó. Yo seguía forcejando, pensaba que algo me sucedería, tenía miedo, mucho miedo. En un intento desesperado me solté de él y salí corriendo. No quería verlo, le tenía temor. Él era más rápido que yo y pudo alcanzarme, nos caímos y empezaba a besarme con fuerza. Empezó a besar mi cuello, sus manos rozaban mis piernas, sentía mucho desasosiego y grité… Enseguida llegó Momoshiro y lo golpeó, él se alejó y desde entonces lo miraba con ira, odio y mucho resentimiento. Casi me arrancaba de mí lo más valioso para una mujer, la virginidad…

------------------à End Of Flash Back ß------------------​

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-Con el tiempo lo sabrás, pero recuerda que siempre estaré aquí a tu lado, cuidándote, protegiéndote y si Ryoga te hace algo… no dudes en llamarme. Sé que te hice daño, estoy muy arrepentido por ello, de verdad lo siento. Espero que lo que presiento sea mi imaginación y seas feliz, aunque no estés a mi lado – me decía acercándose a mi rostro, me iba a besar, pero inmediatamente me solté de él y me fui corriendo de aquel sitio hacia mí ya esposo. No sabía qué me quería decir Ryoma con eso, pero no me importaba, porque estaba al lado del hombre que amaba…

La fiesta terminó muy de noche, me fui con Ryoga a nuestra, como él lo llamaba… “noche especial”. Yo me sentía un poco incómoda y con mucho nerviosismo, la verdad nunca había estado con un hombre, siempre me dije que no me entregaría a alguien hasta casarme y así sería. Llegamos a nuestra casa, el jardín del frente tenía rosas en el camino hasta dentro con destino a la habitación, en ésta habían muchas velas y yo estaba muy impresionada y con una sonrisa inmensa, definitivamente Ryoma se había equivocado, Ryoga era diferente y me amaba con locura.

Ya estando en la habitación me abrazó por la cintura, me dijo que no tuviera miedo, que él no me haría daño. Seguidamente una mirada seductora y llena de lujuria se posó en su rostro, en eso me dice que la espera valdrá la pena, me empezó a besar y todo el temor que sentía se fue. Cuando pude darme cuenta ya me había entregado en él, le había entregado lo más valioso que había guardado hasta ahora… mi virginidad. Me sentía gratamente feliz a su lado, lo amaba y él me amaba; me entregué a él por amor, porque daría todo estando a su lado…

Pasó un año… seguíamos casados y muy felices, yo siendo la primera en la facultad de medicina y él haciendo lo que más le gustaba, practicando tenis.
Me encontraba embarazada, pronto tendríamos nuestro primer bebé, el fruto de ese amor entregado. Él se encontraba muy feliz al igual que yo. Ryoma… él estaba con una modelo muy importante, me alegraba por él, su obsesión hacia mí se posó en otra joven.

El día tan esperado para nosotros llegó, di a luz, a una preciosa niña fruto de nuestro amor. Su nombre era: Sakura, porque el cerezo muchas veces fue el que presenció el amor que nos teníamos. Me sentía muy feliz, lloraba de alegría mientras mi esposo me besaba y veía los hermosos ojos de nuestra hija. Ella era chiquita, ojos miel como los de su padre y cabellos negros con reflejos verdes; era idéntica a él, sólo porque era niña marcaba la diferencia, si no sería su doble.
Mi abuela estaba muy feliz por mí y por Ryoga, la había hecho bisabuela y la familia de él estaba de igual manera feliz. Ryoma le había cogido mucho cariño a la niña, la quería como si fuera su propia hija, estaba feliz por mí y por su hermano, aunque no lo aceptase.

Pasaban los meses y yo no dejaba mi carrera y tampoco a mi hija, me la llevaba para todas partes, tenía clases y me iba con ella, para lo único que no me lo llevaba era cuando tenía pasantías en el hospital y practicas en la universidad, cuando ocurría eso Ryoga la tenía y jugaba con ella, era un buen padre.

Pasó un año y medio y di a luz a otra niña, ahora tenía a dos hijas bellas y hermosas. Igual nos encontrábamos llenos de felicidad, pero ahora sería un poco más difícil en la universidad, pero con ayuda de mi amado Ryoga saldríamos adelante. Su nombre era: Selene, porque esa luna muchas veces nos vio juntos, con nuestro amor. Nuestra hija era chiquita, ojos carmín como mis ojos y cabello rojizo, se parecía mucho a mí, como Sakura se parecía a Ryoga.

Los meses pasaron y dos años transcurrieron, pronto me graduaría. Había adelantado materias y de igual forma era la primera en la tabla. El día de mi graduación llegó, estaba con todos mis amigos, familiares, esposo y mis dos hijas. Sakura ya tenía 3años y Selene pronto cumpliría 2. Me gradué con honores y Ryoga con mis hijas hermosas me felicitaron, amaba a mi familia. Mi abuela estaba muy feliz de que me graduara…


Pasaban los años y éramos muy felices, pero algo había cambiado en Ryoga. Ya él no era el mismo de siempre, amaba a sus hijas, pero vivíamos en constantes peleas. Nuestro amor se había convertido en un infierno, ya no me miraba igual, no me besaba igual, poco a poco se alejaba de la casa y sin quererlo de sus hijas. No sé qué le ocurre, pero me duele; muchas veces hablaba con él, pero terminaban en peleas.

Un día llegó de madrugada a la casa, las niñas se encontraban dormidas y decidí hablar con él, pero fue en vano, ya no me escuchaba y sus palabras daban temor. Él decía que ya no me amaba, que estaba cansado de mí, me gritaba y las niñas se despertaron. Ellas bajaron a la sala y él en ese momento me abofeteó, las niñas lloraban y me acerqué a ellas, decidí salir de esa casa, él había cambiado y nuestro matrimonio se había convertido en algo diferente a lo que era antes. Estaba muy alterado, no quería que ni las niñas ni yo saliéramos, pero ya no soportaba las peleas y varias veces terminaba pegándome.
En un momento de su descuido salí de allí, no sabía a dónde ir, no quería preocupar a mi abuela y en ese momento se me vino a la mente a Ryoma, es él el que me advirtió de esto, recordé sus palabras y quería llorar, pero las niñas estaban presentes y tenía que ser fuerte por ellas. Decidí ir a su casa, pero me daba vergüenza que estuviese con alguien, pero si no se encontraba no sabría a dónde ir.

Llegué y toqué el timbre, él abrió, pero no estaba solo; se encontraba con una modelo, era muy promiscuo y ya no se hacía raro que cambiara de mujer como cambia de ropa…

-Lo siento Ryoma por molestar a estas altas horas de la noche, pero tenías razón. Él cambió y ya no es el mismo, tus palabras de hace años se volvieron realidad y pasó el tiempo. Pero estás ocupado, lo siento por molestar, adiós – le dije con mis hijas junto a mí. Me iba a ir, pero él me detuvo y en ese momento me abrazó. Me entendía perfectamente y enseguida le dijo a su acompañante que se fuera, ella me miraba con odio y resentimiento, pero no sabía a dónde ir y Ryoma era el único que me podría escuchar y ayudar, como se ofreció hace años. Entré con mis hijas a su casa, las acosté, me había costado que se durmieran, estaban muy nerviosas y lloraban. No podían entender el comportamiento de su padre, no conciliaba el sueño y Ryoma quiso escucharme -. Lo siento por las molestias, creo que interrumpí algo. Tenías razón, nuestro matrimonio se convirtió en un infierno, hoy me abofeteó y ya van varias veces que lo hace. Llega muy de noche y no sé qué le sucede, se ha vuelto un hombre agresivo y diferente. Lo amo, pero no sé qué pasó con nuestra familia, él la convirtió en temor y miedo. Las niñas le temen y yo también – le decía llorando, él sólo me abrazaba y me escuchaba, nos habíamos vuelto muy amigos y cada vez que Ryoga y yo peleábamos yo iba a su casa junto con las niñas, que para él no era ninguna molestia, le encantaba jugar con sus sobrinas.
-Tú nunca interrumpes nada, siempre estoy a la hora que sea para escucharte y estar con mis sobrinas. No llores, él no merece tus lágrimas. Sí, es cierto que ha cambiado, mis padres también lo han visto diferente – me decía Ryoma acariciándome el cabello, para él era como una niña chiquita que tenía que proteger y sí, mi temor hacia él se convirtió en uno muy diferente y me sentía protegida estando a su lado -. Tengo algo que decirte… sé que tal vez no me creas, pero Ryoga tiene a otra y ella está embarazada – me dijo sin vacilar en sus palabras. Yo no lo podía creer, empecé a llorar con más intensidad, él sólo escuchaba mi dolor y me seguía acariciando el cabello. Me quedé dormida en sus piernas…

Desde ese día no volví a esa casa, Ryoga me encontró, pero Ryoma no le abrió la puerta y fríamente le dijo: “La verás en los tribunales, porque ya sabe de tu otra mujer y quiere el divorcio”.

A la hora de los tribunales él se arrepintió, sus hijas lo miraban con temor y yo agarraba a Ryoma muy fuerte de su brazo. Se disculpó, pero desde ese día mis hijas ni yo volvimos a ser las mismas.
Ya no tenía confianza en las personas, pero mis amigos y familiares me ayudaban. Sakura se volvió introvertida y Selene extrañaba a su padre, estuvieron en terapia con una psicóloga familiar, pero mis hijas no volvieron a ser las mismas de siempre y eso me duele.

Y Ryoma, él se convirtió en mi protector y quería ser algo más, pero no podría amar a otra persona. Me dijo que me esperaría, que me amaba y quería ser un padre para sus sobrinas, yo no sabía qué contestarle, pero tal vez podría tener una segunda oportunidad para ser feliz, para ser amada.

Me divorcié de Ryoga y él se fue con la otra, nunca supe quién era aquella, pero no me importaba. Él veía a sus hijas cada mes, ellas se sentían muy tristes porque su padre casi no pasaba tiempo con ellas. Nuestra relación con el tiempo mejoró, pero después le tuve miedo y aguardaba las distancias.

Me convertí en una de las mejores médicos del país y mis hijas eran las mejores en el colegio, son mi vida y daría todo por verlas felices. Empecé a salir con Ryoma, me di y le di una oportunidad a él de ser felices, pasaban los años y me pidió matrimonio… esta vez lo pensé dos veces antes de contestar, pero mi respuesta fue un “sí”, y esta vez sí seré feliz sin que mi vida se convierta en un infierno. Desde entonces tengo una nueva familia, comenzando de nuevo…

Ésa fue mi historia…

Espero que reflexionen cada paso que dan en sus vidas y que si alguna vez les pasa lo que a mí me pasó, no duden en denunciar esos abusos, porque los hombres no son mejores ni peores que nosotras, tenemos los mismos derechos y los mismos deberes. Sean felices y disfruten de la vida, esa vida que a cada momento nos pone retos para afrontarlos de frente y no esconderlos como a veces lo hacemos.

Ésta es mi historia,
Mi verdad,
Mi realidad…

Bueno… esta historia es un hecho real, sólo que le arreglé algunas cosas e hice nuevas que no estaban en el hecho real. Espero que reflexionen con este pequeño FF, piensen cada paso que dan, no andemos por la vida haciendo impulsos de momento… pero siempre tengan esa ingenuidad que se ve en sus ojos desde pequeños, yo aún la conservo, pero con un costal en mi espalda. Porque un error del pasado, un mal hecho de mi vida me hizo llevar ese costal a donde vaya [las y los que me conocen perfectamente saben a lo que me refiero], pero de veras vayan por la vida pensando dos veces lo que hacen, porque un error del pasado les puede costar el presente y futuro, tanto como me costó a mí…

Quiero sugerencias y si hay algún error [que lo dudo xD], me avisan. Una cosa que les agradecería sería que me dijesen cuál fue su parte favorita, por qué, qué pudieron reflexionar sobre este one-shot y qué quieren para su futuro. Se los agradecería porque eso me daría el gusto de saber que les llegó el mensaje de este FF ^^

Sonrían siempre, pero vean las cosas malas, buenas e intermedias que les sucedan. Acuérdense que alguien no choca dos veces con la misma roca ;)

Se les quiere…

Ja.ne ;)

Atentamente: ryoxsaku_95

 

Re: Mi realidad... [one-shot]

Gracias, chicas. Gracias por todos sus post :lalala:

Me hacen muy feliz, pero hay personas que no le gustó mi FF porque era como Gótico :(

¿Ustedes piensan que soy gótica?

Bueno...

Espero prontito otro ^^ pero necesito un descanso, he estado con mi mente pensando en tantos FF, que ya se me quemaron las neuronas :S
xD

Pero espero otro FF prontito, se les quiere...

Ja.ne!!;)