One-shot Mi Pedazo de Cielo [Vocaloid]

MI Pedazo de Cielo [Vocaloid]

Channn, channn. Vengo con un súper fic de Vocaloid (?) Ok, no xD Un fic normalito que hice para una actividad y me pidieron que suba. Espero que al menos sonrian cuando lo lean, dado que yo tenía que parar de vez en cuando proque me entraba un ataque de risa xDDD En fin...

MI Pedazo de Cielo​

Bueno... esa situación solo podía resumirse en dos palabras. Estaba muerto. Ni siquiera estaba semi-muerto, no. Tenía pocas opciones, pasando por una puerta me aplastaban, por otra me masacraban, por otra más a la izquierda de mutilaban, por la del medio me fusilaban y por la última... me moría yo solo a causa del estrés.

Se preguntarán cómo llegué hasta esta situación, bueno, para darles un resumen me remontaré a un par de horas atrás. El, anunciado por el noticiero, día más caluroso del verano.

Era un sagrado viernes, y yo, recién terminaba una parodia de SPICE! que me habían hecho cantar. Mientras caminaba sentía como se me derretían las piernas, por causa de mi pantalón, que ya me quedaba chico, y encima, me apretaba. Lamentablemente para mí, pasé sin darme cuenta por una plaza que estaba llena de fans. Todas ellas me miraron de repente con bocas repletas de baba y ojos centelleantes, determinados a cumplir algún cometido. En ese momento se me ocurrió mirarme de arriba abajo, a ver qué pasaba; quise morirme cuando descubrí que mis pantalones se habían encogido. Al parecer la etiqueta decía “No lavar con sudor” y bueno, había estado sudando. Las chicas miraban una parte en específico de mi cuerpo, que resaltaba entre mis piernas. Avergonzado corrí, cubriéndome, pero me seguían como lobos hambrientos, dispuestas a despojarme de todo lo que llevaba encima, incluyendo mi ropa. Logré meterme dentro de un basurero y ellas siguieron de largo sin verme. Cuando me vi solo salí y caminé para el lado opuesto, con un notable olor a... bueno, mejor ni lo digo.

Llegué a casa por fin, y en un segundo estaba acostado en el suelo de mármol, sin nada más que mis calzoncillos con dibujo de heladitos de crema y el ventilador al máximo a mi lado. Entonces, tuve un extraño antojo, que pocas veces tenía. Uno que la gente normal jamás experimenta, yo le digo helado. Para los que no sepan lo que es, el helado es una crema mágica con variados sabores, también tiene colores llamativos y algunos hasta tienen chispas. Cuando los pruebas sientes que te comes una nube saborizada, ¡es como tocar el cielo con la lengua! En fin, me dieron ganas de comer helado a lo loco, por lo que fui a fijarme si teníamos en el congelador. Cuando lo abrí vi solamente un envase de helado, lo tomé y, al abrirlo, noté que solamente había una nota, decía:

<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com<img src=" /><o:p></o:p>
<I>Sí, es lo que piensas. Me comí tu helado, ¿qué harás al respecto? Bueno, no importa que hagas, básicamente si haces algo te parto la cabeza, ¿ok? Bueno, solo te digo que lo pagaré, lo prometo.<o:p></o:p></I>
<I> Meiko.<o:p></o:p></I>
<I><o:p></o:p></I>

Era tan linda. Cuando amenazaba con matarme, cuando me gritaba como una loca, cuando estaba ebria y decía cualquier idiotez que se le pasara por la cabeza, cuando me rompía sus botellas de sake en la cabeza llamándome <I>heladicto, </I>pero más que todas estas veces, era más hermosa cuando prometía cosas. No es que sea raro ni nada, es solo que para mí, su violencia era una muestra de amor. Cuando prometía algo... bueno, tu vida no estaría completa si no viste la cara que Meiko pone cuando promete alguna cosa.

Sin pensar me fijé en el contenido del envase, en este decía <I>“cereza con licor”, </I>por lo que no me sorprendió la idea de que Meiko lo haya devorado sin piedad al pobre helado, digo, crema mágica, digo, pedacito de cielo. Ella digería cualquier cosa que tuviera alcohol, de hecho, apuesto todo lo que tengo a que si se le cae el ultimo vaso de vodka en la mesa, se la come, para no desperdiciarlo. Aunque también puedo imaginarla en el borde de la mesa, pidiéndole a los gemelos que la levanten para que el líquido llegue a su boca, luego lamería la mesa. Pero bueno, eso la hacía una excelente mujer a mi parecer.

Oh, cierto, ¡no debo desviarme del tema!

Volvamos a donde nos quedamos. Al ver que no había helado fui a mi reserva secreta y me fijé. Voy a dejarles en claro que esa reserva terminantemente NO ESTÁ en mi cajón de ropa interior, en un compartimiento secreto, donde hay un mini congelador. Bueno, en todo caso, no se fijen ahí. Como decía, tampoco había helado en mi reserva, ¡era para llorar! En toda la santa casa no había un mísero trocito celestial que pudiera degustar. Me decidí, gastaría los ahorros de toda mi vida en el helado. Lamentablemente, cuando fui a mi heladito de porcelana, donde guardaba el dinero me di cuenta de que no tenía un centavo, por lo que pensé en... tomar prestado.

Fui al cuarto de Meiko y tomé de su cajón un poco de dinero –y algunas de sus prendas...-, sospechosamente, no había instalado ningún asistente para seguridad ni nada. Que linda Meiko, confiaba en nosotros... pobrecita.

Luego me dirigí al cuarto de Miku-nee, que estaba inundado por un olor a puerro en descomposición terrible. Me fijé debajo de su almohada verde, ahí teína algo de dinero que tomé prestado; también me fijé bajo su cama por si acaso, si bien el hedor hacía brotar lágrimas de mis ojos, era por el bien del cielo –para que esté en mi aparato digestivo-, pero al ver una masa verde que se movía ahí, salí disparado fuera, no quería saber que era lo que se movió.

Acto seguido, entré en el cuarto de los gemelos. Observar la bipolaridad de este cuarto me espantó como no se dan una idea, de un lado teníamos una cama anaranjada, con todas fotos mías, simplemente que... estaba aplastado. Sí, me tomaba fotos después de pasarme por encima, engendro del demonio. Del otro lado también había fotos, con la excepción de que eran todas mías, hasta había algunas recortadas donde salía con alguien más. Creo que esa parte me asustó aún más, pero lo que me puso los pelos de punta fueron los almohadones, los que tenían forma de naranja, estaban del lado de mis fotos aplanado; y los de banana del otro lado. Tomé el dinero que había bajo su despertador de aplanadora y me fui a toda velocidad, ¡en serio me asustó!

La última de las habitaciones, la de Luka. Abrí la puerta y eme sorprendió el decorado, todo estaba adornado de rosa, digo, está bien que sea su color, pero cuando digo todo es ¡todo! Hasta los muebles eran de un tono rosa pálido. Sin embargo cuando apreté el interruptor de la luz una voz en el cuarto habló y pidió identificación de voz. Me quedé congelado sin saber que hacer o decir. Un hilo de voz salió de mi , para mi sorpresa, dije mi propio nombre. La maquina quedó inmóvil unos segundos, ¡luego sacó un salmón de no sé dónde y me comenzó a golpear en la cabeza! Máquina del demonio, ojalá se rompa. Corriendo, tomé dinero que había sobre su mesa de luz y salí, con olor a lago.

Me vestí y me dirigí, felizmente a comprar mi fragmento de cielo con sabor a chocolate, vainilla y menta granizada. Al parecer me tardé en la heladería porque ya todos habían llegado a casa, y estaban listos para asesinarme por tomar el dinero. Les aclaré que lo tomé prestado pero... bueno... el dinero de Meiko era el único que teníamos para comer por tres días. Se estarán preguntando, ¿tanto helado compraste como para gastar ese dinero? Yo les responderé, ¡Hacía calor, Dios, mío! ¡Ustedes harían lo mismo en este caso, no me mientan, sé que lo harían!

Y sí llegamos a la escena del principio. Yo, cinco habitaciones, y los distintos finales de mi historia. Iba a votar por ser aplastado, ya que eme había acostumbrado, pero me enteré de que compraron una nueva, exactamente igual, solo que esta en las ruedas tiene púas, y muy filosas. Por lo que al descarté. En el cuarto de Miku se oía como afilaba su hacha con forma de negi, lista para mutilarme y cortarme los miembros. Detrás de la puerta de su cuarto, se oía a Meiko cargar la motosierra, tirando de la cadena para prepararla. Y por último, de nuevo, podía escuchar a Luka preparar su <I>fusitún</I>, que según ella era un atún que servía como fusible. Siempre me había dado muchísima curiosidad, pero el hecho de que lo use conmigo no me llamaba mucho la atención.

Teniendo estas opciones, elegí la que creí más inteligente, la que un chico de mi edad y en mi situación hubiese seguido. Fui a mi cuarto, me puse una camisa sin mangas, el pantalón ajustado y salí a la calle a mi destrucción inminente.

Y así, ahora estoy en casa, acostado y sin nubes saborizadas de colores por un mes. Al menos no estoy muerto. Fui pisoteado, manoseado, despojado de mucho cabello y de casi todas mis prendas y me quitaron mi billetera las muy desgraciadas, pero estoy vivo, eso es lo importante. Aunque preferiría estar muerto... ¡y tener once miserables pesos para un pedacito de cielo de chocolate con crema! ¡Quiero mi pedazo de cielo!