de Inuyasha - Mi error, mi equivocación [Inu&Kag][One-shot]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Sam, 19 Julio 2008.

  1.  
    Sam

    Sam Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    5 Noviembre 2007
    Mensajes:
    245
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Mi error, mi equivocación [Inu&Kag][One-shot]
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1783
    Mi error, mi equivocación [Inu&Kag][One-shot]

    Buscando archivos en mi carpeta, me encontré con el escrito que hice para el Concurso de One-shot de la serie Inuyasha del cual gané. Me di cuenta que nunca lo subí a otro lado sino a la discusión misma del certamen. Las ganas me pudieron y aquí está :L
    Enjoy it!

    Mi error, mi equivocación

    Ya no podía huir. Me perseguía, me llamaba, me seducía. Era un juego para él, un juego donde yo era el objetivo, la meta, y cuando por fin llegaba hasta mí, ganándolo a la vez, mi mente me susurraba: Game Over. Y ya no tenía ni tiempo ni un lugar para esconderme; estaba cerca, muy cerca, y disfrutaba del aroma a miedo y pánico que emanaba mi ser. Tenía la opción de gritar, pero estaba segura que nadie sería capaz de escucharme ya que él me había conducido, como una oveja a su matorral, hacia la parte más oscura e inhóspita de la ciudad.

    ¿Qué iba a hacer? ¿Razonar? No se puede razonar con un monstruo, ¿o sí?

    Todo era mi culpa. Sabía que andar con él era peligroso, al igual que sabía que su abstinencia de sed hacia mi sangre se quebraría, pero lo que no sabía, era que su mente colapsaría. Veía un mundo alterno a la realidad, un mundo donde podríamos coexistir juntos… juntos.

    Él me había advertido, no quería herirme, pero yo no quería escucharlo. Aunque me había dado varias alternativas, como alejarme u olvidar su existencia, no consideré ninguna; sentía que debía estar con él cuando lo vi, y luego, ya era demasiado tarde porque se había vuelto en una parte de mi vida… o mi vida. Y simplemente no quería ser alguien más. Porque sí. Eso era. Por más egoísta que sonara, me hacía sentir especial y era algo que no quería alejar de mí.

    Tropecé con el desnivel del suelo, cayéndome en él como acto seguido. Mi respiración era entrecortada, me costaba retomarla a causa de tanto correr. No sabía qué hora era, ya había pasado demasiado tiempo desde que salí de mi casa, alejándolo lo más posible de mi familia. Tampoco sabía en dónde me encontraba, ya que el último aviso que había leído, fue aun cuando el sol seguía alumbrando. Ahora todo se veía distinto; el resplandor lunar estaba oculto por unos cuantos rascacielos a mi alrededor, lo que hacía más negra la noche y más corta la visibilidad.

    Observé mi paradero intentando encontrar una salida: nada. Los edificios flanqueaban a mis costados, las luces de los faroles parpadeaban a gritos por un repuesto de bombillas, algunos autos viejos, como un Chevy y un Renault Torino, yacían al lado de la vereda, formando una imperfecta fila, pero no había ninguna vía de escape al alcance de la mano. A siete u ocho cuadras, había una avenida escasamente poblada: mi posible salvación.

    Suspiré, casi sollozando.

    No iba a lograrlo. No podía superar ni alcanzar su velocidad. Mi pie parecía doblado, lo que me iba a alentar más, tenía muy poca reserva de aire para poder seguir, estaba muy cansada para dar mi último esfuerzo, y las esperanzas ya las había dejado calles atrás. Pero debía intentarlo.

    Me paré, ahogando un grito de dolor a la vez. Enfoqué la vista en, prácticamente, mi vida. Comencé a caminar, intentando ir lo más rápido posible y apoyando todo el peso en el pie saludable. Casi tropiezo varias veces, pero logré equilibrarme a último momento. Las lágrimas me nublaban la vista hasta el punto de dejarme ciega por unos instantes. A pesar de todo, seguí, pero no por mucho.

    Escuché un ruido provenir detrás de mí. Aceleré el paso. Una risa con retintín iba y venía por sobre mí. Mi cabeza se había vuelto en un revoltijo de pensamientos insanos, pensamientos que cualquier persona normal no soportaría. Por un momento creí que todo era un sueño, o más bien una pesadilla. Sonaba más lindo cuando se pensaba que podría llegar a despertar, y que no importaba la realidad, porque de seguro iba a ser mejor que la que estaba viviendo.

    Un escalofrío recorrió mi dorso. Ni rezar me iba a ayudar. Intenté recordar los momentos felices, esos que eran inolvidables, o a mi familia, la que de seguro no iba a volver a ver. Es que todo parecía tan incierto. Probablemente mis conocidos se alarmarían por mi desaparición y lo culparían. Siempre le tuvieron rencor por su forma de ser, pero era exactamente lo que yo amaba.

    Alguien me había dicho que soñar en la vida era bueno, pero no vivir soñando. Será que fue eso. Quise, deseé, soñé lo que no tenía. Lo imaginé para apreciarlo de una manera diferente. Tal vez si era como él la circunstancia hubiese cambiado. Le impuse varias excusas diciéndole que no me iba a pasar nada, y entonces, de un momento a otro, me había convertido en la presa.

    Y ahora… estaba sediento como nunca antes.

    Entonces, de la nada, literalmente, se puso en frente mío. Sus ojos relucían de un color rojo fuego, el mismo que me advertía de su sed. Se posó de una manera grácil y siniestra. Esperaba ansioso mi reacción, pero me había quedado petrificada y sólo sentía el sudor frío caer de mi frente y la manera en que mis ojos se habían entornado suplicantes.

    - Kagome…- me llamó al mismo tiempo que di un paso hacia atrás. No podía quitar la vista de su rostro. Tampoco podía responder, reaccionar, gritar o hablar –como mucho balbucear-. Me había hipnotizado involuntariamente.

    Me quedé mirando fijamente esos ojos. Esos ojos que en un principio fueron la luz de todo mi mundo, aquella que llegó en cuanto menos me lo esperaba. Aquellas ventanas que se abrieron para mí y a través de las cuales podía percibir mi alma, tal cual era, sin tapujos. Y que la podía sentir junto a la suya, tal como siempre soñé.

    Pero ahora, esas ventanas se habían cerrado. Esa miraba ya no me iluminaba como solía hacerlo hacía antes. La luz hermosa que me llenaba de una inmensa sensación de tranquilidad y que provenían de esos ojos se había apagado.

    No obstante, esa luz tranquilizadora había sido sustituida por el fulgor de un fuego perverso, que reflejaba una insaciable sed, y que sentía que devoraba hasta el último rincón de mi alma.
    Una sed de sangre.

    Como quien no quiere la cosa, se acercó lentamente a mí hasta volver a quedar a centímetros de mi cuerpo. Su expresión se encontraba deseosa, mas las facciones que rodeaban sus ojos eran de pánico, dolor, y tristeza. Alzó su mano para poner en su lugar un mechón caído de mi cabello que colgaba en el aire, empero como reflejo, volví a retroceder, aunque, esta vez, trastabillé y caí en el suelo, apoyando las manos como soporte a mis costados. Aún lo observaba con detenimiento.

    Suspiró. Era extraño, pero parecía que no quería hacerme sufrir, o hacer la situación larga, y yo no le estaba ayudando. Bueno, tan extraño no era, después de todo, era mi amigo, o hasta capaz que algo más que eso.

    Se puso en cuclillas y posó su palma en mi mejilla derecha, mientras con la otra limpió una lágrima que se me había escapado. Me sostenía la cabeza con fuerza, y con un susurro casi inaudible y con voz quebrada, me dijo:

    - Lo siento mucho. Te prometo que será rápido –me sonrió tristemente y se inclinó como si fuera a besarme, mas no fue lo que hizo.

    Sentí una presión fuerte en mi garganta. Mi temor, el que tiempo atrás había logrado ocultar, estaba saliendo a la luz. Un sollozo se hacía presente en mi oído, pero no había salido de mi boca, sino de la de él. Estaba casi segura que sufría tanto o más que yo. Me quería. Sí. Lo hacía. Por más de que me estuviese quitando la vida, sabía que era en contra de su voluntad, que era su sed la que estaba actuando.

    Terminó, y con exagerada lentitud fue yendo hacia atrás. Me observó con espanto; de seguro mi rostro estaba tan exánime que le costaba mirarlo. No tenía la suficiente certeza, pero creí escucharle “perdón” y un par de cosas más ininteligentes.

    Un hilo de sangre jugaba a caerse de su colmillo. En mi cintura percibí sus manos sostenerme; claramente me estaba derrumbando exteriormente, y faltaba poco para que también fuera interiormente. Tuvo razón, fue rápido. Al menos sentí el dolor por unos instantes, y luego, mi consciencia que se iba debilitando, lo fue apaciguando hasta hacerlo cesar.

    Y entonces, en ese mismo instante, fue cuando lo comprendí: estaba enamorada de un vampiro, estaba enamorada de Inuyasha, y si él estaba conmigo, nada de lo que fuera o lo que pasara me importaba. Nada.

    Intenté sonreírle, pero ya no veía su faz. No me había dado cuenta de que cerré los ojos. Ni tampoco de que ya no sentía nada, ni sus manos, ni su olor tan agraciado, ni su presencia, ni la mía. Mi mente y cuerpo se habían sumido en una oscuridad profunda, donde nunca más podría llegar a ver la luz. Pero ya era tarde, porque la luz la había visto cuando descubrí la verdad.

    Y, a pesar de todo, la sádica de la película era yo. Porque si sólo hubiese razonado, aunque sea un poco, capaz que me hubiese dado cuenta del peligro que se estaba amigando conmigo. Aunque, pensándolo mejor, de eso se trataba, no había razonado porque no se podía, y no quería. Todo había sido mi error, mi equivocación.
     
  2.  
    Taori_3322

    Taori_3322 Usuario común

    Capricornio
    Miembro desde:
    10 Octubre 2005
    Mensajes:
    219
    Re: Mi error, mi equivocación [Inu&Kag][One-shot]

    Que linda la historia
    aunque un poco triste
    me hubiese gustado otro final
    casi lloro TT-TT y lo mas triste
    es que se dio cuenta que estaba
    enamorada ya al final de todo
    y pobre Inu el tambien estaba sufriendo
    y mucho a mi parecer
    pero bueno en general me gusto
    escribes muy bien
    espero ver otro fic tuyo

    Besos
    Sayounara
     
Cargando...
Similar Threads - equivocación [Inu&Kag][One
  1. Flemy Speeddraw
    Respuestas:
    0
    Vistas:
    696

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso