One-shot de Pokémon - Mi última misión

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por Bryan D Patico, 6 Agosto 2010.

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    Bryan D Patico

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    Mi última misión

    -“Te recuerdo y te juro que me duele, paso los días ausente del mundo y por las noches ya ni las estrellas calman mi agonía. Tantos recuerdos que me invaden y me queman por dentro, tantas risas y alegrías; mi mundo perdió su color, mis ojos, su brillo y mi alma pierde su vida con cada segundo que pasa sin ti –apretando con fuerza un viejo tiquete en su mano. -Tu recuerdo me lastima, después de tanta felicidad que me diste. Después tantas alegrías que me dedicó tu rostro ahora, ese mismo rostro me rompe el corazón. Lo peor es la culpa, saber que quizá, solo quizá podría haberte retenido junto a mi pero el valor nunca me alcanzó, nunca te dije cuanto te amaba”.

    -“Lo intentaba demostrar sí, te enseñé todo cuanto pude pero, ya ves, eso mismo te alejó cada vez más de mi. Hoy te juro, que será más que suficiente este amor que tengo, para lograr exigirle a mi boca el confesar la verdad –viendo el lejano y celeste horizonte mientras que la brisa salada del mar acariciaba su rostro-, hoy al fin te gritaré mi amor ”


    ***​


    El sol en la costa de ‘Cabo Verde’ reposaba ardiente en el castaño cabello de la joven; llevaba ya dos horas y veinte minutos sentada en aquel muelle, esperando el tan ansiado reencuentro. Sus ilusiones de verle le habían mantenido allí, esperando paciente y ahora, todo aquél tiempo parecía rendir frutos. A lo lejos, donde la vista no alcanzaba, el imponente rugir de un barco comenzaba a acercarse al paso que el lejano celeste del cielo parecía sangrar con hilitos de humo negro cada vez más claros.

    -Es él –poniéndose de pie-, me pregunto cuánto habrá cambiado.


    ***​


    Del otro lado del mar, acercándose cada vez más a la costa, el entrenador de cabello azabache preparaba en la orilla del barco lo que con tanto amor había hecho para su amada, su único amor. Había dejado a Pikachu en casa de su madre, necesitaba hacer esto solo. En sus manos se encontraba una pequeña carta de papel sucio y un poco arrugado, ya se había preocupado por la presentación de la misma pero lo que importaba ere lo que había en su interior. Introdujo su mano en el bolsillo izquierdo del pantalón azul y sacó la mitad de un listón.

    -“El sello ideal” –Pensó el joven colocándolo encima de la carta.

    Ahora el barco se encontraba a escasos diez metros de la costa, el entrenador subió su mirada deseoso de ver a la hermosa coordinadora esperándolo en la orilla, sus ojos nadaban en felicidad, había aguardado la hora de verle por tanto tiempo que ahora su corazón le pedía a gritos la imagen de su rostro, necesitaba verla para sanar su alma, sin embargo, aunque sus ojos la vieron y le dieron triste la imagen a su corazón y alma, estos solo se destrozaron más.

    Dos lágrimas escaparon presurosas de las mejillas del chico sin que este hubiese cerrado los ojos, un fuerte puñal de dolor le atravesó el pecho hiriéndolo de muerte. El sentimiento era más que abrumador y el cerebro no podía procesar lo que observaba, aquello simplemente era imposible. Junto a la castaña, tomado de su mano, un tipo bajo de cabello verde y chaleco purpuraba observaba el bote buscando, con mucho menos interés que su novia, la presencia del entrenador.


    ***​


    Buscaron incansables entre las personas que descendían del barco, incluso solicitaron la lista de pasajeros al capitán, este era el último bote que llegaba al pueblo y, aunque sí se registró el ingreso a la nave del entrenador “Ash Ketchum” nunca se registró que dejara el barco. “Mandaremos a preguntar a la estación en la mañana” Fue lo único que les dijo el capitán a los jóvenes coordinadores sin lograr consolar el ansia de May.

    La tristeza y la preocupación habían tocado ya a la hermosa castaña, sentada en la orilla del mar con su novio a la izquierda, observaba triste el horizonte cubierto por colores naranja y un tímido rosado como pidiéndole al atardecer que le trajera a su gran amigo. De repente un frío le recorrió el cuerpo, el sol aún calentaba el agua pero en ella la temperatura comenzó a descender lentamente para luego concentrarse solo en su hombro de derecho. Algo le llamó atención más allá de lo frío de su hombro, en el bolsillo de su short sintió como si alguien le hubiese puesto algo. Con su mano buscó en él y sacó, entre temerosa y asombrada, un papel algo sucio con un listón encima.


    ***​


    En el rostro del entrenador se vislumbré tenuemente como una pequeña sonrisa comenzaba formarse decorando su faz. Si bien su cuerpo permanecía inerte, frío bajando cada vez a las profundidades del mar, su alma se había encargado de su última misión, lo había prometido después de todo.

    -Hoy te lo diría May, te lo prometí…
     
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