[Crónicas Romurianas] Memorias de Duor

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Carlos Write, 21 Agosto 2012.

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    Carlos Write

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    Título:
    [Crónicas Romurianas] Memorias de Duor
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1313
    Crónicas Romurianas
    Memorias de Düor
    Prologo
    Los hombres de Ení
    Üm maobitra tüm balí, yet aikú,
    Nilïa agloy chowà tí enïe ma Ení.
    Genmo yabära gán eva tüm wania Grám,
    Linuk elä drinö, geada tí aräv nakïanm palá.
    Düor(1)
    Nosotros somos los hijos de las estrellas, los hijos que tienen cuando caen de los cielos y no tienen como regresar, nuestras madres y padres mueren luego de un tiempo, sus cuerpos no están hechos para permanecer lejos del cielo, pero nosotros, sus hijos terrenales, oramos por ellos a nuestra gran madre, y reina de todas las estrellas, para que ella los reciba en el Rúnnammär, el lugar al que van las Balís al morir y al cual esperamos llegar todos nosotros siguiendo los mandamientos de nuestra diosa.
    Rara vez matamos, simplemente en nuestra cultura y genes no está incluida la guerra, el odio, el amor ni la idea de construir grandes reinos, vagamos, a veces cazamos, a veces nos casamos y a veces morimos victima de la mordida de algún Ayáka o victima de las malversaciones de un espíritu de la muerte, un Aukú que nos llevará a morir victimas de alguna enfermedad, tormenta de arena, caídas en un lugar peligroso y situaciones similares.
    Por lo general los Aurariuns, simplemente vagábamos en paz, trabajábamos en conjunto y sin conflicto. Cada tribu tenía un Alwmo, el cual interpretaba los mandamientos de nuestra diosa y nos los hacia llegar, fue así como conocimos el deseo de nuestra madre de que fuéramos nómadas y el castigo al que nos sometería si es que deseábamos levantar nuestro reino, el cual se traduciría en la perdida de la inmortalidad y nuestra habilidad para controlar los diamantes.
    Pese a todo nuestra vida larga nos hizo hombres sabios, amantes de la noche, de los cielos, de caminar, y nunca pensamos en algo que pudiera cambiar nuestro estado de vida, pero, como un día nos dijeron las estrellas, no siempre sería así, y llegaría el día en que deberíamos confiar en nosotros mismos, romper las sagradas leyes para hacer un bien mayor al que nosotros hubiéramos aspirado llegar, sin saberlo ese día estaba por llegar, y yo sería el gestor principal del rompimiento de las sagradas escrituras.
    Las que durante siglos había defendido, seguido y aceptado.
    El destino es una ironía, y cuando el guerrero no puede escuchar las palabras de su diosa, lentamente comienza a escuchar las de su propia alma.





    Capitulo 1
    El Llamado a Aräv
    Elä baër baïa tüm erän nèd arún,
    Üm evïa nèd wl aräv yet dishnï,
    Tí üm, chairünni, wavatra,
    Fortä numus kä üm bemïa elä pol
    Düor(2)

    Fue hace mucho tiempo cuando la guerra comenzó, nosotros, los hijos de las estrellas, veíamos como noche tras noche las Balí recorrían el cielo con temor, pudiendo notar con total claridad que cosas malas pasaban y estaban por pasar, el problema era una falta de información, un desconocimiento total al peligro que se avecinaba.
    Además por aquel entonces los Aurariun éramos nómadas, vagábamos por el eterno desierto de Ení, sin causar guerras ni conflicto armado alguno, pero en aquel momento nuestras madres se encontraban alteradas, pidiéndonos que emprendiéramos la marcha hacia un destino del que seguramente jamás podríamos regresar, hacia una guerra que no era nuestra, pero en la que nuestra sangre se derramaría de igual manera.
    Tuvimos entonces que tomar una dura decisión, debatimos durante largas jornadas en nuestras asambleas cual sería la mejor opción, partir al campo de exterminio era una locura, quedarnos, que era lo más sensato, estaba fuera de nuestras manos y luchar… Nunca habíamos aprendido a hacerlo ni teníamos el valor para matar a otro ser viviente inteligente.
    El Alwmo, nuestro sacerdote y representante máximo de Rünni en Ení, nos decía que la gran patrona deseaba que nosotros no partiéramos a la guerra, nos quedáramos en nuestros hogares e incluso profesaba que nos debíamos de asentar y formar una ciudad, según las mismas palabras que Rünni le susurraba.
    Furioso, ante aquellas palabras que claramente eran dictadas por un Ägnatta, un espíritu del mal que deseaba que fuera el fin de nuestra raza inmortal, de nuestro eterno caminar bajo el árido cielo del norte, y en vista de que cada Alwmo de cada tribu interpretaba de forma distinta las palabras de nuestra diosa. Me vi en la obligación de tomar la decisión por mi mismo.
    Fue por eso que yo, Düor Dalmarít, levanté mi Maldá y comencé a organizar un clan, formado por los mejores Agerüs de las diversas tribus de Aurariuns que se pudiera encontrar en toda la vasta Ení, y con los que nos comenzamos a especializar en el combate cuerpo a cuerpo, comenzar a utilizar nuestras habilidades para luchar, fue un cambio completo a nuestro antiguo sistema de vida, pero era un cambio que debíamos realizar si es que deseábamos sobrevivir o al menos era la salida sin poder oír a nuestra madre.
    No pasó mucho tiempo cuando junto al amanecer partíamos hacia una tierra remota y desconocida, un lugar en que nuestras vidas aseguradas ya no existirían, en que nuestra eterna paz se tornaría en una guerra sanguinaria.
    Partimos sin mirar atrás, dejando a nuestras mujeres, ancianos, niños y todos cuantos se oponían a partir con nosotros atrás, ahora éramos hombres nuevos, hombres que íbamos a la guerra por primera vez desde que nuestra raza había nacido.
    Lentamente pasamos de Agerüs a Awärüs, de cazadores y guardianes del orden, a guerreros.
    1)Nacimos de las estrellas, y no morimos,
    Vivimos en paz y armonía en el desierto.
    Pueblo nómada por mandamiento de su diosa,
    Sólo el dolor, el amor y la guerra nos harían caer.

    (2)El viento soplaba de norte a sur,
    Nos guiaba a una guerra sin retorno
    Y los hijos de la luna partimos,
    Pues nuestros corazones nos señalaban el camino.










     
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  2.  
    Neko Nyan

    Neko Nyan Hola, soy nueva♥~ (?)

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    O= Me tienes sorprendida, no te vi ningún error >w<, solo te digo que cambies de comentario a Capítulo ='3
    Bueno, Me atrae mucho la verdad >w<. Auqnue siento que esto debe ir Foro de mitología/cuentos populares , pero como los personajes son originales, no sé =S
    En fin, espero continuación nwn
     
  3.  
    Carlos Write

    Carlos Write Iniciado

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    Y como se hace eso D:!? (a ya, lo logré)
    mmm.. es un texto original :s dioses, culturas y mundo propio, aunque yo tmbn pensé q debía postearlo allá
    Así que no sé... se quedará acá xd (?
     
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  4.  
    Carlos Write

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    Virgo
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    Capitulo 2
    Los últimos días de Chowà
    Üm cezïa Ení yet edrï eákün
    Numatra nü yet dishnï,
    Enún üm veratra aráwü
    Wl chairüni numá nèd elä aräw
    Düor(3)
    Caminamos largas jornadas en dirección al sur, aquel mundo nuevo que nos esperaba, montábamos los lomos de nuestros Ekümani, grandes felinos en que recorríamos el desierto de Ení sin grandes dificultades. En los primeros días de marcha nos topamos con la negativa de nuestro propio pueblo, el deseo de nuestra raza de permanecer en Ení y obedecer las palabras de un Alwmo que para todos mis Awárüs se encontraba ciego, victima de la codicia y el deseo de transformar nuestra vida en base a sus deseos y aspiraciones personales.
    Nos costaba aceptar que lo que cada Alwmo de cada tribu y clan, hubiera recibido instrucciones distintas de nuestra madre Rünni, y en base a nuestras ancestrales creencias si los Alwmo se llegaban a contradecir, cada Aurariun debería tomar la decisión más pertinente acorde a lo que su corazón le dictara, y la verdad, a mi y a mis Awárüs nuestros corazones nos dictaban que debíamos partir al sur.
    Cuatro días después llegamos hasta una ciudad en ruinas, mística arquitectura de la que habíamos oído bastantes veces, era Baëríanüt el reino de los Chaibaër, hombres y mujeres hijos del viento, que habían muerto en manos de Grumüs, poderosos gigantes de los que sabíamos a través de nuestras madres, las estrellas, que habrían muerto tiempo después.
    Recorrimos la ciudad en busca de provisiones, y fue en ese momento que nos topamos con una raza de Aurariuns de la que no teníamos conocimientos, eran como nosotros, mismos ojos azules, pero con largos cabellos color plata, hablaban una lengua similar a nosotros pero a falta de tiempo para aprenderla solo nos comunicamos a través de nuestro lenguaje escrito, el mismo para ambas razas, pero con diferente pronunciación.
    Eran los Runnüs, hijos de Aurariuns y Chaibaëro, luego de entablar comunicación con ellos llegamos a una alianza, su salvaje líder, Ström, se unió a nosotros y juntos realizamos el último trazo de aquella larga marcha recorrimos el desierto hasta llegar hasta las grandes montañas que nos separaban del nuevo mundo, eran enormes y sobre ellas enormes mantos blancos. Sin sabes que era aquello nuevo que se encontraba ante nosotros, comenzamos a trepar la montaña sin problema, creyendo que era un lugar seguro, un paso seguro un camino sin riesgos. Pero no fue así, la nieve era algo nuevo, y fue la causante de grandes muertes, por suerte una tercera raza nos salvó, eran de grandes cuerpos y musculatura, no nos lográbamos entender con ellos, pero nos salvaron, luego uno nos habló y mostró un túnel lleno de dibujos, en él se contaba una historia y logré entenderla sin gran dificultad.
    Era el relato de la llegada de un Ögni, una estrella caída, que se había vuelto un demonio, una criatura de fuego, y había luchado contra aquellos salvajes, luego aparecía la imagen de uno de aquellos hombres de las montañas que luchó con ella y la derrotó al tirar sobre ella toneladas de nieve, más tarde se había transformado en un guerrero de piel negra y cuernos, y luego había una imagen en que el mismo hombre de las montañas cortaba los cuernos al Ögni y finalmente el Ögni partía hacia el norte, aquella imagen nos desconcertó pues luego de verla había una roca de un metro y medio y sobre ella los dos cuernos del relato.

    (3)Cruzamos el desierto sin mirar atrás,
    Nos íbamos para no regresar
    Ahora éramos guerreros
    Los primeros hijos de la luna en marchar a la guerra
     
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