Microrrelato Memoria

Camina por el centro de un espeso bosque, cualquiera hubiese pensado que aquella chica estaba perdida, pero no era así, ella seguía una línea imaginaria que la conducía a un gran cedro. A la distancia ella lo vio y corrió hacia él, en unos cuantos pasos estaba frente al grueso tronco que desencadenando largas ramas solo tenía hojas amarillas que se caían con la caricia del viento.

Respiro profundo y saco algo de su bolsillo, era una fotografía, la sujeto con cuidado y la clavo en el árbol con una delgada aguja que perforo la madera, destruyéndolo, ahora la imagen era uno con el árbol.

La chica conforme miro la imagen se vio a ella misma, pero no era el mismo rostro que ahora marcaba su cara, era otro, pero quería que todas la vieran y la recordaran, había pasado hace mucho, nadie se acordaba de ella, pero ella siempre los recordaba.

Se agacho mirando el cielo, un miedo la recorrió, estaba nublado y en cualquier momento comenzaría a llover y aquella fotografía se estropearía, eso no podía ocurrir, al menos no hoy. Con su cuerpo ya el suelo, enterró sus manos en la tierra y busco en ella desesperada alguna señal que la hiciera detenerse, aquello no llegaba nunca y cansada de arañarse las manos enterró una blanca vela en el agujero que había creado.

Sujetándose del cedro se levanto del suelo, le dio un sutil beso a la fotografía y miro aquellos ojos azules que con la decadencia del tiempo se habían vuelto grises, suspiro agotada y desenredando su horrible pelo negro que era la sombra de aquellos rizos que jugaron alguna vez por su cuello, se miro, ya no era ella, era otra persona, cerro sus ojos y delicadas lagrimas bañaron sus mejillas limpiando la tierra que ensuciaba su blanca piel.

Camino por el mismo sitio en el que había llegado y miro por última vez el cedro que clavado a él estaba su rostro con esa pequeña vela que esperaba que alguien prendiera para ella.

Luego comenzó a llover