Mariposas en la oscuridad

Mariposas en la oscuridad

Hola, esta es mi primera historia en este foro, soy nueva y cualquier critica hacia ella con mucho gusto las leere, gracias por leer!! n.n
No le hice prologo, por que realmente no se me ocurrio, y en las otras historias, generalmente hago el prologo al final.
Mis personajes son:

* Elizabeth - Protagonista
* Jean Ville - Protagonista


Cap I. Mudanza.



Han pasado 5 años desde que mis padres se divorciaron, mi madre, Holly, conoció a Josh, es un buen tipo, nada extravagante para su lujoso mercedes, y su gran casa. Al parecer se amaban mucho, así que él le pidió a mi madre que nos fuéramos a vivir con él, yo no estaba de acuerdo, para nada, pero tenia que obedecerla. Solamente separarme de mis pocos amigos en la ciudad, era frustrante, no soy muy buena socializando, o eso creo. Al contrario de mi hermana Giselle, amaba a Josh, seguro por las lindas muñecas que le ha regalado, a decir verdad era bastante interesada y caprichosa, una de las más populares en su escuela de primaria.

― Esto será horrible ― Dije, mientras veía por la ventanilla del avión.

― ¿Dijiste algo? ― Preguntó mi madre mientras tomaba un vaso de agua.

― No, nada

― Obvio mami que dijo algo, ella no quiere para nada que te cases con Josh

― ¡Mentira! Mamá no le creas a esta… Niña

― Hay, querida, tranquila, se que estás un poco furiosa por traerte aquí, y se que dejar a tus amigos es lo que mas triste te pone, pero harás muchos amigos, ya veras que va a ser un buen cambio — Hice una mueca de desagrado — Elizabeth, hija, por favor no me lo hagas difícil.

— Está bien, no te molestare, pero quiero la habitación mas grande — sonreía mientras ella me abrazaba con una sonrisa.

El viaje duró una hora y media, Josh nos esperaba en el aeropuerto, cargó nuestras maletas y las llevó al auto.

El camino a mi nueva casa, fue aburrido, solo veía autos, árboles, perros, árboles, gente, perros. Creo que mi mente solo se distrajo en el recuerdo de la despedida de mis amigos, y el último abrazo que me dio mi padre, antes de dirigirme al aeropuerto, pero solo me quedaba eso, recuerdos, ahora tenía que adaptarme a mi nueva vida.

Cuando llegamos a la gran casa todas las habitaciones eran grandes así que no me importó cuál me dieran, sin embargo, me dieron una con un gran balcón, lo cuál no me desagradaba para nada.

A mi hermana le dieron un cuarto similar junto al mío, solo que el de ella era aún mas rosa que el mío, y no tenía balcón, cosa que le molesto.

Linda cama, closet amplio, un gran espejo, rosa, rosa, rosa, todo lo que cualquier chica Barbie querría, ese era mi cuarto, que aburrido, ¿para que necesito un closet amplio?, si mi ropa no ocuparía ni la mitad de él. Y el rosa lo detestaba. Definitivamente lo único que se ajustaba a mi era el balcón, y la cama.

Desde mi recámara lograba ver la piscina y la lúgubre habitación de nuestro vecino, salí hacia el balcón para ver mas detalladamente el horrible cuarto, ¿Qué clase de persona querría vivir en tan espeluznante hogar? Llegué a la conclusión de que simplemente estaba abandonada, pero esa pequeña conclusión acabó justo cuando vi la luz de una de las habitaciones del primer piso encendida.

­­­― Me gustaría saber que clase de persona vive en esa casa ― Sonreí con picardía.

Decidí recostarme un rato, estaba muy cansada por el viaje, intenté cerrar mis ojos, pero inmediatamente tocaron mi puerta.

― ¿Quién?

― Yo, señorita Elizabeth ― Inmediatamente supe que se trataba de la doméstica ― La cena esta lista, su madre y su padrastro las esperan en el comedor.

― Ya bajo.

¡Ash! ¿Por qué decir tantas palabras, solo para informar que la cena está lista? Quién entiende a ésta gente…

Me dediqué a bajar a cenar, me estaba muriendo del hambre. Mi madre y Josh solo hablaban de cómo sería la boda y de lo lindo que sería nuestra estancia ahí, y Giselle solo apoyaba todo lo que decían, hasta que se me ocurrió cambiar de tema preguntándole a Josh, sobre nuestros curiosos vecinos.

― Oye Josh, desde mi habitación se ve la casa de nuestros vecinos, la verdad son bien raros, tienen una casa verdaderamente espeluznante ― Dije mientras comía, para no aparentar importancia.

― En realidad, no tenemos vecinos, solo está la casa vieja y abandonada, hace años que nadie habita esa casa ― Contestó Josh a mi comentario.

― Pero yo vi cuando encendieron una luz en la planta baja, no puede estar sola ― Dije extrañada.

― Seguro son invasores, no te preocupes por ellos, dudo que causen problemas.

― Seguro.

Apenas terminó la cena subí a mi recamara, apenas me senté en la cama me dormí, así era el cansancio.

»Me encontraba en mi cuarto, la luz de mi vecino seguía encendida, por lo que quise ir hasta la casa a averiguar, que invasores habían, pero cuando entre no había nadie, revise toda la casa, y solo estaba esa luz encendida, la apague y salí de la casa, pero volteo de nuevo, y estaba la luz encendida, la imagen e un chico apareció junto a la ventana que estaba junto a la puerta «

Desperté, todo era un sueño, que raro yo y mis sueños muy raros. Me levante de mi cama y asomarme por el balcón, vi en la piscina a mi madre y a Josh abrasados y besándose, la verdad fue demasiado desagradable. Miré hacia la parte de la calle que lograba ver, había un perro frente la casa de al lado, mirando sin apartar la vista, de repente empezó a ladrar, subí la mirada y vi algo en aquella habitación a la que mi balcón tenia toda la vista, era un chico, el mismo chico de mi sueño.

― ¡Oye! ― Grité casi de inmediato, pero el chico desapareció.

― ¿Que paso Elizabeth?, ¿A quien le gritas? ― Preguntó mi madre mientras se cubría con una toalla.

― Pues… Le gritaba a un chico que se encontraba en la ventana ― Dije un poco extrañada.

― Te dije que los dejaras tranquilos, no te harán nada.

― Ya vete a dormir, hija ― dijo mi madre ― estás muy cansada.

― Si… Buenas noches.

Que extraño, no es la primera vez que me pasa desde pequeña tengo sueños así pero nunca les di importancia, cuando vivía con mi papá, mi madre tenía problemas con el porque decía que dejara de meternos en la cabeza cosas de fantasmas. Pero yo siempre le creí cuando decía que los veía.