Maldita lluvia

Maldita lluvia

MALDITA LLUVIA​

(ONE-SHOT)​

La lluvia aumentaba su intensidad, y el repiquetear de las gotas se iba trasformando en un murmullo grave, el cual para muchos era un sonido que invitaba a dormir y descansar pero para mí era la invitación que mi corazón y mente esperaban para dejar brotar amargas lagrimas en un vano intento por aliviar un dolor que se me había calado en lo más profundo de mi ser y que tardaría mucho tiempo en aliviarse, pero por ahora eso parecía imposible.
Es verdad puede sonar algo extraño pero se los confieso odio la lluvia y su sonido, el solo escucharla me hace revivir los dolorosos recuerdos de un pasado no muy lejano el cual todavía no he podido enterrar en lo profundo del olvido.
Mi nombre es Trevor y mi relación con la lluvia es bastante complicada, hasta hace pocos días su sonido y presencia llenaban de júbilo mi corazón y con su compañía había logrado llegar a pensar que mi existencia era plena y maravillosa; todo esto porque fue bajo la lluvia donde la conocí
Todo comenzó un día en el cual una borrasca característica de este lúgubre lugar se precipito sin dar aviso, yo había salido del instituto un poco cabizbajo porque una chica la cual su nombre no me es importante ahora, no me había querido aceptar una invitación a comer, la lluvia se precipito tan rápido que en un momento quede totalmente empapado, perfecto pensé y al tiempo que corría debajo de un pequeño toldo de un negocio cerrado.
Estaba yo pensando y esperando a que menguara la lluvia cuando una dulce voz me pregunto.
-¿Está ocupado este sitio, me puedo quedar aquí a esperar que escampe?-
Al levantar mi vista hacia la fuente de tan armoniosa voz, lo único que pude hacer fue asentir y contemplar a la hermosa beldad que había frente a mis ojos, sus ojos eran de color castaño y expresivos, su boca era perfecta con labios rojos y brillantes, en su cara resaltaban dos hermosos hoyuelos que se marcaron con su sonrisa, su cabello mojado permitía suponer que era de color castaño claro.
Su cuerpo era delgado pero atlético, con rasgos delicados y suaves y la altura era la perfecta para mí.
-Hola mi nombre es Amanda- me dijo, volviendo a sonreír y haciendo que aparecieran esos hoyuelos, que hacían de su sonrisa algo que me quitaba el aliento.
Después de ese saludo y un poco de balbuceo de mi parte su maravillosa forma de ser me cautivo, y la conversación fluyo de manera natural.
Si aunque parezca mentira, Cupido lanzo rápidamente sus poderosas flechas sobre nosotros y días después nos volvimos a encontrar en nuestra primera cita, la cual también estuvo marcada por la lluvia y en donde nos dimos nuestro primer beso.
Estos días en los cuales no he hecho sino pensar, he llegado a la conclusión de que con el primer beso puede confirmar si lo que sientes es amor verdadero o solo es un capricho.
Solo les puedo decir que cuando la bese, sentí que el tiempo se congelaba y yo quedaba suspendido en la nada, pero el solo hecho de sentir sus dulces labios y su cálido aliento dentro de mí, me devolvió al mundo el cual se había vuelto de repente más brillante; también les puedo decir que ella mi alma gemela sintió lo mismo porque así me lo confesó.
Desde ese día todos los momentos de mi vida fueron maravillosos, llenos de alegría y sosiego, y por extraño que parezca todos nuestros dulces momentos fueron acompañados por la lluvia.
El tiempo paso, varios años les confieso, y nuestro amor continuaba imperturbable, el solo hecho de estar el uno junto al otro nos hacia los seres más dichosos sobre la faz de la tierra.
Un día en que Amanda y yo estábamos caminando, un nuevo aguacero se precipito, pero eso no nos importo, que de malo podría haber en una lluvia, si todo el tiempo la misma había sido cómplice de nuestro gran amor.
Pero que equivocados estábamos, en el camino a nuestro hogar, tuvimos que pasar por una concurrida calle, y cual no fue nuestra mala fortuna que en medio de nuestro cruce un vehículo se quedo sin frenos y patino a causa del pavimento mojado, y nos embistió.
Desde ese momento solo recuerdo haber despertado en un hospital, con unos fuertes dolores recorriendo una de mis piernas y un costado de mi cuerpo, pero el dolor más grande lo generaba la angustia de no saber nada sobre mi adorada Amanda.
La cruel noticia me fue dado por mi mejor amigo y primo de ella Raymond, el me conto que yo había durado una semana en coma y durante ese tiempo mi amada Amanda había muerto, ya que el accidente la había afectado mas a ella que a mí, y adivinen que sucedía en el momento que me daban esa inhumana noticia, es fácil de suponer, llovía.
Mi alma parecía haber abandonado mi cuerpo, pase varios días yendo al cementerio a llorar sobre la tumba de mi ángel, solamente acompañado por la lluvia, la cual hacia que mis lágrimas se combinaran con ella y bañaran copiosamente la fría lapida adornada con flores la cual rezaba lo siguiente, “que mi amor te acompañe para siempre”, ¡ahh! desalmadas palabras si ahora era yo quien quería acompañarla a ella y seguir amándola en la eternidad.
Esa, compañeros es mi terrible historia, una historia que habla sobre un amor arrebatado, me consuela pensar que ella se encuentra bien en el lugar donde está.
Mientras yo sigo llorando su muerte, reponiéndome lenta y dolorosamente, mientras esta maldita lluvia sigue cayendo sin cesar, empeñándose en recordármela una y otra vez.

Espero que les guste.