Maldición de luna nueva [Sessho&Kago]

maldición de luna nueva

El olor a sangre en el viento lo llevo hasta ese lugar y no podía entender porque lo llamaba solo a él, entonces la vio, sentada en una roca mirando el cielo sin luna en profunda calma hasta que sintió su presencia descender junto a ella.
kagome se estremeció, sabia que la oportunidad que tanto había esperado por fin estaba frente a ella y no podía retractarse ahora, volteo su rostro hacia la imponente figura del youkai a sus espaldas y enmarco una melancólica sonrisa en su rostro.

— ¿podrías… matarme? — su voz estaba llena de temor pero a la vez era decidida, sus ojos denotaban la profunda tristeza de su alma, y su aspecto, decía que lo había intentado sin éxito alguno, lo rastros de sangre en su ropa le pertenecían pero también podía percibir la sangre de muchos humanos sobre sus ropas negras pero sobre todo en sus manos, algo extraño le había ocurrido a la sacerdotisa que acompañaba a su hermano.
— A que viene esa patética petición humana— menciono fríamente—acaso mi hermano te dejo por la no muerta otra vez.
El sabía que ese no era el motivo de la desquiciada decisión de la humana frente a él pero con eso era suficiente para conseguir lo que quería… satisfacer su curiosidad
— tal vez hace unos meses eso hubiera sido una buena razón— guardo silencio por un momento como si le costara confesar su motivo —pero hoy no… hay cosas peores.
Su indecisión le fastidiaba, su poca claridad para expresar el motivo lo irritaba pero si hay algo que lord Sesshoumaru odia más que nada en el mundo eran los sentimientos humanos, esos sentimientos que los llevan a cometer los actos más estúpidos sin considerarse a sí mismos, despreciando su vida.
—habla claro humana este Sesshoumaru no tiene tiempo para tus tonterías.
— yo solo quiero que me mate… el motivo es lo de menos— pronuncio tranquilamente —o es que acaso… no quiere tomar mi vida.
Las palabras de la humana frente a él le causaron curiosidad ¿acaso tanto anhelaba morir?
— no voy a desperdiciar mi tiempo en algo como esto.
— ¿porque lo dice Sesshoumaru-sama? — cuestionó la joven con curiosidad
—ya lo intentaste y no tuviste éxito, dime ¿que eres?
Sus ojos se abrieron ligeramente, era de esperarse, después de todo era el gran señor Sesshoumaru, si alguien podía matarla era él.
— Nada escapa a su percepción, no es así sesshoumaru-sama— dirigiéndole una sonrisa.
— Habla— le ordeno, en ese instante la energía comenzó a disiparse, la esencia humana se desvanecía pero parecía que lo retenía todo en su interior, “como es que una sacerdotisa tiene un poder tan demoniaco, definitivamente no es humana”.
— veo que esta vez obvió la palabra “humana” supongo que tiene razón después de todo yo no soy humana, no ahora—
No iba a soportar un instante más de las palabras de la sacerdotisa, decidido, le dio la espalda dispuesto a retirarse pero sintió las manos de la sacerdotisa atraparlo por la espalda en un intento de abrazo.
— Por favor— susurró la sacerdotisa — debe de matarme… antes de que yo.
Su voz se perdió en el viento y en poco menos de unos segundos se esfumó toda la pureza de su ser dando paso a una fuerte energía oscura, tan aterradora que por unos instantes el cuerpo del frio youkai no parecía responder a sus órdenes.
Sintió la tibia mano de kagome posarse en su mejilla, obligando a su rostro voltear hacia ella, su energía se disipaba a su alrededor haciéndola elevarse del suelo quedando a su misma altura, con la delicadeza de una doncella colocó su otra mano alrededor del cuello del youkai que no hacía nada más que observar sus movimientos, algo muy extraño surgió en él era algo que no podía describir, algo que lo obligaba a permanecer en ese lugar, y aunque le causara la mayor molestia, debía de reconocer que quería estar ahí con ella y ver de que eran capaces esos ojos que habían perdido su color azul y que ahora brillan en rojo intenso.
— No seas imprudente sacerdotisa o este Sesshoumaru concederá tu deseo de la forma más lenta y dolorosa— dejando de mirarla pero sin apartarse de ella sintió como el rostro de joven se posaba en su estola muy cerca de su cuello como si buscara algo en particular.
Ya no podía resistirlo más, la sangre que recorría por el cuerpo de Sesshoumaru era tentadora, su poder la hacía ansiar beberla, sus ojos se encendieron en rojo dejando salir su deseo, Kagome ya no opuso resistencia dejándose consumir por la oscuridad de su ser, se aproximo al cuello del youkai acariciándolo delicadamente, fijando su objetivo. Pudo sentir como se tenso el cuerpo de Sesshoumaru con su toque pero aun así no la alejo… ¿Por qué? Se pregunto, pero eso no tenía importancia, aparto su cabello plateado de su cuello y sus colmillos se posaron en él perforando la piel del youkai, cuando la primera gota de sangre llego a sus labios no pudo detener el frenesí de su sabor metálico y el poder llenar cada fibra de su ser…definitivamente le encantaba y quería más.
Sesshoumaru aun analizaba su entorno, la sacerdotisa estaba bebiendo de su sangre pero aun más importante ¿porque él no la detenía?, acaso ese acercamiento tan indigno no le era indiferente, acaso no despreciaba a aquellos seres que no podían valerse de su propia fuerza para sobrevivir sino que la absorbían de una presa y esa palabra resonó en su mente… acaso él era su presa… pero el olor salino en el ambiente proveniente de la sacerdotisa y la calidez de sus lagrimas deslizándose por su cuello interrumpieron sus pensamientos, colmillo sagrado empezó a agitarse violentamente en su vaina como pidiendo ser usado y su amo no le negó su deseo, “después de todo colmillo sagrado es un espada que no corta” pensó, así que ágilmente perforo el pecho de kagome, que al sentir el impacto sus ojos se apagaron y recuperó por completo el control de su cuerpo nuevamente cayendo al suelo violentamente.
Su sangre fluía por el suelo, poco a poco sentía la pesadez de su cuerpo sus ojos se fijaron en Sesshoumaru que la miraba algo sorprendido, ella pudo entenderlo seguro había despertado la curiosidad del youkai, la espada que no corta, colmillo sagrado, había perforado su cuerpo en una herida mortal.
Sesshoumaru levanto su espada y la observo detenidamente, había sangre en ella, eso era imposible de creer, solo había una cosa por hacer y entonces tomo su decisión…la sacerdotisa definitivamente no iba a morir esta noche no sin antes explicarle lo sucedido.
Sus ojos dorados la observaron, interrogándola, pero no había nada en la mente de Kagome lo único que deseaba era deleitarse con el color de sus ojos, con la profundidad que emanaban. Ella quería perderse en ellos y no volver a este mundo, pero estaba condenada.
La solución era temporal pero de algo estaba segura: él era el único que podría librarla de su maldición y la muerte era el único camino. Aun así en ese instante, por un momento, deseo vivir para conocer qué había detrás del mar dorado que la observaba fijamente.
Ya sin poder sostener más su mirada cerró sus ojos y se entrego al sueño, su cintura fue envuelta en una estola elevándola por el cielo nocturno sin luna junto con su dueño, la observo por unos instantes y una sonrisa malvada asomo por su rostro.
— descubriré que eres y cuando haya satisfecho mi curiosidad, pagaras caro haber osado tocar a este Sesshoumaru de la manera en que ningún ser lo había hecho antes.
Su mente se concentro solo en una sola cosa más y eso era algo de lo cual su curiosidad era la culpable.
—seré solamente yo el que sepa cuál es el sabor de tu sangre.



bueno esta es la primera vez que escribo algo así que espero que lo hayan disfrutado... la idea de un sesshoumaru x kagome me encanta, son mi pareja favorita y bueno no se si debo dejarlo ahí o hacer una historia ya que tengo algunas ideas sobre esto... en fin veremos como van los comentarios y dejen muchos pero lo más importante consejos así puedo mejorar... nos vemos!!

 

Maldición de luna nueva

Fase: luna creciente

Capitulo 1: Prueba de control de alma


Tres años han pasado desde su llegada a la época de las guerras civiles, ahora kagome tiene 17 años y su vida entre su tiempo y su misión cada vez se vuelve más difícil.
No solo porque Naraku tenía la perla casi completa, sino porque desde que Hakudoshi jugó con su corazón, no ha vuelto a ser la misma. Pero eso no era lo más importante en la mente de Kagome, como era de esperarse de la joven sacerdotisa primero eran los demás y después ella.
Le preocupaba el estado de Inuyasha que parecía estar aislado de todos, por algún extraño motivo el hanyoi patrullaba todas las noches sin dormir ni un poco, sus sentidos estaban alerta todo el tiempo.

Un mes después de tal extraño comportamiento develó el porqué de sus acciones.

Caminaban por el sendero en camino de regreso a la aldea de la anciana Kaede, no había rastros de Naraku desde la última batalla y todo parecía estar muy tranquilo ya estaba anocheciendo y planeaban pasar la noche en la aldea así Kagome podría ir a su tiempo para sus exámenes y permanecería allá por tres días.

— Bueno muchachos me voy— mencionó sonriente al joven —regresare en tres días.
— Cuídate mucho Kagome— dijeron al unisonó Sango, Miroku y Shippo.
— no se preocupen, les traeré algo— sonriendo en la puerta de la casa de la anciana Kaede.
— Te acompañaré— menciono autoritariamente Inuyasha, poniéndose de pie y guardando a Tessaiga en su cintura.
— no es necesario el pozo esta cerca de aquí, puedo ir yo sola— dijo firmemente mientras se alejaba, ella no quería estar cerca de Inuyasha a pesar de preocuparle su comportamiento, lo amaba, pero también quería olvidarlo.

Había aceptado que ella no sería más que una querida amiga para él.

Lo siento Inuyasha pero… no voy a cumplir mi promesa.
La brisa nocturna jugaba con su cabello, pequeñas gotas caían del cielo indicando que se acercaba la lluvia, apresuró el paso observando el cielo y dirigiéndose al pozo.
— mañana será luna nueva, Inuyasha es humano esas noches, ahora entiendo porque no se opuso a que regresáramos.
Sonrió de manera sincera, como hace un tiempo no hacía, le gustaban mucho las noches en las que podía ver la luna pero cuando llegaba la luna nueva algo se agitaba en su ser.

Como si fuera a escapar de mí.

Observo el pozo, acariciando la madera algo vieja, agradeciendo los buenos momentos que paso con sus amigos y la oportunidad de conocer a buenas personas a lo largo del viaje pero no solo de lo bueno sino también de los momento difíciles que le enseñaron que debía de ser fuerte para proteger a las personas que amaba… el amor es algo que la motivo pero que también la destruyo por dentro.

—Amor y destrucción eh?... como que no van en la misma oración.

Poco a poco el dolor que creía que había enterrado se filtraba a través de su alma, más y más oscura; recordó esa sensación, la profunda tristeza, el vacio era como perder el control de tus acciones eso ya lo había sentido antes, sus ojos se abrieron de la impresión no creía que pudiera sentir eso de nuevo.

— es como tener… al bebe en mis brazos— perdiendo la estabilidad se apoyo en el marco del pozo para poder recuperarse pero solo se volvía más intenso.

Cayo de rodillas al suelo abrazándose a sí misma como si tratara de mantener algo dentro de ella no podía reaccionar, no podía hablar; sabia que algo no estaba bien desde que Hakudoshi jugó con su alma pero nunca creyó que fuera tan preocupante.
Ardía por dentro no podía contener más el dolor que le provocaba el choque entre su energía pura y la energía oscura que salía del interior de alma.

De pronto las cadenas se aflojaron.

Una figura deambulaba por el bosque, alejándose cada vez más del pozo dejándose llevar por una esencia que le clamaba a gritos su presencia, cuando pudo identificar que era hizo lo único que podía hacer, luchar por la sangre que fluía a través de los youkai frente a ella, y no iba a ser difícil, su técnica se había perfeccionado tuvo un mes para hacerlo.

— Acompáñenme— menciono Inuyasha visiblemente alterado
— ¿Qué sucede Inuyasha?— intrigada por el cambio repentino del Hanyoi
— Sango será mejor hacerle caso— respondió el monje saliendo detrás de Inuyasha.
Caminaron alejándose de la aldea, pasaron cerca al pozo e Inuyasha se cercioró de que el aroma de Kagome estuviera dentro de él.
Kagome está en su época ahí estará a salvo.
Caminaron un poco más dirigiéndose hacia un claro, el olor era cada vez más fuerte no solo para Inuyasha sino también para el pequeño Shippo que tuvo que tapar su nariz porque no soportaba el olor, por su parte Miroku sentía una fuerte energía maligna en la zona.
Los cadáveres de tres demonios estaban en el claro, su sangre estaba esparcida en el suelo y de sus heridas provenía la esencia oscura que Miroku percibía.
— no le mencionen esto a Kagome, no quiero asustarla.
— ¿por qué lo dices?
Sango no podía entender el motivo por el cual tenían que ocultarle esto a Kagome.
— observa bien a esas criaturas, no tienen sangre.
Sango se acerco, aparte de la sangre en el suelo no había más rastros y para el tamaño de esos demonios no era congruente.
— dinos… ¿qué es lo que sabes Inuyasha?
La exterminadora termino su inspección y corroboró lo que decía Inuyasha, todo esto le parecía extraño si no hay sangre en el suelo donde se podría encontrar.
— desde hace un mes han aparecido estos cadáveres siempre cerca a nosotros, lo extraño es que no puedo percibirlos sino hasta que están muertos además que el rastro del atacante es nulo lo único que se siente es su energía maligna en la zona pero ninguna señal aparte de eso.
—en otras palabras no hay manera de rastrearlo.
— así es Miroku.
— pero entonces Kagome tal vez podría sentir su presencia con sus poderes de sacerdotisa recuerda que ella ha estado practicando mucho.
— no Sango, no quiero exponerla a esto.
— ¿A qué refieres con eso?— cuestiono Miroku preocupado.
— hace un mes Hakudoshi jugó con el corazón de Kagome, él ya tiene un cuerpo propio ahora es más fuerte pero aun quiere los ojos de Kagome… sospecho que Naraku creó una nueva criatura para capturarla.

Algo no estaba claro, porque Naraku crearía una criatura solo para capturar a Kagome y porque esta aun no se había acercado a ella sino que atacaba a otros demonios, Sango no entendía la razón.

— pero aun así la capturara la señorita Kagome no lo ayudaría a Naraku.
—solo controlándola podría, pero ya lo intento y no pudo.
— es por eso Sango que esa criatura está practicando, la sangre es un medio para controlar a las personas… invadirá su cuerpo y la controlará, estos monstruos no murieron por esa criatura sino que se mataron ellos mismo…fueron controlados. Si sigue así podrá hacerlo simplemente mirando a su objetivo.

El silencio reino en el claro, ahora estaba claro el objetivo principal para el grupo, proteger a Kagome de las manos de Naraku no permitirían que su amiga fuera su nuevo juguete, Naraku, por su parte, no tenía intenciones de abandonar su objetivo necesitaba a la sacerdotisa junto a él, y eso era más que una necesidad para Naraku, no solo quería sus controlar su ojos su poder sino también la parte de ella que conoció a través de Hakudoshi… la oscuridad de su corazón

La ambición apareció en los ojos de Naraku y será capaz de todo.

Aprecio frente a él, una joven vestida de negro en sus ojos vacios se reflejaba el brillo rojo de la sangre y cargaba una flor de sakura entre sus manos, su color rosa se desvanecía dejando paso a un color oscuro que la invadía ya el segundo pétalo de la hermosa flor… el reflejo del alma de Kagome.
— veo que tu trabajo está mejorando, pronto tu y Kagome serán una sola.

Extendió sus manos hacia la joven sin alma, tomo su rostro entre sus manos, observando cada detalle, valió la pena el esfuerzo y la larga espera, ella era el vivo rostro de la sacerdotisa y solo un poco de la oscuridad que había en su corazón le había dado vida una creación que se originó incluso antes de Kanna.

Su misión ahora era contraminar a Kagome obligándola a beber sangre de seres con oscuridad en su alma no importando si era humano o youkai.

Hoy fue la primera prueba de control de alma y había sido todo un éxito.


bueno espero que les haya gustado, espero sus comentarios, criticas y sugerencias todo sera bien recibido nos vemos!!!

 

Fase: Luna nueva

Capitulo 2: Voluntad propia

La luz se filtraba por su ventana causando incomodidad en sus ojos, obligándola a abrirlos, la imagen frente a ella no le convencía así que se froto los ojos con la intención de aclarar su vista y acabar con su alucinación pronto se convenció de que no lo era.

— ¿Estoy en mi habitación?, no recuerdo haber llegado aquí— se pregunto con inquietud Kagome al encontrarse en su cama con su pijama puesta.
— Seguro que como estaba tan cansada ni siquiera puedo recordar como llegue hasta aquí— sonrió despreocupada— bueno son tres días y serán muy largos será mejor que me ponga al día con mis deberes.

Se alisto para la escuela, se despidió de su madre y su abuelo ya que Souta se marcho antes que ella, la vieron alejarse contenta ignorando el pesar que guardaba su madre y el abuelo al verla en el estado en el cual llego.
Sus ojos brillaban en rojo y su uniforme estaba repleto de sangre pero eso no era lo que más le preocupada a Sonomi Higurashi sino que todo parecía indicar que, su hija, había bebido la sangre de sus adversarios y eso si era preocupante, la había visto llegar muy sucia de la otra época pero nunca como esto.

Miro con preocupación a su hija que solo estaba de pie frente a ella mirándola como si de una presa se tratara, recordó claramente esa mirada había tenido un problema parecido antes así que sabia como resolverlo, apelo a su poder de sacerdotisa.
Hábilmente se acerco a Kagome poniendo una mano en su pecho arrojo energía purificadora alejando el rastro de oscuridad de ella que, debido al impacto, salió despedida hacia el árbol sagrado. Quedo inconsciente y aprovecho la oportunidad para asearla y colocarla en su habitación.

— ¿Cuándo planeas decírselo?— menciono el abuelo interrumpiendo sus recuerdos
— Pronto… primero debo ver como evoluciona todo esto— hizo una pausa analizando cada una de sus palabras y luego prosiguió —sino mejora se lo diré, por ahora hay que ir preparando el templo de la luna para los rituales.
— de acuerdo hija, comenzare entonces con los preparativos ya que no sabemos cuándo volverá a parecer “ella”— refiriéndose a la maldición dentro de su nieta.

Sonomi pensaba que estar en esta época era lo mejor para su hija, alejarla del pasado y las ambiciones de algunos seres para que pudiera tener una vida normal, pero ese pasado lleno de misterios, ambición y maldiciones parecía no dejarla en paz.

Ella amaba esa época, especialmente las noches estrelladas que le recordaban tanto a su esposo pero… después de perderlo en la guerra entra las 4 casas más poderosas, decidió que lo mejor era abandonar su mundo y venir a este mundo del futuro para poder borrar la maldición que caía sobre su hija debido a su unión prohibida… una sacerdotisa y un youkai.

Pero, al parecer, la barrera del tiempo y un sello hecho por su poder y el de la legendaria Midoriko no era suficiente para contenerla y ahora la maldición que alguna vez poseyó a su esposo, ahora amenaza la vida de su hija, la vida de su preciada Kagome.

— El sello…es imposible romperlo, Midoriko y yo nos aseguramos de eso.

Sonomi corrió hacia su casa, había estudiado sobre maldiciones desde que conoció a su esposo, solo había dos formas de romper el sello que se ejerció sobre esa maldición en especifico.
Midoriko ya había muerto y ella sola no podía, solo quedaba una opción.

Kagome.

— así que por ti fue que tuve que robar un poco de la oscuridad del corazón de esa chica.
Su voz áspera, no causo el efecto esperado, en su pálido rostro se notaba el fastidio y sus ojos la miraban fijamente.
— eres como Kanna, no hay nada dentro de ti.
Sus ojos rojos mostraron una chispa de intuición y maldad, Hakudoshi no podía entender como una muñeca sin alma podía mostrar eso en sus ojos.
— No creas todo lo que ves Hakudoshi — posicionándose frente a él, su voz sonaba confiada —pero me corresponde agradecerte por darme un alma.
— ¿Naraku sabe que tú tienes voluntad propia?
— no aun no lo sabe y sinceramente— agachándose a la altura de Hakudoshi, tomando su rostro en sus manos, causando que este abriera los ojos impresionado — espero que tu no digas nada o yo misma me encargare de acabar contigo.

Su amenaza era real y Hakudoshi podía sentir su esencia maligna disparándose contra él, ella se aparto de él y retomo su camino hacia el bosque.

Era hora de buscar una nueva presa.

Tal vez pudo haber cometido el error de hablar antes de tiempo pero sabía que Hakudoshi no hablaría, odiaba tanto a Naraku que usaría a quien sea para ser libre.

Creo que encontré un aliado.

Kagome miraba el cielo sin luna desde la ventana de su habitación, el día había sido largo y lastimosamente, a pesar del esfuerzo, no había entendido nada en clase.
— Esto es una desgracia — suspiró resignada
Pronto algo llamo su atención, el cielo sin luna, la noche era oscura y no podía ver ni una sola estrella, fijo sus ojos en la posición en la cual debía de estar la luna.

Algo palpito en su ser, sus ojos se perdieron en la oscuridad.

Sonomi dejo caer un plato al sentir el aura perturbada de su hija dirigiéndose al pozo, corrió desesperada al detenerla.
— Kagome— grito al verla inclinada hacia el pozo — ¿Qué haces?
— siento su presencia al otro lado— dijo perdida.
— ¿la presencia de quien? — cuestión Sonomi acercándose lentamente.
— la mía… mi otro yo— y saltó al pozo.

La luz envolvió a Kagome y desapareció.

Cayo de rodillas al suelo sus lagrimas se escapaban de sus ojos, su peor temor era real.

—La están controlando — dijo llena de melancolía.

Necesitaría ayuda y sabía exactamente a quien recurrir, la casa de la luna jamás olvidaba sus pactos, a pesar del tiempo estaba segura que su heredero tenía el honor suficiente para honrar un pacto con la que fue la sacerdotisa de dicha casa, lastimosamente no podía pasar a través del pozo pero si ella no podía tal vez su esencia sí.

Camino guiada por el resonar de su alma hasta el árbol sagrado, una figura estaba sentada en sus ramas sus ropas eran oscuras y sus ojos rojos.
— Por fin nos conocemos, Kagome— levantándose de su posición y acercándose a ella— se que no vas a recordar eso pero quería conocerte y comprobar lo que dice Naraku.
Rondaba alrededor de ella inspeccionándola.
— De verdad somos iguales, pero tú…— cerrando el puño con furia — estas viva, desearía poder matarte.
Rodeando con sus manos el cuello de Kagome, ella no reaccionaba no emitía ni un sonido.
— pero lastimosamente te necesito con vida… el resto de mi permanece en ti pero— abrazándola por la espalda—cuando nos unamos tomare todo el control sobre ti y ya no necesitare de la sangre de otros demonios… aunque me da curiosidad ¿a que sabrá tu sangre?

Retiro el cabello del cuello de Kagome bebiendo de la sangre de la joven sacerdotisa, debía reconocer que la sangre de ella era deliciosa pero era riesgoso seguir bebiendo, sus poderes de sacerdotisa podían purificarla si se excedía. Se alejo limpiando el rastro de sangre del cuello de la joven las heridas pronto se cerraron como si nunca la hubiera tocado.

— bueno es hora de trabajar, prepárate pequeña que esta será tu primera masacre.

Sus ojos se encendieron en color rojo ejerciendo control sobre Kagome y se fundió con ella en un solo cuerpo y aunque seria por unos instantes supo que eso tenía arreglo, ya que el tercer pétalo de la flor de sakura se oscureció por completo.


bueno espero que les haya gustado espero comentario, críticas y sugerencias como siempre nos vemos!!!

 

Fase: Luna creciente

Capitulo 3: el preludio de la masacre

Concentro su energía para poder cruzar el pozo y encontrar a la persona que buscaba, pronto su alma pareció abandonar su cuerpo recorriendo el templo hasta llegar al pozo, intento cruzarlo pero no ocurrió nada.
Su poder no era suficiente.
Salió del templo de la luna hacia su casa, no se rendiría, encontraría la manera de cruzar tenía que encontrarlo era el único que podía ayudarla, el hijo del gran Inu no Taisho, el nuevo guardián del viento del oeste y gobernante de la casa de la Luna… Sesshoumaru.

Sus pasos se apresuraron al pozo tenía todo lo necesario para volver, se veía en la enorme mochila amarilla en su espalda, era la mañana del tercer día.
— adiós mamá, abuelo, Souta y no se preocupen que estaré bien, ¡nos vemos! — saltando dentro del pozo.
— Cuídate mucho hermana— asomándose, llegando solo a ver la luz azul que indicaba su partida.

Sus rostros se ensombrecieron después de su partida, diferentes pensamientos pasaban por la mente de la familia Higurashi, especialmente por Sonomi.

Había tenido el tiempo necesario para contarle la verdad de su origen a Souta pero a Kagome… no había tenido el valor de hacerlo.
Con Souta no había riesgo, ya que la maldición era solo para el primogénito, le comento sobre su padre y sus habilidades ahora transmitidas a él, entusiasmado él comenzó a entrenar en un dojo, su meta era proteger a su hermana de su maldición usaría todo su poder para hacerlo tanto su poder demoniaco como su poder espiritual.

Sonomi se alegro de saber que su hijo haría todo lo posible por su hermana, Souta está entrenando su poder espiritual y una vez que culminara podría ayudarla a llevar su alma al otro lado del pozo, eran tres con el abuelo seguro lo lograrían.
La esperanza ilumino su rostro y se permitió sonreír después de la larga preocupación vivida estos últimos días.

En el otro lado del pozo, Inuyasha y Kagome caminaban en dirección a la aldea.
— Inuyasha no era necesario que vinieras por mí el pozo esta cerca de la aldea— mencionó sonriente Kagome, pero su sonrisa se apago al ver el rostro de Inuyasha— ¿paso algo, Inuyasha?
— será mejor que permanezcas en la aldea cuando volvamos te contaremos todo.
— ¿Donde están los demás? Llévame con ellos— mencionó decida Kagome.
— Kagome… paso algo terrible ellos están enterrando los cadáveres, será mejor que no lo veas— su voz sonaba apagada.
— quiero ir, no importa que tan duro sea y si no me llevas te seguiré.
— de acuerdo pero te advierto, debes mantener la calma— ofreciéndole su espalda a Kagome.

El camino no fue largo, Kagome pudo notar que se dirigían a la aldea vecina pero algo no andaba bien.

—Está…destruida— no daba crédito a lo que veía, ella había estado en ese aldea.

Había jugado con los niños y ahora…

Lagrimas se deslizaron por sus mejillas, cuando el olor salino llego a Inuyasha, él se detuvo.

— te llevaré de vuelta a la aldea con Shippo y Kaede.

Sus manos apretaron fuertemente los hombros de Inuyasha, el comprendió el mensaje y se dirigió donde estaban Sango y Miroku.
Al anochecer regresaron a la aldea no dijeron ni una sola palabra en el camino, su silencio iba en memoria de la aldea y su misión, por ahora, era capturar al culpable.
Una vez que llegaron a la choza de la anciana Kaede, Kagome se armo de valor, no se iba a quedar con la duda.

— por favor, díganme todo lo que saben.

Todos la observaron sin pronunciar una sola palabra, hasta que la voz de Inuyasha rompió el silencio.

—No hay nada que podamos decirte— visiblemente enojado.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—no pude sentir su presencia, no pude sentir nada, ¡no pude hacer nada! — golpeando el suelo, rompiendo la frágil madera.

No cruzaron palabra después de eso, Inuyasha se sentía frustrado de no poder haber ayudado a nadie de ese pueblo.

Maldijo a la luna nueva, por ser humano justo aquella noche y no haber tenido su poder para poder sentir el rastro de sangre desde el principio, pronto se dio cuenta que la luna no era la culpable de todo eso, pero aun así jamás olvidaría aquella noche ya que sería el principio de algo mucho peor.

Habían pasado solo dos meses desde el primer ataque y ya habían cuatro aldeas destruidas, la alarma se extendió a toda la región, las aldeas ya no recibían visitantes ni confiaban en los forasteros, mucho menos en un grupo tan extravagante conformado por: una sacerdotisa de vestimenta extraña, una exterminadora, un monje, un kitsune y un hanyou.

Acamparon en el bosque, la luna creciente alumbraba en cielo y kagome no podía dormir, se puso de pie siendo vigilada por la mirada de Inuyasha que estaba en una de las ramas del árbol más cercano.

— ¿a dónde vas? — preguntó
— necesito dar un paseo, no puedo dormir.
— Es muy peligroso, te acompañare — poniéndose de pie.
— ¡no! — mencionó la joven.

Inuyasha bajo del árbol rápidamente sosteniendo las manos de Kagome.

— ¿Por qué no quieres estar cerca de mí? Acaso te hice algo Kagome— intentando abrazarla pero Kagome retrocedió un paso impidiéndole tocarla.
—Inuyasha…yo— su voz se apago y no supo que decir.

No era culpa de Inuyasha, solo en eso podía pensar, aunque Inuyasha pensará todo lo contrario, entendió lo que la joven sacerdotisa sentía y le dolía profundamente.

— Entiendo… ten cuidado— pronuncio con melancolía subiendo inmediatamente al árbol.

El corazón de la joven dio un vuelco, se sentía culpable.

Lentamente se marcho a un claro cercano, necesitaba pensar, necesitaba estar sola.

Era noche de luna creciente y era muy hermosa lo que no se imaginaba era que esa noche marcaria el inicio de sus pesadillas.

Esa noche la flor de sakura se volvería completamente oscura.
Esa noche, Naraku sabría que su muñeca sin alma no era suya.
Esa noche…la maldición y ella se fusionarían en una sola.


actualizando en tiempo récord!!! espero que les guste y como siempre espero comentarios, sugerencias, criticas, kyaaas y demás cosas.
gracias por leer... nos vemos

 

Fase: Luna creciente

Capitulo 4: pesadillas

Algo cambió en el aire, su fino olfato pudo percibirlo.

Las noches de luna creciente era las noches en las cuales sus poderes se incrementaban aun más, aprovecharía esa noche para atrapar al asesino de las aldeas humanas, y aunque no le interesaban los insignificantes humanos, no poder percibirlo cuando atacaba las aldeas lo enfurecía.

Sesshoumaru dejo a su grupo en un lugar alejado y se dirigió a una aldea cercana donde percibía levemente una energía maligna y olor a sangre humana; se extraño al no escuchar los gritos y suplicas de los humanos que se supone son las criaturas más ruidosas para morir.

De repente se detuvo, ahora comprendía porque no podía percibir al asesino, una barrera rodeaba toda la extensión de la aldea.

El ruido no se filtraba y daba el espejismo de una aldea común en medio de la noche, sus ojos no podían ser engañados pero aun así no podía
acercarse.

No tenia caso intentar romper la barrera así que se dio vuelta y volvió con su grupo.

Otra noche desperdiciada, pero sin duda alguna lo atraparía y le haría saber que nadie puede escapar de lord Sesshoumaru.


Su olfato sintió el abundante y desagradable olor a sangre, perturbando sus sentidos, la cantidad era asombrosa, sus hermosos ojos dorados no tardaron en abrirse y de un salto bajo el hanyou que descansaba en la rama alta de un árbol despertando a todos, el amanecer ya había llegado y con este una nueva masacre había terminado.

— Otra vez —susurró con rabia

Y todos entendieron de lo que se trataba. Rápidamente siguieron el rastro de la sangre, lo que vieron los sorprendió como todas las demás veces.

—Esto es inaceptable— hablo con furia el monje
—Debemos encontrar al culpable lo más rápido posible— respondió en un susurro Sango, agachando la mirada

A su lado estaba una joven de cabellos negros que ocultaba su rostro, presionaba fuertemente sus puños en señal de furia y de sus ojos se escapaban lagrimas de dolor. El hanyou percibió el olor a sal y se acerco a la joven

— kagome, ¿te encuentras bien?— preguntó
—no Inuyasha… ¿cómo puedo estarlo?… esto… es imperdonable— susurró, levanto su rostro, y claramente sus ojos expresaron la furia de su interior
— kagome…—mencionó Inuyasha, abrazándola y Kagome no rechazo su gesto, a pesar de que quería olvidar su amor por él, en ese momento lo necesitaba más que nunca.
— tenemos que atraparlo…esta es la quinta aldea en los últimos dos meses.
—no te preocupes amiga lo atraparemos— la reconfortó Sango
—ahora debemos sepultar a estas personas no podemos dejarlas así— mencionó Miroku.

Uno a uno los cuerpos fueron sepultados en las cercanías de la aldea, Inuyasha y Miroku se encargaban de preparar las fosas y Sango y Kagome de preparar a los muertos.

Sango observaba a su amiga, recordaba la primera vez que vieron una masacre como esta, kagome no quería acercarse y tenia temor de tocar los cadáveres, poco a poco perdió el miedo y la expresión de su rostro al hacer esta tarea era fría como perdida.

Por otra parte Kagome no pensaba en nada, prefería no hacerlo, al igual que no mirar los rostros de las personas ya que cada vez que lo hacía un sentimiento la embargaba…la confundía.

Culpa.

Era claro que no tenía idea de porqué o cómo pero en el fondo sentía que las conocía, siempre igual en cada una de las veces que sucedía una masacre como esta.

“Tú tienes la culpa, tú los mataste con tus propias manos y tienes el descaro de enterrarlos.”

La frase circulaba en su mente atormentándola, como si alguien más dentro de ella tratara de destruirla.

Al anochecer, una vez culminada su labor, decidió tomar un paseo antes de marcharse de la aldea, necesitaba ordenar sus ideas, calmarse de todo lo que había visto.

Caminó tranquilamente por las afueras de la aldea, encontró un camino rodeado de arboles y lo siguió sin saber a donde la llevaría, su cuerpo caminaba por sí solo, su paso cambio, su caminata era elegante, su cabello se agitaba con el viento y sus ojos se habían perdido en la oscuridad adquiriendo un ligero tono rojizo, siguió la senda que la llevo a un hermoso claro, fijo su vista en un árbol, una serie de escenas cruzaron por su mente, dolor, muerte… sangre.

No pudo soportar la carga de imágenes y cayó al suelo de rodillas, sujeto su cabeza en un intento de detener las crueles imágenes. Lagrimas cruzaron por su rostro y sus gritos alertaron a sus amigos que llegaron hasta ella encontrándola en un terrible estado.

—Kagome… ¿qué te sucede? responde- mencionaba el hanyou moviéndola de un lado a otro sin obtener respuesta de ella.
—Inuyasha… llevémosla a la aldea de la anciana Kaede rápido— sugirió el monje
—Rápido no perdamos tiempo— apresuró Sango

Fue lo último que escucho, sus ojos se cerraron y su cuerpo se desvaneció, lo que había visto marcaria el inicio de su pesadilla.

Le dolía la cabeza, pesadamente abrió los ojos tratando de acostumbrarse a la luz, ya había amanecido, no recordaba haber regresado a la aldea de la anciana Kaede.

Trato de ponerse de pie, pero no podía sostenerse, el dolor en su cabeza era muy molesto trataba de recordar porque le dolía, pero algo se lo impedía.
Se recostó de nuevo tratando de recordar y cerró los ojos.

Una figura femenina vestida de negro, estaba rodeada de cadáveres, sus garras bañadas en sangre, poco a poco alzo su rostro y pudo ver esos penetrantes ojos rojos que la miraban como si quisieran matarla.

En ese instante se levanto de golpe y recordó todo lo que había visto en su mente, como era posible que viera algo como eso, ¿Cómo?

—ya despertaste… ¿cómo te sientes? — pregunto una suave voz proveniente del umbral
—Sango… yo…no sé— respondió, la duda la invadía pero debía contarle a sus amigos sobre su visión.
—no te preocupes amiga… atraparemos al asesino—dijo tratando de reconfortarla
—no Sango… no es un asesino.
— ¿a qué te refieres?
—es asesina… para ser más especifica es una youkai.

La exterminadora estaba asombrada, lentamente se sentó al lado de Kagome tratando de asimilar lo que su amiga le decía.

Kagome solo observo su rostro, tal vez Sango no le creería y le diría que solo estaba alucinando pero, ella estaba segura de lo que vió.

Estaba aterrada no era solo una visión era lo más semejante a tener… un recuerdo, pero aun así defendió su posición.

—sé lo que vi, estoy segura, era una youkai de brillantes ojos rojos, cabello largo y negro al igual que su ropa.

El silencio se hizo presente por unos instantes y el crujir de las llamas invadió la cabaña, estaban asombrados, Kagome siempre demostró tener habilidades extraordinarias pero…visiones, estaba más allá de lo que esperaban de ella.

A pesar de todo ellos creían en sus palabras sabían que Kagome no mentía.

— ahora tenemos más información y podremos hallarla más rápido.
—Inuyasha… gracias por confiar en mí.
—nosotros también señorita— la reconfortó Miroku y a su lado Sango
—Si Kagome estamos contigo— mencionó el pequeño kitsune en los hombros de la sacerdotisa
— gracias amigos.

Las visiones eran más intensas, día tras día, ataque tras ataque. Despertaba antes de que el olfato de Inuyasha percibiera la sangre, ella ya sabía que había sucedido, lo veía, lo sentía, hasta que llego al punto de pensar, que lo disfrutaba.

Cada vez más claros y precisos ya no parecían visiones.

Todo cambio aquella noche de luna nueva en la que reaccionó cuando asesinaba a la última víctima, una joven sacerdotisa y se dio cuenta que en realidad eran recuerdos.

Quién diría que dos días después sus esperanzas estarían en las garras del youkai más poderoso que ella haya conocido, quién diría que susurraría su nombre con gran esperanza.

— Sesshoumaru.



bueno eso es todo por hoy !no vemos¡