Múltiple Personalidad

“¡Abandono esta vida! ¡Abandono! ¡Abandono!”
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-Entonces, usted tiene varios problemas psicológicos- Comentaba un hombre con pelo blanco, con un cuaderno y un lápiz en mano. –Sí… Tengo múltiple personalidad. No sé si pueda seguir con todo esto…- Contestaba un hombre de pelo largo y castaño, recostado en un sillón. -¿Múltiple personalidad? Vale, vale… ¿Me podría decir cuales son?- -Esta bien… Una es de un hombre alegre, un hippie… La segunda es de un hombre que hace todo extremo, golpea a la gente, usa alambre de espino siempre… Y solo es eso- -Ya veo...No tengo nada de nada para quitar esa “gente” que tienes en tu mente. Tú puedes luchar, tu solo puedes vencerlos…- Decía el psicólogo mientras sacaba a aquel hombre de su edificio. En el camino a su casa, mucha gente que lo conocía pudo observar que tenía una especie de gafete colgando del cuello. – ¡Vean a el loquito!- Gritaba toda la gente mientras se reían. Ya entrando a su casa, aventó el gafete y se hecho en un sillón extenso. -No entiendo porque se burlan- Decía en silencio el pobre hombre. –Es muy…muy molesto que todos los días la gente me tome como un fenómeno…- El hombre se levantó del sillón, se dirigió a un cuarto oscuro, de el fondo sacó una caja de herramientas. Prendió la luz y se puso a trabajar. Después de trabajar dos horas, miró a su alrededor, contemplando su obra maestra: El mismo cuarto, solo que con un tono rústico, con cadáveres de utilería colgados por todos lados. Dirigió la mirada a un reloj y se dio cuenta de que eran las 10:30 de la noche. Se fue a la cama a dormir. Después de 8 horas de dormir, se levantó, se bañó y salió a la calle. De repente, su personalidad cambió por completo. Las chicas y los chicos caminaban hacia un lado y mientras iban pasando, empezó a decirles cosas positivas. “Nunca te desanimes, la vida es algo increíble, nunca te rindas, olvida los problemas y comienza a bailar” La gente solo le respondía diciéndole loco. Se hartó de que todas las personas le dijeran eso y en un abrir y cerrar de ojos, tenía otro carácter. Un chico que venía de la escuela le dijo “Viejo loco” por su forma de vestir. El hombre (llamado Mick) Tomó por el cuello al chico y le gritó: -¡No me vuelvas a decir loco, o te juro que cuando llegues a tu casa ya no serás un hombre!- Lo soltó y lo dejó ir. Cerró los ojos y volvió a ser el mismo. Cuando entró a su morada, un “ring” sonó y se dirigió al teléfono. Lo agarró y contestó: -¿Sí?- -Sí bueno…Oiga, mi hijo me contó que cuando venía de la escuela, un señor lo atacó y lo amenazó. ¿Usted sabe algo? Solo es por curiosidad.- -¿Cómo supo que este era mi número? ¿Cómo supo que agredí a su hijo?- -Entonces es usted el que lo atacó…Bien.¡ Usted es un agresor, un hombre loco, ridículo, estúpido e hijo de perra!- Después de aquella corta conversación, la señora colgó y Mick hizo lo mismo. -…- Se sentía raro, sentía culpa. Se dirigió a aquel cuarto oscuro, agarró una bolsa rota donde venía alambre de espino. Se enredó el brazo con aquel objeto, haciendo que sangrara en exceso. Cerraba los ojos por el dolor que sentía. Al perder varia sangre, sus parpados se cerraron y cayó al suelo desmayado. Cuando abrió los ojos, pudo observar a unos señores a su alrededor. -¿Quiénes son ustedes?- Preguntó. –Venimos por parte del señor Dolmayan, su psicólogo- Respondió uno. -¿Y que hacen aquí?- -Vinimos a ver como estaba. ¿Seguro que se encuentra bien?- - Sí…Seguro- -Viejo loco…- Dijo el otro señor. Mick saltó sobre ese hombre y le colocó su brazo en la cara. -¡No estoy loco! ¡No estoy loco!- Gritaba con un gran tono de furia, mientras lo dejaba levantarse y correr junto a su compañero. Aquellos hombres le contaron a la gente de afuera lo sucedido, ya que preguntaban porque la cara de uno de ellos estaba cubierta de sangre. Todas las personas al saber ese suceso, agarraron piedras y empezaron a aventarlas. Mick, fue a la sala a ver que pasaba, se asomó por la ventana y una roca grande le golpeó la cabeza, haciendo que cayera al suelo con una gran herida en la cabeza. Se levantó con furia, salió de la casa a confrontar a todos. Una piedra le golpeó la oreja, haciendo que perdiera la mitad de esta. Ignorando el dolor, agarró a un niño y le puso su brazo en la cara, en el brazo y en el torso. -¿¡¿También quieren ver que eso les pase?!?- Gritó. La gente aterrorizada salió corriendo. Mick entró a la casa y observó que el niño moría a causa del sangrado. Mick fue corriendo hacia su cuarto oscuro, agarró una máscara que cubría la mitad de su cara ensangrentada. Se la ajustó y se recargó en una pared. -¿Qué pasa conmigo?... ¿¡¿Qué carajo pasa conmigo?!?- Salió a la calle, observando el cadáver de aquel niño. Se puso sobre el y comenzó a decir “Perdón” La demás gente que no sabía nada, pensó que quería abusar de él, debido a que tenía toda su ropa rasgada y estaba boca abajo. La gente corrió hacia Mick, golpeándolo bruscamente, causando más sangrando en su frente. Después de dejarlo tirado, lo agarraron y lo llevaron al sofá de su casa. Todas las personas se fueron. A la mañana siguiente, miró a su alrededor y veía que toda su sala estaba destrozada, con graffitis y demás. Todos los rayones le decían Loco, Violador, Asesino, etc. Fue a su cuarto oscuro, polvoriento y con telarañas. Desapretó su máscara, abrió su caja de herramientas y sacó unos cuantos clavos y un martillo. Colocó un clavo en un orificio de la máscara y lo golpeó con el martillo. El sangrado fue inmediato, al igual que su grito de dolor y así siguió, hasta clavar todos los pequeños objetos punzantes en los orificios. Con la cara cubierta de sangre y apunto de caer al suelo como un cadáver, gritó: -¡Abandono esta vida! ¡Abandono! ¡Abandono!- Y simplemente se desmoronó siendo una masa de sangre. Para el siguiente día, su madre lo estaba buscando en la casa y cuando llegó al cuarto, lo encontró sin vida y apestando. Su madre corrió hacia el cadáver. Después de observarlo unos segundos, comenzó a llorar. Salió del cuarto y agarró el teléfono, llamando a todos sus familiares y a una funeraria. 3 días después se hizo un funeral ahí mismo en su jardín. La gente que le había hecho daño se acercó al jardín y no podían creer lo que estaban presenciando. Toda la gente evacuó el lugar. Después de una triste despedida, lo enterraron en el jardín. Todos se fueron a sus casas con una gran tristeza. La gente que lo había dejado medio muerto, siempre lo visitaban diciendo “Perdón”. Nadie lo iba a olvidar, todos siguieron con sus vidas normales, pero siempre recordaban el daño que le causaron.
“¡Abandono! ¡Abandono! ¡Abandono!”​