Saint Seiya Máscara

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Arkannos, 3 Enero 2024.

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    Arkannos

    Arkannos Iniciado

    Leo
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    Escritora
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    Máscara
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1581
    Los personajes son de Masami Kurumada. La imagen de la portada no me pertenece, créditos al artista (si saben quien es el artista, favor de avisar para colocar los creditos correspondientes).

    ADVERTENCIA; Personajes OoC, narración en primera persona (intento de ello xD), me tome muchas licencias artísticas y geográficas por el bien de la historia, así que no esperen algo coherente de mi :P, no es un fic yaoi. Esta historia se desarrolla un día antes de que Marín parta a la batalla junto a Moses y Asterión.

    Y no está demás decir que es un intento de historia romántica la cual espero me haya salido medianamente bien :)

    La inspiración para este fic fueron las siguientes canciones; "INK" de Coldplay, "Sólo Como Amigos" de La Banda Bastön Ft. McKlopedia y "Follow me" de Imagine Dragons. NO ES UN SONGFIC.

    —Máscara—
    Los días han pasado con lentitud, inmersa en mis pensamientos y con la eterna pregunta de cómo hacerte saber lo que siento por ti. Como expresar esto que siento que a cada día se hace más inmenso, tanto que por momentos creo que me ahoga y me hace sentir morir.

    El sentimiento que despiertas en mi es tan grande, tan apabullante que me cuesta describirlo y lidiar con él, pues no puedo evitar que al reflexionar sobre ello mis ojos se humedezcan y una tonta sonrisa me curve los labios.

    En un inicio pensé que era mi admiración por tu determinación, tu valor, tu tenacidad y tu buen corazón cálido y gentil que nunca perdiste a pesar de todo lo vivido en este Santuario, donde solo recibiste menosprecios y ofensas por aquellos que señalaron a tu hermano como un traidor.

    Pero mírate ahora, Caballero de Leo; Fuerte, poderoso, imponente, orgulloso y maravilloso. Portando tu brillante armadura dorada, la cual solamente se ve opacada por el mismo brillo que tu alma tan pura desprende.

    Claro, con las típicas características de arrogancia y desdén que muchas veces se ve en los Santos Dorados ante los enemigos y desconocidos, y las que a veces me hacen sentir tan lejana a ti, tan insignificante para ser amada por alguien como tú. Las cuales me hacen sentir insegura de confesar cuanto te quiero por temor a tu rechazo, pues ¿Cómo una Amazona de Plata puede verse involucrada con un Santo Dorado?

    ¿Cómo decirte que esa sonrisa tan enigmática me enamora? ¿Cómo decirte que el brillo de tus ojos verdes me hace latir acelerado el corazón? ¿Qué el solo tenerte a mi lado me hace sentirme completa? ¿Cómo decirte que en ti encontré aquello que nunca estuve buscando y que nunca me intereso? Pues bien sabes que nuestra vida esta consagrada a la Diosa Athena y al mundo entero.

    Decidí, tontamente, conformarme con esa preciosa amistad que empezó a nacer en el Coliseo, cuando amablemente me ayudaste a controlar al travieso de Seiya. Hacerme tu amiga fue una bendición y un castigo, en especial al escuchar tus desventuras amorosas con la doncella del templo papal y con un par de aldeanas de Rodorio con las que saliste en un momento de embriaguez.

    Al escucharte decir que ellas no eran lo que buscabas, no lo negare, me emociono y entristeció en partes iguales. Pues si ellas con su encanto femenino no lograron enamorarte ¿Qué me esperaba a mí, que desde muy chica estuve destinada a pelear por conseguir un lugar entre la guardia de Athena y no sabia nada de vestidos, perfumes o labiales? Y para que negarlo, no es algo que a hoy en día sea de mi interés.

    ¡Ay Aioria! Si tan solo supieras…

    Tantas noches me he mordido los labios para no confesarte mi amor bajo la atenta mirada de las estatuas de los fieros leones apostadas a la entrada de tu templo, los cuales estoy segura de que se burlan por mi cobardía al decirte lo que siento. Han sido tantas las veces que al tenerte entre mis brazos me he aguantado las ganas de decirte que te quiero, pero no de la manera que piensas, no te quiero como un amigo. Porque, que los Dioses me perdonen, detesto y me duele escucharte decir que me tienes cariño y aprecio cuando de tu boca solo quiero oír un "Te amo"

    Porque eso es lo que yo te quiero decir cuando te estrecho entre mis brazos y beso tu frente, dejándote en ese inocente beso todo el amor que quiero hacerte sentir si mis labios tuvieran la dicha de besar los tuyos. Eso quiero decirte cuando nos sentamos al borde del acantilado de Cabos Sounion y vemos las puestas de sol, cuando te apoyas tiernamente en mi hombro y me dices que me quieres mucho y agradeces el cariño que te tengo.

    ¡Ay Aioria! Quiero decirte que te amo y te entrego todo lo que soy cuando acaricio tiernamente tu mejilla y te miro directamente a los ojos, perdiéndome en tu mirada que transmite tanta calma y me hace sentir en paz a pesar de todo.

    Quisiera poder quitarme esta máscara y que vieses como mis ojos castaños brillan por ti, cuanta devoción, orgullo y amor tengo por ti. Y no solo quitarme la mascara de plata que complementa mi armadura, sino esta tonta máscara que me puse al hacerte creer cada día que pasa que te veo solo como un amigo, cuando es tan claro como el agua que te amo, te amo, te amo. Te amo y te entrego lo único que aún es mío, y ese es mi corazón. Es solamente tuyo y así será, aunque tu no lo quieras, pues te ame sin pedirte permiso alguno y se que seguiré haciéndolo.

    Ambos sabemos que estamos destinados a que nuestras vidas sean muy cortas, pues las guerras están próximas a suceder, en el aire se siente la fría promesa de muerte, en especial con la nueva orden del Patriarca de enviarme el día de mañana a la batalla junto a Moses y Asterión contra los Santos de Bronce, entre los cuales esta Seiya.

    Pero no quiero irme a una batalla que tiene un desenlace incierto para mí, sin antes decirte lo que siento, y por ello te escribo esta carta la cual carece de poesía y quizá tenga uno que otro error de ortografía, pues las prisas de terminar de escribirla y llegar ante ti, me hacen imposible cuidar ese último detalle.

    Ahora, ya lo sabes. Sabes porque suspiraba al apoyar mi mentón sobre tu cabeza e inhalaba el aroma de tu cabello con nada de discreción. Ahora sabes que te quiero.

    Te quiero, te quiero, te quiero tanto que duele.

    Marín de Águila.

    —X—​

    Al terminar de leer, se humedeció los labios y parpadeo con lentitud, intentando hilvanar un pensamiento coherente, pues las palabras ahí escritas le habían dejado sorprendido y con el corazón latiendo acelerado, como si hubiese entrenado toda la tarde y hasta hace apenas un segundo se detuviera a tomar aire.

    Marín se encontraba de pie frente a él, a un par de peldaños de distancia, sus delicadas manos jugueteaban con una pulsera de hilo negro, la cual había servido de cinta para la carta que ahora estaba en su posesión.

    La luz de la luna iluminaba su figura, resaltando su belleza divina. El viento nocturno de otoño jugueteaba con sus preciosos cabellos castaños rojizos, haciendo que por momentos le cubriera esa mascara de plata carente de sentimientos y emociones.

    Aioria no dudo en matar la corta distancia que los separaba, quedando frente a ella. Su mano acaricio la fría plata y sin pedir permiso o detenerse a pensarlo la despojo de ese pedazo de metal, dejando escapar un suspiro al contemplar esos labios rojizos y esos ojos castaños los cuales solo conocía en su imaginación, la cual no era nada buena, pues que tan alejado estaba de la realidad. Marín era la mujer más preciosa que había contemplado en su existencia.

    Sus manos acariciaron con ternura y delicadeza sus sonrojadas mejillas, como si su solo tacto fuese a romperla. Su nariz toco la de ella, y sus alientos se entremezclaron, haciendo que el anhelo se fuera acrecentando más y más. Marín lo atrajo hacia si de su cintura, embriagándose del calor que el castaño desprendía.

    —Quítatela —dijo a media voz el Santo —por lo que más quieras, quítatela mi pequeña. —fue casi un murmullo que no hubiera escuchado de no ser por la escasa distancia que había entre ambos.

    Marín curveó los labios, sabia bien a que se refería.

    —Te amo, Aioria, te amo tanto que duele.

    —También te amo, mi pequeña Marín.

    Si le decían que conocería la gloria al llegar a los Campos Elíseos los tacharía de tontos, pues la gloria la estaba conociendo justo en esos momentos, en los besos de fuego de Aioria de Leo.

    —FIN—​
    Si llegaron hasta aquí, se les agradece mucho por leer mis incoherencias y les deseo un muy feliz año nuevo, que cumplan sus proyectos y que les vaya bien en la vida :)

    Esta historia está dedicada a alguien que le ha traído color a mi vida y que me hace quererlo cada día más. Esta es la única manera de poder expresarme sin tantos balbuceos y sin la loca necesidad de mis ojos por humedecerse al decírtelo a la cara, porque te quiero, te quiero tanto que a veces duele, mi Bar.

    Atte; André

    Gracias por leer :´)

    SafiroBipola567
     
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