Una vez, entre la luz de un amanecer muy oscuro, estaba allí, sentado en las calles de aquella fría ciudad, sus ojos enrojecidos, su cuerpo tembloroso, no tenía a donde ir, callado estaba, no podía hablar, estaba sorprendido de lo que había visto después de que ella muriese. Un chico de cabello negro, cuerpo como el café con leche de todas las mañanas, sus ropas desgastadas después del combate, no le quedó otra que resistir y ver el horrible acontecimiento que pasó tres semanas antes de lo inevitable. — Otra vez con esta desagradable pesadilla, desearía no haberla conocido jamás, todo, para que igual se perdiese… — Decía una y otra vez; su nombre era Etriel. — ¡Arggg! Estoy harto, este maldito dolor, ¡Me tiene harto!. — Decía con rabia mientras miraba su abdomen herido, por una daga, ya estaba cicatrizando pero no podía hacer más nada que quejarse. Se levantó del suelo, comenzó a caminar sin saber a donde ir, quien le iría a ayudar, no sabia nada, solo contaba con creer que alguien en los cielos le miraba compasivamente, mientras en su mente una y otra vez había pelea. —¡NO, NO, NOOOOOO! — Se escuchaban los gritos de los recuerdos, imágenes muertas y vacías que en su hoy solo eran mentiras. Etriel, buscando salida siguió adelante, divagando entre sus pensamientos de horribles cosas. — Hola, Etriel, ¿Como amaneces hoy querido? — Le decía en su mente, el recuerdo de una hermosa mujer. — Hola mi vida, bien, gracias a Dios, ¿Y tu mi amor?. — Le respondía él con dulzura. — Bien mi vida, extrañándote. — La respiración de Etriel se acelera. Y se preguntaba. — ¿Por qué? ¡¿Por qué?!, ¿Como pudiste engañarme? *Gritos de desesperación*. Mientras seguía caminando a duras cuestas de en su mente hacerse esa gran pelea, se paró por un momento, se sentó, por la calle iba pasando una dulce chica, un tanto parecida a la que en su mente estaba, pero está era más especial. Su vestidura brillaba como la luz de un resplandor, su pelo era negro pero resplandeciente, sus ojos denotaban el dolor que sentía Etriel, casi como un espejo, mientras él sentado la veía ella le tendió la mano. — No, no me des tu mano, no vale la pena, pronto moriré — Le dijo Etriel. — Yo sanaré tus heridas, pero, debes confiar en mi. — Le respondió Keyler, la chica del traje luminoso. — ¡Mi confianza ha muerto!, no confío en nadie, ¡Todos son unos traidores! — Decía con lágrimas en su cara. — Yo también estaba en tu posición, él, también me hizo daño. — Le dijo Keyler. — *Volteó la cabeza hacia el piso.*, No puede ser posible, tu, eres hermosa, ¿Por qué te hizo daño?. — Respondió el chico café mientras sus lágrimas rodaban por su mejilla. — *Sonrió* A todos nos lastiman, por ser justos, ven conmigo, yo te ayudaré. — Respondió aquella chica con su mirada hermosa. — Iré, pero, aún no puedo sentir. *La miró* — Dijo el chico. — *Ella colocó su mano en su abdomen* ¿Te volveré a ver? — Dijo la chica, sonriendo más aún. — *Miró al piso* — No sabia que responder Etriel. — Mira tu herida, ya está sana, dime, ¿Vendrás conmigo? — Preguntaba insistentemente la chica con dulces ojos. — *Levantó la mirada* Si, si iré, el recuerdo algún día se irá, has que cambie de opinión con respecto a ella, la pesadilla de mis sueños… — Respondió el chico — *Le abrazó* Tranquilo, con el tiempo, ella no estará, no temas su traición, él que está conmigo ha preparado algo mejor para ti, solo… No te rindas. — Dijo la chica con traje de luz. — Toma, es el traje que dejaste en la batalla, no vuelvas a quitártelo, ni porque te lo pidan de ruego, esto te protegerá hasta que nos volvamos a ver. — Dijo ella, mientras se iba retirando. — Gracias, te veré de nuevo hermosa chica *Se colocó el traje parecido a una bata brillante con un color casi como el diamante cuando brilla a la luz* — Respondió Etriel. Ella desapareció al instante, como cuando apagas el foco de un bombillo, Etriel sonrió, y siguió caminando, cuando de repente, de su espalda salieron seis alas, y voló de nuevo hasta el infinito, para recuperar la vida que se le había sido dada en un principió, convirtiéndose él, en la luz de esta historia. —Te olvidaré, no te recordaré, porque tus recuerdos son mis pesares, las heridas en mi pecho fueron sanadas, y tus recuerdos ya no gritan, porque los maté, soy luz, y te quemaré los ojos si hace falta. FIN
hola me gusto mucho, es muy emocionante, tan chebre la parte cuando la niña de traje brillante aparece, y cuando le aparece las alas y se va, esperare la conti;).
Muchas gracias por invitarme a leer^^ La verdad, tu fic me ha gustado mucho y me ha levantado la moral, por decirlo de algún modo =) El pobre Etriel... :'( En tu relato se nota que lo escribes con sentimiento y eso hace que la lectura sea genial. Se pueden notar las emociones de los personajes. Creo que es estupendo, en serio^^ Y la frase del final: Me gusta, me gusta jaja Es muy profunda =) En fin, gracias (de nuevo =P) por invitarme a leer. Un abrazoo, cuidate JessCullen