..Lux Aeterna, wings of an evil angel.. [Jane Vulturi] Primero de todo... ¡Hola! Y ahora, os introduciré un poquito en mi cabeza para que podáis ver de qué va mi nueva historia: ¿Nunca os habéis parado a pensar en qué había detrás de toda la historia de los gemelos: Jane y Alec? ¿Os habéis preguntado cuáles fueron sus inicios, y qué habría pasado si ellos no hubieran muerto? ¿Y si sus poderes tuvieran un orígen, que no es precisamente el de unos simples humanos que han desarrollado sus capacidades más que nadie? Mi historia se remonta a finales del siglo XVI, en donde todo era temor por causa de las terribles caza de brujas. Ahí, Jane y Alec presenciaran una pérdida que marcará por completo sus vidas.. pero no sólo eso.. Descubrirán que ellos tienen algo especial, lo que hará que unos personajes les brinden una vida mejor que la que les ha tocado vivir.. Si ellos aceptan, tendrán todo lo que jamás habían siquiera soñado, pero además.. descubrirán quienes son en realidad.. qué hay detrás de esas magnificas capacidades, que a simple vista pueden parecer causadas por una vida humana llena de sufrimiento y dolor.. un capítulo muy oscuro de su eterna vida. Todo lo que he dicho ahora último sucederá en la segunda parte de mi historia, después de dar un repaso a lo que eran sus vidas antes de convertirse en los protegidos de Aro. Lux Aeterna, wings of an evil angel.. Y ahora os dejo el prefacio: Prefacio Corrimos por la pequeña callejuela envuelta en la penumbra del crepúsculo. El cielo, aterradoramente cubierto de nubes con filo de fuego, amenazaba lluvia.. Otra vez.. Aquellos días las tormentas eran muy fuertes, lo eran tanto, que lograban estremecerme mientras el insomnio se apoderaba de todo mi ser. Pero, a diferencia de otros anocheceres, aquel sería diferente.. Algo me decía que todos los santos, que se guarecían de la injusticia del mundo en aquella iglesia a la cual nos adentramos para huir, se habían confabulado en nuestra contra.. Siempre lo había sabido, aunque desde muy pequeña mi madre hubiera intentado hacerme entender lo importante que era entregarle unos minutos de devoción a aquel Dios injusto y caprichoso.. Despiadado. Sentía cómo el cansancio iba haciendo mella en mí, pero tenía la certeza de que no podía, no debía detenerme ni un segundo. Con el frío calándome los huesos, observé a mi madre mientras sus ojos grises y brillantes se posaban en aquel pasillo oscuro -cuyas escaleras serpenteantes, frías y tenebrosas, nos habían torturado hasta el desfallecimiento-, cuando nos metimos en aquel pequeño espacio que hedía al moho de la gran campana que se suspendía algunos metros por encima de nosotras.. Sin que ella dijera nada, y aún intentando sonreír hasta en los peores momentos, supe que nada estaba bien.. ¿Cómo podía una niña de apenas diez años aceptar todo lo que sus oídos habían escuchado? Apenas minutos antes huíamos de las corrientes asesinas de aquel mar de antorchas que en aquel preciso instante estarían cercando el rastro que quizá habíamos dejado, y ahora debíamos guardar silencio.. Un silencio torturante que me carcomía por dentro, de igual forma que lo hacía la duda. -No te preocupes, cielo.. -musitó ella al notar el temblor de mi cuerpo. Aquel aliento dulce, y el perfume de su piel me envolvieron en un manto cálido del cual nadie hubiera logrado apartarme.. Madre era una de esas personas que te aman incondicionalmente, ella era una de esas personas que sacrifican su vida, si es necesario, por ti. -Madre.. -murmuré- ..decidme.. ¿por qué motivo os persiguen? ¿por qué ellos quieren apartarme de su lado? -No podía concebir un mundo en el que ella no estuviera.. Aquella mujer, cuya fragancia a ciruelas aturdiría al más hermoso de los ángeles, dejó de mostrar la hermosa sonrisa que le caracterizaba.. Se me rompió el alma. -Te prometo que todo saldrá bien. -Estaba segura que aquella promesa se la estaba haciendo a ella misma. Madre quería que todo saliera bien, pero hasta yo era conciente del peligro que nos acechaba. -Quiero que os quedéis conmigo, siempre. -Acaricié su rostro con mi mano. Su piel era tan suave, y tan cálida.. Aún ahora que estaba humedecida por el sudor. Pasé la yema de mis dedos temblorosos por el rastro grisáceo que las noches en vela habían abandonado en sus párpados inferiores. -¿Recuerdas cuando de pequeña te narraba cuentos de ángeles? -me preguntó. Su mano acunó mi rostro, y yo me dejé vencer por el cansancio en su pecho. Su corazón latía a un ritmo lento y melodioso.. Lo más bello que podía escuchar jamás.. o puede que yo lo pensara porque ella era mi madre. -Sí.. -le respondí serena. Cuando estaba a su lado sentía una paz indeterminable arroparme. -Había un ángel.. -empezó. -El más bello de todos.. -continué yo. -Alexiel se llamaba -sonrió-. El ángel Alexiel tenía una hermano gemelo, cuyo nombre era Rosiel.. -Antes no me lo habías dicho -murmuré-. Sus nombres son iguales a los de Alec y el mío. -Alec Rosiel y Jane Alexiel.. -añadió. -Siempre me he preguntado qué significaban.. -Llegará el día en que lo descubras pequeña -continuó-. Llegará el día en que tú y Alec encontréis vuestro destino.. Vuestro verdadero camino, y el motivo por el cual estáis aquí. -¿Vais a estar vos a mi lado cuando eso suceda? -le pregunté, con un hilo de voz. Me separé de ella, para mirarla mientras me decía que sí. Su rostro fue una figura sin gesto alguno.. -Y si yo no estoy, debes resistir y estar a lado de tu hermano.. A lo lejos, el bullicio de la gente había aumentado.. Estaban cerca. Unos pasos apresurados, que provenían de la serpiente de peldaños labrados en madera, lograron que mi corazón se acelerase de golpe. Mi madre me miró, y lo único que pudo hacer fue abrazarme con fuerza. La puerta de madera vieja se abrió de golpe, y el estruendo que causó me hizo saltar. Para nuestra mala suerte, me puse de pie y el badajo se movió, provocando así el sonido ensordecedor de la gran campana. Cerré los ojos, para así no ver lo que estaba sucediendo. Algo tiró de mí, y me lanzó a lo lejos. Sentí un golpe fuerte en la cabeza, mientras el pitido de mis oídos no cesaba. La campana no dejaba de tintinear, ahogando los gritos de mi madre.. Me dejé arrastrar por las escaleras, entre lágrimas y gritos que intentaban liberar a mi madre de las garras de los dos hombres que la habían aprisionado y golpeaban su cuerpo una y otra vez. “Bruja, bruja” gritaban sin cesar, mientras que los ojos de mi madre no se apartaban de los míos. Fuera de la iglesia ya, la gente no encontraba otro grito más original y menos repetitivo que el de aquel par de hombres. Me lanzaron contra el suelo, y aquel viejo paranoico y borracho me incorporó delante de todo el mar de antorchas.. El cielo seguía amenazante.. Y por primera vez en muchos días rogué que la lluvia llegase. El hombre que se hacía llamar mi padre, se abrió camino entre en gentío y nos lanzó a mí y mi hermano al suelo. Desde la noche anterior, en la que había conseguido sacar a mi madre de aquella habitación oscura y siniestra en la cual la tenían encerrada, no le había visto más.. Me dolió tanto no haber confiado un poco más en el, pero algo me decía que Alec era el más débil de los dos.. Él no podía ver a mi madre en las condiciones que yo, y mucho menos soportar todos los gritos e insultos que le proferían. -¿Por qué? -Leí el murmullo insonoro de sus labios. Una lágrima se escapó de sus ojos. Apreté su mano, ya que fue lo único que me vi capaz de hacer. -Ellos también deberían morir -gritó alguien. -Son sólo unos niños -escuché aún más lejos. Yo prefería la muerte, a presencia el acto tan retorcido y sádico al que iban a someter madre. Los minutos de inconciencia y dolor pasaron, mientras mis ojos no se apartaban ni un solo momento de los suyos. Las lágrimas emanaban de ellos, sin un solo sollozo o gesto que expresara el dolor que sentía. El cielo ennegreció, y una ventisca llena del aliento fétido de todas las personas que se hallaban en aquella plaza me inundó los pulmones. No quería sentir, no quería ver, no quería oler.. Tan sólo quería observarla hasta que las llamas borraran la sonrisa serena que surcaba su rostro.. Ni siquiera las lágrimas que ensombrecían mis ojos lograron desvanecer su belleza y su dulzura.. Toda ella permanecía en mi cabeza.. Aún cuando su sonrisa dejó paso a unos gritos desgarradores.. Aún cuando dejé que mi alma abandonara el cuerpo inerte que yacía en el fango lleno de cenizas, y el humo cargado de su perfume.. El aroma dulce de las ciruelas. ..Comming soon..