Love Chronicle (SasuHina)

Love Chronicle (SasuHina)

El a muerto, ¿Ella tambien? Es lo mismo si no esta el, su corazon llora y sus ojos inchados le piden en gritos de agonia los ojos del rubio. ¿Existen huecos de luz entre abismos?, quizas esa sea la respuesta a su desboronada vida, mejor dicho.. quizas el sea su respuesta.

Primer Capitulo: Muerte

Sentiste como el sufrimiento aprisionaba tu pecho, en tu corazón se fue formando poco a poco un terrible dolor que no te permitía emitir palabra alguna. Viste el dolor cara a cara, te estabas enfrentando a el; una mueca de sufrimiento se encontraba en tu rostro en ese momento. Las lágrimas te presionaban con su ferviente deseo de brotar desenfrenadamente. Más tú, apretando los ojos con ira, les negaste rotundamente ese placer.

Sabias perfectamente la razón de aquel momento. Mientras intentabas recordarte que no debías llorar frente a los demás, mirabas dentro de ti intentando buscar los gratos recuerdos que no te suprimían la idea de derrumbarte.

Después de todo, se lo habías prometido ¿No?, aquella tarde lluviosa, mientras gotas saladas no dejaban de emerger de las orbes de ambos; cuando el calor aun se encontraba dentro de su cuerpo, cuando tu alma aun estaba completa. ¿Piensas aun en las últimas palabras que te dedico el rubio? Claro que si. Te preguntabas en medio de un oscuro abismo de dudas y absurdas posibilidades como mierda fue que tanta felicidad se desgarrara en horripilantes pesadillas, que más que sueños... parecían verdades mal infundadas.

Todos los que te rodeaban, se acercaban a ti... con esa cara de lastima que tanto odiabas, muchos de ellos entre sollozos y ojos rojos; decían pequeñas frases que en tu cabeza retumbaban como falsas "L-lo siento mucho" repitieron incontablemente, algunos amigos y familiares. Mientras tu, inconciente, te parecía todo subrelista, aun esperabas poder despertar. Sabias mejor que nadie, que eso era mucho más que imposible. Mientras te postrabas en esa pequeña porción de tierra, donde enterrado bajo tus pies, estaba lo que antes habías llamado vida. Tu alegre ojiazul, sus sonrisas y esos besos que anteriormente te robaban el aliento.

Podías sentir otra vez sus ojos mirándote, tocaste la lapida buscando respuestas, sentías aun su presencia y que en cualquier momento regresaría. Solo querías tocar su mano otra vez más, ver sus calidas pupilas. Pero al parecer para el resto del mundo, todos tus sueños y esas inconclusas esperanzas, parecían ser más que remedos impensables de lo que deberían ser en realidad.

Oías los melancólicos quejidos de la pelirosa, en sus ojos percibías lo mismo que en los tuyos, dolor, era algo que sofocaba a ambas. Tu sabias que ella lo quería, casi tanto como tu; podías comprender su incoloro mundo ahora. Tú vivías en el mismo lugar que ella, el maldito infierno, que parecía querer que ambas ardieran en negras llamas, antes de morir. Aunque, si lo pensabas, tu ya haz muerto, muerto con el chico, ¿De que le servia la vida si no la pasarías al lado de el?

Poco a poco, te fuiste quedando sola, o al menos eso creíste. Mientras la oscuridad reinaba en el cementerio, mientras las nubes tormentosas tapaban la luna que había sido la confidente de tus amores, mientras todo parecía haberse perdido. Salio una sombra por debajo de uno de los árboles que rodeaban la tumba.

- Es hora de irse - dijo el pelinegro, mientras tú... que por primera vez desde la muerte del rubio, comenzaste a llorar.

Asentiste lentamente, mientras te levantabas de la incomoda y dolorosa posición, estuviste incada mas de un día; y al encontrarte de pie, pudiste ver la sangre que abarcaba parte de tu rodillas.

- Lo siento mucho - Y por primera vez en el día, creíste las palabras provenientes de alguien. Si alguien conoció y aprecio al rubio tanto como tu, fue el morocho que se encontraba frente a ti en esos momento.

Y el, viendo lo que ahora seria la morada de su viejo amigo, se coloco en la misma pocision que mantenías momentos atrás y con la mirada mas triste que nunca habías visto en alguien que no fuese tu, dijo - Hmph....Dobe, ¿Por que te fuiste? - Y ayudándole a levantarse, le ofreciste una de tus delicadas y blanquecinas manos.

Y juntos, en la puerta del lugar, dijeron adiós, para volver a bajar la mirada.

El dolor seguía, y nada... podía evitarlo.

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Hola, soy nueva en este foro, asi que no se muy bien como funcionan estas secciones.... disculpen si falta o sobra algo. La historia sera SasuHina.... algunos consideran a la pareja mas que rara, y tienen razon, pero eso no le quita lo linda y fantastica, aunque poco probable, es mi favorita de Naruto. Si rompo los gustos de alguien, solo ya no vuelva a leer eso. Ojala os guste, no me empece hace mucho con esto de los fanficks
(Si alguien a leido esto en otra paguina, no e robado nada XD, soy la misma)

 

Re: Love Chronicle (SasuHina)

Hola y bienvenida a Cz
Creo q iniciaste muy bn como escritora
Te felicito q tu ff esta de maravilla
Y estoy de acuerdo con Saya
Por favor los capis mas largos
Necesito SasuHina jaja
Vaya pobre Hinata, murio Naruto pobres
Espero pronto la conti
Has hecho un muy buen trabajo
No dejare de leer, ya q me encantan los sasuhinas
¡Felicidades

 

Re: Love Chronicle (SasuHina)

Capitulo 2: Duele

Habían pasado ya dos semanas, o tres. No estabas tan segura. El tiempo parecía ser nada más que mera hostilidad. Ni que importara tanto pensaste.

De hecho, hacia tanto que ya nada importaba tanto. Solo una cosa cubría tus rutinas diarias. Llorar, gimotear, sentirte hueca. Aunque eso era mas de una sola cosa. Nunca te habías sentido apretujada por tantas cosas a la vez. Lo único que ocupaba tu corazón antes, eras ese embriagador sentimiento de felicidad. Amor. Armonía.

Sus ojos azules eran la cura, lastima que se encontraran varios metros bajo tierra.

Solo había una razón lo suficientemente fuerte para mantenerte de pie, alejada de el. Por que se lo prometiste tantas veces. Aunque en ese entonces lo tomabas como broma, entre risa y risa,
con sus labios pegados en tu cuello.

Debías continuar con lo que el había comenzado. Ahora como nueva Hokage de la hoja. Debías de dar el ejemplo, por mas que doliera y pareciera lo más difícil y complicado que existió jamás.

No desboronarse o caer tendida.

Su recuerdo. Su voz amable. El brillo de sus ojos. Hermoso, increíble, fantástico.

Las ganas de llorar te abrumaban. Pero cada día parecía más fácil de llevar.
Y tenías amigos magníficos, irremplazables. Y ahora habías ganado nuevos. Dicen que las personas sacan a relucir lo mejor de si en tiempos difíciles y tú lo habías entendido. Ahora sabias con precisión por que lo decían.

Veías a Sakura todos los días, a ella también le dolió. La mayoría de las veces traía los ojos rojos, llorosos y aquel aspecto de quien no duerme bien. Te preguntabas en esos momentos que aspecto tendrías tú. Aunque intentabas aparentarlo lo mejor que podías, las ojeras empezaban a tornarse cada vez de un color grisáceo mas violento.

No es que ella pudiera llamarse en toda la extensión de la palabra amiga. Pero la habías visto varias veces llorar en silencio cuando entraba a tu oficina. La oficina de el. Y entonces tú la acompañabas en ese llanto casi sin sentido, vació, silencioso, quedo. Lastimero.

Y luego estaba Sasuke.

La persona perfecta de ese refrán “No juzgues a un libro por su portada”.

El, silencioso, callado. Ocultando increíbles secretos en esos oscuros ojos. Era un amigo que nunca tuviste. Pareciera que se conocieran de años, décadas, incluso siglos.

De alguna forma, el lo entendía. Lo sabía. Quizás era pura intuición.

Te esperaba cada día en la puerta de la aldea, una rutina rara. Caminaban hacia un claro en el bosque. Se sentaban en un tronco cubierto de musgo. Y quebrabas la mascara que te imponías ante los demás. Llorabas hasta que te perdías en tu propia inconciencia.

Y volvías a recordar el cielo en sus ojos, la alegría que te irradiaba. Incluso su calido aliento en tu rostro. Por que lo amaste. Tanto como se podía ser capaz de amar, mas de lo que alguien amo alguna vez. Y ese sentimiento te tenía prisionera.

Y el pelinegro te cepillaba el pelo entre sus dedos, mientras las lágrimas caían silenciosas y fervientes en tus mejillas.

Y el no era el único que entendía. Tu también lo entendiste a el.

Y por eso no te sorprendió para nada cuando tocaste su rostro y notaste la calida lágrima solitaria de su mentón.

— Duele mucho ¿verdad?

— N-ni te imaginas cuanto — musitaste.

— Creo que si.

Y ambos se volvieron a sumir en un silencio. Sepulcral, y aun así no incomodo. Fuiste la primera en romper el silencio.

— Es c-como una maldición o a-algo así. Todas l-las personas que quiero... — tu voz se fue quebrando. El dolor volvía a reinar.

Abrumada sabias que las palabras que acababas de decir eran más que reales, eran la pura verdad.

— Comprendo eso.

— L-lo se.

Fijaste tu mirada en el cielo. Ya había oscurecido. Las estrellas parpadeaban, brillantes. Parecían diamantes envueltos de la lisa seda oscura. Eran como los guardianes que surcaban la noche.

Como si protegieran a todos los capaces de fijar su mirada en ellas. Quedaste embobada por unos instantes.

Y entonces el se levanto.

— Ya es tarde — dijo.

Y comenzaron a caminar con paso lento hacia la aldea. Como si el tiempo se hubiese detenido alrededor de ustedes.

— Adiós — dijiste cuando llegaron a la entrada.

Y el comenzó su recorrido por un sendero oscuro hacia los territorios de su clan.

Y tú tomaste otro. De nuevo con esa sensación de vació. El Uchiha te recordaba a el. Que su ausencia ya empezaba a ser lastimera.

Quizás aquello estaba mal.

Pero como pensabas cuando estabas sola, no importaba. Por que ya nada volvía a importar.
La oscuridad comenzó a pesar sobre tus hombros. Y las estrellas parecieron volver a esconderse.

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¿Que les parece? Lamento tardarme.