Los secretos de la Piedra Luna.

Tema en 'Prince of Tennis' iniciado por java, 13 Abril 2013.

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    java

    java Iniciado

    Tauro
    Miembro desde:
    20 Marzo 2013
    Mensajes:
    12
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Los secretos de la Piedra Luna.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    2
     
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    329
    E aquí la primera parte del primer capitulo, no pude resistirme y la subí u.u se que es cortita, pero es temporal.

    Capitulo 1: Magia en la vida.

    Sus ojos se abrieron con pesar al escuchar el despertador, pero no se levanto de inmediato, sino que se quedo observando la cajita morada sobre la mesa de noche y un sonrojo se asomo en sus mejillas. El solo hecho de imaginarse la situación le perturbaba, después de todo no era su especialidad el demostrar sus sentimientos, pero era la primera vez que la vería después de cuatro años y justo para navidad, para cuando el ya tuviera dieciséis. Una pequeña sisa se le escapo, estaba feliz pero los ruidos de la planta baja ya no le dejaron escuchar sus pensamientos. Si, su madre y su prima, Nanako, estaba adornando aun más la casa y los ruidos de cosas caerse, quebrarse e incluso los gritos de sorpresa no pasaban desapercibidos, ni los que pasaban por fuera de la casa se salvaban. Era una época de caos en su familia.
    Dieciséis, si bien han pasado cuatro años desde su última visita, sabía muy bien que las cosas cambiaron, que algunos de sus compañeros ya se habían graduado y que los que quedaban en las canchas de la escuela eran más fueres que cuando los conoció, incluso la pequeña y tímida, además de un poco irritante, Ryuzaki debía estar hecha toda una mujer, o eso fue lo que Momoshiro le contaba por correo. Pero el también había madurado (aunque sea un poco) y ahora no solo reconocía sus errores sino que descubría sus propios sentimientos de por medio dejándolos salir (solo un poco) y claro, se convirtió en un personaje famoso en los estados unidos siendo codiciado por muchas mueres que pensaban era mayor de edad. Un suspiro de pésame se le escapo al recordar tanto incidente desafortunado. Si, ya no era un niño, era un hombre, aunque solo por fuera.
     
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    java

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    Tauro
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    (La segunda parte ya esta... no se si estará interesante, pero ya subiré lo que sigue xD solo dire que la Sra. Echizen es muy metiche ^^)

    Nuevamente un estrépito sonido se dejo escuchar seguido de su nombre, al parecer el caos necesitaba de mas manos por lo que salió de la cama botando a Karupin y decidió bajar con este tras suyo somnoliento. Se detuvo a los pies de las escaleras pues un enorme árbol decorado no le permitía dar otro paso y observo a su mamá fijamente pidiendo una explicación, ésta sin más que decir soltó una sonrisita nerviosa.

    -Quería el árbol junto al sofá… creo que no resulto… -agrego al notar que su hijo dejaba salir un suspiro y se disponía a ayudarla cogiendo la punta del árbol –gracias.

    Juntos, con Nanako, lograron poner en pie el árbol y colocarlo junto al sofá como deseaba su madre, pero no logro escapar del tormento. Su madre, aprovechando que por fin estaba en la planta baja, le dio un sin fin de quehaceres con la petición de que los terminara antes del almuerzo, por ende, solo tenía tres horas y gracias a eso su mente dejo de lado a la chica que en esos momentos le robaba sus pensamientos, para concentrarse en maldecir a su viejo padre que escondido por ahí se libraba de la histeria de las mujeres <¡me las pagaras!> pensó mientras se preparaba para ir de compras. Este sería un largo día […]
    Camino por las calles cubiertas de nieve, era un blanco algo manchado pero suficiente para deslumbrar su vista. < ¿Qué ocurre?> se preguntaba inquieto, en si no había mucha gente por los alrededores, de hecho ni un alma a la vista. Se detuvo. Dio un vistazo esperando estar equivocado, pero eso solo le corroboro lo cruel que podía ser su madre. <Se deshizo de mí> dedujo casi al instante rogando a sus adentros que no se atreviera a realizar la llamada, lo había admitido, pero aun no estaba preparado para hacerlo real. Sin perder ni un minutos más se echo a correr rumbo a su casa dejando la cesta tirada. <esa mujer… >. Cuando llegó a su casa abrió de golpe la puerta y grito llamando a su madre, pero no alcanzo a pronunciar palabra. La señora Echizen se encontraba parada junto al teléfono con una sonrisa de satisfacción. Recién había terminado de hablar.

    -¿Estas de broma? –pregunto incrédulo sosteniendo la mirada de su madre, que no se quedaba atrás con su ego igual al de Ryoma.

    -Espero que te comportes. Los Ryuzaki vendrán mañana.

    -¡Que! –se escucho en tosa la casa, sin embargo no solo el grito fue del joven, su padre, quien bajaba las escaleras, también dio a entender su desagradable sorpresa.

    -Eso va para ti también. –se dirigió a su marido triunfante.

    -¿Y te haces llamar mi madre/mujer? –hablaron a la vez.

    Mientras los inmaduros hombres de la casa tomaban rumbo a sus habitaciones, el corazón del joven estaba que salía de su pecho. Conocía a su madre y sabía muy bien que esto era solo el inicio, después de todo era una Echizen y no se rendiría tan fácil. Siempre fue su sueño que Ryoma tuviera alguna novia y pasar ratos juntas hablando, esperando que su hijo madurara en el amor, ya que según ella se estaba volviendo en un chico sin sentimiento, incluso en más de una ocasión dudaba que fuera hombre o que gustara de las chicas, en especial si el único en visitarlo, cuando estaban en los estados unidos, era Kevin. (En más de una ocasión pensó que tenían alguna aventura). Pero ahora sería diferente, su hijo ya estaba en la pubertad y sus intereses salían a flote, en especial cuando fue ella quien le ayudo a escoger aquel regalo oculto en la cajita morada. Esta vez se aseguraría de que Ryoma obtuviera novia. Y eso era lo que le estresaba al muchacho. Ya no lo dejaba en paz ni un solo día preguntándole si había algún progreso, o si alguna chica hacia que su corazón latiera aun más. Eso no era asunto de ella, sus días de juventud ya habían pasado y solo quería vivir la suya en calma, cometiendo sus propios errores. Observo nuevamente el techo dese su cama, soltando un suspiro. Sentía que algo iría mal, en especial si su madre planeaba formas de que estuvieran a solas para soltarle sus sentimientos sin percatarse. Paso toda la tarde pensando en cómo escaparía de aquella situación y si podría hacerlo. La vería después de cuatro años. < ¿Cómo estará?> sin poder detenerse sus pensamientos viajaron en forma directa a ella. Realmente estaba loco por ella, y después de cuatro años se dio cuenta. <Soy un idiota>.
     
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