Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Hola, aquí trayendo una historia nueva que contar, trata fundamentalmente de la vida de Gris en el Rikkai Dai Fuzoku... si les interesa postéen.​

¿Ángel o demonio del tenis?
Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku​

Episodio 1​

¡Genial! Por fin en el Rikkaidai Fuzoku​

— ¿Ayana Atobe?
— ¿Gris Ootori?
— ¡Bienvenida al Rikkaidai Fuzoku! — dijeron las dos emocionadísimas al unísono ante una esplendora fachada gracias a los rayos del sol matutino. Sus miradas se posaron en la entrada del instituto, sonreían entusiasmadas aquellas muchachas que cursarían su primer año en éste instituto que tanto anhelaban y sobre todo por el buen nombre del club de tenis. Vestían su uniforme del Rikkaidai con orgullo y estaban dispuestas a entrar por fin a ese instituto. En sus apacibles rostros se podía ver esa ilusión que de seguro lo habían tenido desde que los vieron ganar el torneo Nacional.

Las muchachas avanzaron por la gran entrada del admirado instituto. Ellas eran amigas desde hace varios años, desde que Ootori Gris le arrebató el título a Ayane Atobe en un torneo júnior de tenis femenino a la edad de 8 años, ese torneo determinó el punto para que una de los Atobe decida establecerse en Kanagawa y no se iría de allí hasta derrotar a esa famosa Annika Gris Ootori.
Atobe Ayana, era la melliza de Keigo Atobe, era parecida a él en algunos aspectos, una muchacha de orgullo infinito, vanidad exagerada y deslumbrante egoísmo. Tenía el cabello de un gris ceniza un poco largo y brillante la cual recogía en una cola hecha cuidadosamente dejándola perfecta a la vista, su rostro era delicado y dulce, tenía un lunar cerca de su labio inferior tentador para los chicos que la miraban con otros ojos, sus ojos eran de un tono pardo muy claro, era una chica alta, un poco más que Gris.
Ootori Annika Gris, Tenía un aspecto angelical, dulce, inocente y delicado. El color de los ojos café en contraste con su mirada profunda y agradable. Su sonrisa era encantadora y espléndida. Su cabello era largo azabache que a veces se notaba negro azulado oscuro, dependía del sol muchas veces, estaba muy brillante y cuidado, lo llevaba recogido en una media cola manteniendo su línea al centro y un cerquillo levemente largo. De personalidad espontánea, siempre iba a su aire y no tenía miramientos por nada, su determinación era la que la ayudaba a seguir, su sueño desde pequeña era entrar en ese glorioso instituto, el Rikkai Dai Fuzoku.
— Ayana, ¿Keigo no te reclamó por qué no quisiste entrar en el Hyotei con él, allá en Tokyo? — preguntó Gris a su amiga con curiosidad, mientras avanzaban a los salones de primer año.
— No, tengo mis métodos de convencimiento… — dijo la muchacha con una sonrisa de satisfacción mientras hacía un chasquido con los dedos. Provocando que ambas se detengan en el pasillo — Parece que aquí sabremos en que salón nos tocará.
— Sí, estamos en el mismo salón… para mi mala suerte — contestó una sarcástica Gris.
— Es cierto, Aula B, bueno Vámonos… me pregunto ¿Dónde quedará? — empezó a caminar altiva por el pasillo tratando de encontrar su aula respectiva.
— Pues ya que… — dijo Gris avanzando tras ella tratando de creérselo, creerse ella misma que ya estaba en el Rikkaidai.Volteó la esquina desviándose de la mirada de Ayana que se había quedado mirando un anuncio en el tablero. Gris sintió un choque fuertemente provocando la caída de la revista semanal de tenis que llevaba en la mano.
— Disculpa, lo que pasa es que venía a saber donde está mi aula — se disculpó apenado un peliplateado, levantando la revista de tenis que había caído la muchacha.
— Sí, no importa, está a la vuelta — respondió ella, regalándole una sonrisa.
— ¿Te gusta el tenis? Puri~— preguntó algo sorprendido aquel muchacho que era ligeramente más alto que Gris.
— ¿Que si me gusta el tenis? ¡Ja! El tenis es mi vida — respondió ella sonriente sin ninguna duda y sintiéndose orgullosa de eso. Recibiendo la revista que él le estaba entregando.
— Interesante, a mi tam…
— … Nioh, apresúrate, vamos a ver en qué aula nos toca — llamó un pelirrojo/rosa pasando rápido para dar vuelta a la esquina.
— Sí, bueno ya me tengo que ir, espero volver a verte. Puri~ — dijo el peliplateado sonriéndole abiertamente, dispuesto a marcharse de allí.
— Bueno— dijo ella sin interés fijándose atentamente en la letra de su respectiva aula y dibujándose en su rostro una sutil sonrisa. — Ayana, lo he encontrado. Allá está.
— Lo veo, sí, y también te vi con este peliplateado… — dijo Ayana, indagando.
— ¡Ja! Apresúrate, ya quiero que termine la hora para ir a ver las canchas de tenis — respondió ésta despectiva.
— Aún no me has respondido — dijo ella cuando estuvo a su lado mientras entraban al salón.
Se sentaron en una carpeta cerca de la ventana, tenían buena visión desde allí, estaban en un tercer piso, no quedaban ni muy atrás, ni muy adelante. Gris que estaba cerca de la ventana mirando detenidamente por allí sintió un codazo de Ayana.
— ¿Qué pasa? — preguntó fastidiada la peliazabache volteando a verla.
— Mira allí está… el chico que viste en el pasillo, se ve bien ¿Verdad? — dijo Ayane pícaramente, sonriéndole al peliplateado mientras hablaba.
— ¿De veras que te gusta? ¿Si quieres lo llamo para que se siente delante de nosotras? — propuso Gris, sin importar la respuesta de su amiga, levantó su mano y con un ademán llamó al peliplateado.
— No… — se sorprendió Ayane de la actitud de su compañera.
— Hola nuevamente chica tenista — dijo el peliplateado sentándose delante de ellas y volteando para hablarles.
— ¡Aha!... ella es Ayana Atobe — presentó Gris a su amiga que ahora tomaba un ligero sonrojo en su rostro, nunca pensó que Gris haría eso tan rápido. Kami-sama recógela.
— Soy Masaharu Nioh y tú no me has dicho tu nombre — saludó con una sonrisa a Ayana y su mirada se regresó a Gris. Ayana quiso sonreír pero le salió mueca como respondiéndole el saludo.
— Soy…
— Nioh, aquí estás, no entiendo por qué me dejaste en el pasillo — llegaba un pelirrojo/rosa (¬¬) sonriendo mientras comía una dona que llevaba con consigo, atrayendo la mirada de todos.
— Bunta, ven, siéntate, ellas son…
— Ayana Atobe — respondió con desprecio la Atobe.
— Gris Ootori — dijo Gris sin interés también, mientras volvía a fijar su mirada en la ventana.
— ¡Vaya! ¡Qué genio! Puri~ — dijo Masaharu volteándose para ya no hablarles más. Bunta ni las tomó en cuenta, estaba más entretenido en terminar esa dona deliciosa que se lo había quitado a uno de sus hermanitos menores, tuvo que hacer un esfuerzo para que el muy niñato no se de cuenta que él se había tomado uno de sus donas que escondía cuidadosamente en un cajón de su cómoda.
Al momento entró el profesor e inició una aburrida clase de lengua.
— Ayana… ¿crees que podemos conseguir entrar en el club?— entabló Gris una conversación más importa que la clase de lengua.
— ¡Por supuesto!, nuestras habilidades son superiores comparadas con esas niñas que sin duda deben estar en el club para ver a los titulares, los Reyes del Rikkai Dai — respondió segura la petulante muchacha peligris.
— Eso creo… hasta que por fin se terminó la clase. Gracias Kami-sama, gracias — decía emocionada Gris sonando irónica y guardando sus cosas en su mochila donde había una, por lo menos un raqueta. Ayana hizo lo mismo.
— ¡Vámonos! — llamó Ayana empezando a salir.
— Nos vemos Masaharu — se volteó Gris para despedirse de él, le regaló una sonrisa y Nioh hizo lo propio. Salió del salón rápido para alcanzar a Ayane.
— Bunta, vamos a inscribirnos en el equipo de tenis. Puri~ — dijo Nioh, guardando también sus cosas para salir hacia las canchas de tenis.
— Sí — dijo Marui, volviendo a sacar otra dona que se veía increíblemente deliciosa.

†KaTh GrIs†​

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¿Gris y Ayana lograrán entrar al club de tenis? ¿Los chicos se llevarán bien con ellas? ¿Ayane los tomará en cuenta? No dejen de leer si quieren saber el desenlace de ésta historia.


------------NoTaS----------------
*Gris y Ayana se conocieron en un torneo júnior a la edad de 8 años, Gris le arrebató el título que Ayana había obtenido durante dos años seguidos.
*Gris siempre tuvo la ilusión de pertenecer al Rikkai Dai Fuzoku desde que los vio ganar el torneo nacional cuando tenía 8 años.
*Gris empezó a jugar tenis cuando su abuela le regaló su primera raqueta y la introdujo en ese divertido deporte.
*Ayana Atobe, pudo convencer a su padre logrando así que ella se estableciera en la mansión Atobe en Kanagawa. Su hermano Keigo Atobe se rehusó a que ella se quedara. Ella lo convenció de una manera sutil, algo que tenía que ver con Gris, es una historia que contaré más adelante.
Es todo por ahora, si quieren saber más, no se pierdan ésta Frívola historia.

 

Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

BUENO GRACIAS POR SUS POST A TODAS.
GRACIAS MICHELLE, NOELIA, RENN, ESTEFANNI
YETZER¿?¿ TÚ POR AKÍ, PENSÉ QUE ESTARÍAS
EN EL ROL JEJEJE xD
BUENO YA SUBIRÉ EL OTRO CAPÍTULO JEJE ESPERO QUE LES
GUSTE Y POSTEEN
..............................

 

Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Episodio 2​

En el club de tenis​

Después de comprender lo difícil de mantener la mente puesta en las clases, Gris y Ayane salieron rápidas hacia las canchas de tenis dispuestas a inscribirse de una vez en ese bendito club. Kami-sama sabe en qué momento esas dos muchachas llegaron a ver a ese muchacho que más adelante se convertiría en uno de los Demonios del Rikkai Dai y el culpable de que las dos amigas se separan de por vida.
— Gris ¿Estás viendo lo mismo que yo? — llamaba Ayana mientras miraba con los ojos ligeramente abiertos más de la cuenta a un muchacho peliazul que sonreía amablemente a un titular del club.
— ¿Qué cosa? — volteó fastidiada Gris, odiaba que la interrumpieran cuando estaba buscando algo importante, como por ejemplo: ¿Dónde miércoles se encuentra la oficina del sensei?
— Mira… — dijo Ayana sin poder decir más, había sido flechada al instante por ese muchacho que transmitía paz.
Gris, volteó a ver hacia donde miraba Ayana. Sin comprender cuál era el interés en que viera a un muchacho de primero. Gris estaba a punto de ignorar a Ayana y aquel muchacho peliazul poco le importaba, habían venido para inscribirse, no para ver a un niño, no nada de eso, ¿Qué le pasa a esa Ayana?
— ¿Te importaría volver a tierra e ir hacia la oficina del sensei? Atobe Ayana — dijo Gris desinteresada totalmente, haciendo gestos de molestia.
— No, un segundo más — dijo Ayana haciendo un chasquido con los dedos. Gris ya se había acostumbrado a ese molesto chasquido, al inicio entraba en pánico, desesperación y hacía hasta puchero para que Ayana dejara de hacer ese maldito ruido que aturdía en serio, y para colmo lo hacía perfectamente.
— Bueno, pero no entiendo que le v… — Gris no pudo decir más, sus ojos café se habían perdido ahora en los zafiro del muchacho, frunció el ceño en señal de sorpresa. El muchacho le sonrió delicadamente. — Ayana, ¡Vámonos! — fue la acción desesperada de Gris, ese muchacho había provocado un corte circuito en sus neuronas, ella era la cuerda del grupo, no podía permitirse sentir “Eso” que ni siquiera sabía que era. Tomó la mano de Ayana, para llevarla a rastras, no quiso pronunciar más palabras, pero ese chico, ese chico…
— Es muy lindo — dijo Ayana para romper el silencio que había entre las dos mientras era jalada con fuerza en contra de su voluntad hasta quién-sabe-dónde.
— ¡Cállate! — respondió alterada Gris, esto no podía estar pasando, ¿Por qué? ¿Por qué? Su corazón se aceleraba ahora a mil por hora, y soltó abruptamente a su compañera, porque sentía que ahora empezaba a temblar como si tuviera dentro una especie de electricidad que fluía sin detenerse por sus venas.
— No te entiendo ¿Qué te pasa Ootori Gris? — dijo Ayana molesta, mirándola inquisidoramente ¿Acaso su muchacho peliazul le gustaba a su amiga también?
— Nada… ¡¡Mira!!... allá está Masaharu… Ven vamos — volvió a jalar a la Atobe en contra de su voluntad dirigiéndose hacia Nioh, tenía que distraerse con algo, sí, esa era la solución.
— Gris, no tan rápido — se quejó la peligris, evitando caerse con la velocidad a la que era llevada.
— Masaharu, ¿Qué hacen aquí? — preguntó Gris, aunque se sentía nerviosa todavía.
— Queremos meternos en algún club, y encontré interesante el de tenis. Puri~ — contestó el peliplateado, no quería que ellas se enteraran que también jugaba tenis.
— Entiendo… oye, necesito un chicle, por favor, ¿Aún te queda uno? — preguntó Gris al ver a Marui haciendo un globo con ese chicle que necesitaba Gris. Si tuviera más edad, tal vez hubiera preguntado “tienes un cigarrillo”, pero ese no es el caso.
— Sí, ¿Quieres uno?... toma — le extendió un chicle, sabor a menta, buenísimo. Ayana se había parado a un costado, no le gustaba juntarse con la plebe, decía ella eso siempre.
— No me dijiste tu nombre — le dijo Gris sonriéndole mientras metía el chicle a la boca.
— Marui Bunta — dijo el muchacho para volver a hacer otro globo.
— Gris-chan, creo que la inscripción es por acá… ¿Nos vamos? — aseguró Masaharu señalando hacia el lugar. Gris se estremeció, no quería regresar a ese lugar.
— No, no me llames Gris-chan, no me gusta, si no les molesta, llámenme simplemente Gris — dijo ella seriamente, volviendo a tomar a Ayana de la muñeca para llevarla. Ésta estaba resentida con Gris por llevarla así. Pero se puso de nuevo feliz, porque estaban regresando hacia donde estaba ese muchacho peliazul.
— Discúlpeme sempai, ¿Podría decirnos dónde dejamos nuestra ficha de inscripción? — preguntó Masaharu a un titular que se paseaba de un lado para otro, pensando. Gris sintió un alivio tremendo al no encontrar al peliazul, el de hermosos ojos zafiro. Ayana estaba a punto de hacer un berrinche.
— Sí, a mí — respondió frío, aquel.
— Y ¿Nosotras? — preguntó Gris interesada, con la ficha en las manos.
— ¿Chicas? Éste es un club serio deberían pensar en meterse en algún otro club — se quejó ese muchacho amargado. Curiosamente Gris en vez de enojarse, o avergonzarse. Rió, no pudo evitar reír, simplemente, había sido lo más cuerdo que había oído en todo el día.
— Eso quiere decir que debemos dejarte las fichas también a ti, en ese caso, debes revisarlas y si no te parece, nosotras desistimos de entrar en este club — dijo segura Gris mirándolo amenazante y poniéndose seria, después de terminar esa risita que le había provocado aquel ingenuo. Ya habría mejores formes de vengarse de él.
— Obviamente nos tendrán que aceptar Gris, ese es su deber ¿No? — dijo Ayana altiva como siempre ubicándose al lado de Gris. Los presentes se quedaron sorprendidos con las nada tímidas y seguras muchachas, que se notaba que eran orgullosas a leguas.
— Eso haré — dijo el titular mirando fijamente a Gris que lo miraba amenazante — esa mirada no me gusta. — dijo finalmente, Gris le sonrió dulcemente, con los brazos hacia atrás. Ahora parecía inocente ante la vista de ese titular. — vengan en la tarde, a las cuatro al club, allí sabrán si los aceptamos o no en el club. — dijo serio con el entrecejo fruncido. Se marchó de allí renegando.
— ¡¡Bien!! — dijo Gris sonriendo alegremente. Era obvio que las aceptarían, tenían buen historial, con eso de que habían ganado varios torneos júnior. Gris al instante recordó aquel partido que no pudo ganar frente a Natzumi Itzuki, la chica Prodigio, la que le arrebató el torneo júnior nacional a la edad de diez años, esa era su frustración. Se había propuesto derrotarla, y así lo haría, pero para eso tenía primero que entrenar duro y todas esas cosas para volverse fuerte. Ahora sí tendría que dejar la danza y esas cosas a las que antes solía hacer. Ahora su mente se concentraría en sólo tenis, en nada más, y en ese chico que…
Un momento, Gris había regresado sus pensamientos a ese muchacho que le había sonreído, no imposible, esto no podía ser. Ella se pasó todas las horas de clase sin hablar con su amiga, miraba perdida por esa gran ventana y a la hora del almuerzo, había jugado con la comida. Felizmente Ayana era una bendita distraída, sino la hubiera hastiado con su constante preguntadera. Esa Ayana era molesta para Gris, no entendía como soportaba horas de discursos vanidosos y altaneros, no lo entendía. Hasta Keigo le había parecido más interesante, por no decir que habían tenido mucho acercamiento durante las vacaciones, él había venido a Kanagawa para visitar a su hermana como todos los años, y como todos los años había estado junto a Gris, no de la manera que él quisiera, pero algo así como que ahora eran más amigos, a Gris he había empezado a caer interesante aquel Atobe. Y entonces esos ojos azules, se veían reconfortantes… No de nuevo, ella volvía a perderse en esos ojos, tenía que sacarlo de su cabeza, de alguna forma.
La verdad de lo que Ayana no la había interrogado durante horas como otras veces, era que ella estaba en el mismo estado que su compañera, sin duda ese muchacho peliazul las había cautivado a las dos en un milisegundo. “Yo lo vi primero” diría Ayana si supiera que a su amiga también le gustaba ese muchacho a quién consideraba ahora que era y tenía que ser de ella.
— ¿Tu hermanita no vino hoy? — preguntó sarcástica Ayana mientras se dirigían al salón del club.
— No, es una floja, bueno más que yo, seguro que viene mañana — dijo Gris sin interés, no quería hablar de su “hermanita odiosita”, quería saber si las aceptaron o no en el club eso era más importante por ahora.
— ¡Dios mío! Allí está, no voltees… pero allí está — dijo Ayana sonrojándose más de la cuenta.
— ¿Quién? — preguntó Gris desentendiéndose, aunque muy en el fondo sabía de quién se trataba. Volteó despacio para volver a verlo. Quería resistirse pero no pudo “Me rehúso, me rehúso” pensó.
Su corazón volvió a acelerarse a mil por hora, no podía ser, ¿Él estaba también en el club? No, imposible, ¿y ahora qué? “Kami-sama, ayúdame” pensó mientras sentía que su rostro tomaba mil colores, tratando de evitar que no se le notara. El muchacho no se dio cuenta de ellas y salió rápido del lugar.

†KaTh GrIs†​

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¿Qué pasará ahora entre las dos cuando Ayana se entere que Gris está interesada en su muchacho peliazul? ¿Bunta seguirá invitándole más chicles a Gris? ¿Quién será la hermana de Gris? Todo eso en el siguiente capítulo, no se lo pierdan…

Bunta: ¿Pelirrojo/rosa? ¬¬
Kath: xD
Masaharu: Puri~
Ayana y Gris: …¬¬

 

Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

sí, sí, sí, bueno no te enojes es sólo para saber que en realidad lo has leido
creo xD... bueno como no voy a entrar en varias semanas jaja pues aquí les
dejo la conti, haber espero que les guste, lo hice pensando en mi, jaja
eso me pasa por juntarme con Keigo Atobe, bueno lean y posteen...;)

Episodio 3​

Una carrera fatal​

El sonido del despertador le reveló a Gris que era hora de levantarse, “¡Demonios! ¿Por qué ahora? ¿Por qué?” pensó mientras decidía envolverse aún más entre sus cálidas sábanas. Sus pensamientos viajaron rápidamente a un muchacho de cabellos azules, él que le había sonreído, sí ese mismo “Me sonrió ¿En serio?” pensaba mientras se metía bajo la almohada, a soñar con él, lo había hecho durante toda la noche, y era extraña esa sensación que sentía de que tenía que volverlo a ver. Y entonces el muchacho se acercó a Gris, ella podía sentir el aliento del muchacho peliazul, se acercaba más a ella y ésta se perdía en sus perfectos ojos azules, estaban tan cerca, era hora de ese beso y…
— ¡¡¡ Gris!!! — llamó su madre lo más fuerte que pudo hacerlo para despertarla de ese hermoso sueño.
— ¡Maldición! ¿Tenías que despertarme ahora, señora de Ryuzaki? — se levantó violentamente enfadada tallándose los ojos. Realizó de inmediato su aseo matutino. Y aún daba bostezos y se desperezaba cuando bajó a tomar su desayuno.
— Debes terminar rápido tu desayuno, creo que ya es tarde — informó su mamá en una gran sonrisa.
— Sí, como digas señora de Ryuzaki, por cierto ¿Dónde está Mei? — preguntó buscándola con la vista.
— Ella se fue muy temprano, dijo que tenía que conocer las instalaciones del instituto y como no fue ayer…
— Ya me voy, nos vemos ma… Debo llegar rápido o ella me arruinará el día — decía mientras salía veloz hacia el instituto.

******
— Gris, ¿Cómo estás? Puri~ — saludaba un peliplateado radiante.
— Ho-hola — dijo tímidamente la peliazabache, empezando a sonrojarse notoriamente. Nioh lo vio así.
— Has llegado temprano, tu amiga aún no ha llegado, pero ven, vamos al aula — dijo el peliplateado tomándola de la mano para llevarla a rastras. La muchacha se estremeció ante el contacto con el peliplateado, sin duda era lo más bonito que había visto en toda la mañana.
— No-no, esto, es que… no… tengo que saber en que aula me ha tocado — dijo al fin la muchacha tartamudeando, ese chico la hacía sentirse estúpida.
— ¿Ah? ¿Qué dices? Estamos en el mismo salón — preguntó curioso, mirándola extrañado.
— Sí, es decir, yo… es que, no… la verdad yo…
— … Hanna Mei, has llegado temprano — dijo Ayane que acababa de llegar, tenía el mismo peinado de ayer pero ahora traía una sonrisa de felicidad, había soñado con su peliazul toda la noche.
— ¿Cómo supiste que era yo? — preguntó indignada la muchacha peliazabache.
— ¡Fácil! Gris nunca llega temprano, es más, odia madrugar — respondió orgullosa con sus conclusiones. Nioh soltó a la muchacha sin que su cerebro pudiera procesar lo que estaba pasando en ese momento.
— Eso quería tratar de decirte… Lo siento — se disculpó la muchacha con Nioh, marchándose de allí para ir a ver el tablero de anuncios.
— ¿Ge-gemela? ¿Gris tiene una gemela? — preguntó estúpido Nioh, pero si eran totalmente idénticas, o es que le ¿Estaban jugando una broma?
— Así es Nioh-kun — respondió con desprecio la Atobe, mientras se miraba las uñas para saber si estaban perfectamente pintadas.
— No me lo creo. Puri~ — respondió dudoso, él que era el genio de las mentiras, no se lo podía creer, estaba más que seguro que le estaban jugando una broma. Así que se desentendió de eso, pasando a su salón.
— Gris, ¿Te sientes bien? — preguntó Ayana, mientras veía a su amiga nerviosa y en estado de shock.
— S-sí… ¿Dónde está Mei? — cuestionó para librarse de la preguntadera que vendría en cualquier momento. Pensó que no sería adecuado decirle a su amiga que se había chocado con su peliazul, que le había hecho saltar cinco latidos seguidos a su corazón y que encima le había vuelto a sonreír lo que había provocado que ésta saliera huyendo del pasillo en donde se lo encontró.
— Ya tuvo un encuentro con Nioh-kun y se fue a buscar en que aula le tocaba… — respondió mientras recibía miradas de otros chicos de primero.
— Sí, está bien, vamos al aula,… que bueno que nos aceptaron en el club… El tipo ese nos dijo que no había mucha gente femenina en el club, por no decir que no hay chicas en el club, dice que las chicas no soportan el riguroso entrenamiento…
Así se pasaron toda la mañana, la hora del almuerzo, la hora de clase de la tarde, hablando sobre tenis y de vez en cuando se distraían para regresar sus pensamientos al muchacho peliazul. Hanna Mei por su parte había sido asignada al Aula A, por lo que no tuvo que soportar a su hermana hablar horas y horas de ese odioso deporte al que llamaba con mucho orgullo tenis. Había conocido personas interesantes, había entablado amistad con un muchacho llamado Yagyuu y se había sentido ligeramente atraía por un muchacho al que habían llamado Sanada. Lo bueno para ella fue que no tuvo que verse con su hermana.
Así habían pasado dos semanas las dos muchachas en el entrenamiento matutino y luego en la rutina de tarde, de vez en cuando se habían cruzado con el peliazul y se estremecían al verlo. Pero su orgullo podía más, el chico no las había notado mientras éstas se habían quedado mirándolo un buen rato durante la hora del almuerzo. Hanna Mei por su parte, se había hecho amiga también de Nioh, y le gustaba hablar con Yagyuu a quien consideraba que era todo un caballero, se había fijado en Sanada y cuando éste al fin volteó a verla, se había puesto de mil colores sin saber que responder cuando éste le había preguntado si el borrador que tenía en la mano era suyo. Ella se quedó sin palabras y el muchacho le frunció el ceño al ver que ésta no respondía y que tenía una estúpida sonrisita. La decepción más grande que se llevó Hanna Mei fue saber que ese muchacho jugaba tenis. “No, ¿Por qué él?” se quejó para sí.
******
— Gris, si sigues corriendo así, ¡Jamás lograrás ganarme! Admite que eres lenta — se burlaba Ayane mientras corrían alrededor de las cancha de tenis. Siempre hacían competencias así, y no se podían dar el lujo de perder, ninguna de las dos.
— ¿Bromeas? Yo jamás admitiré perder contra ti Ayana Atobe — se quejó Gris tratando de alcanzar a la Atobe. Después de su práctica con el pequeño grupo reducido de tenis femenino habían decido quedarse para realizar una competencia de velocidad.
Ayana ya estaba muy adelante. Gris para colmo se resbaló y se cayó de cara, lastimándose la rodilla. Gris sintió un pequeño golpeteo en su hombro, era un tacto suave, le ardían los ojos y en su rodilla empezaba a sentir un agudo dolor.
— ¿Estás bien? — una voz que más sonaba a la de un hombre la llamaba.
— ¡¡Auchh!! Mi…po-pobre rodilla — se quejó mientras se sentaba tomándose la rodilla por el dolor, abriendo por fin sus ojos, notando sólo una silueta y su mirada posada en ella. Cerró los ojos y volvió a abrirlos y ahora veía tres siluetas — Creí que sólo me golpeé la rodilla, estoy viendo triple… Ayana te estoy viendo triple — dijo ella sobándose ahora los ojos que ahora estaban llorosos por el dolor. Los abrió ahora más de la cuenta y se fijó en él. Tenía los ojos de un color muy claro, una luz le hizo cerrar los ojos y abrirlos lentamente. Su sorpresa casi la hizo caer de espaldas, por suerte ya estaba en el suelo; el tacto, la voz y la sombra, no eran de otro que no fuera el chico peliazul, el que había hecho que su corazón saltase cinco veces y seguidas. — ¿¡Quién eres tú!? — exclamó o preguntó sorprendida, el aludido cerró sus ojos y sonrió.
— Estás sangrando — dijo éste, sacando un pañuelo blanco para amarrarle en la rodilla. La reacción de Gris fue la del rechazo. Quitó con su mano el pañuelo que éste le estaba acercando. Frunció el ceño.
— Estoy bien, no necesito que me pongas ese pañuelo. Gracias — dijo ella sonando fría e intentando levantarse, aún con el dolor en su rodilla.
— Te lo pondré igual — dijo éste tratándola con amabilidad, él tocó su rodilla delicadamente. Gris se estremeció al solo contacto del muchacho, él lo sintió y le agradó. Colocó con cuidado el pañuelo en la rodilla de ella. Y luego le volvió a sonreír. Gris estaba en shock, empezaba a adorar esa sonrisa, esos ojos azules, esos labios. — ¡Listo! ¿Puedes pararte?
— Gris, ¿Estás bien? No me di cuenta de que te caíste — dijo Ayana llegando luego de dar la vuelta alrededor. Lucía preocupada.
— Sí — respondió Gris en un susurro.
— Entonces ¿Puedes o no correr? O ¿Pondrás eso como excusa porque no puedes ganarme? — dijo demasiado fría sin darse cuenta que su peliazul estaba allí entre dos chicos más.
— ¿Bromeas? Claro que no, sólo me levanto y listo… no me ganarás — se levantó Gris haciendo un gran esfuerzo. Para luego ponerse a correr.
Estaban ignorando a los tres chicos que se habían puesto a un costado para verlas correr y no tenían intenciones de alejarse de allí.

†KaTh GrIs†​

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¿Quiénes eran los tres chicos que estaban viéndolas correr? ¿Hanna Mei conquistará el corazón de Sanada? No dejen de leer si quieres conocer el desenlace.
-------------NoTaS---------------------
*Annika Gris y Hanna Mei, son gemelas idénticas y eso les molesta a ambas, por lo que no soportan estar cerca la una de la otra. Hanna Mei, a veces le gusta adoptar el papel de su hermana con sus amigos para divertirse un rato, eso le molesta a Gris por lo que siempre debe estar cerca para evitar que su hermana la suplante.
*Ayana Atobe las puede reconocer luego de varios años de estar cerca de Gris pudo diferenciarlas al fin.

Masaharu: Puri~
Gris: ¬¬”
Mei: ^^
Masaharu: Puri~

 

Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

*o* mis hermanitas, pues gracias Hanna y Liliana por los post
si Hanna ya sé, ya sé, dame tiempo, es que las chicas del
Hyotei aún no las tengo, estoy esperando a Liliana para
poner eso de Gakuto, pero bueno ya tengo de unas cuantas...
te enviaré esas,...
Gracias Minnie, Keisy y Neko... bueno después creo que
subiré un capítulo más... Nos estamos viendo!!! o es decir leyendo :)