Los ojos de una niña Son azules, los reflejos de las pupilas, y sonríen cuando la escuchan dolerse; la cascada de rumores acuosos, brillantes. Los ojos de la niña se han llenado con el olor a pino, la canción de una mujer que sueña con el mar. Son verdes por las risas desbordadas en primavera, las sinuosas huellas de un cariño mesurado. Parpadean, se llenan, marchitando sueños de libertad y de aires llenos de dulces penas. Son albinos cuando llegan las canas y el invierno; enternecen y cuentan historias de ocasos, de placeres olvidados. Los ojos de una niña son grises como el cielo y sus nubes llenas, como el llanto de las lápidas al llenarse, como el humor de una madre que no pudo decir adiós.