Los Ojos de Joel A veces me pregunto qué era lo que él tenía que me hacía sentir así, siempre con ganas de suspirar y reír; no recuerdo si era su sonrisa o su mirar, ni sus manos frías en el frío invierno. No recuerdo si era su risa, su aroma, su voz, su altura o su forma de caminar, aun así, siempre me ponía a pensar en él. Su paso sereno ante la vida, cuando sus ojos se centraban en las hojas de un buen libro, cuando sus labios rozaban los míos, me he preguntado si alguna vez me sentiré así de nuevo. Porque siempre al verlo, al ver su alma a través del café verdoso de sus ojos, yo podía ver su sinceridad y su calor, su vida recorriendo mis venas a cada segundo, minuto. Cuando su mano sostenía a la mía y mecíamos esa unión con el viento, cuando su mirada se centraba unos segundos en mí y sus labios besaban mis mejillas como si nunca hubiera un mañana, ¿está mal extrañar eso? No sé qué pensar al respecto, sabiendo que esos ojos jamás volverán a brillar para mí. Su ancha espalda que abrazaba cuando sentía frío, su sudor que penetraba mis sentidos y me hacían sentir que él era mío, sus manos enormes que podían cubrirme del frío y aquellos brazos que me hacían sentir protegida en mi propio mundo de suspiros. No cabe duda, que cada parte de él, hacía vibrar a mi corazón y lo elevaba a vertiginosas alturas de nuevas emociones. Pausadamente hablando, sonaba tan armonioso como las notas sostenidas de un piano afinado, en orden y melodiosamente bien distribuida, así era su voz. Cuando hablaba, o tarareaba, cuando me llamaba y me decía que me amaba, esa voz me hacía pensar que nada podría terminar, que nada podría desaparecer. — Dime una cosa —sus brazos me rodean. — Mmm… ¿Cuál? —su voz me llama. — ¿Tú me amas? —él asiente y me besa— ¿Aun cuando soy gordita, bajita y fea? Él me mira unos minutos y frunce su ceño, entonces me abraza fuertemente y hunde su rostro en mi hombro, sobre mi pelo, mientras aspira mi aroma y besa mi cuello “Sin importar qué, eres todo para mí” y no sé por qué empiezo a llorar, por qué me quiere de esa forma, a alguien como yo. Cuando me cargaba en su espalda, cuando besaba mis lágrimas, cuando su mano tomaba mi espalda y decía que siempre estaría conmigo, lo recuerdo como si fuera ayer, como si aún fuera cierto. Cuando me quedaba en silencio a su lado y leía sus labios pronunciando palabras mudas, cuando sus pulgares se movían de adelante a atrás pegando a la tapa del libro, y sus piernas se cruzaban en el borde de la cama; todo eso que no podía dejar de observar y sentir. Nada se va, todo se queda, y aun así sintiera que debería empezar a olvidarlo, aun cuando dentro de mí lo sigo amando y anhelando, porque sé muy bien que eso ya no importa. Cuando su sonrisa se rompió, sus brazos se quedaron quietos y sus piernas se extendieron a lo lejos, cuando sus labios se cerraron dejando en ellos una gota carmesí, cuando sus mejillas perdieron color, y su aroma se esfumó, lo último que quedó y hasta el final con ayuda se cerró, fueron sus ojos. Los ojos de mi amado Joel.
Oh, qué final tan triste. Sobretodo el desenlace que nos muestra lo que sucedió con Joel. Yaciendo ahí en su lecho de muerte, con la mirada abierta, cerrando alguien más sus ojos. Entiendo el título y a medida que iba leyendo, creí que de entre todo lo que se mencionaba de él, lo más sobresaliente serían sus ojos, y sí sobresalieron, pero no en el sentido en el que imaginé. Buen relato.
Una cosa que me ha gustado mucho de este relato es que, al menos en mi caso, percibí como una musicalidad en las líneas. Es un poco complicado de explicar, pero podría decirse que cada frase se podía leer siguiendo un ritmo, como cuando se recita una poesía. Y esa propia musicalidad en las palabras de la narradora dieron un toque especial a sus sentimientos, a todo eso que le iban generando los recuerdos sobre Joel. El contenido del relato también fue de mi agrado. Igual que a Marina, el título y los primeros párrafos ya anunciaban que el tema central de la historia iban a ser los ojos de Joel. Como tal, creía que se les iba a dedicar un párrafo más extenso, que la narración se iba a enriquecer cuando se llegara a la instancia de nombrar su mirada. Aunque no fue así, no dejó de ser lo más impactante y destacado de la historia, edificando así un gran final. Un final muy triste, pero excelente desenlace al fin y al cabo. Pobre narradora :(
¿Porqué Joel? T.T Eso es lo más triste que he leído en el día. Bruno dice que percibío muicalidad entre las líneas, yo leí la historia con musica en los oidos, y no de la bonita, lo que me hizo llorar. Sí, llorar. No esperaba ese final, pensé que hablaría de los hermoso y magníficos ojos de él, tristemente fue así pero con un final que dices ´¿Qué?´ y no te lo puedes creer, volví a leer los últimos párrafos y me cayó el 20 :S Me gustó el relato, son de los pocos que he encontrado y me atraen a simple vista pero que terminan... Pues como uno no se lo espera.