Los Chicos de Kobe [SanxMir] [InuxAom]

Los Chicos de Kobe [SanxMir] [InuxAom]

Hola, ¿qué tal? Esta es primera vez que publico un fic... Espero lo lean y les guste. Lo siento si los capítulos son un poco cortos, pero es que como soy novata... bueno... la historia se supone que es de Inu y Aome (o Kagome, como prefieran) y de Sango y Miroku... aunque me dejo llevar y termino escribiendo párrafos sobre estos últimos, por eso les pido perdón.. !!!

LOS CHICOS DE KOBE​

PRIMER CAPÍTULO​

** NUEVOS VECINOS **​

Después de un largo viaje desde Kobe, Inuyasha y Miroku llegaron al barrio Akiba de Tokio. Eran los mejores amigos desde que tenían apenas cuatro o cinco años de edad. Habían llegado a la congestionada capital japonesa para buscar una buena universidad que les ayudara a forjarse un mejor futuro. Al parecer eran el centro de atención ya que se dieron cuenta de que todos los vecinos los miraban a través de sus ventanas.

- ¡¿QUÉ ACASO SOMOS BICHOS RAROS?!- gritó Inuyasha.
- Cálmate, Inuyasha, recuerda que tenemos que causar buena impresión. Somos nuevos aquí. – le susurró Miroku.

Se instalaron en su nuevo hogar, una pequeña casa de solo dos pisos, de una manera silenciosa. Justo en la casa de enfrente Aome Higurashi observaba como su madre horneaba un pastel.

- ¡Qué bien, vamos a comer pastel de postre! ^o^ - dijo emocionada la chica de pelo negro.
- Te equivocas Aome, este pastel es para los nuevos vecinos- le respondió la madre.
- Ah, olvidaba que hoy llegaba nueva gente al barrio... ¿cuántos son?
- Por lo que alcancé a ver eran dos muchachos, algo jóvenes... me pregunto si serán gays, es que se me hace extraño que dos hombres vivan juntos...
- ¡Mamá, ni siquiera los conoces!
- Para eso les llevo el pastel, para averiguar... ¡oh, ya está listo!
- Yo se los llevo, de pronto cometes alguna imprudencia- dijo Aome arrebatándole el pastel de sus brazos.

Miroku estaba terminando de arreglar su cuarto mientras Inuyasha limpiaba un poco el lugar. En esas, alguien llamó a la puerta. Inuyasha de inmediato corrió a abrir. Entonces la vio... una chica un poco más baja que él, pelo oscuro como la noche, ojos castaños (los más lindos que había visto hasta ese momento), en fin, le fascinó.

- Mucho gusto, mi nombre es Aome Higurashi, vivo en aquella casa –dijo señalando su hogar- y aquí traigo un pastel de bienvenida, espero que te guste n_n
- Eh, gracias. La verdad es que nos viene como caído del cielo, no teníamos qué comer para esta noche.
- ¡Qué bien! Pero, aún no te has presentado...
- ¡Tienes razón!.. Bueno... yo... soy... Inuyasha Taisho.- dijo Inu muy nervioso.
- Qué nombre tan... extraño. Cambiando el tema, escuché que hablaste de “nos”... ¿acaso vive alguien más contigo?- dijo haciéndose la que no sabía nada.
- ¡Por supuesto! Mi amigo Miroku y yo venimos desde Kobe para ingresar a la Universidad de Tokio.
- Pero la Universidad de Kobe es una de las mejores del país ¿por qué no se quedaron a estudiar allí?
- Es que creemos que por ser ésta una megalópolis, tendremos mejores oportunidades.
- Eso es verdad. Oye, tengo que irme, necesito estudiar para un examen de Matemáticas que tengo mañana, cualquier cosa que necesites, búscame.
- Está bien, hasta pronto ^_^

Aome se fue para su casa. ¡Qué chico tan amigable era ese tal Inuyasha! Y además, muy guapo. Lo que más le impresionó de él fueron sus ojos, de un singular color ámbar y su pelo, de color plateado. “Algo que no se ve todos los días”, pensó.

Anocheció. Inuyasha llamó a Miroku a cenar y después de terminar, éste recibió una llamada en su celular.

- ¿Diga? Ah, es usted, señora Kaede. No se preocupe, ya estamos en la casa... Le agradecemos mucho la ayuda que nos está brindando, todo le debió costar mucho dinero, pero no se preocupe, Inuyasha y yo trataremos de ganar una beca para así evitarle cualquier molestia... Salude a su esposo de mi parte, que tenga una buena noche....Era la anciana Kaede, estaba preocupada por nosotros...

- Aún recuerdo aquel 17 de enero en que un terremoto nos quitó a nuestros padres, éramos muy pequeños entonces... y luego ella y su esposo nos acogieron en su casa. No les importó hacerse cargo de nosotros. En verdad que son unas personas muy bondadosas.- dijo Inu.

- Lo de nuestros padres pasó hace trece años. Aunque suene un poco frío, tenemos que vivir el presente y seguir adelante.- dijo Miroku con la voz quebrada y conteniendo las lágrimas.

Inuyasha no podía creer lo que estaba oyendo, Miroku no era así. Justo cuando iba a decir algo, el joven ojiazul sonrió y cambió el tema.

- Oye Inuyasha, escuché que tocaron la puerta ¿quién era?

- Era una de las vecinas, nos trajo el pastel que acabamos de comer.

- Ahora que dices la palabra “vecina”...- recordó de pronto Miroku.

- ¡¡¡Espera Miroku, a dónde vas!!!- le gritó Inu mientras lo seguía, algo confundido.

Al frente de la ventana del cuarto de Miroku una chica de pelo castaño se estaba cambiando.

- Miroku ¿qué diablos estás haciendo?- volvió a gritar Inu.

Infortunadamente la chica escuchó el grito y se dio cuenta de que un muchacho la estaba espiando. De inmediato se cubrió y corrió la cortina.

- ¡Inuyasha, lo arruinaste!

- Con que otra vez espiando, eh?

- No puedo evitarlo, ya sabes como soy- dijo Miroku encogiéndose de hombros.

- Sí, claro... ¬¬. Pero ¿cómo sabías que allí había una chica?

- Mientras ordenaba mi cuarto la vi. ¡Es realmente hermosa! ¿Cuál será su nombre?- se preguntó mientras fijaba su mirada en aquella cortina, que le impedía ver a la chica de pelo castaño.

- Miroku tiene novia, Miroku tiene novia. Ja, ya entiendo porque te querías quedar con esta habitación- se burló Inuyasha.

- ¡No molestes!- dijo ruborizándose.

- ¿Cuándo es la boda? xD

- ¡INUYASHA...! :mad:

- Bueno, ya entendí. No debo molestar a Miroku con la chica de al lado u.u

- Así está mejor...¬¬.

Al día siguiente, Aome salió de casa camino a la escuela, no sin antes esperar a su mejor amiga Sango.

-Buenos días, Sango- saludó Aome.
- ¡Aome! ¿Cómo estás? ^^
- Esperando que me vaya bien en el examen...
- ¡El examen! – dijo aterrada Sango
- No me digas que...
- ... se me olvidó. ¡No puede ser!
- Pero algo te pasó, tú no eres así de distraída.
- Ahora que lo mencionas... ¿Sabías que tenemos vecinos nuevos?
- Ay, por favor Sango, todo el mundo lo sabe. Hasta les llevé un pastel que hizo mamá, tú sabes que ella no se pierde ningún chisme u.u No entiendo que tiene que ver eso con que olvidaras el examen de Matemáticas.
- Pues un chico estaba viéndome mientras me quitaba la ropa >.<
“¿Inuyasha? No puede ser, ay que estúpida fui. Ahora resulta que esa cara bonita no es más que un pervertido.” Pensó Aome.
- ¡Qué horrible! ¿Y viste cómo era?- preguntó la ahora intrigada Aome.
- ¡Claro! Era alto, pelo negro y si no estoy mal tenía ojos azules.- dijo Sango para alivio de Aome, que soltó un suspiro.
- ¿Y por eso te olvidaste del examen?
- Aome, el cuarto de ese tipo queda en frente del mío. No tenía cabeza para lo demás. Que tal que ese muchacho sea un psicópata.

En ese momento Inuyasha y Miroku aparecieron. Al ver a Aome, Inuyasha se sonrojó. Lo mismo le ocurrió a Miroku, que enseguida agachó su cabeza. No quería mirar a Sango a los ojos.

- ¡Buenos días Aome!
- Buenos días joven Inuyasha. Mira te presento a mi amiga Sango.
- Mucho gusto, me llamo Inuyasha. – se presentó Inu, con una sonrisa.
“Sango. Así se llama” pensó Miroku mientras se sonrojaba aún más.
- Y ese de allí debe ser Miroku. – dedujo Aome.
- Así es señorita. – Dijo Miroku, que todavía no se decidía a mirar a las muchachas.- Lo lamento, pero Inuyasha y yo tenemos prisa.

Inuyasha muy desilusionado siguió a su amigo. Otra vez había visto a Aome y ahora que tenía la oportunidad de hablar con ella, Miroku interrumpía aquel momento.

- ¡Si viste a ese imbécil! El muy cobarde ni siquiera se atrevió a mirarme a los ojos. :mad:

- Vamos, Sango. Ese chico debe de estar muy avergonzado. ¿No te diste cuenta? Su rostro estaba rojísimo. Deberías escucharlo.

- ¡Ja! ¡¿YO ESCUCHAR A ESE?! ¡LO QUE ME FALTABA!- dijo Sango, totalmente indignada.

 

Re: Los Chicos de Kobe [SanxMir] [InuxAom]

Holas!!! No hay mucho comment ._. . Me disculpo por los capítulos taaan cortos, es que estoy traumatizada con una conferencia que nos dicataron en el cole... así que mi mente está medio-enloquecida... y tb perdón por escribir tanto sobre Miroku xD

SEGUNDO CAPÍTULO
** TRAZOS **
​

Inuyasha y Miroku estaban ante el edificio de la Universidad de Tokio. Entrar a esta universidad era la meta. Después de estar una hora en la sala de espera (y de ver como varios jóvenes salían con sus sueños hechos añicos), hasta que por fin los llamaron.

- ¡Taisho Inuyasha, Tomonaga Miroku!- llamó la recepcionista.

Muy nerviosos, entraron a la oficina del director. Éste los recibió con una expresión seria.

- ¿Así que quieren estudiar aquí?- preguntó.
- Así es señor.- respondieron los jóvenes al mismo tiempo.
- Hum, veamos. ¡Taisho! Usted no era muy buen estudiante en la secundaria ¿Qué le hace pensar que obtendrá una beca?
- Señor Director, es verdad que mis calificaciones no fueron las mejores, pero... Soy excelente tocando cualquier instrumento que me pongan enfrente. De todos modos me esforzaré por tener un promedio aceptable, si usted así lo prefiere.
- ¿Músico? ¿Por qué no lo dijo antes? Beca aprobada. – dijo el director mientras ponía un sello en la solicitud de ingreso de Inuyasha.
- Señor Director, ¿qué hay de mí?- preguntó Miroku.
- Veamos... Tomonaga Miroku. Un excelente promedio durante toda la secundaria. ¡A mi me agradaría que un joven como usted estudie en esta universidad! Especialmente me llamó la atención que obtuviera una mención de honor en Matemáticas...

Matemáticas. Muy lejos de allí, en el instituto Takahashi, un examen se realizaba. Y una muy angustiada Sango intentaba resolverlo, aunque claro, no entendía nada de lo que estaba impreso en la hoja, no había nada que hacer. Después de tener que soportar aquel infierno llamado “colegio”, ella y Aome regresaron a casa.

- ¡Reprobaré el examen!- dijo Sango, a punto de llorar.

- Pero ¿por qué estás tan segura? No te debió ir tan mal, ¿o sí?.

- Aome, tú sabes muy bien que soy una bruta para los números. Por más que hubiera estudiado era obvio que iba a fallar en ese examen.

- Ay, cómo me gustaría ayudarte... pero es que no sé de qué manera explicarte. Hasta para mí es difícil...- se lamentó Aome.

- No te preocupes, de algún modo... ¡oh! Mira quién está ahí... nada más y nada menos que el pervertido que tenemos por vecino ¬¬- dijo dirigiéndose al chico que acababa de llegar.

Ante este comentario, Miroku bajó la mirada y se limitó a saludar. Sango todavía estaba molesta con él.

- ¡Miroku! ¿Qué tal? ¿Dónde está Inuyasha? No lo veo... – preguntó Aome, buscando al chico de los ojos ambarinos con la mirada.

- ¿Inuyasha? Él llega más tarde, es que se quedó socializando con los chicos de la banda musical de la U.

- ¿Cómo? ¡¿LOS ACEPTARON?! – preguntó Aome, muy entusiasmada.

- ¡Por suerte! ^^ Yo... bueno... con permiso, que tengan un buen día- dijo resignado. Definitivamente las cosas con Sango no mejoraban... y él que tenía tantas ganas de conocerla... Entró a la casa.

- Esto es el colmo: primero repruebo un examen muy importante y ahora me encuentro con este idiota ¬¬. Menos mal que ahora voy a salir con Kuranosuke. Me va a decir “algo importante”. ¡ME MUERO DE GANAS POR SABER DE QUÉ SE TRATA! – dijo Sango, con una sonrisa.

- Entonces ve a alistarte. No quiero que Kuranosuke te encuentre con el uniforme del cole todavía puesto.- la animó Aome.

Mientras tanto, Miroku trasladaba un enorme escritorio frente a la ventana de su habitación, “porque así tendría más luz para dibujar”. Aparte de tener una mente prodigiosa, Miroku sabía dibujar y pintar. Esto se debía a que Totosai, el esposo de la señora Kaede tenía una academia de arte, la mejor de toda la Bahía de Osaka.

Inuyasha se estaba tardando mucho en llegar. Miroku estaba aburrido, así que decidió salir a inspirarse para dibujar. Desde que había llegado a Tokio no había tenido la oportunidad de plasmar sus paisajes. Pero antes, dejó una nota a Inu que decía: “Me fui al parque de las esquina. El almuerzo está en el microondas, atentamente Miroku”.

El parque era un lugar muy tranquilo y hermoso. Justo en el centro tenía un lago lleno de patos. Muchos niños estaban reunidos arrojándoles migajas de pan. A Miroku le gustaba dibujar niños alegres ya que veía reflejada en ellos la felicidad que nunca tuvo al haber quedado huérfano. En ese momento apareció Sango, acompañada de un joven. Se dio cuenta que eran novios porque la chica lo besó. Al ver eso, Miroku no pudo evitar mantener su mirada clavada en la pareja. Pero al cabo de unos minutos empezaron a discutir fuertemente y Miroku alcanzó a escuchar de la boca del chico “¡No hay vuelta atrás! Tienes que entenderlo. Nuca te quise”. El cobarde Kuranosuke abandonó a Sango, que no hacía más que llorar amargamente. Esta tristeza conmovió a Miroku, que trataba de resistirse a la tentación de ir a consolarla. “Aún no. Ni siquiera te has disculpado por lo de anoche.” Se dijo a sí mismo.

Cuando llegó a casa encontró a Inuyasha y a Aome en la sala, conversando. “Hacen una muy buena pareja” observó Miroku mentalmente mientras le sonreía pícaramente a Inu. Éste último se dio cuenta y se sonrojó al instante. “¿Qué pasa? ¿De qué me estoy perdiendo?” se preguntaba Aome que miraba a los dos amigos sin entender nada.

El ojiazul fue directamente a su cuarto para así no estorbarles a Inu y a Aome. Encendió la luz. Inexplicablemente sentía muchas ganas de seguir dibujando. Así que empezó a hacerlo, pero distraídamente, dejando que su mente le dictara los trazos que debía hacer. Cuando terminó el complicado dibujo se sorprendió muchísimo. Allí en el papel estaba plasmada la imagen de Sango llorando. No sabía porqué la había dibujado. Iba a borrarla, pero luego decidió que era mejor quedárselo. En una esquina escribió: “Sango llorando en el parque”. Se asomó a la ventana, para ver si ella estaba ahí. Efectivamente. La chica no se percató de su presencia, pues la rabia tenía su mente dominada. Arrojaba objetos al suelo como una loca: su celular, unos cuantos portarretratos y unos dos o tres peluches. De nuevo el deseo de consolarla apareció en Miroku.

Mientras tanto en el primer piso, Inuyasha y Aome seguían hablando. De repente a Inu se le ocurrió algo.

- Ahora que recuerdo, Miroku cumple años el otro fin de semana. Es la ocasión perfecta para que él y tu amiga hagan las paces- propuso.

- ¡Me parece estupendo! Pero... el problema será convencer a Sango.

- Trata de hacerlo, por favor. Últimamente Miroku me tiene preocupado. Creo que le está empezando a gustar tu amiga. A veces lo escucho suspirar...

- Esperemos que no se enamore... – dijo Aome.

- Pero, ¿por qué dices eso?- preguntó Inu.

- Pues porque Sango tiene novio... – le contó Aome.

- ¡Demonios! – Se quejó Inu.- y tú... ¿tienes novio?

- ¿Yo? Eh... no... No tengo novio – respondió Aome, algo nerviosa.

Era evidente la atracción que sentían estos dos. Aome tuvo que irse, pues si seguía ahí de seguro haría el ridículo ruborizándose cada vez que Inuyasha la mirara a los ojos, o le sonriera. Decidió pasarse por casa de Sango, para averiguar cómo le había ido con Kuranosuke. Entonces, la encontró con los ojos hinchados, con un montón de fotografías hechas pedazos regadas por toda la habitación. La calmó y le ofreció su hombro para que se desahogara.

- ¡Uich! ¡¡¡Ya me va a oír ese mequetrefe!!! – gritó Aome.

- Te lo agradezco, pero no es necesario. No quiero saber nada de él nunca más.

Aome decidió no contarle lo de la reunión del sábado que venía. Sango estaba muy molesta en ese momento como para ganarse otra rabieta más. Miroku seguía observando furtivamente...

 

Re: Los Chicos de Kobe [SanxMir] [InuxAom]

Holas !!!
danielitaaxi: te convertiste en mi lectora número uno, gracias por comentar!!!!....

Insisto, mis capítulos son muy cortos, este en especial. Esperénse porque el cuarto está.... !!!! hum! ni les digo!!

TERCER CAPÍTULO​

** FELIZ CUMPLEAÑOS **​

La semana que empezaba estaba cargada de mucha actividad. Precisamente el sábado, Aome Higurashi y Sango Ohira recibirían el informe de notas. Para Ohira esto significaba una tragedia. Y la verdad es que no quería escuchar la cantaleta que le daría su padre durante lo que quedaba de mes. Sólo un milagro haría que no perdiera el año. ¿Acaso el mundo estaba en contra suya? Parecía que sí. Higurashi aprovechó la situación para comentarle acerca del cumpleaños de Miroku.

- ¡Haría cualquier cosa por no ir con mi padre a la entrega de informes! – dijo Sango haciendo una mueca mientras se imaginaba la cara que pondría éste al ver sus calificaciones.

- ¿Cualquier cosa?- le preguntó su amiga.

- ¡CUALQUIER COSA!

-¿No te comenté acerca de una pequeña fiesta de cumpleaños a la que estamos invitadas?

- ¡No! ¿Quién cumple? – preguntó Sango con curiosidad.

- Tú solamente ve, ¿quieres? – dijo Aome, evitando contestar aquella pregunta. Sabía que en cuanto mencionara el nombre del chico, Sango rechazaría la invitación.

- ¿Quién cumple? – Insistió ella - ¿Qué me ocultas Aome Higurashi? ¬¬

- Es que ese es el problema, si te digo, tú...

- ¡Habla de una buena vez, Aome! – gritó Sango.

- Estamos invitadas al cumpleaños de... Miroku Tomonaga, nuestro vecino.- soltó Aome.

- ¡Ah no, todo menos eso! – dijo Sango.

- Es que el pobre no conoce a nadie aquí en Tokio, solo a nosotras. ¡Qué horrible sería dejarlo solo en un día tan importante! Por favor, por favor. ¡Hazlo por mí! – le suplicó Aome poniendo cara de ternera degollada.

Sango no respondió.

- ¿Prefieres ir al colegio con tu padre?

- Eh... este, yo... ¡Diablos! ¡Tú ganas! – dijo rindiéndose.

- ¡Ay, gracias Sango! Pero me acompañas a comprar el regalo el jueves. – le dijo Aome. La joven asintió, resignada.

Inuyasha Taisho y Miroku Tomonaga empezaban clases en la Universidad. Sus carreras eran Música e Ingeniería de Sistemas, respectivamente. Los profesores eran demasiado exigentes (¿qué más se puede esperar de una de las principales universidades de Japón?). A pesar de esto, Inu y Miroku lograron sobresalir. Tenían que hacerlo... esa beca era importantísima y no podían perderla por cualquier descuido, por más insignificante que fuera.

*************************************************************************
EL SÁBADO...

¡Por fin era sábado! Miroku se despertó algo tarde. Cuando bajó las escaleras se encontró con que Inuyasha no estaba. Lo buscó, pero no había rastro alguno de él. Miró el reloj: once de la mañana... ¿cómo pudo haber dormido tanto tiempo? Revisó su correo electrónico, chateó con algunos amigos, recibió una llamada de la señora Kaede y de su familia, en fin... Salió de la casa, a dibujar, como siempre, pues no hallaba nada más que hacer encerrado en esas cuatro paredes.

Llegó unas horas más tarde y al abrir la puerta fue recibido por un “¡Sorpresa, feliz cumpleaños!”. La verdad nunca se la había pasado por la cabeza que le organizaran una pequeña reunión... y mucho menos que Sango asistiera. Inuyasha y Aome los dejaron solos ya que tenían “que ir a buscar el pastel que había horneado Aome”. Tanto Sango como Miroku se sintieron incómodos. Era la oportunidad que Miroku tanto había esperado, y sin embargo no sabía cómo empezar.

- Sango... yo... discúlpame por haberte espiado.- dijo con los ojos cerrados, esperando la reacción de la chica.

- Tendrás que arrodillarte si quieres que te perdone- le dijo ella, medio en serio, medio en broma.

Miroku lo hizo y le dijo:

- ¡Perdóname! Es que mis ojos no podían resistirse ante tanta belleza...

Sango se sonrojó. ¿Estaba Miroku haciéndole un cumplido? Muy pocos chicos le habían dicho ese tipo de comentarios, entre ellos el imbécil de Kuranosuke.

- No era necesario que hicieras eso... disculpas aceptadas. –le dijo Sango.

Miroku sonrió. Ya podía hablar más tranquilamente con ella. Y así fue. Para cuando Inu y Aome llegaron ya sabían bastante el uno del otro como para empezar una amistad. Sango lo había subestimado, pero ahora que lo conocía un poco más, le pareció alguien muy interesante, con muchas cosas por decir.

Llegó la hora de que Miroku abriera los regalos. Inuyasha le regaló un CD de Kawakami Mine (una pianista japonesa); Aome, aparte del pastel, le regaló una camiseta; y por último Sango, que le regaló un libro. “Muchas gracias, Sango. Hoy mismo empiezo a leerlo.” Le dijo Miroku. En ese momento, la chica recibió una llamada: era su padre, muy molesto.

- ¡Ay, no! ¡Estaré castigada de por vida! – se quejó.

- ¿Sucede algo? – preguntó Miroku.

- Es que Sango va mal en el colegio... reprobó Física, Literatura y Matemáticas.- comentó Aome.

- No te preocupes Sango, yo te ayudo. – ofreció Miroku.

- ¿De verdad harías eso? – dijo Sango, un poco avergonzada.

- ¡Por supuesto! Mañana mismo empezamos ¿te parece?

- Primero tengo que hablar con mi padre. No creo que me vaya a dejar salir después de esto...

- ¿Y qué esperamos? ¡Yo mismo iré a convencerlo! – le dijo.

“Está tratando de estar más tiempo con Sango. ¡De veras que está muy interesado en ella!” pensó Aome.

EN CASA DE LOS OHIRA...

- Con mi ayuda, Sango de seguro obtendrá mejores calificaciones... – dijo Miroku intentando convencer al padre de Sango.

- Lo dudo. ¡Esta chica no tiene arreglo! – se quejó el Señor Ohira. – Por eso he tomado la decisión de que no podrá salir a ninguna parte, salvo el colegio.

- Pero, Señor Ohira... – intentó Miroku una vez más.

- ¡Pero nada! Y tú... ¡vete para tu habitación ahora mismo! – dijo refiriéndose a Sango que estaba detrás del muchacho.

- Te lo dije... – le susurró ella a Miroku- Gracias por querer ayudarme... Adiós.

Derrotado, éste regresó a casa. No la vería, y eso lo entristecía. No sabía el porqué. ¿Acaso...? ¡Imposible! Había salido con muchas chicas, pero nunca se llegó a enamorar de alguna de ellas. ¿Por qué entonces Sango era la excepción? Soltó un largo suspiro. Inuyasha se percató y sólo pudo pensar: “A él también le está pasando lo mismo que a mí. Estamos empezando a encariñarnos mucho con estas chicas... y solo llevamos una semana de conocerlas.”

 

Re: Los Chicos de Kobe [SanxMir] [InuxAom]

HOLAS!!! GRACIAS A TODAS POR LOSCOMMENTS

KIRF: ... AÚN SIGO VIVA..!!!!
ABANA: JEJE.. ASÍ ES EL AMOR, SUERTE CON TU CHICO
SANGUITOLOVE: ESPERABA TU COMENTARIO, PUES CONSIDERO TU FANFIC COMO UN MODELO A SEGUIR... Y SÍ, YO TAMBIÉN QUIERO UN MIROKU
DANIELITAAXI: PERDÓNAME, PERDÓNAME, PERDÓNAME!!!! Y LO DE WORD.. BUENO, ESO ES LO QUE ESTOY HACIENDO

A TODAS: AHI LES DEJO UN CAPÍTULO BIEEEN LARGO (ESO PIENSO)

CUARTO CAPÍTULO​

** TENEMOS UNA CITA **​

​

Los días pasaron tan rápido, que se convirtieron en semanas. Pasaron exactamente tres semanas. En vez de mejorar en el estudio, Sango empeoraba más y más. Aome estaba preocupada por su amiga, a tal punto que pasaba todas las tardes con ella, para que no se sintiera sola. Una de esas tardes, Sango no resistió más y le reclamó.

- Sango ¿quieres que te traiga algo? ¿Un vaso con agua tal vez?

- Aome, yo puedo ir a buscarla. No estoy enferma, sólo estoy castigada.

- Perdón, yo sólo quería ayudarte... – se excusó.

- Y eso te lo agradezco. Pero ¿qué hay de ti? El hecho de que yo esté encerrada en esta casa no quiere decir que dejes de vivir tu vida. ¡Reacciona, por favor!

- Pero...

- ¡No, no, no! ¡Nada de peros! ¡Te vas ya para tu casa, te arreglas e invitas a salir a Inuyasha! – le dijo Sango.

- ¿A Inuyasha? – preguntó inocentemente Aome.

- No te hagas la tonta. Sé muy bien lo qué sientes por él.
- ¡NADA! ¡NO SIENTO NADA POR INUYASHA! – dijo Aome, tratando de ocultar lo que era evidente.

- Siempre que estás aquí te asomas en la ventana para ver si él está en su casa. Y luego, como no lo encuentras, empiezas a caminar de un lado a otro. ¡Hay que ser un tonto para no darse cuenta!

- Pues, yo... ¡me descubriste!... pero... no creo que quiera salir conmigo. – reconoció Aome.

- ¿Y cómo lo sabes? ¿Ya hiciste la prueba? – observó Sango.

- ¡Pero es que me da... pena invitarlo a salir! – se quejó Aome, sintiéndose totalmente ridícula e infantil.

- Definitivamente tú... – dijo Sango agarrando el celular de Aome. Una sonrisa maliciosa apareció en sus labios. Buscó el número y marcó. Contestaron. - ¿Aló? ¿Inuyasha? Hablas con Sango. No, no te preocupes, estoy bien. Aome quiere hablar contigo.

Le pasó el celular a la pelinegra, que estaba completamente petrificada ante lo que acababa de ocurrir. Pasados unos tres segundos, quizá más, decidió responder al saludo del chico.

- / Hola Aome, hace mucho que no sabía de ti. /

- ¡Inuyasha! ¡Lo mismo digo yo! ¿Qué has hecho?

- / Pues... universidad, ya sabes. Cada día me adapto más. Incluso ya tengo amigos aparte de Miroku. /

- Ah, qué bien. – se limitó a decir Aome. Sango le dio un codazo y susurró algo como “¡No seas boba, pídeselo!”

- / Y, ¿qué era eso que querías hablar conmigo? /

- Eh... pues verás, yo estaba pensando que... de pronto tú y yo, no sé... ¿podríamos salir? – dijo llena de dudas pero a la vez de esperanzas. Estaba esperando la respuesta del joven de ojos color ámbar. Aquel que tanto le gustaba. Hubo un silencio, algo insoportable.

- / Me parece bien ¿Dónde y cuándo? / - Se escuchaba también otra voz masculina. Sin duda era Miroku. Al parecer le preguntaba a Inuyasha por Sango.

- ¿Qué te parece en el parque de diversiones en unas... dos horas? – propuso Aome.

- / ¡Estupendo! Nos vemos ahora. ¡Ah, casi lo olvido! Aquí, el intenso de Miroku le manda a decir a Sango que se asome a la ventana. /

- Está bien, yo le digo... entonces... en dos horas. – dicho esto, colgó.

- ¡Genial! Si ves, te lo dije. ¡Todo es cuestión de arriesgarse un poco! Es increíble... – dijo emocionada Sango. Por fin su amiga salía con alguien.

- Sango, mira quién está allí... – interrumpió Aome señalando la ventana de enfrente, en la que estaba Miroku esperando, con una expresión distraída en su rostro.

Sango se asomó y lo saludó, haciendo que el muchacho volviera en si.

- ¿¡Hey Miroku, qué haces ahí!?

- ¿Eh? ¡SANGO, ERES TÚ! Pensé que nunca volvería a escuchar tu voz. –Saludó él.- ¿Cómo va ese estudio?

- Ni me preguntes... – dijo Sango torciendo la boca.

- ¡Qué lástima! Si no estuvieras castigada de seguro hoy ya serías mi novia. – bromeó Miroku. Aunque en el fondo, eso era lo que más deseaba.

- ¡Ay, pero qué cosas dices! – Sango miró para otro lado. Su cara se había puesto roja como un tomate. “De seguro”, pensó.

Aome soltó una risita. ¡Sango sonrojándose por Miroku! Aunque en ese momento eso no era lo que importaba. Tenía que irse ya para su casa a cambiarse. Se probó TODA su ropa, pero no sabía que ponerse. Peinó su cabello una y mil veces. Los nervios la consumían a medida que se acercaba la hora. El reloj indicaba que eran las seis y media de la tarde. Tocaron el timbre. Allí estaba él. No sabía si era por las tenues luces crepusculares, pero Inuyasha se veía muy atractivo. Sus ojos hacían juego con el sol que se perdía rápidamente en el horizonte.

- ¡Pensé que aún no estabas lista! – dijo Inu a manera de saludo.

- ¡Hola Inuyasha! ^^ - “Estoy lista desde hace una hora”, pensó Aome.

- Oye... te ves... bien. – comentó él.

- Gracias... tú también. – murmuró ella. Ambos estaban ansiosos y no sabían de qué hablar.

- Está haciendo hambre ¿por qué no vamos primero a comer por aquí cerca? – propuso Inuyasha. Aome estuvo de acuerdo. Llegaron a un pequeño restaurante, en donde Inu pidió una hamburguesa extra grande y Aome una ensalada. [¡Hay que cuidar la figura! xD]

- Ñam, ñam. ¿No quieres un pedazo? – dijo él ofreciéndole su plato.

- No, gracias. No tengo tanta hambre. – se disculpó ella.

Aome se sintió algo decepcionada de lo que estaba sucediendo. Se suponía que tenían una cita. ¡Pero Inuyasha no hacía más que comer! Afortunadamente él se dio cuenta de lo que pensaba.

- Perdóname Aome. Se supone que íbamos a salir... será mejor que nos vayamos.

- ¡Ya era hora de que dijeras eso! ¬¬

A pesar de esto, pasaron un rato agradable en el parque de diversiones. Subieron a casi todas las atracciones. Pero el momento más especial de la noche ocurrió mientras estaban en la rueda de la fortuna.

- ¡Aome, mira! – Dijo emocionado Inuyasha - ¡Qué hermosa se ve Tokio de noche!

- ¿Nunca la habías visto? – preguntó la chica totalmente sorprendida.

- ¡Obviamente que sí! Pero es que nunca la había contemplado en una noche tan linda como esta.

- ¿Y por qué piensas que esta noche es linda? – dijo Aome, que todavía no captaba el mensaje.

- Pues porque estás conmigo. – y diciendo esto, la tomó de las manos. – Es más, a tu lado toda Tokio se me hace insignificante. [¿Esto no les recuerda a alguien?]

Inuyasha fue acercando su rostro al de ella poco a poco. Aome no podía creerlo. Su primera cita y su primer beso, serían dos pájaros de un solo tiro. Cuando ya sus labios estaban lo suficientemente cerca, Inu retrocedió. La decepción para Aome fue aún mayor. ¡Inuyasha estaba vomitando! Cuando bajaron, él estaba muerto de la vergüenza. Aome sentía un poco de asco. “Pero por lo menos le gusto” se dijo a sí misma. Al mismo tiempo Inuyasha pensaba: “y todo fue por la culpa de esa maldita hamburguesa >.<”.

- Aome, lo siento, te juro que no quería hacer semejante cosa...– dijo Inu a toda velocidad.

- No te preocupes, son cosas que pasan. – dijo ella.

- ... si yo no hubiera comido esa porquería de... ¡¿QUÉ?! ¡¿EN SERIO ME PERDONAS?!

- Ya te dije que son cosas que pasan... no hay ningún problema. – repitió Aome.

- ¡Qué comprensiva eres! Pero... me parece que deberíamos salir de nuevo, ya sabes, para compensar lo de esta noche.

- Si tú quieres...

- ¡Acompáñame mañana a los ensayos del grupo de la U! – sugirió Inuyasha.

- Muy bien. Mañana estaré ahí ^^.

Cada quien regresó para su casa. Pero todavía no podían borrarse la sonrisa de sus rostros.

EN CASA DE INUYASHA...

- Muy bien, Inuyasha Taisho... ¿se puede saber por qué esa cara de idiota? – se burló Miroku.

- La misma que pones tú cuando piensas en Sango...– contraatacó Inuyasha.

- ¡Ejem! No cambies el tema... más bien, cuéntame ¿cómo te fue con Aome Higurashi? – preguntó él, como para evitar que Inuyasha lo siguiera molestando.

- Al final tus ridículos consejos de conquista sí sirvieron ¡Casi la beso, Miroku! – dijo Inuyasha, omitiendo los asquerosos detalles.

- ¡Qué avance! Tienes suerte de tener un maestro como yo... – se vanaglorió Miroku.

- ¡Vaya! Tú, un experto, un donjuán... y ni siquiera puedes con la vecina de al lado... ¿qué clase de sénsei es este, ah? – ¡Golpe bajo para Miroku! Aunque no quería reconocerlo, lo que Inuyasha había dicho era cierto. ¿De qué le servía haber salido con tantas chicas si ni siquiera conseguía que Sango Ohira fuera su novia? O que al menos salieran...

Y EN CASA DE AOME...

Cuando abrió la puerta de su casa, Aome se llevó una gran sorpresa. Todas las luces estaban apagadas, salvo unas cuantas lámparas en la sala. Allí, estaba una silla vacía, aguardando por ella. Una silueta femenina se paseaba de un lado a otro. La escena parecía salida de una película de gángsters de los años treinta. De pronto, de las sombras salió su mamá.

- Aome Higurashi, ¿se puede saber donde estabas? – preguntó, algo seria.

- ¡Mamá, me asustaste! ¿Yo? Bueno, yo estaba en el parque de diversiones con... Inuyasha. - dijo esperando la reacción de su mamá. De seguro iba a explotar. Pero...

- ¡Ah! Pensé que te había pasado algo malo, pero sólo estabas con el raro ese. – suspiró aliviada la señora Higurashi.

- ¡¡¡ YA TE DIJE QUE ÉL NO ES HOMOSEXUAL!!! – Gritó Aome - ¡Y PRUEBA DE ELLO ES QUE SALIÓ CONMIGO!

- Está bien, está bien. Entendí. Es que como el tal Inuyasha vive con otro muchacho, pensé que...

- ¡MAMÁ...! ¬¬ - interrumpió Aome.

- ¡Uy, pero qué geniecito! – murmuró la madre de la chica.

Aome se dirigió a su cuarto enseguida. Otra vez una sonrisa apareció en sus labios. Sintió mariposas en el estómago al recordar a Inuyasha. “¡Pero qué ridícula soy!” pensó. Aunque precisamente aquellos pensamientos cursis fueron los que la ayudaron a dormir profunda y tranquilamente.

 

Re: Los Chicos de Kobe [SanxMir] [InuxAom]

HOLAS!!! GRACIAS A TODAS POR LOSCOMMENTS

KIRF: ... AÚN SIGO VIVA..!!!!
ABANA: JEJE.. ASÍ ES EL AMOR, SUERTE CON TU CHICO
SANGUITOLOVE: ESPERABA TU COMENTARIO, PUES CONSIDERO TU FANFIC COMO UN MODELO A SEGUIR... Y SÍ, YO TAMBIÉN QUIERO UN MIROKU
DANIELITAAXI: PERDÓNAME, PERDÓNAME, PERDÓNAME!!!! Y LO DE WORD.. BUENO, ESO ES LO QUE ESTOY HACIENDO

A TODAS: AHI LES DEJO UN CAPÍTULO BIEEEN LARGO (ESO PIENSO)

CUARTO CAPÍTULO​

** TENEMOS UNA CITA **​

Los días pasaron tan rápido, que se convirtieron en semanas. Pasaron exactamente tres semanas. En vez de mejorar en el estudio, Sango empeoraba más y más. Aome estaba preocupada por su amiga, a tal punto que pasaba todas las tardes con ella, para que no se sintiera sola. Una de esas tardes, Sango no resistió más y le reclamó.

- Sango ¿quieres que te traiga algo? ¿Un vaso con agua tal vez?

- Aome, yo puedo ir a buscarla. No estoy enferma, sólo estoy castigada.

- Perdón, yo sólo quería ayudarte... – se excusó.

- Y eso te lo agradezco. Pero ¿qué hay de ti? El hecho de que yo esté encerrada en esta casa no quiere decir que dejes de vivir tu vida. ¡Reacciona, por favor!

- Pero...

- ¡No, no, no! ¡Nada de peros! ¡Te vas ya para tu casa, te arreglas e invitas a salir a Inuyasha! – le dijo Sango.

- ¿A Inuyasha? – preguntó inocentemente Aome.

- No te hagas la tonta. Sé muy bien lo qué sientes por él.
- ¡NADA! ¡NO SIENTO NADA POR INUYASHA! – dijo Aome, tratando de ocultar lo que era evidente.

- Siempre que estás aquí te asomas en la ventana para ver si él está en su casa. Y luego, como no lo encuentras, empiezas a caminar de un lado a otro. ¡Hay que ser un tonto para no darse cuenta!

- Pues, yo... ¡me descubriste!... pero... no creo que quiera salir conmigo. – reconoció Aome.

- ¿Y cómo lo sabes? ¿Ya hiciste la prueba? – observó Sango.

- ¡Pero es que me da... pena invitarlo a salir! – se quejó Aome, sintiéndose totalmente ridícula e infantil.

- Definitivamente tú... – dijo Sango agarrando el celular de Aome. Una sonrisa maliciosa apareció en sus labios. Buscó el número y marcó. Contestaron. - ¿Aló? ¿Inuyasha? Hablas con Sango. No, no te preocupes, estoy bien. Aome quiere hablar contigo.

Le pasó el celular a la pelinegra, que estaba completamente petrificada ante lo que acababa de ocurrir. Pasados unos tres segundos, quizá más, decidió responder al saludo del chico.

- / Hola Aome, hace mucho que no sabía de ti. /

- ¡Inuyasha! ¡Lo mismo digo yo! ¿Qué has hecho?

- / Pues... universidad, ya sabes. Cada día me adapto más. Incluso ya tengo amigos aparte de Miroku. /

- Ah, qué bien. – se limitó a decir Aome. Sango le dio un codazo y susurró algo como “¡No seas boba, pídeselo!”

- / Y, ¿qué era eso que querías hablar conmigo? /

- Eh... pues verás, yo estaba pensando que... de pronto tú y yo, no sé... ¿podríamos salir? – dijo llena de dudas pero a la vez de esperanzas. Estaba esperando la respuesta del joven de ojos color ámbar. Aquel que tanto le gustaba. Hubo un silencio, algo insoportable.

- / Me parece bien ¿Dónde y cuándo? / - Se escuchaba también otra voz masculina. Sin duda era Miroku. Al parecer le preguntaba a Inuyasha por Sango.

- ¿Qué te parece en el parque de diversiones en unas... dos horas? – propuso Aome.

- / ¡Estupendo! Nos vemos ahora. ¡Ah, casi lo olvido! Aquí, el intenso de Miroku le manda a decir a Sango que se asome a la ventana. /

- Está bien, yo le digo... entonces... en dos horas. – dicho esto, colgó.

- ¡Genial! Si ves, te lo dije. ¡Todo es cuestión de arriesgarse un poco! Es increíble... – dijo emocionada Sango. Por fin su amiga salía con alguien.

- Sango, mira quién está allí... – interrumpió Aome señalando la ventana de enfrente, en la que estaba Miroku esperando, con una expresión distraída en su rostro.

Sango se asomó y lo saludó, haciendo que el muchacho volviera en si.

- ¿¡Hey Miroku, qué haces ahí!?

- ¿Eh? ¡SANGO, ERES TÚ! Pensé que nunca volvería a escuchar tu voz. –Saludó él.- ¿Cómo va ese estudio?

- Ni me preguntes... – dijo Sango torciendo la boca.

- ¡Qué lástima! Si no estuvieras castigada de seguro hoy ya serías mi novia. – bromeó Miroku. Aunque en el fondo, eso era lo que más deseaba.

- ¡Ay, pero qué cosas dices! – Sango miró para otro lado. Su cara se había puesto roja como un tomate. “De seguro”, pensó.

Aome soltó una risita. ¡Sango sonrojándose por Miroku! Aunque en ese momento eso no era lo que importaba. Tenía que irse ya para su casa a cambiarse. Se probó TODA su ropa, pero no sabía que ponerse. Peinó su cabello una y mil veces. Los nervios la consumían a medida que se acercaba la hora. El reloj indicaba que eran las seis y media de la tarde. Tocaron el timbre. Allí estaba él. No sabía si era por las tenues luces crepusculares, pero Inuyasha se veía muy atractivo. Sus ojos hacían juego con el sol que se perdía rápidamente en el horizonte.

- ¡Pensé que aún no estabas lista! – dijo Inu a manera de saludo.

- ¡Hola Inuyasha! ^^ - “Estoy lista desde hace una hora”, pensó Aome.

- Oye... te ves... bien. – comentó él.

- Gracias... tú también. – murmuró ella. Ambos estaban ansiosos y no sabían de qué hablar.

- Está haciendo hambre ¿por qué no vamos primero a comer por aquí cerca? – propuso Inuyasha. Aome estuvo de acuerdo. Llegaron a un pequeño restaurante, en donde Inu pidió una hamburguesa extra grande y Aome una ensalada. [¡Hay que cuidar la figura! xD]

- Ñam, ñam. ¿No quieres un pedazo? – dijo él ofreciéndole su plato.

- No, gracias. No tengo tanta hambre. – se disculpó ella.

Aome se sintió algo decepcionada de lo que estaba sucediendo. Se suponía que tenían una cita. ¡Pero Inuyasha no hacía más que comer! Afortunadamente él se dio cuenta de lo que pensaba.

- Perdóname Aome. Se supone que íbamos a salir... será mejor que nos vayamos.

- ¡Ya era hora de que dijeras eso! ¬¬

A pesar de esto, pasaron un rato agradable en el parque de diversiones. Subieron a casi todas las atracciones. Pero el momento más especial de la noche ocurrió mientras estaban en la rueda de la fortuna.

- ¡Aome, mira! – Dijo emocionado Inuyasha - ¡Qué hermosa se ve Tokio de noche!

- ¿Nunca la habías visto? – preguntó la chica totalmente sorprendida.

- ¡Obviamente que sí! Pero es que nunca la había contemplado en una noche tan linda como esta.

- ¿Y por qué piensas que esta noche es linda? – dijo Aome, que todavía no captaba el mensaje.

- Pues porque estás conmigo. – y diciendo esto, la tomó de las manos. – Es más, a tu lado toda Tokio se me hace insignificante. [¿Esto no les recuerda a alguien?]

Inuyasha fue acercando su rostro al de ella poco a poco. Aome no podía creerlo. Su primera cita y su primer beso, serían dos pájaros de un solo tiro. Cuando ya sus labios estaban lo suficientemente cerca, Inu retrocedió. La decepción para Aome fue aún mayor. ¡Inuyasha estaba vomitando! Cuando bajaron, él estaba muerto de la vergüenza. Aome sentía un poco de asco. “Pero por lo menos le gusto” se dijo a sí misma. Al mismo tiempo Inuyasha pensaba: “y todo fue por la culpa de esa maldita hamburguesa >.<”.

- Aome, lo siento, te juro que no quería hacer semejante cosa...– dijo Inu a toda velocidad.

- No te preocupes, son cosas que pasan. – dijo ella.

- ... si yo no hubiera comido esa porquería de... ¡¿QUÉ?! ¡¿EN SERIO ME PERDONAS?!

- Ya te dije que son cosas que pasan... no hay ningún problema. – repitió Aome.

- ¡Qué comprensiva eres! Pero... me parece que deberíamos salir de nuevo, ya sabes, para compensar lo de esta noche.

- Si tú quieres...

- ¡Acompáñame mañana a los ensayos del grupo de la U! – sugirió Inuyasha.

- Muy bien. Mañana estaré ahí ^^.

Cada quien regresó para su casa. Pero todavía no podían borrarse la sonrisa de sus rostros.

EN CASA DE INUYASHA...

- Muy bien, Inuyasha Taisho... ¿se puede saber por qué esa cara de idiota? – se burló Miroku.

- La misma que pones tú cuando piensas en Sango...– contraatacó Inuyasha.

- ¡Ejem! No cambies el tema... más bien, cuéntame ¿cómo te fue con Aome Higurashi? – preguntó él, como para evitar que Inuyasha lo siguiera molestando.

- Al final tus ridículos consejos de conquista sí sirvieron ¡Casi la beso, Miroku! – dijo Inuyasha, omitiendo los asquerosos detalles.

- ¡Qué avance! Tienes suerte de tener un maestro como yo... – se vanaglorió Miroku.

- ¡Vaya! Tú, un experto, un donjuán... y ni siquiera puedes con la vecina de al lado... ¿qué clase de sénsei es este, ah? – ¡Golpe bajo para Miroku! Aunque no quería reconocerlo, lo que Inuyasha había dicho era cierto. ¿De qué le servía haber salido con tantas chicas si ni siquiera conseguía que Sango Ohira fuera su novia? O que al menos salieran...

Y EN CASA DE AOME...

Cuando abrió la puerta de su casa, Aome se llevó una gran sorpresa. Todas las luces estaban apagadas, salvo unas cuantas lámparas en la sala. Allí, estaba una silla vacía, aguardando por ella. Una silueta femenina se paseaba de un lado a otro. La escena parecía salida de una película de gángsters de los años treinta. De pronto, de las sombras salió su mamá.

- Aome Higurashi, ¿se puede saber donde estabas? – preguntó, algo seria.

- ¡Mamá, me asustaste! ¿Yo? Bueno, yo estaba en el parque de diversiones con... Inuyasha. - dijo esperando la reacción de su mamá. De seguro iba a explotar. Pero...

- ¡Ah! Pensé que te había pasado algo malo, pero sólo estabas con el raro ese. – suspiró aliviada la señora Higurashi.

- ¡¡¡ YA TE DIJE QUE ÉL NO ES HOMOSEXUAL!!! – Gritó Aome - ¡Y PRUEBA DE ELLO ES QUE SALIÓ CONMIGO!

- Está bien, está bien. Entendí. Es que como el tal Inuyasha vive con otro muchacho, pensé que...

- ¡MAMÁ...! ¬¬ - interrumpió Aome.

- ¡Uy, pero qué geniecito! – murmuró la madre de la chica.

Aome se dirigió a su cuarto enseguida. Otra vez una sonrisa apareció en sus labios. Sintió mariposas en el estómago al recordar a Inuyasha. “¡Pero qué ridícula soy!” pensó. Aunque precisamente aquellos pensamientos cursis fueron los que la ayudaron a dormir profunda y tranquilamente.

 

Re: Los Chicos de Kobe [SanxMir] [InuxAom]

¡¡¡ Hola !!! Gracias a todas por comentar, no saben como me suben la autoestima ToT.
kirf : sí.. es que no sé cómo quitralo (ya lo dije)
yasasisha: gracias por tomarte la molestia de leer los capítulos!!! si quieres te puedo aviso de contis, un servicio que presto xD
Dark Lady: gracias por la recomnedación, la tuve en cuenta
danielitaxi: jeje... yo también penso lo mismo.. pobre Inu!!!
Esther Vamp: La privilegiada... la única que sabe lo que va a pasar en la historia antes de que lo publique... pero que de todos modos se la tiene que leer, porque no es lo mismo contar que leer, cierto? Muahaha...!!!!
lore yasha: jeje... digo lo mismo que le dije a danielitaaxi...
Voy a decir unas dos cositas antes de poner el capítulo.
Primero: Un día como ayer (25 de septiembre) de hace catorce años nació en Bogotá (Colombia) una niña a la que pusieron por nombre “Stefanía”. Y también un día como ayer, pero de hace cinco años, la misma niña navegaba en Internet en una página cuya dirección es Portada - CemZoo.com. La había descubierto hacía unos días y estaba empezando a investigar más y más, incluso creó una cuenta para ella y para sus dos primos, los tres, miembros de la “Comunidad de la Perla Shikkon”, un club inventado por ellos mismos. A Stefanía le quitaron el Internet hace apenas unos tres años, le ha tocado sobrevivir a punta de cibercafés. Y por eso, descuidó cemzoo. Perdió las contraseñas de sus dos cuentas. Este año regresó al foro desde la cuenta de su primo, que nunca la utilizó (pero lejos de su natal Bogotá, pues Stefanía ahora vive en una ciudad del norte de su país) y lo hizo publicando un fanfic. Bueno, como se darán cuenta SOY YO (obvio xD), así que estoy de doble cumpleaños...!!! :) ¡Me tienen que felicitar!
Segundo: Después de este corto repaso de mi vida, quiero explicar sobre el capítulo que van a leer. El quinto capítulo (cuyo nombre me fascina) se divide en tres partes: Inu y Aome, Miroku, y por último, Sango. Esto quiere decir que ocurre al mismo tiempo, pero en diferentes lugares y con diferentes situaciones. Si consideran que no necesitaban que se los explicara, entonces, perdónenme. ¡Ah! Y también perdónenme por volver a escribir un capítulo corto... es que este capítulo me sirve de antesala para el sexto. Aunque lo bueno de éste, es que se explica algo que dejé pendiente, además que saco a relucir toda la cursilería que soy capaz de escribir. Otra cosa: ¿saben cómo hago para borrar un post? Es que no entendí cómo hacerlo :(. Bueno, no las intrigo más... lean el capítulo..!!! Se les quiere.!

QUINTO CAPÍTULO​

** UNA AUDICIÓN, UN RECUERDO Y UN PLAN DE FUGA**​

​

[INUYASHA Y AOME]​

​

Dos de la tarde, la hora acordada. Aome estaba sentada en el portal de su casa, esperando. Un rato después Inuyasha apareció. Llevaba cargada en la espalda una guitarra clásica, muy fina. Llegaron al salón de música de la Universidad, en donde se realizaban los ensayos de la banda. Ese día se estaban escogiendo a los nuevos integrantes. El grupo de jueces estaba encabezado por un joven de último semestre de Economía, que sabía mucho sobre música. Era algo así como la eminencia. Y muy exigente, además... Cada aspirante tenía que audicionar. Al parecer, era más fácil entrar a la universidad que ahí.

- Inuyasha, es tu turno. ¡Tú puedes! – dijo Aome, animándolo.

- ¡Ja! ¡Yo entro porque entro! – dijo él, para tener más confianza.

El dichoso líder miró a Inuyasha de una forma para nada amistosa.

- Buenas tardes. Mi nombre es Naraku Matsudaira, de la Facultad de Economía y Finanzas. Como te darás cuenta yo soy quién manda aquí, ¿entendido? Pero primero... Nombre, facultad e instrumento que aspiras tocar.

- Inuyasha Taisho, Facultad de Artes, guitarra por si no te diste cuenta... – “¡Qué modales lo de este sujeto! A leguas se nota que es un mandón.” Pensó Inuyasha, molesto.

- ¿Guitarra? ¡Ja, ja, ja! Vamos a ver si puedes... – lo retó Naraku.

- Vamos a ver... – repitió Inuyasha.

- Empecemos por lo básico: ritmo de balada.

Inuyasha tocó en su guitarra lo que le pedían. Balada, rock, vals e incluso ritmos flamencos (algo inusual en Japón). Al ver que ese “aparecido” lo hacía muy bien, Naraku decidió ponerle la más dura prueba, para que así no ingresara al grupo y le quitara su puesto.

- Lo has hecho bien... pero apuesto a que no eres capaz de tocar “Me enamora” de Juanes...

- ¿Me... qué? – preguntó Aome. Ella nunca había escuchado esa canción y lo más probable era que Inuyasha tampoco. Lo único que sabía era que Juanes era un cantante latino, de Colombia, para ser más exactos, pero nada más. Pero para sorpresa de todos, Inuyasha empezó a tocar la canción, e incluso cantó el coro. Todos los jueces, a excepción de Naraku, aplaudieron. Totalmente aburrido y derrotado, éste dijo:

- Excelente, Inuyasha. Te tendremos en cuenta. El lunes comunicaremos el veredicto.-dijo. Él e Inuyasha se siguieron dedicando miradas de odio.

- El lunes... - dijo Inu, en vez de decir “adiós, hasta pronto”. No. Ese no merecía tales cortesías.

De regreso a casa, Aome seguía hablando de lo ocurrido.

- ¡Estupendo! Tocas muy bien esa guitarra... y esa canción... ¡eres lo máximo! – decía totalmente emocionada.

- ¡Gracias por acompañarme, Aome! ¿Sabes? Tú me serviste de inspiración...

- No hay... de qué. – dijo Aome, sonrojándose. ¡Otra vez Inuyasha estaba coqueteando con ella!

- Estoy deseoso de ver la cara del tal Naraku Matsudaira cuando me diga que estoy dentro del grupo. Pero antes...

Inuyasha empezó a tocar la canción de nuevo. “Te la dedico”, le dijo a Aome, “aunque no sé lo que diga... voy a preguntarle a Miroku, él debe saber”.

♪ Me enamora, que me ames con tu boca,
Me enamora, que me lleves hasta el cielo,
Me enamora, que de ti sea mi alma soñadora.
La esperanza de mis ojos,
Sin ti mi vida no tiene sentido,
Sin ti mi vida es como un remolino
De cenizas que se van... volando con el viento.♪

[MIROKU]​

​

El día estaba gris, lo que significaba que pronto llovería. Miroku estaba en casa, solo como últimamente había estado, pues Inuyasha siempre salía. La música de Kawakami Mine inundaba la habitación. Se dirigió a su escritorio, y sobre él encontró el libro que Sango le había regalado por su cumpleaños. “Muchas gracias, Sango. Hoy mismo empiezo a leerlo.”, había dicho en aquella ocasión. Sin embargo, nunca lo hizo. El título le llamó la atención: “Lo bello y lo triste”, de Yasunari Kawabata (primer Nobel de Literatura japonés). “¿Qué es lo bello?” se preguntó Miroku. Encontró la respuesta en la casa de al lado. “¿Y lo triste?” No quería pensar en eso, pero a su mente llegaron los recuerdos que desde siempre lo habían acompañado, aquellos que lo atormentaban en las noches y que no lo dejaban dormir. La más oscura pesadilla, algo que nunca podría olvidar, algo que hacía parte de su pasado.

*FLASHBACK*​

​

Kobe, Japón. 17 de enero de hace trece años. El día transcurría con normalidad, aparentemente. A nadie se le había pasado por la cabeza que una gran tragedia ocurriría. Los Taisho y los Tomonaga, dos familias muy unidas, estaban disfrutando un delicioso almuerzo en el parque que quedaba cerca de sus casas, en un exclusivo barrio de la ciudad. Los niños correteaban por ahí. Una vez acabaron de comer, ambas familias regresaron a sus casas.

- Mamá, ¿me lees un cuento? – preguntó el niño de ojos azules.

- Ahora no, hijo. Tengo muchas cosas por hacer. Esta noche lo hago, te lo prometo. – se excusó la madre, mientras dejaba a Miroku en su habitación.

En ese momento un fuerte temblor sacudió a toda la ciudad. Miroku, instintivamente, corrió a buscar a su mamá. Tenía miedo. Padre, madre e hijo se reunieron. Intentaron salir de la casa, que poco a poco se desplomaba. Miroku lo consiguió, pero sus padres no. Afuera en la misma acera, se encontró con Inuyasha, su amigo. Le estaba pasando exactamente lo mismo. Los padres de ambos habían quedado atrapados. Pensaron que al rato, ellos saldrían, como si nada. Pero eso nunca sucedió. Las horas pasaban. Cientos de ambulancias corrían de un lado al otro, atendiendo a los heridos y rescatando los cadáveres de los que no tuvieron suerte. Nadie les prestaba atención a los niños, que seguían sentados enfrente de sus casas, llorando. Una señora se acercó a ellos.

-¿Están perdidos? – preguntó.

- No, señora. Estamos esperando a nuestros padres... – dijo el pequeño Inuyasha.

- ¿Y dónde están sus padres?

- Allá- dijo Miroku señalando los escombros.

La señora reconoció a los niños. Eran los hijos de sus socios. Comprendió que los chicos habían quedado huérfanos. “No puedo dejarlos desamparados. Me los llevaré a casa”

- Ustedes deben ser Inuyasha Taisho y Miroku Tomonaga. – dedujo ella.

- Sí, somos nosotros. ¿Cómo sabe? – preguntó Inuyasha.

- Conocía a sus padres. Unas excelentes personas, lástima que...

- Hayan muerto. – dijo Miroku completando la frase. Inuyasha sorprendido volteó a mirar a su amigo.

- ¡Ellos no están muertos! – gritó el niño de ojos ambarinos, llorando de nuevo.

- ¡Entonces porque no han salido! – gritó Miroku también.

- ¡Basta ya de discusiones! Mi nombre es Kaede Matsumoto y de ahora en adelante yo cuidaré de ustedes. Síganme, vamos a casa.

Desconcertados, los pequeños siguieron a Kaede. Ese fue el comienzo de su “nueva vida”.

*FIN DEL FLASHBACK*​

​

Buscó con la mirada la ventana de Sango. “Lo bello y lo triste, Sango y Miroku.” pensó. Era su complemento, como el ying y el yang. Necesitaba de su presencia, para así ser el joven feliz que era cuando sus ojos se perdían en los de ella. Ya hacía casi un mes que no habían vuelto a encontrarse, desde el día de su decimoctavo cumpleaños... ¡y todo porque estaba castigada! A veces la veía por la ventana, como ocurrió el día anterior, pero eso no era suficiente. No aguantó más esa soledad en la que estaba sumergido, así que se puso una chaqueta y se fue a visitarla.

[SANGO]​

​

A Sango, la vida en casa se le hacía aburrida. Ese día su padre estaba trabajando, por lo que le había encargado a Kohaku, su hermano menor, que cuidara de ella. Lo único que podía hacer la pobre era ver cómo pasaban los minutos en su reloj... Mientras lo hacía, muchas cosas se le vinieron a la mente: la tarea de Historia, Aome, Miroku... “¡Un momento! ¿Porqué estoy pensando en él?” se preguntó a sí misma, sorprendida.¿Se estaría enamorando del chico? Era algo imposible, apenas lo conocía. Él la había espiado mientras se cambiaba y luego de decir unas cuentas palabras, lo perdonó. ¿Así de fácil? Algo pasaba. A veces, sin que nadie se diera cuenta, ella miraba a ver si él estaba en su cuarto, costumbre que le había criticado a Aome cuando estaba en su casa, acompañándola. Desesperada, quiso salir, pero entonces recordó que estaba castigada. Completamente distraída, escribió algo en su diario. Se sorprendió cundo lo vio. En la hoja estaban escritas en grande las palabras: MIROKU TOMONAGA & SANGO OHIRA, encerradas en un corazón. No podía resistirse más, tenía que hablar con Miroku, tenía que verlo, pero para eso era necesario... “¡Escaparme!”, se le ocurrió de pronto. Era una opción algo riesgosa... Por un lado, Kohaku era un chico muy obediente y convencerlo sería algo muy difícil de lograr... y por el otro, si su padre se llegaba a enterar... tiró el cuaderno al piso y mientras caminaba de un lado a otro, nerviosa, gritó:

- ¡¿Qué hago?!

En esos momentos su gata Kirara subió a su regazo, buscando que la acariciaran. Esto ayudó a calmar un poco a Sango.

- ¡Ay Kirara! ¿Será que me escapo para poder verlo? – le preguntó. La única respuesta que obtuvo fue un maullido cuyo significado nunca logró descifrar.