Los antihéroes

Los antihéroes​

WILL​

11 de Noviembre del 2010
Pueblo Paleta. Kanto.

Mordisquee la esquina de mi sándwich de queso y jamón, ya estaba frio. En mi posición de cuclillas viendo las casas ayudaba a mi espalda y me dada un aire de aquel superhéroe arácnido, lástima que no soy un héroe, soy lo contrario o algo así. El frio hacia que mi cuerpo temblé un poco, también debe ser la razón por la que mi estúpido sándwich se enfrió.

La celebración que se lleva a cabo en la casa del joven ese, Ketchum, se debe a que se casó. <<Ese imbécil nunca se casara>> Recuerdo haber pensado hace unos años cuando aún yo no aparecía en los periódicos como <<DESAPARECIDO>> En esa sección amarilla en donde se ponen números para dar información. Acaricio mis manos portadoras de unos guantes de látex - Justo ese día no encontré mis guantes de tela -. Rasque mi rasurada barbilla sintiendo el látex.

Media noche - Calcule rápidamente en mi cabeza.

La hora había llegado, todas las personas abandonaban la casa de Delia ketchum y se irían felices a sus casa con el pensamiento de haber asistido a otra satisfactoria boda; llegarían abrirían la puerta y verían a sus hijos - Los que tiene - y se irían a su cama ya elegantemente preparada para que duerman. No puedo decir que los repudio pero no es el estilo de vida que me guste.

Apoye mis pies sobre la colina y me impulse; estaba bajando lentamente frenando con las manos. La colina era más bien una <<Mini colina>> como me encantaba llamar a las cuestas como esas antes, en mis mejores años. Toque suelo y mire el horizonte, lo mismo. Todas las casas tienen sus luces rojas y amarillas apagabas, menos una, la del recién casado.

<<Nos tenemos que volver a encontrar, Will>> Me dijo. Realmente nunca se interesó en volver a hablar conmigo, supongo que simplemente no es lo típico mantener relación con una persona que conociste en una cafetería, aun así, me pareció un tipo agradable, sentía cierta conexión con él; era amable y comedido, parecía un tipo que diera todo por sus amigos cuando me dijo <<La amistad es oro, no lo olvides>> tal vez nuestra “Amistad” fue fugaz pero interesante. Jamás pensaría que hacia cosas como esas.

No iba a tocar la puerta, dañarían todo y era seguro que no podría entrar. Use una escalera que se había olvidado el chico el día anterior; estaba tirada pero la podía usar para entrar por la ventana. La tome, no tenía astillas, para las delicadas manos de ella supongo. La tomo y la pongo en la pared, dando justo para entrar por la ventana si quisiera, y da la casualidad, que quiero.

Escalón por escalón fui subiendo. Estaba echando un vistazo a la azul pintura de la casa, era un azul pálido, sentía relación con ese color, me gustaba. No me demore en llegar hasta la ventana en forma de triángulo; todo olía a cera, las velas de matrimonio, me imagine. El vidrio estaba abierto así que entrar era un juego de niños, me resulto realmente fácil.

-¡Te has portado mal! ¿Entiendes? - Un grito desenfrenado de la cocina llego hasta mis oídos.

Era el momento, es ahora cuando todo pasaría y tendría que observar bien, no quiero tomar un mal juicio con información entre cortada, no soy ese tipo de personas. Estaba en la planta superior; había una especie de escalera colgante para bajar, no me iba a arriesgar a que me escucharan por eso. A mi lado había una especie de agujero lo suficientemente grande como para ver lo que ocurría en el pasillo que lleva a la cocina y parte de la sala.

Entonces la vi. No era la gran cosa, otra chica más de cabello “moderno” color azul, nada nuevo. <<Dawn>> Si, recuerdo que ese era su nombre de pila, el que había conseguido. Tome un asiento para ver de cerca el hueco. Saque mi frio sándwich y me puse a observar, no tenía silla así que tomar una famosa posición de yoga para verlos era la única opción, por más que me fastidiara.​

 

Los antihéroes

DAWN

9 de Noviembre del 2010
Ciudad Azulona. Kanto.​

La tensión la siento en el aire, sé que estoy segura de lo que quiero, pero es inevitable pensar en que pasara después, o si saldrá bien. Aparto de mi cabeza esos detalles, no los veo convenientes. Ahora que escogeré mi vestido, el color blanco nunca ha sido de mi preferencia por lo que veía interesante casarme de otro color. La idea no le hizo gracia a mi Ash, sé que no lo hizo cuando hundió con fuerza sus manos en mi brazo, aún tengo la marca en mi brazo; prefiero casarme de blanco que aguantar otro castigo, sé que me los merezco pero aun así duelen.

Veo el vaso de agua servido delante de mí, me pierdo en sus burbujas; pienso que soy como una de ellas, una pequeña esperanza conectada, prácticamente encadenada al agua, mi agua era Ash. Lo amo, eso lo tengo claro y lo sé; cuando nos casemos sé que dejare una burbuja, me mezclare con el agua y seremos uno solo, o eso espero.

Entro en el lujoso baño del hotel, mi madre convenció a mi futuro esposo de que lo mejor era que pasáramos una semana separados, la semana antes de nuestro matrimonio. <<Para que piensen las cosas>> Nos replicaba ella una y otra vez; simplemente convenció a Ash, la verdad es que yo no estaba segura de separarme de él y menos a una semana de casarme, aun así, me traje mis palabras, durante nuestro noviazgo aprendí eso.

<<Dawnie - Le encantaba decirme así - Tienes que aprender que te amo, pero no puedes ir haciendo cosas que me molesten. Nos molesten>> Decía al inicio. Cuando empezamos solo eran gritos pero fue subiendo hasta los castigos; golpes y patadas, aun así nunca ha tocado mi cara <<Eres bella, no me hagas dañar eso ¿Si?>> Creo que así debe ser un noviazgo.

Al final Ash cedió y le hizo creer que yo también estaba totalmente de acuerdo. Busco el hotel más lujoso en Kanto; ese día fue muy romántico y sé que por eso debo de ser <<Dawnie>> La chica sumisa y tierna que ya no está interesada en ser coordinadora pokemon.

Puse la toalla rodeando mi cintura hasta llegar a mi rodilla; en el pelo me puse otra, una que envolviera mi cabello. El agua chorreando por mi cuerpo me recordaba a mi sudor, el sudor de la cama de Ash, eso me hizo sonreír incluso aunque no quería.

En la mesita de noche de la cama había dos boletos, ambos hacia ciudad paleta. Sé que será lo mejor aunque no dejo de preocuparme por que todo salga bien. Abrazo a Piplup, sé que esta igual de preocupado, a veces se preocupa de más por las cicatrices.
​

 

Los antihéroes

JOHANNA​

12 de Mayo del 2006.
Pueblo Hoja Verde. Sinnoh.

Acaricio la nuca de mi pequeño Glameow, estoy ciertamente emocionada, no todos los días tu hija te confirma que tiene un novio, y no solo eso, este personaje encima tiene su misma edad; es bueno eso, no siempre se consiguen parejas contemporáneas, menos en estas épocas de <<Pedófilos sueltos>> así como las llaman en el televisor. Apretó mis manos y voy caminando hacia la cocina, el pequeño minino se queda en la sala frente al tele apagado; tengo ganas de un té. Pongo a hervir el agua y en el humo del agua empaña el vidrio que da vista a la calle; suelo hacer dibujos con eso pero los nervios no me dejan.

<<Cuídate siempre, Dawn>> Sé que le he repetido esa frase mil veces pero tengo miedo de que nunca se lo tome enserio. El reloj ya marca que son las tres de la tarde, la mañana ya ha pasado Dawn ha salido antes de las diez de la mañana, ya debería haber llegado.

Siento una punzada en el corazón ¿Y si le pasó algo? Odio pensar en eso, confió en mi hija, solo necesito dar un paseo y desviar mi mente de pensar en cosas estúpidas; ella describió al ketchum como un <<Chico ideal>> y confió en ella. Tomo a toda prisa el té, me gustaba con azúcar pero tenía tantas ganas de salir a correr que lo tome simplón.

No tenía ganas de cambiar el atuendo, salir con el delantal rojo igual no se me vería muy bien pero no me importa; de hecho, ni siquiera revisare si está manchado, saldré así, tengo tantas ganas de correr como un magikarp de evolucionar y convertirse en el majestuoso Gyrados, me encanta ese pokemon.

Abro la puerta, estoy increíblemente entusiasmada, siento mi sangre ardiente viajando por mis venas. Muevo rápido las piernas, algo pise pero solo lo miro de reojo, es un periódico abierto, tiene las paginas amarillas de primer plano <<DESAPARECIDO, WILL JHONSTONE. CUALQUIER INFORMACIÓN A ESTE NUMERO>> Pobre chico, no me dio tiempo a ver el numero, prefiero correr pero su nombre no me suena de nada.

 

Los antihéroes

WILL
​

11 de Noviembre del 2010
Pueblo Paleta. Kanto.
​

Ya había pasado un tiempo, los gritos aumentabas, de hecho, me cuesta imaginar que no hayan despertado a ningún vecino con su griterío, es decir, eran las doce de la noche. Ya me había terminado mi estúpido sándwich frio, no era la mejor comida del mundo pero lo disfrute. Todo ese tiempo el chico se la había pasado gritando cosas como <<Estúpida ¡La comida estaba fría!>> o <<¡Solo tenías que esforzarte un día, uno!>> Ash no parecía un tipo que hiciera ese tipo de cosas, o por lo menos, no en la cafetería.

Me puse un poco más cómodo, desenrolle mis piernas de esa extraña y repulsiva posición de yoga. Más bien decidí echarme mirando al hueco con las piernas estiradas, aunque, el peso de las botas hacia que mis piernas cayeran quedando casi totalmente acostado, de no ser por los codos que sostenían mi rostro para observar mejor.

Sentí gran curiosidad por ella, por Dawn. No se defendía, de hecho, ni replicaba; empecé a pensar que ella se dejaba y hasta lo aprobaba. En ese caso no podía hacer nada, solo sentarme y verlos con una buena cerveza, no porque me divirtiera, más bien por su desestabilizada relación, no voy a hacer nada por alguien que me puede dañar y aún menos por alguien que se deja maltratar y aun peor, cree que aún tiene quince.

Crash. Un plato roto; parecía que lo hubieran tirado con bastante fuerza, la verdad. Sentí un escalofrió algo extraño, no sabría definirlo, al ver los restos de plato en el pasillo que unía la cena y el sofá.

Toque con mis dedos el filo de la madera que formaba el hueco, tenía unas pequeñas astillas que no me llegue a clavar por el mero hecho de llevar guantes de látex.

-Has algo - Susurre; necesitaba que Dawn hiciera algo, aunque en el fondo no me importaba.

<<Perra barata>> Fue lo último que oí antes de que el sonido de un golpe enardeciera mis tímpanos, no cabía duda, Ash había golpeado a Dawn.

-¿Dónde está mi Dawnie? - Gritaba desenfrenadamente.

La chica de pelo azul - Muy oscuro - No le respondió, se limitó a sollozar. Sus pasos iban en camino a la sala, para mi suerte, ahí tenía más campo de visión. Como lo espere llegaron, pude visualizar el lugar del golpe: Su brazo izquierdo. Note como se ponía rojo, el impacto no parecía cualquier tontería. Gire la cabeza y me puse a ver el techo en forma de triángulo ¿Dónde estaba la madre? No tenía ni idea. No iba a darle más vueltas tenía un presentimiento y hoy yo lo vería claro. Tome de mi cinturón la botella de cerveza; no era de esas botellas pequeñas, era bastante grande y pesada, el alcohol más fuerte de toda la región, eso me hace sonreír.

-¡Salud! - Pienso en tal alto que me sorprende no haberlo gritado.

Abro la botella y empiezo a beber sin dejar de ver la escena y escuchar los insultos. <<Perra>> <<Puta>> <<Disfruta tu castigo>>

 

Los antihéroes

JENNY
​

23 de Enero del 2006
Ciudad Luminalia. Kalos.

El aire y el peso de la estación es exactamente el mismo; el Pidgey anda dormido por una de esas camas para pokemon que le compre hace unas semanas. No me arrepiento, por lo menos así no me molesta con sus incesantes gritos. Estos días han sido increíblemente aburridos, no hay ningún caso que requiera de demasiado comprensión y eso termina siendo tedioso y calcino; eso me empujo a traer una buena botella de vino al trabajo, no me gusta emborracharme en el trabajo, una nunca sabe cuándo una llamada interesante pueda llegar y sorprenderme, aunque, con el paso de los días pierdo más la esperanza de que eso llegue a pasar.

Ring, ring. El teléfono suena, me saca de mis pensamientos. Veo el vaso medio lleno de vino rojo intenso, es vino del caro. Acaricio mi frente para limpiarme el sudor que causa beber, incluso aunque no sepa cuánto me he llevado a torrente sanguíneo.

-¿Si? Oficial Jenny al teléfono - Intente sonar lo más normal posible, no era recomendable que supieran que estaba tomada, eso sería una desgracia sin dudas.

-¡Ayuda! Es mi hija - La voz se nota ahogada - ¡Esta desmayada! Puede estar muerta.

Espabile un poco apretando mis ojos con mis dedos; limpie con los mismos dedos mis labios de manera que no se notara el vino. Tome un lapicero y apreté el botón haciendo que salga la punta con tinta; en un recibo de una compra de un café en Starbucks me puse a escribir la información que recibía. Aparentemente un asesinato en un lujoso hotel, la altura de la chica, y el nombre; era un nombre interesante: Serena. Diría incluso que tierno.

-Entendido señora, iré con una patrulla hacia allá, no se mueva del lugar, y, no toque el cadáver - Quise que sonara de nuevo cuerda, pero un gallo termino por delatarme.

 

Los antihéroes

SERENA

2 de Diciembre del 2005
Pueblo Boceto. Kalos.

Hoy es mi cumpleaños, siento la emoción viajando por mis venas desde este momento, momento en el cual he abierto mis ojos. Miro la hora en mi holomisor - Que proyecta la hora en el aire - Son las seis de la mañana, no suelo despertarme tan temprano. Abrumo mi mente pensando en cómo pudieron fabricar una maquina tan maravillosa como era el holomisor, eso me hace reír un poco.

Paso mis manos por el aire atravesando la hora, eso hace que se desactive mi alarma. De manera perezosa, y, debido a que se me pego la cama a la piel logro levantarme.; estiro un poco las piernas en el filo de la cama y finalmente me paro. Me pongo mis <<Peluchinas>> como les decía mi mamá, no eran más que babuchas de color rosa con pelitos, eran lindas.

Tomo el holomisor ¡Hoy es mi día! Algún mensaje debo de tener, aunque, me contentaría con un mensaje de él, eso sería suficiente la verdad. Hago maromos con las manos y con los dedos en la base, se abre entonces el “Holo Correo” con mis ojos reviso rápidamente cada uno hasta que lo veo, ahí está, un mensaje de él, sonrió y lo abro.

<<Amor - Aparece entonces mi chico en el aire y se pone a hablar - Te amo que nada en este mundo, ¡Feliz cumpleaños! Pásalo en grande - Decía excitado - Te tengo una sorpresa>>

Desapareció del plano del holomisor. Yo sonreí y lo deje encima de la mesita de noche y me fui al baño.


Seis de la tarde, he recibido varios regalos y hemos comida una deliciosa torta. Estoy feliz. <<Disfruta tu día, Serena>> Me dijo mi madre, creo que le he hecho caso; es verdad que no he salido de casa, pero algunos amigos han venido a mi casa y la hemos pasado muy bien. Me siento en el sofá, me hundo en el asiento y me relajo; miro a mi madre y esta va al baño. Tengo un tiempo para pensar, pero decido quitarme los zapatos y quedarme en calcetas. Elevo un poco mis pies y reposo mi cuello y espalda ¡Es tan relajante!

Paso así unos minutos, no demasiados. Toc, Toc. La puerta suena delicadamente. - O un niño o un caballero - Me dije a mi misma caminando en calcetas hasta la puerta. Sonreí y abrí la puerta con fuerza. Veo a un cartero.

-¿Es usted Serena? - Su voz es suave y pálida.

Yo asiento y me quedo viéndolo, es un poco más alto que yo.

Se pone a rebuscar entre su bolso de entregas, contabilizaba cada sobre y mira de reojo las estampillas; luego, saca una carta en especial y me la entrega - Esto es para usted, suerte - Se va rápido y se despide con la mano en alto.

Miro la carta con confusión. Rio y la abro con mis uñas -Si, debería cortármelas - Adentro veo otros papeles alargados blancos con rojos. Los saco y miro detalladamente.

<<Señorita: Serena.

Asiento: B-14

Vuelo: Pueblo Boceto - Ciudad Luminaria.

Duración: Dos horas y media (2:30)>>
​

 

Los antihéroes

WILL​

11 de Mayo del 2006
Ciudad Pirita. Sinnoh.

Respiro hondo, Marta me mira de reojo y no se puede creer aun la historia que le cuento; pero debemos desaparecer del mapa. Escucho sus suspiros a lo lejos, sé que lo está haciendo, la conozco demasiado bien.

-Lo siento - Digo en voz bajo mientras abro la maleta café de nuestras anteriores vacaciones a Alola.

Alola, un mundo fantástico al que fuimos el año anterior, en unas fechas parecidas. Fuimos para celebrar su cumpleaños número dieciocho. Todo era perfecto en esa época, flores, velas y nuestra porción de sexo desenfrenado en el hotel con vista al mar, eran unas buenas vacaciones.

Compre la maleta un tiempo antes de viajar, en una subasta de la calle. Me atrajo su color tan similar a los ojos de mi esposa, ese café intenso que desprende confianza y seguridad, aunque, actualmente la maleta se ha envejecido bastante, de hecho, tomo un color grisáceo; eso no le gusta a Marta <<Bota ya esa maleta>> Me repite cada vez que la mira, pero creo que esta vez no lo hará, no con lo que ha pasado.

Ella empaca todo en su mochila, ropa, perfumes y utensilios de primera mano; su mochila era rosa. No era un color que le gustara mucho, pero, su tono pálido la cautivo; su precioso no me cautivo tanto a mí.

Tres de la tarde. Ya debemos salir, la renta de un avión no es barata, y, mucho menos impuntual. Paso mi mano por mi frente limpiando mi sudor. Estoy dejando la casa que con tanta ilusión - Mas de ella que mía - habíamos comprado, nos había acogido, de hecho, nos habíamos adaptado a los vecinos. Era un vecindario perfecto.

-No dejemos la casa, podemos solucionarlo - Replico viéndome a los ojos.

Pensé por un momento, no sería tanto después de todo. Acaricie mi barbilla - No lo haremos.

Lo hicieron.​

 

Los antihéroes

MARTA​

11 de Mayo del 2006
Ciudad Pirita. Sinnoh.

Vislumbre las luces del aeropuerto ilegal del que nos alejábamos lentamente, con traqueteos en la parte inferior del avión, que hacían que mi vaso de agua se derramara. <<Vamos a una mejor vida>> Me dijo Will. Aun no logro comprender porque lo hizo, tal vez no sea mi problema o me esté yendo a más, pero no es fácil convivir con eso. Saque mi celular y observe la hora; las cuatro y media de la tarde. Cerré la ventana para que le brillo de afuera no me afectara; apoye mi cabeza contra el plástico que cubría la ventana.

Me puse a ver el avión, era un transporte nauseabundo, pues, se podía oler la tensión y el sudor en todo el aire. Solo tenía dos hileras de asientos, eran de un solo asiento y contaban con 3 por cada hilera. Un avión sumamente pequeño; creo que por ese pequeño tamaño la turbulencia se sentía más.

Yo era la única pasajera de ese vuelo, no había nadie más. Will se había ido a cabina, el no volaría nuestro avión, pero, si serviría de copiloto. Cada cinco minutos por el altavoz se escuchaban palabras tierna de el hacia mí. <<Te amo reina>> o <<Eres la chica de mis sueños. Nos espera una mejor vida>> Quería pensar que todas esas palabras tenían significado, pero no podía. Estaba perdida en mis pensamientos

Me vino a la cabeza nuestro matrimonio. Un hermoso primero de Julio. Por esa época yo era casi una niña, solo tenía dieciséis ¡Por Dios, solo dieciséis! Lo había conocido en una discoteca para menores de edad; él no era exactamente un menor de edad, nunca supe qué diablos hacia ahí, igual, nunca insiste mucho en saberlo. Nuestro noviazgo era lo que cabía esperarse, todo muy romántico. Salidas, comidas y sexo. Nunca hemos querido tener un hijo, tal vez eso es lo que nos falta, no lo sé.

Saco una botella de agua fría (La había puesto a congelar la noche anterior) Estaba congelada cuando la subí al avión, pero no era sorpresa que, y debido a la falta de aire acondicionado, la botella se hubiera rebajado a solo agua fría. La abrí y me serví bastante, tenía seca la boca y necesitaba relajarme. <<Marta, no olvides que ya mandamos nuestro querido Herdier a nuestra nueva vida>>

Ay mi Herdier. Perrito, para nosotros. Era mi fiel compañero desde que Will y yo nos casamos, ha estado ahí desde tiempos memorables. Eso me hizo sonreír, creo que era lo que él quería que pasara.

De hecho, aún recuerdo el calor del medio día de nuestra boda. Una pequeña boda privada celebrada en el dos mil tres, ninguno de los dos tenía muchos amigos, así que, solo asistieron nuestras familias - Más bien solo los que aceptaron - Mi madre nunca estuvo de acuerdo en que me casara, mi padre, me apoyaba, decía que ese era el camino <<Finalmente caíste en base, Mar>> no era el mejor apodo, pero me gustaba. El caso, perrito había estado ahí, pienso que incluso el me dio el cariño que mi madre yo. Will siempre lo amó, creo que eso también me enamoro.

Recordar pesa, para mañana estaremos en periódicos, así que, lo mejor es solo relajarse. Relaje mi cuerpo contra el asiento, estire mis largas piernas y cerré los ojos; no quería recordar más. No quería interrupciones.​

 

Los antihéroes

GRACE​

23 de Enero del 2006
Ciudad Luminalia. Kalos.

Revise la lista de las compras, hoy tenía que comprar varias cosas.

1- Leche

2- Huevos

3-
​

¡Diablos! Parece que me olvide anotar uno de los ingredientes. Eso me pasa por estar pensando tanto en Serena, ese chico sé que es bueno, además, se conocían de antes ¿Qué podría salir mal? Muevo mi cabeza de lado a lado, parezco de esas caricaturas del televisor, pero no me importa. Rebusco en mi bolso un buen paquete de papas, lo necesito; la grasa y la sal saboreándolos mi boca.

No me puedo quedar quieta, algunas personas pasan al lado mío empujándome, son bastante groseros, pero, es mi culpa por quedarme en medio del camino buscando frituras. Suelto un suspiro por pensar eso, camino a paso lento mientras sigo en busca de mi paquete de papas; no sé a dónde me dirijo exactamente. ¡Lo tengo! Estaba al final del bolso, es de sabor natural; su empaque azul me relaja bastante. Las abro con un gesto veloz y me llevo algunas a la boca, el sabor a sal me encanta, es como casi un vicio desde que deje de montar Rhyhorn.

El remordimiento me hace cerrar el paquete de golpe, lo enrollo en sí mismo y lo vuelvo a guardad, tengo que controlarme o mi Rhyhorn pronto no me reconocerá.Eso es terrible, pero me hace gracia pensar en mi gran pokemon confundido por no reconocer a su gorda dueña - Tal vez eso ultimo me hizo menos gracia -. Miro al frente y me intento ubicar, llevamos más de un mes en la capital y aun no encuentro el maldito súper-mercado. Ese joven fue amable en invitarnos, pero no me relajo, pues, extraño mi casa en Boceto, era un buen sitio; pero tenía que ceder a venir, era su cumpleaños, eso es lo que haría una madre ejemplar ¿Verdad? Suspiro. Sé que ya solo faltan un par de semanas para volver a casa.

Acaricio mis hombros, no quiero perderme. Serena se ubica mejor en esta gran ciudad, así que, decido volver sobre mis pasos, como un detective que llevaba un Pikachu. No recorrí mucho, eso me baja un poco la autoestima pero no importa. Reviso la hora en un viejo reloj del día de la madre <<Te quedara hermoso>> Dijo Serena, ciertamente me queda bien; marcaba la una y media de la tarde. Empujo el gran ventanal de vidrio que era la puerta. Levante la mano para saludar a la recepcionista, más que todo por educación. Llevaba un vaso del Starbucks, me llego el olor hasta a mí. No me gustaba el café, me parecía feo y extremadamente amargo.

Subí en el ascensor “Súper-lujoso” Una caja llena de espejos que se mueve de arriba abajo; además, era pequeño y olía a sudor camuflado con perfume de hombre. Una asquerosidad en conclusión. Era lo único feo del hotel, el resto era bastante lujos con sus candelabros, que, tenían diamantes y oro - O eso fue lo que dijo la recepcionista -. Chin. La campanita del ascensor al llegar a nuestro piso, el trece. Salgo como si tuviera alguna prisa, como si fuera a ver a un príncipe en mi habitación.

La alfombra roja carmesí era hermosa, además, tenía detalles dorados, así que, caminar por ahí era un lujo entero. Las paredes tenían un tapizado del tipo militar, pero sin llegar a un punto extremo, más bien, era leve y bonito. Solo había caminado un poco y ya me encontraba en mi puerta, un blanco, pero este no era mate, no, era brillante, era un detalle que simplemente me encanto cuando llegamos. ¿Debería tocar la puerta? No, no voy a dejar que ese jovencito se acueste con mi hija a plena luz del día, o por lo menos, no en un hotel en donde las dos compartimos habitación. Paso la tarjeta de acceso por el lector, siempre me fascino esas cerraduras “Futuristas” La luz verde y el chirrido me indican que ya puedo entrar, empujo la puerta; creo que espero encontrar a mi hija haciendo cosas indebidas. Pero no. Está ahí, tirada en el suelo.

-Serena - Se habrá dormido en el suelo, espero. - Serena, ¿Estas bien? - Me acerco lentamente a ella - ¡Serena!

No me contesto, la moví levemente y lo vi. Tenía una herida en la cabeza, cerca de la sien. No era un disparo, parecía un golpe con una roca; estaba sangrando a mares, la sangre se veía fresca. Lloré, ¿Qué podía hacer? Solo pude llorar y gritar. Nadie me escucho. Intente respirar y mantener la calma; lo logre a duras penas. Tome el celular, las manos me temblaban, sentía punzones constantes en el pecho. Presione los botones como pude, me sabia el número de emergencia de memoria, los pasaban el tele siempre.

-¿Si? Oficial Jenny al teléfono - ¡Respondió! Respire hondo, tenía que hablar rápido.

-¡Ayuda! Es mi hija - Me ahogue en mis gritos - ¡Esta desmayada! Puede estar muerta - Quiero creer eso, quiero creer que no está muerta.

Le dije entre gritos y sollozos la información. Su nombre y algunas características. Seguía llorando y las punzadas no paraban. Me estaba ahogando en el momento; le tenía también que dar también el nombre del lugar. Lo hice mientras me ahogaba.

-Entendido señora, iré con una patrulla hacia allá, no se mueva del lugar, y, no toque el cadáver - Hubo un gallo, conozco esos gallos, no puede estar tomada.

Me dijo que no tocara el cuerpo, no lo hare, ahora solo quiero llorar.

Y lloró.

 

Los antihéroes

JOHANNA​

13 de Noviembre del 2010
Ciudad Azulona. Kanto.

El vuelo ha sido una mierda. Asientos increíblemente incomodos y estrechos. Olía a sudor y a pies, un desastre en conclusión, pero, para desastres lo que me esperaba. Mi tierna y querida Dawn había muerto. ¿Cómo era posible? ¿Quién diablos lo hizo? Demasiadas preguntas y poco tiempo. El aeropuerto me quedo pequeño, me sentía ahogada, sin calor. Intente acariciar mis brazos para calentarme, lo necesitaba, pero, no lo lograba. Sentía que mi pulso e paraba, mi corazón dejaba de palpitar y mis pulmones ya no servían, eran rocas.

Necesitaba calmarme. Fui a comprar una cerveza en lata - La más fuerte -. La abrí con gana, necesitaba tomar. Me lo lleve a mis secos labios. El líquido estaba tibio, casi caliente, pero su sabor amargo me relajo, me daba esperanzas.

Me senté en una banca de uso público, estaba en medio del aeropuerto; era una banca para que las personas esperaran a sus familiares. Estaba rodeada de tiendas de todo tipo, pero su mayoría de regalos de clase media, supongo que, el aeropuerto no pensara que la gente pudiera comprar más. Pase mi dedo por el filo de la lata, estaba húmedo. Me la volví a llevar a la boca, tomaba a grandes sorbos viendo el cielo, con su típico color azul. Seguí tomando hasta que ya no quedo ni una sola gota de cerveza; en ese momento me di cuenta de que Dawn se había ido, de que no volvería. Me entro un repentino ataque de pánico, desde mi adolescencia que no sufría de uno de esta intensidad, no podía respirar. Tomaba aire a bocanadas.

<<Para que piensen las cosas>> Recuerdo haberle dicho para que se quedara en ese estúpido hotel lujoso. Luego, para Pueblo Paleta a su matrimonio. Estuve ahí, era la última vez que la iba a ver, pero yo no lo sabía. Sentí mis saldas lagrimas atravesar mis mejillas, eran como pequeñas cascadas de pena. Tenía un compromiso muy importante, tenía que volver ese mismo día a Sinnoh, ¡Era importante! Pero ahora, ¿Quién me diría que dos días después mi hija yace muerta? Empiezo a respirar, noto como si todo estuviera hecho de azufre, no puedo respirar bien.

Noto los ojos de las personas clavándose en mí, viéndome llorar, juzgándome desde lo que ellos creen, desde sus “Tronos” - Estúpidos - Susurre tan bajo que nadie escucho. Tenía que moverme a Pueblo Paleta, necesito saber que diablos pasó ahí, hablar con Ash, él debe saber algo.

No quería levantarme de esa silla, sentía que llegaría Dawn e iríamos a comer un delicioso helado de chocolate - Su favorito - pero no era así, ya nunca más volvería a acariciar su pelo, su cara. No volvería a verla o escucharla. No pasaríamos más tiempo de calidad juntas y no tendría nietos. Las lágrimas llegaron. Intente cubrirlas con mis manos e irme rápido.

 

Los antihéroes

JENNY​

2 de Marzo del 2006
Ciudad Luminalia. Kalos.

Veía el espeso café sobre mi escritorio, ya habían pasado varios meses que no tomaba ni una gota de alcohol - O por lo menos no en el trabajo -. Tome los montones de papeles y los alce intentando evitar que alguno pudiera salirse o perderse. Le di pequeños golpes en el escritorio para poner todo en su lugar, en un solo bloque; eso me relajaba. Me lleve el café a la boca, ya estaba frio, no recuerdo si lo había hecho hace una o dos horas. Desde que llego el caso de la muerte de Serena no he tenido descanso, he estado investigando y siguiendo múltiples líneas de investigación. Tengo sueño, no he dormido bien hace meses, pero, mitigo mis deseos de ir a la cama con energizantes baratos que anunciaba la televisión.

<<Encuentre al asesino ¡Hágalo pagar!>> Fueron las desconsoladas palabras de Grace, la madre de Serena. Contra todo pronóstico nos hicimos muy amigas, empezamos a hablarnos más cunado coincidíamos en las cafeterías del barrio. Esa es una razón por la que este tan apegada a este caso, aunque, soy consciente de que el hecho de que estuviera borracha - O algo así - esa tarde me costó detalles importantes, información vital perdida por mi culpa.

Agacho mi cabeza y le doy un corto sorbo al energizante. No quiero pensar más en eso. Presiono el pulsador de mi lapicera y me pongo a “Re-formular” cada teoría que manejábamos, si bien no recuerdo todas, las más importantes sí.

La madre la mato. Escribí. Era una de mis teorías más alocadas, no contaba con demasiadas pruebas, de hecho, era la que menos sentido tenia, pues, fue ella quien llamo y según su propio testimonio ella había llegado a las dos y la había encontrado ahí. <<Entre al ascensor seguramente a las una y cincuenta - Dijo ahogando sus lágrimas la madre - Fui a la habitación a las dos, y ella ya estaba herida>> Su testimonio solo lo dijo una vez, nunca rectifico. Pero la verdad es que ella había dicho todo lo que ocurrió, lo confirmamos con las cámaras del hotel.

Un suicidio. Fue lo siguiente que escribí, y de hecho, fue nuestra siguiente prioridad después de la de madre, eso era curioso, pues, generalmente es el suicidio la primera opción. Bien era sabido por nosotros que la chica tenía problemas, se sentía sola; pero su novio la alegraba. El golpe era en la sien, pero no era un disparo, era un golpe seco (Según los forenses) Así que descartamos suicidio casi de inmediato.

El novio la mato. Lo escribí con cierta alegría. Ha día de hoy era nuestra única teoría que tenía sentido. <<El apoyo la idea de que yo fuera a comprar, en esa ciudad>> Nos confesó la madre. Nuestra teoría era sencilla, mando a la madre a comprar y luego, en poco tiempo, aprovecho para matarla y huir. Eso hubiera cerrado casi que por completo el caso, pero no, pues el novio testifico que simplemente fue a comprar pan. <<Solo fui a la tienda por pan, no estuve presente>> No pudimos confirmar ese testimonio.

Me estaba agobiando, siempre estaba pensando en un equipo “Nosotros” Pero realmente solo era mi fiel Pidgey y yo ¡Vaya equipo! Podía haber recibido más ayuda del centro de policía pero no quise, quería mostrarme a mí misma que podía resolver este caso, y además, una especie de redención a estar tomada ese día.

Su novio. Era la teoría que más encajaba. Un chico blanco, alto y con el pelo café, ojos verdes como esmeraldas. Siempre se identificó como: Jacke Stone. No existía ni había registro. ¿Por qué mintió? Necesitaba pedir otro interrogatorio. Pero seguramente, y si el fue el culpable, se escaparía. <<Necesitamos más pruebas para otro interrogatorio ¿Entiendes?>> Me diría la jueza si lo pedía por ese medio. Estaba en una encrucijada.

 

Los antihéroes

WILL​

10 de Mayo del 2006
Ciudad Pirita. Sinnoh.

Respire hondo. Marta aún no sabe absolutamente nada de lo que ha ocurrido hace unos meses, por más que le he insistido en que lea el periódico, no lo hace. Tres de la tarde, marca el reloj de pared que tengo en mi despacho, siempre he pensado en el tiempo, es curioso verlo avanzar; siempre he pensado en que los ladrones son escoria, sí, pero nosotros mismos somos ladrones, nos robamos nuestro tiempo <<El tiempo es oro>> Eso es verdad, pero, nunca lo podrás vender.

Enciendo mi computador, y me reclino en la mullida silla que compre hace unos años << ¡Su mejor inversión!>> Nos había dicho el vendedor, luego se tropezó, me reí tanto que lloré, fue una buena época. Se prende de inmediato y sale mi típica pantalla amarilla, abajo, el espacio para la contraseña. Siempre he ido por la seguridad, pero mi mente nunca es buena para las contraseñas así que opte por la más fácil “Contraseña” me hizo mucha gracia en su momento.

El escritorio de mi aparato o <<Tu cuna>> como le decía marta, no era más que un fondo de ella y mío, donde, se resaltan nuestros ojos; sus hermosos ojos cafés y mis <<Esmeraldas>> de ojos. Tengo un par de carpetas con diferentes nombres “Trabajo” “Casa” tengo otra carpeta, pero es mejor que este oculta.

Toc, Toc. No era la puerta de mi despacho, no, era la de la casa; fue tocada con tal fuerza que lo podía escuchar incluso yo ¿Quién diablos podía ser? Empecé a sudar frio, siempre supe que esto llegaría, era momento de cobrar un par de favores.

-¿Señora Jhonstone? - Escuche una voz femenina viniendo de la puerta, lo supe al instante, era la maldita oficial. Mi mujer solo tartamudea sus preguntas ¿Cuánto tiempo tendré hasta que llegue hasta mí?

Corro y escribo múltiples contraseñas de número, que, las tenía anotadas en un papel que tenía metido en mi bolsillo, siento el momento en mis venas, la tensión sube. Una vez hecho “corro” y abro la carpeta sin nombre, esta lo justo: Los papeles de renta de un avión y la entrada a un aeropuerto privado. Los imprimo. Golpeó la impresora, necesito que se impriman rápido ¡Tengo que ocultarme! Me tiro de la silla al suelo y me arrastro debajo del escritorio, tenía un pequeño hueco, ya había pensado que ahí me podía esconder.

Abrí Whatsapp. Contactos y más contactos. “Ella” ahí está, es lo que necesitaba; tengo que escribirle rápido.

“Claire, tengo que huir, ya sabes. Podemos encontrarnos, se lo que haces no temas.”

 

Los antihéroes

CLAIRE​

1 de Enero del 2011
Ciudad Esmalte. Teselia.

Estiro mis suaves dedos, uno por uno. Eso le hace gracia a Will, de hecho, es de lo poco que lo hace sonreír desde el incidente del avión; fue una desgracia, pero casi que puedo decir que eso logro hacer que nos uniéramos, tal vez no de manera sentimental - Aunque me gustaría - pero si en ideales, tenemos cosas en común. Ya llevo varias horas sobre la silla, ya ha oscurecido y las horas siguen corriendo.

-Voy por café ¿Quieres una taza? - Me pregunta de manera amable.

Le muestro una sonrisa. Siempre le gusto que sonriera, decía que mis pecas le dada un bonito detalle a mi sonrisa. Se va hasta la cocina, estas semanas nos hemos sincerado mucho; el año nuevo fue como otro día mas, asimismo la navidad. No me preocupa eso. La luz es muy tenue y cuesta ver nuestras notas, sabemos que tenemos que encontrar al asesino de Dawn, es Ash, eso es seguro, él lo testifica. A día de hoy es en lo que más centrado ha estado, incluso dejo el caso de Instagram. Me encantaba ese caso. Pero poco podía hacer, el siempre mostro mucho interés por Dawn.

-Aquí tienes - Dejo una taza de café frente mío.

-¿Esta caliente? - Me agrada que las bebidas estén calientes, casi que hirviendo.

-Yo o el café - Bromea.

Me cubro la sonrisa con la taza, en efecto, el café está caliente y con la azúcar exacta. Teníamos que retomar esto. Me metí a resolver casos con el luego del accidente de su esposa; estaba roto en llanto, deshecho. Llegamos a la conclusión de un fallo mecánico en serie, muchos de los aviones privados lo podían sufrir. Ese fue mi tesoro, ambos nos retribuimos el descubrimiento, así que, borraron cualquier antecedente, era increíble. Nos propusieron unirnos a la policía, yo estaba animada, pero el no, me convenció de rechazar la oferta y aquí seguimos, en una sala con mala iluminación.

Él sabe lo que este cabello rosado hacía, robos y asesinatos fueron borrados de mi expediente. Eso me alegro.

-Hey - Paso la mano por enfrente mío - ¿Estas en tierra?

-Perdón.

No sabía muy bien porque me disculpaba, pero no era importante.

-Ve a descansar, Claire - Me sonrió.

Agache cabeza, durante estos años esta silla había sido mi mejor cama, era mullida y deliciosa al tacto. Nos habíamos contactado por un chat, ambos queríamos ayudar pero “A nuestra manera” ese había sido nuestro primer acercamiento, luego, nos pasamos números y empezamos a hablar. Yo confiaba en él, pero él me investigaba. Como era de esperar, él había terminado por conocer mis expedientes y los delitos que había cometido - Y por lo que era prófuga - pero no le importo, seguimos hablando.

Tengo la manía de borrar conversaciones, sino, ahí estaría el mensaje que me mando mientras estaba a punto de salir con su esposa. Me consta que era una mujer fantástica. Es una lástima que haya muerto, aunque, me dejo el camino libre. Una vez su avión se estrelló, en medio de Unova, el salió a buscarme, milagrosamente estaba ileso. <<Tienes que ayudarme a saber que paso ¿Ok?>> Quería negarme al principio, pero sus estúpidos ojos me convencieron. Una vez descubierto que había pasado con el avión yo tenía intención de irme (Estudiar, casarme, tener hijos) Pero él no me dejo <<Ahí casos hay fuera Cat - Me encantan los gatos - Tienes que ayudarme>> Desde entonces estamos en este caso, luego supongo que hará lo mismo, fama y nuevos casos, no sé hasta qué punto pueda aguantar.

 

Los antihéroes

MARTA​

11 de Mayo del 2006
Ciudad Pirita. Sinnoh.

A pesar de estar rodeada de mi cálida manta roja el frío invade mis huesos. Huir de la policía no era como en las películas de persecución donde el tipo musculoso siempre salva a la morena de ojos cafés. Nos hospedamos en una especie de Motel, uno muy feo. Constaba de cabañas de madera casi podrida. <<Solo será por hoy, reina>> su estúpida ternura me había convencido, bien, algo es algo. Me trajo un refresco, de uva - Mi favorita-.

Me conto una terrible historia, más bien, una confesión. Había hecho algo simplemente terrible, no quiero recordar nada de eso, es simplemente terrible; claro, ignorando el hecho de que me fue infiel. Eso me daba escalofríos. Me lleve el refresco a la boca, la botella de plástico rosaba mis labios, era la sensación de artificial, me molestaba. Suspire increíblemente fuerte, el frio iba bajando mientras recordaba cómo diablos había llegado ahí.

<<Voy a asegurar el avión - Besó mi frente - Todo está bien>> Me dijo, tengo miedo de que no vuelva. Dejo su celular en el motel ¿Era posible que intentara incriminarme? No, eso no tendría sentido, bueno, menos de sentido de lo que tiene todo lo que está pasando. Intento contener las lágrimas.

<<No lo haremos>> Sentí fe en sus palabras, pero no. Llevábamos más de un día escapando de la policía ¿Cuánto más faltaba? Solo tengo que esperar.

 

Los antihéroes

WILL​

11 de Mayo del 2006
Ciudad Pirita. Sinnoh.

La deje esperando. Tengo que asegurarme de que todo salga según lo planeado, no voy a arriesgar mi <<Plan maestro>> Llevo una cerveza en lata, llevarla en vidrio es mucho más complicado y podría traerme problemas con el tipo. Tipo de ya sesenta año, un viejo decrepito. Usa un estúpido traje blanco como la nieve; a veces pienso que lo limpia cada minuto. Tiene tanto dinero que si quisiera podría comprar una empresa de avión ya fundada. Pero parece que por ahí no le van los tiros, prefiere rentarles a personas aviones ilegales. Son casi indetectables.

Lo conocí en una fiesta en un casino, hace bastante tiempo ya. <<Juegas bien, cabrón>> Me dijo cuando coincidimos en una partida de póker, gane mil dólares, fue una racha ganadora. <<Es tu día de suerte, amor>> Me aclaro Marta. La suerte no existe. Pero fue una gran coincidencia encontrar al magnate de los aviones en ese casino. En un casino de clase media. Era sorprenderte verlo ahí por el simple hecho de que el podía apostar un avión si quisiera.

Realmente no creo en la suerte porque ese día no estuve en la telaraña del azar, no. Hice trampa. Marque las cartas en un descuido del <<CardMan>> Por eso siempre jugaba en la misma mesa. No cambiaba. Use un marcador especial, era transparente al ojo norma; para verlo usaba unas gafas especiales. Ganaba tanto que pude ordenar unos lentes de contacto con el mismo funcionamiento - para levantar menos las sospechas -.

Era difícil darse cuenta de que hacia trampa. Pero siempre hay personas que saben de esto; personas que saben hacer trampa mejor que tú. Y ahí estaba, ese desgraciado era uno de esos. No me dijo nada hasta al final.

Iba saliendo del colorido casino, estaba lleno de brillitos de neón. Tome la salida de atrás, pues, la salida principal siempre está llena de ladrones y personas que quieren tomar tu dinero. Ese día había ganado unos quinientos Pokédolares, mucho. Los llevaba en una mochila negra con verde, nada llamativa. Me puse unas gafas oscuras. Según la policía de esa manera es menos probable que te roben, pues, te confunden por un pandillero que lleva una jodida bomba. Pero creo que para una persona que toda su vida está dirigida a la ilegalidad, eso no la engaña. Pude caminar unos cuantos pasos. Parecía una noche como cualquier otra, pero, de un momento a otro me encontraba contra la pared de ladrillo. No tengo ni idea que pasó en un lapsus de tiempo, pero ya tenía al trajeado presionando un chuchillo contra mi pecho, no lo clavó, pero estuvo cerca.

<< ¿Qué tenemos aquí? ¿Un pequeño tramposo?>> Sonrió mostrando sus sucios dientes. Presionaba mi pecho con más fuerza.

Sudaba como judío en las manos de Hitler.

Tartamudeaba, nada en específico. Las palabras no me salían, estaba asustado, un movimiento en falso y terminaría desangrado con quinientos dólares manchados de sangre. Lo mire a los ojos, creó que puede oler mi miedo.

<< ¡Vamos! Enséñame tu puta trampa>> Dejaba de presionar mi pecho y acarició mi hombro.

Entonces le explique todo. Desde el marcador que usaba, hasta los lente de contacto. El soló sonreía y reía. Parece que le causaba gracia mi malicia, eso era bueno tratándose de una persona que minutos antes te estaba amenazando con un chuchillo.

Seguimos en contacto, hasta el día de hoy. Gracias a mi aplico esa <<Trampita>> en cientos de casinos. Así que me debía algún favor. Pues es a eso a lo que venía, un descuento del 80% en el avión. Y además, explotaremos una falla del motor. Con eso me asegurare de que el secreto quede bien muerto.

Muerto para siempre.

 

Los antihéroes

ASH​

11 de Noviembre del 2010
Pueblo Paleta. Kanto.

Vamos en la limosina. Una muy lujosa y de color blanco. ¡Nos acabamos de casar! Me sienta realmente bien. Jamás pensé que llegaría este día. Pero lo hizo y, de manera espectacular, pues, me case con Dawnie. Suspiro y acaricio su mano, puedo ver de reojo como sonríe. Compré unos hermosos anillos de oro. No tiene diamante, pero no importa, me encantaron. Las llantas siguen, vamos camino a mi casa. Nuestra casa. El viaje es algo odioso, pero ver las ventanas oscuras que reflejan los arboles es muy bonito, además, la tengo a ella. Con ella la vida será buena.

Sí, es verdad, a veces se me pasa la mano con ella, pero, lo hago por su bien. Lo sé y ella lo sabe, eso es lo importante. Dawn lo acepta <<Si, me he portado mal>> me dice, eso significa que lo estoy haciendo bien. Que yo tengo la razón. Sonrió y la miro, ella también sonríe. Miro mi reluciente anillo, es hermoso sin duda. Los muebles de cuero negro son hermoso. Cada uno de nosotros está en una puerta. Estamos bastante separados pero queremos que en nuestra casa se revele todo.

Rasco mi cuello. Ya hemos llegado. ¡Una oportunidad! Me bajo rápidamente y, casi que volando voy hasta la puerta de Dawnie. La abro, lo hice. Suspiro.

-Madame - Sonrió y ella se baja. Sonriente, en su traje blanco. Yo lo elegí.

Afuera de nuestro hogar están casi todos. La mayoría del pueblo se había reunido en el patio. Incluso Gary.

-Felicitaciones, Ash - Me dijo el mismo.

Mi madre, Delia, está adentro. Ahora disfrutaremos de la fiesta y entraremos. Sera una fantástica noche. Lo sé

 

Los antihéroes

DELIA​

11 de Noviembre del 2010
Pueblo Paleta. Kanto.

La música alta y, el olor a alcohol demuestra lo felices que están todos. Y ¿Cómo no estarlo? Mi pequeño Ash, mi niño se casó. Mi gran hijo que por varios años solo mostro interés en su Pikachu finalmente encontró a su chica ideal.

Las estrellas brillan como luces que iluminan el momento. Su momento. No puedo evitar sentir los ojos aguados. Verlo desde la ventana, tan feliz con su prometida. Estoy en uno de esos momentos que toda madre debe vivir, ver a su hijo casado y, en un futuro próximo: Nietos. Pequeños humanos que volver a cuidar.

En dos semanas mi pequeño - No tan pequeño - se irá de casa. Dejará el nido e ira a volar con su prometida. Verlo ahí, una cerveza en mano y con un traje es simplemente bello. No puedo contener las lágrimas, quiero abrazarlo, pero no es momento; ahí también esta ella, Dawn. La chica del pelo azul, con un hermoso traje de color blanco, yo se lo recomendé a Ash y, el a ella.

Las luces de la casa están todas prendidas. Prepare todo para su primera velada romántica. Debe ser todo perfecto. << ¡Todo perfecto!>> Me dijo. Pero hay algo en que estuve de acuerdo con Dawn: Ella cocinara. Hay que probar su sazón, además, una comida en familia es complicada una vez que tengan su casa. Eso también me da pánico, no tengo a nadie. Me quedare sola. Las lágrimas se derraman de mis ojos, cayendo como cascadas por mis mejillas rebotando como pelotas en el suelo; pero son insonoras, nadie las escucha, de hecho, si me vieran, nadie las notaria.

Hago un fuerte sacudón de cabeza. El momento no amerita Depresiones Delia. ¡Era momento de alegría, por Dios! Camino a la cocina, una vieja cocina de madera de color claro. Luces colgantes y un pequeño ventilador. Los mesones de mármol. Realmente no son de mármol, es madera dura forrada, pero, Ash y yo lo hicimos tan bien que parece mármol de verdad. Abro la nevera, es de una sola pieza de color blanco reluciente, aunque, la edad le ha dado un poco de humedad que quebranta la pintura, como en una choza vieja.

Saco una lata de cerveza. La abro y siento la espuma en la boca. Me da repulsión y termino corriendo hacia el baño, para vomitar.

No he bebido hace mucho. Eso es un don.

Tomo bastante aire, una gran aspiración de aire. Mis pulmones lo sienten, como una caricia con fuerza. Mi corazón bombea sangre un poco más rápido y, la música de afuera se para. Escucho sonidos extraños de afuera, no le voy a dar más importancia, ahora debo atender a mi recién casado hijo.

Le noto en los ojos algo de enojo. Dawn mira hacia el suelo ¿Qué diablos habrá pasado?

-Iré a cocinar - Masculló Dawn y salió corriendo hacia la cocina. Ash solo se sentó en la sala a observar su anillo dorado, a decir verdad, es muy bonito

 

Los antihéroes
​

CLAIRE​

2 de Enero del 2011
Ciudad Esmalte. Teselia.

Puse firme la espalda como pude; como si me hubieran atravesado con una barra de metal. La luz tenue era perfecta para, cuando abras los ojos, no te quedes media ciega. La mesa de frío metal seguía estando en mis narices, con todas las notas sobre Dawn.

Solté un gran bostezo. Me sentí más relajada después de eso. Pisé mi pie con el otro; me encantan los converse. Estaba usando mis zapatos favoritos; eran de color azul cielo.

Estire las manos pasándolas por encima de mi cabeza, para luego ponerlas enfrente de mí. Viendo mis manos noté que estaban un poco más pálidas. Mis dedos eran largos desde que tengo memoria.

Detalle mi dedo medio. Llevo ese hermoso anillo dorado que me regalo Will; no significa que estemos casados, pero, me gusta que lo haya hecho. Su brillo es hermoso.

Según el, lo había comprado en una joyería muy fina. Solo para mí.

A lo mejor solo mentía y ese anillo le haya pertenecido a una de sus abuelas y, que ahora, corresponde a un puto tesoro nacional.

Escucho el chirrido de la puerta al abrirse. Ahí está Will. Usando una sudadera negra. Respiro enérgicamente y tomo mis notas en las manos. Las leo en voz alta.

Ash mató a Dawn. Esto lo sabemos porque Will estuvo en la escena del crimen. Estaba totalmente sobrio y consiente, por lo que, su testimonio es totalmente valido.

Eso es lo que había dado por sentado, pues, cada ficha encajaba.

Prosiguió con la lectura.

Ya sabemos eso. Ahora, solo falta encontrar suficiente evidencia que contemple esto.

Problema: Todas las pruebas las tiene la policía.

Will solo sonrió al escucharme leer todo.