Explícito [Long-fic] Digimon: Enemigo Público

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Mephisto Rillah, 5 Julio 2020.

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    Mephisto Rillah

    Mephisto Rillah -C-A-O-S-

    Géminis
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    4 Julio 2020
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    Escritor
    Título:
    [Long-fic] Digimon: Enemigo Público
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    3223
    Buenas este el mi primer y único fanfic xd... lo iré subiendo a poquito


    *DIGIMON*

    Enemigo Público



    Prologo

    Con la visión de aquel continente reflejado en el cielo de 1999 se revelaba ante el mundo entero el fenómeno digimon, las opiniones en torno al tema proliferaron por toda la internet atribuyendo en muchas ocasiones un significado apocalíptico al evento y describiendo a las bestias avistadas como demonios. Las distintas potencias vieron en estas criaturas una confusa amenaza, las agencias de inteligencia de todo el planeta se dedicaron a investigar el suceso y las teorías de quienes ignoraban el Mundo Digital dieron paso a la desconfianza. En el año 2000 un virus informático de origen desconocido provocó el lanzamiento involuntario de un misil estadounidense a Japón que afortunadamente no estalló. Cientos fueron los testimonios que afirmaban que dicho suceso tenía relación con una "batalla en la internet", sin embargo, la mayoría pertenecían a niños y pre adolescentes.

    El mundo no creyó a los norteamericanos, la condena internacional fue total y en Japón los sectores de izquierda compararon el hecho con los bombardeos que finalizaron su pasado conflicto. El gobierno de los Estados Unidos, basándose en los pocos datos que poseía del atentado, llegó a la conclusión de que el virus que atacó al pentágono era de origen terrorista, que obedecía un elaborado y tramposo plan de campaña para expulsar a las tropas que persistían en el país nipón desde fines de la guerra.

    Dentro de las propias fronteras de Estados Unidos la población civil cuestionaba a sus autoridades políticas y militares. En el resto de América Latina los movimientos políticos ganaban adeptos pregonando un caos bélico que supuestamente los "gringos" desatarían sobre la tierra. En síntesis, Washington perdía el control de sus zonas de influencia y temía una conspiración en su contra por parte de naciones enemigas.

    Ese mismo año, con la excusa de intervenir a las mafias del narcotráfico, Estados Unidos invade con sus tropas algunos países al sur apoyado en los gobiernos locales. Comenzó entonces un enorme conflicto, los carteles y las oficinas se agrupaban, se apoyaban y se movían por el continente, así mismo lo hacían las tropas del ejército norteamericano. Por otro lado, las guerrillas y los grupos extremistas se multiplicaban y ganaban aceptación en la población que veía la intervención como un "atropello imperialista". Dieron inicio brutales combates, tuvieron lugar despiadadas y sangrientas agresiones que asolaron al pueblo americano. En los años que siguieron las huidas fueron masivas, tanto que las fronteras de Europa empezaron a cerrarse para los millones de inmigrantes porque los estados no daban a basto con aquellas descomunales oleadas de refugiados. Aquellos desterrados por la guerra debieron mirar más allá del horizonte.

    En el año 2002 los digimon volvieron a entrar en la escena internacional, no obstante, esta vez la información recopilada por los gobiernos fue mucho más detallada y minuciosa. Finalmente descubrieron la existencia de un Mundo Digital, aunque poco y nada sabían de él. Más delicado aún, supieron de elementos japoneses ajenos al gobierno moviéndose por una variedad de países y relacionándose de manera sospechosa con las criaturas que se materializaban en el mundo humano, mucho peor, contaban con el apoyo clandestino de niños y adolescentes reclutados en todas partes del globo, unos que se hacían llamar"niños elegidos". En esos años, camuflados entre los denominados burakumin, los primeros refugiados occidentales eran prácticamente invisibles para la sociedad japonesa...

    Corría ya el año 2004, la oscuridad sólo era interrumpida por el alumbrado público de las calles de Odaiba que bañaba el asfalto con un luminoso y falso sentido de seguridad. Aquella madrugada era la de un día corriente de escuela y, ya casi faltando diez minutos para las seis de la mañana, el silencio era puesto fuera de escena por el ruidoso caos de la vida nocturna; coches, sirenas, peleas de vagos y adictos, pero aun así, nada coartaba la pasividad del sueño al interior del apartamento de la familia Yagami.

    En la habitación de los más jóvenes, en la parte superior de una litera, una niña de tan solo trece años abría sus ojos repentinamente por culpa de un bullicioso despertador. Ella se tapaba el rostro con sus mantas a modo de berrinche, esperaba que el perezoso de su hermano mayor, que dormía en la cama inferior, apagara la molesta alarma. Esperó unos minutos, pero nada, al fin la chiquilla comprendió que eso no iba a suceder. Tras una ardua lucha contra la somnolencia la pequeña castaña logra bajar y silenciar aquella infernal alarma, sin pensarlo mucho, le llama la atención a su hermano que continuaba sin reaccionar. Enseguida, y entre maldiciones, un rostro demacrado por la resaca y las peleas callejeras emerge de entre las cobijas y dirige una fría mirada de pocos amigos a su hermana, acto seguido, vuelve a dormirse envuelto entre sus mantas. La jovencita con decepción asume que el joven no asistirá a clases, otra vez... "Está cansado y su mente necesita digerir todo esto".

    El resto de la mañana transcurrió con normalidad, con el ánimo renovado gracias a una deliciosa ducha, la niña se preparó para la escuela y se dispuso a desayunar junto a sus padres. A pesar de los gritos de su madre, para que su hermano despertara, y las maldiciones de su desempleado padre, por el comportamiento de este, Hikari no se dejó amedrentar. Ni los gritos, ni el lúgubre ambiente propiciado por una débil y única luz podía pervertir la aparente calma de la chiquilla, más su atención estaba centrada en un exagerado noticiero matutino. La televisora Fuji transmitía el resumen de una manifestación que tuvo lugar el día anterior en Tokio, la reportera en pantalla, con ahínco, daba a entender que el motivo de la concentración radicaba en la problemática que suponía la profunda crisis social y económica del país, eso sumado a las políticas permisivas del primer ministro Kazuo Shii con respecto a las oleadas de inmigrantes provenientes de occidente.

    -La manifestación, que tuvo lugar ayer a las afueras del Edificio de la Dieta, dio cita a más de 120.000 personas que despotricaron contra las débiles medidas del gobierno frente a la creciente ola de desempleo, el desbordado crimen que se a tomado Japón y la falta de voluntad política del primer ministro Shii que ha sido incapaz de parar el flujo criminal que llegó junto a los refugiados occidentales.- relataba una joven reportera japonesa, relato acompañado por imágenes de largas filas de obreros sin trabajo, delitos violentos de las últimas semanas y gráficos que demuestran la poca solvencia del estado nipón.-La multitudinaria concentración convocada por adherentes del opositor Partido Liberal Democrático tuvo eco en el oficialismo donde los máximos líderes del Partido Comunista llamaron a los ciudadanos a "defender el gobierno popular y las conquistas del pueblo".- continuó informando.

    -¡Los japoneses estamos cansados!¡No hay trabajo por culpa de los extranjeros!¡La semana pasada la tienda de mi hermana fue robada por tres latinos, deberían de irse al diablo!- reclamaba con furia un humilde hombre en televisión.-¡Mi vecino perdió a su esposa en un atentado de La Estrella Roja, el pobre diablo ya no es ni la sombra del policía que fue!- continuó sollozando.

    -El gobierno de Shii a demostrado empíricamente, una vez más, que tanto el socialismo como el entendimiento con delincuentes y terroristas... ¡es un fracaso!- condena con un enérgico golpe en la mesa Shinzo Abe, líder del Partido Liberal Democrático, mientras era entrevistado por la prensa.- Hemos tenido que ver, con más tristeza cada día, como a los pies del Monte Fuji se levantan improvisadas casas pertenecientes a extranjeros, delincuentes y comunistas que solo vienen a dañar nuestra sociedad... ¡Es nuestro patrimonio y debemos defenderlo a toda costa! ¡Debemos defender Japón y su soberanía sobre el terrorismo!- concluyó el líder derechista.

    -Por su parte, el gobierno culpa a la derecha política y a EE.UU. del boicot económico, mientras que la delincuencia la endosa a la influencia nociva del grupo terrorista "La Estrella Roja", organización liderada por el extremista conocido bajo el seudónimo de "Comandante Malcolm". Este grupo terrorista radicado en "la Colina del Terror", como se conoce la barriada ilegal de extranjeros a los pies del Monte Fuji, es responsable de numerosos ataques a ciudadanos destacados y se les acusa de financiarse con las ganancias del crimen organizado. Estamos hablamos de pandillas como "Terror Hill's Gangstaz", que a su vez, se ven constantemente envueltas en situaciones de violencia callejera y enfrentamientos armados con la yakuza "Sumiyoshi-kai" y "Yamaguchi-gumi". En un comunicado del comandante subversivo, el que se viralizó luego del pasado atentado explosivo en el Departamento de policía de Odaiba, una de la frases hacia la siguiente amenaza "La sociedad japonesa no es nuestro enemigo, pero cualquier represalia a nuestros hermanos será correspondida con un fuego infernal"- concluía la reportera.

    La imagen del guerrillero en pantalla se quedó en su pupila. Un hombre imponente, aparentemente maduro, de vestimenta militar aunque algo más descuidada. Su rostro era oculto por un pasamontañas negro y portaba un fusil AK-47 entre sus manos. Su mirada y su postura proyectaban una temible convicción, la chica no podía evitar sentir algo en su pecho, un presentimiento, algo importante estaría ligado a ese hombre y no sería nada bueno.

    De pronto, la voz furiosa de su padre la descoloca violentamente.

    -¡Es por culpa de tipos como ese que tu hermano se convirtió en un vago inútil!¡No se por que aún no lo hecho de aquí!- despotricaba el padre enjuiciando al tipo de la pantalla con su índice.-¡Hikari, no quiero verte con esos animales, no quiero que te conviertas en basura como tu hermano!- amenazó a su hija cerrando el puño frente a ella. Impactada Hikari no pudo más que tratar de balbucear alguna frase ilegible.

    El incómodo momento fue interrumpido casi milagrosamente por el timbre de la puerta. La buscaba aquel chiquillo rubio y de ojos azules que siempre estuvo para ella, Takeru Takaishi. La niña, al ver de pie en su puerta la excusa perfecta, rápidamente tomó sus cosas y se despidió tan sumisa como velozmente con un "Adiós" al viento. Mientras la niña abandonaba el lugar para ir a la escuela, un malhumorado Taichi abría la puerta de su habitación y se dirigía silenciosamente al refrigerador, era casi como si no pudiera oír las maldiciones de su colérico padre, solo se limitó a decir en voz alta:

    -Me bañaré y saldré de aquí con mi novia y los chicos... Haré algún dinero con un trabajo que nos han ofrecido.- decía mientras cerraba el refrigerador con una mano y con la otra se llevaba un cartón de leche a la boca.

    -¡¿Como que un trabajo?! ¡Deberías volver a la escuela, estudiar y ser algo más que un simplón holgazán Taichi!- le grita su padre al ver la indiferencia con que era tratado por su hijo.

    Taichi, serio y desafiante, le responde:

    -¿Y con qué pagarás mi comida, con tu dinero? No eres capaz ni de pagar tu propio desayuno hombre inútil y mantenido.- Taichi se retiró al baño dejando muda la habitación.

    Hikari, por otra parte, se sentía muy a gusto en compañía de Takeru, desde niños, ambos compartían una relación única, una complicidad forjada al calor de las pruebas que el destino puso frente a ellos. Camino a la escuela el rubio logró sacarle más de una sonrisa, la simpatía natural de su amigo la hizo olvidar el mal rato con su padre. Ella no notó que Takeru la preparaba para tratar un tema que si o si debían tocar, un tema delicado para ella.
    -Hikari...- pronuncia el joven mirando seriamente a la niña que caminaba a su lado.-¿Por qué estaba enfadado tu padre?- le preguntó conociendo la respuesta.

    -Ya sabes, desde que se quedó sin trabajo esta de muy mal humor y además Taichi...- pero Hikari no terminó su frase, más bien se quedó mirando el suelo mientras andaba.

    -Hikari... debes afrontar el hecho de que tu hermano tiene problemas serios ¿Qué pasará con él si no actuamos pronto?- preocupado le decía- Taichi es muy terco, pero sabemos que a ti te escuchará...

    -¡¿Y crees que no lo he intentado?!¡Mi hermano extraña mucho a Agumon y no lo puedo ayudar!- la niña enfrenta duramente a Takeru y desahoga su frustración.- ¡¿De que vale ser un "niño elegido" si ni siquiera podemos estar junto a nuestros amigos?!¡Tú no entiendes lo que está pasando Taichi!

    -¿Que no lo entiendo? Te recuerdo que él no es el único que perdió el contacto con su digimon, yo tambien extraño como un loco a Patamon, pero tú no me ves por ahí disfrazado de matón propinando golpes a mis amigos ¡Por Dios!¡La semana pasada llegó drogado a la fiesta de Mimi y su novia no hizo más que buscar problemas con su actitud!-le recrimina Takeru con una dura postura.

    -No digas eso porque Mei no es una mala chica, es solo que no logra adaptarse a nuestro país.- Hikari sentía aprecio por su cuñada, no le importaba su mala reputación ni la de su familia.- Desde que esos fanáticos lo golpearon el año pasado Taichi no hacía otra cosa que no fuera quedarse tirado en casa... lamentándose... ¡Taichi hizo lo posible por volver al equipo, sanó perfectamente y aun así no le permitieron jugar!... Nadie lo cuidó tanto como Mei... ninguno de nosotros...

    Hikari continuó discutiendo y defendiendo a su hermano mayor por todo el trayecto, se esforzaba demasiado en justificarlo. Ambos jóvenes que habían dejado de prestar atención al camino se encontraron, por casualidad en un cruce, con sus amigos Yamato, Sora, Koushiro y Mimi. Nada habían cambiado los "niños elegidos", esos que alguna vez fueron niños combatiendo la maldad de un mundo alterno hoy son adolescentes, bordeando los dieciséis años, que soportan las injusticias de su propia realidad, con sus propias manos, con sus propias capacidades humanas.

    -¡Hermanito así es como te quería encontrar! Jaja.- exclamaba Yamato con picardía al presumir una supuesta relación entre su hermano menor y la chica Yagami, mucha gracia le hacía al músico ver el rostro sonrojado de su hermano menor.

    -¡Hermano, por favor, deja de hablar tonterías!

    -Te noto un poco seria Hikari.- comentó Sora.-¿Te encuentras bien?- le preguntó al advertir sus ojos vidriosos de por la pena contenida.

    -No me ocurre nada, gracias chicos, solo son los problemas de siempre.- contestó Hikari con una improvisada y falsa sonrisa.-Será mejor que nos demos prisa, no sería buena idea llegar tarde a la escuela hoy.- continúa la castaña emprendiendo el camino aprisa con Takeru.

    -Debe ser por Taichi, le afecta mucho su comportamiento... Ojalá él pudiera entender el daño que le provoca a su hermana.- comentó Sora al grupo observando a la pareja caminar delante de ellos, pensaba en las lamentables decisiones que había tomado quien fue, en alguna época, su mejor amigo.

    -Taichi ya lleva demasiado tiempo sin venir a clases, se me hace difícil convencer a los maestros de no reprobarlo a estas alturas.- añade con preocupación Koushiro con su mano en el mentón.- Tendría que estudiar mucho si le volvieran a dar una oportunidad, por su puesto yo lo podría ayudar con eso...

    -Por mi mucho mejor, prefiero no verme la cara con ese lunático intento de rufián.-dijo Mimi cruzando los brazos y dibujando una mueca de niña malcriada.

    -Mimi tiene razón, ese sinvergüenza no merece nuestra atención, sin importar cuanto lo ayudemos el muy estúpido elige el camino equivocado a propósito.- terminó Yamato serio y concluyente, todos sabían que él era el más dolido con la situación de Yagami.

    -¡¿Pero cómo puedes pensar de esa manera?!¡Taichi es tu amigo y es ahora cuando más te necesita!- le recriminó Sora, le preocupaba la actitud de su novio.

    -Por favor no discutan, no ganamos nada con pelearnos- Koushiro intenta relajar la situación.- Estoy de acuerdo con que Taichi es un cabeza dura, pero también estoy consciente de que necesita nuestro apoyo.- continuó.

    -No creo que sea verdad, más bien...- pero Yamato es interrumpido por Mimi quien presurosa exclama:

    -¡Rápido alcancemos a Hikari y Takeru, pero démonos prisa que se les hace tarde!- sujetó a Koushiro del brazo y se lo llevó a toda velocidad mientras presionaba a Yamato y Sora para hacer lo mismo.-Yo no debo ir a la escuela puesto que volveré en unas semanas a Estados Unidos, pero ustedes no tienen esa suerte ¿No?

    Más adelante, Hikari y Takeru caminaban hablando trivialidades, habían dejado atrás su disputa, reían y parloteaban con toda tranquilidad al tiempo que pasaban por fuera del escaparate de una licorería. Ellos jamás se guardarían rencor, menos por una discusión, Hikari sabía perfectamente que Takeru y los otros solo buscaban lo mejor para ella y su hermano. Mimi y los demás les seguían el paso y ya casi los alcanzaban, todos tenían aprensiones respecto al problema en el comportamiento de Taichi, pero nada los preparó para lo que seguía, menos, para que vino poco después....

    En la acera de enfrente, estacionado, aguardaba un sospechoso vehículo Impala de color negro, un modelo nada común en el país. El clásico occidental de los sesentas, con vidrios polarizados y el motor encendido, rugía listo para partir. Nada de eso llamó la atención de Yagami y Takaishi, sólo continuaron su conversación como si nada cuando escucharon a Mimi que a gritos les pedía detenerse para caminar juntos. Los dos voltearon, pero el ruido producido por un arma disparada desde el interior de la licorería obligó a todos a lanzarse al piso y buscar protección. Allí tumbados ven salir con prisa de la licorería a un joven un poco mayor que ellos, un muchacho extranjero.

    Él usaba una camiseta blanca de tira y pantalones flojos en tono gris, resultaba imposible ver su rostro puesto que lo cubría un pañuelo negro de estilo vaquero con la inscripción "THG". Detrás de él corrió otra joven, debió tener la misma edad que los elegidos, ella vestía pantalones flojos color beige y sudadera negra, de piel solo un tanto más oscura y cabello negro, casi azulado. Sus ojos maquillados reflejaban la insubordinación y a pesar que cubría su rostro con un pañuelo, su identidad para nadie era un secreto. Al reconocerla todos, sin excepción, rezaron para que ningún otro truhán cruzara la entrada de aquella tienda de licor, temían lo peor, pero sus ruegos fueron oídos por la desdicha. El tercer bandido, de cabello castaño y alborotado, lucía una camiseta ancha color azul con logos de algún equipo deportivo americano, usaba bermudas cafés y zapatillas blancas, ya no parecía un típico joven del Japón. El último de los atracadores daba tiros al aire intimidando a todo mundo con una parte del botín en su poder, se sube al Impala que lo espera junto a sus compañeros y arrancan a toda velocidad.

    Hikari solo murmura al verlo huir:

    -...Taichi...
     
    Última edición: 5 Julio 2020
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    Mephisto Rillah

    Mephisto Rillah -C-A-O-S-

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    Escritor
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    [Long-fic] Digimon: Enemigo Público
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
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    Capitulo I
    "Cinco Años Después"


    Año 2009

    Columnas de humo cubren el cielo nocturno, hogueras llameantes aplacan el frío de los desafortunados, familias completas se congregan al calor de las llamas. Muchos, briagos de la frustración, solo se encuentran preguntándose una y otra vez "¿Por qué a mí?¿Por qué a mis hijos?". Entre estrechos pasajes una muchacha de 21 años se moviliza a prisa esquivando a las personas que circulan a esa hora por la calle. Con un largo abrigo que la cubre hasta sus rodillas y un capuchón que oculta su rojo cabello pretende pasar desapercibida, ser invisible frente a los ojos de un régimen que busca su cabeza. Estando sola y desprotegida es una presa fácil, ella lo sabía al momento de tomar ese riesgo.

    - Tal vez si Taichi no hubiera sido tan tonto... tan débil... Si no hubiera conocido a esa chica... No, ¿Que digo? Taichi simplemente no era la persona que creímos... solo fue...

    La chica continúa su camino entre los callejones que componen este sombrío complejo de casas improvisadas y medio en ruinas. Los muros y paredes agujereados, las calles destruidas y el desolador ambiente dan cuenta del manto de tiranía que tiñe de sangre la Colina del Terror. En cada esquina se cruza con rostros afligidos por la inclemencia del sistema, en cada esquina inhala el hedor de una pobreza que cala hasta el alma. Si bien, a diferencia de hace cinco años, gran parte de la población de este barrio es japonesa, las familias occidentales aún permanecen presentes en la zona. Reducidos en número debido a las purgas del actual gobierno, los inmigrantes no olvidan que sus nuevos vecinos, en algún momento, protestaron contra su presencia en el país, aun así, la paz está pactada. Todos los que viven en en este horrible sector lo hacen para refugiarse del régimen que derrocó al fallido gobierno de Kazuo Shii, hace cuatro años, condenados a la más humillante pobreza por ser considerados parias por la autoridad. Sin servicios básicos sanitarios ni de ningún tipo, son miles de personas hacinadas en aquel caserío las que padecen el frío, el hambre y la enfermedad como si se tratase de la edad media.

    En un entorno copado de quejidos y lamentos se cruza repentinamente con Meramon, una criatura humanoide envuelta completamente por las llamas. Sora pávida se queda sin reaccionar frente a la criatura de fuego, pero esta le sonríe y se aparta del camino para encender con sus llamas una fogata para algunos indigentes. No es un sirviente del régimen, es un digimon que se opone a dañar a seres humanos, por eso él también es un paria, por eso él debe estar también ahí. En todo caso le va mucho mejor que a sus pares en el Mundo Digital, en ese lugar los digimon que se oponen a la voluntad de sus patrones son engullidos por los adeptos a sus gobiernos.

    Takenouchi apura su paso entre estos callejones, sus muros repletos de propaganda política y graffitis de pandilleros atestiguan las pequeñas pero mortales pugnas entre distintos grupos. Sora mete su mano en uno de los bolsillos de su abrigo y saca un digivice que no era el suyo, lo mira, no sabe si haber encontrado ese dispositivo abandonado era presagio de algo bueno. Aventurarse a buscar esa pista fue temerario, Sora tuvo la esperanza de encontrar a sus amigas junto al digivice, la cabeza de la joven está llena de pensamientos que la inquietan.

    Ella vuelve a guardarlo y fija su mirada en el camino, pronto llega hasta una precaria puerta, era la entrada a una de aquellas tristes moradas. Se apresura a golpear la malograda puerta que de inmediato fue abierta por una humilde mujer de rasgos latinos y unos cincuenta años. La amistosa extraña la invita a pasar. Al entrar en una casa completamente oscura, iluminada tenuemente por solitarias velas en los rincones, y cruzar la tétrica sala decorada con viejos muebles, sale al patio trasero y se encuentra con un grupo de personas. Hombres, mujeres, niños y ancianos charlan y comparten al calor de la hoguera algún gajo de pan o cualquier cosa para engañar al estómago. Unas quince personas en total componen el grupo, entre ellos, Yamato. El rubio se pone de pie al ver a su novia aparecer.

    -¡Sora, casi me mataste de un susto!¡Hemos perdido mucho tiempo por culpa tuya!¡No puedes alejarte del grupo de esa manera, no puedes ser tan tonta e inconsciente!- le reclama furioso sujetándola con fuerza por los hombros, pero al notar lo mucho que llama la atención se tranquiliza y vuelve a guardar la compostura.- Al menos dime si pudiste dar con alguna señal de Mimi o Hikari.- interroga luego ya más calmado.

    -No.- contesta mirando al piso con suma pena.- pero encontré esto.- Sora le enseña el dispositivo que había encontrado.- Estoy segura que le pertenece a Mimi, pero no sé si esto significa que se encuentra bien...- agrega la chica mirando a los ojos a su amante, esperando que esté le confortara con una respuesta.

    -Yo tampoco puedo imaginar lo que esto significa, ese digivice podría ser de cualquier niño elegido extraviado.- Ishida no podía consolar a su chica con falsas esperanzas, tarea suficiente con cargar la desinflada moral del grupo.

    -¿Y los demás al menos están a salvo?- le pregunta Sora- Espero que al menos ellos se encuentren bien.

    -Takeru y Jyou están escoltando a nuestros padres para poder huir de aquí.- Yamato invita a Sora a entrar a la casa para conversar sin ser escuchados por los demás.- Mi padre pudo contactarse con su colega, él y otro grupo de disidentes huirán en barco a América y prometió colar a nuestros parientes en la embarcación.

    -¿Pero en América no es igual que aquí? - pregunta la pelirroja preocupada por el plan de su novio.

    -La verdad pienso lo mismo, los americanos son muy desconfiados de los japoneses.- reflexiona Yamato.- Pero el amigo de mi padre dice que puede usar sus contactos políticos con los comunistas para ayudarlos a cruzar hasta Europa.- agrega.

    -Dicen que el Bloque Socialista Americano es implacable con sus detractores, como el Santo Imperio del Japón en Asia. He oído que los campos de trabajos forzados están atestados de prisioneros y que son torturados incluso.- Sora no puede dejar de preocuparse, caer en manos del gobierno comunista antes de llegar a eje democrático es una posibilidad aterradora, atravesar el régimen americano es una misión delicada.

    -De momento el único lugar seguro es el Protectorado de Naciones Democráticas en Europa. Pero atravesar todo Asia en manos de los cruzados es muchísimo más peligroso que atravesar el bloque americano y tratar de llegar por mar hasta África, a territorio del protectorado, es imposible.-Yamato lo sabe, los tres bandos que se disputan el mundo tienen los mares cubiertos de militares y digimon poderosos custodiando todo territorio, sin importar que, la orden es "disparar primero... preguntar después".

    -Creo que he complicado mucho las cosas, por favor perdóname Yamato.- la chica arrepentida busca en los brazos de su novio el consuelo para su arrepentimiento.

    -No te preocupes, sabes que yo hubiera hecho lo mismo en tu lugar.- Yamato corresponde con sus brazos a Sora, más aún, sella el momento con un tierno beso en los labios de la joven.-Debemos esperar a Koushiro. Él y Tentomon nos llevarán a reunirnos con los demás ¿Te parece si esperamos sentados cerca del fuego?

    Ambos vuelven a salir al patio de la casa y con unas cajas usadas como banquillos se acomodan junto a los demás. En silencio los "elegidos" calientan sus manos en la hoguera escuchando las conversaciones de los otros. No es un grupo de conocidos que comparten el fuego, no es una familia reunida, la mayoría no se conoce entre sí, por eso Yamato y Sora pasan tan desapercibidos. Entre las personas, un niño japonés que se encuentra junto a su padre se toca el estómago al escucharse un hambriento rugido.

    -¿Papá por qué no hay nada más para comer? ¿Recuerdas cuando cenábamos con mamá? ¿Por qué ya no podemos?- el niño impaciente intenta que su padre calme su hambre y ansiedad.

    -Lo siento hijo mío, pero ya te has comido también mi ración.- le contesta con aflicción el hombre. El padre pone su mano sobre la cabeza del niño al tiempo que se le queda mirando a sus inocentes ojos.- Quisiera poder darte algo más, pero los hombres que se llevaron a tu madre no me permiten trabajar ni entrar a la ciudad.

    -¿Y quiénes son esos hombres?- le vuelve a preguntar angustiado.- ¿Es que acaso mi madre hizo algo malo?

    -Nadie aquí es una mala persona.- contesta un señor con algunos años ya encima y de pie en el marco de la puerta. Con un aspecto andrajoso, rasgos latinos, la barba crecida y descuidada, sostenía una botella que licor en la mano.- Es solo que para este país somos una maldita plaga. Oh! No, espera, no solo para este país, el mundo entero por fin se a convertido en un basurero y nosotros... ni siquiera podemos compararnos con las moscas y larvas que merodean esta porquería.- dice aquel borracho.

    -Lo siento, mi esposo fue un maestro de escuela en nuestro país, pero no ha podido recuperar la sobriedad desde que llegamos a Japón.- se disculpa la mujer, la que abrió la puerta a Sora, avergonzada por la actuación de su marido.

    -No se apene, el hombre dice la verdad, para ser francos todos aquí necesitamos un trago y tratar de olvidar toda esta mierda.- contesta un sujeto estirando el brazo para que el triste viejo le diera un sorbo de su botella. Una vez que el anciano le corresponde y le entrega el licor, da un desesperado sorbo y pregunta con sarcasmo.-¿Cuál es su historia amigo?¿Cómo es que llegó a vivir a la paradisíaca isla del terror?

    -Verás... yo tenía una vida relativamente tranquila en la capital de mi país junto a mi familia ¡Nunca molesté a nadie! Un bendito día los yankees llegaron con sus aviones, sus tropas y toda su parafernalia... ellos decían que acabarían con los "traquetos" . La droga amigo, en esos tiempos, destruía todo aquello donde se enquistaba ¡Ya estábamos hartos de esa mierda, alguien debía hacer algo!- relata el hombre mientras se acomoda junto al grupo y da cortos sorbos entre frases a su botella de licor.- Nada de eso sucedió... con el tiempo... nos dimos cuenta de que todos... todos estaban juntos en esto...- el hombre recuerda con rencor esos días.- Las tropas de USA y los narcos... hasta los guerrilleros y los paramilitares se dejaban sobornar... ¡Hasta pactaban el control de los barrios, los campos y las minas!

    -Yo escuché historias sobre mafias latinas que secuestraban jóvenes para prostituirlas, yo no imagino convivir con el miedo de perder a mi hija de una manera tan terrible.- comenta una mujer en el grupo mientras sostiene la mano de la joven que resulta ser su hija.- debió ser algo muy difícil.

    -Si, la vida en mi país se volvió difícil, fue entonces cuando decidimos venir a Japón con mi esposa y mi hijo... ¡Imbécil! Cuando llegamos aquí la mayoría de ustedes nos trataba con desprecio.- el hombre vuelve a dar un sorbo mirando al cielo nocturno, sus ojos se llenan de lágrimas y su voz comienza a quebrarse.- Mi hijo tenía 18 años cuando llegamos aquí. Él comenzó a deprimirse, no soportó como sus compatriotas eran tratados por los locales y la mafia. No faltó mucho para que conociera al Comandante Malcolm... Rodrigo se dejó convencer por ellos y se convirtió en militante de la Estrella Roja...

    -Lastimosamente nuestro hijo fue asesinado a tiros por la policía cuando ocurrió aquel incidente del joven pandillero, el que secuestró a la hija de ese oficial.- termina de relatar la dueña de casa.- Hace un tiempo intentamos volver a nuestro país, después de la revolución, pero el "Partido Revolucionario Gennai" no nos permite el ingreso por ser considerados "espías del fascismo japonés".

    El resto de las personas en silencio reflexionan sobre la historia que acaba de contar la pareja, todos saben de aquel incidente. Muchos aún guardan rencor hacia la Estrella Roja y muchos los culpan de la situación actual, piensan que fueron sus fatídicas acciones las que desencadenaron tan terribles consecuencias. Sora y Yamato también reflexionan en silencio, para ellos la historia que acaban de oír es mucho más que cercana, el hijo de aquel matrimonio murió a causa de Taichi y de alguna manera eso los hace sentir algo responsables de su desdicha.

    El asunto quedó atrás rápidamente al escucharse como alguien toca la puerta insistentemente. La mujer se apresura a revisar la entrada y, al cabo de unos segundos, regresa junto a Koushiro Izumi y su compañero Tentomon. Al verlos, la pareja rápidamente se puso de pie ansiosa por conocer el destino de sus familiares.

    -¡Sora estás bien, me alegro mucho, temí que hubieras caído en manos del Emperador Hiro Fushimi!-expresa Koushiro, alegre, pero con la sobriedad que lo caracteriza.

    -Biyomon se asustó mucho Sora, los digimon también tenemos sentimientos ¿sabías?- Tentomon regaña a Sora, tenía razón, alejarse así nada más del grupo fue desconsiderado con su compañera. Pero como de costumbre nadie toma muy enserio los regaños del compañero de Izumi.

    -Gracias Tentomon por preocuparte así de Biyomon, tiene mucha suerte de que seas su amigo.- dice la chica mientras se inclina para tomar de las pinzas al digimon. Tentomon se sonroja puesto que es tan tímido en el fondo como Koushiro y no está acostumbrado a los halagos.

    -Es cierto, Yamato me había dicho que corriste en busca de una pista de las chicas, dime ¿Pudiste hallar algo?- le pregunta el portador del conocimiento.

    -Solo pude encontrar esto.- Sora le entrega el digivice hallado a su compañero y de inmediato Koushiro comienza a examinarlo, al menos superficialmente por si daba con alguna pista.- Realmente no se si pertenece a Mimi...

    -Ya veo, de todos modos tendremos la certeza cuando lo analice en mi laptop.- Izumi guarda el digivice en un bolso que traía colgado.- Debemos salir de aquí, no debemos asustarnos, pero hay rumores de que el "Museihushugi" planea algo y la policía secreta de los cruzados está tras su pista.-Izumi advierte a sus amigos, sabe que si se ven involucrados en algún incidente con los agentes cruzados no saldrán con vida.

    -¿Con que la "Estrella Negra" eh?-Yamato lo reflexiona un momento.- Es mejor que tengamos cuidado ¿Que tan lejos está la guarida de los demás?

    -¡No se preocupen chicos, Koushiro es muy hábil y todos están a solo unas calles de aquí!- exclama Tentomon en voz alta.

    De inmediato los chicos se abalanzan sobre él para taparle la boca, lo último que quieren es que su ubicación sea de conocimiento público.

    -Jeje Tú nunca serás alguien discreto verdad jaja- murmura Sora.

    Sin más, el grupo sale a la calle en busca del que será su refugio. Los chicos caminan por las calles de la Colina del Terror observando a su alrededor la triste realidad que golpea a sus semejantes. Las personas que no pueden dormir o refugiarse en las casas comienzan a instalarse en los rincones cercanos a las fogatas. No son pocos, una buena cantidad de familias acomodan sus pertenencias en forma de colchones dispuestas a pasar la noche. No obstante, la escabrosa miseria no es el único flagelo que ronda por estos pasajes, adictos y delincuentes sin escrúpulos también se mueven por aquí buscando presas fáciles. La carencia no solo embarga al hombre desde lo material, con una moral arruinada, muchos son capaces de los actos y vejámenes mas aberrantes por tener un poco de comodidad, o a veces, incluso solo por una dosis.

    Los traficantes de drogas son quienes mejor viven aquí, con dinero para arreglar sus vidas, tienen el poder de dar trabajo a parte de la población destinándola a labores propias de este negocio; ventas, logística, seguridad e incluso placer. Abastecidos por poderosos carteles del sur africano distribuyen distintos tipos de sustancias destinadas al mercado negro en las ciudades, no obstante, el mayor flujo de mercancía proviene del continente americano donde los productores de coca son bendecidos por el gobierno. El Bloque Socialista considera el envío de drogas como la cocaína, la pasta base o la heroína al país nipón como una estrategia política para, según ellos, "combatir al fascismo". A pesar de ello, gran parte de estos productos son consumidos por la propia población occidental, lo que ayuda a crear este desolador ambiente.

    En segundo lugar se encuentran los comerciantes y ladrones. Los primeros son una especie de contrabandistas que tienen la posibilidad de traer artículos de primera necesidad desde la ciudad; comida, medicina, algo de ropa o artículos de aseo personal, que en su mayor medida son consumidos por quienes trabajan para la mafia y por los ladrones. El resto de la Colina no tiene derecho al trabajo fuera del barrio y por tanto no tiene ningún poder adquisitivo, las familias humildes se postran ante la codicia y la usura de quienes manejan los precios, despreciables que arrebatan de sus manos las pocas monedas que pueden conseguir.

    Los ladrones, por otra parte, podrían ser considerados los más nobles entre los pillos de este lugar y lo han sido desde los años de la Estrella Roja. Las bandas subsisten de los golpes que pueden dar al comercio en los alrededores del Monte Fuji y los impuestos que cobran al narcotráfico. Violentos, no dudan a la hora de apretar el gatillo y aniquilar al que toque, aún así, están lejos de ser monstruos indolentes, se han ganado a pulso el respeto de la gente. La Colina pertenece a las bandas, nadie se mete con el "Sindicato de Ladrones", como hacen llamar a un concilio de pandillas que regula su convivencia, una osadía tal se paga con la vida.

    A unas cuantas cuadras de su lugar de origen, el grupo se ve pasando por fuera de un enorme y oscuro patio. Un grupo de lápidas que apenas son visibles, pues son protegidas por el innumerable ramaje de árboles y malezas, llaman la atención de todo el grupo, son todas tumbas pertenecientes a antiguos pandilleros y combatientes de la Estrella Roja. Pasando de largo aquel cementerio, Koushiro se detiene frente una casa un poco más grande y en mejor estado que el resto, incluso un hermoso Impala de color negro descansa a las afueras. Koushiro golpea la puerta y esta de pronto se abre, del interior se asoma un sujeto enorme de tez morena, pantalones flojos y planchados, zapatillas impecables y una sudadera negra. Él coloca su gigantesca mano sobre la cabeza de Koushiro, entonces Yamato y los demás piensan que probablemente lo golpeará.

    -¡"Koshino", pequeño bastardo, volviste pronto, pensé que alguien allá afuera te comería vivo!... Hahahaha!- ríe amistosamente.- ¡Vamos, entren hace frió aquí!.- los invita.

    -Mi nombre es Koushiro no "Koshino", creí que ya te lo había explicado.- protesta Izumi por el apodo que le da aquel sujeto.

    Al entrar los elegidos se encuentran con sus familiares y compañeros. La madre de Sora se apresura a abrazar a su hija con fuerza, igual lo hace su padre después de regañarla por salirse de esa manera. Pero sin lugar a duda la más emocionada es Biyomon, ambas se aferran con tal fuerza que da la impresión que ninguna quisiera soltarse. Todo aquello es de esperarse, las desapariciones de personas vinculadas a los digimon o la oposición son muy comunes.

    -¡Sora por fin estás aquí, pensé que me abandonarías! ¡Sora, Sora!- exclama feliz la digimon una y otra vez a su compañera.

    -Ya cálmate Biyomon, sabes que no me gusta que seas tan agobiante, solo salí fuera por un momento... pero ya estoy aquí... para ti Biyomon ¿Me perdonas?- en eso es interrumpida por una desesperada y afligida mujer, era la madre de Hikari y Taichi.

    -¡¿Sora dime, por favor, encontraste alguna pista de Hikari?!- angustiada, Yuuko Yagami le sostiene débilmente las manos a la pelirroja con la esperanza de saber algo sobre su hija. Ella es una mujer sola, golpeada por el infortunio más de una vez.

    -No se preocupe, es posible que haya encontrado una valiosa pista sobre el paradero de nuestras amigas... debe tener fe.- Sora trata de calmarla.

    -Señora Yagami, Sora encontró este digivice, de seguro pertenece a Mimi y al analizarlo seguramente encontraré alguna pista sobre ambas.- Koushiro lo dice casi como si pudiera asegurarlo y se dirige rápidamente con Tentomon a un segundo piso con intención de buscar su computadora.

    La casa era bastante precaria si se compara con una típica morada japonesa en la ciudad, de todas formas, para estar en medio de la Colina era mas bien confortable. Con algunos sillones, mesas de café e incluso algunos artículos electrónicos, la vida de aquel sujeto es, por mucho, más cómoda que la del resto.

    El dueño de casa enciende un viejo televisor, sintoniza un noticiero y se desploma en el sofá a mirarlo en silencio. La pantalla transmite la lectura de una de las últimas reformas aplicadas por el joven régimen, algo sobre las limitaciones a las que están sujetos los diferentes cultos "no oficiales" que operan en Japón.

    En el primer piso se quedan a la espera de Koushiro los elegidos junto a sus digimon y sus familias. Allí también se encuentran Agumon y Palmon, ambos sin sus respectivos compañeros humanos. Mimi Tachikawa fue secuestrada, hace un tiempo atrás, por desconocidos armados al volver huyendo de los ex Estados Unidos, después que las autoridades revolucionarias ejecutaran a sus padres bajo sospecha de espionaje. Hikari lleva más tiempo perdida, ella y Gatomon salieron un día y nunca más se les volvió a ver. Algunos piensan que fue capturada por el Emperador, otros que huyó por el horror que le causó el suicidio de su padre, en cambio, algunos sospechan que escapó por la vergüenza que le trajo a la familia los crímenes de su hermano mayor.

    -Por cierto, nadie nos a presentado, mi nombre es Yamato Ishida, gracias por darnos alojo.- el rubio se acerca al hombre y estira su mano, pero este lo ignora y sigue mirando la televisión.

    -No te emociones, lo hice solo por Koshino, ayudarlo es un favor que debía a un amigo fallecido.- contesta con tremenda seriedad, casi como si sintiera algún tipo de recelo al grupo.- Mi nombre es Jorge Zapata, pero me llaman "Jotakil", soy jefe de los Terror Hill's Gangstaz y miembro del Sindicato.

    -¡¿JotaKil?! ¡¿Pero qué clase de ridículo nombre es ese?! Hahahaha!- Gomamon, con la irreverencia de siempre, no tarda en burlarse del curioso alias.

    -¡Gomamon será mejor que cierres esa boca!¡No puedes ir por ahí riéndote del nombre de las personas!- Jyou nervioso lo corrige a gritos.- ¡Por favor intenta no seguir ofendiendo a quien nos está dando techo!- continúa avergonzado, y sobre todo, asustado por la reacción que pudiera tener el pandillero.

    -Así es, y será mejor que calles a ese bicho.

    -¡¿Tú crees que puedes conmigo?! Quédate ahí y ya verás... Gomamon divol...

    -Por favor ya cálmense lo que menos necesitamos aquí es un pleito.- Takeru trata de tranquilizar a sus amigos.- Recuerden que esta no es nuestra casa.

    -Por cierto ¿Quien te pidió ayudar a Koushiro?- pregunta Gabumon intrigado mientras bebe agua de un plato hondo.

    -Un buen amigo mío, murió hace unos años. Él una vez me presentó a "Koshino" y me pidió que lo protegiera.- contesta.- Además me agrada, es un buen chico.

    -Pero por favor díganos el nombre de quién le encargó cuidar de nuestro hijo.- insistía el padre adoptivo de Koushiro, Masami Izumi, que cerveza en mano se sienta junto al pandillero.

    -Nosotros lo llamábamos "Tai", pero ustedes lo conocían como... Taichi- todos quedan estupefactos.

    Llevan mucho tiempo sin oír ese nombre, al menos, no de una persona ajena al grupo, no sin ser acompañado de un improperio, no fuera de un mal recuerdo. Taichi Yagami, ese nombre, significa la peor derrota de "los niños elegidos", todos aquellos ideales que encarnaron en el pasado fueron puestos a prueba aquellos días, y ninguno soportó lo brutal y enfermizo de su legado.

    Agumon que se encuentra en medio de un juego de manos con una pequeña niña de cinco años, seguramente la hija de JotaKil, hace una pausa y emocionado pregunta:

    -¡¿Escuché Taichi?!¡¿Acaso conociste a Taichi?!

    -Taichi fue mi homie, también fue novio de mi hermana Mei, ustedes la conocieron, creo, se llamaba María.- contesta al pequeño dinosaurio.

    -Lo siento pero Taichi no es alguien a quien querríamos tener en mente ahora.- comenta en voz alta Yamato.- Si no hubiera sido por él nada de esto estaría pasando... mejor no lo menciones en nuestra presencia...

    -¡Esta es mi casa y será mejor que respetes, puto!- el pandillero le contesta bravo y repentino, no permitirá que nadie le de órdenes en su propia casa.

    -¿Qué dices?¿Respeto? ¡Taichi fue un maldito drogadicto, no merece el respeto de nadie!

    -¡¿Y quien te crees tú para hablarme de esa manera?!¡Tai fue un gran carnalito, cuidó mucho de mi hermana e hizo lo que creyó necesario por defendernos!- el enorme pandillero se pone de pie, del cinto extrae un pesado revólver y lo apunta justo al rostro del portador de la amistad.

    -De no haber sido por él... esa niña y su madre aún estarían con vida...- Yamato, en principio, se siente intimidado por el arma, pero no se dejará amedrentar-¡Él despertó a Lucemon y por su culpa nuestras amigas ya no están! ¿No lo ves? ¡Su madre perdió a su hija y a su esposo a causa de ese mal nacido!

    -¡Eso es una mierda de mentira, no fue así como sucedieron las cosas!- le vuelve a gritar colérico el pandillero sin dejar de apuntar.- ¡Eres un puto japonés cruzado!

    -¡¿Que sucede aquí?!- una mujer de unos veinticinco años baja por la escaleras alertada por los gritos.- ¡Jorge, mejor que guardes ese revólver! ¡Si disparas atraerás la atención y sabes que hay policías encubiertos rondando el barrio, cabrón!

    -¡Lo que dice mi hijo es verdad, yo estuve ahí cubriendo ese día!¡Yo vi lo que Taichi y ese otro criminal le hicieron a esa pobre niña solo por amedrentar a un policía!- Hiroaki Ishida defendía la postura y agallas de su hijo.

    -¡Por favor no mates a mi novio, te lo ruego!- suplica Sora desesperada temiendo perder a su amante.-¡Él solo está dolido por como terminaron las cosas con Taichi, por favor, entiendelo!

    -¡Yamato, tú dime y me haré cargo de este sujeto!-gruñe Gabumon en posición y listo para atacar.

    -¡Si quieres hacerle daño a un amigo de Taichi tendrás que pasar sobre mi cadáver!¡Yo tampoco me trago toda esa porquería sobre él!- Agumon reacciona rápidamente y desafía a Gabumon en favor del pandillero.

    Jotakil no baja su arma, Yamato no desiste de su actitud, Sora no para de llorar, el señor Ishida alterado continúa abogando por su hijo y la joven dueña de casa le exige repetidamente a su amante que suelte el revólver. La tensión entre Agumon y Gabumon llega a su clímax, los dos están a segundos de volver a batirse en duelo hasta que la madre de Sora, a viva voz, exclama:

    -¡Ya silencio!- todos quedan callados - ¡No se dan cuenta que aquí mismo está la madre de ese joven! Yo misma lo conocí desde que era un niño, y claro que me duele mucho todo lo que pasó, pero aquí está su madre y ella no tiene culpa de nada ¡Debemos respetar su dolor, maldita sea!- continúa la florista.

    Todos entran en razón y bajan la guardia ¿Qué sentido tendría pelear en ese lugar y con la policía tan cerca? Jotakil vuelve a ver la televisión en silencio, aunque ahora molesto. Yamato, incómodo, junto a su padre suben al segundo piso para alejarse y de paso saber que a descubierto Koushiro. Sora, por su parte, se seca las lágrimas y sale con prisa, no tras su novio como los demás pensaron que haría, sino que al exterior de la casa, a la calle.

    -Lo mejor es que la dejemos a solas un momento - comenta Takeru.- A veces necesitamos estar a solas, lo que acaba de pasar fue algo estresante... e innecesario...-los demás asienten con la cabeza.

    -Perdonen a mi novio por lo que acaba de pasar...- la joven, que también era pandillera, intenta un gesto de empatía.-...solo espero que entiendan que no esperamos comprensión de su parte, nosotros no miramos el pasado como lo hacen ustedes...

    -María...- recuerda Yuuko.- ¡Es cierto, Mei es tu hermana! ¿Dónde está ella?- pregunta.- Ella fue la última a ver Taichi con vida, ella debe saber por que mi hijo hizo aquello tan horrendo...

    -No se haga ilusiones señora...-contesta el líder de THG.- ...Mei está muerta... y lo está desde hace mucho...

    La noticia es una sorpresa para todos, pero antes de que cualquiera intente averiguar más sobre el tema, un grito que viene desde el segundo piso capta la atención de todos. Koushiro y Tentomon bajan las escaleras a toda velocidad, casi tropezando el uno con el otro, detrás de ellos Yamato y Hiroaki.

    -¡Ya lo tengo!- exclama agitado Koushiro.- ¡El digivice que Sora encontró le pertenece a Mimi y podría ser una pista!

    -¡Una pista de Mimi, eso significa que estamos a punto de dar con ella!- celebra Palmon emocionada junto a los demás digimon.

    Todos se tomaron con ánimo las buenas noticias, a excepción de la señora Yagami, que apartada, no daba lugar alguno a la esperanza.

    Mientras tanto, Sora ingresa a aquel cementerio que se encuentra junto a la casa, avanza sobre el pasto seco esquivando ramas y moviendo malezas para desplazarse. Un fuerte ruido delante de ella y una sombra que sube por entre las ramas le hacen pensar que no está sola y se encuentra en peligro, pero no es así. La oscuridad del lugar y la sugestión propia de caminar sobre el suelo en el que descansan los muertos le juega una mala pasada, al menos eso piensa ella. Rápidamente la idea queda en el olvido cuando se ve frente a dos lápidas, la de Taichi Yagami y Maria Zapata.

    -Taichi, no lo entiendo ¿Por qué nos hiciste esto? Ahora te necesitamos ¿Y que tenemos? Solo un amargo recuerdo que nos daña hasta el día de hoy.- la pelirroja reflexiona frente a la tumba del infame portador del valor, cuando una fuerte explosión en las cercanías la arroja al piso con la fuerza devastadora de su impacto.

    Sora se pone de pie y se percata de una gran nube de humo proveniente de la casa de aquella pareja occidental, esa donde se había encontrado con Yamato. A prisa corre hacia el lugar al mismo tiempo que se dejan escuchar las sirenas de la policía, "es una redada" piensa al llegar y encontrar la entrada de la casa totalmente destruida. Sora, sin pensar en consecuencias, se adentra abriéndose paso entre incipientes llamas hasta el patio, allí se topa con un escenario dantesco. Una decena de cuerpos, con heridas abiertas y sangrantes, pueden verse regados por el piso como animales de granja masacrados por una bestia merodeadora, incluso aun algunos dan agónicas señales de vida. La pelirroja no tarda en reconocer a las víctimas, son aquellas personas con quienes compartió las llamas hace solo unos momentos. En medio de esa brutalidad Sora fija su mirada en una joven y la recuerda escuchando la historia del viejo borracho junto a su madre. La muchacha se retuerce en un charco de sangre, las entrañas colgando por su abdomen no le permiten más que dar agudos chillidos de angustia a medida que su vida se apaga. Sora se niega a dar crédito a sus ojos, esto no puede estar pasando de nuevo.

    Arrodillado y consumido por la amargura, aquel hombre borracho sostiene con sus manos la cabeza cercenada de su esposa. A tan solo unos metros del cuerpo mutilado, el ebrio no puede más que gimotear en un patético esfuerzo por hallar vida en los ojos desorbitados de su mujer. Frente al destruido hombre una esbelta mujer de cabello rubio sostiene una filosa espada con su mano izquierda, llama la atención de Sora su vestimenta medieval que incluye armadura y cuatro alas doradas que salían de su espalda, claro, se trata de un digimon.

    Con una hipócrita sonrisa y con la sangre de inocentes goteando por la hoja de su espada toma al viejo por el cuello para interrogarlo.

    -Me llamo D'arcmon y fui enviada en nombre de su santidad, el Emperador Hiro Fushimi. Fuimos informados que en esta casa se vio a los "renegados" ¿Qué sabe usted sobre eso? Prometo que seré misericordiosa si coopera, tal como dicta el ejemplo de nuestro mesías.- lo interroga oprimiendo aún más la garganta del borracho que apenas podía articular palabra.

    -N.. no... No sé... e nad... nada.- intenta contestar el hombre.

    -Insensato, eliges el camino del pecado y proteges a unos criminales. Dios dejará caer su ira contra este pueblo por que no hacen más que rechazar su justicia.-D'arcmon le rompe el cuello con su mano derecha y dejar caer el cuerpo; en ese instante se percata de la presencia de Sora.-Hey! Tú! Tengo un par de preguntas que hacerte.

    El pánico de Takenouchi a ser asesinada le paraliza los músculos, en su cuerpo retumban los latidos de su acelerado corazón, aunque abre la boca para gritar por ayuda le es imposible sacar la voz. D'arcmon se acerca y prepara su arma para atacar, pero el digimon se topa con un estorbo. El niño que padecía hambre junto a su padre está en el piso empujando con sus pequeñas manos el cadáver sin vida de su progenitor.

    -¡Despierta, despierta papá!- suplica el pequeño en medio de un desconsolado llanto.

    D'arcmon lo mira con desdén y le propina una violenta patada en el rostro que lo dispara como una bala de cañón directo a Sora. El cadáver del niño cae a los pies de la pelirroja y la expresión sin vida del pequeño, con la mandíbula hecha añicos y la cara empapada de sangre, se quedará tatuada en la retina de la portadora del amor, probablemente para siempre. D'arcmon se acerca peligrosamente y la joven a ojos cerrados se limita a esperar que su final no sea doloroso. La criatura alza su espada al cielo para asestar un golpe pero...

    -¡Meteoros fugaces!- la lluvia de bolas de fuego que caen sobre el digimon dan oportunidad para que Sora intente huir.

    Con el lugar incendiándose corre hacia el exterior donde se encuentra con Jyou.

    -¡¿Sora te encuentras bien?! ¡Con Ikkakumom nos encargaremos de esto!- exclama Jyou mientras la toma del brazo y corre con ella, pero no dan más que unos tres o cuatro pasos y son interceptados por D'arcmon.

    -¡¿Y a donde creen que van?!- les amenaza, pero Birdramon la sujeta por los brazos y la eleva por los aires soltandola inesperadamente.

    -¡Arpón Vulcan!- el ataque de Ikkakumom impacta de lleno en el cuerpo de la desprevenida D'arcmon.

    -¡Le diste Ikkakumom, asegúrate de eliminarla!- le ordena Jyou a su compañero presintiendo la victoria.

    -¡¿Con quien creen que se enfrentan miserables infieles?!- de entre el polvo suspendido en el aire D'arcmon sale eyectada velozmente hacia Ikkakumom y, dando un giro mortal, le propina una certera patada en reversa que lo deja fuera de combate.- A pesar de mi nivel, soy muchísimo más poderosa de un digimon ordinario e incluso supero a muchos digimon perfectos.- fanfarronea D'arcmon.

    -¡Gomamon!- grita Jyou desesperado dejando sola a Sora para socorrer a su amigo.

    -¡Meteoros fugaces!

    Birdramon vuelve a intentar con su ataque, pero D'arcmon da un salto impulsada por sus alas y corta con su espada las rocas de fuego incandescentes, más aún, esta sigue volando a toda velocidad hacia el digimon de Sora y atraviesa una de sus alas con su arma mientras le da un golpe en el vientre con el otro puño, Birdramon está fuera de combate.

    -¡Biyomon!- exclama Sora corriendo para intentar atrapar a su compañera.

    -¡Yo me encargo de eso!- se escucha en el cielo, momento en que la pequeña pajarilla es atrapada por Angemon.- ¡No te perdonaré que lastimes a mis amigos!- exclama el ángel de la esperanza cerrando su puño frente a su contrincante.

    -¡Les he dicho ya que sus poderes son insuficientes contra mi! ¡En mi interior reside el poder sagrado de Lucemon y soy bendecida por la cruzada del Emperador Fushimi, nuestro salvador!- les advierte enérgica y llena de convicción.

    -¡Electro shock!- el poderoso y sorpresivo ataque de Kabuterimon es resistido sin problemas por D'arcmon.

    Con su defensa, la digimon del régimen, logra impulsar devuelta el poderoso golpe eléctrico a su oponente y Kabuterimon cae a tierra desplomando con él las casas que se encontraban debajo.

    -¡Será mejor que se rind...- pero antes de que D'arcmon pudiera jactarse, es golpeada por la espalda con el báculo sagrado de Angemon.-¡No puede...- pero a penas se voltea a ver a su rival vuelve a ser agredida brutalmente con el báculo en distintas partes del cuerpo.

    -¡Te dije que no te lo perdonaría!¡Ahora serás tú quien deba enfrentar el juicio del otro mundo por llevar en balde palabras sagradas en tu boca!- le recrimina Angemon mientras la sigue atacando con su arma.-¡Golpe de fe!-Angemon la derriba con fuerza descomunal, esa técnica debió ser suficiente para detenerla pensaron.

    -¡Angemon ten cuidado con tus ataques, no queremos matar a nadie, recuérdalo!- le grita Takeru al ver la destrucción en los alrededores. Ninguno de los elegidos quiere ser el causante de más penurias para esta gente.

    -¡Cuando atacas asegúrate de eliminar a tu oponente o esté te eliminará a ti!-exclama D'arcmon alzando el vuelo para contraatacar con la afilada hoja de su espada.

    -¡Patada Garuru!- D'arcmon es interceptada por el ágil Weregarurumon que, con una fuerte patada de sus bestiales extremidades, logra desestabilizar por completo al ángel enviado por el régimen.

    -¡¿Creías que sería así de fácil?! ¡Weregarurumon te dará una pequeña lección de humildad!- proclama Yamato con verdadera convicción- ¡Weregarurumon, haz lo tuyo!

    -¡Garras de lobo!- una ráfaga de viento golpea en la cara a D'arcmon perdiendo esta por completo la concentración.

    Antes de que esta pudiera reincorporarse, una lluvia de brutales puñetazos directos en su cara le quitan por completo la posibilidad de reponerse. Weregarurumon aprovecha de darle una segunda patada que la devuelve ferozmente al suelo, donde otra lluvia de puñetazos no se hizo esperar para destrozarle el rostro.

    -¡Así se hace amigo, enséñale de qué están hechos los digimon elegidos!- pero Yamato se percata de que Weregarurumon deja de golpear a su contrincante con el desconcierto reflejado en el rostro.-¿Sucede algo malo Weregarurumon?- pregunta con temor.

    -E... Est... Está sang... ¡Está sangrando!- Weregarurumon no lo creía, del rostro de D'arcmon brotaba sangre como si de una mujer humana se tratase.

    -¡Les dije que pertenezco al "Templo", soy distinta a ustedes, mi sangre corre por ambos mundos!- exclama con el rostro desfigurado por la golpiza.

    Con una poderosa patada D'arcmon se quita de encima a Weregarurumon. Se pone de pie y vuelve a empuñar su espada. D'arcmon, con un ágil movimiento, le rasga el pecho Weregarurumon y este cae fuera de combate frente a Sora.

    -Ahora es tu turno mujer infiel, devoraré tu rostro antes de entregarte a nuestro salvador.-murmura antes de atacar a la pelirroja que yace en el piso junto a Biyomon

    -¡No por favor no me mates!-rogaba la portadora del amor.

    Nadie podía salvarla de esta, la chica solo hunde la cara en el cuerpo de su querida compañera esperando lo peor. Todos los presentes, resignados, cierran sus ojos para no tener que ver el inminente asesinato. Yamato se alza al rescate, pero en el fondo sabe que no hay nada que pueda hacer. "¡Sora!" exclaman todos al unísono en la oscuridad esperando oír el cráneo de su amiga siendo partido por la filosa hoja de su verdugo... pero nada se escuchó...

    Yamato detiene su carrera y se queda perplejo, los demás, al igual que él, tampoco logran creer lo que ven.

    Sora, despacio, abre sus ojos, su compañera continua en sus brazos, ambas están con vida. Levanta su mirada lentamente con temor, se pregunta por que aún continúa viviendo. Al alzar la mirada, incrédula, observa cómo un misterioso hombre frente a ella retiene con sus propias manos la implacable espada de D'arcmon.

    -¡Eso es imposible! ¡¿Cómo ese sujeto puede retener la espada de un digimon con tanta facilidad?!- se pregunta un estupefacto Jyou.

    -D'arcmon pudo derrotar sin problemas a Weregarurumon, eso significa que ese tipo puede equiparar su fuerza con la de un digimon de nivel perfecto... Eso es imposible...- reflexiona Izumi tan incrédulo como el resto.

    Nadie conoce al hombre en el campo de batalla, aunque su ropa, que parece uniforme de algún tipo de milica, podría dar alguna pista a los elegidos. El tipo viste una chaqueta gruesa de color verde oscuro, pantalones grises holgados de camuflaje y botas color mostaza. La identidad del sujeto la oculta un pañuelo rojo y una gorra, que también, intenta esconder su largo y alborotado cabello... ¿De quién se trata?... los elegidos con suerte pueden llegar a inferir que es humano.

    Resistiendo el embiste de D'arcmon, el encapuchado aplica fuerza sobre la espada y la parte en dos sin mayor dificultad con sus manos, ni siquiera el digimon cruzado puede asimilar lo que ve. D'arcmon esta sin palabras, baja la guardia y queda indefensa frente al tipo que aprovecha la oportunidad. Un potente rodillazo en la cabeza lanza el cuerpo de D'arcmon contra en una pared lateral y la derriba. Cuando el sujeto se aleja de Sora en dirección a D'arcmon la pelirroja nota un reconocido símbolo en su espalda; una estrella de cinco puntas invertida con dos letras "A" a los costados, sigla de "Anakisuto Akuma", y tres números "6" acomodados alrededor, en la parte inferior la palabra "Museihushugi" en caligrafía japonesa "無政府主義".

    -¡Esto no se quedará así!- grita iracunda poniéndose de pie.

    D'arcmon se eleva por el aire para ponerse fuera del alcance de su contendiente. El digimon del régimen tiene intenciones de realizar un ataque aéreo, pero resulta en vano, con un salto sobrehumano y una velocidad que lo vuelve invisible, aquel sujeto cae trepado sobre su espalda.

    -¿Qué haces?!¡Suéltame maldito!-

    Aterrada D'arcmon intenta deshacerse del sujeto, pero este sin mediar palabra, comienza a arrancar una por una las alas de su espalda, como si fueran de papel. Entre alaridos semejantes a los de un cerdo que es marcado con fuego para el ganado, comienzan a perder altura hasta caer ambos a tierra. D'arcmon intenta ponerse de pie frente a su enemigo, pero se encuentra muy herida, aún así, logra asumir su postura de lucha cuando el sujeto saca de su espalda un afilado machete. Con un movimiento tan ágil como los de D'arcmon, el encapuchado rebana a la mitad el cuerpo de la guerrera y con un segundo movimiento de su espada cercena la cabeza que cae junto al resto del cuerpo. Los chicos horrorizados se niegan a mirar la grotesca escena de sangre; la cabeza de D'arcmon aún conserva su expresión.

    Todos se preguntan quién es aquel aterrador hombre, pero las sirenas, el ruido de las armas disparándose y los gritos de la gente indican que la policía ya está en el barrio y es mejor marcharse de ahí.

    JotaKil llega en ese momento en su Impala negro junto a su esposa, ambos portando ametralladoras.

    -¡Okey homboys, vuelvan a casa, nosotros debemos defender la Colina!¡Por favor les encargo mucho a mi chamaquita!- les pide el alterado amigo del fallecido Taichi, pero en ese momento escuchan la voz de aquel sujeto encapuchado.

    -¡Koushiro, Kabuterimon, Takeru y Angemon!¡Ustedes aún están en condiciones de luchar y me acompañaran a pelear contra la represión!¡Los demás deben resguardarse, no quiero que estorben!-les ordena el sujeto con altanería.

    Instintivamente los elegidos tendieron obedecer, pero Yamato los detiene y desafiante pregunta al extraño.

    -¡¿Quien rayos eres tu?! ¡¿Qué demonios quieres con nosotros?!- interroga el irreverente y desconfiado portador de la amistad.-¡¿Por qué deberíamos hacerte caso?!

    -¡He venido por ustedes! ¡Mimi Tachikawa se encuentra en peligro y sabemos que podrían tenerla prisionera aquí en la Colina del Terror!
     
    Última edición: 6 Julio 2020
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