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Llevo tiempo queriendo publicar esto xD Para mi querida Gabi y su loca amiga, Paula <3

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—¡CHAKHAN CHEOK DOO DOO ROO, DOO DOO ROO! ¡NANANA, NANANANAAA NANANA DON'T SAY YEAH!

Así eran ellas. Paula y Gabi, ambas locas como no había dos, cantando a pleno pulmón, aun sin saberse la letra, en mitad de la calle, llamando la atención de todo el mundo. Pero a fin de cuentas, ¿cómo no iban a llamarla? Ambas brillaban cuando estaban juntas, todo alrededor era distinto. Cuando estaban juntas eran ellas mismas. Eran felices.

—¡Oh my gooooood, Paula! ¡Mira, mira, es una tienda de pelucaaas! ¡ME PIDO LA ROSA! —conforme dijo estas palabras salió disparada hacia el interior de la tienda, ignorando a la dependienta, para coger su favorita. A su amiga no le quedó más remedio que quedarse con la rubia, aunque en verdad esta era su preferida--. ¡Oh gosh, te queda genial, como todo! ¿Qué tal me veo yo?

—¡Estás increíble! Ya solo te faltan cuatro centímetros más y serás perfecta —bromeó Paula, a lo que Gabi respondió con una mirada asesina y mueca de ofendida—. ¡Que es broma, tonta! Yo te quiero como eres --respondió acercándole la mano a la cara y acariciándola.

En un instante, ambas muchachas se sonrojaron. No solían dar muestras de afecto en público, al menos no tan directas. El tema de conversación fue cambiado bruscamente.

—¡Oye, Gabi! ¡Tenemos que hacernos fotos con todas las pelucas! ¡Corre, saca el móvil!

—¡Es verdad! ¡Así puedo mandárselas a Pablo y obligarle a escribir la historia que me prometió!

—¡CIERTO, ya se me olvidaba esa historia! ¡Vengaaaa, a qué esperas!

—¡Aaaagh, dame tiempo, que estoy muy fangirl y no puedo con mi vida!

—¿Y cuándo no lo estás? —volvió a bromear Paula.

—¡Pues eso, que me des mi tiempo! Además, las prisas no son buenas. Hay veces en las que es mejor recrearse, ir despacito...

Mirada pícara hacia su compañera. Ambas empezaron a reír como tontas. Fue precisamente esa escandalosa risa la que hizo que la encargada fuese a ver lo que ocurría. Entonces las vio allí, jugando con pelucas y haciéndose fotos.

—¡¿Qué os creéis que estáis haciendo?! ¡Esto es una tienda seria, aquí no se viene a jugar con los amigos cuando te aburres! —Las quejas continuaron, pero las jóvenes no podían parar de reír. No les importaba ni lo más mínimo lo que les estuviese diciendo aquella mujer, se estaban divirtiendo y punto

>>¡Ya está bien, o compráis u os largáis!

Más miradas entre las dos. Lo suyo era algo mental, no hacían falta palabras. Tiraron las pelucas al suelovdespreocupadas y se marcharon igual de contentas que habían llegado.

La noche avanzaba en Granada, cada vez se hacía más oscuro. Los estómagos de ambas comezaron a mandar sutiles señales de hambre, indicándoles que debían ir de una vez al Burguer King a cenar como tenían planeado y dejar de entretenerse con todo.

Así hicieron, aunque más que por hambre, por falta de entretenimiento en el camino. Al fin, tras una larga hora, llegaron al restaurante.


—Paula, Paula —la llamó amiga para que esta levantase la cabeza. Justo cuando lo hizo le lanzó una patata a la cara, estallando en risas.

—Gabi, Gabi —le respondió—. ¿Te parece muy gracioso? ¡Pues toma! —cogiendo ahora un sobre de ketchup, se vengó la menor.

—¡Ah, eso fue...! —No terminó la frase cuando cogió su paquete de patatas y se lo vacío a Paula en la cara.

—¡OYE, QUE TÚ HAS EMPEZADO!

Aquel grito por parte de Paula concentró la atención de la mayoría de los clientes en ellas dos. Continuaron la improvisada guerra de comida hasta que uno de los vasos salió volando, vertiendo el 7up que contenía sobre las dos jóvenes y otros inocentes. Acabaron empapadas. Inmediatamente fueron expulsadas del local. La segunda vez que las echaban de un sitio en lo que iba de noche... En fin, eso ya era rutina.

Dejando la cena a medias regresaron a casa, en concreto a la de Gabi, pues iban a pasar allí la noche.

Sacó la llave con cuidado de su bolsillo, y con extremo sigilo abrió la cerradura, esperando que sus padres no notasen que habían entrado, para poder así cambiarse. Porque como las viesen así... Su ropa no iba a ser la única que tuviese un final trágico. Todas aquellas manchas de grasa, ketchup y refresco iban a pasarles factura ahora.

La puerta se abrió tras segundos que se hicieron eternos. Las luces estaban todas apagadas, entraron de puntillas a la casa. Avanzaban con la máxima cautela.

Se ve que no la suficiente.

—¡GABI, ¿QUÉ SON ESTAS HORAS DE VENIR?!... ¡AY MADRE CÓMO VIENE! ¡AHORA MISMO OS QUITÁIS ESO! ¡Y QUE NI SE OS OCURRA IROS A DORMIR SIN PASAR POR LA DUCHA!

No se libraron. Tuvieron que obedecer. Así el día terminaba para ambas antes de lo previsto. Lo que antes pretendía ser fiesta hasta las tantas de la noche se convirtió en un "A dormir ya, castigadas". Nada que hacer ante el poder de una madre, y más cuando se llevaba el ordenador.

Se metieron en la cama las dos, vigiladas por la madre de Gabi, quien apagó la luz con su particular "buenas noches"

—¡MAÑANA HABLAREMOS, AHORA A DORMIR!

Tras ella se cerró la puerta.

Silencio. Por poco tiempo.

—Paulaaaaa...

—¿Qué pasa?

—¿Crees que la hemos liado mucho?

—Nah, hemos hecho cosas peores, tranquila. Además, en el peor de los casos te reñirán a ti, que es tu madre —dijo Paula entre risas, recibiendo como única respuesta un manotazo.

—Paulaaa... —repitió Gabi.

—¿Qué pasa?

—... Nada. Te quiero mucho. Gracias por aparecer en mi vida.

—Ay, tonta, yo también. Eres lo mejor que me ha pasado, y lo sabes. Siempre lo serás —respondió Paula, provocando que ambas se ruborizasen.

>>Y venga, ahora a dormir ya, que estamos castigadas.

...

—JAJAJAJAJA —se rieron las dos en conjunto.

—Claro que sí, Paula, vamos a dormir como chicas buenas y luego madrugamos para ir a misa...

Sacaron el móvil que habían cogido antes de que lo viesen y confiscasen los padres de Gabi, y comenzaron a ver vídeos en Youtube. La noche acababa de empezar para ellas...