Explícito de Naruto - Libido [SasuHinaNaru]

Autor: Caótica/Insane
Título: Libido.
Tipo: One-shot, explícito.
Género: Drama, tragedia.
Advertencias: Universo alterno.

Libido
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Sasuke observó a Naruto sentado en el sofá con el cigarrillo en mano, estando la mujer en mitad de ellos sentada en el piso, con las manos amarradas, además de la cinta aislante que cubría sus rosados labios. Tragó saliva al ver los orbes azules con ese semblante ido. Miró sus propias manos, en las cuales aún tenía trozos de la soga que cortó para que el acto fuera limpio. Metió las manos empuñadas a sus bolsillos, sentándose al igual que su mejor amigo en el sofá de cuero, pues esto le traía recuerdos.

Los orbes perla estaban empapados en lágrimas, buscando los azabaches al ver que los azules no le respondían en lo más mínimo. Sasuke sonrió de lado al ver que Naruto, esta vez, parecía llevar las riendas de la situación.

Naruto apagó el cigarrillo y se quitó la camiseta, mostrando sus blanquecinos dientes al sonreír.

—¿Quieres irte Hinata? —la jovencita asintió un par de veces, cautelosa—. Te dejaré ir.

Sasuke frunció el ceño al ver como Naruto sacaba una navaja de su bolsillo trasero, cortando las ataduras de sus tobillos y muñecas, arrancando a la vez la cinta para que ella pudiera hablar, pero la jovencita no podía más que tartamudear.

—Yo… yo —la voz se quebró ante el que antes era su amigo, porque después de esto no sabía si seguirlo llamando así—. ¿Puedo irme?

La suave voz no provocó más que una sonrisa burlona en el Uchiha.

—Vete, Hinata.

La mencionada se levantó y caminó suavemente hacia la puerta. Sus manos temblaban y sus piernas estaban amagando a fallar en cualquier momento ante el miedo. Pues no comprendía por qué sus compañeros de la universidad hacían eso contra ella. Porque ella jamás atentó contra ellos, ni contra nadie. Al posar las manos en la manija la giró, dándose cuenta que estaba cerrada.

—Olvidé quitar el pasador —comentó el Uzumaki lanzando las llaves al piso.

Sasuke se levantó del mueble y se despojó de su camiseta, quedando ambos torsos masculinos al descubierto. La respiración de la Hyüga se tornó pesada ante el terror del despoje de sus prendas superiores. Cogió las llaves y apretó el pomo fuertemente, tratando de quitar la cerradura. Cuando lo consiguió dos fuertes brazos la acorralaron, dándose vuelta.

—Sasuke, por favor —murmuró con la voz quebrada—. Sasuke.

Los labios varoniles la apresaron en un beso forzoso al sujetarla de las muñecas, apretándolas con fuerza desmedida al causar un jadeo de dolor. Hinata pateó al ser sometida. Y Sasuke sonrió, porque se sentía demasiado bien tener el control. Mordió el labio inferior femenino, reventándolo. Saboreó lo metálico de la sangre, limpiando las lágrimas que resbalaban incesantemente en ella.

Naruto caminó hasta ellos y alejó al Uchiha, sujetándola del mentón al recordar el por qué terminaron así.

—¿Kiba Hinata? ¿Es enserio? —. La voz tosca provocó que temblara, tratando de hundirse con la madera de la puerta ante esos ojos azules que desprendía cólera —. Estamos atrás de ti hace dos años, ¿Y escoges a Kiba Hinata? —. Las manos de Naruto apretaron su cintura, besándola sin su consentimiento.

El Uchiha observó ambivalente la situación, porque jamás creyó que Naruto estaba tan desquiciado, pero a fin de cuentas, él estaba igual o peor.

La Hyüga empujó al rubio con todas sus fuerzas, logrando apartarlo para correr hacia la cocina. Sasuke sonrió de lado a ver su lado valeroso.

—Vamos a jugar —susurró el Uzumaki al desabrocharse el cinturón.

Hinata lo último que recordaba era que Naruto la llamó sollozando, hablando sobre que sus padres habían muerto. ¿Y ella? Condujo hasta donde él le mandó la ubicación, a las fuera de la ciudad, encontrándose con Sasuke, el cual la invitó a entrar. Si al menos le hubiera avisado a Neji o a su reciente novio, Kiba, a dónde iría; con sus manos titilando cogió un cuchillo de uno de los cajones, con el corazón galopando sin tregua alguna. Sabía que si no tomaba esta oportunidad algo muy malo pasaría.

Sasuke prendió la luz y se relamió los labios al verla frente a él. Esos orbes aperlados, dudosos, temerosos no hacían más que provocarle una sonrisa llena de sorna, porque no podía esperar más para tenerla bajo él retorciéndose. Naruto ingresó tras él, sonriendo cálidamente a la mujer frente a él.

—Na, Naruto —susurró, provocando que el joven se emocionara al escucharla—. ¿Tus padres?

El Uzumaki rio apretando su estómago, como si le hubiesen contado el mejor chiste de su vida.

—Mis padres murieron hace años —. Se recostó en el hombro de Sasuke y la recorrió de pies a cabeza, denotando el cuchillo que tenía entre manos —baja eso Hinata —sugirió el rubio, posando sus manos atrás de su nuca, como lo hacía normalmente. La jovencita levantó una de sus cejas, porque no los comprendía, no entendía. Naruto, el chico dulce que la trató tan bien, y por otro lado, Sasuke, el que no hacía más que estar en su propio cuento, porque no había llegado a cruzar mayor palabra con ella ahora la estaban haciendo sufrir semejante pesadilla.

Lo siguiente sucedió demasiado rápido, ya que el cuchillo había alcanzado a cortar el abdomen de Naruto al éste aproximarse ella, defendiéndose. El Uzumaki forcejeó y le arrebató el objeto corto punzante, sujetándola del cuello para estamparla contra el refrigerador.

Las delicadas manos aruñaron los antebrazos de hombre, buscando respirar.

Sasuke desabrochó el botón de su jean.

—No perdamos más el tiempo —. Naruto la soltó y ella cayó de rodillas al suelo, respirando frenéticamente.

El Uchiha se colocó en cuclillas y le arrancó de un tirón la falda, rasgando la blusa. Ambos jóvenes vieron las prendas femeninas.

—¿Eres virgen Hinata? —La mujer escuchaba a lo lejos la voz de Sasuke, temiendo lo peor. Naruto sonrió de lado, colocándose el condón.

—Sin pruebas, como la última vez.

Hinata sollozó al sentirse presionada sobre el cuerpo de Naruto al oler los cítricos. El dolor la invadió en un momento, sin entender el por qué las caricias habían pasado de ser violentas, a tiernas, como compadeciéndose de ella. El Uzumaki se abrió paso en el estrecho camino, gruñendo en el lóbulo de su oído.

—¿Así que Kiba no había entrado? —. Acarició la larga cabellera azulada—. Eres una buena chica.

Sasuke mordió su hombro, y ella, ella gritó asustada ante el punzante ardor.

—Relájate Hinata —. Susurró el Uchiha al adentrarse en ella.

Hinata cerró los ojos ante los fragmentos que venían a su mente de la preparatoria, cuando la estudiante Sakura Haruno desapareció sin dejar rastro, y no sabía si ahora, la siguiente en desaparecer sería ella, porque aunque ellos estaban en su libido, ella estaba en su propio infierno.