One-shot de Inuyasha - Leve cambios de roles [Re-editado]

Anime: Inuyasha.
Pareja: Sesshome. (Sesshomaru Taisho xxx Ahome Higurashi) *Kagome o Ahome*
Advertencias: Ooc al mal gusto xD
Notas de la autora: Este fué uno de mis primeros One-shot's de Sesshome, también para un concurso en dónde no recuerdo el lugar que saqué xD y trataba sobre darle más poder a la mujer He aquí el título: #Girl power# Espero les guste.

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Leve cambio de roles​

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—¡Vamos mujer! —gruñó el ambarino.
—¡Espera! —se oyó un grito desde la parte superior de lo que pareciese ser una ¿mansión?
—¿Cuánto puedes tardar? —se oyó otro grito.
—No sé. —respondió la azabache con un toque de burla.
—¡Baja de una vez! —se escuchó otro gruñido del chico de melena plateada.
—¡Bajo cuando acabe hombre! —Bufó ella.

El ambarino se sentó en el sofá de cuero que se encontraba en la sala y una media sonrisa se dibujo en su rostro, le encantaba que su mujer tomara el control…lo hacía sentir, ¿cómo decirlo?, ¿amado? Sí, sólo que a su manera.


—¡Maldición!—exclamó la chica lo más bajo posible para que su amado no la escuchara. Se encontraba en su cuarto, una habitación de paredes violetas y una alfombra un tono un poco más obscuro; su cama repleta de ropa y su clóset prácticamente vacío.

—Me veo rara —sentenció mientras veía aquel ajustado vestido en ella—. Ah, pero no te saldrás con la tuya. Sesshomaru. —continuó diciendo la chica mientras se miraba por última vez en el espejo y bajaba las escaleras regalándole a la nada unos cuantos suspiros ahogados.

Había una pequeña sorpresa para su hombre en la noche, una que talvez sorprendería un poco al ahora no tan frió ambarino…



¿Qué como había nacido el amor entre esta pareja? Judo.
(Una simple y cortante respuesta).
Por una simple lucha de Judo. Que irónico ¿No?
Era recién el primer año de preparatoria y se odiaban desde el primer momento en que tropezaron por ¿un accidente?, aquellas palabras que ahora les parecían chistosas aún las recordaban tal y como fueron dichas…

—¡Mira por donde vas niñata! —dijo un ambarino entre dientes mientras miraba con despreció a una chica.​

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—¡Ja! —Exclamó ella—. ¿Yo? —roló los ojos, causando más enojo departe del chico ojiámbar—. No porque te llamen príncipe yo te deberé de tratar así —se comenzó a levantar.​

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—Dí que estás celosa niñata —contestó inmediatamente él…​

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—¡Por dios! —Se cruzó de brazos—. Celosa ¿de qué? —el ambarino le miró más fríamente de lo habitual— si lo único que veo aquí es un niño mimado que creé que puede pasar por encima de todos. —el joven retrocedió unos cuantos pasos—. Pero en realidad eres simplemente un niño mimado que sólo quiere hacerse notar. —habían hecho trizas lo más preciado para él. Su orgullo.​

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—¡Muy bien Ahome-chan! —le dijo una chica castaña a la morena mientras veía la pila de chicos detrás de ella. Todos vencidos por la susodicha.​

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—Me cambiaré —respondió con una sonrisa—, puedes irte, es que bueno Taisho-Kun quería hablar conmigo y no quiero encontrarme con el odioso de Taisho-Senpai por eso me quiero ir rápido…​

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La castaña asintió y la morena caminó directamente hacía los vestidores, a ninguna chica le gustaba el deporte ya que eran extremadamente ¿frágiles? O, al menos así ellas se nombraron. Tomó la perilla y la puerta se abrió…, caminó a las duchas y, como siempre se amarraba el pelo para sus clases de Judo, se lo desamarró ahora para poder darse una corta ducha.​

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—¿Así que soy odioso?​

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—Esa voz… —la chica ahogó un grito de sorpresa. ​

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Dio media vuelta y el susto cambió a la faceta de enojo.​

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—Eres buena hablando niñata, veamos si eres así de buena en una pelea de judo —le retó.​

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—Cuando quieras Sesshomaru —contestó al reto la morena.​

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—Ahora mismo. —le dijo cortante mientras la sacaba a rastras de los vestidores y ella como podía se amarraba el pelo…​

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Los dos atacaron al mismo tiempo y la morena cayó…mientras el ambarino la inmovilizaba.​

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—¿Por qué me odias? —preguntó con su tono habitual.​

—¿Por qué el interés?​

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—He ganado así que yo hago las preguntas aquí —dijo​

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—-Como te lo había dicho, eres simplemente un niño mimado…​

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—¿Yo?​

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La ojimarrón aprovechó que el ambarino había debilitado un poco su agarre y lo empujó, para así, ser ella ahora quien quedara como controladora​

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—Gané. —el chico abrió la boca y ella rápidamente lo interrumpió—. Primera regla del judo: nunca bajes la guardia.​

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Él no tuvo más que gruñirle con odio a la triunfadora.​

El listón que ataba la melena de la chica se desamarró dejando así que el color azabache del cabello cayera por la espalda, los hombros y su pecho…​

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—Rosas frescas —pensó el chico, dejando que sus fosas nasales se embriagaran con el dulce aroma de Ahome.​

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—Ahora soy yo la que preguntará —dijo Ahome—. ¿Me amas?​

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Los ojos del ambarino se abrieron por completo, había muchas chicas que se habían hechizado por sus encantos pero ninguna tenía el valor de declarársele. Y ella lo hizo, a su modo, pero con una pizca de seriedad, ya que lo insinúo de la mejor forma.​

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La chica en ningún momento debilitó su agarre. Aunque él sabía que podría deshacerlo si quisiera, ¿por qué no lo hacía?​

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—¡Ja! ¿Por qué debería estarlo? —Ahome lo besó tiernamente, sus manos fueron a parar al cuello de Taisho-Senpai y los brazos de este fueron directamente a la cintura de la chica…., la chica se separó y dejó a un aturdido Sesshomaru recostado en una de las colchonetas del Gimnasio…​

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—Creo que eso me lo dijo todo —se paró—. Adiós Taisho-Senpai tengo una cita con Taisho-Kun y no quiero hacerlo esperar —le sonrió pícaramente…​

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—¿No era un niño mimado? —le gruñó el chico.​

—Eres, pero ¿qué hacerle? El sentimiento de amor no se puede controlar —salió caminando de aquel lugar…​

—¡Hasta que bajas mujer!
—Vamos hombre si no me he tardado mucho —le guiñó el ojo la morena.
—Para ti no, pero ¿qué hay de mí? Quiero que inicie la luna de miel —dijo mientras besaba el cuello de la chica…

—Pero eso no —dijo ella apartándose un poco—, salimos a comer y luego te doy tu regalo de bodas —le sonrió—hombre. —dijo con tono seductor, haciendo que otra que media sonrisa se formara en los atrayentes labios del mayor de los Taisho.

—Como usted diga my lady —le siguió.
—¿Se supone que los hombres mandan no? —le dijo la chica mientras salían de la casa y caminaban rumbo al auto.

—Con una mujer como tú, mejor no resistirse —le dijo mientras abría la puerta del copiloto y la cerraba cuando ella ya se encontraba dentro.

—Creo que lo tomaré como un cumplido —le dijo la ojimarrón cuando él peli-plateado ya se encontraba en el asiento del conductor—. Pero… —le miró mientras él encendía el auto—, ya no sé si darte el regalo de bodas —fingió melancolía y después una sonrisa pícara se formó en sus labios—. ¿No será mejor dársela a Taisho-Kun?

—No lo llames así —gruñó irritado Sesshomaru
—Será mejor dárselo a él —le retó la ojimarrón
—¡Ja! —añadió—. Como si él se mereciera a alguien como tú…
—De acuerdo —le dijo la chica—, otro cumplido grotesco —añadió mientras suspiraba…
—Pero será mucho más dura esta noche mujer—le dijo seductoramente en el oído a la morena el ojiambar.
La chica lo empujó levemente, estaba sonrojada ya que había captado demasiado bien el mensaje, mientras tanto el chico le sonreía burlonamente y el auto avanzaba.


—Una pregunta —le llamó la atención la morena al chico mientras el auto se paraba por el semáforo.
—Dime pequeña —le contestó el ojiámbar
—¿Cuándo pasó todo esto? —preguntó—. Me refiero a ¿cuándo cambiaron los roles?, ¿desde cuando tú me haces caso?

—No lo sé. Y a mí francamente no me interesa mucho ya que, ¿qué tiene de malo en que mi querida mujer me mande?

—Es mal visto aún que la mujer haga más cosas—le recordó—. Como el día en que te dí aquel beso, con el que comprobé que compartíamos el mismo sentimiento. Aquel beso con el que formamos una relación, no formal, hasta el paso del tiempo.

—El idiota de mí hermano se enojó —añadió el ambarino.
—Y tu adorado “club de chicas” se me quedaban viendo raro al igual que los demás —bajó un poco la cabeza— creo que aún seguimos atrasados. —Levantó la cabeza. Miró por la ventana—. ¿Es qué acaso no pueden entender que una chica también se le puede declarar al chico que le gusta? —Un tono rojizo se apoderó de las mejillas de la morena.

—Mientras tú estés feliz no te deberían de importar los demás comentarios ¿no? —le dijo Sesshomaru mientras la tomaba de la barbilla y le depositaba un beso repleto de amor a su compañera.

—En eso tienes razón —respondió después del beso—. Ahora, ¿qué ha de importar un leve cambió de roles? —le dijo sonriente—, mientras estés conmigo, no me importaría tomar de vez en cuando el mandato.

—Más feliz me haría que lo tomaras hoy en la noche mujer —le dijo seductoramente mientras la tomaba de la cintura y volvían a darse un beso lleno de pasión, separados por el sonido de un claxon. El semáforo había cambiado a verde.
—Con mucho gusto lo tomo en bandeja de plata —le guiñó el ojo a su amado…
Esta sería una larga noche, una cena romántica, una mansión equipada especialmente para ese día, acompañados de las estrellas, de la luna, del amor, pasión, deseo, sus cuerpos y, ¿por qué no?, un leve cambio de roles.