Let's be more than this...

Menudo imbécil… ¡Es un capullo! No sé porque todas las chicas le van detrás a ese simplepatéticochulocapullo de Lauren y su grupo de subnormales… No es que su música sea mala, pero la pose que tiene no me gusta nada.

–Vamos, Layla… no pienses tan mal de ellos. Si lo piensas… Lauren se parece a Bon Jovi.

–¿Ese que se va a parecer a Jovi? Es más pose que otra cosa…

Para los que no me conozcáis, mi nombre es Layla. Tengo diecisiete años y, simplemente, no me gusta seguir mucho las modas. Físicamente soy una chica de altura normal, proporciones normales sin destacar mucho pero sin ser poco, ojos de color azul muy claro y pelo largo negro hasta la cintura ondulado ¿De forma de ser? Ya me iréis conociendo…
Mi amiga, la cual quiero más que a nada, es Adele. Digamos que somos amigas de la infancia… conocemos todo de la una a la otra y con solo una mirada somos capaces de entender todo de la otra. Es más alta que yo, pelo corto y rubio, ojos verdes y, simplemente, me encanta ¿De forma de ser? Liberal, divertida, espontanea y sigue ese lema de “Primero actuar y luego pensar” ¿Crea problemas? Sí, pero así la vida es más arriesgada y divertida.

Digamos que Adele está un poco obsesionada con el grupo de Poison. El cantante se llama Lauren y sí, es guapo pero… ¡es un prepotente inútil junto con su sequito de amigos subnormales! No sé que les ve…

Lauren es un chico de unos dos años más mayor que nosotras, igual que su sequito de mascotas obedientes. Es alto, de ojos negros, pelo corto y rizado de color negro también y la piel ligeramente bronceada a causa de tanto surf… ¡Sé información porque Adele no para de hablar de ellos!

Los demás miembros del grupo son una chica y un chico. Beth, la hermana de Lauren, y David. Beth es una chica de mi misma altura, de ojos oscuros, pelo pelirrojo y piel pálida como la nieve, igual que yo. Creo que es la única del grupo que se salva de no caerme mal. David es más alto que Lauren, de ojos amarillos, pelo negro y piel igual de bronceada que Lauren por el surf. Un momento… ¿Dónde hacen surf si en este mísero pueblo casi nunca hay sol? Cosas ilógicas…
Estamos en el centro comercial, para variar, hoy no hay mucha gente. A decir verdad, los centros comerciales llenos de gente me agobian mucho aunque me encantan los centros comerciales. Sí, una manera extraña de pensar.

–¡¿Cómo?! –le chillo a Adele.

–No te enfades, Layla…

–¡¿Cómo no quieres que me enfade?! ¡¿Estás loca?!

A Adele se le ha ocurrido la gran idea de participar en un sorteo para conocer a Poison. Ha ganado y me ha traído en forma de encerrona a conocerlos… ¡No me lo puedo creer!

–Por favor… no seas mala con ellos. Al menos se agradable con Beth –me pidió. La verdad… es que Beth me parecía una chica bastante atractiva y buena persona, pero con los otros dos no podía ni verlos… ¡Y menos al vocalista de Lauren!

De repente, Adele me cogió fuertemente de la mano. Habían llegado…

Lauren en el centro, con unas gafas de sol y una gorra para no ser conocido. Beth con un sombrero bastante gracioso beige y David con un gorro de lana.

–Hola… ¿Sois vosotras las ganadoras del concurso? –dijo Lauren fastidiado. No dije nada y me
dispuse a irme, pero Adele me cogió de la mano para que me quedara.

–Perdonad a mi hermano, últimamente está un poco de mal humor –nos dijo Beth rompiendo el hielo.

–No te preocupes, es que mi amiga esta de mal humor hoy… ¿Podemos irnos de compras?

–Claro ¿Me podéis decir vuestros nombres?

–Mi nombre es Adele y ella es Layla.

–¿Layla?

–Mi padre, gran fanático de Eric Clapton.

–Ya veo… ¿Vamos?

Y las tres nos fuimos hacia las tiendas. Los otros dos hacían de acompañantes, aunque para lo que comentaban, bueno… mejor dicho, comentaba Lauren se hubiera quedado en casa. Nos compramos un montón de ropa, pero la mayoría era regalada por Beth ya que se ve que le caímos bien o algo…

Pasando de largo vi un local que estaba vacío en el cual había una batería, unas guitarras, un bajo y un micrófono. No lo pude evitar y por la tentación entre ¡Que puedo decir! Me encanta este lugar…

No había nada ni nadie. Estaba vacío. Las paredes tapadas con papel de color marrón y manchadas y algún que otro trozo roto.

Mi curiosidad fue subiendo… dejé las bolsas en la entrada y me senté en la batería. Empecé a dar unos cuantos golpes con unas baquetas que había encima de la caja. Estaban rotas pero aún así funcionaban. Empecé a tocar la canción más famosa del mundo We will rock you de Queen. No lo pude evitar, esa canción me encanta… Maldita SIDA que tuviste que quitarnos esa gran garganta… Obviamente, nunca me podré comprar con Freddy Mercury pero aún así creo que se me da bien.

–Suena bien… –me dijo una voz. Su voz… la de Lauren.

–Lárgate –le dije recogiendo las baquetas y cogiendo mis bolsas.

–No lo haces nada mal, nena…

–Gracias, creo que es lo más agradable que llegaras a decir a lo largo del día.

–Oye ¿Tienes algún problema?

–¿Y tú?

–Sí, me molesta esa actitud.

–Y a mí me molesta tu presencia.

¿Se puede ser más molesto? No lo soporto, en serio…

Me despedí de Beth y de Adele y me fui para casa en mi moto Yamaha 125 negra. No paraba de pensar en las palabras de ese inútil… Si alguien me pregunta sobre porque odio a Lauren… en verdad, no hay ninguna razón. Simplemente, no me gusta su manera de ser tan chulo y prepotente. Se le ha subido demasiado a la cabeza lo de ser famoso y popular entre las chicas.

Cuando llegue a casa, no había nadie. Típico… mama hace años que no está y papa siempre de viaje de negocios y cuando no puede venir por alguna celebración, solo me manda una carta y dinero para comprarme lo que quiera. La última vez me mando una tarjeta de crédito… La factura que le llego no fue pequeña aunque tampoco me llamo para regañarme.

–Ya estoy en casa… –le di un beso a la foto de la entrada de los tres juntos y subí a mi habitación a guardar la ropa nueva. Me duche y me puse el pijama. Baje a la cocina y me hice la cena, espaguetis con queso. Mi teléfono suena…

–¿Diga?

–Layla, soy Adele.

–Dime ¿Qué sucede?

–Es que… Lauren me ha contado que has sido algo desagradable con él y me gustaría saber porqué…

–Adele, ya sabes que no lo soporto…

–Ya pero no se… en realidad no tienes porque odiarle porque no te ha hecho nada.

–Tipos como él hacen daño sin darse cuenta.

–¿Lo dices por Oscar?

–¿Tu qué crees…?

–Vamos, Layla, ha pasado mucho tiempo desde aquello.

–Hay heridas que puede que no sanen y hasta que al menos alguien le dé un punto, no empezara a cicatrizar.

–Pero si tu no dejas que alguien de el punto… no sé como saldrás de esta.

–No lo sé, Adele, pero estoy segura de que Lauren no lo será pero puede que Beth sí.

–No le van las chicas –hizo una pequeña sonrisa y prosiguió –Mañana nos han invitado a una fiesta ¿Vendrás conmigo verdad?

–Qué remedio… sin mi vas perdida.

–¡Gracias! ¡Eres la mejor!

–No hay de qué pero… Adele ¿Podrías venir a dormir a mi casa?

–Claro, ahora voy.

–Hasta ahora.

Y colgamos…

A los pocos minutos Adele ya estaba aquí y empezamos a hablar sobre que se pondría cada una de ropa, peinado, maquillaje, complementos, zapatos, etc. Creo que estos momentos son los mejores que paso, solas Adele y yo hablando de cualquier tontería con tal de no pensar en cualquier inútil rompe corazones. Por eso odio a Lauren y a los chicos como él, porque solo juegan con los sentimientos de las chicas ilusionadas…

Holaaa =D! Hacia tiempo que no tenia ideas, pero me inspire escuchando una canción de bon jovi (have a nice day para ser exactos *-*) y no sé... creo que no me quedo tan mal, no ^^'? por favor, no seais muy duros con las criticas pero criticadme para que mejore =D saludoooos y felices fiestas ><

 

Primero de todo, gracias a NejiTen Hyuuga Ama y a Shayury por comentarme y por leer mi historia ^^ me hizo ilusion que lo hicierais =D y por supuesto, tambien, gracias a la gente que lee pero que no comenta ^^ Ya sabeis que cualquier critica o lo que sea, decirmelo para que asi pueda mejorar =D Graciaaaaas ^^


Allí estaba yo. En una fiesta dedicada solo al grupo Posion. Como no… Lauren rodeado de fans y de chicas famosas que han pasado por su cama, según lo que me cuenta Adele.

Para ser sincera… creo que estaba llamando la atención. Todas las chicas iban con vestidos glamurosos, zapatos de tacón de aguja… menos yo, que llevaba todos mis piercings puestos, tres en la oreja izquierda y dos en la derecha, en la nariz un aro y en el ombligo; ojos negros, pelo hacia delante, camiseta de los Rolling Stones sin escote pero que dejaba ver mi ombligo, camisa de cuadros, shorts tejanos Levi’s, medias de rejilla negras y Converse negras. Como no, mi maquillaje oscuro en los ojos.

A ver, es una fiesta y hay que ir lo más cómoda posible para aguantar toda la noche ¿no? Que manía de sufrir con tacones y ropas estrechas…

–Adele, todo el mundo te está mirando y no me extraña, vienes así vestida provocando –dije entre risas y besándole la oreja.

–Layla, no es a mí a quien miran…

–¿Me miran a mí? Que miren si quieren, pero que no comenten… Anda, vamos a coger unas bebidas.

Y nos dirigimos a la mesa de las bebidas. Allí nos encontramos con Beth.

–Hola chicas. Estáis preciosas –nos dijo mirándonos.

–Claro… –dije yo con ironía.

–Lo digo de verdad, Layla.

–Vosotras sí que estáis preciosas. Es que me provocáis y no puede ser, tengo que mantener bajos mis instintos lésbicos –les solté y las tres nos empezamos a reír. A los poco segundos se nos acercaron David y Lauren.

–Hola chicas ¿Cómo estáis?

–Bien. Una gran fiesta –le dije Adele a David algo sonrojada.

–¿Y tú qué? –me pregunto Lauren.

–Supongo que bien, aunque no me estoy divirtiendo como esperaba.

–Anda ven, vamos a bailar.

Lauren me cogió de la mano y, maldita sea mi suerte, que empezó a sonar una balada de ellos llamada Thank you for loving me. A decir verdad, todas sus letras me encantaban y las melodías igual. Pero no sé… consideraba que por ser tan arrogantes con la prensa no merecían ni si quiera respeto, aunque he de reconocer que esos gestos me parecían interesantes de vez en cuando…
Él cogió mis brazos y los paso alrededor de su cuello. Posteriormente puso sus manos en mi cintura…

–Estas preciosa, Layla…

–Supongo que… ¿Gracias?

Él sonrió… Creo que es la primera vez que veo sonreír de verdad a Lauren y que, además, me ha sonreído a mí. Tiene su encanto… ¡Pero muy poco! Que conste que esto solo es un baile y ya está. Cuando termine la canción me iré con Adele o con Beth a beber y a pasar el rato lo mejor posible.

–Oye, Layla… ¿Te gustaría venir a grabar con nosotros alguna canción al estudio?

–¿Perdón?

–Ya me has escuchado…

–¿Te estás riendo de mi?

–La verdad es que podría hacerlo, pero no; no me estoy riendo de ti y lo digo de verdad…

–¿Se supone que estoy obligada a aceptar?

–Supones bien…

–Está bien ¿Cuándo voy?

–Mañana por la tarde en el estudio ¿Sabes donde es?

–Claro, es mi obligación saberlo –dije guiñándole el ojo.

–Perfecto pues… mañana nos vemos… –él se fue acercando a mis labios lentamente… y yo no sabía si corresponder o no… Me
venía a la mente la imagen de Oscar besando a otra chica y no… me aparte de Lauren y me fui con Beth.

–¿Qué tal lo has pasado con mi hermano? –me pregunto con tono pícaro.

–Demasiado bien hasta que ha intentado besarme –dije mientras me servía una copa de Bailey’s.

–Perdónale, está acostumbrado a conseguir a cualquier chica y tú eres la única que se le resiste… Así que es normal que te vaya detrás.

–¿De verdad? ¿Soy la única que se ha negado a estar con él?

–Exacto…

Así que lo de la canción era mentira… solo lo ha hecho para pasar conmigo tiempo a solas por conseguir a todas las chicas de la ciudad…

Me tomé la copa de un trago y me propuse algo. Ser la única que no ha tocado y que nunca tocara. Mañana iré al estudio y lo va a pasar muy mal este chico… ¡Muy mal! Yo no soy ningún premio ni ninguna especie de apuesta o algo así.

–Bueno, publico, el grupo y yo queremos haceros en exclusiva un avance de nuestro nuevo disco con una canción grabada hace poco –empecé a decir él encima del escenario. Beth y David subieron y se colocaron en sus posiciones. Beth a la batería y David
al bajo, como no, Lauren a la guitarra y voz.

Pero entonces algo paso… mi cuerpo no reaccionaba. Cuando Lauren apareció en el escenario… yo ya no pude apartar la mirada. Aún no encuentro palabras para describir lo que empecé a sentir aquella noche… ¿Podría llamarlo amor? Pero sería irónico decir que fue tan dulce… fueron celos, rabia, envidia, irritación y por supuesto… deseo. Lo cual no entiendo… es una persona que me da asco, tanto psicológicamente como físicamente. Vale no, lo último es mentira aunque… psicológicamente solo conozco lo que la prensa dice de él ¿Qué debo hacer? ¿Qué me pasa? ¿Alguien me puede entender?

–Layla ¿Estás bien? –me preguntó Adele.

–Sí… solo, que no sé qué me pasa… Me voy a casa. Despídeme de Beth en cuanto la veas.

–Está bien… Cualquier cosa llámame.

Le sonreí y me fui hacia mi moto para irme a casa. Solo quería conducir lo más rápido posible para olvidar esta sensación y este calor en mi cuerpo. No sentía nada así por nadie desde Oscar… pero aún así ¡Es más extraño que la última vez! No entiendo nada… en mi mente aparecemos Lauren y yo besándonos y jugando a las caricias… ¡Por dios no! ¡Eso me da más calor! Que alguien me ayude… Supongo que le pediré ayuda a mi botella de Jack Daniel’s y a mi paquete de cigarrillos Camel…

 

Hola holita ^^! Lo siento por tardar tanto pero tuve algunos problemas en el ordenador y de horario para continuar TT Muchas gracias por los comentarios y los lectores que visitais de vez en cuando mi historia =D

Por la mañana… un sonido hace que me duela la cabeza. Maldito Jack que siempre me ayudas pero luego me das dolor de cabeza… Alguien llamando a mi puerta hace que el dolor aumente…

–Ya va… – justo la persona quien menos me quería encontrar. Él…

–Hola

–¿Qué haces aquí, Lauren?

–Habíamos quedado para ensayar ¿Recuerdas? –me dijo mientras entraba en casa y cerraba la puerta tras de él.

–Es verdad… ¿Qué hora es?

–Son las doce ¿Te encuentras bien? –dijo mientras miraba mi cara con dolor de cabeza, mis labios secos y escuchaba mi garganta ronca.

–Anoche tuve unas largas conversaciones con Jack Daniels y mis cigarrillos Camel… un momento ¿Tu como sabes mi dirección?

–Adele me lo dijo anoche después de que te fueras –miro un poco como estaba el salón y vio la botella vacía y la cajetilla de Camel solo quedaban un cigarro o dos

–¿Te has tomado todo esto tu sola?

–Quería… desahogarme de alguna manera.

–¿Estás bien? ¿Quieres que llame a tus padres o algo?

Hice una sonrisa irónica ¿Llamar a mi madre? Ves a ver a Hades a ver si te la devuelve… ¿Mi padre? Si te atreves a atravesar el océano para que luego te diga un simple “Tengo trabajo que hacer” adelante…

–¿Layla? ¿Qué sucede?

–Nada… No los llames. No creo que vengan.

–¿Están de viaje?

–Algo así…

Hubo un momento de silencio algo tenso… No podía parar de recordar aquellos momentos de cuando era una niña. Los tres… juntos por el parque corriendo. Voltee a ver la cocina y, por un momento, vi a mi madre cocinando aquellos macarrones con tomate y carne picada con los que siempre me manchaba y luego papa me limpiaba. La imagen se cambio y estábamos los tres en el salón, sentados en el sofá de tres plazas viendo la tele y, mi padre, partía un trozo de chocolate para los tres y siempre me daba la parte más grande a mí.

De nuevo, la imagen cambio… Cuando mama murió, ya no hubo más comidas deliciosas. Nadie más me limpio cuando estaba sucia. Papa nunca más partió el chocolate…

–Bueno, te ayudaré a limpiar todo esto ¿Desde cuándo no limpias?

–No lo sé ¿A que día estamos? –dije mirando el calendario.

–¿Dónde tienes la escoba, la fregona y todo lo demás?

Me quede un poco perpleja al ayudarme de aquella manera ese personaje de solo fachada en la apariencia. Creo… que estaba viendo al verdadero Lauren. Lo que vi… me gusto ¿Era una especie de superhéroe ayudándome? No creo… Pero en realidad ¿Qué conozco de Lauren? Solo sé lo que las revistas dicen transmitido por Adele y que, la gran mayoría, son mentiras. Aunque, en realidad, creo que soy algo dura con él porque el último chico con el que fui amable, me hizo mucho daño. Soy de aquellas pocas chicas que no creen en el amor ni en ese tipo de tonterías.

–Sí. Esta todo en la cocina, pero no hace falta que hagas esto…

–¿Tu no harías lo mismo por mi si me vieras en la misma situación?

–¿Qué situación?

–Layla, solo mírate… Con la ropa de anoche mal colocada, los ojos llorosos, la voz ronca, el pelo mal puesto y con dolor de cabeza.

Me mire en el espejo que había en el recibidor y, definitivamente, tenía razón. Tenía un aspecto horrible.

–¿Quieres que me vaya…?

¡No! ¡No quiero que se vaya! Un momento… ¿Por qué acabo de pensar esto?

–Dame un par de minutos y bajare a ayudarte.

Sonrió… Su sonrisa… ¡Dios! ¡Qué guapo es! Tengo que admitirlo, es guapo pero… ¡Solo en apariencia! Bueno… es un encanto. Me está ayudando a recoger y a limpiar la casa… Me ha venido a ver aunque soy demasiado dura con él…

Las gotas de agua fría cayendo en mi nuca parecían como navajas de hielo atravesando mi cuello, pero me daba igual. Solo quería que el mareo y el dolor de cabeza se me fueran ¡Maldito Jack!

Fui a mi habitación con el pelo ya seco, es decir ondulado, y maquillada ligeramente. Interior del ojo negro y pestañas negras. Me puse todos mis piercings, los tres aros de la oreja izquierda y los dos de la derecha, el de la nariz y el del ombligo. Todo son aros negros y dos de plata que me los regalo mama por mi octavo cumpleaños. Me puse una camiseta negra con un escote de V negra de manga larga, unos Levi’s azules e iba descalza por la casa. Manías desde que era una niña…

Cuando baje el salón estaba ordenado, barrido y fregado. El baño de la planta baja igual. El armario de los abrigos ordenado. Solo faltaba la cocina.

–¿Estas mejor, Layla? –me pregunto Lauren mientras lavaba los platos y yo recogía las ultimas chaquetas que había en el perchero.

–Sí, gracias por la ayuda…

–No hay de qué bueno… me han ayudado un poco.

–¿Cómo que un poco? –era la voz de un chico.

–¿Quién? No me digas que David han venido. Si es así llamaré a Beth y a Adel…

No pude terminar la frase porque lo que vi hizo que el corazón se partiera en millones de trozos una vez más. Él estaba allí… Dios, me molesta tanto decir su nombre. Oscar… su cabello rubio y sus ojos verdes… tan iluminados como siempre. Con sus Levi’s negros, las bambas Nike blancas, la camiseta blanca y la cazadora del equipo de futbol del instituto.

–Se ha quedado perpleja al verme. Cuanto tiempo, Layla –me dijo Oscar acercándose a mí y dándome un beso en la mejilla. Lauren vio mi cara de asombro e hizo cara de no saber si había hecho bien o mal de haberle dejado pasar.

–¿Cuánto hace que no os veíais?

–Como un año casi ¿Verdad?

–¿Y eso?

–Por que deje la escuela ¿Y porque la dejaste? Porque me aburría y no tenía sentido ¿Se acaba ya la conversación de una vez? Gracias.

–La última vez que te vi no eras así…

–La última vez que te vi eras menos odiable.

Lauren se quedo sorprendido. No entendía porque me portaba así con él… Oscar estaba acostumbrado, es más… me atrevería a decir que el ser borde y dura con él le atrae más a mí ¡Este chico es idiota!

–Como estamos de humor… Por lo que he visto antes sigues con tu vicio a Jack y a Camel cuando estas mal, aunque lo raro ha sido que no me llamaras de nuevo para que te ayudara porque te encontrabas muy mal.

No dije nada… que me recordara eso del pasado me avergüenza mucho…

–Lárgate.

–Pero si me lo estoy pasando bien, además… te echaba de menos.

–Lárgate, y más te vale no decirle a nadie que Lauren a estado aquí.

–Ya lo sé… –dijo él mientras sonreía y se iba –Recuerda, Layla, que sé dónde vives.

Cerró la puerta y yo le di un golpe a esta desde dentro.

¿Por qué…? ¿Por qué justamente ahora? ¡¿Por qué?! Como lo odio… Como lo detesto… ¡Quisiera que dejara de respirar ese ser odiable y estúpido!

–¿Layla? ¿Estás bien? –me pregunto Lauren ayudándome a levantarme.

–Te ayudare a secar los platos… –me dirigí a la cocina y empecé a hacer mi tarea con Lauren sin decir ni una palabra. No podía parar de recordar todo lo vivido con él… ¡¿Por qué tenías que aparecer ahora?!

Veo que os tendré que explicar la historia, sino… no entenderéis porque estoy así. Oscar y yo éramos amigos de la infancia. Los mejores amigos que nadie puede conocer. Lo hacíamos todo juntos. Los deberes, los juegos, las excursiones, etc. Todo. Pero en realidad… solo estábamos así de unidos porque a nuestros padres les interesaba. Se suponía que sería un matrimonio de empresas. Bueno… y lo sigue siendo.

Oscar y yo empezamos una relación hace unos cuatro años y todo iba bien… Él fue el primero en todo. Él primero al que quise. Al primero al que le escribí y del primero que recibí una carta de amor. El primero y único con quien celebré san Valentín. Con quien comía las uvas el día 31 de diciembre simbolizando que al terminar y empezar el nuevo año habíamos estado juntos. El primero en sentir caricias, besos y juegos de noches en las cuales me sentía especial hasta hace un año…

Se suponía que hace un año habríamos cumplido cinco años de relación pero todo termino. Me entere que él había estado tonteando con Adele y que me había sido infiel con media ciudad tanto en chicas como en chicos.

No era por la vergüenza hacía la sociedad pues, a mí lo que diga la gente me da igual, sino que… lo que había sido para mí el primero en todo yo no había sido la primera en nada para él. Alguien podría pensar que aquello que tuvo con aquellas personas fue solo sexo y que se puede perdonar. Hubiera estado de acuerdo si solo hubiera sido una vez pero no con media ciudad…

Lo sorprendí besando a otra chica en una cafetería lejos de mi casa, para que no sospechara. Le dije que todo termino y que no quería saber nada más de él pero… fui muy estúpida.

Para intentar aliviar el dolor, muchas noches mis compañías eran Jack y Camel. Cómo los primeros números marcados en mi teléfono móvil habían sido recientemente a Oscar… le llamaba para que me ayudara a recomponerme después de las borracheras. En aquel estado me daba igual quien viniera pues, después no lo recordaría; pero Oscar… siempre se quedaba toda la noche para que le perdonara. Nunca lo consiguió… Si algo soy es rencorosa.

Estábamos Lauren y yo en el sofá, viendo la tele bueno… Él hacía ver que la miraba y yo, simplemente, recordaba momentos con Oscar.

–Layla. No creo que estés bien y no, no me cambies de tema… ¿Qué paso entre tú y ese tal Oscar?

Eso me sorprendió… ¿Tanto le importaba lo que me pasaba?

–Es… mi prometido.

Aunque nosotros dos hayamos roto, el matrimonio sigue en pie desde hace años.

–¿Cómo?

–Éramos amigos desde la infancia, pero solo porque a nuestros padres les interesaba. Un matrimonio de conveniencia.

–Entonces… ¿Por qué os lleváis mal?

–Lo siento pero no tengo ganas de hablar… Te lo diré simple y rápido: Salimos durante cuatro años y, durante todo el tiempo, me fue infiel.

Él se quedo callado… creo que en ese momento se apiado de mí.

A ver… yo sé que a mucha gente le suelen suceder estas cosas pero… para mi, con solo doce años, fue difícil aceptar que desde el principio solo naci para crear un matrimonio entre empresas. Que mi madre muriera aquel mismo año y que, unos pocos años después, mi mejor amigo, novio y prometido me había sido infiel todo el tiempo. Necesitaba a una madre y a un padre para que me ayudaran pero siempre estuve sola… A causa de mi orgullo nunca le conté nada a Adele y ella aguantaba mis malos humores, me curaba las heridas en las peleas en que me metía, me soportaba mis borracheras y mi mal humor aunque… nunca nadie me ha visto llorar. Eso es algo que nadie vera nunca.

–Vaya, lo siento…

–¿Podemos evitar hablar del tema, por favor?

–¿Quieres ver alguna peli o algo? No creo que en tu estado de resaca puedas ensayar o aprenderte alguna canción…

–Me apetece ir a dar un paseo por el parque… ¿Te vienes?

Él, simplemente, asintió. Supongo que no querría dejarme sola en estos momentos de depresión que me daban cuando pensaba en ese ser.

Me puse mi chaqueta de cuero negra, las converse negras, cogí mi casco y fuimos en su moto. Era parecida a la moto de Bon Jovi cuando era más joven. Negra y con las manillas blancas.

Se monto en ella y me ayudo a subir. Era un poco alta para mi poca altura.

–¿Lista?

–Sí.

Él arranco y fuimos hacia un gran parque que había en la ciudad. Parecido a Central Park de Nueva York. Un lago en el centro, con muchos caminos
y árboles.

Dejamos los cascos en la moto junto a las chaquetas y nos fuimos a caminar dando un paseo. Lo bueno de aquel lugar es que, a pesar de su
amplitud y belleza, no iba casi nadie ¿Respuesta? Fácil. Un sábado por la tarde están demasiado preocupados trabajando, quedando para jugar a la consola o arreglándose para irse de fiesta por la noche.

–Tranquilo, no creo que nadie te reconozca –le dije mientras él se ponía las gafas de sol Ray-Ban estilo aviador. Me hizo caso y se las puso en el bolsillo.

Caminamos un par de metros y nos sentamos en un banco cerca del lago.

–Lauren que… lo siento.

–¿Por qué dices eso?

–Has estado todo el día cuidándome y yo… siempre soy dura contigo… pero no lo puedo evitar. Me siento mal porque sé que todo el mundo tiene
problemas pero tu has venido aquí conmigo solo para que me relajara…

–No te preocupes, estoy acostumbrado a cuidar de los demás.

–¿A qué te refieres? –¿Qué quería decir con eso?

–Beth por ejemplo. Hace un par de años tuvo problemas con las drogas…

¡¿Beth?! ¡No lo aparenta!

–…cuando vi lo que estaba haciendo, decidí socorrerla como lo haría cualquiera.

–Pero es tu hermana, normal que lo hicieras.

–No lo es… –dijo mirándome a los ojos haciendo una pequeña sonrisa. Esa expresión de hermano preocupado… me gusto.

–¿Cómo?

–Legalmente es mi hermana, pero no lo es al del todo. Mi madre le fue infiel a mi padre y tuvo una hija, Beth. Claro… mi padre nunca se entero. Eso solo lo sabemos mi madre y yo. Ya sé que pensaras que mi madre es un poco fulana por hacerlo pero… no lo es. La obligaron por mi culpa a hacerlo.
Me metí en una pelea con unos de mi colegio más mayores y, resulta que uno de ellos, su padre era policía y me llevaron a la comisaría diciendo que yo había iniciado todo. Mi madre, para sacarme, tuvo que mantener relaciones con aquel ser.

–Ya veo… Lo siento.

–¿Por qué?

–Por hacértelo recordar…

–No te preocupes, pero… así estamos en paz. Tú me has contado tu pasado y yo te he contado el mío aunque… sigo sin entender porque vives sin tus padres; pero no quiero decir que me lo cuentes, no pasa nada si no lo quieres decir.

–Mi madre murió y mi padre siempre está trabajando en el extranjero, aunque en realidad se ha vuelto a casar y ha formado una nueva familia. Lo vi en un artículo de una revista… Cada mes me paga los gastos de luz y demás y me deja sacar una cifra fija para cubrir mis gastos de ropa y demás.

–Pero… ¿Él sabe que no vas al colegio?

–Si lo sabe, no le debe de importar mucho porque no me ha dicho nada y si no lo sabe… me da igual también.

–Ya veo… ¿Sabes? Vamos a hacer algo.

–¿El qué?

–Comprar algo en algún puesto de por aquí, me muero de hambre… –me dijo mientras se rascaba la barriga y me señalaba un pequeño puesto ambulante de bocadillos.

Me hizo reír… en verdad, estar con Lauren me sentaba bien. Es más, me atrevería a decir que estar con Lauren así, de esta manera… no sé, hace tiempo que no sonreía por estar completamente feliz.

Pero hay algo que quiero decir… Lauren no me gusta, ni estoy enamorada ni nada… solo es un amigo que es muy guapo y que me sienta bien su compañía o… ¿Es algo más?


-MoreThanThis,

 

Bueno, ya he traido la conti xd pero este capitulo es MUY extenso, lo siento... TT es que como la semana que viene no creo que pueda continuar lo he compensado xddd


Ya había pasado un mes desde que le conté mi pasado a Lauren y que él me conto el suyo. Desde entonces, él y yo nos hemos convertido en muy buenos amigos… Tanto que hasta no me lo puedo creer. En lo único que pienso es verle y reírnos por las tonterías que decimos sin sentido.

Beth, Adele y David no paran de decir que nos gustamos. Claro… siempre lo miento pero… creo que es una cuestión de orgullo.

Hay veces que no me importaría besarle pero… cuando lo pienso tengo la sensación como que los besos irían a más y creo que eso me da miedo. Oscar hizo que tuviera miedo al amor y miedo a las relaciones; es más… odio el día de San Valentín.

Hoy se hará oficial que seré una colaboradora en el nuevo single de Poison y… estoy nerviosa. Creo que no estaba nerviosa desde… desde… bueno, no lo recuerdo ¡Quiero que todo salga perfecto! Según me ha dicho Beth, vendrán tanto periodistas tanto de la prensa musical, prensa del noticiero y prensa del mundo del corazón. Como odio a estos últimos…

-¿Dónde encontraron a la chica Layla? –pregunto una chica de una revista importante, según Lauren.

–De casualidad.

–Layla ¿Cómo conociste a los miembros del grupo? –pregunto un periodista del noticiero.

–Un sorteo ganado por mi mejor amiga Adele.

–¿Y se puede saber quién te gusta más del grupo Posion? –pregunto una mujer del mundo rosa. Fácil respuesta… me gusta Lauren, me gusta su compañía pero no podía decir eso.

–Beth.

–No me refiero a términos de amistad… –dijo haciéndose la interesante y mirándome de forma picara.

–Ya lo sé.

Por lo menos así callaran un rato… Pasaron las horas y los periodistas del noticiero y de las revistas del corazón de fueron. Solo quedaban algunas revistas más musicales que, esas preguntas, solo las respondían los miembros del grupo y el manager. No entendía mucho de que estaban hablando… De lo único que me entere fue cuando nos dejaron marcharnos de allí.

–¡Por fin! –se quejo Beth.

–No lo aguantaba más, creía que me moría ahí dentro.

–Layla –me llamo el manager del grupo Posion. Cristina, una chica alta, rubia, de ojos negros y con mucha personalidad. Simplemente… única.

–Dime Cristina.

–Como he visto que no has prestado atención a la última parte de la entrevista… te lo resumiré en cinco palabras: Serás cantante después del
dueto.

–¿Yo…? ¿Cantante…? ¿Sola…?

–Claro ¿Cómo sino?

–¿Crees que soy capaz de hacerlo?

–Tienes voz, personalidad, carácter, agallas, tiempo de sobras para practicar, eres guapa y tienes mucho que aprender y mostrar ¿Algunas razón
por la cual no serlo?

En realidad… ninguna.

–Perfecto. Te veo mañana en tu casa para quedar sobre tu nuevo estilo y demás.

–¿Cómo? No pienso dejar de vestir y pensar a mi manera…

–Claro que no, pero lo perfeccionaremos.

Por un momento… me asusté. De las pocas cosas que aprendí de mi madre, una vez me dijo que no dejara de ser quien era solo porque a alguien importante le apeteciera.

–Anda ven –me dijo Lauren cogiéndome de la mano y llevándome a su moto. En silencio… sin decir nada. No hace falta… un hecho vale más que mil palabras, y ese dicho es cierto.

Nos montamos en la moto y pusimos rumbo hacia mi casa, hoy era día de limpieza… Era un rollo pero la limpieza con Lauren era entretenida y divertida.

¡No! ¡No nos hemos besado Lauren y yo! Aclaro eso antes de que os penséis cosas raras… No ha pasado nada entre nosotros. Es más… me atrevería a decir que no ha pasado nada por mi fobia a las relaciones y miedo a querer y ser querida por alguien… aunque creo que Lauren me podría curar de esa enfermedad llamada fobiaalamor.

Por el camino empezó a llover y decidimos sentarnos cerca de un porche con un poco de luz a esperar a que la tormenta disminuyera.

El porche era prominente a un hotel de cinco estrellas muy lujoso. Creo que tal lujo solo se había visto en los interiores del difunto Titanic.
De allí… no os imagináis quien salió. Bueno, sí que os lo imagináis… Oscar.

–¿Qué haces aquí, nena?

–No me llames nena y a ti no te importa lo que hago o dejo de hacer.

–Venga, gatita… no seas así. Vamos a hacer las paces –me dijo mientras me cogía de la cintura y me jalaba hacía él, pero Lauren fue más rápido e hizo que me colocara a su espalda, de manera, que quedaron Oscar y Lauren cara a cara.

–¿Qué es lo que no entiendes, Oscar? No le interesas… Déjala tranquila.

–¿Y eso me lo dices tú?

–Sí ¿Tienes algún problema?

–Tú eres mi problema.

–Y tu el mío.

No sé como paso ni porque paso pero… cuando me quise dar cuenta Oscar y Lauren se estaban peleando bajo la lluvia. A puñetazo limpio…
¿Por qué? ¿Por qué hacen todo tan difícil? ¿Por qué me hacen escoger? Aunque es claro quien ganara esta elección de candidato en mi interior…

Me puse en medio de ellos dos para separarlos colocando mi espalda en el pecho de Lauren y echándolo hacia detrás. Pero Oscar, vencido por la adrenalina y el odio, dio un puñetazo con la mala puntería de darme a mí…

Sentí como si mi cara fuese una masa y que no le importara el dolor, pero aunque no importe… duele igual. Sentí que esa zona ardía como hace tiempo que no ardía…

Ellos dos, al ver mi rostro rojo, pararon y Oscar lo intento arreglar…

–Perdóname, Layla… sabes que no quería darte y que solo quiero partirle los huesos a este engendro.

–Vaya, si sabes decir una palabra tan compleja como esa… –dije con tono irónico –Oscar, mejor lárgate a casa y cúrate esas heridas…

–Pero, Layla, yo…

–¡Vete! –le grite. Él, asustado y en estado de shock por haberme pegado, se fue corriendo.

Mire la cara de Lauren y estaba llena de sangre y de moratones…

–Anda, vamos.

Sin pensármelo dos veces, cogí su moto y empecé a conducir. Lauren, en aquel estado, no podía dar ni casi un paso. Había tráfico, pero me saltaba los semáforos e íbamos a toda velocidad. Sabía que estaba bien pero no quería perder el tiempo. Malditos instintos de supervivencia…

Cuando llegamos a casa aparque la moto en la entrada y entramos. Le quite la chaqueta y lo senté en el sofá que se relajara. Me quite mi chaqueta
también y fui a por hielo y el botiquín.

–Vaya… tienes de todo –dijo él mientras se colocaba la bolsa del hielo en la cabeza.

Mientras, cogí una gasa y le puse alcohol para curarle las heridas de la cara. Por lo que pude ver le escocía bastante así que me acerque para soplarle.

–Tú también tienes una herida en el labio…

–No te preocupes, tu eres el que se ha llevado más golpes.

–No, ese ha sido Oscar.

Y los dos nos empezamos a reír pero pude ver que él hacia un quejido y se ponía la mano debajo del pecho, al lado izquierdo.

No lo pude evitar, me preocupe ¿Y si tenía alguna hemorragia? Aunque… ¿Qué es eso? Da igual. Me preocupaba lo que tuviera en esa zona que le hiciera daño.

Le quite la camiseta y lo que vi… hizo que la cara se me pusiera más colorada de lo normal. Sus músculos… tan perfectos y allí… delante mío con una marca roja.

Volví a mis cabales y le puse una venda en esa zona pero… empecé a acariciar su pecho poco a poco… subiendo por su cuello y colocando mi mano en su nuca. Él, por su parte, fue acariciando mi pecho por encima y bajo hacia mi cintura para acercarse a mí y abrazarme fuertemente. Con mi otra mano le quite el hielo y lo tire al suelo… Me daba igual todo en ese momento. Ya no estaba nerviosa por si le dolía algo, ya me daba igual Oscar y me daba igual todo… Solo quería ese beso y nada más… Solo quería a él y nada más.

Él se acerco más a mí y bajo su rostro hacia mis labios y no, aún no habíamos cerrado los ojos. Pero lo que hizo… me encanto. Beso mi herida en el labio. Curo la herida física que me había hecho Oscar y, sin darme cuenta, me estaba curando el interior. Aquel chico, que creía un inútil y prepotente, era el más amable y comprensible que había conocido.

Abrí los ojos a más no poder, sorprendida, y me salió una lágrima… Lauren se extraño y se separo un poco de mí, la distancia suficiente para hablar pero que nuestros labios se rozaran.

–¿Qué sucede?

–¿Cómo lo haces…?

–¿El qué?

–Curarme… –dije mientras me ruborizaba y bajaba la cabeza para que no me viera esa expresión tan vergonzosa.

Él ya entendía a que me refería. Me levanto el mentón con su mano y me hizo mirarle a los ojos.

–Déjame curarte todas tus heridas y yo me ocupare de que no tengas nuevas.

En ese momento recordé… recordé la razón por la cual naci. El matrimonio entre empresas con Oscar.

Sabía que mi destino era ese y que solo sería feliz de nuevo si estaba con Lauren pero debía casarme con Oscar aunque, en realidad no. No tengo
por qué seguir las órdenes de alguien que solo se preocupa en pagar una cierta cifra cada mes.

–¿En qué piensas, Layla? –me pregunto Lauren mientras me abrazaba y apoyaba su cabeza sobre la mía.

–En alguna manera de anular el matrimonio acordado entre Oscar y yo.

Lauren no dijo nada, solo me abrazo con más fuerza y coloco su cabeza en mi hombro, de tal manera que me hizo sentarme encima de él con mis piernas abiertas alrededor de su cintura. De esa manera, yo quedaba un poco más alta que él.

No dijimos nada, simplemente… él me retiro el pelo de la cara colocándolo todo hacia detrás. Coloque mis brazos alrededor de su cuello mientras mis dedos se entrelazaban en su pelo negro y jugaba con sus rizos. El coloco su brazo en vertical aguantando toda mi espalda para que no me cayera y su otra mano acariciaba mi nuca y mi mejilla.

Sus labios besaron mi cuello y… me gusto mucho. Su lengua rozo el pómulo de mi oreja. Mientras, yo fui bajando mi mano acariciando su pecho y sus abdominales… deteniéndome en reseguir cada parte que me parecía más excitante. Empecé a besar su cuello y a reseguir con mi lengua su pecho, sus abdominales hasta bajar a su pantalón… donde le di un beso al botón y lo empecé a desabrochar, pero luego subí rápidamente para dejarle con las ganas de algo más… Sonreí y él me miro con mala cara, no pude evitar reírme.

–Me ha encantado tu cara ¡Ha sido muy divertida!

–Hablas demasiado…

Y me jalo rápidamente hacia sus labios. Me callo con un beso… Sus labios… Mis labios… Moviéndose lentamente… ¡Aún no me lo puedo creer!
Lauren se separo y me miro a los ojos y se alejo un poco al ver mi reacción, pero lo entendió mal. No quería que se alejara ¡No quería que se fuera! Esta vez fui yo quien lo jalo hacia mí.

Seguimos con nuestros besos y esa manera de demostrarnos cariño… Lauren me quito mi camiseta y mi sujetador, acariciando mis pechos y sintiéndome cada vez mas atraída hacia él y con más ganas de deseo… Me tumbo en el sofá y me empezó a besar por mi pecho, deteniéndose en cada uno y besando mi piel hasta llegar a mi pantalón, donde hizo lo mismo que yo.

–¿Imitándome? Te denunciare por derechos de copyright.

–Sigues hablando demasiado…

Me volvió a besar callándome y no sé como lo hace pero… cada beso que me da es como si fuese el primero de todos. Me puse encima de él de nuevo y me deshice de su ropa interior. Él me imitó.

Él acarició mi sexo igual que yo acaricie el suyo. Mientras nos fundíamos en más y más besos sin parar.

No pude evitar sonrojarme y, a él, le paso lo mismo.

–Layla… ¿Eres virgen?

–¿Crees que lo soy? –le pregunte mientras sacaba de la mesa del salón un preservativo.

–No, no lo creo…

Él se puso la protección mientras yo le iba besando el cuello por si le daba vergüenza que le mirara aunque… ya la había visto y tocado.

Lauren me miro a los ojos como preguntándome “¿Estás segura?” pero mi única respuesta fue un beso. No quería que parara…

Él, simplemente, entro dentro de mí… Me sentía como hace tiempo que no me sentía. Feliz, completa, contenta… creo que no hay palabras para describir esos momentos en que te sientes tan única…

Estuvimos toda la noche queriéndonos una y otra y otra vez hasta que se hizo el alba…

Por la mañana, vi que aún él estaba dormido así que no lo desperté. Me puse la primera camiseta que vi en el suelo, que era la de Lauren, y mi ropa interior. Recogí mi pelo en una coleta de lado y me fui a hacer el desayuno.

¿Es así como se siente cuando eres feliz? Pues, si es así, que no se acabe nunca…

–Buenos días –me dijo Lauren mientras me abrazaba por la espalda. Aún estaba sin vestir.

–¿Sabes que dentro de unas… dos horas vendrá Cristina a buscarme?

–¿Y qué tiene que ver eso con que estemos un rato así… juntos? –me susurró sin dejar de abrazarme. Sus brazos… a mi alrededor, tan fuertes y reconfortantes…

–Pues que tenemos que desayunar, ducharnos, arreglarnos, etc. Y no creo que tu ropa este aquí.

Lauren hizo que me girara quedándonos mirando a los ojos. Coloque mis brazos alrededor de su nuca y él alrededor de mi cintura.

–¿Quieres que me vaya?

–Sabes que no, pero lo tienes que hacer.

–Está bien… –nos dimos un corto beso y nos quedamos con nuestras frentes juntas.

–Lauren… ¿En qué situación estamos?

–¿A qué te refieres?

–Ya sabes… –empecé mientras me sonrojaba y apartaba la mirada –novios, historia de una noche,…

–¿Tu qué quieres que seamos? Decidas lo que decidas… así será.

–Creo que es bastante obvio ¿no? Aunque… no soy capaz de pedírtelo. Sabes que en cuanto cumpla los dieciocho me tendré que casar con Oscar…

–Mientras tanto, disfrutémoslo ¿No te parece?

En verdad… lo que más quería ahora mismo era estar siempre con Lauren. Sé que es algo muy extraño que quieres estar siempre con la misma persona pero… ¡No lo sé! Quiero disfrutar del momento…

–Entonces… el diecinueve de abril es mi día favorito –él me miro sin entender mucho –La noche en que te demostré lo que siento…

Él me beso de nuevo. Un beso tan dulce que creía que tendría un empacho de azúcar.

Cuando se separo de mí me beso la frente y se fue a vestir… Me gire para que no se sintiera incomodo pero… ¡Era imposible no mirarle!

–¿Te quedas a desayunar o desayunas fuera?

–Me quedo. Aprovechare estos instantes contigo –dijo guiñándome el ojo.

–Mira que eres tonto… –le dije mientras me reía y llevaba todo a la mesa baja del comedor.


Paso el rato y Lauren se fue. Con cuidado por no ser descubierto…

Claro, lo iba a ver después en la discográfica y quería que me viera guapa. Estuve como una hora en el baño para arreglarme, cosa rara en mí.






Me vestí con una camiseta de tirantes blanca, una falda de volantes negra junto con un cinturón blanco y negro, unos calcetines hasta las rodillas blancos y dos líneas negras en el extremo de arriba y una botas blancas y negras hasta la mitad del gemelo sin tacón. Creo que… iba guapa. Me maquille como siempre, sombra negra y labios rosa pálido. Como no, no podían faltar mis pearcings. Sí… me puse unas gotas de perfume de olor a vainilla.

Nada más terminar me puse mi chaqueta de cuero y salí a esperar a Cristina, la cual estaba esperando desde hace rato. Entre en el coche en el cual ella había llegado.

–Buenos días, lo siento por el retraso.

–No te preocupes ¿Sabes una cosa?

–Dime.

–Ya tengo tu imagen para dar al mundo.

–¿Y cuál es?

–Tu lema será “Los hombres son unas marionetas manejadas por mis dedos…”

–¿Cómo?

–Es la imagen que me has dado, pero no quiere decir que seas así.

–Me gusta…

Sí, me gusta ese lema.



Gracias por leerme e insisto, lo siento por la extensión ^^'
Que vaya bien =D

-MoreThanThis,

 

El inicio

Desperté de aquel sueño. Sí… todo lo que habéis leído hasta ahora es un sueño. Es cierto que me llamo Layla, que esa es mi apariencia. Mis padres están los dos vivos y somos una familia normal. Oscar… bueno, es cierto algunas cosas. Al principio teníamos un matrimonio acordado pero mis padres lo eliminaron al ver el daño que me había hecho ese ser. Mis mejores amigas son Adele, Beth y Cristina y sí… mis amigos son Lauren y David y no, nadie es famoso.

Eso que habéis leído… era con lo que sueño siempre. Mis padres muertos, a decir verdad, no sé porque sale ¡Y no es porque desee su muerte! Pero lo de ser famosa, ir a fiestas, tener una Harley, etc. Es lo que quiero. Para ser sincera… no sé porque Lauren sale en mis sueños de esa manera…

Como información extra, estoy estudiando bachillerato y sí, soy virgen. No tengo novio y con Oscar “solo” me hizo daño diciendo que era mi mejor amigo pero en verdad me iba criticando a cara de los demás. Nunca he sido besada…

¿Cómo debe de ser un beso? ¿Cómo se debe de sentir? ¿Cómo se hace? Mejor ignoro estas preguntas… Llego tarde a clase.

–Buenos días, Layla –me saludaron Beth, Cristina y Adele.

–Hola ¿Cómo estáis?

–Layla, tienes que ayudarme –me pidió Cristina cogiéndome de las manos y mirándome fijamente a los ojos.

–¿Qué te pasa?

–Tienes que acompañarme a las carreras de motos y competir las cuatro.

–¿Te refieres a la carrera de “Los pájaros”? Ahí solo pueden competir chicos o como mucho llevar a una chica de acompañante.

–Ya lo sé. Pero como llevareis el casco Beth y tú, nadie os reconocerá. Además… hoy es viernes y puedes ir después de trabajar en la
guardería. Por favor… –me volvió a repetir ella. Ellas eran mi debilidad, no les podía negar nada.

–Está bien ¿A qué hora quieres que te recoja, nena? –le dije mientras me hacía pasar por un chico.

–¡Gracias! Pásame a buscar a las nueve.

–Está bien. Anda… pasa para clase, a ver si te sirve de algo el repaso que te di ayer de historia.

Ella empezó a balbucear cosas relacionadas con el examen y yo entendía todo lo que decía. Será por estar con ella desde que la conozco.
Las cuatro somos de lo mejor. Nadie no puede separar ¿Sabéis ese tipo de uniones que crees que nada podría con ellas? ¿Tan fuerte como una roca pero tan dulce como una piruleta? Así es lo que siento respecto a ellas. Haría lo que fuese con tal de que fuesen felices…
Pasaron las horas rápidamente. Ir al colegio era divertido y me gustaba aprender. Si mi sueño de ser cantante no se cumple… me gustaría estudiar ciencias políticas.

Fui a trabajar a la guardería, donde están mis niños. No penséis mal, es que cada grupo reducido de niños, como son a los que cuidamos cada monitora, les llamamos “Mis niños”.

Este año me había tocado un grupo de todo chicos menos una niña, que era la que mandaba en la clase. Tan graciosa…

–¡Rubén! ¡No te subas encima de la mesa! –le dije mientras lo bajaba. Luego, Ruth, se sentaba a su lado y controlaba que me hiciera caso.

Cosas así pasan cada día aquí. Lo bueno de este trabajo es que se ajusta a mi horario escolar, está cerca de casa y no acabo de trabajar muy tarde, de manera, que puedo seguir con mi vida de adolescente después. Lo malo es la bata de colorines que tengo que llevar…

Acabado mi turno de trabajo, me fui rápidamente a casa y me duche. Tenía que aparentar ser un chico para que no me echaran de la carrera.
Para que lo entendáis. Esta carrera es muy importante para nosotras porque… donde vivimos, parece ser la sociedad de inicios del siglo veinte. Las mujeres solo sirven para hacer la comida, cumplir las necesidades de los hombres, tener hijos y poco más ¡Y no! ¡Aspiramos a más! Según los chicos de aquí, nosotras no seríamos capaces de vencerles en una carrera y por eso llevo un año entrenando para ganar esta noche. Creo que antes me hice un poco la dura con Cristina porque tengo miedo a no ganar. Mi orgullo no me permitiría una derrota…

Me puse mi pantalón Levi’s azul, unas converse negras, una camiseta cualquiera de color negro de manga corta y un escote de V y mi chaqueta de cuero. Me maquille un poco con el interior del ojo negro y rímel negro y los labios rojos. Como no, el casco no podía faltar.

–Mama, voy a salir y lo más seguro es que duerma en casa de Beth con Cristina y Adele.

–Está bien. Ten cuidado y no vayas muy rápido –me despedí de mi madre y de mi padre y cogí la moto. La casa de Cristina estaba cerca de la mía, a unos escasos metros.

Pique a la puerta y su madre me abrió. No me había quitado el casco, quería ver si mi transformación había dado efecto.

–Buenas noches ¿Quién eres? –me pregunto la madre de Cristina. Me quite el casco y le di a ver quién era.

–Hola señora, lo siento por no quitarme el casco.

–¡No te había reconocido, Layla! –me dijo asombrada y riéndose –¡Cristina, Layla ha llegado!

–¡Ya bajo!

Segundos después bajo Cristina con unos pantalones Levi’s, una camiseta de manga larga ajustada con escote de color azul pálido y unas bailarinas azules. Se puso su chaqueta, parecida a la mía, cogió su casco y nos fuimos. La espere en la moto mientras se despedía de su madre.
Aproveche para guardar mi larga melena dentro de mi chaqueta para que nadie la notara.

Cristina se monto en la moto.

–¿Lista?

–Lista. Vamos a por Beth y Adele.

Conduje hasta casa de Beth, ya que habíamos quedado allí.

–Hola nenas ¿Listas? –les pregunte haciéndome pasar por un chico.

–Sí –me dijeron ellas. Más dulces… Vi a Beth algo nerviosa. Sería por la carrera supongo… solo espero que no le pase nada.

Condujimos a la misma altura y de vez en cuando nos íbamos mirando para ver que tal iba. Llegamos al lugar de la carrera, pero antes de entrar en el territorio, acordamos un par de normas entre las cuatro.

–Primero: Beth y Layla no pueden hablar porque se les oiría la voz de chica, así que hablaremos nosotras, Cristina.

–Segundo: Si alguna de las dos falla, la otra sigue corriendo. Hay que ganar a los chicos sea como sea.

–Tercero: No se nos pueden ver los ojos, demasiado maquillaje.

–¿Entendido todo? –todas asentimos– Esta noche… demostraremos lo que podemos hacer.

Corrimos un poco más con nuestras motos, separándonos y llegando en diferente orden para no levantar sospechas. Nos acercamos al chico que apuntaba a los concursantes.

–Buenas ¿Nombre del participante? –se le veía cansado después de repetir tanto esa frase.

–Él es Ache. Nadie sabe su verdadero nombre… ¿A que es misterioso? –dijo Cristina fingiendo emoción por ir en la moto de un súper chico.

–Sí, muy interesante. Siguiente…

Pase desapercibida… No me extraña, no se me podía reconocer. Me puse en la línea de meta esperando a que llegaran los concursantes que faltaban.

Cuando todos estuvieron pude ver que Beth y Adele estaban en la punta opuesta a la nuestra pero daba igual. Íbamos a ganar.

–Bien, chicas… ¡Es hora! ¡Poneros el cinturón de vuestros acompañantes!

¡Un momento… esto no estaba planeado! ¡Se suponía que no era la carrera de los cinturones! ¡Sino una carrera normal!

–Layla ¿Qué hago?

–Obedecer –me quite mi cinturón y se lo di a Cristina. Ella obedeció algo asustada y se puso el cinturón de tal manera que las dos estábamos atadas fuertemente. No quería que le pasara nada malo a Cristina.

–¡Empezad!

Una vez escuche el grito… simplemente me concentre en la carretera. Imitaba lo que hacían otros concursantes. Pude ver como Beth estaba algo nerviosa y no se movía correctamente en las curvas. Me puse a su lado y le dije a Cristina que les dijera que pararan, estando así solo ocasionarían un accidente. Ella obedeció aunque sé que le molesto pero no por mí, por su orgullo de no poder ni si quiera conducir una moto.

–¡Parece ser que alguien ha caído ya! ¡Subid las motos!

Sabía que si Beth dejaba la carretera, la moto debería subir pero me daba igual.

–¿Sabías que pasaría esto?

Simplemente asentí.

–Eres buena amiga ¡Pero tonta a la vez!

Simplemente sonreí. Me gustaba que se pusiera un poco de los nervios.

Empecé a subir la moto y note como el peso de Cristina y el mío iba cayendo por la maldita fuerza de la gravedad pero… esa sensación de adrenalina era excitante… Tenía que controlar bien las marchas y la cantidad de gas que le daba a la moto. Intuí que las primeras veces no costaría mucho y que las últimas serian más difícil.

Repetimos un par de veces los caballitos y un par de vueltas. Solo quedábamos dos motos. Dos chicos y Cristina y yo ¿No podían caer de una vez?

Para mi maldita suerte, cruzamos los dos a la vez la meta y con la misma idea del caballito.

Detrás del casco no pude evitar mirarle con cara de odio…

–Bueno, tenemos un clarísimo empate. Acompañantes, bajad. Esto se decidirá de otra manera…

–¿Cómo? –pregunto Cristina por mí.

–¡Pelea! –chillo todo el mundo.

–¡¿Cómo?! –chillaron Cristina y Adele quedándose detrás de la gente que estaba a nuestro alrededor.

–Hay una única regla: no podéis quitaros los cascos hasta terminada la pelea, es decir, que uno ya no pueda levantarse del suelo.

Reglas fáciles… si no fuese porque odio las peleas aunque… hace unos años estuve en clase de defensa personal.

–¡Empezad!

El chico se dirigió a mi lentamente y me iba lanzando ganchos, pero los evitaba o los recibía pero él también recibía.

Tenía ganas de escupir pero no podía. Tenía ganas de quitarme la chaqueta y la camiseta, pero no podía… Quería vencer más que cualquier otra cosa ¡Por el simple hecho de ser mujer no me hace más débil! Me levante de mi pequeño trance y vencí. Dándole en el punto débil de cualquier hombre…

–¡Ache es el ganador! –chillo el chico.

Estaba feliz ¡Había ganado! Pero mi felicidad se termino por culpa de alguien llamado casualidades-de-la-vida ¡Adivinad quien estaba en la carrera! ¡Lauren y David! De repente note como alguien me quitaba el casco y mi melena larga melena cayo poco a poco y se dejo ver a vista de todos los presentes.

–Espera… ¿Eres…? –empezó a decir Lauren. Me gire y me vio la cara llena de sangre y de golpes. Escupí en el suelo y le mire mal ¡Por su culpa habíamos perdido la oportunidad!

–Es la primera vez que una chica aguanta todo esto… ¡Ganadora de esta carrera es… ¿Cómo te llamas?

–Layla –respondió Lauren sin dejarnos de mirar a los ojos.

–Layla! –todos los presentes borrachos empezaron a chillar y a bailar y a demás-cosas-de-adolescentes-consumistas. Le quite a Lauren mi
casco y me fui hacia mi moto junto con Beth, Adele y Cristina que ya hacía rato que se habían descubierto.
¡Maldito destino! ¡Hemos perdido por su culpa!


Lo siento por tardar tanto, es que estoy en bachillerato y el tiempo me come TT
espero que os haya gustado y lo siento por la "pequeña" sorpresa xddd
Besooos, hasta la proxima.

MoreThanThis,