Microrrelato Lección mortal

Minificción

Lección mortal


Perdido entre las brumas del bosque, decidió que era el momento de avanzar. Maldijo el ayer y la forma altanera en que le había dicho a sus amigos que podría encontrar el camino de regreso. ¿Quién diría que ellos llegarían hasta su cabaña, le vendarían los ojos y lo dejarían ahí? La balanza no estaba de su lado, el rumbo era completamente desconocido. Ahora sólo se conformaba con el aliento salvaje, ya sin esperanza de ver las luces de la aldea o escuchar el bullicio de la gente deambulando en las calles. Ni el consuelo de la primavera y su calidez, no, él sólo caminaba sobre otoño, escuchándolo crujir bajo sus pies. Y, cuando pensaba que nada podría ser peor, oyó el viento, y los lamentos bestiales que le siguieron. Entonces, una mirada de perverso amarillo se asomó entre el ramaje; eran dos ojos encendidos. Corrió antes de que se soltara el gruñido; el aire ya no bastaba para sus pulmones, algo le oprimía el pecho. Se sentía como un pez fuera de sus fluidos, seco, sofocado. Tropezó y distinguió las garras, arrastrándose. Fijó la mirada en las estrellas, arriba, antes de sentir el jadeo en su oreja.