One-shot Lealtad [Persona | HirokixShiori]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Zireael, 6 Abril 2020.

  1.  
    Zireael

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    Escritora
    Título:
    Lealtad [Persona | HirokixShiori]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2360
    Bueno, según yo iba a ser un fic cortito y cuando me di cuenta tenía dos mil jodidas palabras.
    Sowwy~
    No tengo autocontrol y todos lo saben.
    Yugen y Mori las interesadas en estos delirios (?) Culpo de esto al generador de prompts.
    Breve aparición de Akiko y Anna.









    Lealtad






    Una vez sonó la campana que indicaba el receso de almuerzo, subió a la clase 3-2 y asomó el rostro por la puerta.
    Vio entonces a Akiko preparando sus cosas para salir y, apenas un segundo después, sintió que alguien la imitaba asomándose por la puerta. Era Hiradaira.


    —¿Lista, Akiko-senpai? —preguntó la muchacha, enérgica—. Oh, ¡hola, Kurosawa-san!


    Shiori le dedicó una sonrisa.


    —S-sí, ya voy. —Escuchó la voz baja de Akiko responderle a la chica mientras salía.


    —¡Espera, Akiko-senpai! —La aludida se detuvo junto a Anna y la miró algo nerviosa—. ¿Sabes dónde puede estar Usui-senpai?


    —¿H-hiroki? —Fue como si el solo nombre le crispara aún más los nervios. Para su sorpresa, Shiori asintió—. No v-vino a clase hoy, Kurosawa-san.


    Ante la respuesta, la chica de la mecha azul hizo un mohín.


    —¿Para qué quieres saber dónde está ese maleducado? —soltó la de cabello teñido de rosa sin mucho cuidado.


    —Somos amigos. —Una respuesta sencilla, sin rodeos que hizo que su compañera y su senpai intercambiaran una mirada confusa, a pesar de saber que habían entrado al parque de diversiones en equipo—. Quería que fuese a almorzar con Watanabe-chan y conmigo.


    Cada vez se tornaba aún más incomprensible, el lobo malhumurado de Hiroki con Shiori y encima con el manojo de nervios que era Nagi Watanabe.


    —L-lo siento, Kurosawa-san —dijo por fin Akiko—. ¿T-tal vez está enfermo y no pudo venir?


    —Tal vez. Gracias de todas formas, Akiko-senpai. Disfruten su almuerzo.


    Antes de que siquiera les diese tiempo de preguntar si quería acompañarlas, la muchacha ya se había alejado, aparentemente en dirección a la azotea.


    .

    .

    .


    Enfermo, pero de vagancia de seguro, aún así no había podido sacarse la palabra de la cabeza en todo el resto del día, ni siquiera pudo prestar atención a las clases.

    Cachorro idiota.

    Tomó sus cosas en cuanto la clase terminó y prácticamente corrió a la sala de profesores, al llegar tocó la puerta con más fuerza de la que planeaba. Su tutor fue quien la recibió.


    —Sensei. —Hizo una reverencia—. ¿Está el tutor del 3-2?


    —¿Eh? ¿Hayasaka? Sí. —El hombre se ajustó las gafas—. Pasa, Kurosawa.


    Le dio espacio para entrar y él salió, dejando a la joven con la tutora.


    —¿Qué necesitas, Kurosawa-san? —La mujer no apartó la vista de la computadora y aún así la joven la saludó con una reverencia.


    —Me dijeron que Usui-senpai faltó a clase hoy.


    —No es como que por estar en la clase atienda a ella, pero sí, físicamente no estaba, ¿qué pasa?


    —Yo. —Tragó grueso, repentinamente nerviosa, y sintió que el rubor subía a su rostro—. ¿Sabe por qué faltó? Me preocupa.


    Admitirlo hizo que su sonrojo aumentara, obligándola a apartar la vista aunque la mujer no la estuviera mirando.


    —¿Qué hace una jovencita de buenas notas como tú preocupándose por un problemático como Usui? —La docente la miró por fin, con la misma confusión de Akiko y Anna. La chica de ojos naranja se limitó a jugar con un mechón de cabello entre sus dedos—. Vale, no es que interese, pero… quizás pueda ayudarte.


    Shiori levantó su rostro enrojecido.


    —¿De verdad?


    Hayasaka regresó la vista a la computadora, buscó alguna cosa en sus archivos y finalmente tomó un post-it, donde hizo unas anotaciones con trazos rápidos antes de entregárselo a la chica.


    —No debería, pero no creo que pase nada malo —dijo en cuanto Shiori tomó el papel—. Es el domicilio que reportó Usui aquí en Hanazawa, no debería costarte encontrarlo. Tal vez hasta necesite una visita, pero realmente no sé qué esperar de un chico así de arisco.


    Shiori parpadeó perpleja ante el papel que tenía entre sus manos ahora, como si no fuese capaz de creer lo que la profesora había hecho por ella.


    —¡Muchas gracias, Hayasaka-sensei! —La muchacha hizo una nueva reverencia y emprendió carrera hacia el centro del pueblo.


    Entró al supermercado antes de seguir su dirección final, compró algo de té y un par de cosas más. El problema es que ahora no sabía muy bien con qué excusa iba a aparecerse allí.
    Al salir con la pequeña bolsa en que llevaba las compras, el corazón se le aceleró en el pecho, haciéndola dudar. ¿Y si se molestaba? Como si le hubiera importado molestarlo antes, pero quizás eso era demasiado.

    Apretó los labios en una línea y siguió andando hasta que llegó a uno de los modestos edificios de apartamentos de Hanazawa.

    En el mostrador no había nadie, así que entró tímidamente, buscando el número que correspondía al anotado en el post-it.
    Se quedó plantada frente a la puerta, con el papel arrugado en su puño suspendido en el aire, y luego de lo que pareció una eternidad tocó por fin.

    Al otro lado de la puerta reconoció los ladridos roncos de Ike.


    —¡Ike, basta! —La voz de su dueño se hizo escuchar por encima de los ladridos—. ¿Quién coño es?


    Joder, pero ni para atender una llamada a la puerta tenía educación.

    La muchacha estaba por responder cuando el chico perro abrió la puerta e Ike de inmediato la recibió olfateándola mientras agitaba la cola.


    >>¿Kurosawa? ¿Cómo cojones llegaste?


    Ahora que la puerta no era un obstáculo, la joven casi pudo jurar que su voz era más ronca de lo usual.


    —Digamos que me echaron una mano —admitió con un hilo de voz, acariciando el perro entre la orejas—. Yo… lo siento. Solo me preocupó que no fueras a la escuela hoy.


    Se rascó la nuca, nerviosa, y casi pudo jurar que el rostro del muchacho se había enrojecido.


    —Estoy bien.


    —¿Dices que no vas a dejarme pasar? —Hizo un mohín—. Además, suena a que tienes un resfriado, eso no es estar bien.


    El muchacho se frotó los ojos y luego se revolvió el cabello. Qué tipa tan rara. Sin más remedio, se hizo a un lado, dejándola pasar y cerró la puerta tras de sí.


    —¿Vas a decirme cómo llegaste o no?


    —Con las piernas, tonto —respondió divertida y lo escuchó gruñir—. Hayasaka-sensei me dio tu dirección.


    —¿Qué pretendes entonces, Kurosawa? —Siempre el tono de hastío.


    —¿Me vas a hacer decirlo? Qué fastidio, senpai —La vio fruncir el ceño y él arqueó una ceja—. Vengo a cuidar de ti, idiota.


    Lo dijo como si no fuera nada del otro mundo, pero de inmediato obligó al muchacho a desviar la mirada, abochornado.


    —Deja de decir estupideces, no necesito que me cuiden.


    —No necesito que me cuiden. —Lo imitó, burlona y algo fastidiada—. ¡Por esas tonterías tuve que limpiarte las manos luego de que aplastaras una bola de moco y fue asqueroso!


    —¡Nadie te dijo que lo hicieras! —respondió, aún más irritado.


    Ike, sentado en medio, observaba el altercado. Ambos parecían gruñir, al menos hasta que Hiroki no pudo contener un fuerte estornudo.


    —¡¿Ves que me importe?! —Shiori colocó los brazos en taza—. Ahora ya cierra la boca y ve a recostarte. Ike, acompáñalo.


    Lo cierto es que no tenía ánimos de llevarle la contraria a Kurosawa y, aunque en medio de gruñidos, acató la orden. Regresó a la habitación y se tumbó en la cama, Ike se recostó al pie de esta, vigilándolo.

    La escuchó caminar hacia la cocina con pasos pesados, evidentemente molesta, y aún así murmuró un tenue "Permiso" mientras avanzaba por la casa ajena.
    Se supone que debería estar haciendo algo, pero apenas se la escuchaba mover cosas y después de un rato, lo único que sé oía era el burbujear de agua hirviendo.

    A Hiroki la congestión casi le causaba dolor de cabeza y aunque no quería, su cuerpo cansado le hacía dormitar algunos minutos. El poco ruido que hacía Kurosawa en la cocina parecía que venía de otro mundo.


    —Permiso. —La voz calmada de su amiga lo espabilarse e incorporarse despacio. La chica le tendió una taza de té que, adormilado, tomó sin chistar—. Buen chico.


    Lo último fue un murmuro que dejó salir en cuanto le dio el primer sorbo.


    —Eres tan rara —dijo, ruborizado de nuevo, detrás de la taza.


    —Para hacerte llamar perro-lobo eres bastante denso —soltó mientras se sentaba al borde de la cama, con los brazos cruzados, vigilando que se terminara el té—. La manada cuida de sus miembros.


    —Pues tú eres un pájaro extraño.


    —En lo más mínimo. —Le dedicó una de sus sonrisas indescifrables—. ¿No lo sabes? Muchas aves también son profundamente fieles. Cisnes, cuervos, loros… todos eligen a una pareja y se quedan con ella el resto de su vida.


    Shiori se incorporó, sin siquiera parecer consciente de lo que acababa de decir, y apoyó su rodilla al costado del muchacho, inclinándose sobre él. Hiroki prácticamente se hundió en la almohada, aterrado ante los movimientos de la chica, y estuvo por tirar la taza que aún tenía algo de líquido.


    —¡¿Qué mierda haces, Kurosawa?! ¡Ya basta!


    No había terminado la oración en cuanto sintió que la muchacha apoyaba su frente contra la de él, además de que su respiración, cálida, chocó contra su rostro. El corazón se le descontroló en el pecho y tragó grueso, incapaz de hacerla a un lado, pero de todas formas se retiró con la misma rapidez que se había acercado.


    —Parece que tienes algo de fiebre, senpai —sentenció mientras se levantaba y le quitaba la taza de las manos—. Te haré algo de comer, ¿de acuerdo? Después me iré y te dejaré tranquilo.


    —H-haz lo que quieras. —Se volvió a recostar, contrariado, dándole la espalda. Sorbió por la nariz, casi como un niño regañado. Al menos la congestión había dado un poco de tregua con el calor del té.


    El mimo maternal de siempre, mezclado con cierta burla; incluso cuando cuidaba de los demás su comportamiento podía parecer errático, pero era cierto que no había en él más que la intención de velar por otros. Como si en el fondo, Shiori Kurosawa no supiese hacer otra cosa.

    ¿Quién cuidaba de ella entonces?

    Él.

    El pensamiento le rayó la mente con una fuerza extraña, como si hubiera sido emitido por Fenrir, y bufó para sí mismo. Incluso después de haberse convertido en amigos, Kurosawa lo confundía.

    En cuanto la escuchó salir de la habitación, se volteó hacia la puerta, apenas para ver su silueta desaparecer y a Ike seguirla.
    Era la chica más rara que había conocido, de eso no había duda, y por eso había aceptado su amistad cuando le tendió la mano. Había que ser imbécil para morderle la mano a una chica como Kurosawa luego de que había sido transparente con sus intenciones, a pesar de las señales mezcladas que siguiera arrojando.

    Adormecido de nuevo, a sus oídos llegó la voz delicada de Kurosawa, desde la cocina, parecía estar hablando con Ike y casi podía imaginar la estampa. Su compañero observando con atención a la chica de la mecha azul, prestando atención a cada una de sus palabras y entonces lo escuchó… Era Shiori, sin duda, ¿quién más iba a ser? Había comenzado a cantar, tan bajo que apenas se le escuchaba. Ike soltó un ladrido, bueno, algo que pareció más bien el llanto de un cachorro eufórico.


    —¡Ike, no vas a dejar dormir a Hiro-senpai! —Otro desliz que el chico perro, casi al borde de las puertas del sueño, apenas había podido escuchar.

    .

    .

    .

    La luz anaranjada del atardecer empezaba a filtrarse por la pequeña ventana de la cocina, anunciando que pronto la luz del día se acabaría.
    Shiori le bajó el fuego a la comida y, con Ike siguiéndole los pasos, se encaminó de nuevo hacia la habitación de Hiroki.


    —¿Senpai? —La muchacha se asomó desde la puerta, gesto que el can imitó.


    La respiración lenta y más o menos regular del chico perro hizo que se le formara una sonrisa en el rostro, cargada de ternura. Entonces se acercó despacio hasta la cama, sin hacer el más mínimo ruido hasta que estuvo a su lado.


    >>Cachorro tonto —murmuró mientras lo arropaba mejor.


    Se quedó estática junto a la cama, con los brazos cruzados bajo el pecho y luego de un debate mental, deshizo el nudo de sus brazos para extender una mano hacia él y dedicarle una caricia en el cabello. Era la única forma en que la dejara hacer eso sin reclamarle, después de todo.
    Volvió a inclinarse sobre él, esta vez sin apoyar su peso en la cama, uniendo sus frentes. Al menos parecía estar mejor.
    En un último arrebato, depositó un beso sobre su flequillo alborotado.

    .

    .

    .

    Un par de horas más tarde, cuando el muchacho despertó, Kurosawa ya no estaba pero había una hoja de cuaderno sobre el escritorio, con una letra que evidentemente no era suya, con un paquete de pastillas y una caja de té a un lado.
    Ike dormía en el centro de la habitación.

    “Dejé la comida en la estufa para que solo la calientes cuando despiertes. También hay unos bocadillos para Ike.
    Si necesitas algo puedes llamarme, aunque sé que no lo harás porque eres un testarudo y no quieres que te cuide nadie.
    Cuando te sientas mejor puedes acompañarme a comer ramen con Watanabe-chan.

    El pajarito extraño ♥”​


    Al terminar de leer la nota, Hiroki dejó salir un gruñido y, si la chica hubiese estado allí aún, habría desviado la mirada de nuevo. De mala gana, tomó la caja de té y las pastillas, para dirigirse a la cocina.
    Al destapar la olla, encontró una sopa que, a pesar de lo sencilla que se veía, olía bien. Una sonrisa torcida se formó en su rostro.


    —Gracias, pajarito.


    Era la primera vez que le agradecía y ella no estaba presente, pero para él ya eso era mucho más de lo que hubiese hecho antes de conocerla.
     
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    Uy, shipp.
    ¿Escuchan eso? Es la alarma de diabetes.
    Parece que las malas costumbres se pegan XD Yo preguntándome si era Hiroki o Shiori.

    Ay, los berrinches (?)
    ¡Anda a echarte!
    Dedaso

    Ehem, hola, aquí la stalker profesional de fanfics Hiroshi (?) Y déjame empezar con que... ¡Es terriblemente adorable! Terminaré empalagada de tanta dulzura compactada en un one-shot ;w;
    Claramente hay escenas favoritas que son las relevantes del escrito, como Shiori tomándole la fiebre a su senpai, Usui pensando en que si Shiori cuida a todos él la cuidara a ella, Shiori dándole besitos en la frente, siendo lindos en general... Ah, claro, y la cita de Anna con Akiko... ¿Qu-que no era cita? ¿Están seguros?

    Ha estado muy lindo, en serio, imaginar a Shiori de lo más nerviosa >w< ahhh, y me dio entre risa, ternura y lata ver como Hiroki es fácilmente comparable con un perro siendo regañado XD Si es que cuando dijo que se fuera a recostar no pude evitar pensar en "Anda a echarte", como le dicen a los perritos (?)

    Y bueno, no se si tengo mucho más que agregar, curioso que todas las menciones a Nagi tengan comida de por medio (?)

    Gracias por deleitarnos con sus escritos uwu
     
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    Yugen

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    AAAAAAAAAAA

    Pero bueno, mi corazón mujer<3 En primer lugar tengo que decir que leer a Shiori preocupada por Hiro es súper top y debemos hacerlo canon en el rol en algún momento (??

    Aws, gurl. Esa vibra maternal, ese evidente cariño que le tiene, su amistad con Ike... todo ha sido precioso en este fic. Y Hiro siendo el pendejo gruñón que es pero se deja hacer y se deja cuidar porque en el fondo no le puede decir que no a Kurosawa y—que no lo va a decir— está súper feliz de que alguien se preocupe por él y más si es ella y asdfgh

    Y ESE MOMENTO DE TOMARLE LA TEMPERATURA?? Me dio algo. Me imaginé súper bien a Shiori super tranquila inclinándose sobre él en la cama (7u7) y Hiro más rojo que un tomate todo nervioso y sin saber que hacer. Bebitos.

    Y ESE BESO EN EL CABELLO AL FINAL. A mi no me engaña esta muchachita por Hiro siente más que amistad y omg mi corazón yo no puedo con esta softness. ¿Y el Anna x Akiko del principio...? Todo en este fic es hermoso y precioso y yo no puedo con tanto aish dios.

    Ha sido un escrito precioso Yáahl, de verdad que sí. Me hizo mucha ilusión leerlo <33

    Ja ne.
     
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