Hoy no estaba de buen humor, se había levantado de un genio terrible a pesar de haber transcurrido dos años desde la que fue conocida como la gran Champion. El Joven Azabache sentía que no podía mas, tenia que marcharse en pocos días y la cantidad de papeleo gracias a su nuevo puesto de Maestro Pokemon dificultaban su empeño, definitivamente alejado de todo podría sanar su ya maltrecha mente, pero el sabia que todo aquel lioso tramite estaba tomando mas tiempo de lo esperado, el consejo no lo dejaría ir tan fácil. El mundo le reconocía como el héroe que derroto al Team Rocket, que venció también a todos los de la élite 4, un candidato potencial a ser mas que un Maestro, sin embargo ya no significaba nada para el, se sentía fatigado como cansado, dejaba su pueblo para tomar riendas de su propio camino. No le había dado la gana buscarla para despedirse de ella, sin embargo sintió remordimientos por no darle el adiós aquella que tanto ama. Sabia que estaba siendo muy egoísta, su mente se lo incriminaba, dentro de si sabia que ya era el momento para comenzar de nuevo, alejarse de una vez y para siempre de aquella vida que solo le había otorgado mas perdidas que ganancias. Sin embargo esa mañana había llegado un mensaje urgente para el. Al tomar entre sus manos el pequeño sobre que despedía ese sutil pero único aroma a flores, lo supo. Abrió el sobre con rapidez y leyó con atención cada una de las palabras que había escritas en la nota y su humor cambio. Le invitaba a pasar la tarde con ella, no podía creerlo. Después de tantas veces que en el pasado había sido despreciado tanto por ella, la inesperada invitación le tomo desprevenido ya que no era su estilo, todas las ocasiones en las cuales se había rehusado a conversar con el, a cenar un tazón de comida pasaron por su mente. - Que torpes.- pensó para si con amargura. - Pero la muy... Solo tiene ojos para el trabajo.- pensó para si con ligero disgusto observando la carta. Ash se vistió con esmero especial, eligió el traje el cual irónicamente le hacia verse de mayor de edad, escogió unos guantes de cuero negro sin dedos los cuales estaban equipados con metal en los nudillos, un mero detalle. Se irguió al espejo y se dio una mirada de aprobación ante su gallarda figura, no cabía duda, si ella no lo veía de una vez por todas como el atractivo que era, la mandaría al demonio sin remordimientos de una vez por todas. A gran velocidad se movilizo por las calles en camino hacia su cita. A pesar de ser octubre la tarde era agradable y el camino estaba rodeado de arboles dorados, las personas le sonreían con amabilidad. El azabache suspiro nervioso, era ahora o nunca. Ella había cambiado mucho, era increíble cuanto, Ella se había concentrado en el estudio. Se había convertido en una verdadera maestra en la materia superando en medina a la misma Enfermera Joy, tanto que había desarrollado sus propios métodos y procedimientos de tratamiento. Ash sentía mucho cariño por ella, hacia cualquier cosa por ella y la apoyaba inclusive en esta nueva excentricidad. Ash sonreía discretamente ante la idea de pasar una tarde con la que se había convertido en su mejor amiga, pero no podía evitarlo, estaba tan nervioso y su corazón latía con fuerza dentro de su pecho. El camino le parecía tan largo que se estaba impacientando. En ese momento lamento el no tener un hermano, o hermana con el cual compartir la alegría que le embargaba y parecía salirse le por los poros. Ash llego a lo que ahora es un nuevo Centro Pokemon, había sido re modelado a petición de Dawn/Maya, el mismo se había encargado de ello. Ella había conservado el hogar y lo había convertido en su casa de fin de semana, se recluía ahí días entero. Tal vez recordando, había tomado un año sabático pues a la fecha no había regresado al hospital, aquello intrigaba al joven Ketchum. El joven de ojos marrones llego al portal, ella le esperaba en la puerta enfundada en un ligero y vaporoso vestido que dejaba ver sus formas veladas bajo la tela. - ¡Hola Ash!.- le dijo la joven con una sonrisa que nunca había usado para el, haciéndole sentirse extrañado. - Hey, hola Dawn.-Saludo el pelipuntiagudo en tono animado inclinándose en una reverencia para erguirse rápidamente y dejar un beso en la mejilla de la peliazul la cual giro un poco adrede para recibir el beso en la comisura de sus delicados labios. Ash la miro sorprendido, ella simplemente le tomo del brazo para caminar lenta y silenciosamente hacia el interior del edificio. La sala estaba remodelada y decorada con un gusto sobrio, tomo asiento en una silla sofá y ella se sentó junto a el tan cerca como nunca antes haciéndole sentir nervioso en demasía. - Me alegra mucho que hayáis aceptado venir.- dijo la joven observándole con una tierna sonrisa en sus labios. - No hay problema.- respondió el ojimarron en tono dubitativo. Ash trataba de llevar el hilo de la conversación pues la hermosa chica peliazul hablaba sin parar, en aquel detalle no ha cambiado, siempre se mostraba jovial, conservaba de una casa y de otra. - Este...- trato de decir el chico de cabellera negra atrayendo su atención observándole expectante. - Dawn, vengo a despedirme...- murmuro en un susurro observando el suelo como si este fuera lo mas interesante del mundo. La joven guardó silencio estupefacta, le observo clavando sus ojos azules en las pupilas marrones del joven que brillaban a causa de los rayos del crepúsculo con peculiar intensidad. - ¿Te… te vas?- Dijo la joven en un susurro con un tono de voz casi irreconocible. Ash se sintió de repente intimidado ante la mirada que la chica le daba, parecía que los ojos azul le taladraran atravesándolo por completo, hasta podría decir que el arco de las cejas de Dawn había cambiado dando a la mirada una expresión extraña. El día estaba acabando de morir en el exterior, iluminando el pálido rostro de la chica en carmesí, delineando sus finas facciones. - Este, si...- dijo tímidamente para respirar hondo y observarle con determinación y tristeza - quiero comenzar de nuevo - musitó suspirando tomando una pausa para formular adecuadamente sus palabras... - Nada me detiene aquí, Broock, Misty, Tracey, May, Max todos se han ido,y han hecho ya su vida y yo.- remarcó reuniendo el valor necesario para pronunciarse. - ¡¿Y Tú?!- increpó la joven rubia con expresión indescifrable. - ¡Yo… no soporto más! -pronunció en una exclamación el de ojos marrones para bajar el tono de su voz y observarle. - Ni siquiera he podido… Dawn, yo sentía algo, Yo... ¡Olvida lo que os dije!- Soltó Ash pronunciado sus palabras de golpe hecho un manojo de nervios, aquella expresión Dawn la comprendió adquiriendo un semblante enrarecido. Dawn sonrió de una manera que le erizó la piel al joven, era una sonrisa extraña, antinatural, no parecía ella. Ash se revolvió incómodo en la silla, de pronto le pareció que la bella joven junto a él era alguien totalmente desconocida. Dawn/Maya se levantó del sillón y sirvió una taza de té que le ofreció a Ash junto con algunos pastelillos dispuestos en una charola. Ella misma se sirvió una tasa y tomó asiento frente él observándole de manera extraña. Acercó la tasa a sus rosados labios y tomó un sorbo de la aromática infusión sin apartar los ojos del rostro del Maestro Pokemon. Él tomó también un sorbo y tomó un pastelillo de la fuente nerviosamente. Ella termino su tasa y se levantó nuevamente mirando por la ventana el ocaso dándole la espalda a Ash. El chico terminó su té y otros tres pastelillos. La Hermosa chica escuchó el sonido de la bandeja cuando la tasa descansó por fin en su superficie. - ¿Y si os dijera… Que no permitiré que os vayas?- dijo ella con voz ronca, aun dándole la espalda al azabache. Ash se levantó tratando de entender lo que escuchaba, al mismo tiempo que una onda de calor subía por su cuerpo encendiendo sus mejillas y haciendo que un escalofrío le recorriera la espalda. Él no le contestó, ella giró sobre sí misma y él la miró sonreír, con las pupilas azul dilatadas, con una pequeña sonrisa que le pareció más tétrica que la oscuridad misma. Ash se percató que sus manos y su frente estaban empapadas en sudor, las manos comenzaban a hormiguearle. Se sintió mareado, por un momento le pareció que caería en un pozo profundo y oscuro, sus piernas no le respondían. Se enjugó el rostro con su mano. Sentía una increíble sensación de asfixia repentina. - ¡Necesito aire!- Pensó con una gran sensación de malestar.- Se levantó rápidamente y se acercó a la ventana que no pudo abrir. Ash se desplomó en el suelo, el rostro sonriente de Dawn/Maya iba y venía de manera intermitente, de pronto sintió un extraño sabor en su boca, los pastelillos le perfumaban por dentro. El rostro pálido y la cabellera azul iba y venía riendo cada vez más fuerte, se talló los ojos tratando de enfocar todo le daba vueltas tratando de reunir fuerzas, no podía enfocarse, sentía como si tuviese un torbellino a su alrededor. Un torbellino de colores, de cabellos azuless, sonrisas y labios rosados. Escuchó un ligero tintineo, una respiración entrecortada, un rostro perfecto y cincelado tan cerca de él, casi pudo sentir la humedad de aquellos suaves labios, una cálida lengua invadir su boca. Todas esas imágenes iban y venían rodeadas de niebla oscura. - Ash - Escuchaba entre risas aquella frase el joven, la angustia aumentaba en su interior a demasía. Escuchaba su nombre una y otra vez siendo pronunciado de manera posesiva a través de esa suave voz, la cual se tornaba cada vez más fuerte, cada vez más rápida, como un escupido a borbotones que llenaban sus oídos como un zumbido que le confundía. Reunió todo su coraje y fuerza tratando de ponerse en pie. - ¡Él era Ash Ketchum! ¡No podía rendirse así!- pensó para sí intentando reunir fuerzas para ponerse en pie. Como pudo se levantó dirigiéndose a una puerta que abrió de golpe, trató de llenar sus pulmones con aire fresco. La brisa fría parecía ayudarle a reanimarse para poder huir. Caminó tambaleándose por el sendero que salía desde la puerta principal. Sus torpes pasos le alejaban cada vez más de la salida, una sombra le seguía de cerca, podía escuchar leves pasos tras de él. Ash avanzaba apretando los dientes desesperado tratando de encontrar una forma de escape, pero la sombra acechante estaba a su espalda, volteó el rostro y la vio caminando tras de él con esa hermosa sonrisa inocente… Esa sonrisa que en ese momento le llenaba de angustia. Llegó a una puerta que abrió torpemente de un manotazo y entró, el aire se tornó nuevamente espeso, pero había algo diferente en la atmosfera, era nauseabunda, el aroma pútrido y dulzón se confundía con lo que parecían extraños perfumes y formol. Ash apretó los ojos para abrirlos nuevamente, tratando de acostumbrarse a la oscuridad que le rodeaba, cerró la puerta tras de sí y caminó de espaldas sin perder de vista la puerta. Vio la sombra que le seguía detenerse en la puerta, distinguió esos ojos azules entre las sombras y caminó hacia atrás. Tropezó con algo y cayó al piso duramente. Trató de ponerse de pie apoyándose de lo que pudo hasta sentir una superficie dura bajo una blanca tela. Se levantó y miró a todos lados con los ojos saliéndose de sus órbitas al distinguir las siluetas oscuras sentadas a su alrededor. Ahí estaban todos ellos, sentados, mirándolo desde las cuencas vacías en sus rostros... -¡Todos ellos! ¡Están todos, que es esto!- Pensó con terror intentando levantarse para abandonar aquella habitación. Vio el cabello castaño de una joven mujer, el cuerpo robusto de un joven un poco mayor que él, el perfil perfecto de una chica peliroja que él podría reconocer en cualquier lugar, observando con sus orbes azabaches carentes de vida. - ¡Mamá!- exclamó ahogadamente. Ash gritó horrorizado al descubrir la última silueta de una mujer observándole con sus cuencas vacías. Cayó al suelo desesperado intentando levantarse a duras penas sin lograrlo, el aire fétido entraba a sus pulmones, hasta su sangre misma, llenándolo de podredumbre. La sintió cerca de él, unas delgadas manos sostuvieron su rostro perlado en sudor y sin dejar de sonreírle le dijo en tono tenebroso. - ¡No te irás, ellos nos abandonaron! Trataron de dejarnos y he los aquí ¡Tú no te irás! ¡Tú te quedarás conmigo por siempre, eres mío, me perteneces!- dijo en un susurro posesivo como mortal la joven voz escalofriante. - No…- balbuceó el muchacho de orbes marrones. - Tendremos todo el tiempo para yo amarte...- le susurró al oído la peliazul. - ¡Aléjate de mí maldita loca! -exclamó hiperventilado el muchacho. Ash tratando de sacudirse del agarre de la joven con pavor, se arrastró para atrás fuera de su alcance, su vista comenzaba a nublarse, eso era una pesadilla, sentía que se estaba hundiendo en un poso oscuro, de pronto entre estertores pudo distinguir con terror como cuatro sombras que se acercaban a espaldas de la chica se mantenían en silencio y erguidas. Ella puso su índice sobre los labios de Ash para besarle de manera posesiva mientras que este desfallecía frente a ella perdiéndose en la oscuridad. - Shhh, soy yo.- le dijo Dawn con una sonrisa tierna. - Pero debéis guardar silencio. Que con tanto ruido… Podréis despertarlos...– dijo serenamente la joven mientras en sol terminaba de ocultarse dando paso a las sombras de la noche.
:O Estuvo demasiado genial tu relato. Tu escritura está impecable, de verdad no me había tocado toparme con una historia así, de primeras creí que sería una historia de amor típica pero después me dejaste helada. Hasta yo sentí el miedo del protagonista. Tienes un don para las historias de suspenso-terror, lo cual debo de recalcar, no siempre te encuentras con personas que te pueden poner los pelos de punta con solo escribir un par de escenas. Bien, mi consejo, dedícate más a pulir tu talento en este estilo. Un gusto haberte leído.
Tengo que ser sincera... Me encanto, con todas sus letras. La forma en la que está escrita, como empezó, como termino. Primero pensé que era una típica historia de amor... Luego me di cuenta que era algo que era para asustarse (es gracioso. En vez de asustarme, me reía porque me tomo desprevenida la parte que tendría que haberme dado miedo :c. Soy muy rara, lo se u.u) me encanto y mucho. Jamás pensé leer un escrito tan... Tan... Asombrosamente interesante. Me atrapo mucho, quería dejar de leer porque me daba miedo, pero al mismo tiempo quería seguir leyendo. Moría :c Seguí así. Tu historia es digna de ser publicada, pero en un libro (como esos que te traen 101 cuentos en un librito. Tu historia resaltaría entre todas ellas :P) Me despido, hasta pronto! n.n