One-shot de Naruto - Las palabras cobran sentido según cómo uno las dice

Las palabras cobran sentido según cómo uno las dice

Capítulo 1: ​

"Conocer a un extraño que no habla"​

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Un chico de cabello marrón oscuro, abría sus orbes perla divisando así, todo lo que lo rodeaba. Vio su cuarto mientras se arropaba para tratar de recuperar el sueño.

-“Aún no son las siete”— Pensó para volver a cerrar sus ojos.

Su madre corría hacia él, pero no podía acercársele. Las pisadas se volvieron cada vez más lejanas. La madre desesperada gritaba su nombre y poco a poco el sonido se fue ahogando en la oscuridad. Se oye un grito desgarrador. Cuando el chico logra acercarse, ve a su madre y la sangre que recorre su frente. Una bala fue lo que marcó su muerte.

Logra despertar para ver su rostro sudando frío.

La última vez que él habló fue cuando se despidió de su madre en aquel funeral.

Su cabellera larga recorrió su espalda. La peinó y la dejó suelta sólo para cambiar de vez en cuando su imagen. Vio su reloj de pulsera y corrió al trabajo.

-“Tráeme un café”— Ordenó por vía de mensajes desde su celular a su secretaria.


-“De inmediato”—Respondió ella de la misma manera.


Se dirigió a sus papeles. Después de unos minutos la secretaria llegó con el café en sus manos.

-Disfrútelo—Le dijo casi ordenándole, pero él nuevamente no dijo nada.


Tras unas cuantas horas de trabajo, decidió salir para pensar. Pensaba que era una tontería trabajar cuando no tenía un… ¿objetivo? La verdad es que no tenía nada, ni siquiera una vida qué proteger.

Se quedó pensando ¿Una vida? ¿Es que acaso el tenía una?

Su madre murió y su padre… ¿qué padre? Él se fue a Alemania para una rehabilitación de tantas drogas y alcohol que éste utilizó en cuanto su esposa murió. Depresión, eso fue lo que lo llevó a encerrarse en aquel mundo profano.


Fue a la terraza del gran y lujoso edificio. Trató de perderse en el aire prófugo que el sitio le proporcionaba. Su cabello baila junto a las ondas del viento.

Una chica lo ve ahí desde el suelo. El rostro pensativo fue malpensado por la chica –“¿Es que acaso planea suicidarse?”— Se preguntó esta y corriendo fue hasta arriba del edificio encontrándose con el chico de orbes opalinas. Él chico pese saber de la presencia de la mujer no hizo nada.


-¿Qué haces allí? ¿Te encuentras bien?— Preguntó la chica acercándose con curiosidad.


-Hmp—Dijo éste mirando al vacío. La chica siguió avanzando para tratar de ver el rostro de aquella persona.

Llegó hasta el barandal. Se fijó en cada detalle de aquella perfecta cara mientras esbozaba una sonrisa.

-Me llamo Tenten Amma—Se presentó. Él chico la miró dándole a saber que a él no le interesaba en lo absoluto el conocerla –Y tú ¿cómo te llamas?— Él la siguió mirando ¿no lo conocía en verdad? ¿Cómo no conocerlo? Después de todo él era el rostro de una de las marcas de vehículos más grandes del mundo.


-¿No me dirás tu nombre?— Insistió esta. Él por su parte sacó su celular y escribió su nombre –No es cómo si importara. Atte: Neji Hyuuga—Leyó lo que decía el mensaje. La chica de nombre Tenten, tomó el celular del Hyuuga sorprendiendo a este. Escribió su número de teléfono celular y lo guardó en el bolsillo de Neji.


-¿Sabes algo, Neji Hyuuga?— Preguntó esta algo seria. Él negó con la cabeza dándole a la chica tema para proseguir –Subí al momento en que vi tu rostro tan deprimente. Tú no te suicidarías ¿cierto?— Él volvió a negar dándole alivio a la Amma –¡Muy bien!— Gritó ella esbozando de nuevo una sonrisa –¿Quieres tomar un café?— Invitó Tenten, lo que le pareció extraño. Ella comenzó a salir del sitio pero al darse cuenta de que Neji no la seguía paró en seco. Él seguía dudando. Pensaba: ¿Quién te invita sin conocerte, sin siquiera haber hablado más de unos minutos breves? ¡Nadie lo hace!...
Después de unos minutos de pelea interna, logró movilizarse hacia ella para luego seguirla.


En todo el camino ella le hablaba. Hablaba y hablaba. Al Hyuuga le venía un pequeño dolor de cabeza de vez en cuando, pero la escuchaba atento en cada palabra que decía.


Cuando llegaron al lugar ella tomó asiento rápidamente.

-Mmm… Yo quiero una tarta y un helado—Dijo ella mientras miraba el menú –¿Qué es lo que deseas tú?— Le preguntó al chico mientras cerraba el menú, éste volvió a sacar su celular y escribió “Un café”


-¿No te gustan las tartas? — Él negó con la cabeza. La chica le siguió hablando por largo tiempo. Él la miraba y contestaba con su celular de vez en cuando hasta que llegó una pregunta que para él significaba mucho.


-¿Porqué no hablas?... ¿Te han cortado la lengua o es que te he dejado sin habla? — La chica preguntó riendo, sin darse cuenta de que el rostro del chico, a pesar de que no demostrar mucho sus emociones, decayó.


-“No es necesario saber”— Escribió. La chica aún no se daba cuenta de lo que pasaba en su cabeza –“Dime, Tenten ¿te gustan los lugares abiertos?”— Cambió de tema. Ella sin darse cuenta, continuó hablando sobre paisajes y castillos antiguos.

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-“Vamos”—Ordenó el Hyuuga a la chica mientras pagaba la cuenta de ambos.


-¿A dónde quieres llevarme?— Preguntó emocionada.


-Hmp—Dijo él. Jamás había pensado en llevar a una chica a algún lugar. De alguna forma se molestó por ello.


Sus pies recorrieron las calles de la ciudad. La chica seguía hablando. Él por su parte, sonreía.
Se había dado cuenta que ella era tan feliz con su vida. Todo lo que decía le agregaba una pizca de su sonrisa, haciendo del tema tan agradable para él. No importa lo que conversara, jamás se aburriría de escucharla.

-“Es increíble…” —La chica al leer quedó entre las ramas de los árboles.


-¿Qué es increíble?


-“…Jamás te cansas de hablar”— Tenten bajó su cabeza por unos minutos para poder esconder las lágrimas que estaba conteniendo, lo que él notó de inmediato. Logró recordar algunos momentos olvidados en el fondo de su pecho; Estaban debajo de su rencor. La melancolía se apoderó de ella en gran manera.


-Sí… la gente me lo ha dicho mucho—Dijo ella sin alzar su cabeza –¿Sabes, Neji? Mi papá antes de morir, me dijo que era horrible que hablara tanto. Odiaba que yo le sonriera y odiaba que siempre estuviera feliz, ¿sabes por qué?— Él negó –Porque él no lo era. Le molestaba tanto ver a una persona feliz sólo porque él era incapaz de disfrutar la vida—Hizo una pausa. Sus lágrimas comenzaron a salir a borbotones –Es por eso que él la mató. Ella era tan feliz, tan agraciada que a él un día le llegó a molestar tanto que no pudo contener su mano…— Lloró. Él no sabía cómo detener las lágrimas. La tomó de la mano y la llevó a una banca para intentar calmarla pero, ¿cómo? –Luego de eso, mi padre se volvió loco. Comenzó a degollar a cualquiera que viese—Pausó –Se hizo imparable por lo que a la policía no le quedo más que matarlo—De pronto el chico levantó el rostro de Tenten y le secó las lágrimas.


-Yo…



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¡Okey! Espero que les haya gustado el inicio de este fic.
Realmente es un fic que tenía guardado. En estos momentos estoy escribiendo otro pero, de todos modos no deja de ser, ¿cierto?
Si me preguntan, hasta a mí se me hizo raro escribirlo en el computador... ideas raras de mi cabeza.
Cuídense mucho.
Les doy las gracias de antemano.
Atte: KanadeHyuuga

 

Las palabras cobran sentido según cómo uno las dice.

Capítulo 2:​

“Solo una palabra. Un sonido”​

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-Yo…— Trató de decir el Hyuuga pero, la chica no le dejó hablar ya que ni siquiera lo había notado.



-¡Mi madre murió por culpa de ese desgraciado! ¿Entiendes?... Me dejaron luchando sola desde los 15 años—Secó sus lágrimas -Me trataron con un psicólogo pero ¿Qué iba a hacer él? No podía hacer nada. Después de todo, la única que podía rehacer su cabeza era yo—Pausó –Me dieron pastillas que inmediatamente rechacé. No estaba loca ¿Para qué entonces necesitaría pastillas? Sólo para dormir. Lo malo es que los sueños también eran malos. Eran peores que los recuerdos enterrados—Miró hacia arriba. El viento soplaba fuerte –Lo único que me dolió más que nada, fue perder a mi madre porque su esposo odiaba su felicidad… Él la privó de su vida—Terminó de decir. El chico sorprendido por las palabras que habían salido desde el interior de Tenten la abrazó casi de inmediato.


-Yo sé cómo se siente—Pausó –Por ahora, no puedo decir qué sucedió… No quiero recordar—Tenten se sorprendió extremadamente. Como no había escuchado su voz jamás, se la había pasado jugando con su imaginación para tratar de buscar un tono adecuado y aún así, le sonaba tan distinto fuera de su mente que era increíble.

Dejó de abrazarla. No era su costumbre, por lo que no es como si cuando lo fuera a hacer durara mucho tiempo.
El llanto de la chica terminó completamente. Logró calmarse y volvió a sonreír.

-“Un pasado terrible y lo esconde con una sonrisa”— Pensó el Hyuuga mientras la miraba.


-¿Qué es lo que haces en tu tiempo libre?— Preguntó la chica para distraer a ambos.


-Hmn, no lo sé—Contestó él.


-¿Ah sí? Yo practico con el skate—Dijo ella esbozando su sonrisa típica.


-Hmn.


Se vieron rodeados de temas. Conversaban sin ninguna preocupación. Tenten preguntaba y Neji le contestaba. Pasó el tiempo extremadamente rápido para ambos.

-¿Dónde queda tu casa? — Preguntó el Hyuuga viendo la hora en su reloj de muñeca.


-No te preocupes, yo puedo ir sola—Dijo la Amma. Él por su parte se negó rotundamente hasta que a la chica no le quedo de otra más que aceptar.
A pesar de que su padre se había vuelto loco, la herencia que le había dejado a Tenten era lo suficientemente grande para que ella pudiera vivir tranquila durante muchos años. Vivía en una mansión grande y alejada de la ciudad.


-Ya llegamos—Informó ella lamentando el no haber podido pasar más tiempo junto a él.


-Hmn.


-Bueno, nos vemos—Se despidió Tenten mientras abría la reja para adentrarse a los interiores de su casa.


-Tenten, espera—Le pidió el Hyuuga. Ella detuvo sus pasos.


-¿Qué sucede?— Preguntó ilusa.


-¿Te gustaría salir conmigo algún día?— Los rostros de ambos fueron cubiertos por un rojo carmesí.


-…Sí— Aceptó algo nerviosa –¿Es algo como una cita?


-Hmn—Sonrió de lado–Nos vemos mañana. Pasaré por ti a las siete de la tarde


-Está bien…— Dijo esta mientras veía al Hyuuga alejarse.


Entró a su casa y pensó en todo lo que había hecho ese día. A pesar de lo corto que había sido para ella, dijo e hizo tantas cosas. Pensar que había conocido a un extraño en menos de un día…

-Conocerlo en menos de un día— Se dijo para sí mientras que se arropaba en su cama -… Y ya tengo una cita— Metió su cabeza entre las sábanas y se hundió en un mar de pensamientos.


Si no hubiera decidido mirar hacia arriba… Jamás habría encontrado a alguien a quién confiarle aquel daño psicológico y social que enfrentó hace años.


El Hyuuga al volver a su casa miró el techo de esta. Él por fin había pronunciado algo, quizás no lo que pensaba, pero por fin había encontrado a alguien que podría entender su sufrimiento… él por qué de no hablar.


-Debo ir a verte…— Dijo mirando por la ventana –Debes saber que por fin la he hallado… Padre.


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¡Perdón!
Tenía algo olvidado el fic.


Sé que es cortita la continuación. No es mi costumbre hacer los capítulos muy largos pero, lo intentaré. Ojalá y les guste.

 

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Capítulo 3:​

“Quiero saber”​

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Miró hacia la ventana de su habitación. Acostumbraba despertar a esa hora sin necesidad de utilizar ninguna alarma. La verdad es que despertó con mucho ánimo. Recorrió los pasillos de su gran casa hasta llegar a la cocina, se preparó un sándwich rápidamente y se lo comió casi sin masticar. Tomó un vaso de jugo de naranja. Se lavó los dientes, se duchó y se vistió para ir a la universidad.

Pese a su gran estado económico, sabía que el dinero se iría rápido con el tiempo y no le duraría mucho. Debía aprovechar sus posibilidades de estudiar.

Al llegar a la escuela, miró a sus lados. Los chicos la rodeaban. Claro, ella además de ser simpática y de hacer amigos con facilidad, tenía buena figura lo que llamaba mucho la atención a los hombres. Decidió darles una sonrisa a todos los que la saludaban.

Siguió caminando con velocidad saludando a todas las personas de entre los pasillos. Llegó a la facultad de Historia.


-Buenos días—Dijo la maestra mientras se adentraba a la sala –Espero y hayan estudiado para el examen—Anunció colocando el libro de asistencia sobre su escritorio. Los chicos bufaron.

El examen comenzó al poco tiempo. Tenten contestó la primera hoja sin problema luego, la dificultad del examen incrementó haciéndole explotar la cabeza a la castaña.

-Maldición… yo estaba segura de que había estudiado esto—Decía por lo bajo mientras golpeaba su cabeza en blanco.


La hora pasó rápido. La Amma seguía intentado recordar algunas respuestas y maldiciendo por lo bajo a todo lo que veía.


-Quedan cinco minutos—Anunció la maestra vigilando que sus alumnos no se copiaran entre sí.

La Amma pensó en gritarle pero luego, se dio cuenta de que ella no tenía la culpa.


-Pasen sus exámenes hacia delante—Ordenó. Los chicos acataron y entregaron sus exámenes. La castaña ya superada por algunas preguntas, entregó su examen rendida.


Aún quedaban quince minutos de clase en donde la maestra comenzó a repasar. La chica miraba a todos lados. Se distraía tan fácilmente y pese a eso, le iba bien en los exámenes. En todos menos en los de Historia y aún así, no le tomaba importancia a la asignatura.

De pronto comenzó a ver en detalle la sala. Divisó todo punto que antes no había visto hasta que algo la detuvo en su recorrido. Un libro al lado del escritorio de la maestra, se titulaba “Hyuuga”. Rápidamente recordó el nombre del chico de orbes opalinos: “Neji Hyuuga”.

Esperó hasta que sonara la campana de salida. En cuanto ocurrió, se levantó corriendo hasta llegar al lado de la maestra.

-Disculpe—Le llamó la atención –Ese libro que trae consigo… ¿Me podría decir de qué se trata?— Preguntó. La maestra la miró confundida ¿Qué tenía el libro?


-Es la historia de una de las familias más antiguas del país—Contestó.


-Muchas gracias—Acto seguido corrió a la biblioteca. No sabía exactamente el porqué pero no se iba a detener para pensarlo.
Llegó a la biblioteca, en donde fue atendida inmediatamente por la encargada.


-¿Tendrá el libro “Hyuuga”?— Preguntó. La bibliotecaria asintió y fue en busca del libro seguida de la castaña.


-Aquí está—Señaló –¿Se lo llevará a casa?


-Sí—Contestó la Amma mientras que le entregaba su identificación escolar. La bibliotecaria vio la tarjeta y la pasó por el identificador. Se lo devolvió diciéndole que tenía un plazo de dos semanas para devolverlo. La chica asintió y se retiró del lugar no sin antes agradecerle a la encargada por su atención.


Durante clases lo único que deseaba era volver a su casa para leer el libro… pero tampoco le era posible ¡Tenía una cita con el Hyuuga! Quizás y tendría tiempo para echarle un vistazo breve antes de arreglarse.


El tiempo acabó lentamente para la castaña pero, por fin había terminado. Tomó un taxi y se fue leyendo el libro que traía consigo.

-A la derecha—Indicó mientras el carro viraba y estacionaba frente la casa de la Amma –Muchas gracias—Dijo mientras pagaba y bajaba del automóvil.


-“Son las cuatro de la tarde y la cita es a las siete”— Pensaba al momento en que abría la puerta –“Eso quiere decir que tengo dos horas para leer”.

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El Hyuuga se tomó el día libre. Tenía algo que hacer. Su padre estaría esperando su visita desde hace mucho tiempo y jamás la había recibido de parte de su hijo. Más que nada sentía cierto remordimiento por su padre por haber reaccionado así ante la muerte de su esposa. Debió haberlo superado al igual que él lo hizo.

-Hola—Saludó el Hyuuga mayor. Neji correspondió con la ayuda de su mano –Sigues sin hablar, ¿eh?


-Hmp.


-¿A qué vienes?— Preguntó. El chico lo miró extrañado y escribió en su celular.


-“Me extraña que no lo recuerdes…”


-Con que por fin, ¿eh?— Neji asintió haciéndole sonreír a su padre –Quiero conocer quién te ha hecho hablar.


-Sí— Respondió Neji.


-¿Hablas?— Comenzó a reír –Entonces ¡realmente…!— Se alegró y sonrió –Espero que no la dejes ir… Ese tipo de mujeres son peleadas así que ya sabes. Te golpearé si no me haces caso.


-Sí—Contestó -¿Te ha costado mucho adaptarte?


-Algo así…— El mayor rodó los ojos –Hace ya bastante tiempo que estoy bien. Ni una gota de alcohol ha caído por mi garganta—Sonrió.


-Ya veo…— Tomó una pausa y quiso continuar hablándole, pero no sabía por dónde empezar ¿Cómo hacerlo? Hace más de dos años que no había hablado con el hombre y ahora no le era posible hacerlo con la misma claridad que antes.


-No te esfuerces—Le dijo su padre al notar cómo la cara del chico se veía algo frustrada. Claro, lo conocía a la perfección. Sabía cuáles eran sus expresiones sin siquiera observarlo mucho tiempo.


-Hmp—Lo miró a los ojos –La traeré—Aseguró. La sonrisa del Hyuuga mayor se hizo notar a kilómetros.


-Eso espero… No tardes.


Neji asintió y se despidió con un apretón de manos fugaz.

-Nunca cambias…— Se dijo para sí el padre mientras observaba cómo su hijo se alejaba del sitio.

 

Las palabras cobran sentido según cómo uno las dice

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Capítulo 4:​

“Una cita. Un cuento de hadas”​

La castaña comenzó a leer el libro. Carcomía las páginas con ansiedad… Saber: Eso es lo que quería. Quería saber la historia del Hyuuga, quién era y porqué.

Algunas lágrimas salieron desde sus ojos jugueteando por su rostro hasta llegar al final de la barbilla y abalanzarse para caer. Recordó una vez más la muerte de su madre. Aquel trauma que había recibido al ver cómo su padre la privaba de su vida.

Las palabras caían en su estómago provocándole náuseas. Se limpió las lágrimas. Aún no había llegado ni a la mitad del libro y ya habían pasado las horas. Tenía que apresurarse.

Cogió un vestido formal pero casual a la vez, ya que no sabía dónde la llevaría el Hyuuga. Dejó su cabello suelto y ondulado. Se colocó un collar, anillos y zarcillos que iban en conjunto. Se maquilló y se puso sus zapatos de tacón alto.

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Llegó a su casa y decidió tomar una siesta. Logró despertar media hora antes de la cita. Se demoró quince minutos en su aseo personal y en vestirse. Tomó las llaves de su automóvil y salió de su hogar.

Tocó el timbre. La chica al sentir el sonido comenzó a bajar las escaleras tambaleándose por lo nerviosa que estaba. Logró abrir la puerta luego de unos segundos luchando con los temblores que le daban. Salió por la puerta disimulando todos aquellos tambaleos que le habían dado dentro de su hogar.

Neji al verla quedó petrificado. Su vestimenta era simple e incluso bastante básica pero, nunca se había fijado en las curvas de la mujer. Volvió a la razón en cuanto la chica cerró la reja.

-Hola—Saludó ella mientras lo veía a los ojos.


-Hmp—Respondió él volteando su cara para no mostrar el leve sonrojo que la castaña le había provocado. Ella se preocupó ante el acto del Hyuuga… ¿habría elegido un mal atuendo? –Vamos—Ordenó éste dirigiéndose al auto. Abrió la puerta del copiloto para que la castaña se sentara. La chica se sonrojó agradeciendo que al menos ya no había tanta luz como para verla en detalle.


-¿Dónde quieres ir?— Preguntó Neji al tiempo en que se subía al auto.


-La verdad es que no lo sé—Se sonrojó aún más.


-Entonces elijo yo—Respondió acelerando la velocidad del auto. Tenten abrió los ojos como plato, al hombre sí que le gustaba la velocidad.
Rápidamente llegaron al lugar que Neji había pensado para ella: Una terraza con una mesa, velas iluminando y servicio de mozos. Tenten miraba todo como cuando un niño abre su presente de navidad.


-Que… lindo—Dijo con algo de esfuerzo. Las palabras hicieron feliz al Hyuuga que con tanto esmero, planificó todo.


-Ven—Le ofreció el brazo a la castaña que aceptó feliz. La sentó como un caballero y los mozos comenzaron a servir los alimentos.


-Está delicioso…— Dijo la chica deslumbrada. Él por su parte asintió.


Se sentía nerviosa como ningún otro día. Notó cómo los ojos del Hyuuga brillaban… No, sólo sería un efecto de la luz. Seguía preguntándose el contenido del libro. Las pocas palabras que había leído no tenían mucho sentido o más bien, no eran lo suficiente para ella. Tenía deseos de saber del Hyuuga que tenía en frente no de los demás, los demás no se comparaban con él por más que hubiesen querido… Él entendía cómo se sentía, eso es porque el también debió haber tenido un pasado así, después de todo ¿Cómo ponerse en el lugar del otro sin haberlo experimentado antes?

-Neji, ¿por qué no me hablaste desde el principio?— Soltó sin más. La duda la carcomía por dentro y no soportó más el silencio que ambos llevaban hasta el momento. El castaño comenzó a toser debido a la pregunta.


-Supongo que no es necesario—Cortó el tema. No es como si le gustara hablar de eso… O mejor dicho, no es como si le gustara hablar.


-Hmn—Se molestó y comenzó a tragar sin masticar para evitar que su boca estuviera libre para gritarle. Él chico lo notó y se asustó por la reacción de la chica.


-Espera… tranquilízate—Trató de colocar su mano encima del hombro de la castaña, lo cual la chica desaprobó e incluso casi le muerde la mano –Por… ¿Por qué te pones así?


-Déjame—Pidió ella mientras seguía comiendo de la misma forma antes de ser interrumpida. Al chico le dio gracia la reacción de la mujer.


Cuando logró calmarse, dejó de comer. Su panza se veía a kilómetros.

-Vaya…—Suspiró al sobarse su guatita–Lo lamento, la rabia me hace comer más de lo debido.


-Ya veo—Dijo sonriendo de medio lado aún divertido por la castaña.


Los mozos la vieron como si ella fuera un cerdo, y así es como la titularon: “Ella es un cerdo”, pero al ver que a su acompañante le causaba gracia, guardaron el comentario.


-¿Quieres caminar?— Preguntó cortés el chico.


-Sí.


Salieron a caminar olvidando el auto y a los mozos en el edificio de la terraza.

-Mira—Dijo ella viendo pequeñas luces envolviéndolos. Se podían ver gracias a la lejanía del lugar.


-Hmn—Dijo él "positivamente según la chica".


-Son hermosas—Describió ella. Él la miró jugar con aquellas luciérnagas encantado por la felicidad que mostraba. La chica se le acercó con una sonrisa para agradecerle.


-No te pude decir allí—La mujer se confundió por lo dicho –Quizás algún día te lo cuente, pero ahora, debo solucionar otro problema aquí dentro—Apuntó su pecho. Esta vez la chica comprendió que estaba pasando por algo difícil y bueno, no hizo rabietas ni gestos extraños sólo le regaló una de sus sonrisas. Después de todo, podría saberlo si leía el libro, ¿no?


-¿Sabes? Siempre mi madre me leía cuentos de princesas y yo creí cada una de aquellas palabras—Inhaló –Eran palabras de ilusión… Eran palabras que siempre me decían que todo estaría bien, porque mi madre las relataba así: Con tranquilidad y amor en su voz—Pausó –La verdad es que me las he llegado a creer gracias a ti… Siento como si esto fuera un cuento de hadas.


-Hmn— Positivo. El hombre se fue a sentar bajo un árbol para contemplar a la chica -¿Cuántos años tienes?


-20—Contestó ella -¿Y tú?


-22—La continuó mirando -¿Universitaria?


-Sí—Dejó de jugar con las luciérnagas y se fue a sentar junto al Hyuuga.


-Sigo pensando que eres extraña—Soltó él. La chica comenzó a reír.


-Es cierto pero, si fuera como tú sería aburrido ¿no crees?


-¿Dices que soy aburrido?


-Jajaja, no… pero la gente que no se parece se atrae, ¿cierto? Si fuéramos iguales pasaríamos peleando o chocando en opiniones—Dijo ella sentándose al lado del Hyuuga.


-Cuentos de hadas… Nunca me gustaron mucho—Espetó.


-¿Ah sí?, ¿por qué?— Claro, ella era curiosa… deseaba saberlo todo.


-No son reales—Cortó.


-Eso es lo que los hace tan geniales—El rostro de la chica se iluminó sin ser causa de ello, las luciérnagas –Si fueran reales no habría uso de la imaginación. Todo estaría hecho e inventado, no habría porqué utilizar nuestros sueños… Eso es lo que lo hace tan especial: Soñar.


Neji la veía deslumbrado. Sí, era ella. Su parecido era increíble… ¡Era su madre! Gustaba de su madre. Él había escuchado decir: “Los hombres siempre buscan a la mujer que se parece a su mamá”, y hoy él lo comprobaba… Ella no sólo entendía su pesar, sino que también se parecía a su madre.


Hablaba de las cosas de la vida, siempre buscándole el lado bueno. Riendo con facilidad y sonriendo por cada cosa que veía. Es verdad, sólo la conocía por dos días pero para él, le era suficiente. La primera impresión que tuvo de ella fue tan grande que lo hizo hablar en tan solo una noche ¿Cómo no quererla sólo para él?...


…Egoísta… Sí, después de esa noche se volvió un completo egoísta. Los hombres que se acercaban a la chica o que sólo la miraban, deseaban no haberlo hecho. La mirada del Hyuuga caía penetrante sobre ellos provocando miedo profundo.


No eran celos, era sobreprotección. La chica no decía nada, lo entendía. A pesar de que nunca le había contado su vida privada, intuyó que él había perdido a alguien importante, una mujer seguramente.


Se reía de lo lindo cuando salían. Pero algo importante se le había olvidado a la Amma: El libro. Constantemente el chico la invitaba a salir después de clases y cuando no era él, los trabajos la acosaban. Pasó tanto tiempo pendiente de ambas cosas que había olvidado el libro… y su plazo… ¡Ahora debía pagar el plazo extra! Aproximadamente un mes.


Suspiró al llegar a la facultad. Su dinero no caía del cielo y aún que fuera poco el pago, no le gustaba mucho la idea. Se aferró al libro antes de entregarlo. Comenzó a pedirlo en sus recesos perdiendo así el contacto con las personas… El libro la absorbió.


Descubrió que la vida del Hyuuga, no era un cuento de hadas…

 

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Capítulo 5:​

“Lenguaje corporal”​

Poco a poco olvidó su alrededor. El libro lamentablemente, no contaba con sentimientos o pesares, pero ella, gracias a su gran capacidad de imaginar, logró ver el sufrimiento… Ese sufrir que traía la familia consigo desde tiempos lejanos.

Sintió las palabras y las imaginaba. Lloraba en su interior y rogaba que el dolor de su pecho se apocara.

Leyó de tapa a tapa.

Pronto las descripciones terminaron ¿Por qué? Porque las páginas solo encerraban el pasado. En estos momentos, Neji estaba continuando con la historia, sufriéndola. Y aún así, el muy idiota no lo expresaba; No lloraba como ella cuando estaba a solas; No reía para tratar de cambiar su visión del mundo como ella; No expresaba como ella; No se enfurecía como ella; No sentía como ella… Porque no era como ella.

Ella lo había dicho. Si ambos fueran iguales sería muy aburrido… También tenía misterios. No podía pensar que otros no los tuvieran. Todos los tienen, ¿de acuerdo? Y los demuestran de diferentes formas pero, él… No demostraba nada…

…¿Cómo se supone que sabría lo que él sentía? ¿Cómo se supone que entendería si no tenía el suficiente lenguaje corporal?

De vez en cuando se enojaba o se ponía celoso pero, nada más… Le gustaba ¿Cómo saber si él no gustaba de ella?

En pequeños actos. Sí, él mostraba su amor en actos pequeños y en palabras cortas. Quizás no la abrazaba o no le tomaba de la mano pero, la buscaba para hablar con ella o más que nada, a veces para que ella le hablara.

¿Distracción? ¿Lo entretenía? ¿Lo calmaba?... No lo sabía, pero lo más importante, ella quería estar con él. Quería comprenderlo y llegar a entender su mundo tan complejo.

-Señorita, ya terminó el receso— Avisó la bibliotecaria mientras la movía por décima vez. La castaña se levantó le sonrió, le dio las gracias y salió rápidamente corriendo por los pasillos.

Se había hundido en sus pensamientos a tal grado que no había escuchado la campana y si no fuera por la mujer de anteojos, hoy, perdería materia importante.

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Poco a poco, los meses pasaron. El castaño seguía manteniendo el mejor contacto posible con la universitaria. Se graduaría en menos de un semestre.

Por fín el tiempo había llegado, la chica saldría por fin triunfante de sus estudios… Nunca entendió porqué debió estudiar Historia ya que en su carrera no tenía gran importancia pero aún así, lo agradeció.

El Hyuuga la veía desde lejos acercarse a él. Se puso algo nervioso y ansioso. Quería verla sonreír a su lado, solo para él. Y ahí estaba, colocando su mano encima de su hombro.

-Lo logré—Pronunció mostrando una enorme sonrisa que hizo latir el corazón del castaño.


-Así lo veo—Respondió él mientras le ofrecía el brazo. La chica lo aceptó de inmediato –¿Comida italiana?


-Sí—Dijo aún sonriente. No se molestó porque el Hyuuga no le había felicitado, tampoco es como si no le hubiera provocado ganas de golpear su rostro, sólo no quería tomarle mucha importancia.

Caminaron hasta el auto del Hyuuga. La mujer se adentró rápidamente.

-¡Tenten!— La llamaron a lo lejos. La chica comenzó a buscar con la mirada al igual que el castaño que se moría de celos cuando notó quién era el de la voz prominente. La mujer lo abrazó con fuerza cuando se bajó del auto y el chico pensaba porqué ella jamás lo había abrasado así… Claro, él era el tonto. Él fue el que no la abrazó.


-Felicidades, espero con ansias verte trabajando—Felicitaba el chico abrazando sonriente a la de ojos marrones.


-Gracias Kiba. Te quiero mucho— Dijo esta correspondiendo el abrazo de Inuzuka

“Te quiero mucho”… Recayeron en él aquellas palabras que jamás le había dedicado la Amma. No pudo contener su rabia. Bajó del auto con una rapidez increíble. Alejó al muchacho de ella y la subió con fuerza sin escuchar el reproche que la chica le dedicaba. El otro hombre lo miraba sin saber si reírse o gritarle. Se subió al auto y lo encendió… Era suya, de nadie más y no le permitiría a nadie quitársela… no mientras que él viviera. Y no, aún así pelearía por ella.

La chica comenzó a llorar. No era vergüenza, no, era por miedo. El rostro del chico se volvió más frío y denotaba rabia… La velocidad del auto comenzaba a aumentar lo que hizo que la chica comenzara a implorarle que frenara, que se detuviera o que por lo menos bajara un poco la velocidad. ¿Tendría que saltar del auto?

El Hyuuga no respondía. Ignoraba el llanto y las súplicas de la mujer y de ese modo, llegaron rápidamente a un cerro desolado. La chica guardó silencio tratando de evitar que las lágrimas recorrieran su rostro. La tomó del brazo y la bajó del auto bruscamente.

-Neji… Suéltame—Dijo débilmente mientras que este la llevaba a rastras. Nuevamente fue ignorada –Neji, suéltame—Repitió con más fuerza. Nada -¡Eres un idiota!— Insultó esta vez, llamando la atención del Hyuuga y, ¿cómo no ignorarla después de una cachetada?

La joven se logró soltar del agarre y comenzó a caminar sin rumbo fijo. Quería alejarse sin darle importancia a perderse en el camino. Todo menos estar allí al lado de aquel estúpido.

Logró reaccionar sólo para lamentar sus actos, viendo cómo ella caminaba con enfado y rapidez. Recordó su rostro vagamente. Su terror. Sus súplicas… era un idiota ¿Cómo se había vuelto así…?

-Tenten—Llamó sin obtener respuesta –Tenten, escúchame—Pidió casi ordenándole pero ella no detuvo sus pasos. No le quedó de otra más que correr hacia ella.

La chica seguía caminando.


-Tenten, escúchame—Repitió a su lado.


-No quiero—Dijo ella sin darse vuelta. El hombre dejó de caminar. Se encontraba enojado pero esta vez, consigo mismo; Por ser un estúpido.


-Perdona, ¿sí?... No quería seguir oyendo, ¿está bien?— Dijo desde lejos con fuerza. La castaña se detuvo, algo que no pasaba por la mente del hombre. En menos de cinco segundos ya estaba en frente de ella.


-Eres un idiota—Dijo ella sin dirigirle la mirada. El Hyuuga la tomó por los hombros, quería ver su rostro… la imaginaba sonriente como siempre pero en lugar de eso, ella lloraba. Trató de esconder su rostro de inmediato para que él no la viera pero claro, él ya la había visto.


Quería golpearse a sí mismo. La única vez que la había visto llorar fue cuando ella habló de su pasado. Se sentía igual al padre de la Amma. Le quitó la felicidad igual que él…; Era un desgraciado por haberla hecho llorar. Un idiota; un descarado. Un maldito imbécil que había echado a perder todo… Un egoísta.

-Neji—Pronunció esta al sentir el calor del cuerpo del Hyuuga. Por unos momentos dejó de llorar. El miedo se había ido y ella pudo comprobar que el castaño demostraba su cariño con pequeños actos, no era necesario que expresara más. Por fin ella lo había comprendido a la perfección… Lo entendió todo.


-No puedo— Comenzó este sin dejar de abrazarla –Eres mía—La mujer no correspondía de su abrazo. Su rostro humedecido por las lágrimas, se encontraba neutro –Eres mía—Repitió el chico abrazándola con más fuerza –No puedo dejarte ir… No puedo. Eres mía.


Al terminar de decir aquello, ella recordó. El libro le había descrito la historia desde un comienzo. Los Hyuuga eran unos empresarios muy ricos desde tiempos lejanos por ello, siempre fueron la competencia más alta. Los comenzaron a asesinar de a poco, desasiéndose de los genios y dejando un hueco en las familias. Pronto comenzaron a extinguirse dejando a unos pocos sobreviviendo con el dinero de las herencias de sus antepasados… Jamás volvieron a abrir las empresas hasta que una mujer creció, convirtiéndose en la nueva genio de la época. Una mujer inteligente y con valor, tan codiciada como odiada. Fue tanto su emprendimiento que en menos de un año había puesto en marcha las empresas de nuevo. Pronto conoció a Hizashi de su misma rama y ambos se enamoraron teniendo así, un hijo, Neji Hyuuga. Nunca se había visto la empresa crecer de tal modo. Sin embargo, no fue lo único que creció. Los asesinos llovieron sobre los empleados, manchando los tapices de las salas. La mujer era perfecta al grado tal que sabía cuidarse sola pero, algo se le interponía: Su hijo de tan solo ocho años de edad, indefenso como ninguno, él correría riesgo. Su padre se encontraba lejos de la ciudad. El pequeño lloraba en brazos de su madre, tendría que ocultarlo pero, ¿cómo? La sala se infestó de asesinos. Comenzó a ver su alrededor. Corrió a la siguiente sala, cerrando y bloqueando el acceso. Buscó dónde esconder su hijo… Una ventana; Un arbusto a los pies de ella… Lo lanzó y en menos de cinco minutos la mataron a balazos.

El cuerpo del chico fue encontrado inconsciente y sin riesgo vital gracias al rebote del arbusto. Mientras que, la mujer muerta yacía en el suelo siendo abrazada por su esposo recién enterado. Desde ahí las empresas dieron un vuelco en contra y Hizashi Hyuuga, basó todas sus penas en el alcohol.

Lo abrazó correspondiéndole, dejando de llorar. El Hyuuga se sorprendió pero de igual manera no la soltó… No quería hacerlo.

-Te quiero—Dijo ella. El hombre cerró los ojos para sentir en el interior aquellas palabras. Por fin la soltó del agarre para verla a los ojos. Limpió el rastro que habían dejado las lágrimas y acarició su mejilla.

De alguna manera no la entendía… Era una mujer bipolar pero, ¿quién era él para juzgarla? Él era un egoísta y un celópata que prácticamente la había llevado a rastras en contra de sus súplicas y que luego abrazó para no perderla… Sufría un retraso mental… Sí, eso era seguro. Él debía estar muy mal de la cabeza para actuar así.

-Perdona—Se disculpó levemente. La chica sonrió.


-Celoso—Molestó. El hombre le devolvió la sonrisa casi sin darse cuenta.


-Ni lo menciones—Dijo este –Por cierto, ¿qué me habías dicho?— Molestó. La chica al recordar lo que había dicho se sonrojó en extremo. Un “te quiero” puede hacer mucho, ¿no?


-¿Qué- qué cosa?— Trató de hacerse la tonta. Muy tarde.


-¿Es en serio?— Dijo tomándola por los hombros y mirándola fijo -¿Realmente me harás decirlo?... ¿Es necesario?— La chica lo desafió con la mirada. Claro que era necesario ¿Qué era lo que pensaba?


-Adelante—Dio paso la castaña sonriendo arrogante. Luego de unos momentos de pelear con la mirada, el Hyuuga se dio por vencido.


-Está bien—Bufó. La Amma rió esperando la respuesta ansiosa –Yo… te quiero—Casi inaudible.


-¿Qué cosa? No escuché—Dijo ella sólo para molestarlo. El rojo intenso se apoderó de las mejillas del Hyuuga


-Que te… quiero— Repitió un poco más fuerte.
Comenzó a reír. Sí ¡Él la quería! ¡Le correspondía!... Lo había dicho. Sus actos se lo decían y por fin abrió la boca… La quería.


-¿No dirás nada?— Reprochó el Hyuuga –Hmp, siempre hablando y hablando, y ahora se te ocurre callar.


-¿Es necesario, Hyuuga? ¿Realmente es necesario?— Lo molestó repitiendo lo dicho por él mientras subía una de sus cejas. El hombre rió inaudible.


-Lo es—Dijo él. La mujer observó sus ojos luego analizó su boca; sus labios rosáceos casi blancos. El chico sonrió de lado arrogante. Al parecer ella jamás se atrevería… pero acaso, ¿él sí?


Besarla… Un cuento de hadas y algo irreal o al menos, eso es lo que siempre pensaba luego de despertar de sus sueños. Ella lo había dicho, los cuentos de hadas eran geniales porque te dejaban soñar, dejaban que tu mente volara por los aires, trayendo ilusiones que muchas veces resultaban vanas y absurdas. Sin embargo, este no era el caso. No era un sueño… Quería besarla; Quería tener aquel privilegio y en estos momentos la tenía en frente indecisa.

-¿En serio es nece…?— Claro que lo era; Era completamente necesario. Quería saberlo; Quería tener la prueba de que jamás nadie la besaría como él lo estaba haciendo. Un beso robado y correspondido de inmediato… Lo necesitaba tanto como el agua o el oxígeno. Le faltaba para llenar aquel hueco. Su corazón se lo pedía a gritos… Le era necesario porque la quería; La amaba.

Amor, lo que siempre se confunde y nos confunde. Para algunos, una estupidez porque es inalcanzable. Para otros, doloroso. Algo con lo que muchas veces se juega; se lastima. Algo con lo que todos sueñan. Algo necesario que construye puentes y lazos irrompibles; Que ciega y que protege; Que cura y que rompe… Algo que se añora y que se exige. Algo que para él no se le hacía posible.
Se besaban, eso era cómo lo demostraban. A través de un lenguaje corporal: Un beso. Aquel que roba y regala ilusiones. Trae consigo sueños y memorias. Expresa amor y sentir; Dolor y paz… Trae consigo todo.


Lenguaje corporal, algo que el Hyuuga aprendió a usar para no hablar.