Saint Seiya Labios Lastimados (ManigoldoXAlbafica Yaoi) ManigFica

Durante una misión a un pueblo con temperaturas bastante frías, dos caballeros caminando por esta, para buscar su objetivo, pero mientras, una situación ocurre y provoca una acción inesperada de uno de ellos, con un resultado tanto hermosos como venenoso.

Los personajes le pertenece a Masami Kurumada, lo mío es la historia.
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Capitulo 1 (Labios Lastimados)​

El aire frio rodea toda aquella ciudad, los habitantes estando acostumbrados a este clima, hacían sus actividades con normalidad.

Pero obviamente para los extranjeros, este ambiente no sería el ideal después de todo.

Y aquí podemos ver que tuvieron que venir por una misión muy importante, y aunque iban preparados con sus ropas civiles, mientras llevan a sus espaldas las pandoras box, en donde la armadura de cada uno descansa.

Hasta llegar al punto donde el enemigo podría estar.

Sin embargo ambos, no son de preferir el clima helado, aunque uno está algo acostumbrado a él.

Ya que viene siendo el vecino de templo de Degel, y a veces Acuario tienden a estar algo frio.

-Aaaaaaah, ¿Por qué el viejo no mando a Degel a esta misión con Kardia?- Sonreía mientras cruzaba sus brazos ocultando sus manos.

-No te estés quejando Manigoldo- Caminando por el centro de aquel lugar, algo indiferente y apartando su cercanía al otro.

Pues no es secreto para sus compañeros su sangre envenenada, y siempre temeroso a lastimar.

-Tienes razón, no debería hacerlo- Sonrió triunfante –Después de todo tengo un hermoso acompañante- Sus mejillas tornándose algo rojizas, pero podían pasar por efecto del lugar.

-¡¡¡NO ME DIGAS HERMOSO!!!- Siempre le ha molestado que admiren su apariencia física.

Le daba igual ser alguien con una belleza casi insuperable o no, solo quería que se dieran cuenta de lo que de verdad importa.

Sus técnicas y su fuerza es lo que ayudará a proteger al mundo, no un lindo rostro.

-Vamos no te enojes tanto, Ja, ja, ja,- Rio a carcajadas –Para muchos, el yo les diga hermosos, sería un gran cumplido- Se señaló a si mismo bastante orgullos. Aunque fuera más que nada por arrogancia y hacer reír al peli celeste.

Siguió caminando, sin prestarle más atención, prefiriendo ignorándolo y volviendo al silencio sepulcral que venían teniendo desde hace más del medio día.

Pero como el Cangrejo de esta época no es alguien que deje dominar al aburrimiento.

Comenzó a hablar y hablar sobre temas triviales o sus compañeros, la misión, cualquier cosa que se le ocurriera.

-Deberíamos ir a probar algo de por aquí- Invito la comida, sin duda.

-No tengo hambre- Cerro sus ojos y contesto en automático.

-Pero te dará más tarde y después de terminar nuestra misión- Le doy un leve codazo, es otro que no temía en lo absoluto a su sangre envenenada.

-¡¡¡DEJA DE TOCARME!!!- Lo miro a los ojos, ambos de una tonalidad azulada.

-¿Qué tiene de malo?- Giro sus ojos, sin dejar su sonrisa de lado –Mientras no toque tu sangre o tu piel directamente no pasa nada- Le dedico una tierna mirada.

En esta ocasión, había hecho muy bien su tarea de ocular su sentimientos por el caballero de Piscis, no podía verlo todos los días, y siempre tan al margen.

Odiaba verlo solo, así que… Cada que lo tenía cerca, se prometió hacerlo reír, o molestarlo, para que viviría la experiencia de convivir con los demás.

Por lo tanto utilizo un poco su cercanía con el patriarca Sage y le pidió que en esta misión su pareja fuera Albafica.

El mayor obviamente se dio cuenta de los torpes sentimientos de su discípulo, pero permitió aquello, entendiendo que es necesario que Albafica tenga aunque sea mínimas oportunidades de formar vínculos con sus camaradas aunque fueran frágiles.

Después de todo, Piscis aun es un enigma para todos.

De nueva cuenta el silencio se volvió a apoderar de la joven pareja de dorados.

Pensó rápidamente para tratar de entablar alguna conversación decente.

-¿Cómo resultó tu última misión?- Hablo sin pensar.

Suspiro con algo de nostalgia –Bien… Creo…- Se notaba bastante incómodo.

-¿Qué te paso?- Lo miro fijo, pues sus bellos ojos celestes mostraron un poco de tristeza.

-Con quien debí luchar… Era el hermano menor de mi maestro y… No quiero hablar de eso ¿Si?- Miro al Cangrejo con decisión.

-Muy bien… Entiendo- Cruzo sus brazos detrás de su nuca –Kardia me estuvo molestando porque me comí unas de sus manzanas- Sonrió divertido –Al final tuve que comprarle varias para dejar de estar fastidiándome- Rasco su cabeza, negando con su cabeza.

-Ja, ja, ja, ¿Por eso fue el alboroto que armo con Degel el otro día?- Rio levemente, recordando aquello que le causó intriga y una excelente señal para el peli azul.

-Sí, ja, ja, ja, primero se la paso molestando s Dohko y Sísifo si ellos habían osado comerse sus deliciosas manzanas- Relato aquella pequeña anécdota –Depuse y obligado por Shion, porque sabemos que él bebe borrego quiere mucho al bobo de Dohko, tuve que decir la verdad- Suspiro, riendo entre dientes –Casi nos enfrascamos en una batalla de mil días, si no es que el patriarca nos regaña y me obliga a comprar las manzanas, si no fue para tanto-

-Casi destruye a medio santuario por unas manzanas… No sé cómo Degel puede aguantar eso- La conversación se volvió tan amena y fácil de llevar.

-Debe ser, que al final de todo… Él cuatro ojos ve algo en ese Bicho- Sonrió de lado, dedicando una mirada cargada de emoción al peli celeste.

-Si… Puede ser…- Desvió su mirada, algo sonrojado por como el tema cambio.

Manigoldo se fijó en los labios del de cabellos lacios, notando que se encontraban algo lastimados por el frio, sí que conocía bien cada centímetro que fuera visible de Albafica.

-Tienes resecos los labios, tengo algo que te funcionará- Busco en sus bolsillos.

-¿Eh?- Llamo sus manos a esa zona, notando que en efecto es verdad.

Saco entre sus manos un pequeño bálsamo labial, perfecto para estos climas fríos –Ten, te va a servir mucho-

Albafica, detuvo su paso, incluso sintiendo miedo de por qué su compañero llevaba algo así -¿Por qué tienes eso contigo?-

-¿Qué? ¿Un hombre no puede cuidarse?- Levanto los brazos, fingiendo indignación y extendiendo el objeto al peli celeste.

-No gracias, no lo necesito- Volvió su andar, para dejar a Manigoldo con a mano estirada.

Esta acción molesto al cuarto guardián y pensó en un gran plan, con el cual sonrió y relamió un poco sus labios.

-Si no lo quieres por las buenas…-

Al no sentir los pasos del otro detrás suyo.

Se detuvo y fastidiado se giró, para buscar al necio Cangrejo.

Pero no logro hacer aquello, pues sus labios fueron capturados por quien busca.

Los nervios invadieron de inmediato al pececito, al poder reaccionar.

Fue bastante rápido, suficiente para no ser alcanzado por el veneno, segundo creyó esto.

Pero no tanto para no disfrutar de los hermosos labios de Albafica.

-¿Qué...?- Fue lo que su voz pudo formar en un hilo.

-Ja, debiste aceptarlo cuando te ofrecí que tu solo lo hicieras- Sonrió sonrojado, pero en su interior podría decir que tuvo el valor de besar los labios de aquella rosa venenosa y si moría, pues cumplió un gran deseo.

Albafica quedo petrificado en su lugar, su rostro pálido, ahora sí que se volvió rojizo por completó, temblando por la vergüenza y nervios.

¿Cómo se atrevía hacerlo en medio de la calle?

Rodeados de tantas personas que vieron aquella escena.

-Vamos Pececito, debemos encontrar a lo que venimos antes de que anochezca- Le dijo, mientras se adelantaba tan feliz de la vida.

-Estúpido…- Aun n salía del shock, incluso llevo los dedos a sus labios.

Notando que en esta ocasión ya llevaba puesto el humectante que Manigoldo le ofreció, para cuidar esos delicados labios.

No podía dar un paso más… Estando procesando lo que sentía, con su corazón latiendo con tanta fuerza, y sus manos temblando.

Después de eso, no hablaron del asunto más, cumplieron su misión y volvieron al santuario.

El atrevimiento del Cangrejo provoco que si bien soporto como se sentía mientras derrotaron al enemigo.

Mas al acabar, se dejó ver, que el contactó con Albafica provoco una ligera reacción de una intoxicación.

Cayendo en cama un día y el peli celeste cuidándolo.

Y dándole golpes, para que entendiera que jamás lo volviera hacer.

Que allí estaban las consecuencias de besarlo.

Nuestro buen cangrejo seguiría haciendo latir el corazón en cautiverio del piscis.

-Y lo volvería hacer si tengo la oportunidad- Sonrió, aun con una fiebre que ha bajado de a poco.

Los celestes orbes se abrieron de par en par, ganándose un golpe en la cabeza con el recipiente que portaba agua.

-¡¡¡CÁLLATE MALDITO!!!- Albafica no podía procesar con naturalidad esas palabras tontas del peli azul.

¿Sera acaso que en el corazón de piscis un sentimiento nuevo surgiera?
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Buenos días, tardes, noches, ¿Qué hora es? ¿Quién me ha robado el reloj? ¿Cómo están mis terrones de azúcar?

Espero que les gustara el One Shot, que les dejo en esta ocasión.

Si les gusto, déjenme un lindo comentario.

Los quiero mucho.

Y nos leeremos hasta después.

Ammu se va.