One-shot de Naruto - La voluntad que trasciende todo

Aprovechando que ya acabo Naruto, (extrañaré la serie de verdad) quise hablar sobre una de las ideologías en el cine, televisión y cultura en general que más me conmovieron después de La fuerza en Star Wars. Todos los conocedores de Naruto saben lo que significa la voluntad de fuego y su importancia para seguir de cerca al protagonista.

Advertencia de SPOILER. Sino estás enterado sobre el final de la historia en el manga es mejor no leer este escrito todavía, es mejor no aventurarte en terrenos que desconoces. Aunque realmente en el relato se toman los acontecimientos de manera leve y no tan notable.

Resta decir también que los personajes tanto la historia no me pertenecen, solamente me anime a escribirla sin ánimo de lucros.

La voluntad que trasciende todo​

El funeral era frio, apagado y triste. Alimentado por el poder de las llamas de antorchas que combatían contra los firmes vientos de poniente. Sus corazones sosegados, destrozados y dolidos. En las mejillas de cada miembro, en cada ser, en las de cada niño o anciano corrían llantos alimentados por la pérdida de sus queridos seres o simplemente desconsolados tras una devastadora guerra mundial que había sacudido su mundo y llevándose a miles de almas congregadas de todas las aldeas del mundo.

Allí en el corazón del campo de batalla. Donde antes florecían los pétalos de rosas de todos colores, la flor de loto en un precioso escenario de arroyo lacustre, imagen completamente digna de paraíso; Ahora solamente estaba deshecho un desierto: cadáveres, miles de almas sollozando, centenares de armas, junto a los hilos de sangre que estaban dispersados en algunas partes. Allí solo había rocas, tierra seca y marchita y un gran cráter donde antes se hallaban colinas. El enorme árbol que les había adormecido a la mayoría a soñar con una fantasía ilimitada a apagar el mundo con su falsa ilusión que los autores del plan ojo de luna estaban dedicados a lograr.

Es allí donde la voluntad de fuego renace como el ave fénix tras darlo todo la guerra, reconociendo que cada muerte, cada una de esas separaciones no serían más que la piedra angular que sostenían a las próximas generaciones. Aquellos bravos y valientes guerreros que jamás morirían porque su leyenda trascendería de generación en generación. Sus hazañas, su forma de ser, su voluntad del fuego ardiente e inexpugnable.

Sus corazones llameantes e indispuestos a ceder incluso si la hora de la muerte llegaba a suceder. No muy lejos de muchos kilómetros de distancia descansaba la tumba de Hyuuga Neji. Aquel que solo había trascendido del mundo mortal y había comenzado una nueva etapa en el mundo etéreo. Ante la tristeza y el sollozo de sus más íntimos amigos se encontraba Uzumaki Naruto. Aunque sus ojos no lagrimeaban se sintió triste, culpable pero reconfortado porque a pesar de pérdidas tan importantes se había logrado lo que aquella persona fallecida hubiera querido.

Allí dejo que el viento le arrastrara hacia el sepulcro donde una joven reconocida como Hinata lloraba desconsolada sobre la piedra memorial. De hecho, sus compañeros, miembros del clan no podrían soportar dicha perdida, Hinata encontró el calor solidario en los brazos de un ser querido, un amigo, un compañero, una persona por la que ella siempre sintió algo más que un simple lazo de amor. Ella cedió sus brazos y el joven Uzumaki solo sonrió pero con todo el pesar del mundo.

Un rostro adormilado contemplaba la escena con cierto nivel de pesar y nostalgia. Un rostro cubierto en mitades por una máscara que le predominaba en su mayoría, aquel protector de la alianza shinobi ocultando la cicatriz del ojo izquierdo. Tan pronto cuanto contempló a su estudiante, sus recuerdos le llevaron a su compañero Obito y resto de su equipo, sin dudas dedico unas últimas palabras en su mente a el antes de retirarse tras horas de velada.

“Obito, Rin, Minato-Sensei... Gracias por todo” Incluso en su mente llegaban vagas imágenes de su vida, sobre todo los últimos momentos en la guerra y batalla frente a Kaguya “Naruto aprendio muy bien de ti, Obito. Estoy seguro que estara orgulloso de naruto, sensei”. Y el joven Uzumaki simplemente había encargado de hacerlo trascender a todas las naciones e incluso a las generaciones futuras. Kakashi intentó ubicarlos entre las nubes, solo hallo una estrella que brilló para el esa noche. El sonrió, sus labios dibujaron una sonrisa bajo esa máscara.

Tras muchos años de paz. Naruto, ahora el séptimo hokage, su esposa Hinata Hyuuga y sus incrédulos retoños visitaban los sepulcros con un semblante menos arraigado al pesar y con la esperanza que esas vidas de otrora habían puesto sobre ellos para heredar al mundo. El hombre y la mujer se dieron las manos, uno de sus brazos envuelto completamente con un vendaje, todos contemplaron la escena con fascinación y libertad.

El aire ya no estaba cargado de pólvora, ni peste ni sofocones, el olor a hierro caracterizado en las guerras tampoco estaba presente. Un pasivo viento traía aromas florales, acariciaba los jóvenes rostros y los no tan jóvenes. El niño enérgico salto de pronto de los brazos de su padre y junto a su hermana recorrieron una senda llena de arbustos, vegetación y flores de todos colores, curiosamente un arroyo se había formado cerca del sepulcro de Neji. Una flor de loto flotaba en el agua y el viento se encargaba de producir suaves contrastes de ondas que impresionaron a los pequeños. Sus rostros se reflejaron en el arroyo, sus rostros felices y sonrientes. El lugar donde otrora se gestaba la peor guerra se había catalizado en luz y esperanza para las nuevas generaciones. La llama que lo hizo posible, la llama que rugiría en los corazones de los mayores y que un día los ahora retoños del mundo ninja heredarían en sus corazones, la voluntad de fuego.