La vida es algo más que respirar.

Tema en 'Archivo Abandonado' iniciado por Heiwa to ai, 24 Junio 2015.

Estado del tema:
No se permiten más respuestas.
  1.  
    Heiwa to ai

    Heiwa to ai Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    17 Enero 2011
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La vida es algo más que respirar.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1271
    Capitulo I

    ¿Qué es lo que se hace cuando alguien que no esperabas se te declara? Cuando ese alguien, para ti es como un miembro más de tu familia, no se puede simplemente rechazar de la manera más simple e indiferente, definitivamente no era una opción, pero ¿cómo decir “no” sin herir ni afectar la relación? ¿Por qué tenía que sucederle esto a él?... esos y muchos más eran los pensamientos que inundaban la cabeza de Ichigo Kurosaki, su “hermana”, o al menos eso le gustaba pensar que la chica era, Orihime Inoue acababa de declarársele en plena salida de instituto, acababan de terminar las clases y lo único que quería hacer era llegar a su casa y descansar pero no contaba con este pequeño inconveniente.

    — No me mires con esa cara Ichigo ¡por favor!— dijo ya un poco desesperada, el llevaba ya mucho tiempo sin responder algo acerca de la declaración de la chica — Simplemente ya no podía guardarlo… te he amado desde el momento en el que Sora dejo este mundo, no quiero presionarte pero ¡dime algo ya!


    — Lo siento Orihime, sabes que te quiero como una hermana y no quisiera que nuestra relación se viera arruinada por esto, muy probablemente si te aceptara haría algo que te decepcionara y te alejaras de mí, te lastimaría y es algo que no quiero que pase, ¿podemos dejar las cosas como están? Por favor — dijo el chico de cabellos extravagantes con la mirada baja, obviamente no se atrevería a mirarla a los ojos, no con esa mirada de indiferencia que emanaba — si me disculpas, debo regresar al salón, me parece que deje el libro de biología en el salón, cuídate y nos vemos mañana.


    Y dicho esto último Ichigo entro de nuevo al instituto, Orihime no tuvo oportunidad de contestar solo sonrió tristemente, el realmente no quería lastimarla hasta para suavizar el golpe la llamo por su nombre y no por su apellido como solía hacerlo, era un tonto lo único que lograba con eso era que ella se enamorara más de él.

    Ichigo al no saber que hacer decidió ir un rato a su lugar favorito, la azotea del instituto, necesita acomodar sus pensamientos y que mejor forma de hacerlo si no era con el hermoso paisaje que el ocaso le comenzaba a brindar. Siguió el camino hasta ese mágico lugar y al abrir la puerta se pudo dar cuenta que no estaba solo, una chica estaba llorando, escondiendo su cara entre las rodillas las cuales las tenía cruzadas y con sus brazos abrazaba sus piernas.

    — Ya no quiero… no si tu ya no estás conmigo, ¿Dónde quedaron aquellas promesas? En el olvido… — se entendía entre sus sollozos — ¿¡por qué tuviste que irte?! ¿¡por qué te fuiste sin mí!? — grito esto último levantándose — pero no te preocupes muy pronto estaré a tu lado — susurro más para ella misma, se acercó peligrosamente al pequeño muro que separaba la azotea del suelo, el cual estaba a unos cuantos metros.

    El peli naranja al ver que la chica subía el muro y estaba dispuesta a tirarse, rápidamente corrió hacia ella y la sujeto por la espalda trayéndola de vuelta a la azotea.

    — Oye… la vida es algo más que respirar — le susurro Ichigo a la chica mientras la seguía sosteniendo con sus fuertes brazos de una forma protectora, para que ella no se escapara y volviera a intentar hacer de nuevo esa estupidez.

    Ella solo quedo paralizada con los ojos bien abiertos ¿no estaba sola?, ella juraba que sí, ¿¡pero en qué demonios pensaba!? ¿en serio quería acabar así con su vida? ¿Por qué quería hacerlo? Le agradeció mentalmente a la persona que haya evitado esa tragedia… Era su héroe, pero ¿Quién era? no podía ser Renji, su mejor amigo, puesto que él no tenía ni idea de donde ella estaba, subió su vista para ver la cara de su héroe, sus ojos morados se encontraron con unos ojos avellanas, ella los conocía de algún lado solo que no recordaba de donde estuvo a punto de preguntar cuando sintió su cuerpo pesado y sus parpados cerraron su vista sin mas.

    Se había desmayado y seguía en sus brazos, él la miro atónito, acaso ¿ella era Rukia? La chica alegre e hiperactiva con obsesión a los conejos que había conocido en su infancia ¿era la misma que ahora sostenía en sus brazos?

    — ¿qué te sucedió? — pregunto para si mismo más que para ella.

    Obviamente era un despistado, ya llevaban un mes de clases y él no se había dado cuenta de la presencia de la pelinegra en el instituto, aunque bueno, después de perderle la pista durante 10 años estaba un poco difícil reconocerla, pero esos grandes y expresivos ojos violetas de la chica le dijeron todo, definitivamente ella era Rukia Kuchiki.

    — ¡Rukia! — se escuchó un fuerte grito desde las gradas que llevan a la azotea, segundos después la puerta del lugar fue abierta de una manera muy fuerte que de no ser por los buenos tornillos que tiene no salió volando. — Rukia… ¿¡Qué le hiciste idiota!? — pregunto gritando un chico de cabello rojo llegando a la par de Ichigo el cual aún tenía en brazos a la pequeña pelinegra.


    — ¿Disculpa? ¿a quién llamas idiota? — dijo Ichigo tranquilamente, tratando de no matarlo una y mil veces por el insulto que acababa de decirle.


    — Pues no veo a otro idiota aparte de ti, así que asume que era para ti porque efectivamente iba dirigido hacia ti ¡idiota! —


    — ¡Idiota tú! Cabeza de piña roja — se defendió ya enfadado.


    — No eres el indicado para decirme eso, cabeza de naranja — si iban a utilizar el color de cabello como arma, el no se quedaría atrás.

    Su extraña pelea siguió unos minutos, mientras Rukia comenzaba a recobrar la conciencia, cuando abrió los ojos se dio cuenta que este chico misterioso aún la tenía en brazos pero parecía que estaba discutiendo con alguien más. Movió un poco la vista y logro ver la persona con quien tenía el problema, ¡no podía ser verdad!

    — ¿Renji? — ambos chicos del cabello extravagante callaron al escuchar la voz de la chica e inmediatamente voltearon a verla.


    — ¡Ru… Rukia! — se alteró Renji — ¿estás bien? ¿Qué ha pasado? Fui a tu casa un momento porque habías olvidado tu celular en mi bolsón, pero al llegar tu hermano me dijo que no habías regresado… si no estabas bien, ¿por qué no me dijiste algo al respecto? — Ella solo bajo la mirada.


    — Sí estoy bien... ¡Es cierto! — dijo recordándose de su héroe, tenía que agradecerle — Oye, muchas gracias por lo de antes, disculpa por generarte molestias, de seguro querías aclarar tu mente ¿no? — sonrió un poco— Es por la misma razón que yo vengo aquí pero esta vez por lo visto mi mente no quiso aclararse y mis pensamientos y recuerdos me comieron viva — dijo esto último por fin volteando a ver al susodicho.


    Ichigo se quedó paralizado, definitivamente era ella, ¿acaso lo había olvidado? Bueno, aunque después de tanto tiempo ni siquiera el había podido reconocerla a simple vista.

    — ¿de casualidad te conozco? Me pareces familiar — pregunto Rukia — eres ¿Ichigo? ¿Ichigo Kurosaki? — volvió a preguntar, por lo visto no lo había olvidado.


    — ¡Vaya enana! Creí que te habías olvidado de mi — dicho esto la abrazo.

    — Chistoso, no podría olvidarme de ti aunque lo intentara — y ella correspondió el abrazo.

    No podía creerlo, en realidad estaba pasando, había imaginado una y otra vez como seria si el la volviera a encontrar pero no creyó que llegaría a suceder ese día de esa forma, definitivamente a partir de ahora las cosas en la vida de ambos cambiarían.
     
  2.  
    Heiwa to ai

    Heiwa to ai Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    17 Enero 2011
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La vida es algo más que respirar.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1636
    Capitulo II

    Ichigo se encontraba acostado en su cama, no dormía solo miraba el techo pensativamente ¿qué había sido el día de hoy? Pues seguramente no fue un día común en la vida de este peli naranja, primero la declaración de Orihime y luego la reaparición de Rukia.


    — ¿Cómo estarás? ¿te sentirás mejor? ¿Qué habías estado haciendo todo este tiempo? ¿dónde? ¿con quienes? ¿me extrañaste? ¡ya! Creo que yo solo me volveré loco con tantas preguntas… Rukia— se decía a si mismo en voz alta — pero creo que esas dudas se responderán con el tiempo.


    El chico suspiro con una sonrisa, recordaba que es lo que había sucedido hace unas horas, luego de que todo pasara en la azotea y Rukia se calmara, él y ese tal “Renji” decidieron que lo mejor que podían hacer era acompañarla hasta su casa definitivamente no la dejarían sola. El camino hasta el lugar fue algo incómodo ya que los tres iban en silencio y ninguno se animó a romper el hielo, cuando por fin llegaron a la casa de la chica la situación no mejoro… o ¿sí?.


    Rukia se acercó a la puerta principal para abrirla y luego despedirse de sus dos amigos, pero alguien le gano y abrió la puerta antes que ella desde adentro.



    ¿A dónde estabas? pregunto un hombre muy parecido a Rukia, mirándola directamente a los ojos con un semblante molesto.


    Hermano…


    ¿por qué no tenías tu celular? Tu latoso amigo vino a preguntar por ti ya que resulta que el tenia tu celular y tu no habías regresado ¿ya viste que hora es?


    ¿latoso? pregunto algo confundido Renji.


    Ah, estas aquí, buenas tardes Abaraí… o ¿debería decir noches? — pregunto esto último levantando la mirada para enfrentarlo, ¿Cómo se le ocurría traer a su hermana a esta hora? ¿acaso cuando pregunto por ella él ya sabía a dónde estaba?


    Oye no exageres, son apenas las 6:30 de la tarde… Byakuya


    ¡Genial! lo que le faltaba un tercero, ¿es que acaso su hermana se había ido a una fiesta como para traer a tantos hombres con ella? Y lo peor era que ese tipo se le había ocurrido llamarlo por su nombre de buenas a primeras, ni siquiera lo conocía para que tuviera esa confianza con él. Al dirigir la mirada hacia el susodicho se quedó sorprendido, obviamente se lo guardo para si mismo y solo lo demostró levantando la ceja derecha, acaso ¿ese tipo era Kurosaki? ¿El niño del vecindario donde vivían hace años? Sí, sin duda era el no había cambiado nada ni siquiera su corte de cabello.


    — ¿Por qué se tardan tanto en entrar? —
    una mujer apareció a las espaldas de Byakuya y luego se colocó delante de él para responder su pregunta — ¿Kurosaki? ¡Ichigo Kurosaki! — exclamo alegre.


    — Hola Hisana — contesto el chico con una sonrisa nostálgica.



    — ¡Por Dios! Mira cuanto has crecido, no eres ni la sombra del niño que eras, tus hermanas deben de ser ya unas señoritas, y tu mamá ¿Qué tal? — dijo llena de emoción.



    — Hisana… —



    — Pero que tonta soy… ¡tienes razón Byakuya! Pasa adelante Ichigo — le sugirió mientras apartaba a su esposo de la puerta.



    Ichigo solo le dio una mirada de reojo a Rukia y esta le sonrió un poco apenada, su cuñada se había emocionado un poco, luego asintió esta fue señal suficiente para que Ichigo aceptara con gusto la invitación y entrara a su casa con un “con permiso”, seguido entro Rukia.


    Renji estuvo a punto de entrar hasta que sintió una mirada pesada en su espalda, no se había percatado de un pequeño detalle y es que todos habían entrado menos el Kuchiki mayor.


    — No. — fue lo único que Byakuya dijo para luego cerrar la puerta y dejar afuera a Renji.

    Ya era demasiado con tener a ese “intento fallido de delincuente” dentro de la casa conviviendo con su esposa y hermana, y todo por culpa de él… aparentemente, ya que Hisana no entendió lo que él le quiso dar a entender cuando la llamo por su nombre, así no permitiría que otro inquilino se les uniera.



    El peli naranja luego de recordar lo sucedido no pudo ahogar su risa, esa mirada que Byakuya había hecho al momento en que Hisana lo invito a pasar era memorable. Estaba ansioso, no lo negaba, ya quería que fuera el día siguiente para volver a verla de cierta forma tenía miedo de volverle a perder la pista así como había pasado anteriormente, desde que su familia se mudó del vecindario nunca supo nada de ella hasta ahora, la busco en redes sociales pero no encontró nada, a veces pensaba que haberla conocido había sido solo un sueño pero luego miraba los álbumes de su niñez y la encontraba en una que otra foto.

    Así como la noche había llegado, la mañana se hizo presente con unos traviesos rayos que intentaban entrar al cuarto de una pelinegra por medio de una ventana protegida por una cortina, la chica se despertó gracias al sonido de la alarma de su celular, no había otra cosa que odiara más que ese sonido… ayer había sido un día muy extraño y ella no había podido dormir, los recuerdos de que ella tuvo intención de quitarse la vida la atormentaban pero la atormentaba más la razón por la cual ella había decidido hacerlo.


    — ¿qué debo hacer para sacarte de mí? — decía mientras se levantaba de la cama y comenzaba a cambiarse. — Mis labios, mis brazos, mis ojos, todos te tienen muy presente… Kaien. — termino de decir viéndose a los ojos en el espejo, otra vez se habían cristalizado.


    Se rió un poco de ella misma, se supone que ella puede controlar las emociones, si ella llora es porque quiere llorar no porque esta triste, pero esta vez no podía simplemente reprimir las lágrimas, se salían sin avisar.

    Se dirigió a la planta baja de su casa, prepararía un café y se iría al instituto, no quería hacerlo pero sabía que Ichigo estaría ahí y sin entender por qué eso le reconfortaba, Kaien había sido su novio durante 3 años, recuerda que se había acercado a él porque le recordaba a ese peli naranja que no veía desde hace tiempo, pero no planeaba con que su corazón se enamorara de ese chico de esa manera.

    Iba caminando por las calles de Karakura, recordaba cómo había sido su niñez en ese lugar, Ichigo era su vecino y siempre jugaban juntos todas las tardes.


    — Ichigo… muchas gracias — dijo en voz baja, si no fuera por el no estuviera en este momento caminando hacia el instituto.


    Al llegar al instituto y dirigirse a su salón se dio cuenta que no había nadie ¿acaso era muy temprano? Saco su celular para verificar la hora y efectivamente, era muy temprano, se acercó a un pupitre y coloco sus pertenencias en el para luego sentarse, le gustaba ese lugar ya que estaba a la par de la ventana y podría entretenerse si la clase se ponía muy aburrida.


    — Oye enana, ese es mi lugar… — Escucho una voz al mismo tiempo en que la puerta se abría, no había necesidad de mirar, el único que le decía así era Ichigo.


    — Pues yo no veo tu nombre escrito por ningún lado… humano colosal — se defendió aun mirando la ventana.


    — ¿Colosal? — él levanto una ceja.


    — ¿Qué? ¿No sabes qué significa? — esta vez si había dirigido su mirada hacia el de una manera retadora.


    — Ja ja ja — rió sarcásticamente, luego sonrió honestamente —veo que ya estas mejor—


    — Gracias — dijo bajando la mirada — de hecho es gracias a ti, después de que te quedaste un rato en mi casa me sentí mejor y también de no ser por ti ya estuviera muerta—


    — No tienes nada que agradecer, sabes que por ti iría hasta el mismo infierno — dijo un poco apenado — aunque claro en aquel entonces fue por tu conejo… pero sigue aplicando. — dijo riéndose un poco.


    — ¡Hey! De no ser por mi conejo no nos hubiéramos hablado nunca — dijo en tono de reproche — Recuerdo que se escapó y tú me encontraste llorando en el parque, luego te fuiste como loco a buscarlo por todos lados ya que decías que las niñas siempre deberían de ser felices y sonreír — rio un poco al recordar esas palabras.


    — Es que yo soy un excelente caballero. —


    — Y luego nos tuvimos confianza y comenzaste a llamarme enana, y todo eso de “por ti iría hasta el mismo infierno” se fue a la basura. —


    — Auch… pero ahora soy un humano colosal ¿no? —


    Ambos rieron un poco luego del comentario del Kurosaki, seguido de esto hubo un silencio.


    — ¿No vas a preguntar? — pregunto Rukia rompiendo el silencio.


    — ¿Me contarías? No quiero presionarte, ahora que estoy seguro que te veré todos los días no quiero comenzar mal, poco a poco iremos recuperando la confianza que nos teníamos y cuando eso suceda sé que me lo contaras sin necesidad de preguntarte. —


    — Gracias… de nuevo — ambos sonrieron, tenían meses y quizás hasta años por verse, todo cambiaría para bien ¿verdad?


    De lo que ambos no se habían percatado es que alguien más había escuchado y visto la conversación que acababan de tener, ¿qué relación tenían ellos dos? Ella nunca había visto a esa chica cerca de Ichigo, ni siquiera una foto en sus redes sociales ¿la rechazo por ella?, su mente no lo creía posible pero su corazón si y gracias a eso unas cuantas lagrimas salieron de sus ojos, se dirigió rápidamente hacia el baño para lavarse su cara, no la podían ver así, además ese tenia que estar impecable ya que hoy elegirían al representante para el consejo estudiantil y definitivamente tenían que elegirla a ella, Orihime Inoue quería quedar en ese cargo.
     
Estado del tema:
No se permiten más respuestas.

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso