Malos hábitos [1Cáp.]¨Malos hábitos¨ Temía que estuviera equivocada, ese debía ser el día. En el pedazo de papel que tenía en las manos decía exactamente el día 28 de Marzo, a las 16:30… o eso le habían dicho, pero por más que buscaba, los salones estaban vacíos. A lo lejos se podía ver otra entrada, como un puente. ¿Y si se equivocó de edificio?, era lo más probable. Al llegar al puente pudo notar que había una pequeña caseta… vacía. Sin ningún problema se escurrió por los pasillos del edificio, se veía tan elegante, aún más que el otro. ¡Estaba completamente vacío!, ¿Cómo se había podido equivocar?, se maldijo en su interior. Veía los arreglos del edificio, pareciera un castillo; sus paredes tenían piedras incrustadas, lleno de pilares que decoraban la estancia, mesas con pequeños dulces o chocolates, era obvio que sí debía haber gente. Una sombra… Se sentó en un enorme sofá de la habitación mientras veía los pequeños bocados frente a ella. Una sombra blanca… Columpiaba sus pies de frente hacia atrás, no era muy alta así que no era difícil, sus pequeños pies le colgaban bastante. La sombra se acercaba… No hacía ruido… se postraba en un lugar por no más de 5 segundos, el único sonido en la habitación era el de la joven que tarareaba una canción que ni ella conocía… la asechaba, la examinaba, la observaba. ─Señorita…─ la pequeña de no más de 15 años se sobre saltó arreplegándose aún más al sillón. La sombra de la que ella ni siquiera se había percatado, un apuesto joven de buena apariencia, rubio, ojiazul, aunque un poco chico de estatura. ─ Takuma Ichijo… a sus servicios. ¿Viene a una reunión con el señor Kuran, no? ─Pensé que se llamaba Kaien… Ah… sí, eso creo. ─ el chico le tendió la mano. Una vez sujetada él empezó a guiarla. ─¡Hace tiempo la esperábamos, señorita! ─ dijo con una enorme sonrisa, la pequeña peliblanca sólo lo veía, estaba segura de que el chico la estaba confundiendo. ─Pe…─ el rubio empezó a contarle mil y un cosas de las que ella no entendía ni un cacho. ─El señor la ah estado esperando una eternidad… literalmente─ soltó algunas risitas─ la guardia vampírica ah empezado un análisis, creemos que la desvampirización será un gran éxito, disminuirá el número de niveles E en la ciudad. ─Des…vampirización ─Claro, sabemos que sólo usted puede ayudarnos señorita Clein. No por nada el señor la esperó tanto tiempo, sabemos lo apretada que es su agenda. Debo decir que es un gran honor. No hubo oportunidad alguna de que la chica objetara, cuando menos pensó el joven ya estaba inclinado invitándola a pasar. Era una puerta café, normal, sólo que frente a esta se encontraban seis guardias. ─Yo…─ estaba en problemas, no sabía qué hacer, sentía que iba a empezar a sudar, tartamudear y temblar. Ante la insistente seña del rubio, terminó por empujar la puerta lentamente, mantenía la cabeza gacha, al escuchar la palabra ‘desvampirización’ no quiso saber qué clase de bestia se encontraba tras aquella puerta. ─… ─… Yo… ─ no se atrevía a levantar el rostro y encarar a la bestia, tenía miedo, sus manos sudaban y tras el cabello que le cubría el rostro se encontraban un par de ojos cerrados con fuerza. ─ ─… ¿Anetth? ─ preguntó, la anciana en cuerpo joven que él esperaba no se parecía en nada a quien tenía enfrente. La joven se mantenía quieta recargada en la puerta con la mano en la manija, tenía tantas ganas de abrirla y salir corriendo a toda velocidad… Kuran Kaname, alto, pelo café y algo alocado, ojos profundamente azules… aquella mirada penetrante… se levantó de aquella silla enorme, caminó hacia ella mientras jugueteaba con un caballo, una pieza de ajedrez de cristal. ─¿Quién te ah traído hasta mí? ─ preguntó mientras se acercaba lentamente, pero la chica no era capaz de responder. Quedó finalmente ante ella, tomó su barbilla, podía sentir aquel temblor en ella, levantó su rostro lentamente, su cabello era blanco platinado al igual que sus ojos. Sus pupilas eran enormes, era difícil ver ante aquella oscuridad, apenas era visible la cara de la chica, pero el rostro del joven era imposible de ver, su cuerpo tapaba la única luz que se encontraba en la habitación emanada por una pequeña pero elegante lámpara. ─Y-Yo… Kaname veía aquellos ojos plata, se veía su miedo, a él le gustaba el temor que provocaba ante las personas. El rey vampiro, el más viejo y poderoso. El único vampiro de su estirpe, el mejor. Tan temido y tan odiado, casi un dios ante los ojos de muchos… pero, ¿por qué?, tal vez le temían, tal vez lo admiraban. ─Te has equivocado de…─ antes de pronunciar una palabra más, la puerta empezó a vibrar, vibró unos segundos para después abrirse con una explosión. La brigada R, humanos antivampiros. Entraron descaradamente en la habitación, rompiendo cosas, sin respetar y sobre todo miradas contra el castaño. ─Kiryuu…─ dijo sin despegar aún los ojos de la chica. ─Kuran─ escupió el pelirojo. ─Un gusto volver a verte─ se separó de la joven dispuesto a sentarse. ─¡No te hagas el idiota!, ¡sabemos que la tienes! ─… ¿tengo? ─Devuélvenos la Bloody… Un par de guardias entró a la habitación, calmados, sumisos. ─Llévenla hacia la sala de invitados, espérenme ahí. ─ la joven miró inocentemente a los guardias, ¡no entendía nada! Ellos la guiaron hacia una habitación completamente blanca con detalles en rojo vino. De la nada Takuma I. apareció. ─Puedes tomar algunos─ dijo una vez que vio como ella degustaba imaginariamente los panecillos de chocolate frente a ella. En la otra habitación el silencio era más que presente, las miradas de odio y rencor hacia el castaño no cesaban, por otra parte él sólo se mantenía quieto sentado en su cómoda y enorme silla giratoria. ─¿Dónde está? ─ cortó el Kiryuu ─¿Qué? ─¡No me hagas perder la paciencia!, ¡a la mierda tu rango!, ¿dónde está la Bloody Rose? ─Ella quiere estar aquí. ─Sí, seguro que lo sabes… ─Ella me lo dijo─ habló burlón. ─¡No juegues conmigo! ─¿La viste?... su forma humana… tan excitante como de arma, su aroma, sus finos cabellos plateados… su veneno tan… ─…¿?─ el pelirojo no entendía de lo que hablaba hasta que recordó a la chica que estaba ahí.