One-shot de Pokémon - La verdad sobre el padre de Ash.

Me encontraba yo en mi habitación, recostado y mirando el techo de ésta muy pensativo. Mi compañero y mejor amigo se encontraba a mi lado durmiendo muy tranquilamente. Me levanté sin despertarlo, quería aclarar mis dudas, tenía muchas preguntas en mi mente y, quien mejor para que me las aclare, que mi madre.

Emprendí mi camino para llegar al living de mi casa, bajando las escaleras con el mismo sentimiento de duda. Cuando llegué, mi madre estaba haciendo los quehaceres de la casa con su compañero Mr. Mime. —Mamá. —llamé su atención con cierto tono de seriedad. Ella se dio vuelta y me contestó, — ¿qué pasa hijo? —extrañada por mi comportamiento.

—Tenemos que hablar, es urgente. —le dije sentándome en una de las sillas que se situaban alrededor de una mesa ratona, y ella se sentó enfrente mío. Su compañero pokémon se fue a limpiar a otro lado, para darnos privacidad. Fue entonces cuando pregunté directamente y sin rodeos.

— ¿Quién es mi padre y qué sucedió con él? —ella estaba desconcertada por la pregunta, pero ella sabía que éste momento llegaría, y tendría que enfrentarlo.

—Ash… —fue lo único que articuló. Parecía estar muy confusa.

—Mamá, si me quieres sólo un poco… dime quién es mi padre. —dije desviando un poco la mirada. Era algo desconcertante para mí, ya que, bueno, hace años me preguntaba qué había pasado con mi padre y quién era. El simple hecho de no saber eso y no poder hablarlo con nadie, me dolía. Quizás es que en todo ése tiempo que nunca dije y pregunté nada, porque tenía miedo. No lo sé, pero hoy quiero saber.

Mi madre no decía nada, estaba con la cabeza agacha, algo la incomodaba. —Dímelo, quiero saber. Tengo uno o dos recuerdos en los que no le veo la cara, y no sé quién es. ¡Dímelo! —en ésta última palabra, levanté el tono de voz, ya que no me miraba ni decía nada de importancia, y eso me desesperaba.

Finalmente se decidió a hablar —Supuse que algún día éste momento iba a llegar. Para ser honesta, nunca me preparé para esto… pero… seré directa contigo, pero prométeme que no te enojarás, por favor. —me decía derramando unas lágrimas, que reflejaban cierto dolor y angustia en ella. Yo no entendía el porqué de esas acciones.

—¡Mamá, habla de una vez! —dije volviendo a levantar el tono de voz, ya se me estaba acabando la paciencia.

—Te contaré, pero, cuando empiece, deja que termine. —me decía para luego levantar la mirada, y secarse las lágrimas. Yo asentí, y posteriormente me propuse escuchar su narración.

—En mi época de joven, yo conocí a un chico, él se llamaba Ash también, era entrenador también. Fuimos creando una relación muy compleja entre nosotros, hasta que nos enamoramos. En esos días yo era una chica muy feliz, porque había conocido a mi príncipe azul, —narraba mi madre— pero nosotros nunca nos casamos. Por el simple hecho de que él no quería. Pasó el tiempo, y yo finalmente decidí tener mi primera vez con él... Cuando me di cuenta de que estaba embarazada de ti, le conté. Pero él me dijo la razón por la cual ya no podíamos estar juntos… no es porque él no me quería, él me dijo que me amaba. Pero la razón por la cual ya no podíamos estar juntos era que él era el dios de todo, que no obstante cambió su forma a la de Arceus. —yo estaba impactado, no podía creer lo que escuchaba. Acaso me estaba diciendo que mi padre es Arceus. No lo entiendo. Pero como prometí seguí escuchando sin decir palabra alguna— Estaba anonadada por tal confesión, pero no entendía por qué no me lo había dicho antes. Él me dijo que tenía un propósito del porqué estaba en la tierra y con esa forma humana; él tenía que investigar cuál era la interacción que había entre humanos y pokémon, y su forma humana era para no llamar la atención de nosotros, los humanos. Para ser honestos, eres idéntico a Arceus en su forma humana. Además, el hecho de que seas hijo de un dios y una humana, podría explicar la razón del por qué te cuesta tanto crecer; si te fijas bien, en cinco años no has cambiado mucho que digamos. —me dijo para luego ponerse a llorar. Yo, sin duda había abierto una puerta que mi madre creía haber cerrado. Pero sabía que algún día esa puerta se abriría.

—Entonces, ¿soy hijo de Arceus? —tartamudeé interrogando debido a que estaba desconcertado por lo que mi madre me había contado. Pero después de todo tenía mucha lógica, ya que en verdad en cinco años no había cambiado mucho. Por ahí por ser hijo de un dios, mi juventud era más durable…

Y así es como yo, Ash Ketchum, me enteré de quién era mi padre. Fue algo desconcertante, pero creo que lo entendí. ¿Qué puedo decir? Ésta es la verdad, y las cosas son así…