La venganza tiene un nombre: InuYasha

PRÓLOGO

La luz del sol iluminaba todo el camino. Inuyasha acompañado por Kagome y compañía estaban sentados cerca de la orilla de un rio disfrutando del día. Miroku se encontraba hablando con Sango mientras Kagome se había marchado a una zona no muy alejada para buscar unas frutas para comer. Todo estaba tranquilo por lo que no necesitaba su arco para defenderse. Inuyasha bostezaba tranquilamente mientras espera con ansias la hora de pegar un bocado para acabar con su hambre de una vez.

Kagome había encontrado lo que andaba buscando, con sus manos ayudad por los brazos lleva una gran variedad de fruta mientras sonríe mirando la cantidad de comida. De pronto escucha el crujido de una rama, al mirar en la dirección de donde proviene ve a una persona que no esperaba, ella suelta la comida y pega un grito. Al escucharlo, nuestros héroes salen corriendo hacia el lugar donde había ido la chica. Al llegar Inuyasha y compañía ven con horror a Kagome en el suelo inerte y Naraku sonriendo triunfal a una pequeña distancia para luego desaparecer en las sombras.

―La culpa es mía, no debí dejarla sola―comenta el chico mirando con lagrimas el cuerpo de la joven.
―Vamos Inuyasha, no es culpa tuya, encontraremos a Naraku y le haremos pagar―dice Sango mientras inevitablemente derrama unas lagrimas.
―Si, esto no puede quedar así―dice Miroku abrazando a Sango la cual no podía evitar detener su llanto.

Inuyasha empieza a llorar mientras en su mente se inunda de recuerdos de él con la chica a la cual nunca pudo expresar sus sentimientos. Una fuerte fuerza y energía emerge del cuerpo de Inuyasha y este golpea con el puño fuertemente el suelo. Miroku le hace una señal a Shango para dejar un rato solo a Inuyasha hasta que este se calme un poco. Se marchan dejando solo al chico quien seguía golpeando el suelo, sus garras cortaban la hierba, sus puños hacían pequeños agujeros en el suelo. Tras un pequeño respiro la ira parece cesar y desaparecer por momentos mientras son sustituidos por lagrimas y tristeza. Su mente es ahora conquistada por la imagen sonriente de Naraku, el chico aprieta los dientes mientras en voz baja reclama venganza por la muerte de su amada.

Sango y Miroku miran el cuerpo de su amiga, ellos también sienten rabia al no poder hacer nada. Oyen unos pasos detrás suya, es Inuyasha, se levantan para ver como se encuentra.

―Encontrare a Naraku, le hare pagar por todo lo que ha hecho―dice el chico mientras mira el cielo apretando los puños.

―Te ayudaremos―dicen ambos compañeros poniéndose a su lado.
―Vosotros enterrad a Kagome, yo me encargare de matar a Naraku―contesta el joven.
―No!, tu solo no podrás!―exclama Miroku apoyando sus manos en Inuyasha.
―Dejádmelo a mi, yo le derrotare y le hare pagar todo este sufrimiento―responde Inuyasha apartando de manera lenta las manos de Miroku.

Y sin decir palabra, Inuyasha se marcha dejando solos a Miroku y Sango. No sin antes chillar a los cuatro vientos que encontrara a Naraku y le matara.

Continuara…
Gracias por leer, es mi primer long-fic en esta zona del foro. Espero sus críticas y sus opiniones.