La venganza de un ángel

Hola bellas personitas habitantes de este foro :3
Bueno, como verán les traigo una nueva historia original, y con la mano en el corazón, espero sea de su agrado, que lo disfruten tanto como yo disfruté hacerlo ^^
Bueno, daré comienzo a mi historia recién sacada del horno:

=La venganza de un ángel=​

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Prólogo​

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—Ve, y tráeme su corazón —le dijo con una voz aterciopelada.

Se encontraba en su balcón, sosteniendo la quijada de su ángel, indicándole que hacer. Ese espíritu celestial, aquel que le pertenecía sólo a ella, se encontraba apunto de caer.

—¿Estás fehaciente?, ¿después de esto nuestro amor será imperecedero? —el al principio dudaba, pero después de que su amada le mirara con aquellos ojos azules que lo hipnotizaban, estaba decidido a ir tras el hombre que creía que era que se interponía en su romance ya prohibido.

Al llegar a su destino, ese bello querubín le arrebató la vida a aquel joven inocente, le quitó el corazón, y con las manos llenas de sangre, regresó a donde su amada debería haberlo esperado, pero ya no había nadie.

En vez de eso, apareció un ángel con majestuosas alas negras, hermosas a su manera. Y lo condenó. Había sido condenado a vivir en las tinieblas y el dolor, entre el fuego y el odio.

Él había sido corrompido, el odio lo consumía y el deseo de venganza se extendía por todo su ser.

<Fin del prólogo>




Primer capítulo: Sentimiento incómodo, miedo a lo desconocido.


Suspiré un segundo antes de abrir las puertas de mi escuela. Inhalé y exhalé un par de veces, creyendo que así podría permanecer más calmada.

Coloqué una enorme sonrisa en mi rostro y avancé entre los alumnos con un optimismo falso.
Todos mis esfuerzos eran en vano, pasaba desapercibida. Siempre había querido sentirme… Amada y necesitada.

Siempre estaba sola, sin ningún amigo que pensara en mí; eso dolía, demasiado.
Llegué a mi salón en cuestión de segundos, apenas y había alumnos, la mayoría se encontraba fuera de las aulas, conversando con sus amigos sobre como les había ido en el fin de semana.

Mi butaca estaba hasta el frente, como a mi me gustaba, así podía poner mejor atención a las clases.

Me senté y saqué varios de mis libros y empecé a estudiar un poco. Estaba sumamente concentrada, tanto que el tiempo se me fue volando, me encontraba muy lejos del mundo real.

—¡Hey! —oí gritar a una voz grave, para después sentir unos ligeros toquecitos en mi hombro.
Levanté la vista para encontrarme a un chico al que no había visto nunca en mi vida. Sus ojos negros me penetraron al instante, por lo que bajé la mirada unos segundos.

Me señalé con mi dedo índice, articulando con los labios si era a mí a quien le hablaba.

—¿A quién más? —me contestó con una sonrisa sarcástica.

—Ah…Yo, lo siento, es que… —estaba tan maravillada que apenas y podía articular palabra alguna.

—Vaya, entonces eres insufriblemente tímida.

—Oh, no, es sólo que como casi nadie me dirige la palabra, me quedé atónita —tuve que carraspear un par de veces para contestar.

—Como sea— dijo haciendo torciendo la boca; mientras acercaba peligrosamente su rostro al mío, cosa que provoco un extremo sonrojo de mi parte—. Dime, ¿cuál es tu nombre?

No pude contestarle, el timbre sonó y todos mis compañeros entraron corriendo apresurados, casi como si su vida realmente dependiera de ello, pero cómo no, iban siendo seguidos del profesor.

La clase empezó como comúnmente lo hacía, el problema era que yo me sentía vigilada, y eso me ponía muy nerviosa. Giré mi rostro varias veces disimuladamente, y siempre descubría al chico nuevo, que el profesor no se molestó en presentar, escudriñándome con la mirada.

Las horas siguieron pasando, hasta que llegó la tercera hora, la última antes de salir al receso. Esa clase no me gustaba en lo absoluto, ya que los trabajos siempre eran en parejas, dejando a un lado el hecho de que éramos un número impar, siempre me quedaba sola.

—Bien, entonces reúnanse en parejas y trabajen—o rdenó el profesor, pero parecía estar concentrado buscando algo o alguien—. Tu chico nuevo, júntate con María, ella…Puede necesitarte.
Quería mirar hacia atrás, pero no podía, un extraño e intenso calor poseyó mi cara, y un temor a mencionar cualquier palabra existió en mí.

Todo estará bien, al fin podrás hacer un amigo, todo estará perfecto; me mentí repetitivamente en lo que mi nuevo compañero llegaba junto a mí.

Escuché que arrastró una silla, para después sentarse a pocos centímetros de mí.
—¿Y bien? —me preguntó con su mirada fija en mi.

—Sí, bueno, debemos leer de la página 40 a la 60, y hacer un reporte de lo leído—l e dije tratando de calmarme.

—No hablaba de eso, me refería a tu nombre, apellido y edad.

—Yo no creo que deba responder a todo eso, es que… —estaba a punto de negarme, pero el chico se acercó tanto que podía sentir su aliento golpeando mis mejillas, por lo que mi nerviosismo aumentó y respondí sin pensar—. Me llamo María Callagán, tengo 16 años, soy virgo, vivo sola en mi casa y mi perro se llama Browny.

—Ya veo, entonces eres igual de común que los demás humanos— me dijo con una mirada fría, analizándome.

—Pues… —estaba a punto de negarlo, puesto que no me consideraba en lo más mínimo “común” a pesar de que muriera por serlo; pero una chica que se sentaba a lado, me robó las palabras.

—Estás equivocado querido, ella es el bicho más raro que puedas encontrar—hizo una pausa para después continuar—. Hay varios rumores que corren sobre ella, muchos dicen que es una bruja, ella siempre ve a través de las personas, por eso no tiene ni un sólo amigo, es por esa razón que terminó siendo invisible y a la vez temida por todos.

Yo sólo bajé mi mirada hacia mi asiento, lágrimas amenazaban con brotar de un momento a otro, y las comisuras de mis labios se curvaban una y otra vez.

—Jum— soltó el chico nuevo un monosílabo con total amargura, y luego me miró, pero vi como sus ojos se oscurecían—. Eso la hace aún más interesante.

—Que tontería—exclamó la chica, para después volverse hacia su compañero.

—Dime, ¿qué ves en mí?—me preguntó con una sonrisa un tanto arrogante el Chico nuevo.

—Te enfadarás… —le dije, evitando mirarlo a los ojos; pero una enorme curiosidad me invadió, y al saber que podía satisfacerla, lo observé, y aquella maldición con la que había nacido me atrapó—. Ocultas algo, tus intenciones están alejadas de ser puras, tu corazón está sumido en la oscuridad, y tienes miedo de que no vuelva a brillar, tienes miedo, y lo escondes al igual que tu inmenso odio…

Sus ojos parecían estar a punto de salirse de sus cuencas, mientras que yo no podía ni parpadear, nunca me había encontrado una persona así, alguien que al ver lo que habitaba dentro el, sintiera un extraño desasosiego, y a la vez curiosidad, mucha curiosidad.

—Bueno, como veo que ya han avanzado lo suficiente como para estar platicando, les dejaré una investigación a fondo sobre el tema, así que espero de verdad que ambos tengan tiempo hoy— nos riñó el profesor.

Las clases siguieron sin importar nada, hoy era el día más alocado de mi vida. En cada una de las clases me había pasado evitando al Chico nuevo, como si mi propia vida dependiera de ello.
Ese sentimiento que me había provocado al ver dentro de él, era sumamente extraño e incómodo, y como cualquier ser humano, le tenía miedo a lo desconocido.

El timbre que indicaba el final de las clases sonó, bendito sonido, pensé. Salí rápidamente del salón y me encaminé hacia la puerta, pero un fuerte agarrón me detuvo.

—Nos vemos en tu casa a las 7 de la tarde —me susurró en el oído el chico de nuevo ingreso.

—Pero Chico nuevo, no sabes donde vivo —murmuré con dificultad.

—Eso piensas tú— me dijo para después dar media vuelta y marcharse—. Y no soy “Chico nuevo” llámame Demon.

Eso simplemente me aterrorizó, pero lo más extraño era que para estar excesivamente asustada, seguí mi trayecto con una sonrisa en mis labios, diminuta, pero ahí estaba.



Siento si es algo corto, pero creo que igual fue correcto dejarlo hasta aquí. ¡Gracias por leer! ;D

 

¡Gracias a todos por leer, sus “Me gusta” y por sus bellos comentarios! Disfruté cada uno de ellos, y me hizo muy feliz saber que les gustó. Por favor, lean tranquilamente. *O*


Segundo capítulo: Un corazón acelerado…¿Sin razón?

Después de aquello tomé el autobús hacia mi hogar, que se encontraba alejado de todo ese bullicio.

Me senté en el último asiento, pegada a la ventana.
Estuve observando las calles, aquellas calles que formaban parte de mi ciudad natal.

Apenas y había personas caminando por ahí, si no se encontraban en sus trabajos, estaban ya en sus casas, era extraño, pero siempre obscurecía más temprano aquí; ya que a las cinco de la tarde el sol ya comenzaba a ocultarse.
Al llegar a mi hogar, la preocupación que se esfumó por unos minutos, continuó poniéndome nerviosa.

Entré y mi perro Browny me dio una grata bienvenida, tirándome y pasando su lengua por toda mi cara. Era un dálmata, y uno muy hermoso. Él me hacía compañía en todo momento, mi padre nunca estaba en casa ya que él trabajaba en el extranjero, y mi madre nos había abandonado hace 13 años, no hubo rastro alguno de ella, sólo quedó una carta, la cual había quemado mi padre antes de que yo pudiera leerla.

—Gracias compañero —le dije a Browny con un tono nostálgico, mientras recargaba mi cabeza en su lomo.

Los recuerdos me abordaron, pero sabía que ese no era el momento para ponerse a llorar, tenía cosas más preocupantes de las cuales ocuparme, como que un chico al que apenas conocía había quedado de ir visitarme a mi casa, la cual se suponía que le era desconocida su ubicación.

Me levanté y me dirigí a la cocina, si no podía evitar que viniera, por lo menos debería atenderlo como se debía; así que empecé a preparar un postre. Sí, debía admitirlo, me encantaba cocinar, para mí era un arte que estaba dispuesta a practicar. Batir, mezclar, colar, freír, hornear; amaba hacer cada una de esas cosas.

Mi casa era de dos pisos y era de madera, a mamá siempre le había gustado ese tipo de casa, hogareñas y sencillas, nada moderno; y yo compartía su agrado. En la planta baja se encontraba la sala-comedor, y una amplia cocina, y en la parte de arriba había tres cuartos, uno que era el de mis padres, uno para huéspedes y mi habitación, los tres siguiendo el estilo de la casa.

Después de aplicar mis habilidades culinarias en un panque de chocolate, y haber limpiado mi desastre en la cocina, me dirigí a mi habitación. Faltaba media hora para que Demon llegara, y como nunca antes, sentí una necesidad de arreglarme; otra sensación nueva para mí.

No lo había pensado hasta ese momento pero, era la primera vez que un chico, a parte de papá, visitaba mi casa. Me empecé a frustrar, ¿cómo debía lucir?, ¿qué debía ponerme?, ¿qué iba a decir mientras él estuviera aquí?

Revisé todo mi armario, y por primera vez, creí que no tenía nada de ropa. Lo mejor que pude encontrar fueron unos pantalones de mezclilla y una blusa holgada morada.

No me consideraba en lo absoluto bonita. Yo era delgada, por no decir flaca, era bajita, apenas alcanzaba el metro y medio, mi cabello era lacio, largo y castaño, y mis ojos eran azules; nada de mi persona era destacable.

De pronto el timbré sonó, haciendo eco por toda la casa, los ladridos de Browny remplazaron el toqué, y yo seguía sin moverme. Estaba muy nerviosa, lo sentía; el calor en mis mejillas y mis piernas que parecía gelatina eran la prueba de ello. Después de unos minutos pararon de temblar y se fueron escaleras abajo. Llegué en poco segundos al pie de la puerta, y posteriormente la abrí.

Ahí estaba él, con unos pantalones negros ajustados y una playera blanca apretada. No sabía porqué, pero mi corazón se aceleró como nunca al ver sus negros ojos tras sus espesas pestañas, su tersa y blanca tez, su rebelde cabello azabache y su sonrisa arrogante.

—María —murmuró.

Me tardé medio minuto para poder responder.

—Demon —conseguí decir en un tartamudeo.
Yo estaba perdida, disipada en sus ojos.

—¿Me dejarás pasar? —terció mirando hacia el interior de la casa.

—¡Ah, um, sí!, lo siento fue descortés de mi parte —le dije nerviosa; esto no me gustaba, cuando estaba cerca de él, crecía un extraño sentimiento en mí—. Pasa.

Demon entró a la casa y recorrió con la miraba cada rincón de ella. Avanzó unos pasos, para luego detenerse al ver cómo mi perro bajaba apresurado y empezaba a gruñirle y ladrarle.
Se me hizo muy extraño, era característico de Browny primero analizar a la persona con su olfato y después dedicarle miles de lengüetazos; era raro verlo actuar de una manera tan salvaje a la hora de conocer a una persona.

—Tranquilo —murmuró Demon con una voz neutra, al tiempo en que se inclinaba y le daba palmadas en la cabeza a Browny; y como si fuera magia, el perro se calmó.

—Tienes talento con los animales —dije sin pensar. Yo aún no tenía el derecho ni la confianza para decirle algo como eso.

—Si tú lo dices… —respondió. Y para mi gran alivio mi comentario anterior no le había resultado insultante, ya que me dedicó lo que pareció ser una sonrisa, o al menos algo muy afín.

—B-bueno, si gustas sentarte en el sofá, para empezar a estudiar —Tomé mi mochila que se encontraba a lado de la puerta y saqué un cuaderno, un libro y mi lapicera, posteriormente me senté en el sofá y empecé a redactar el informe que nos habían dejado.

Siempre que estudiaba, daba todo de mí, mi entorno desaparecía, y en el mundo sólo quedábamos mis cuadernos o libros y yo. Mi mano empezó a escribir rápidamente, después de varios segundos me perdí en mi universo.

—Ya pasaron más de 20 minutos, y ni siquiera me has dirigido la mirada u ofrecido algo para tomar o comer —me susurró enfadado, con una mirada que daba algo de miedo.

Me sobresalté por el cambio tan brusco de mundos al escuchar su voz, de la fantasía a la realidad. Tan pronto capté sus palabras, sentí como una especie de calor se apoderaba de mi cara, posé mis manos en mis mejillas; estaba caliente.

Me levanté rápidamente del sillón y empecé a servir el postre que había preparado. Iba con un plato en cada mano, y por cosas del destino, por mala suerte, o por cuestiones del azar, Browny se me cruzó entre las piernas, haciendo que perdiera el equilibrio. Cerré mis ojos y esperé el dolor en toda mi parte trasera apareciera, pero la espera fue en vano, nunca llegó.
En vez de eso, sentí como un fuerte brazo me sujetó por la cintura. De pronto los ladridos de mi perro llenaron el lugar.

Abrí mis ojos lentamente, y me encontré con la cara de Demon extremadamente cerda de mí, viendo a través de mí con esos orbes obscuros que tan nerviosa me ponían.

—¡Kyaa! —grité con fervor, al tiempo en que me separaba rápidamente de él, y me tapaba la cara con ambas manos, estaba exageradamente avergonzada.

Vi por los espacios entre mis dedos como él me observaba sin emoción alguna, para después dar unos pasos hacia mi persona y estirar su brazo, ofreciéndome el plato con el postre intacto.

Retiré mis manos de mi rostro color carmesí, y tomé el postre.
Sin decir ni una sola palabra, ambos nos sentamos en la pequeña mesa de madera que se encontraba en medio de la cocina, tomamos de un bote que se encontraba en el centro de la mesa una cuchara cada quien, y empezamos a degustar mi postre.

—¿Por qué te apartaste así minutos atrás?, ¿acaso me tienes miedo? —me preguntó, al tiempo en que se inclinaba hacia mí, provocando que yo me retirara un poco.*
—Yo…—una parte de mí quería mentirle, tal vez era lo correcto, pero flaqueé de una manera vergonzosa y grosera—. Sí, tengo miedo, tú me inspiras miedo.
Al momento que medité mis propias palabras, me tapé de nuevo mi cara con ambas manos, me sentía igual o más avergonzada.
Estuvimos segundos o incluso varios minutos en mutismo, hasta que escuché una pequeña risa proveniente de mi visitante, que después se transformaron en verdaderas carcajadas. Retiré mis manos, y lo observé detenidamente.
—Me alegro de que pienses así, eso está bien —murmuró entre risas.
Yo no supe que decir, simplemente estaba muda. Y para agregarle, a mi cara el término “color de jitomate”, le iba de perlas.
Era desgarradoramente estresante no saber que me ocurría.



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Beteado por Fernanda. Gracias Linda, por corregirme mis horrores, prometo mejorar con mi y el, y no molestarte mucho.

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J Gracias de nuevo. :3

Bueno, sé que es bastante corto, básicamente es puro slice of life, y puedo ser muy poco interesante; ¡pero prometo para la próxima un capítulo mejor!, uno que de verdad les guste y disfruten muchísisismo. :3 Gracias por leer un poco de mí. C: